Heidegger, fenomenologia, hermenêutica, existência

Dasein descerra sua estrutura fundamental, ser-em-o-mundo, como uma clareira do AÍ, EM QUE coisas e outros comparecem, COM QUE são compreendidos, DE QUE são constituidos.

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transformación

quarta-feira 13 de dezembro de 2023

Y es por ello que lo más difícil es conservar el inicio. No obstante, el inicio de la filosofía griega no pudo ser conservado. Lo que quiere decir: la esencia del Ser y de la verdad experimentó una TRANSFORMACIÓN que supuso por cierto el inicio, pero no lo dominó más. Heideggeriana  : EuropaFilosofia  

Como consecuencia de la TRANSFORMACIÓN del concepto de subiectum por Descartes   (vid. Caminos de bosque, pp. 98 ss.), el concepto de objeto también adopta un nuevo significado. Para Kant  , objeto significa lo que está enfrente [N. de los T: traducción literal del término “Gegenstand  ”, que precisamente significa ‘objeto’] y existe en la experiencia de las ciencias de la naturaleza. Todo objeto es algo que está enfrente, pero no todo lo que tenemos enfrente (por ejemplo, la cosa en sí) es un posible objeto. El imperativo categórico, el deber moral  , la obligación, no son objetos de la experiencia de las ciencias naturales. Cuando reflexionamos sobre ellos, cuando aludimos a ellos en el actuar, no por eso los objetivamos. Heideggeriana  : FenoTeo  

Por el contrario, en el pensar del giro, la interrogación de Ser y Tiempo   es completada (er-gänzt) de modo decisivo. Completar sólo lo puede quien avista (erblickt) el todo. Esta completación aporta por vez primera la caracterización suficiente del Da-sein  , es decir, de la esencia del hombre pensada a partir de la verdad del ser como tal (cf. Ser y Tiempo, § 66). De manera acorde, reza un texto del primer bosquejo de la lección para el semestre de invierno de 1937-38, que intenta disquirir la necesidad de la pregunta de la verdad con vistas a la pregunta del ser: Una y otra vez debe insistirse: en la pregunta de la verdad aquí planteada no se trata sólo de una alteración del concepto de verdad vigente hasta ahora, ni de una complementación de su representación corriente; se trata de una TRANSFORMACIÓN del ser mismo del hombre. Esta TRANSFORMACIÓN no es requerida por nuevas percepciones psicológicas o biológicas. El hombre no es aquí objeto de una antropología, cualquiera que ella sea. En cuestión está el hombre aquí en la perspectiva más profunda y amplia, en la que es propiamente fundamental: el hombre en su relación al ser — es decir, en el giro: el Ser y su verdad en relación al hombre. Heideggeriana: CartaPrologo  

La puesta-en-camino lleva el habla (el despliegue del habla) como habla (el Decir) al habla (a la palabra resonante). Hablar ahora del camino al habla no significa ya solamente, ni en primer lugar, la andanza de nuestro pensamiento que medita tras el habla. El camino al habla se ha transformado en camino. De nuestro obrar humano se ha desplazado al despliegue del habla apropiada. Con todo, la TRANSFORMACIÓN del camino al habla nos parece solamente a nosotros y en consideración a nosotros, un desplazamiento que sólo ahora acaba de producirse. En verdad, el camino al habla ya tiene siempre su única sede en el despliegue del habla misma. Pero esto significa a la vez: el camino que teníamos presente hasta ahora no queda descartado, al contrario, sólo el camino auténtico, o sea, la puesta-en-camino apropiante en su puesta en uso, lo hace primeramente posible y necesario. Dado que el despliegue del habla como Decir mostrante descansa en el advenimiento apropiador que confía a los humanos en lo propio a la serenidad que hace posible una libre escucha, por eso la puesta-en-camino del Decir abre ella sola los senderos en los cuales meditamos tras el verdadero camino al habla. Heideggeriana: CaminhoLinguagem  

