Heidegger, fenomenologia, hermenêutica, existência

Dasein descerra sua estrutura fundamental, ser-em-o-mundo, como uma clareira do AÍ, EM QUE coisas e outros comparecem, COM QUE são compreendidos, DE QUE são constituidos.

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Waelhens: a temporalidade da interpretação

quarta-feira 31 de maio de 2017

La interpretación (Verstehen) es otro constitutivo del Dasein. Es el existencial que expresa el hecho de que el Dasein es, en su ser, poder-ser, que existe como proyecto de posibilidades. El Dasein interpretante es el Dasein en cuanto proyectando posibilidades (SZ   145, 151, 153, 336, 387).

Es bastante claro que la temporalidad de la interpretación gira en derredor del futuro (SZ   337, 340, 346, 350). Es evidente la capacidad de referirse a un porvenir que fúnde el Dasein como poder-ser, como interpretante, puesto que la interpretación es proyecto de posibilidades, no pensamiento acerca de los posibles abstractamente aprehendidos (SZ   325, 336).

Sin embargo, ya es para nosotros cosa harto sabida que estos proyectos son de dos especies, según que interpreten posibilidades auténticas o inauténticas; así también el futuro de la interpretación será, a su vez, y según los casos, de una u otra especie (SZ   336).

Dejemos la eventualidad del primer caso, puesto que el futuro, del cual fluye la interpretación auténtica, ha sido caracterizado en el párrafo anterior; reduzcamos nuestra cuestión ahora al futuro, que es propio de la proyección de las posibilidades cotidianas.

La interpretación cotidiana, como sabemos, se esfuerza por desarrollar y extender las posibilidades relativas a los objetos de nuestra preocupación, es decir, las posibilidades del Dasein en cuanto que está en relación de preocupación con los objetos del mundo próximo (SZ   337).

Proyectar en el orden de la preocupación es, ante todo, prestar atención a estos objetos, estar en espera de su "comportamiento", a fin de coger sobre el terreno todas las ocasiones de intervención posible. Proyectar la ampliación de su industria o su comercio es observar las necesidades de la producción, los deseos de la clientela, las insuficiencias de los productos existentes, etc. Un proyecto mundano es siempre más o menos la captación de una ocasión propicia. Pocas cosas se hacen ex abrupto. en la existencia cotidiana. Por esta razón, el futuro inauténtico tiene siempre un carácter de espera activa (es un Gewärtigen; SZ   337).

Que la interpretación se.funde, en primer lugar, sobre el futuro, no excluye naturalmente la colaboración de los otros dos éxtasis. No hay tiempo sino por la unión del pasado, del presente y del futuro. El presente de la interpretación auténtica nos es bien conocido: es el ser-en-situación; la actitud de quien, aunque en verdad presente al mundo, percibe sin embargo, bajo su verdadera luz, las tareas que él nos impone y las cumple sin reservas.

El presente del proyecto cotidiano ignora esta libertad. La espera que caracteriza su futuro le obliga a llenarse de presencias mundanas que cienan su horizonte. El presente cotidiano se hace presente todo aquello de lo que se podrá "esperar alguna cosa" y queda absorbido totalmente en esta presencia. El presente del comerciante es este tener siempre, "presentes al espíritu" las cosas de su comercio, y sólo a este precio espera confiado en su prosperidad.

El pasado de la interpretación auténtica — no es menester insistir — es el pasado auténtico: el descubrimiento de la derelicción con miras a su aceptación hasta la muerte, derelicción que no es sólo evocada, sino verdaderamente repetida en el acto de su descubrimiento (SZ   339). El proyecto cotidiano tiene exigencias opuestas. Para que sea posible esta espera activa en la exclusiva presencia de los objetos del mundo próximo es menester que el Dasein olvide su propio origen (SZ   339). Un hombre consciente de su destino no puede verdaderamente dejarse absorber por el mundo circundante y tomarlo enteramente en serio. Debemos olvidar el pasado, y este olvido no es una simple ausencia dé todo recuerdo tocante a la derelicción, sino una repulsa, una obnubilación de ésta (SZ   339). Sólo en esta ignorancia de mi verdadera condición, y por ella puedo entregarme a gozar de corazón de la luz de cada día. (p. 170-171)


Ver online : A FILOSOFIA DE MARTIN HEIDEGGER