Heidegger, fenomenologia, hermenêutica, existência

Dasein descerra sua estrutura fundamental, ser-em-o-mundo, como uma clareira do AÍ, EM QUE coisas e outros comparecem, COM QUE são compreendidos, DE QUE são constituidos.

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decisión

quarta-feira 13 de dezembro de 2023

Si queremos la esencia de la ciencia, en el sentido de ese firme mantenerse, cuestionando y al descubierto, en medio de la inseguridad de la totalidad del ente, entonces esta voluntad esencial instituye para nuestro pueblo un mundo suyo del más íntimo y extremo riesgo, es decir, su verdadero mundo espiritual. Pues “espíritu” no es ni la sagacidad vacía, ni el juego de ingenio que a nada compromete, ni el ejercicio sin fin del análisis intelectual, ni una razón universal, sino que espíritu es el decidirse, originariamente templado y consciente, por la esencia del ser. Y el mundo espiritual de un pueblo no es una superestructura cultural como tampoco un arsenal de conocimientos y valores utilizables, sino que es el poder que más profundamente conserva las fuerzas de su raza y de su tierra, y que, como tal, más íntimamente excita y más ampliamente conmueve su existencia. Sólo un mundo espiritual garantiza al pueblo la grandeza; pues obliga a que la permanente DECISIÓN entre la voluntad de grandeza y el dejarse llevar a la decadencia sea la ley que rige la marcha que nuestro pueblo ha emprendido hacia su historia futura. Heideggeriana  : UniversidadeAlemana  

De la DECISIÓN del estudiantado alemán de mantenerse firme en el destino alemán con todo su apremio viene una voluntad de esencia de la Universidad. Esa voluntad es una verdadera voluntad, en la medida en que el estudiantado alemán, por medio de la nueva legislación estudiantil [”El nuevo derecho estudiantil” hace referencia a los inicios de la reforma legislativa — comenzada en mayo de 1933 y finalizada en 1935 —, por la que, en aplicación del Führerprinzip, se unificaban las asociaciones estudiantiles y se sometían a una estricta organización jerárquica.], se pone a sí mismo bajo la ley de su esencia y con ello delimita esta esencia por vez primera. Darse a sí mismo la ley es la suprema libertad. La tan celebrada “libertad académica” es expulsada de la Universidad alemana; pues, por puramente negativa, era inauténtica. Significaba predominantemente ausencia de preocupación, DECISIÓN a capricho de propósitos e inclinaciones, ausencia de compromiso en el hacer y omitir. El concepto de libertad del estudiante alemán es ahora cuando vuelve a su verdad. En lo sucesivo, la vinculación y el servicio del estudiantado alemán se desarrollarán a partir de él. Heideggeriana  : UniversidadeAlemana

Que tales cosas acontezcan o no, depende tan sólo de que nos queramos todavía, o más bien de nuevo, como pueblo histórico-espiritual, o de que abandonemos tal querer. Cada individuo también decide, incluso precisamente cuando evita esta DECISIÓN. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

En esta proximidad es donde se consuma, si lo hace, la DECISIÓN sobre si acaso el dios y los dioses se niegan a sí mismos y permanece la noche, si acaso alborea el día de lo sacro, si puede comenzar de nuevo en ese amanecer de lo sacro una manifestación de dios y de los dioses y cómo será. Pero lo sacro, que es el único espacio esencial de la divinidad, que es también lo único que permite que se abra la dimensión de los dioses y el dios, sólo llega a manifestarse si previamente, y tras largos preparativos, el ser mismo se ha abierto en su claro y llega a ser experimentado en su verdad. Sólo así comienza, a partir del ser, la superación de ese desterramiento por el que no sólo los hombres, sino la esencia del hombre, vagan sin rumbo. Heideggeriana: CartaHumanismo

La frase que dice: la esencia del hombre reside en el ser en el mundo tampoco alberga una DECISIÓN sobre si el hombre es en sentido metafísico-teológico un ser que sólo pertenece al acá o al más allá. Heideggeriana: CartaHumanismo

Pero, suponiendo que esa atenta sumisión no sea ni la forma única, ni la apropiada, de escuchar atentamente, entonces tendremos que plantear una vez más la pregunta: ¿estamos a la escucha de la interpelación de la proposición del fundamento? Esta vez, empero, prestamos atención al hecho de que sólo escuchamos de verdad una interpelación cuando correspondemos a aquello a lo que ella, propiamente, nos exhorta. ¿Habla, pues, en la interpelación de la proposición [204] del fundamento, una exhortación? ¿Y escuchamos, atendiendo, al lugar desde donde la poderosa proposición fundamental habla? Hemos de confesar que no. ¿En qué medida? En la medida en que no escuchamos ni nos paramos a pensar con la suficiente nitidez y DECISIÓN en lo que la proposición del fundamento propiamente dice. Heideggeriana: Fundamento1956  

Nihilismo — que del ser mismo no hay nada — para el pensar metafísico significa siempre y exclusivamente: del ente en cuanto tal no hay nada. La metafísica, por lo tanto, se cierra ella misma el camino para experimentar la esencia del nihilismo. En la medida en que la metafísica somete a DECISIÓN en cada caso la afirmación o la negación del ente en cuanto tal y considera que su primera y última tarea se halla en la correspondiente explicación del ente desde un fundamento que es, ha cometido, inadvertidamente, la inadvertencia de que ya con la preeminencia de la pregunta por el ente en cuanto tal el ser mismo queda fuera y, quedando fuera, entrega el pensar de la metafísica a su propio modo, es decir a dejar fuera ese permanecer fuera en cuanto tal y a no dejarse involucrar en ese dejar fuera. En la medida en que este pensar que se ha vuelto histórico como metafísica pertenece por su esencia al ser mismo, en la medida en que piensa desde el desocultamiento del ente en cuanto tal, también lo impropio del nihilismo se determina desde el ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer  

Lo que se requiere y se exige en B es el intento explícito y consciente, y que se justifique conscientemente, de desvalorizar los valores supremos válidos hasta el momento, de destituirlos como valores supremos. Pero esto significa, al mismo tiempo, la DECISIÓN de tomarse en serio el estadio intermedio que provoca la desvalorización de los valores supremos mientras se mantiene este mundo como realidad única, la DECISIÓN de tomárselo en serio y de ser en él como estadio histórico. Ahora el nihilismo ya no es un proceso histórico que, como espectadores, tenemos simplemente frente a nosotros, fuera de nosotros o incluso detrás de nosotros; el nihilismo se revela como la historia de nuestra propia época, una historia que le marca su espacio de acción y por la que somos requeridos. No estamos en esta historia como en un espacio indiferente en el que se podrían adoptar a discreción posiciones y puntos de vista. Esta historia es el modo mismo en el que estamos y nos movemos, el modo mismo en que somos. La desvalorización de los valores supremos válidos hasta el momento llega al estadio de su destitución y de su derribo. Pero puesto que incluso al derribarlos se trata aún de los valores que deben determinar el ente en su totalidad, puesto que con la caducidad de los valores supremos válidos hasta el momento el ente, en el sentido de lo real accesible aquí y ahora, se vuelve carente de valor, pero no desaparece sino que, por el contrario, se hace valer más aún como aquello que, por el derribo de los valores anteriores, está necesitado de nuevos valores, por ello la destitución de los valores válidos hasta el momento está en sí misma y necesariamente en camino hacia una nueva posición de valores. Con la destitución de los valores válidos hasta el momento, el mundo que antes era sólo este mundo de aquí se vuelve lo único que es en su totalidad; el ente en su totalidad está ahora, por así decirlo, fuera de la distinción entre aquí y más allá. La destitución de los valores supremos válidos hasta el momento lleva consigo, pues, un cambio del ente en su totalidad, con lo que se torna cuestionable dónde y cómo es aún licito hablar de ente y de ser. Dicho de otro modo: la nueva posición de valores no puede ya llevarse a cabo de manera tal que en el mismo lugar de los valores supremos válidos hasta el momento, lugar que, claro está, entretanto habría quedado vacío, se pusieran simplemente, en lugar de aquellos, nuevos valores. Heideggeriana: NiilismoEuropeu  

En una confrontación pensante con un pensador no se trata de que una “opinión  ” se oponga a otra, de que un “punto de vista” sea refutado por otro. Todo eso es exterior e inesencial. Confrontación no quiere decir, para nosotros: “polémica” sabihonda y “crítica” vanidosa. Confrontación significa aquí meditación sobre la verdad que está sometida a DECISIÓN, a una DECISIÓN que no es tomada por nosotros sino que, en cuanto historia del ser, es dictada por éste para nuestra historia. A nosotros no nos queda aquí más que, o bien insistir en “opiniones” y aferrarnos a “puntos de vista” — entre los que hay que contar el pretendido estar “libre de todo punto de vista” —, o bien romper con todo lo que tiene que ver con opiniones y puntos de vista, abandonar todos los pareceres y representaciones corrientes, para entregarse únicamente a un saber originario. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Así hay, hoy en día, una concepción conocida por todos, la concepción “antropológica”, que exige que se interprete el mundo a la imagen del hombre y que se suplante la metafísica por la “antropología” . En todo ello ya se ha tomado una particular DECISIÓN acerca de la relación del hombre con el ente en cuanto tal. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

¿Podemos sorprendernos de que Sócrates  , ante esta sabiduría de Protágoras  , dijera de él (Platón  , Teeteto, 152 b): “es de suponer que, siendo (Protágoras) un hombre sabio, no habla (en su sentencia acerca del hombre como metron panton chrematon) simplemente por hablar”? El modo en el que Protágoras determina la relación del hombre respecto del ente no hace más que recalcar la limitación del desocultamiento del ente al respectivo entorno de la experiencia que se hace del mundo. Esta limitación presupone que impera el desocultamiento del ente, más aún, que ese desocultamiento ya ha sido experimentado como tal y elevado al saber como carácter fundamental del ente mismo. Esto ocurrió en las posiciones metafísicas fundamentales de los pensadores del inicio de la filosofía occidental: en Anaximandro  , Heráclito   y Parménides. La sofistica, dentro de la que se cuenta a Protágoras como su principal pensador, sólo es posible sobre la base y como un derivado de la sophia  , es decir de la interpretación griega del ser como presencia y de la determinación griega de la esencia de la verdad como aletheia   (desocultamiento). El hombre es en cada caso la medida de la presencia y el desocultamiento mediante la mesura y la limitación que se atiene a lo abierto más próximo, sin negar lo cerrado más lejano ni arrogarse una DECISIÓN sobre su presencia y ausencia. Aquí no hay en ningún lado la menor huella de que se piense que el ente en cuanto tal tenga que regirse por el yo basado sobre sí mismo como sujeto, de que este sujeto sea el juez de todo ente y de su ser, y de que, gracias a esa función judicial, decida desde la certeza incondicionada sobre la objetividad de los objetos. Aquí, por último, tampoco hay huella de ese proceder de Descartes   que intenta incluso demostrar como incondicionalmente cierta la esencia y la existencia de Dios. Si pensamos en los cuatro “momentos” que determinan la esencia de la metafísica puede decirse ahora lo siguiente respecto de la sentencia de Protágoras: 1) El “yo” se determina para Protágoras por la pertenencia, en cada caso limitada, a lo desoculto del ente. El ser sí mismo del hombre se funda en la fiabilidad del ente desoculto y de su entorno. 2) El ser tiene el carácter esencial de la presencia. 3) La verdad es experimentada como desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