Para reflexionar en pos del despliegue del habla, re-decir tras el lo que es lo suyo, se necesita de una TRANSFORMACIÓN del habla que no podemos ni forzar ni inventar. La TRANSFORMACIÓN no se produce por la adquisición de palabras y series de palabras de nuevo cuño. La TRANSFORMACIÓN concierne a nuestra relación con el habla. Esta relación está determinada por el destino; de si y de qué modo el despliegue del habla — entendido corno decir inaugural del advenimiento apropiador — nos re-tiene en éste. Porque el advenimiento apropiador haciendo propio-teniendo-reteniéndose en sí, es la relación de todas las relaciones. Por esto nuestro decir, en tanto que contestar, permanece siempre dentro del género de lo relacional. La Relación (Ver-hältnis) está aquí siempre pensada desde el advenimiento apropiador y no ya en forma de mera referencia (Relation). Nuestra relación con el habla se determina en virtud del modo como nosotros, en tanto que puestos en uso y necesitados, pertenecernos al advenimiento apropiador. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Podemos, quizás, preparar en alguna medida la TRANSFORMACIÓN de nuestra relación con el habla. La experiencia podría despertar: Todo pensamiento sensitivo-meditativo es poesía, toda poesía, en cambio, es pensamiento. Ambos se pertenecen mutuamente a partir de aquel decir que ya se ha dicho a sí mismo a lo no-dicho, porque es pensamiento (Gedanke) como agradecimiento (Dank). Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Que la posibilidad de una TRANSFORMACIÓN madura del habla haya llegado al horizonte intelectual de Wilhelm von Humboldt   lo atestiguan las palabras de su tratado “Sobre la diversidad de la estructura del habla humana… “ Según escribe el hermano en el prólogo, Wilhelm von Humboldt ha trabajado en este tratado hasta su muerte en “solitario, en la cercanía de un sepulcro”. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El “nihilismo” es la verdad que se torna dominante, según la cual todos las metas que tenía el ente hasta el momento se han vuelto caducas. Pero con la TRANSFORMACIÓN de la anterior referencia a los valores conductores, el nihilismo llega a su acabamiento en la tarea libre y auténtica de una nueva posición de valores. El nihilismo en sí acabado y determinante para el futuro puede designarse como “nihilismo clásico”. Nietzsche   caracteriza a su propia metafísica con este nombre y la comprende como el “contramovimiento” respecto de todas las anteriores. De este modo, el nombre “nihilismo” pierde el significado meramente nihilista que poseía en la medida en que con él se aludía al aniquilamiento y la destrucción de los valores existentes hasta el momento, a la mera nihilidad del ente y a la falta de perspectivas de la historia humana. Heideggeriana: NiilismoEuropeu  

