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Rivera (2001:22-24) – estado interpretativo [Ausgelegtheit]

quarta-feira 30 de outubro de 2024, por Cardoso de Castro

[…] El problema surge del hecho de que el Dasein no sólo tiene una comprensión preontológica de su ser, sino que, junto con ella, tiene también una interpretación (Auslegung) de esa misma comprensión. Y esa interpretación es algo en lo que el Dasein por lo pronto se halla instalado; es un “estado interpretativo”, una Ausgelegtheit. ¿Qué quiere decir esto?

La interpretación, Auslegung, será tratada en el § 32 de Ser y tiempo  , es decir, en uno de esos parágrafos centrales de toda la obra, donde se estudia la aperturidad (Erschlossenheit) del Dasein. Esta aperturidad consiste precisamente en esa condición que hace del Dasein un ente abierto: abierto a sí mismo, abierto al mundo y a los entes [22] intramundanos, abierto a los otros Dasein y abierto, sobre todo, al ser en cuanto tal. Esta aperturidad está constituida básicamente por la disposición afectiva (Befindlichkeit) y por el comprender (Verstehen), articulados ambos por medio del discurso, por medio de la Rede.

El comprender no es en Ser y tiempo   nada pura y exclusivamente intelectual. No se trata de un acto particular de la inteligencia. Se trata, más bien, de un modo de ser: de ese modo de ser que consiste en la pro-yección [Geworfenheit] del ser del Dasein hacia sus posibilidades de ser [Seinsmöglichkeiten]. Comprender significa entonces una cierta “habilidad” dentro de una praxis. En este caso, se trata de un “entendérselas” respecto del ser, de ser “entendido” o, si se quiere, “experto” en ser (es decir, experto en ser el propio ser). Pero este ser no es el ser que ya se tiene en un radical haber-sido, sino el ser al cual se marcha existiendo. Ese ser que está por delante y al cual se va es el ser del Dasein en cuanto poder-ser, en cuanto posibilidades. En el comprender el Dasein se las ha con sus posibilidades, es decir, con su ser posible.

Lanzándose hacia su ser posible, es decir, futuro, el Dasein se abre a sí mismo como futuro y se abre a las cosas del mundo como posibilidades para ser. Se abre también a los demás y, sobre todo, al ser en cuanto tal, que es lo “posibilitante” de toda posibilidad. Cuando se dice que el Dasein tiene una comprensión preontológica de su ser y del ser, lo que se dice, en el fondo, es que el Dasein abre su propio ser como aquello que “le va” a él en su ser, que lo abre, por consiguiente, en su dimensión práctica.

Si no hubiera más que comprensión, una comprensión ciertamente concatenada con la disposición afectiva que nos abre al ser que ya somos en ese radical pasado que es constitutivo de la existencia, no habría, en cierto modo, mayor problema. Pero el problema radica en que esa comprensión no se basta a sí misma, sino que exige un desarrollo o despliegue en que se explícita a sí misma en su relación con los diferentes entes y, entre otros, con el ente que es el propio Dasein. Esta explicitación de lo comprendido en el comprender es la Auslegung. Auslegen significa, literalmente, ex-poner, detallar, explicitar. La interpretación ex-pone lo comprendido y, al mismo tiempo, lo hace suyo, se lo “apropia”. En efecto, en la comprensión nos perdemos, por así decirlo, en las cosas y en el ser. Nos sumergimos en ellos, saliendo de nosotros mismos. En la interpretación, en cambio, recuperamos para nosotros eso que habíamos encontrado en la salida fuera que es el proyectar de las posibilidades: “nos hacemos con ello”, se podría decir. La interpretación coge cada uno de los entes particulares y lo comprende desde la totalidad abierta por el comprender, es decir, lo comprende como tal o cual cosa, en función de todas las demás. No se trata aún de una teoría, sino, por lo pronto, de una interpretación “en acción”, como cuando interpreto algo como una silla, sentándome en ella.

Pero el problema radica en que la interpretación no es algo que el Dasein hace necesariamente por sí mismo, sino que en ella se encuentra, por lo pronto, ya instalado: es lo que Heidegger llama un “estado interpretativo”, Ausgelegtheit, literalmente: el encontrarse con que ya se ha interpretado. La interpretación de las cosas y de sí mismo empieza por serle dada ya hecha al Dasein. El podría, sin duda, llevarla a cabo por sí mismo, pero, en razón de un modo suyo de ser, que Heidegger va a llamar la caída (Verfallen), el Dasein propende inmediata y regularmente a absorberse en la interpretación ya realizada por el sujeto impersonal de la existencia que es el “se” o el “uno” (das Man). [23] En el “uno” yo soy yo mismo, pero lo soy desde “los otros”. Y estos “otros” no son tales y cuales, sino que son todos y no es ninguno en particular, es decir, no es nadie. Entre esos “otros” (Ortega los llamaría “la gente”), me encuentro yo mismo.

Ahora bien, este estado interpretativo en el que el Dasein inmediata y regularmente se encuentra, interpreta el propio ser del Dasein, no desde unas posibilidades que el mismo Dasein proyectara, sino desde las posibilidades proyectadas por el “uno”. Y esas posibilidades proyectadas por el “uno”, toman al Dasein no en lo que es más peculiar de su ser, es decir, no en su ser más propio e intransferible, sino que lo toman desde las cosas con las cuales el Dasein tiene que habérselas. El Dasein interpreta su propio ser desde el ser de los entes intramundanos. Se diría que el trato con los entes intramundanos absorbe de tal manera al Dasein, que éste se pierde entre las cosas que tiene a la mano y no echa de ver — en su interpretación — el ser que él mismo es. Sin lugar a dudas el Dasein sabe que él no es un ente intramundano, se reconoce como una esencia peculiar entre todas las demás. Pero, el modo de ser de esta esencia no es, para él, radicalmente diferente del ser de las cosas con las que se encuentra constantemente. Es decir, se toma a sí mismo como un ente vorhandenes, como un ente cuyo ser consiste pura y simplemente en estar-ahí y en seguir estándolo.


Ver online : Jorge Rivera


RIVERA, Jorge E. Heidegger y Zubiri. Santiago de Chile: Ed. Universitaria, 2001