4) ¿De qué manera el hombre, en esta metafísica, recoge y da la medida para la verdad del ente? Con lo anterior, esta pregunta ya ha recibido su respuesta. Puesto que el hombre se ha convertido esencialmente en el subiectum y la entidad se ha vuelto equivalente a la re-presentatividad y la verdad a la certeza, el hombre dispone aquí esencialmente del ente en cuanto tal en su totalidad, pues proporciona la medida para la entidad de cualquier ente. En el hombre en cuanto subiectum se encuentra ahora la DECISIÓN esencial acerca de qué habrá de afirmarse en general como ente. El hombre es quien tiene, conscientemente y como tarea, esta disposición. El sujeto es “subjetivo” por y en el hecho de que la determinación del ente, y con ella la del hombre mismo, no se encuentra ya estrechada por ningún límite sino que lo ha perdido en todo respecto. La relación con el ente es el avasallante pro-ceder hacia la conquista y el dominio del mundo. El hombre le da al ente la medida en cuanto determina desde sí y en referencia a sí lo que es lícito que valga como ente. Dar la medida es arrogarse la medida por medio de la cual el hombre, en cuanto subiectum, queda fundado como centro del ente en su totalidad. Hay que tener muy en cuenta, sin embargo, lo siguiente: el hombre no es aquí el yo aislado egoísta, sino que es “sujeto”, lo que quiere decir que el hombre emprende una ilimitada explotación del ente por vía de la representación y el cálculo. En la esencia de la nueva posición metafísica del hombre como subiectum se halla el fundamento de que la ejecución del descubrimiento y de la conquista del mundo, así como las respectivas iniciativas en esa dirección, tienen que ser asumidas y llevadas a cabo por individuos eminentes. La concepción moderna del hombre como “genio” tiene como presupuesto metafísico la determinación de la esencia del hombre como sujeto. A la inversa, el culto del genio y sus desviaciones no son, por lo tanto, lo esencial de la humanidad moderna, así como tampoco lo son el “liberalismo” y el autogobierno de los estados y las naciones en el sentido de las “democracias” modernas. Que los griegos hubieran pensado al hombre como “genio” es tan inimaginable como profundamente ahistórica la opinión de que Sófocles   era un “hombre genial”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Este “algo” a cuya conservación está referida exclusivamente la justicia es la voluntad de poder. Esta nueva “justicia” ya no tiene nada que ver con una DECISIÓN sobre lo justo y lo injusto de acuerdo con una jerarquía y una medida verdadera, existente en sí, sino que la nueva justicia es activa, y sobre todo “agresiva”, sólo desde su propio poder pone lo que deba llamarse justo e injusto. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Si la historia fuera una cosa podría aún resultar convincente que se exigiera estar “por encima” de ella para poder conocerla. Pero si la historia no es una cosa, y si nosotros mismos, al ser de modo histórico, somos también ella misma, el intento de estar “por encima” de la historia es quizá una aspiración que jamás podrá alcanzar el lugar desde donde tomar una DECISIÓN histórica. Presumiblemente, la meditación sobre la esencia más originaria de la metafísica nos conduce a la cercanía del lugar de tal DECISIÓN. Esta meditación es equivalente a la intelección de la esencia del nihilismo europeo según la historia del ser. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En los cuatro respectos se experimenta y se reivindica ya de antemano, aunque de manera implícita y quizás por el momento inexplicitable, a este Uno y Mismo: la referencia del hombre al ser. La estructura unitaria señalada por los cuatro respectos no es otra cosa que la relación del hombre con el ente, la conformación esencial de esa relación. Esta relación del hombre con el ente, que es la que se experimenta inmediata y exclusivamente, quizás sea lo que es sólo porque el hombre, en cuanto tal, está en referencia al ser. ¿Cómo habría de relacionarse el hombre con el ente, es decir experimentar el ente en cuanto ente, si no le fuera concedida la referencia al ser? Trataremos de aclararlo con una indicación particular. Suponiendo que quedara encubierta toda huella de la esencia de la historia y fuera denegado todo esclarecimiento de lo que es la historia en cuanto tal, también permanecería oculto el ente que llamamos histórico. En ese caso no sólo no podrían entrar en juego jamás la indagación, la comunicación y la tradición historiográfica, tampoco habría nunca ni en ninguna parte experiencia histórica ni, previamente, DECISIÓN y acción histórica. Y sin embargo, experimentamos los acontecimientos históricos y tomamos conocimiento de los relatos historiográficos como si fueran algo obvio. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Se dice: las cosas iguales están dadas antes que la igualdad y el ser igual. Estos últimos tenemos que hacer que se nos den sólo por medio de una reflexión especial. A la igualdad sólo la podemos “abstraer” con posterioridad a partir de las cosas iguales previamente percibidas. Pero esta acreditada explicación se queda en la superficie. No es posible aclarar suficientemente el estado de cosas hasta tanto no se lo traslade a un sólido entorno cuestionante. Efectivamente, con el mismo derecho, o incluso con mayor derecho, podemos también decir lo contrario: la igualdad y el ser igual en general nos son previamente “dados”, y sólo a la luz de este darse podemos preguntar si dos cosas son iguales bajo tal o cual respecto. Cómo podría acometerse una investigación y una DECISIÓN respecto del ser igual si éste no estuviera ya de alguna manera a la vista, es decir, previamente dado? La pregunta sigue siendo: ¿qué quiere decir aquí y allí “dado” y “ser dado”. Si pensamos de modo griego recibiremos de los pensadores griegos una primera y clara elucidación del estado de cosas. Nos dicen: las cosas que son, las cosas coloreadas e iguales, son proteron pros emas, “son previas, anteriores, en referencia a nosotros” que las percibimos. Lo que se quiere decir no es que las cosas tengan que “existir” ya antes de nosotros; sino que, vistas en referencia a nosotros, más concretamente a nuestro percibir y captar cotidianos, las cosas iguales se revelan, es decir, son presentes propiamente como tales, previamente. ¿Previamente a qué? Previamente a la igualdad y al ser igual. Dentro de la sucesión de pasos que recorre nuestro percibir, percibimos en primer lugar las cosas que son iguales y a lo sumo después, aunque no necesariamente, la igualdad y el ser igual en forma expresa. Pero de esto se desprende entonces de manera inequívoca que la igualdad y el ser igual, y todo ser, es posterior al ente, por lo tanto no a priori  . Ciertamente es posterior, posterior pros emas, con respecto a nosotros, al modo y a la sucesión de pasos con que nos dirigimos a él como a algo explícitamente conocido, pensado y cuestionado. En el orden temporal   de la captación y observación expresa que nosotros llevamos a cabo, el ente, por ejemplo las cosas que son iguales, son proteron, previas a la igualdad, al ser igual. En el orden aludido, el ente es “previo — también podríamos decir: más vuelto hacia nosotros — que el ser. El orden de acuerdo con el cual se determina aquí el antes y el después es la sucesión de nuestro conocer. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Voy a dar una orientación acerca de la dialéctica en la medida en que ello es importante para la comprensión de la fenomenología. En este asunto no cabe pretender obtener una DECISIÓN formalista acerca de ello, digo una DECISIÓN formalista que tuviese importancia objetiva, por cuanto que la cuestión de la relación entre dialéctica y fenomenología sólo cabe entrar a discutirla de verdad cuando ello venga exigido por la investigación concreta. Esos vacíos programas concernientes a método [esas grandes contraposiciones metodológicas de carácter previo y formal   MJR] no hacen sino estropear la ciencia. Heideggeriana: Hermeneutica1923

2. La universalización del problema del ser. También aquí el problema se ha vuelto hoy extraño, e incluso se lo hace extraño por medio de un movimiento que aparentemente renueva la ontología y la metafísica. Es una extendida mala comprensión de la ontología, proveniente del kantismo, opinar que, cuando se plantea un problema ontológico, se toma una DECISIÓN gnoseológica en favor del realismo, puesto que éste hace valer el ente-en-sí. Heideggeriana: TranscendenciaST  

Lo que convierte al hombre en el lugarteniente de la nada es el hecho de que el Dasein   esté inmerso en la nada sobre el fundamento de la angustia oculta. Tan finitos somos, que precisamente no somos capaces de trasladarnos originariamente delante de la nada mediante una DECISIÓN y voluntad propias. Tan abismalmente ahonda y socava la finidad en el Dasein, que a nuestra libertad se le niega la finitud más propia y profunda. Heideggeriana: QueMetafisica

Si la pregunta por el ser como tal es de veras la pregunta que abarca toda la metafísica, entonces la pregunta por la nada se revela tal que engloba la totalidad de la metafísica. Pero la pregunta por la nada también atraviesa toda la metafísica, desde el momento en que nos obliga a situarnos ante el problema del origen de la negación, es decir, en el fondo, ante la DECISIÓN acerca de la legitimidad del dominio de la “lógica” en la metafísica. Heideggeriana: QueMetafisica

Pero, ¿con qué vara tenemos y debemos medir a la ciencia? Esa es la cuestión que debe ser la DECISIÓN. Esta ya había sido, de inmediato, algo vivo antes de la irrupción de la Primera Guerra Mundial, para un pequeño círculo de jóvenes alemanes. Su más grande exhortador, aún no del todo comprendido, fue Federico Nietzsche  , el último gran filósofo de los alemanes. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Pero, a final de este siglo, anticipando de lejos lo venidero, se paraba solitario, el filósofo. Y sin embargo la DECISIÓN acerca del sentido de la ciencia y sobre la esencia de la universidad, no cabía que se la tomase aún [noch konnte nicht   fallen  ]. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Con la constatación de vencedores y vencidos no se acierta, de ninguna manera, con la auténtica DECISIÓN; porque la DECISIÓN es una DECISIÓN espiritual. Concierne a la mentalidad y a la actitud de todos los pueblos. La Primera Guerra Mundial constituye para cualquier pueblo la gran prueba de si éste será capaz de transformar de un modo en sí mismo histórico y espiritual este acontecimiento. La Primera Guerra Mundial es la cuestión que se hace a cada pueblo en particular, de si lo que desean estos mediante este acontecimiento es envejecer o rejuvenecer. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Saber quiere decir: estar a la altura de la DECISIÓN y del proceder de la tarea, que se ha de acometer siempre, sea ésta cultivar el campo o cortar un árbol, o indagar las leyes de la naturaleza o poner en evidencia [herausstellen  ] el poder de la historia. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Nuestras mancomunadas reflexiones las cumpliremos en tres pasos: I. como meditación acerca de la posición [Standort] de nuestro preguntar — la Introducción. II. como minuciosa indagación de algunas cuestiones esenciales — la Parte Principal. III. como preparación de una DECISIÓN nacida de un tal preguntar — el Final. Heideggeriana: FilosofiaAlema  

Y sólo porque estamos puestos en la patencia del ente — tocados por su ser y amenazados por su no-ser — lo que significa, [estar] en la verdad, entonces podemos decidir entre ser y no-ser, y resolvernos por aquello que no es ente aún — algo que debe ser, y que nos sale al encuentro como cometido y misión — persistimos en su resolución, es decir ser históricos — esto significa mantenerse dentro [mitten Innestehen] entre la amenaza del ser y del no-ser y la conquista del ser frente al no-ser. Por medio de este mantenerse dentro, el acontecer de la historia se pone a DECISIÓN — es, lo que él es. Heideggeriana: FilosofiaAlema

Y, a pesar de todo ello, puede suponerse en ello una respuesta. A saber, entonces, cuando logremos entender que: no se trata de ver, si ahora hemos aprendido a conocer ciertas determinaciones nuevas de conceptos acerca de la historia, la verdad y el lenguaje, sino si nos hemos damos cuenta, de que en nuestro preguntar se está preparando una DECISIÓN. Heideggeriana: FilosofiaAlema

La DECISIÓN es esta: si concebir este conflicto [Widerstreit] de lo esencial e inesencial como algo necesario o no concebirlo, y, en consecuencia, intentar siempre hacer a un lado lo inesencial o negar lo esencial — o incluso preparar un insípido equilibrio entre ambos. Heideggeriana: FilosofiaAlema

Esta verdadera libertad histórica como la autonomía del reconocimiento de pueblo a pueblo no precisa de una sociedad aparentemente organizada en una “Liga de las Naciones”. Empero, la liberación de un pueblo para sí mismo, acontece a través del estado. El estado no como aparato, ni como obra de arte, ni como limitación de la libertad — sino en tanto que deja en franquía para la libertad interna de todas las potencias del pueblo de acuerdo a la legalidad de su jerarquía más interna. Un estado es solamente en la medida que llega a ser, llega a ser el ser histórico del ente llamado pueblo. La verdadera libertad histórica de los pueblos de Europa   es, sin embargo, el supuesto para que el occidente retorne nuevamente hacia sí mismo histórica — y espiritualmente, y a-segure [sicher-stellt] su destino en la gran DECISIÓN de la Tierra frente a lo Asiático. Heideggeriana: FilosofiaAlema

Este juego se escapa de lo serio de la DECISIÓN que siempre de un modo o de otro compromete (schuldig   macht  ). Poetizar es por ello enteramente inofensivo. E igualmente es ineficaz, puesto que queda como un hablar y decir. No tiene nada de la acción que inmediatamente se inserta en la realidad y la transforma. La poesía es como un sueño, pero sin ninguna realidad, un juego de palabras sin lo serio de la acción. La poesía es inofensiva e ineficaz. ¿Qué puede ser menos peligroso que el mero lenguaje? Al llamar a la poesía “la más inocente de las ocupaciones”, todavía no hemos concebido su esencia. Pero al menos indicamos por dónde debemos buscarla. La poesía crea su obra en el dominio y con la “materia” del lenguaje. ¿Qué dice Hölderlin   sobre el lenguaje? Oigamos una segunda palabra del poeta. dos — En un bosquejo fragmentario que data del mismo tiempo 1800 que el citado pasaje de la carta, dice el poeta: “Pero el hombre vive en cabañas recubriéndose con un vestido recatado, pues mientras es más íntimo, es más solícito y guarda su espíritu, como la sacerdotisa la flama celeste, que es su entendimiento. Y por eso se le ha dado el albedrío y un poder superior para ordenar realizar lo semejante a los dioses y se le a dado al hombre el más peligroso de los bienes, el lenguaje, para que con él cree y destruya, se hunda y regrese a la eternamente viva, a la maestra madre, para que muestre lo que es, que ha heredado y aprendido de ella lo que tiene de más divino, el amor que todo lo alcanza” ( IV, 246). Heideggeriana: EssenciaPoesia  

¿Quién es el hombre? Aquel que debe mostrar lo que es. Mostrar significa por una parte patentizar y por otra que lo patentizado queda en lo patente. El hombre es lo que es aun en la manifestación de su propia existencia. Esta manifestación no quiere decir la expresión del ser del hombre suplementaria y marginal, sino que constituye la existencia del hombre. Pero qué debe mostrar el hombre? Su pertenencia a la tierra. Esta pertenencia consiste en que el hombre es el heredero y aprendiz en todas las cosas. Pero éstas están en conflicto. A lo que mantiene las cosas separadas en conflicto, pero que igualmente las reúne, Hölderlin llama “intimidad”. La manifestación de la pertenencia a esta intimidad acontece mediante la creación de un mundo, así como por su nacimiento, su destrucción y su decadencia. La manifestación del ser del hombre y con ello su auténtica realización acontece por la libertad de la DECISIÓN. Esta aprehende lo necesario y se mantiene vinculada a una aspiración más alta. El ser testimonio de la pertenencia al ente en totalidad acontece como historia. Pero para que sea posible esta historia se ha dado el habla al hombre. Es un bien del hombre. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Pero ¿en qué sentido es un “bien” para el hombre éste que es el más peligroso? El habla es su propiedad. Dispone de ella con el fin de comunicar experiencias, decisiones, estados de ánimo. El habla sirve para entender. Como instrumento eficaz para ello es un “bien”. Sólo que la ausencia del habla no se agota en eso de ser un medio de entenderse. Con esta determinación no tocamos su propia esencia, sino que indicamos nada más una consecuencia de su esencia. El habla no es sólo un instrumento que el hombre posee entre otros muchos, sino que es lo primero en garantizar la posibilidad de estar en medio de la publicidad de los entes. Sólo hay mundo donde hay habla, es decir, el círculo siempre cambiante de DECISIÓN y obra, de acción y responsabilidad, pero también de capricho y alboroto, de caída y extravío. Sólo donde rige el mundo hay historia. El habla es un bien en un sentida más original. Esto quiere decir que es bueno para garantizar que el hombre puede ser histórico. El habla no es un instrumento disponible, sino aquel acontecimiento que dispone la más alta posibilidad de ser hombre. Debemos primero asegurarnos de esa esencia del habla, para concebir verdaderamente el campo de acción de la poesía y a ella misma. ¿Cómo acontece el habla? Para encontrar la respuesta a esta pregunta, reflexionemos sobre una tercera palabra de Hölderlin. tres — Tropezamos con esta palabra en un proyecto grande y desarrollado para el poema incompleto que comienza: “Reconciliador en que tú nunca has creído… (IV, 162 y 339 s.) El hombre ha experimentado mucho Nombrado a muchos celestes, desde que somos un diálogo y podemos oír unos de otro (IV, 343), Heideggeriana: EssenciaPoesia