Ante la expresión “transvaloración de los valores” tendemos a pensar que, en lugar de los valores que ha habido hasta el momento, se ponen otros diferentes. Pero “transvaloración” significa para Nietzsche que “el lugar” mismo de los valores anteriores desaparece, y no sólo que éstos caducan. Ello implica: el modo y la dirección de la posición de valores, así como la determinación de la esencia de los valores, se transforma. La transvaloración piensa por vez primera el ser como valor. Con ella, la metafísica comienza a ser pensamiento de los valores. Forma parte de esta TRANSFORMACIÓN el hecho de que no sólo los valores que había hasta el momento caen presa de una desvalorización sino que, sobre todo, se erradica la necesidad de valores del tipo que había y en el lugar que ocupaban hasta el momento, o sea en lo suprasensible. El modo más seguro de que se produzca la erradicación de las necesidades habidas hasta el momento es mediante una educación que lleve a una creciente ignorancia de los valores válidos hasta el momento, mediante una extinción de la historia que ha habido hasta el momento por la vía de una transcripción de sus rasgos fundamentales. “Transvaloración de los valores válidos hasta el momento” es en primer lugar TRANSFORMACIÓN de la posición de valores existente hasta el momento y “adiestramiento” de una nueva necesidad de valores. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La nota de Nietzsche que hemos comentado (n. 2) da una primera visión de la esencia del nihilismo pensada de modo nihilista, una perspectiva de la dirección en la que Nietzsche concibe el nihilismo. El nihilismo es el proceso de la desvalorización de los valores supremos. El nihilismo es la legalidad interna de ese proceso, la “lógica” de acuerdo con la cual se produce, en correspondencia con su propia esencia, la caducidad de los valores supremos. ¿En qué se funda esta legalidad misma? Para la comprensión más precisa del concepto nietzscheano del nihilismo como desvalorización de los valores supremos se trata ahora de saber a qué se alude con los valores supremos, en qué medida éstos contienen una interpretación del ente, por qué se llega necesariamente a esta interpretación del ente en términos de valor, qué TRANSFORMACIÓN tiene lugar en la metafísica a causa de esta interpretación. Responderemos a estas preguntas mediante un comentario del fragmento n. 12 (XV, 148 a 151; noviembre de 1887-marzo de 1888). Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Junto con los valores supremos se suprimen al mismo tiempo el “arriba” y la “altura”, el “más allá”, el lugar en el que podrían ponerse valores. Esto significa: la posición de valores tiene que convertirse, en sí misma, en algo diferente. Porque aquello para lo que deberán ser valores los nuevos valores tampoco será, después de la supresión del más allá, algo de aquí abajo. Pero esto implica: tiene que transformarse el modo en que los valores son valores, tiene que transformarse la esencia de los valores. La TRANSFORMACIÓN radical que se halla detrás de la “desvalorización” de los valores supremos válidos hasta el momento se muestra en que es necesario un nuevo principio   de la posición de valores. Pero puesto que la desvalorización de los valores supremos es una destitución de los valores anteriores que surge de fenómenos claramente sabidos y es, por lo tanto, una destitución consciente, la nueva posición de valores tiene que tener su origen en un estado de conciencia nuevo y más elevado (cálculo). Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Nos preguntamos: ¿cómo se llega a una posición acentuada del “sujeto”? ¿De dónde surge ese dominio de lo subjetivo que guía toda colectividad humana y toda comprensión del mundo en la época moderna? La pregunta se justifica porque hasta el comienzo de la metafísica moderna con Descartes, e incluso dentro de esta metafísica misma, todo ente, en la medida en que es un ente, es comprendido como sub-iectum. Sub-iectum es la traducción e interpretación latina del hypokeimenon   griego y significa lo que subyace y está a la base, lo que desde sí ya yace delante. Con Descartes y desde Descartes, el hombre, el “yo” humano, se convierte en la metafísica de manera predominante en “sujeto”. ¿Cómo llega el hombre al papel de auténtico y único sujeto? ¿Por qué este sujeto humano se traslada al “yo”, de manera tal que subjetividad se torna equivalente a yoidad? ¿Se determina la subjetividad por la yoidad o, a la inversa, ésta por aquélla? De acuerdo con su concepto esencial, “subiectum” es lo que en un sentido destacado está ya siempre   delante de y, por lo tanto, a la base de otro, siendo de esta forma fundamento. Del concepto esencial de “subiectum” tenemos que mantener alejado en un primer momento el concepto de hombre y, por lo tanto, también los conceptos de “yo” y de “yoidad”. Sujeto — lo que yace delante desde sí mismo — son las piedras, las plantas y los animales no menos que el hombre. Nos preguntamos: ¿de qué está a la base el subiectum cuando en el comienzo de la metafísica moderna el hombre se vuelve sujeto en sentido destacado? Con esto nos volvemos nuevamente hacia la pregunta que ya habíamos rozado: ¿qué fundamento y qué suelo se buscan en la metafísica moderna? La tradicional pregunta conductora de la metafísica — ¿qué es el ente? — se transforma, en el comienzo de la metafísica moderna, en pregunta por el método, por el camino en el cual, desde el hombre mismo y para él, se busca algo incondicionalmente cierto y seguro y se delimita a la esencia de la verdad. La pregunta “¿qué es el ente?” se transforma en pregunta por el fundamentum absolutum inconcussum veritatis, por el fundamento incondicional e inquebrantable de la verdad. Esta TRANSFORMACIÓN es el comienzo de un nuevo pensar por el que la época se vuelve una época nueva y la edad que le sigue se vuelve edad moderna. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