Porque todo ha sido puesto a DECISIÓN: la historia, la naturaleza, los dioses y los ídolos, el puesto del hombre en medio del ente y las condiciones, disposiciones y medidas para su estabilidad, por ello es que han de ser puestas en movimiento, necesaria y originariamente, por igual, todas las fuerzas y ámbitos de operación del hombre. Heideggeriana: EuropaFilosofia  

La verdad ahora es una propiedad del enunciado y significa la concordancia de la proposición con la cosa. Todo ha sido puesto de cabeza. Anteriormente, la pujanza y supremacia de lo patente era el ámbito, desde donde surgía la palabra y el decir; ahora, es el enunciado el lugar y el sitio de la DECISIÓN de la verdad sobre el ente. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Con todo, de lo que se trata es precisamente de traer y poner a DECISIÓN esta opinion previa recién en su verdad, esto es, en su no-verdad; es decir, se trata de plantear de nuevo de una forma tan originaria la pregunta fundamental de la filosofía por la esencia del Ser, para que con ello se pregunte, a su vez y en primer lugar, sobre qué fundamento haya se ser fundada la esencia del ser. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Ese espacio abierto acontece en medio de lo ente. Muestra un rasgo esencial que ya nombramos. A lo abierto le pertenece un mundo y la tierra. Pero el mundo no es simplemente ese espacio abierto que corresponde al claro, ni la tierra es eso cerrado que corresponde al encubrimiento. Antes bien, el mundo es el claro de las vías de las directrices esenciales a las que se ajusta todo decidir. Pero cada DECISIÓN se funda sobre un elemento no dominado, oculto, desorientador, pues de lo contrario no sería nunca tal DECISIÓN. La tierra no es simplemente lo cerrado, sino aquello que se abre como elemento que se cierra a sí mismo. Mundo y tierra son en sí mismos, según su esencia, combatientes y combativos. Sólo como tales entran en la lucha del claro y el encubrimiento. Heideggeriana: ObraArte

La verdad se establece en la obra. La verdad sólo se presenta como el combate entre el claro y el encubrimiento en la oposición alternante entre mundo y tierra. La verdad, en tanto que dicho combate entre mundo y tierra, quiere establecerse en la obra. El combate no debe ser apagado ni concluido en un ente traído delante propiamente para este fin, sino que debe abrirse a partir de este ente. Siendo esto así, dicho ente debe albergar en su seno los rasgos esenciales del combate. En el combate se conquista la unidad de mundo y tierra. Al abrirse, un mundo le ofrece a una humanidad histórica la DECISIÓN sobre victoria y derrota, bendición y maldición, señorío y esclavitud. El mundo en eclosión trae a primer plano lo aún no decidido, lo que aún carece de medida y, de este modo, abre la oculta necesidad de medida y DECISIÓN. Heideggeriana: ObraArte

Pero desde el momento en que un mundo se abre, la tierra comienza a alzarse. Se muestra como aquella que todo lo soporta, como aquella que se esconde en su ley y se cierra constantemente a sí misma. El mundo exige su DECISIÓN y su medida y hace que lo ente alcance el espacio abierto de sus vías. Mientras soporta y se alza la tierra aspira a mantenerse cerrada confiándole todo a su ley. El combate no es un rasgo en el sentido de una desgarradura, de una mera grieta que se rasga, sino que es la intimidad de la mutua pertenencia de los contendientes. Este rasgo separa a los contrincantes llevándolos hacia el origen de su unidad a partir del fundamento común. Es el rasgo o plano fundamental. Es el rasgo o perfil que dibuja los trazos fundamentales de la eclosión del claro de lo ente. Este rasgo no rasga o separa en dos a los contrincantes, sino que lleva la contraposición de medida y límite a un rasgo o contorno único. Heideggeriana: ObraArte

Esos forasteros de igual corazón, igualmente decididos por la donación y el rehúso que se les destina. Los detentores de la verdad del ser (Seyn  ), en la que el ente se erige en simple dominio esencial de cada cosa y aliento. Los más serenos testigos de la calma más serena, en la que una imperceptible sacudida vuelve la verdad hacia su esencia desde la confusión de todas las correcciones calculadas: mantener oculto lo más oculto, el estremecimiento de la DECISIÓN de los dioses que pasa, el esenciarse del ser (Seyn). Heideggeriana: EreignisFuturos  

Ocaso, mentado en sentido esencial, es el camino a la callada preparación de lo venidero, del instante y del sitio, en los que cae la DECISIÓN acerca del advenimiento y la falta de los dioses. Este ocaso es el primer comienzo de todos. Pero la in-esencia del ocaso va por su propio y otro camino y es ensacarse, ya no poder, cesar tras la apariencia de lo gigantesco y masivo y de la primacía de la organización ante lo que ella debe cumplir. Heideggeriana: EreignisFuturos

Nos desplazamos al espacio-tiempo de la DECISIÓN sobre la huida y la llegada de los dioses. Pero ¿cómo? ¿Llegará a ser lo uno o lo otro un suceso futuro, debe determinar lo uno o lo otro la espera constructiva? ¿O es la DECISIÓN la apertura de un espacio-tiempo completamente diferente para una verdad, por cierto la primera verdad fundada del ser , el acontecer-apropiador? Pero ¿y si aquel ámbito de DECISIÓN en conjunto, huida o advenimiento de los dioses, fuera justamente el final mismo? ¿Y si, más allá de eso, el ser debiera comprenderse por primera vez en su verdad como el acontecer-apropiador, que como tal hace acontecer Aquello que denominamos denegación? No se trata de una huida ni de un advenimiento, pero tampoco de algo que fuera tanto una huida como conjuntamente un advenimiento, sino de algo originario, el pleno   concederse del ser en la denegación. Aquí se funda el origen del estilo futuro, e. d. del comportamiento en la verdad del ser. Heideggeriana: EreignisDeus  

¿Pero no es el último dios una degradación del Dios, incluso la blasfemia sin más? ¿Pero cómo, si es necesario que el último dios sea llamado así, por qué hace descender entre los dioses la DECISIÓN sobre ellos, elevando de este modo a lo más alto la esencia singular de lo divino? El último dios es algo sobre lo cual resulta imposible cualquier saber, si aquí pensamos calculadoramente y tomamos este “último” sólo como un término y un final, en lugar de tomarlo como la más extrema y fulmínea DECISIÓN sobre lo más alto. ¿Pero cómo se puede querer pensar lo divino calculando, en lugar de meditar sobre el peligro de algo extraño e incalculable? Heideggeriana: EreignisDeus

Este estado de indigencia pertenece necesariamente al llamado imperioso del hacer señas. Solamente lo que suena en tal prestar oídos y dispone para la amplitud es capaz de preparar para la disputa de tierra y mundo, para la verdad del Ahí, y a través de éste el sitio del instante de la DECISIÓN y, así, de la disputa y con ello del albergar en el ente. Heideggeriana: EreignisDeus

Si este llamado del más extremo hacer señales, el secretisimo acontecimiento-apropiador, sucede aún una vez abiertamente, o si la necesidad enmudece y falta todo dominio, y si, cuando el llamado tiene lugar, es entonces percibido, si el salto en el ser-ahí y con ello, a partir de su verdad, la vuelta se hace aún historia, en esto se decide el futuro del hombre. El puede espoliar y devastar los planetas con sus maquinaciones aún por siglos, lo gigantesco de este impulso puede “desarrollarse” hacia lo inimaginable y asumir la forma de una aparente rigurosidad, de disciplinar el desierto como tal; la grandeza del ser, mientras tanto, permanece ocluida, puesto que no tiene ya lugar DECISIÓN alguna acerca de la verdad y no verdad y sobre su esencia. Tan sólo se calcula el saldo del éxito y el fracaso de las maquinaciones. Este calcular se extiende hacia una presunta “eternidad”, que no es ninguna eternidad sino sólo el etcétera infinito de la fugacidad completamente devastada. Heideggeriana: EreignisDeus

El ser, como lo más singular y menos frecuente, lo opuesto a la nada, habrá de retraerse de la masificación del ente; y toda historia, allí donde ella declina en su propia esencia, sólo estará al servicio de esta retirada del ser en su verdad más plena. Todo lo público, en cambio, se desplegará en sus éxitos y derrotas persiguiéndose vertiginosamente, de acuerdo a su manera peculiar, teniendo una vaga impresión de la nada de todo lo que sucede. Sólo entre esta masa y los auténticamente sacrificados se han de buscar y encontrar los pocos y sus alianzas, para poder vislumbrar que a ellos les sucede algo oculto, aquel paso fugaz, en oposición a todo arrastrar hacia lo veloz a cada “suceder”, para hacerlo al punto completamente manipulable y presto para ser consumido sin dejar resto. La inversión y confusión de las preguntas y de los ámbitos de las preguntas no será ya posible, porque la verdad del ser mismo, en la merma más aguda de su escisión, habrá llevado a la DECISIÓN las posibilidades esenciales. Este instante histórico no es ningún “estado ideal  ”, porque resulta siempre contrario a la esencia de la historia; antes bien, este instante es el acontecer apropiador de aquella vuelta, en la que la verdad del ser llega al ser de la verdad, puesto que el dios precisa del ser, y el hombre, como ser-ahí, debe haber fundado la pertenencia al ser. Entonces el ser es, por este instante, en cuanto el más íntimo intersticio igual a la nada; el dios supera al hombre y el hombre sobrepuja al dios, por así decir, inmediatamente, y por cierto ambos sólo en el acontecimiento-apropiador que es la verdad del ser mismo. Heideggeriana: EreignisDeus

En la metafísica se lleva a cabo la meditación sobre la esencia de lo ente así como una DECISIÓN sobre la esencia de la verdad. La metafísica fundamenta una era, desde el momento en que, por medio de una determinada interpretación de lo ente y una determinada concepción de la verdad, le procura a ésta el fundamento de la forma de su esencia. Este fundamento domina por completo todos los fenómenos que caracterizan a dicha era y viceversa, quien sepa meditar puede reconocer en estos fenómenos el fundamento metafísico. La meditación consiste en el valor de convertir la verdad de nuestros propios principios y el espacio de nuestras propias metas en aquello que más precisa ser cuestionado (1). Heideggeriana: ImagemMundo

La física moderna se llama matemática porque aplica una matemática muy determinada en un sentido eminente. Pero sólo puede proceder de esta manera, matemáticamente, porque en un sentido más profundo ya es matemática. ta mathemata   significa para los griegos aquello que el hombre ya conoce por adelantado cuando contempla lo ente o entra en trato con las cosas: el carácter de cuerpo de los cuerpos, lo que las plantas tienen de planta, lo animal de los animales, lo humano de los seres humanos. A esto ya conocido, es decir, a lo matemático, aparte de lo ya enumerado también pertenecen los números. Cuando vemos tres manzanas sobre la mesa nos damos cuenta de que son tres. Pero es que ya conocemos el número tres, la triplicidad. Esto quiere decir que el número es algo matemático. Es precisamente porque los números representan del modo más imperioso eso que es siempre ya conocido y por lo tanto son lo más conocido de las matemáticas, por lo que el nombre de matemáticas quedó reservado para todo lo tocante a los números. Pero esto no quiere decir en absoluto que la esencia de las matemáticas esté determinada por lo numérico. La física es el conocimiento de la naturaleza en general y particularmente el conocimiento de lo que tiene un carácter corpóreo y material en su movimiento, pues esto corpóreo se muestra de modo inmediato y penetra todo lo natural, aunque sea de distintas maneras. Pues bien, si ahora la física se configura expresamente bajo una forma matemática, esto significa que, gracias a ella y por mor de ella, algo se constituye por adelantado y de modo señalado como lo ya conocido. Esta DECISIÓN afecta nada menos que al proyecto de lo que a partir de ese momento deberá ser naturaleza en aras del conocimiento de la naturaleza que se persigue: la cohesión de movimientos, cerrada en sí misma, de puntos de masa que se encuentran en una relación espacio-temporal. En este rasgo fundamental de la naturaleza, que hemos decidido, están incluidas, entre otras, las siguientes determinaciones: movimiento significa cambio de lugar. Ningún movimiento ni dirección del movimiento destaca respecto al resto. Todo lugar es igual a los demás. No hay ningún punto temporal que tenga supremacía sobre otro. Toda fuerza se determina por aquello, o lo que es lo mismo, es sólo aquello que tiene como consecuencia el movimiento, esto es, la magnitud del cambio de lugar en la unidad de tiempo. Todo proceso debe ser considerado a partir de este rasgo fundamental de la naturaleza. Sólo desde la perspectiva de este rasgo fundamental puede volverse visible como tal un fenómeno natural. Este proyecto de la naturaleza se asegura desde el momento en que la investigación física se vincula a él por adelantado en todos y cada uno de los pasos de su cuestionar. Esta vinculación, el rigor de la investigación, tiene su particular carácter propio de acuerdo con cada proyecto. El rigor de las ciencias matemáticas de la naturaleza es la exactitud. Aquí, todos los procesos que quieran llegar a la representación como fenómenos de la naturaleza, han de ser determinados de antemano como magnitudes espacio-temporales de movimiento. Esta determinación se lleva a cabo en la medición realizada con ayuda del número y el cálculo. Pero la investigación matemática de la naturaleza no es exacta por el hecho de que calcule con exactitud, sino que tiene que calcular así, porque su vinculación con su sector de objetos tiene el carácter de la exactitud. Por el contrario, todas las ciencias del espíritu, e incluso todas las ciencias que estudian lo vivo, tienen que ser necesariamente inexactas si quieren ser rigurosas. Cierto que también se puede entender lo vivo como una magnitud de movimiento espacio-temporal, pero entonces ya no se capta lo vivo. La inexactitud de las ciencias históricas del espíritu no es ningún defecto, sino únicamente un modo de satisfacer una exigencia esencial para este tipo de investigación. En realidad, el proyecto y el modo de asegurar el sector de objetos de las ciencias históricas, además de ser de otro tipo, resulta mucho más difícil de cara a medir su rendimiento que el rigor de las ciencias exactas. Heideggeriana: ImagemMundo

La palabra ‘imagen’ hace pensar en primer lugar en la reproducción de algo. Según esto, la imagen del mundo sería una especie de cuadro de lo ente en su totalidad. Pero el término ‘imagen del mundo’ quiere decir mucho más que esto. Con esa palabra nos referimos al propio mundo, a él, lo ente en su totalidad, tal como nos resulta vinculante y nos impone su medida. ‘Imagen’ no significa aquí un calco, sino aquello que resuena en el giro alemán: ‘wir sind über etwas im Bilde’, es decir, ‘estamos al tanto de algo’. Esto quiere decir que la propia cosa se aparece ante nosotros precisamente tal como está ella respecto a nosotros. Hacerse con una imagen de algo significa situar a lo ente mismo ante si para ver qué ocurre con él y mantenerlo siempre ante sí en esa posición. Pero aún falta una determinación esencial en la esencia de la imagen. “Estar al tanto de algo” no sólo significa que lo ente se nos represente, sino que en todo lo que le pertenece y forma parte de él se presenta ante nosotros como sistema. “Estar al tanto” también implica estar enterado, estar preparado para algo y tomar las consiguientes disposiciones. Allí donde el mundo se convierte en imagen, lo ente en su totalidad está dispuesto como aquello gracias a lo que el hombre puede tomar sus disposiciones, como aquello que, por lo tanto, quiere traer y tener ante él, esto es, en un sentido decisivo, quiere situar ante sí. Imagen del mundo, comprendido esencialmente, no significa por lo tanto una imagen del mundo, sino concebir el mundo como imagen. Lo ente en su totalidad se entiende de tal manera que sólo es y puede ser desde, el momento en que es puesto por el hombre que representa y produce. En donde llega gen del mundo, tiene lugar una DECISIÓN esencial sobre lo ente en su totalidad. Se busca y encuentra el ser de lo ente en la representabilidad de lo ente. Heideggeriana: ImagemMundo

El fenómeno fundamental de la Edad Moderna es la conquista del mundo como imagen. La palabra imagen significa ahora la configuración de la producción representadora. En ella, el hombre lucha por alcanzar la posición en que puede llegar a ser aquel ente que da la medida a todo ente y pone todas las normas. Como esa posición se asegura, estructura y expresa como visión del mundo, la moderna relación con lo ente se convierte, en su despliegue decisivo, en una confrontación de diferentes visiones del mundo muy concretas, esto es, sólo de aquellas que ya han ocupado las Posiciones fundamentales extremas del hombre con la suprema DECISIÓN. Para esta lucha entre visiones del mundo y conforme al sentido de la lucha, el hombre pone en juego el poder ilimitado del cálculo, la planificación y la corrección de todas las cosas. La ciencia como investigación es una forma imprescindible de este instalarse a sí mismo en el mundo, es una de las vías por las que la Edad Moderna corre en dirección al cumplimiento de su esencia a una velocidad insospechada por los implicados en ella. Es con esta lucha entre las visiones del mundo con la que la Edad Moderna se introduce en la fase más decisiva y, presumiblemente, más duradera de toda su historia. Heideggeriana: ImagemMundo

(1) Esta meditación no es ni necesaria para todos ni realizable o tan siquiera soportable por todos. Por el contrario, la falta de meditación forma buena parte de las distintas etapas de la realización y la empresa. Sin embargo, el cuestionamiento de la meditación nunca cae en la ausencia de fundamento y la incuestionabilidad, porque pregunta previamente por el ser. Para la meditación, el ser es siempre lo más digno de ser cuestionado. En él, la meditación encuentra la mayor resistencia externa, lo que le impele a ajustar cuentas con eso ente que se ha deslizado en la luz de su ser. La meditación sobre la esencia de la Edad Moderna sitúa al pensamiento y la DECISIÓN en el campo de influencia de las fuerzas esenciales propias de esta Edad. Dichas fuerzas actúan tal como actúan, sin dejarse afectar por las valoraciones cotidianas. Frente a ellas, sólo queda la disponibilidad para la resolución o la huida a la ahistoricidad. Pero para eso no basta con asentir a la técnica o plantear absolutamente la “movilización total” — cuando ha sido reconocida como existente — a partir de una posición incomparablemente más esencial. De lo que se trata en primer lugar y siempre es de comprender la esencia de la era a partir de la verdad del ser que reina en ella, porque sólo así se experimenta al mismo tiempo aquello que es más digno de ser cuestionado y que soporta y vincula desde el fundamento a un crear en dirección al porvenir, dejando atrás a lo que está ahí para que la transformación del hombre se convierta en una necesidad surgida del propio ser. Ninguna época se deja relegar por el poder de una negación. La negación sólo elimina al negador. Pero para poder seguir en el futuro afirmándose en su esencia, la Edad Moderna exige, gracias a su esencia, un alcance y una originariedad de la meditación para las que tal vez estemos preparando ya algo los que vivimos, pero que no podemos llegar a dominar todavía. Heideggeriana: ImagemMundo

Ahora bien, para Protágoras, lo ente sigue refiriéndose al hombre en tanto que ego  . ¿De qué tipo es esa referencia al Yo? El ego permanece en el círculo de aquello desocultado que le ha sido adjudicado a él mismo como siendo ése. De esta forma capta todo lo que está presente en ese círculo como eso que es. Esta captación de lo presente se funda en la permanencia en el interior del círculo del desocultamiento. Por medio de la permanencia junto a lo presente, la pertenencia del Yo a lo presente es. Esta pertenencia a lo presente abierto delimita a éste frente a lo no presente. El hombre recibe y preserva la medida para aquello que se presenta o ausenta a partir de dicho límite. En una restricción a lo que se desoculta en cada ocasión, el hombre se da a sí mismo la medida que limita cada vez a un ‘sí mismo’ con relación a esto y aquello. El hombre no dispone la medida a partir de un Yo aislado al que tiene que supeditarse todo ente en su ser. El nombre de la relación fundamental griega con lo ente y su desocultamiento es el metron (medida), desde el momento en que se compromete a restringiese al círculo de desocultamiento limitado por el Yo y, de este modo, reconoce el ocultamiento de lo ente y la imposibilidad de DECISIÓN respecto a su presencia o ausencia o, también, respecto a la apariencia de esa presencia y ausencia. Por eso dice Protágoras (Diels, “Fragmente der Vorsokratiker  ”; Protágoras B, 4): “En lo tocante a saber algo sobre los dioses (lo que en griego quiere decir “contemplar” algo, “ver” algo), no tengo capacidad ni para decir qué son ni qué no son ni cómo puede ser su aspecto (idea  ).” “En efecto, son muchas las cosas que nos impiden captar a lo ente como tal; tanto la falta de apertura (el ocultamiento) de lo ente, como la brevedad de la historia del hombre.” Heideggeriana: ImagemMundo

De entre los pensadores, son pensadores esenciales aquellos cuyo pensamiento único piensa en dirección de una única y suprema DECISIÓN, ya sea en el modo de una preparación de tal DECISIÓN o en el de un decidido llevarla a cabo. La capciosa palabra “DECISIÓN”, ya casi desgastada por el uso, suele usarse hoy en día preferentemente cuando ya todo está hace tiempo decidido o por lo menos se lo toma como tal. El abuso casi increíble de la palabra “DECISIÓN” [Entscheidung  ] no puede disuadirnos, sin embargo, de conservarle ese contenido en virtud del cual está referida a la escisión [Scheidung] más íntima y a la distinción [Unterscheidung  ] más extrema. Ésta es la distinción entre el ente en su totalidad, lo que incluye a dioses y hombres, mundo y tierra, y el ser, cuyo dominio es lo que permite o rehúsa a todo ente ser el ente que es capaz de ser. Heideggeriana: VontadePoder  

La suprema DECISIÓN que puede tener lugar y que se convierte en cada caso en el fundamento de toda historia, es la que se da entre el predominio del ente y el dominio del ser. Por ello, siempre que se piensa expresamente el ente en su totalidad, y cualquiera que sea el modo en que se lo haga, el pensar está en la zona de peligro de esta DECISIÓN. Ésta no es nunca hecha ni llevada a cabo en primer lugar por un hombre. Su defección y su dirimir deciden, en cambio, sobre el hombre y, de otro modo, sobre el dios. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche es un pensador esencial porque en un sentido decidido, en un sentido que no esquiva la DECISIÓN, piensa en dirección de esa DECISIÓN y prepara su advenir, sin apreciar ni dominar, no obstante, su oculta envergadura. Heideggeriana: VontadePoder

Pues ésa es la otra característica que distingue al pensador: que en virtud de su saber llega a saber en qué medida no puede saber algo esencial. Pero a este saber del no saber y en cuanto no saber no debemos confundirlo de ningún modo con lo que, en las ciencias, por ejemplo, se concede como límite del saber y limitación de los conocimientos. En este caso se piensa en el hecho de que la capacidad humana de comprensión es finita. Con el no conocer de lo que aún puede conocerse acaba el conocer corriente. Con el saber de lo que no puede saberse comienza el saber esencial del pensador. El investigador científico pregunta para llegar a respuestas utilizables. El pensador pregunta para fundar la dignidad de ser cuestionado [Fragwürdigkeit  ] del ente en su totalidad. El investigador se mueve siempre sobre el terreno de lo ya decidido: que hay naturaleza, que hay historia, que hay arte, que todos ellos pueden convertirse en objeto de estudio. Para el pensador no hay nada de ese tipo; se encuentra en la DECISIÓN acerca de qué hay en general y de qué es el ente. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche está en una DECISIÓN, lo mismo que todo pensador occidental antes de él. Al igual que ellos afirma la preponderancia del ente frente al ser, sin saber lo que hay en tal afirmación. Pero, al mismo tiempo, Nietzsche es aquel pensador occidental que lleva a cabo de manera incondicionada y definitiva la afirmación de esta preponderancia del ente, con lo que se coloca en el más duro rigor de la DECISIÓN. Esto se hace visible en que Nietzsche, con su pensamiento único de la voluntad de poder, piensa anticipadamente el acabamiento de la época moderna. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche es la transición desde el período preparatorio de la modernidad — calculado historiográficamente, la época entre 1600 y 1900 — al comienzo de su acabamiento. La extensión temporal de este acabamiento nos es desconocida. Presumiblemente será, o bien muy breve y catastrófica o bien, por el contrario, muy prolongada, en el sentido de que se instituya lo ya alcanzado con una capacidad de durar cada vez mayor. En el estadio actual de la historia del planeta no habrá ya lugar para medianías. Pero puesto que la historia, por su propia esencia, se funda en una DECISIÓN sobre el ente que ella misma no ha tomado ni puede tomar, esto puede decirse, con sus rasgos propios y su acento peculiar, de toda época de la historia. Sólo desde allí recibe cada época su respectiva delimitación histórica. Heideggeriana: VontadePoder

La posición adoptada hasta ahora en occidente en y respecto de la DECISIÓN entre el predominio del ente y el dominio del ser, es decir la afirmación de aquella preponderancia, se ha desplegado y construido en un pensar que puede designarse con el nombre de “metafísica”, “-física” alude aquí a lo “físico” en el sentido originariamente griego de ta physei onta  , “el ente que consiste y presencia desde sí”. “Meta” quiere decir: por encima y más allá de algo, aquí: por encima del ente. ¿Hacia dónde? Respuesta: hacia el ser. El ser es, pensado metafísicamente, aquello que se piensa, desde el ente como su determinación más general y hacia el ente como su fundamento y su causa. La representación cristiana de que todo el ente es causado por una causa primera es metafísica, en especial la visión griego-metafísica del relato de la creación del Antiguo Testamento. La idea ilustrada de que todo el ente está gobernado por una razón universal es metafísica. Se toma al ente como aquello que exige una explicación. En cada caso el ente posee una preeminencia, en cuanto medida, en cuanto fin, en cuanto realización del ser. Incluso allí donde se piensa el ser como un “ideal” para el ente, como aquello que tiene que ser y como el modo en que tiene que ser cada ente, si bien el ente individual se halla subordinado al ser, en su totalidad el ideal está al servicio del ente, de la misma manera en que, por lo general, todo poder depende de lo que domina. Pero de la esencia de todo auténtico poder también forma parte, sin embargo, pasar por alto, o más aún, tener que pasar por alto esta dependencia, es decir, no admitirla jamás. Heideggeriana: VontadePoder

El pensamiento nietzscheano de la voluntad de poder piensa el ente en su totalidad de manera tal que el fundamento histórico metafísico de la época actual y la época futura se vuelve visible y al mismo tiempo, determinante. El dominio determinante que ejerce una filosofía no se deja medir por lo que es conocido de ella en su expresión literal, tampoco por el número de sus “partidarios” y “representantes”, y aún menos por la “literatura” a la que da lugar. Incluso cuando ya no se conozca ni siquiera el nombre de Nietzsche, lo que su pensar tuvo que pensar seguirá dominando. A todo pensador que piensa en dirección de la DECISIÓN lo mueve y lo consume la preocupación por un estado de necesidad que no puede aún ser sentido y experimentado en vida del pensador en el círculo de su influencia, historiográficamente comprobable pero inauténtica. Heideggeriana: VontadePoder

En el pensamiento de la voluntad de poder Nietzsche piensa anticipadamente el fundamento metafísico del acabamiento de la modernidad. En el pensamiento de la voluntad de poder llega de antemano a su acabamiento el pensamiento metafísico mismo. Nietzsche, el pensador del pensamiento de la voluntad de poder, es el último metafísico de occidente. La época cuyo acabamiento se despliega en su pensamiento, la época moderna, es una época final. Esto quiere decir: una época en la que, en algún momento y de algún modo, surgirá la DECISIÓN histórica de si esta época final será la conclusión de la historia occidental o bien la contrapartida de un nuevo inicio. Recorrer el curso de pensamientos que conduce a Nietzsche a la voluntad de poder significa: ponerse bajo la mirada de esa DECISIÓN histórica. Heideggeriana: VontadePoder

Desde el momento en el que el pensamiento de la voluntad de poder se le presentó con toda su claridad y DECISIÓN (alrededor del año 1884 hasta las últimas semanas de su pensar, a finales del año 1888) Nietzsche luchó por conseguir una configuración pensante de este pensamiento único. En sus planes y proyectos, esta configuración tomó la forma de lo que él mismo llamó, de acuerdo con la tradición, obra capital. Pero esta “obra capital” no llegó nunca a terminarse. No sólo no llegó nunca a terminarse sino que no llegó nunca a ser una “obra” en el sentido en que lo son las obras de la filosofía moderna, del tipo de las Meditationes de prima philosophia   de Descartes, la Fenomenología del espíritu de Hegel  , las Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad humana y los objetos con ella relacionados de Schelling  . Heideggeriana: VontadePoder