De las observaciones introductorias destinadas a distinguir la sentencia de Protágoras   de la frase de Descartes hemos inferido que la pretensión del hombre a un fundamento de la verdad encontrado y asegurado por él mismo surge de la “liberación” en la que el hombre se desprende del primordial carácter vinculante que tenían la verdad revelada bíblico-cristiana y la doctrina de la Iglesia. Sin embargo, toda auténtica liberación no es sólo romper las ataduras y eliminar los vínculos, sino que es, ante todo, una nueva determinación de la esencia de la libertad. Ser libre quiere decir ahora que, en lugar de la certeza de salvación que era criterio de medida para toda verdad, el hombre pone una certeza en virtud de la cual y en la cual alcanza certeza de sí como de aquel ente que de ese modo se coloca a sí mismo como su propia base. El modo en que se produce esta TRANSFORMACIÓN implica que en muchos casos discurra aún en el lenguaje y en las representaciones de aquello que se abandona en tal TRANSFORMACIÓN. A la inversa, una caracterización precisa de la misma no puede evitar hablar en el lenguaje de lo que sólo se alcanza gracias a ella. Si decimos, por ejemplo, radicalizando, que la nueva libertad consiste en que el hombre se da la ley a sí mismo, elige lo que es vinculante y se vincula a ello, hablamos ya en el lenguaje de Kant y acertamos, sin embargo, con lo esencial del comienzo de la época moderna, que conquista su figura histórica propia con una posición metafísica fundamental para la que la libertad se torna esencial de un modo peculiar (cfr. Descartes, Meditationes de prima philosophia  , IV). El mero desprenderse, el mero arbitrio, no son nunca más que el lado oscuro de la libertad, mientras que su lado luminoso es la reivindicación de algo necesario como aquello que vincula y sustenta. Ambos “lados” no agotan, sin embargo, la esencia de la libertad, y ni siquiera dan con su núcleo. Para nosotros es importante ver que esa libertad cuyo reverso es la liberación de la creencia en la revelación, no solamente reivindica en general algo necesario sino que lo hace de manera tal que el hombre pone en cada caso desde sí mismo eso que es necesario y vinculante. Pero lo necesario se codetermina entonces de acuerdo con lo que necesite el hombre que se basa sobre sí mismo, es decir, de acuerdo con la dirección y con la altura, de acuerdo con el modo en el que el hombre se represente a sí mismo y represente su esencia. La nueva libertad, vista metafísicamente, es la apertura de una multiplicidad de aquello que en el futuro pueda y quiera ser puesto a sabiendas por el hombre mismo como necesario y vinculante. En el ejercicio de estos múltiples modos de la nueva libertad consiste la esencia de la historia de la época moderna. Puesto que por doquier de esta libertad forma parte que el propio hombre se vuelva señor de las propias determinaciones esenciales de la humanidad, y puesto que este volverse señor requiere el poder en un sentido esencial y expreso, por eso el esencial dar poder al poder sólo es posible como realidad fundamental en la historia de la época moderna y como esa historia. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Inversamente, sin embargo, también tenemos que pensar la posición fundamental de Descartes de un modo verdaderamente metafísico y medir con todo su alcance interno la TRANSFORMACIÓN esencial de ser y verdad en el sentido de representatividad y seguridad. El hecho de que Pascal  , casi contemporáneamente a Descartes, aunque determinado esencialmente por él, haya tratado de salvar la cristiandad del hombre, no sólo ha empujado la filosofía de Descartes a la apariencia de una “teoría del conocimiento” sino que, a una con ello, la ha hecho aparecer como un modo de pensar que serviría simplemente a la “civilización” pero no a la “cultura”. En verdad, sin embargo, en el pensar de Descartes se trata de un esencial traslado de la humanidad entera y de su historia, desde el ámbito de la especulativa verdad de la fe del hombre cristiano a la representatividad del ente fundada en el sujeto, sólo desde cuyo fundamento esencial se vuelve posible la moderna posición dominante del hombre. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Cuanto más fácil sea poner en juego ya aquel afecto, ya éste, tanto más podrá verse en cada caso de acuerdo con la necesidad y la utilidad, tanto más podrá preverse y calcular y por lo tanto planificar. Respecto de la especial acentuación que se ha hecho de la TRANSFORMACIÓN por la que al comienzo de la metafísica moderna el hombre se ha convertido en “sujeto” y en referencia al papel que recae entonces sobre la subjetividad en la metafísica moderna, podría surgir la opinión   de que la historia más interna de la metafísica y de la TRANSFORMACIÓN de sus posiciones fundamentales sería simplemente una historia de la TRANSFORMACIÓN de la autoconcepción del hombre. Tal opinión estaría en completa concordancia con el modo de pensar antropológico hoy corriente. Sin embargo, y a pesar de que parece sugerida e impulsada por lo que se ha expuesto hasta ahora, es una opinión errónea, más aún, es aquel error que se trata de superar. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En conformidad con esta esencia de la verdad como justicia, la subjetividad de la voluntad de poder, a la que la justicia “representa”, es incondicionada. Pero este carácter incondicionado tiene ahora un sentido diferente que, por ejemplo, en la metafísica de Hegel  . Éste pone a la no verdad como un nivel y una unilateralidad que queda superada en la verdad. La metafísica de Nietzsche pone inmediatamente la no verdad, en el sentido de error, como la esencia de la verdad. La verdad — así constituida y comprendida — proporciona al sujeto la incondicionada disposición sobre verdadero y falso. La subjetividad no sólo queda liberada de todo límite sino que ella misma dispone ahora de todo poner y quitar límites. No es la subjetividad del sujeto la que transforma la esencia y la posición del hombre en medio del ente. Antes bien, el ente en su totalidad ha experimentado ya una interpretación diferente por medio de aquello de donde toma su origen la subjetividad, por medio de la verdad del ente. Por ello, con la TRANSFORMACIÓN del ser-hombre en sujeto la historia de la humanidad moderna no recibe simplemente nuevos “contenidos” y nuevos ámbitos de acción, sino que el curso mismo de la historia se vuelve diferente. En apariencia, todo no es más que descubrimiento, investigación, descripción, organización y dominio del mundo, en todo lo cual el hombre se expande y, como consecuencia de la expansión, distiende su esencia, la aplana y la pierde. En verdad, sin embargo, de este modo no hacen más que delinearse los rasgos fundamentales de acuerdo con los cuales se acuñará la subjetividad incondicionada de la humanidad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Vemos que en la historia de la proveniencia del pensamiento del valor la TRANSFORMACIÓN de la idea   en perceptio se vuelve decisiva. Sólo mediante la metafísica de la subjetividad se pone en libertad y entra entonces en juego sin trabas el rasgo esencial de la idea — ser lo que posibilita y condiciona — que en un principio estaba aún oculto y retenido. Lo más íntimo de la historia de la metafísica moderna consiste en el proceso por el que el ser adquiere el indiscutido rasgo esencial de ser condición de posibilidad del ente, es decir, en términos modernos, de lo re-presentado, de lo que está enfrentado, de los objetos. El paso decisivo en este proceso lo da la metafísica de Kant. Dentro de la metafísica moderna, constituye el centro, no sólo por la cronología sino desde una perspectiva histórico-esencial, por el modo en que se recoge en ella el comienzo de Descartes y se lo transforma en la confrontación con Leibniz  . La posición metafísica fundamental de Kant se expresa en la proposición que el propio Kant determina, en la Crítica de la Razón Pura, como el principio supremo de su fundamentación de la metafísica (A 158, B 197). La proposición dice así: “Las condiciones de posibilidad de la experiencia en general son al mismo tiempo condiciones de posibilidad de los objetos de la experiencia”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Que el ser del ente se torne poderoso como voluntad de poder no es la consecuencia de que haya surgido la metafísica de Nietzsche. Por el contrario, el pensamiento de Nietzsche tuvo que entrar en la metafísica porque el ser hacía aparecer su esencia propia como voluntad de poder, como aquello que en la historia de la verdad del ente tenía que ser comprendido mediante el proyecto en cuanto voluntad de poder. El acontecimiento fundamental de esta historia fue, en último término, la TRANSFORMACIÓN de la entidad en subjetividad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La ontología fundamental es siempre únicamente una repetición de este antiguo, temprano precedente. Pero éste se nos transmite en la repetición sólo cuando le damos la posibilidad de transformarse. Pues ello lo demandan estos problemas mismos en conformidad con su esencia. Todo esto, como ha de exponerse detalladamente, tiene su fundamento en la historicidad de la comprensión de ser. Y es característico que la tradición, es decir, la transmisión extrínseca, le impida al problema, precisamente, transformarse. La tradición transmite sentencias y opiniones fijas, modos fijos de preguntar y discutir. Ahora se llama a esta tradición extrínseca de las opiniones y de las posiciones suspendidas en el aire la “historia de los problemas”. Y porque esta tradición extrínseca y su tratamiento en la historia de la filosofía le niega a los problemas la vida, y esto significa: la TRANSFORMACIÓN, y busca sofocarlos, por eso ha de lucharse contra ella. Heideggeriana: Transcendencia ANEXO