Respecto de esta observación hay que preguntarse, sin embargo: 1) ¿Quiénes son los “nosotros” que tienen esta representación del “ser” como “vida”? 2) ¿Qué quieren decir estos “nosotros” con “vida”? 3) ¿De dónde proviene la experiencia fundamental y cómo está fundada? 4) ¿Qué se entiende por el “ser” que es interpretado como “vida”? 5) ¿Dónde y cómo se toma la DECISIÓN de esta interpretación? Del pasaje citado deducimos en primer lugar sólo lo siguiente: la “vida” es la medida fundamental para apreciar algo como ente o no ente. Una concepción del ser más viva que la que lo comprende en el sentido de la vida, no resulta pensable. Por otra parte, nos habla, a nosotros y a nuestra experiencia más natural, de la manera más inmediata y convincente. Por lo tanto, caracterizar a una metafísica como biologismo sólo puede significar la mayor distinción y un modo de atestiguar su ilimitada “cercanía a la vida”. Heideggeriana: VontadePoder

Qué sea lo viviente y que tal cosa sea, es algo que no decide nunca la biología en cuanto biología, sino que el biólogo, en cuanto biólogo, hace uso de esa DECISIÓN como algo que ya ha ocurrido, un uso ciertamente necesario para él. Pero si el biólogo, en cuanto tal persona   determinada, toma una DECISIÓN acerca de lo que debe considerarse como viviente, entonces no lleva a cabo esa DECISIÓN en cuanto biólogo, ni con los medios y las formas de pensamiento y de demostración propios de su ciencia, sino que habla como metafísico, como un hombre que, más allá de la región correspondiente, piensa el ente en su totalidad. Heideggeriana: VontadePoder

Más allá de una mera acumulación de conocimientos, toda ciencia sólo es saber, es decir custodia de un auténtico conocimiento preñado de DECISIÓN y que contribuye a crear historia, en la medida en que — expresado en el modo de pensar tradicional — piensa metafísicamente. Más allá del dominio meramente calculante de una región, toda ciencia sólo es un auténtico saber en cuanto se fundamenta metafísicamente, o cuando ha comprendido que esa fundamentación es una necesidad inamovible para su consistencia esencial. Heideggeriana: VontadePoder

Sólo lo que el pensar racional representa y pone en seguro tiene derecho a la rúbrica: ente que es. El supremo y único tribunal en cuyo campo visual y en cuya jurisdicción se decide qué es ente y qué no ente, es la razón. En ella se encuentra la extrema DECISIÓN previa acerca de lo que quiera decir ser. Heideggeriana: VontadePoder

En estas palabras se halla lo decisivo acerca de la concepción nietzscheana del conocimiento, del mismo modo en que, al comienzo de la nota antes comentada, la sentencia “La estimación de valor “creo que esto y esto es así” como esencia de la “verdad”” decía lo decisivo acerca de la verdad. Se trata de comprender que esta última expresión y la ahora citada se copertenecen íntimamente y poseen una raíz común. Para esto no debe ocuparnos de ninguna manera de dónde provienen, calculadas historiográficamente, las influencias que inciden en esta concepción de la verdad y del conocimiento, sino que lo que nos importa es la cuestión de hacia dónde señala esa concepción dentro de la posición metafísica fundamental de Nietzsche y qué es lo que por su intermedio, respecto de la cuestión de la verdad, se somete a una DECISIÓN más perfilada, o incluso a una DECISIÓN que sólo entonces resulta visible. No: ¿de dónde lo tiene?, sino: qué da con ello? “No “conocer”, sino esquematizar.” Señalemos nuevamente: “conocer” está también entre comillas, lo mismo que “verdad” en la otra nota. Esto quiere decir: conocer no es “conocer”, en el presunto sentido de una copia que recibe y transcribe, sino “esquematizar”. Ya nos habíamos encontrado con el concepto de schema al hacer una primera aclaración de la esencia de la razón y el pensar en el sentido de un representar de acuerdo con las categorías y sus esquemas. Presumiblemente, la interpretación nietzscheana del conocer como “esquematizar” estará históricamente en conexión con la esencia de la razón y del uso de las categorías; históricamente quiere decir: esta concepción del conocimiento como “esquematizar” está en el mismo ámbito de DECISIÓN que el pensar platónico-aristotélico, aunque Nietzsche no haya “tomado” el concepto de esquema de Aristóteles   historiográficamente, es decir recurriendo a opiniones pasadas. Heideggeriana: VontadePoder

Entenderse en sentido esencial y entenderse como mero acuerdo son dos cosas fundamentalmente diferentes. Aquél es el fundamento de un ser-hombre histórico, éste sólo una consecuencia y un medio; aquél es la suprema necesidad y DECISIÓN, éste sólo un recurso y algo ocasional. La opinión corriente cree, sin embargo, que entenderse es ya una concesión y una debilidad, la renuncia a confrontarse. Ignora totalmente que el entenderse en sentido esencial es la lucha suprema y más difícil, más difícil que la guerra e infinitamente alejada de todo pacifismo. Entenderse es la lucha suprema por los fines esenciales que erige sobre sí una humanidad histórica. Por ello, en la situación histórica actual, entenderse sólo puede querer decir tener el valor de plantearse esta única pregunta: si occidente se considera aún capaz de crear una meta por encima de él y de su historia o si, por el contrario, prefiere hundirse en la salvaguarda e intensificación de los intereses comerciales y vitales y contentarse con la apelación a lo habido hasta el momento como si fuera lo absoluto. Heideggeriana: VontadePoder

Cualquiera que sea el modo en el que tenga que responderse a estas preguntas, de ellas desprendemos lo siguiente: el principio   de no contradicción y lo que él dice se refieren a una pregunta fundamental de la metafísica. Por ello, ya sea que Nietzsche interprete la imposibilidad a la que se alude en él en el sentido de una incapacidad subjetiva del hombre — dicho simplemente: como una predisposición biológica que está allí delante —, ya sea que esta interpretación sólo sea a su vez una capa superficial, en cualquier caso Nietzsche se mueve en el ámbito del pensar metafísico, de ese pensar que tiene que decidir sobre la esencia del ente. Y no se mueve dentro de esta región en contra de su voluntad o, menos aún, sin saberlo, sino que lo hace a sabiendas, y sabiéndolo de manera tan decisiva que en los párrafos siguientes del n. 516 penetra en regiones de DECISIÓN esenciales de la metafísica. Un signo exterior de ello es ya que introduzca la discusión en sentido propio con una alusión a Aristóteles. Esto no implica sólo el establecimiento de un contacto historiográfico con una opinión doctrinal anterior, sino una cierta recuperación del terreno histórico sobre el que descansa la propia interpretación nietzscheana de la esencia del pensar, del tener-por-verdadero y de la verdad. Heideggeriana: VontadePoder

Era necesario intercalar esta observación para que no nos tomemos con demasiada ligereza la postura que adopta Nietzsche respecto de Aristóteles a propósito de la interpretación del principio de no contradicción, para que nos esforcemos en seguir el paso propio de Nietzsche del modo más claro y preciso posible. Pues de lo que aquí se trata es de la DECISIÓN sobre los principios supremos de la metafísica y lo que quiere decir lo mismo, de la esencia más íntima del pensar metafísico, del pensar y de la verdad en general. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche reconoce que en el principio de no contradicción está presupuesta una proposición sobre el ente en cuanto tal, pero desconoce que esta presuposición es la única y propia posición de este principio llevada a cabo por Aristóteles. Pero dejemos ahora este desconocimiento. En su lugar, preguntemos otra cosa. Si Nietzsche insiste con tanta DECISIÓN en que se indague lo que está presupuesto en el principio de no contradicción, él mismo tendrá que preguntar en esa dirección. Tendrá que aclarar qué se dice sobre el ente, desde el momento en que la presuposición del principio de no contradicción consiste en una DECISIÓN sobre el ente. Pero Nietzsche no pregunta qué se establece sobre el ente en esta presuposición, pues lo verdadero del principio no puede estar para él en lo que contiene, sino que lo verdadero del principio consiste en el modo en que es un tener-por-verdadero, en cómo pone lo que en él está puesto. Por consiguiente, Nietzsche plantea la pregunta de si es posible en general una posición tal que establezca qué es en esencia el ente y en caso afirmativo, cual sería el carácter que únicamente podría tener. Sólo con la caracterización del carácter de posición de la posición que constituye la presuposición del principio de no contradicción, se comprende en su esencia, en sentido nietzscheano, el tener-por-verdadero que se enuncia en el principio de no contradicción. Heideggeriana: VontadePoder

De todos modos, con mayor razón tenemos que dirigir ahora a Nietzsche la pregunta: ¿quién ordena aquí y a quién?, ¿de dónde y cómo se llega en el ámbito del pensar y el conocer, en el ámbito de la verdad, a órdenes, a algo que tenga el carácter de una orden? Por el momento no vemos más que lo siguiente: si el principio de no contradicción es el principio supremo del tener-por-verdadero, si, en cuanto tal, sostiene y posibilita la esencia del tener-por-verdadero, y si el carácter de la posición de este principio es una orden, entonces la esencia del conocimiento tiene en lo más íntimo el tipo esencial de la orden. El conocer, sin embargo, en cuanto re-presentar del ente, de lo consistente, es, en cuanto aseguramiento de la existencia consistente, una constitución esencial necesaria de la vida misma. Por lo tanto la vida tiene, en sí, en su vitalidad, el rasgo esencial de ordenar. El aseguramiento de la existencia consistente de la vida humana se lleva a cabo, por consiguiente, en una DECISIÓN sobre lo que deba valer en general como ente, sobre lo que quiera decir ser. Heideggeriana: VontadePoder

¿Cómo acontece esta DECISIÓN? ¿Tiene lugar formulando una definición de “ser” o aclarando el sentido de la palabra “ser? ¡Lejos de ello! Ese acto fundamental, y por lo tanto lo esencial del aseguramiento de la existencia consistente, consiste en colocar al ser viviente “hombre” en la trayectoria visual de una perspectiva dirigida a algo así como ente y en mantenerlo en movimiento dentro de ella. El acto fundamental de la fundación de una perspectiva se lleva a cabo en la representación de aquello que el principio de no contradicción enuncia sólo ulteriormente en forma de principio. Ahora no podemos seguir considerando al principio como un axioma evidente, en sí válido, sino que tenemos que tomar en serio su carácter de posición. El principio es una orden. Aunque no sepamos aún cómo debemos comprender este carácter de orden en cuanto a su proveniencia esencial, a partir de lo anterior pueden destacarse ya cuatro puntos y formar con ellos, por así decirlo, un escalón con el que nos elevemos un paso más para apoderarnos de la visión interna de la esencia plena de la verdad. Heideggeriana: VontadePoder

Ordenar es, previamente, instituir y tener la osadía de esa exigencia, es el descubrimiento de su esencia — descubrimiento que crea la exigencia misma — y la posición de su derecho. Este ordenar tomado en un sentido esencial es siempre más difícil que la obediencia en el sentido de acatar la orden ya dada. El auténtico ordenar es un obedecer frente a lo que reclama ser asumido con responsabilidad libre, cuando no directamente creado. El ordenar esencial es el primero en poner el hacia dónde y el para qué. Ordenar en cuanto anuncio de una exigencia ya formulada y ordenar en cuanto institución de esa exigencia y asunción de la DECISIÓN implícita en ella, son dos cosas fundamentalmente diferentes. El ordenar y el poder ordenar originarios surgen siempre de una libertad, son siempre una forma fundamental del auténtico ser libre. La libertad — en el sencillo y profundo sentido en que Kant   comprendió su esencia — es en sí misma inventar, fundar sin fundamento un fundamento, de modo que ella misma se dé la ley de su esencia. Pero no otra cosa significa ordenar. Heideggeriana: VontadePoder

Aquí, y en otros muchos pasajes similares, podría formularse una pregunta cercana a la irritación: ¿por qué emplea Nietzsche las palabras de un modo tan poco comprensible? La respuesta es clara: porque no escribe un manual escolar como “propedéutica” de una “filosofía” ya acabada sino que habla de modo inmediato desde lo que se trata propiamente de saber. En el campo visual de su razonamiento, la proposición comentada es lo más unívoca y concisa posible. Evidentemente, una DECISIÓN queda aún abierta: la de si un pensador debe hablar de modo que cualquiera lo comprenda sin más, o si lo pensado de modo pensante reclama ser dicho de manera tal que quienes quieran repensarlo tengan que emprender antes un largo camino en el que aquel cualquiera quedará necesariamente atrás y sólo algunos llegarán a la cercanía de la meta. Heideggeriana: VontadePoder

En ello está implícita aún otra pregunta, a saber, qué es más esencial e históricamente más decisivo: que el mayor número posible, o incluso todos, se contenten con la mayor superficialidad posible del pensar, o que algunos individuos encuentren el camino. De la DECISIÓN de estas preguntas depende cualquier toma de posición respecto de la falta de claridad, quizás escandalosa, que contiene el párrafo final del fragmento n. 515 e incluso la totalidad del mismo, en la medida en que ofrece la prueba más palpable del “biologismo” de Nietzsche que, si bien no constituye su posición fundamental, le pertenece sin embargo como una ambigüedad necesaria. Heideggeriana: VontadePoder

Ahora bien, si a pesar de todo Nietzsche dice: esta constricción es una constricción “biológica”, quizás no sea violento y forzado que planteemos la pregunta de si el término “biológico” no quiere decir algo diferente de lo viviente representado en el modo de lo animal y lo vegetal. Si continuamente nos encontramos con que Nietzsche, tomando distancia respecto del concepto de verdad tradicional, pone de relieve que el tener-por-verdadero, el ejercicio de la vida, tiene un carácter inventivo-ordenante, ¿no habría que escuchar en la palabra “biológico” algo diferente, precisamente aquello que muestra los rasgos esenciales del inventar y el ordenar? ¿No habría que determinar en primer lugar la esencia de la tantas veces nombrada vida a partir de esos rasgos esenciales, en lugar de tener ya preparado un concepto indeterminado y confuso de “vida” para, por su intermedio, explicar todo, y por lo tanto nada? Ciertamente, Nietzsche refiere todo a la “vida”, a lo “biológico”; ¿pero piensa la vida misma, lo biológico, también de modo “biológico”, y por lo tanto de manera tal que explique la esencia de la vida a partir de fenómenos vegetales y animales? Nietzsche piensa lo “biológico”, la esencia de lo viviente, en dirección de lo que tiene el carácter de orden e invención, de perspectiva y horizonte, es decir: de la libertad. No piensa en absoluto lo biológico, es decir la esencia de lo viviente, de manera biológica. Nietzsche está tan poco cerca del peligro de biologismo que, más bien al contrario, tiende a interpretar lo biológico en sentido propio y estricto — lo vegetal y lo animal — de modo no biológico, es decir, en principio, de modo humano, desde las determinaciones de perspectiva, horizonte, orden e invención, en general desde el representar del ente. Pero esta DECISIÓN sobre el biologismo de Nietzsche necesitaría una aclaración y una fundamentación más amplias. Heideggeriana: VontadePoder

Al nombrar a los “príncipes europeos” Nietzsche piensa en el sentido de lo que para él significa “la gran política”: la determinación del lugar del hombre en el mundo y de su esencia. “Gran política” es aquí sólo otro nombre para la metafísica más propia de Nietzsche. ¿Pero qué es entonces la meditación de los inmoralistas? En tal meditación se produce la DECISIÓN sobre la distinción entre un “mundo verdadero” y un “mundo aparente”, DECISIÓN que fundamenta a la metafísica misma. La DECISIÓN se convierte en abolición de ambos mundos y de su distinción. Esta abolición no exige más que: pensar hasta el extremo la determinación de la esencia de la verdad que ha reinado hasta ahora, tomar en serio las consecuencias esenciales ante las que coloca el pensar extremo. Heideggeriana: VontadePoder

En la nota n. 749 tenemos ante nosotros este pensar extremo, aunque encubierto por un misterioso modo de decir que señala que el pensador sabe algo aún más esencial sobre el concepto extremo de verdad. La nota sólo se vuelve accesible a un repensar prolongado y recurrente; no obstante, ya a un primer meditar se le muestra que en ella se trata de la esencia de la verdad y de la DECISIÓN extrema sobre ella. Heideggeriana: VontadePoder

El antropomorfismo pertenece a la esencia de la historia final de la metafísica y determina mediatamente la DECISIÓN de la transición, en la medida en que ésta lleva a cabo al mismo tiempo una “superación” del animal rationale   y del subiectum, y lo hace como un giro en un “punto” de giro que sólo se habrá de alcanzar por su intermedio. El giro: ente — ser —, el punto de viraje del giro: la verdad del ser. El giro no es una inversión, es un girar que penetra en el otro fundamento [Grund  ] como abismo [Ab-grund]. La carencia de fundamento de la verdad del ser se convierte históricamente en abandono del ser, que consiste en que permanece fuera la desocultación del ser en cuanto tal. Esto da por resultado el olvido del ser, en la medida en que entendamos el olvido sólo en el sentido de quedar fuera del pensar rememorante. En este ámbito hay que buscar inicialmente la razón de que se ponga al hombre como mero hombre, la razón de la humanización del ente. Heideggeriana: VontadePoder

La transición no es pro-greso [Fort-schritt  ], ni tampoco es un deslizarse de lo que ha habido hasta ahora a algo nuevo. La transición es lo que carece de transición, porque pertenece a la DECISIÓN de la inicialidad del inicio. Este no se deja aprehender mediante retrocesos historiográficos ni mediante el cultivo historiográfico de lo recibido. El inicio sólo es en el iniciar. Inicio es: tra-dición [Über-lieferung]. La preparación para tal inicio [An-fang] la asume ese preguntar que entrega a los que preguntan a la responsabilidad de algo que responde. El preguntar inicial no responde nunca él mismo. A él sólo le queda el pensar que concierta al hombre con el escuchar la voz del ser y lo vuelve dispuesto a guardar la verdad del ser. Heideggeriana: EternoRetorno  

El pensamiento de Nietzsche, en conformidad con todo el pensamiento de Occidente desde Platón, es metafísica. Anticiparemos aquí, de manera a primera vista arbitraria, el concepto de la esencia de la metafísica, dejando en la oscuridad el origen de la esencia. La metafísica es la verdad del ente en cuanto tal en su totalidad. La verdad lleva lo que el ente es (essentia  , la entidad), que es y cómo es en su totalidad, a lo desoculto de la idea, de la perceptio, del re-presentar, del ser-consciente [Bewusst-sein] Pero lo desoculto mismo se transforma en conformidad con el ser del ente. La verdad se determina como tal desocultamiento en su esencia, en el desocultar, a partir del ente mismo admitido por ella y, de acuerdo con el ser así determinado, acuña la respectiva forma de su esencia. Por eso la verdad es, en su ser, histórica. La verdad requiere en cada caso una humanidad por medio de la cual sea dispuesta, fundada, comunicada y, de ese modo, preservada. La verdad y su preservación se copertenecen esencialmente, o sea, históricamente. De esta forma, la humanidad respectiva asume la DECISIÓN sobre el modo que le es asignado de ser en medio de la verdad del ente. Ésta es en esencia histórica, no porque el ser-hombre discurra en la sucesión temporal sino porque la humanidad queda transferida (enviada) a la metafísica y sólo ésta es capaz de fundar una época, en la medida en que fija y con ello retiene a una humanidad en una verdad sobre el ente en cuanto tal en su totalidad. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche  

Pero con el acabamiento de la era de la metafísica occidental se determina al mismo tiempo, en la lejanía, una posición histórica fundamental que, después de la DECISIÓN de esa lucha por el poder y por la tierra misma, no puede ya abrir y sostener el ámbito de una lucha. La posición fundamental en la que llega a su acabamiento la era de la metafísica occidental se ve entonces integrada a su vez en un conflicto de una esencia totalmente diferente. El conflicto no es ya la lucha por el dominio del ente. Éste se interpreta y se gobierna hoy en todas partes de modo “metafísico”, pero ya sin superar la esencia de la metafísica. El conflicto es la confrontación del poder del ente y de la verdad del ser. Preparar esta confrontación es la meta más remota de la meditación que aquí se intenta. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

La interpretación de toda metafísica llevada a cabo desde el pensamiento del valor es la interpretación “moral  ”. Pero Nietzsche no realiza esta interpretación de la metafísica y de su historia como una consideración historiográfico-erudita del pasado sino como una DECISIÓN histórica de lo venidero. Si el pensamiento del valor se convierte en hilo conductor de la reflexión histórica sobre la metafísica en cuanto fundamento de la historia occidental, esto quiere decir ante todo: la voluntad de poder es el principio único de la posición de valores. Allí donde la voluntad de poder osa reconocerse como el carácter fundamental del ente, todo tiene que estimarse en referencia a si acrecienta o disminuye e inhibe la voluntad de poder. En cuanto carácter fundamental, la voluntad de poder condiciona todo ente en su ser. Esta condición suprema del ente en cuanto tal es el valor determinante. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Puesto que la dominación del caos desde la nueva posición de valores ya está puesta por ésta bajo la ley de la totalidad, toda participación humana en la ejecución del nuevo orden tiene que llevar en sí la marca de la totalidad. Con el nihilismo aflora históricamente el dominio de lo “total”. En ello se manifiesta el rasgo fundamental, que pugna por salir a luz, de la esencia propiamente afirmativa del nihilismo. La totalidad no significa nunca, por cierto, un mero acrecentamiento de lo parcial, pero tampoco es la exageración de lo habitual, como si lo total pudiese conseguirse jamás por medio de una ampliación y alteración cuantitativa de lo ya existente. La totalidad se funda siempre en la DECISIÓN anticipadora de una inversión esencial. Por eso también fracasa todo intento de computar lo nuevo que surge de la inversión incondicionado empleando los medios de los modos de pensar y experimentar existentes hasta el momento. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

El “super” en la expresión “superhombre” contiene una negación y significa salir e ir más allá, por “sobre” el hombre habido hasta el momento. El no de esta negación es incondicionado, en la medida en que viene del sí de la voluntad de poder y afecta absolutamente la interpretación del mundo platónico, cristiano-moral, en todas sus variantes, manifiestas y ocultas. La afirmación que niega decide, pensando de modo metafísico, que la historia de la humanidad se convierta en una nueva historia. El concepto general, aunque no exhaustivo, de “superhombre” alude ante todo a esta esencia nihilístico-histórica de la humanidad que se piensa a sí misma de modo nuevo, es decir, aquí: de la humanidad que se quiere a sí misma. Por eso, el anunciador de la doctrina del superhombre lleva el nombre de Zaratustra. “Tenía que concederle el honor a Zaratustra a un persa: los persas fueron los primeros en pensar la historia en su totalidad, en su conjunto” (XIV, 303). En su “Prólogo”, que anticipa todo lo que ha de decir, Zaratustra dice: “¡Mirad, yo os enseño el superhombre! El superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad diga: ¡Sea el superhombre el sentido de la tierra!” (Así habló Zaratustra, prólogo, n. 3). El superhombre es la negación incondicionada, recogida expresamente en una voluntad, de la esencia que ha tenido el hombre hasta el momento. En el interior de la metafísica, el hombre es experimentado como el animal racional (animal raciónale). El origen “metafísico” de esta determinación esencial del hombre que sustenta toda la historia occidental no ha sido hasta ahora comprendido, no ha sido puesto a DECISIÓN del pensar. Esto quiere decir: el pensar no ha surgido aún de la escisión entre la pregunta metafísica por el ser, la pregunta por el ser del ente, y aquella pregunta que pregunta de un modo más inicial, que interroga por la verdad del ser y con ello por la referencia esencial del ser a la esencia del hombre. La metafísica misma impide preguntar por esa referencia esencial. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Si el ente en su totalidad es eterno retorno de lo mismo, a la humanidad que tiene que comprenderse como voluntad de poder en medio de esa totalidad sólo le queda la DECISIÓN de querer la nada experimentada de modo nihilista antes que no querer en absoluto y abandonar así su posibilidad esencial. Si la humanidad quiere la nada entendida de modo clásico-nihilista (la carencia de meta del ente en su totalidad), se crea, bajo el martillo del eterno retorno de lo mismo, una situación que hace necesaria la especie inversa de hombre. Este tipo de hombre pone, dentro de la totalidad carente de sentido, a la voluntad de poder como “sentido de la tierra”. El último período del nihilismo europeo es la “catástrofe”, en el sentido afirmativo de giro: “la emergencia de una doctrina que criba a los hombres… que a los débiles los impulsa a tomar resoluciones, y también a los fuertes” (La voluntad de poder, n. 56). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Estos interrogantes no hacen más que impulsar a plantear esta única pregunta: ¿en qué tiene su fundamento la unidad esencial de la metafísica? ¿Dónde tiene su origen la esencia de la metafísica? La solución de estas cuestiones tiene que decidir si un repensar de este tipo sólo aporta una teoría añadida sobre la metafísica, con lo que permanece entonces indiferente, o si, por el contrario, este repensar es una meditación y, entonces, también una DECISIÓN. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Ser. En la “realidad efectiva”, que se vuelve el rasgo fundamental dominante de la entidad del ente, se halla el efectuar y por lo tanto la causalitas (agathon   como lo posibilitante). En la “realidad efectiva” se halla el llevar a efecto, y éste esconde en sí el re-presentar y el apetecer, que esencian desde una unidad propia. El llevar a efecto así determinado es un llevar-se a efecto, en él se halla la posible pretensión de asegurar-se, la certeza como autocerteza. Donde hay realidad efectiva, allí hay voluntad; donde hay “voluntad”, allí hay un quererse; donde hay un quererse, allí existen posibilidades de desarrollo esencial de la voluntad como razón, amor, poder. ¿Cuándo y cómo la esencia de voluntad se vuelve esencial para la realidad efectiva? El hecho de que, en el acabamiento de la metafisica, la realidad efectiva entre por último en la esencia de la voluntad, donde “voluntad” no debe pensarse de modo “psicológico” sino que, al contrario, la psicología debe determinarse desde la esencia del llevarse a efecto, manifiesta la DECISIÓN con que se lleva a cabo el despliegue de la entidad desde el pro-ceso que sale [Fort-gang] del ser en dirección de ella. El proceso inicial, sin embargo, deja atrás el inicio como algo infundado y por eso puede poner todo el peso en instaurarse como pro-greso [Fort-schritt] y superación. Heideggeriana: HistoriaSer  

Este necesitar no conoce la inquietud de la carencia, es el descansar sobre sí de la riqueza de lo simple, como lo cual el inicio concede la DECISIÓN de despedirse, despedida en la que marcha al encuentro de sí mismo como aquello que admite y de este modo, hace que acaezca una vez más, en su propia inicialidad, la pura falta de necesidad que es ella misma un reflejo de lo inicial, de lo que acaece [sich ereignet  ] como a-propiación [Er-eignung] de la verdad. Heideggeriana: RelembrarMetafisica  

Pero la distinción inicial no es un acto que recaiga sobre y en una unidad indivisa de ser y ente que ya estuviera allí, sino que la distinción es, inicialmente, lo que esencia del ser mismo, cuya inicialidad es el acaecimiento apropiante [Er-eignis]. Retrocediendo desde la distinción de essentia y existentia   que sustenta a toda metafisica y que tiene su peso en la impronta esencial de la existentia, no puede alcanzarse jamás la distinción inicial. Por el contrario, la distinción metafisica misma — es decir, siempre: la distinción que estructura y sustenta toda metafisica — tiene que ser previamente experimentada en su inicio para que la metafisica se vuelva capaz de DECISIÓN como acaecimiento apropiante de la historia del ser y pierda la forma aparente de una doctrina y de una manera de ver, es decir, de un producto humano. Heideggeriana: RelembrarMetafisica