No es que la antigüedad deba ser superada — si en absoluto cabe en este respecto la “crítica” (lo cual no se exige primariamente, pero sí con cada situación)-, sino que debe combatirse a sus malos albaceas. Pero esto únicamente ocurre mediante nuestro esfuerzo por procurarle a estos problemas fundamentales, es decir, a la metaphysica naturalis que reside en el Dasein mismo, una oportunidad de TRANSFORMACIÓN. Esto es lo que entiendo por destrucción de la tradición. No se trata de desembarazarse de estos dos milenios y ponerse uno mismo en su lugar. Heideggeriana: Transcendencia ANEXO

Por cierto, no se puede apartar la peculiar cortedad de aliento del preguntar y pensar, pero se requiere de nuestro esfuerzo para no ser víctima suya de manera imprevista. Por una parte, sólo rara vez podemos recorrer en su integridad el cauce interno de una problemática y mantenerla viva y susceptible de TRANSFORMACIÓN, o, por otra, cuando podemos hacerlo, no tenemos la fuerza para cobrar nuevo aliento con vistas a otras posibilidades igualmente esenciales. O, cuando esto es posible, entonces la correspondiente elaboración es más difícil, porque el desprenderse de lo antiguo es en el fondo una interna imposibilidad. Así, la respectiva apertura de los horizontes permanece; lo esencial siempre está entregado siempre al futuro, como la heredad propiamente tal. Pero no es lo esencial lo refutable y lo que discute el espíritu de la época. (Si Kant sólo hubiera sido como lo percibían los contemporáneos, que lo refutaron mal o bien, las cosas hubiesen estado mal para él.) Heideggeriana: Transcendencia ANEXO