En tanto Hegel dice “El absoluto ya está en nosotros” y “el conocer es el rayo del absoluto que nos toca”, dice lo mismo. Pero dice esto mismo a la vez de otro modo — a saber desde una última incondicionalidad, que plantea como lo primero. A esta posición expresa y sabedora primera del primer supuesto de toda metafísica determinada ontoteológicamente, tenemos que concebirla finalmente como lo que es. Es la máxima DECISIÓN de la autorreflexión crítica, iniciada con Descartes, llevada recién por Kant a su ámbito (trascendental). Es lo contrario de una especulación sin límites, que dejara tras suyo los mojones fronterizos de la crítica. El saber de la esencia del saber absoluto se sabe ya a sí mismo como saber absoluto. Es el saber en su esencialidad, “la” ciencia simplemente, la única que puede y tiene que saber su propia esencia. Es la “Teoría de la ciencia”. Así reza según Fichte   el nombre alemán y moderno para la metafísica absoluta. Esta metafísica no es el deshecho de la “crítica”, sino que concibe la “crítica” misma en su incondicionalidad. Considera que la máxima circunspección con respecto al conocimiento del absoluto reside en un previo comenzar en serio con lo que aquí es conocido. Pero si ahora “la ciencia” se expresa así, en forma directa, sobre el absoluto y el conocimiento del absoluto, entonces entra simplemente en cierto modo en medio del opinar diario y entre los hechos que aparecen como una entre otros. Mas el mero entrar y abrirse paso no es sin embargo legitimación alguna. Por ello Hegel dice hacia la conclusión del capítulo I de la “Introducción” (parágrafo 4): “Pero la ciencia por el hecho de que entra en escena, es ella misma un fenómeno; su entrar en escena no es aún ella llevada a cabo y desplegada en su verdad” (WW II, 62). Heideggeriana: HegelFenomenologia  

3. El experimentar que recorre-inaugura es experiencia en el sentido originario de la peira. Ésta mienta el aventurarse a algo a partir del mirar a lo que allí sale, es decir, aparece. El “aventurarse a…, en cierto modo el “aceptar” al enfrente para la competencia, trae cada vez, de un modo u otro, una DECISIÓN. La experiencia es la confrontación con algo, es “dialéctica”, en tanto la confrontación esencialmente pone a luz lo confrontado, es decir, [lo] hace aparecer. Heideggeriana: HegelFenomenologia

5. Porque sin embargo el aventurarse pasa cada vez a través de una DECISIÓN, la experiencia es respectivamente en cualquier aspecto una rectificación; y con ello el decidir que se encuentra en la experiencia se acusa como la DECISIÓN sobre lo correcto e incorrecto, sobre lo verdadero y no verdadero. La experiencia, porque es rectificación, hace surgir cada vez un nuevo verdadero objeto. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Lo que siempre sucede con el hombre histórico resulta de una DECISIÓN ya con anterioridad tomada, y que jamás reposa en el hombre mismo, sobre la esencia de la verdad. Mediante esta DECISIÓN ya puede delimitarse bien lo que a la luz de la afianzada esencia de la verdad ha de buscarse y aferrarse como verdadero, pero también lo que se ha de rechazar y pasar por alto como no verdadero. Heideggeriana: PlatoVerdade

“La conciencia natural demostrará ser sólo concepto del saber o saber no real. Pero al tomarse de inmediato a sí misma como el saber real, este camino tendrá para ella un significado negativo y, así, lo que es realización de su concepto antes le parece una pérdida de sí misma; porque efectivamente, en este camino pierde su verdad. Por ello, puede ser considerado como el camino de la duda o, más propiamente, como el camino de la desesperación; en efecto, en este camino no ocurre eso que se suele entender por duda, esto es, una pasajera vacilación acerca de tal o cual supuesta verdad, a la que sucede la correspondiente desaparición de la duda y el retorno a la verdad, de tal modo que al final el asunto es entendido como al principio, sino que este camino es una aceptación consciente de la no verdad del saber que se manifiesta, al que le parece ser más real lo que en realidad sólo es concepto no realizado. Por eso, este escepticismo que se consuma no es eso que seguramente el celo más serio por la verdad y la ciencia cree haber preparado y equipado para ellas, concretamente, el propósito de no rendirse en la ciencia ante la autoridad del pensamiento de otros, sino de comprobarlo todo por sí mismo y seguir sólo la propia convicción o, mejor aún, de producir todo él mismo y tomar únicamente por verdadero su propio hacer. La serie de figuras que recorre la conciencia por este camino es más bien la historia exhaustiva de la formación de la conciencia misma en ciencia. Esta DECISIÓN presenta la formación a la manera simple de una DECISIÓN como algo inmediatamente hecho y resuelto; pero, frente a esta no verdad, este camino resulta ser la realización efectiva. Es verdad que guiarse por la propia convicción vale más que rendirse a la autoridad de otros, pero mediante la transformación de las creencias basadas en la autoridad en creencias basadas en la propia convicción, no necesariamente cambia el contenido de las mismas ni aparece la verdad en el lugar del error. Permanecer atrapado en el sistema de la opinión y el prejuicio tomando como base la propia convicción o la autoridad de otros, no se diferencia más que en la vanidad inherente a la segunda manera. Por el contrario, el escepticismo, que se dirige sobre todo a lo que abarca la conciencia que se manifiesta, permite que el espíritu examine a fondo qué es la verdad, desde el momento en que consigue que se llegue a desesperar de las representaciones, opiniones y pensamientos naturales, a los que da lo mismo llamar propios o ajenos y de los que todavía está rebosante la conciencia, la cual se lanza directamente al examen de la verdad, pero, por eso mismo es de hecho incapaz de hacer lo que quiere emprender. Heideggeriana: HegelExperiencia  

“Si ahora investigamos la verdad del saber, parece como si investigáramos lo que éste sea en sí. Lo que ocurre es que, en esta investigación, el saber es nuestro objeto, él es para nosotros, y el en-sí del saber, que resultaría de allí, sería más bien su ser-para-nosotros; aquello que nosotros afirmaríamos como su esencia no sería su verdad, sino sólo nuestro saber de él. La esencia o el criterio recaerían en nosotros y lo que debería ser comparado con el criterio, a fin de tomar una DECISIÓN, no tendría necesariamente que reconocer dicho criterio. Heideggeriana: HegelExperiencia

Pero con todo y por muy lejos que llegue, cualquier explicación sigue dejando vacías estas proposiciones. Hasta se puede decir que acrecienta el malentendido, porque lo que dichas proposiciones nombran es la fenomenología del espíritu. Ésta es en su presentación. Esta es la razón por la que Hegel introduce estas proposiciones de forma abrupta sin importarle la apariencia de arbitrariedad que causa con ello. Pero nos dice estas proposiciones con la intención de prepararnos para aquello que la ciencia quiere a modo de conocimiento absoluto. De acuerdo con su modo de ser, la ciencia sólo quiere lo que quiere lo absoluto. La voluntad de lo absoluto es estar ya con nosotros en sí y para sí. Esto significa ahora: en la medida en que lo absoluto alberga semejante voluntad y desde el momento en que nosotros somos los que conocemos, en nosotros solo hay lo absolutamente verdadero. Aquel que a pesar de todo siga sosteniendo que junto al conocimiento absoluto, que la filosofía se atribuye sin previo examen se presenta otro tipo de verdadero, no sabe lo que dice. En cuanto nombra algo verdadero ya ha representado a lo absoluto. Por el contrario, mientras bajo la apariencia de la preocupación y el cuidado se siga distinguiendo entre un verdadero que sea absoluto y otro tipo de verdadero, nos seguiremos debatiendo en las cenagosas aguas de una confusa distinción. Habremos elevado la confusión a principio de la crítica y criterio de DECISIÓN sobre la ciencia. Ahora bien, lo cierto es que sólo a la ciencia toca lograr que las palabras absoluto, conocimiento, verdadero, objetivo y subjetivo, lleguen a ser lo que significan. Pero para esto se requiere que la ciencia, desde su primer paso, alcance la parusía de lo absoluto, esto es, que esté en su propia absolutez. De otro modo no sería la ciencia. Si así ocurre, ya choca contra su naturaleza el hecho de abandonarse a escrúpulos que se encuentran fuera del ámbito de lo verdadero y por debajo de su nivel. Con todo, aunque la ciencia se mantenga al margen de escrúpulos críticos inadecuados, siempre sigue estando bajo la sospecha de que, si bien es verdad que se afirma absolutamente como conocimiento absoluto, no presenta las debidas garantías. De este modo, viola de la manera más grave la exigencia de certeza, a pesar de que pretende ser su más puro cumplimiento. Por eso, la ciencia debe presentarse ante el único foro capaz de dirimir en qué consiste su examen. Este foro sólo puede ser la parusía de lo absoluto. Así pues, se trata nuevamente de aclarar convenientemente la absolutez de lo absoluto. Heideggeriana: HegelExperiencia

El “Yo escueto” es el nombre para la conducta arbitraria de la opinión vulgar dentro de la filosofía. Pero este nombre no nombra al yo aislado hacia sí mismo a diferencia de la comunidad en el nosotros. El “Yo escueto” es más bien precisamente el sujeto de esos muchos en su común opinar. El “Yo escueto” vive en el egoísmo del “se” , el cual se salva del temor al escepticismo que se consuma en el dogmatismo del opinar. El principio del dogmatismo es cerrar los ojos ante la presentación del saber que se manifiesta y negarse a acompañar al progreso de la presentación. Por eso, el dogmatismo de las opiniones corrientes debe ser abandonado a sí mismo. Por medio de esta DECISIÓN la filosofía no rechaza a la conciencia natural. ¿Cómo iba a hacerlo, cuando la ciencia es la verdad de lo aún-no-verdadero y por lo tanto precisamente eso mismo, pero en su verdad? Lo primero que hace la filosofía es descubrir a la conciencia natural en su naturalidad y reconocerla. Por el contrario, la filosofía pasa perfectamente de largo junto a la conciencia natural cuando ésta se envanece con el título de filosofía a fin de borrar las fronteras de la filosofía y darle la espalda en cuanto reconocimiento del ser de lo ente. Pero, procediendo así, la filosofía sólo pasa de largo junto a eso que ya le había dado la espalda y se había alejado de ella, pero sin embargo sí se abre a la conciencia natural y sólo a ella para ser el camino en el que aparece la verdad de la conciencia. Heideggeriana: HegelExperiencia

El último poema del último poeta de la Grecia inicial, el “Edipo en Colono” de Sófocles, concluye con una palabra que se dirige a la historia oculta de ese pueblo de una manera que jamás se podrá volver a pensar, guardándole la entrada a la desconocida verdad del ser: Pero dejadlo ya, y no volváis más a partir de ahora — a despertar el lamento; — pues, en efecto, en todas partes lo acontecido — tiene ya guardada en sí una DECISIÓN de consumación. Heideggeriana: MetafisicaEpilogo  

El ingreso en el partido fue una pura formalidad, dado que sus dirigentes no pensaron atribuirme papel alguno en sus deliberaciones sobre cuestiones universitarias, culturales o de educación. Durante todo mi rectorado nunca participé en ningún tipo de deliberación, diálogo o toma de DECISIÓN de la dirección del partido o de cualquiera de sus diversos órganos. La Universidad seguía siendo sospechosa, pero al mismo tiempo se la quería utilizar para los fines de la propaganda cultural. Heideggeriana: RepensandoReitorado  

De ahí que tampoco cualquier humanidad sea adecuada para realizar, en el sentido de la historia acontecida, históricamente el nihilismo incondicionado. De ahí que incluso sea necesaria una lucha sobre la DECISIÓN relativa a qué humanidad es capaz para la realización incondicionada del nihilismo. Heideggeriana: SuperarMetafisica

La usura de todas las materias, incluida la materia prima “hombre”, para producir técnicamente la posibilidad incondicionada de producirlo todo, está determinada en lo oculto por el vacío total en el que está suspendido el ente, las materias de lo real. Este vacío tiene que ser llenado, pero como el vacío del ser, sobre todo cuando no puede ser experienciado como tal, nunca es posible llenarlo con la plenitud del ente, para escapar a él sólo queda organizar el ente de un modo incesante sobre la permanente posibilidad de la ordenación como forma del aseguramiento del actuar. Vista desde esta perspectiva, la técnica, por estar referida sin saberlo al vacío del ser, es la organización de la carencia. Dondequiera que falte. ente — y para la voluntad de voluntad que se afirma cada vez más siempre falta — la técnica tiene que salir al quite recambiando lo que falta y consumiendo materia prima. Pero en realidad el “recambio” y la producción en masa de estas piezas de recambio no son un recurso pasajero sino la única forma posible como la voluntad de voluntad, el aseguramiento total “sin fisuras” del ordenamiento del orden, se mantiene en marcha y de este modo puede ser “ella misma” como “sujeto” de todo. El crecimiento del número de masas humanas se impulsa intencionadamente por medio de planificaciones, para que nunca falte la ocasión de reclamar mayores “espacios vitales” para las grandes masas, espacios que, por su magnitud, exigirán a su vez, para su instalación, masas humanas, que consecuentemente serán mayores. Este movimiento circular de la usura por mor del consumo es el único proceso que distingue la historia de un mundo que se ha convertido en inmundo. “Dirigentes natos” son aquellos que, por la seguridad de su instinto, se dejan enrolar en este proceso como sus órganos de dirección. Son los primeros empleados en el negocio de la usura incondicionada del ente al servicio del aseguramiento del vacío del abandono del Ser. Este negocio de la usura del ente desde el inconsciente rechazo del Ser excluye de antemano las diferencias entre lo nacional y los pueblos como momentos de DECISIÓN aún esenciales. Del mismo modo como ha quedado obsoleta la diferencia entre guerra y paz, queda obsoleta también la distinción entre “nacional” e “internacional”. El que hoy piensa “de un modo europeo” ya no se expone al reproche de ser un “internacionalista”. Pero tampoco es ya un nacionalista, porque no piensa menos en el bienestar de las demás naciones que en el de la suya propia. Heideggeriana: SuperarMetafisica