Puesto que ser sólo se da, en cuanto que ya el ente es, precisamente, en el Ahí, reside en la ontología fundamental, de manera latente, la tendencia a una TRANSFORMACIÓN metafísica originaria, que sólo se hace posible si el ser es comprendido en su plena problemática. La interna necesidad de que la ontología vuelva [al lugar] desde donde había partido puede patentizarse recurriendo al fenómeno primordial (Urphänomen  ) de la existencia humana: que el ente “hombre” comprende el ser; en la comprensión de ser reside a la vez la realización (Vollzug  ) de la diferencia de ser y ente; sólo se da ser cuando el Dasein comprende ser. En otras palabras: la posibilidad de que se dé ser en la comprensión tiene como presuposición la existencia fáctica del Dasein, y ésta, a su vez, el fáctico ser-presente (Vorhandensein  ) de la naturaleza. Precisamente en el horizonte del problema del ser radicalmente planteado se muestra que todo esto sólo es visible y puede ser comprendido como ser, si ya está ahí una totalidad posible de ente. Heideggeriana: Transcendencia ANEXO

Ontología fundamental y metontología forman, en su unidad, el concepto de la metafísica. Pero en esto sólo se expresa la TRANSFORMACIÓN del problema fundamental de la filosofía misma, que ya fue tocado arriba y en la introducción, con el doble concepto de la filosofía como prote philosophia   y theologia  . Y esto es sólo la concreción respectiva a cada momento de la diferencia ontológica, es decir, la concreción de la realización (Vollzug) de la comprensión de ser. En otras palabras: la filosofía es la concreción central y total de la esencia metafísica de la existencia. Heideggeriana: Transcendencia ANEXO

Esta idea del ser, que surge a partir de la experiencia de uno mismo, a partir de la TRANSFORMACIÓN espontánea y perceptible del yo, a partir del impulso, es el único presupuesto, es decir, el auténtico contenido del proyecto metafísico. Heideggeriana: CursoMarburgo  

Habremos ganado ya la única respuesta que en principio era esencial para nuestra pretensión si tomamos la precaución de que la pregunta por la nada siga estando efectivamente planteada, Para ello es preciso que llevemos a cabo la TRANSFORMACIÓN del hombre en su ser-aquí, que toda angustia hace acontecer en nosotros, a fin de que podamos apresar firmemente la nada que allí se manifiesta en su manera de evidenciarse. Unido a esto, también nace la exigencia de mantener expresamente alejadas a las caracterizaciones de la nada que no están en correspondencia con ella. Heideggeriana: QueMetafisica

La pregunta decisiva (Ser y tiempo, 1927) por el sentido del ser, es decir (S. y t., p. 151) por el ámbito del proyecto, por la apertura, o, lo que es lo mismo, por la verdad del ser y no sólo de lo ente, ha quedado expresamente sin desarrollar. Aparentemente, el pensar se mantiene dentro de la órbita de la metafísica y, sin embargo, con sus pasos decisivos que conducen desde la verdad como conformidad a la libertad ex-sistente y de ésta a la verdad como encubrimiento y errar pone en marcha una TRANSFORMACIÓN en el preguntar que forma parte de la superación de la metafísica. El pensar intentado en esta lección se consuma en la experiencia fundamental que nos hace ver que es sólo a partir del ser-aquí, en el que el hombre puede entrar, en donde se prepara para el hombre histórico una proximidad a la verdad del ser. Aquí, como ya ocurría en Ser y tiempo, no sólo abandonamos todo tipo de antropología y toda subjetividad del hombre como sujeto, y no sólo se busca la verdad del ser como fundamento de una posición histórica fundamental transformada, sino que el transcurso de la lección invita a pensar a partir de este otro fundamento (a partir del ser-aquí). La progresión del preguntar es, en sí misma, el camino de un pensar que en lugar de proporcionar representaciones y conceptos se experimenta y se pone a prueba como TRANSFORMACIÓN de la relación con el ser. Heideggeriana: EssenciaVerdade  

Este es mi mundo de trabajo visto con los ojos mirones del huésped o del veraneante. Yo mismo nunca miro realmente el paisaje. Siento su TRANSFORMACIÓN continua, de día y de noche, en el gran ir y venir de las estaciones. La pesadez de la montaña y la dureza de la roca primitiva, el contenido crecer de los abetos, la gala luminosa y sencilla de los prados florecientes, el murmullo del arroyo de la montaña en la vasta noche del otoño, la austera sencillez de los llanos totalmente recubiertos de nieve, todo esto se apiña y se agolpa y vibra allá arriba a través de la existencia diaria. Y, nuevamente, esto no ocurre en los instantes deseados de una sumersión gozosa o de una compenetración artificial, sino, solamente, cuando la propia existencia se encuentra en su trabajo. Sólo el trabajo abre el ámbito de la realidad de la montaña. La marcha del trabajo permanece hundida en el acontecer del paisaje. Heideggeriana: Provincia1933

El presente inmediato es el tiempo, en el que estamos. Lo que acontece, ahora, es una modificación de la realidad alemana. Esta TRANSFORMACIÓN [Verwandlung] significa configuración del porvenir. Lo que acontece ahora, sin embargo, se viene preparando desde la Primera Guerra Mundial. El devenir de la futura Universidad Alemana lo comprenderemos sólo cuando nos hayamos aclarado la posición y la tarea de la universidad dentro del acontecer actual. Haremos esto en tres Partes. Consideraremos: 1. Las fuerzas determinantes en la preparación de la Revolución Nacionalsocialista y la actitud de la Universidad. 2. La esencia de la Revolución Nacionalsocialista como TRANSFORMACIÓN de la realidad alemana. 3. La nueva tarea de la Universidad Alemana. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

El despertar del espíritu del Frente en la guerra y su consolidación tras ella no es otra cosa sino la TRANSFORMACIÓN creadora de este acontecimiento en una fuerza que configure la existencia venidera. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Este espíritu del Frente de batalla se convirtió en la fuerza determinante en la preparación de la Revolución Nacionalsocialista. Pero, el desarrollo y el esclarecimiento del espíritu del Frente no significa introducir un militarismo, no significa proponer una nueva guerra, sino que el espíritu del Frente significa justamente la conquista espiritual y la TRANSFORMACIÓN creadora de la guerra. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Al explicar de esa manera el fracaso de la universidad, entonces no vamos disculpando de ningún modo su actitud. Ni tampoco constituye reproche personal alguno frente a cada uno de los profesores. No es una disminución del rendimiento científico de los investigadores en particular. Sino: esta explicación hemos de cumplirla para, partiendo de ella, extraer la enseñanza decisiva para la renovación [Neugestaltung] de la Universidad, a saber, la visión de que resulta inútil que en cada una de las facultades se venga a “reformar” esto u aquello. Por esto, el estado pretérito no puede ser nunca superado; más bien, todo depende de si la universidad en su todo, logre recuperar un mundo espiritual originario y unificado. De si ella podrá despertar, una vez más, desde sí misma, la fuerza duradera y cerrada, para una genuina “Auto-afirmación”. Pero ¿es posible esto? Sí! Y ¿por qué? Porque a través de la Revolución Nacionalsocialista se ha transformado toda la realidad alemana. Porque a través de esta TRANSFORMACIÓN se ha logrado crear un nuevo suelo para la existencia histórica-espiritual completa del pueblo. Y ¿en qué consiste la esencia de la Revolución Nacionalsocialista? Con esto, entramos a la 2 Parte: La esencia de la Revolución Nacionalsocialista como TRANSFORMACIÓN de la realidad alemana Heideggeriana: UniversidadeAlema2

1. ¿Qué es, en principio, la historia? Hay historia allí, donde algo acontece. Pero ¿existe también siempre allí, donde algo acontece y se sucede, historia? Digamos: los procesos de TRANSFORMACIÓN de la corteza terrestre — ¿son ellos históricos? Y la Geología investiga, sin duda, la “historia” de la Tierra en sus diferentes “épocas terrestres” (depósitos de estratos, períodos de glaciación, etc.). La Biología pregunta por la historia evolutiva de los seres vivos. Luego también hay “historia” en los ámbitos extrahumanos del ente — tierra — plantas — animales. Y luego, si pensamos en la historia de las guerras campesinas, la historia del capitalismo, la historia de Federico el Grande ¿no nos referimos acaso con todo eso, a lo mismo que con la historia de la Tierra y de los seres vivientes? En cierto sentido si — pues, de otro modo, no llamaríamos a todas esas cosas historia. ¿Y en qué estamos pensando? En una serie de sucesos que se siguen temporalmente de forma consecuente y que van hundiéndose en el pasado. Empero, esa es una representación de la historia, que se acomoda también con la sucesión de movimientos rotatorios de un avión a hélice, lo que ciertamente que no constituye un proceso histórico. Esta representación sigue siéndonos tan lejana, que lo dice todo y no dice nada. No toca a la esencia de la historia. Heideggeriana: FilosofiaAlema  

Sólo que, semejante libertad histórica devendrá únicamente y lo hará, en primer lugar, tras largo tiempo, y una vez que se cumpla una TRANSFORMACIÓN del saber respecto de la esencia del ser y una doma del poder de lo inesencial. Heideggeriana: FilosofiaAlema