Esta “desprotección” nuestra (verso 13) sigue siendo diferente y en la misma medida que ese no estar especialmente protegidos de las plantas y los animales como su “oscuro deseo” es diferente del quererse así mismo del hombre. La diferencia es infinita porque no existe tránsito alguno entre el oscuro deseo y la objetivación dentro la autoimposición. Pero el deseo no sólo sitúa al hombre “fuera de toda protección”, sino que la imposición de la objetivación del mundo elimina cada vez con más DECISIÓN hasta la posibilidad de protección. En la medida en que el hombre construye técnicamente el mundo como objeto, se obstruye voluntaria y completamente el camino hacia lo abierto, que de todas formas ya estaba bloqueado. El hombre que se autoimpone es asimismo, quiéralo o no, sépalo o no, el funcionario de la técnica. No sólo se encuentra fuera de lo abierto y ante él, sino que a través de la objetivación del mundo se aparto propiamente de la “pura percepción”. El hombre se separa de la pura percepción. El hombre de la era de la técnica se encuentra en semejante separación frente a lo abierto. Esta separación no es una separación de…, sino una separación frente o contra… Heideggeriana: ParaQuePoetas  

No es la totalidad del querer la que constituye primordialmente el peligro, sino el propio querer bajo la forma de la autoimposición dentro de un mundo permitido únicamente como voluntad. El querer que es querido por esta voluntad ya se ha decidido por el mando incondicionado. Con esta DECISIÓN, se ve completamente entregado a manos de la organización total. Pero es sobre todo la propia técnica la que impide cualquier experiencia de su esencia. Porque mientras se despliega por completo, desarrolla en las ciencias una especie de saber al que siempre le queda cerrada la posibilidad de alcanzar algún día el ámbito esencial de la técnica y sobre todo la de volver a pensar su origen esencial. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Así, la pregunta fundamental de la ciencia y de la técnica contemporáneas no reza ya: ¿de dónde se obtendrán las cantidades suficientes de carburante y combustible? La pregunta decisiva es ahora: ¿de qué modo podremos dominar y dirigir las inimaginables magnitudes de energía atómica y asegurarle así a la humanidad que estas energías gigantescas no vayan de pronto — aun sin acciones guerreras — a explotar en algún lugar y aniquilarlo todo? Si se logra el dominio sobre la energía atómica, y se logrará, comenzará entonces un desarrollo enteramente nuevo del mundo técnico. Lo que hoy conocemos como técnica cinematográfica y televisiva; como técnica del tráfico, especialmente la técnica aérea; como técnica de noticias; como técnica médica; como técnica de medios de nutrición, representa, presumiblemente, tan sólo un tosco estado inicial. Nadie puede prever las radicales transformaciones que se avecinan. Pero el desarrollo de la técnica se efectuará cada vez con mayor velocidad y no podrá ser detenido en parte alguna. En todas las regiones de la existencia el hombre estará cada vez más estrechamente cercado por las fuerzas de los aparatos técnicos y de los autómatas. Los poderes que en todas partes y a todas horas retan, encadenan, arrastran y acosan al hombre bajo alguna forma de utillaje o instalación técnica, estos poderes hace ya tiempo que han desbordado la voluntad y capacidad de DECISIÓN humana porque no han sido hechos por el hombre. Heideggeriana: Serenidade1955  

Por lo tanto, si pretendemos mantener un diálogo de pensamiento con Hegel, tendremos que hablar con él, ya no sólo del mismo asunto, sino del mismo asunto y de la misma manera. Sólo que lo mismo no es lo igual. En lo igual desaparece la disparidad. En lo mismo aparece la disparidad. Aparece con tanto más empuje, cuanto con mayor DECISIÓN sea reclamado el pensar de la misma manera por el mismo asunto. Hegel piensa el ser de lo ente de modo especulativo-histórico. Pero desde el momento en que el pensar de Hegel tiene su lugar dentro de una época de la historia (lo cual no quiere decir en absoluto que pertenezca al pasado), intentaremos pensar de la misma manera, esto es, de modo histórico, el ser pensado por Hegel. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957  

Sin embargo, toda afirmación histórica y su fundamentación se mueven ya en una relación determinada con la historia. Por ello, antes de una DECISIÓN sobre la adecuación histórica del representar, es necesario meditar sobre las preguntas en torno a la posibilidad y al modo de una experiencia de la historia, como también sobre aquello desde lo cual se determinan sus rasgos fundamentales. Heideggeriana: HegelGregos  

Pero, ¿qué es entonces aquello en que la ciencia moderna de la naturaleza y la técnica moderna concuerdan siendo de esta forma lo mismo? ¿Qué es lo propio y genuino de ambas? Para traer y poner esto ante nuestra vista, al menos de forma aproximada, es menester reflexionar sobre lo nuevo de la ciencia moderna de la naturaleza. Ésta de forma más o menos consciente viene determinada por la siguiente pregunta que le sirve de hilo conductor: ¿cómo hay que proyectar de antemano la naturaleza como ámbito objetual [como ámbito de conocimiento MJR] para que los procesos naturales resulten de antemano susceptibles de cálculo? Esta pregunta encierra dos cosas: por un lado una DECISIÓN acerca del carácter de la realidad de la naturaleza. Max Planck, el fundador de la física cuántica, expresó esta DECISIÓN con una frase muy breve: “Es real lo que puede medirse”. Sólo lo que de antemano es susceptible de cálculo y medición, sólo lo que ya de entrada resulta abordable en términos de cálculo, puede considerarse ente. Además la pregunta rectora de la ciencia de la naturaleza incluye el principio del primado del método, es decir, del primado del procedimiento sobre aquello que en tal proceder contra la naturaleza, es decir, que en tal procedimiento, queda asegurado como un objeto susceptible de determinarse y someterse a comprobación. Un rasgo característico de este procedimiento es que en la física teórica el principio de no contradicción de los enunciados y la simetría de las ecuaciones se consideran de antemano determinantes. Mediante la proyección matemática de la naturaleza, que la física teórica efectúa, y mediante una inquisición experimental adecuada a esa proyección, la naturaleza es desafiada a responder, se le exige, por así decir, que dé razón de sí en determinados aspectos. A la naturaleza se la pone por así decir en la perspectiva de un haber de mostrarse en una objetualidad u objetividad susceptible de cálculo (Kant). Heideggeriana: LinguagemTecnica

Esta palabra exige una cuidadosa meditación, porque todavía no se ha resuelto de qué manera debe conocerse, para que pueda ser accesible al pensar, lo que no necesita de ninguna demostración. ¿Se trata de la meditación dialéctica, de la intuición que da originariamente, o de ninguno de los dos? Únicamente puede decidir sobre ello la singularidad de lo que, ante todo, exige de nosotros que le admitamos. Pero ¿cómo posibilitarnos la DECISIÓN si antes no le hemos admitido? ¿En qué círculo — lamentable, además — nos movemos aquí? ¿Se piensa la eukúkleos Aletheíe, el no-ocultamiento bien redondeado, como la Lichtung  ? ¿Es, entonces, el título de la tarea del pensar, en lugar de Ser y tiempo  , “Lichtung y presencia”? Pero, ¿de dónde y cómo hay Lichtung?, ¿qué habla en el “hay”? La tarea del pensar consistiría, entonces, en el abandono del pensar anterior, para determinar lo que es la “cosa” del pensar. Heideggeriana: TarefaPensar

El que la pregunta por la determinación del asunto del pensar sea hecha y cómo lo sea decide — a mi parecer — sobre el destino del pensar. La DECISIÓN que aquí se toma no la hemos tomado nosotros. En ella somos ante todo necesariamente sólo partícipes. Heideggeriana: AssuntoPensar  

Quien hable de esta DECISIÓN, supone que el pensar se encuentra, respecto de la determinación de su asunto, en un estado de inDECISIÓN. ¿En qué consiste ésta? Presumiblemente en que el pensar, en su forma de largo ya tradicional, ha alcanzado su final. Si fuese éste el caso, entonces se habría decidido por cierto con su final el destino de la filosofía, mas no el destino del pensar. Pues sigue siendo posible el que, al final de la filosofía se oculte un otro inicio del pensar. Lo recién dicho podría tenerse por una serie de afirmaciones no demostradas. Pero son tan sólo preguntas. Heideggeriana: AssuntoPensar

La frase de Nietzsche requiere de una explicitación. ¿A qué se llama aquí “método”? ¿Qué significa: “el triunfo del método”? “Método” no se refiere aquí al instrumento, con cuya ayuda la investigación científica trabaja el área temáticamente fijada de los objetos. Método se refiere, más bien, a la forma y el modo de delimitar con anterioridad el área respectiva de los objetos a investigar en su objetividad [Gegenständlichkeit  ]. El método es el proyecto preconcebido de mundo, que confirma en cuanto a qué únicamente puede éste ser investigado. ¿Y qué quiere decir esto? Respuesta: la calculabilidad total de todo lo accesible y comprobable en el experimento. A este proyecto de mundo quedan sometidas las ciencias particulares en su proceder. Es por eso que, el método así entendido es “el triunfo sobre la ciencia”. El triunfo contiene una DECISIÓN, que dice: Únicamente tiene validez algo verdaderamente real y efectivo, lo que es científicamente comprobable, es decir, calculable. Por medio de la calculabilidad el mundo se ha convertido en algo por completo calculable para el hombre en todo tiempo y lugar. El método es la victoriosa provocación del mundo a una disponibilidad completa para el hombre. El triunfo del método sobre la ciencia comenzó su carrera en el siglo XVII, a través de Galileo y Newton  , en Europa — y en ninguna otra parte más sobre esta tierra. Heideggeriana: ArtePensar  

SPIEGEL  : ¿Veía Vd., pues, una relación entre la situación de la Universidad alemana y la situación política general de Alemania? HEIDEGGER: Evidentemente seguía los acontecimientos políticos que tuvieron lugar entre enero y marzo de 1933 y hablé sobre ellos ocasionalmente con jóvenes colegas. Pero mi trabajo estaba dedicado a una interpretación global del pensamiento presocrático. Al empezar el semestre de verano me volví a Friburgo. Entretanto, el 15 de abril, el profesor von Möllendorf había tomado posesión como rector. Apenas dos semanas después era relevado de su cargo por el entonces ministro de Cultura de Baden, Wakker. La ocasión, que presumiblemente estaban esperando, para esta DECISIÓN del ministro la ofreció el hecho de que el rector había prohibido que en la Universidad se colgara el llamado “cartel de judío”. SPIEGEL : Von Möllendorf era socialdemócrata. ¿Qué hizo tras su destitución? HEIDEGGER: Ya el mismo día de su destitución vino von Möllendorf y me dijo: “Heidegger ahora tiene Vd. que aceptar el rectorado.” Yo puse en consideración que carecía de experiencia en la administración. Sin embargo, el entonces vicerrector Sauer (teólogo) me presionó para presentar mi candidatura a la nueva elección de rector, porque, si no lo hacía, existía el peligro de que el ministerio nombrara rector a un funcionario. Jóvenes colegas con los que desde hacía años había discutido cuestiones universitarias me asediaban para que aceptara el rectorado. Vacilé largo tiempo. Finalmente, declaré que estaría dispuesto a aceptar el cargo, y sólo en interés de la Universidad, cuando estuviera seguro de la máxima adhesión del pleno. Pero, entretanto, se mantenían mis dudas sobre mi idoneidad para ejercer el rectorado, de manera que la misma mañana del día fijado para la elección me dirigí al rectorado y les dije, al depuesto colega von Möllendorf, allí presente, y al vicerrector Sauer, que no podía aceptar el cargo. A lo cual ambos contestaron que la elección estaba ya preparada y no podía volverme atrás. SPIEGEL: Tras ello se declaró Vd., por fin, dispuesto. ¿Cómo se desarrollaron entonces sus relaciones con los nacionalsocialistas? HEIDEGGER: Dos días después de mi toma de posesión apareció en el rectorado el “jefe estudiantil” con dos acompañantes y exigió de nuevo que se colgara el “cartel de judío”. Me negué. Los tres estudiantes se alejaron advirtiendo que la prohibición sería comunicada a la jefatura de estudiantes del Reich. Algunos días después recibí una llamada telefónica del jefe de grupo de las SA Dr. Baumann, desde la oficina universitaria de la jefatura suprema de las SA. Exigía que se colgase el “cartel de judío”; en caso contrario, podía contar con mi destitución, si no con el cierre de la Universidad. Lo rechacé e intenté conseguir el apoyo del ministro de Cultura de Baden. Pero me explicó que no podía hacer nada contra las SA. Sin embargo, no retiré mi prohibición. SPIEGEL: Hasta ahora esto no se sabía. HEIDEGGER: El motivo fundamental que me llevó a aceptar el rectorado está ya en mi lección inaugural de Friburgo, titulada ¿Qué es Metafísica?: “Los dominios de las ciencias están muy distantes entre sí. El modo de tratar sus objetos es radicalmente diverso. Esta dispersa multiplicidad de disciplinas se mantiene, todavía, unida, gracias tan sólo a la organización técnica de las Universidades y Facultades, y conserva una significación por la finalidad práctica de las especialidades. En cambio, el enraizamiento de las ciencias en su fundamento esencial se ha perdido por completo”. Lo que intenté, mientras estuve en el cargo, en relación con esta situación de las Universidades — hoy degenerada hasta el extremo — está expuesto en mi discurso rectoral. Heideggeriana: DerSpiegel  

SPIEGEL: Tenemos todavía que mencionar una frase — enseguida acabamos con estas citas inútiles —, que no podemos imaginar que hoy siga suscribiendo. Decía Vd. en el otoño de 1933: “Ni los dogmas ni las ideas son las reglas de nuestro ser. El Führer mismo y sólo él es la realidad alemana actual y futura, y su ley.” HEIDEGGER: Estas frases no están en el discurso rectoral, sino en el periódico local de los estudiantes de Friburgo, a principios del semestre de invierno de 1933-1934. Cuando acepté el rectorado, tenía claro que no podía pasar sin compromisos. Las citadas frases hoy ya no las escribiría. Cosas de ese tipo ya no las volví a decir a partir de 1934. Pero todavía hoy repetiría, y con más DECISIÓN que entonces, el discurso sobre La autoafirmación de la Universidad alemana, obviamente sin referirlo al nacionalsocialismo. La sociedad ha ocupado el lugar del “pueblo”. De todos modos, el discurso habría sido hoy tan en vano como entonces. Heideggeriana: DerSpiegel

Pero la DECISIÓN no pertenece al hombre. Lo importante, si se quiere acceder a ello, es comprender que el hombre no es un ente que se hace a sí mismo, sin lo cual permanecemos en la oposición pretendidamente política entre la sociedad burguesa y la sociedad industrial, olvidando que la idea de sociedad no es más que un avatar o un espejo, una extensión de la subjetividad. Heideggeriana: SeminarioThor1969