La filosofía no puede forzar esta TRANSFORMACIÓN del ser. Pero ella puede lograr un saber que indirectamente, y en grados siempre diferentes de claridad, plenitud y rigurosidad, se implante en éste en cuanto que un saber esencial del pueblo sobre sí mismo. — Tal saber es, en sí, ya un querer. Tanto, como que un querer genuino acontece únicamente como principio sapiente. Este solo saber logra el espacio de la tormenta, en cuyo dominio — si lograse hacerlo — nos alcancen los rayos de los dioses y anuncien la hora cósmica del pueblo. Heideggeriana: FilosofiaAlema

Sin esta superación no resultará tampoco aquella conservación. Pero, ambas cosas exigen, para ser resueltas, una TRANSFORMACIÓN de la existencia desde sus últimos fundamentos y bajo las medidas más extremas. Una TRANSFORMACIÓN semejante de la existencia histórica no podrá acontecer, sin embargo, jamás, como un apremio ciego hacia un porvenir indeterminado, sino sólo como una confrontación creadora con la totalidad de la historia pretérita — con sus figuras esenciales y sus épocas. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Enunciado significa lógos, y ésta es la palabra fundamental de Aristóteles  . En el enunciado se enuncia algo de algo: la roca es dura. En el enunciado viene al habla el “es”, el Ser. De allí que, si algo haya de decidirse sobre el ser, hemos de interrogar al enunciado. De los diferentes modos del enunciado se han derivado los diferentes modos del Ser: substancia, cualidad, cantidad, relación. Enunciar quiere decir también kategorein  . Lo que se dice propiamente en cada enunciado es una determinación del Ser y se llama por esto kategoria. Que desde Aristóteles hasta este momento los conceptos del ser se llamen categorias, es el signo inequívoco para la TRANSFORMACIÓN de la cuestión fundamental de la filosofía, que se ha venido ejecutando desde su inicio. (Lo que yace a la base, hypokeimenon — ousía! Lo siempre presente, pero ahora visto desde el lógos.) Heideggeriana: EuropaFilosofia

Mediante esta TRANSFORMACIÓN del inicio se ha alcanzado aquella posición fundamental de la filosofía occidental que determinó luego su destino en los siglos venideros. No se trata tan sólo que se mantengan imperturbables la determinación esencial del Ser como ousía, substancia, y la determinación esencial de la verdad como concordancia del pensar con las cosas, sino que ante todo se hace evidente una cosa, cada vez menos cuestionada, y es que el pensar se consolida como el tribunal para la determinación del Ser. Heideggeriana: EuropaFilosofia

¿Qué significa ‘de verdad’? La verdad es la esencia de lo verdadero. ¿En qué pensamos aquí cuando decimos esencia? Normalmente entendemos por esencia eso común en lo que coincide todo lo verdadero. La esencia se presenta en un concepto de género y generalidad que representa ese uno que vale igualmente para muchos. Pero esta esencia de igual valor (la esencialidad en el sentido de essentia  ) sólo es la esencia inesencial. ¿En qué consiste la esencia esencial de algo? Probablemente reside en lo que lo ente es de verdad. La verdadera esencia de una cosa se determina a partir de su verdadero ser, a partir de la verdad del correspondiente ente. Lo que ocurre es que ahora no estamos buscando la verdad de la esencia, sino la esencia de la verdad. Nos encontramos ante un curioso enredo. ¿Se trata sólo de un asunto curioso, tal vez incluso sólamente de la vacía sutileza de un juego de conceptos, o se trata por el contrario de un abismo? Verdad significa esencia de lo verdadero. Pensamos la verdad recordando la palabra que usaban los griegos. aletheia   significa el desocultamiento de lo ente. Pero ¿es esto una definición de la esencia de la verdad? ¿No estaremos haciendo pasar una mera TRANSFORMACIÓN en el uso de la palabra — desocultamiento en lugar de verdad — por una caracterización del asunto? En efecto, no deja de ser un simple intercambio de nombres mientras no nos enteremos de qué es lo que ha ocurrido para que haya sido necesario decir la esencia de la verdad con la palabra desocultamiento. Heideggeriana: ObraArte

La verdad como claro y encubrimiento de lo ente acontece desde el momento en que se poetiza. Todo arte es en su esencia poema en tanto que un dejar acontecer la llegada de la verdad de lo ente como tal. La esencia del arte, en la que residen al tiempo la obra de arte y el artista, es el ponerse a la obra de la verdad. Es desde la esencia poética del arte, desde donde éste procura un lugar abierto en medio de lo ente en cuya apertura todo es diferente a lo acostumbrado. Gracias al proyecto puesto en obra de ese desocultamíento de lo ente que recae sobre nosotros, todo lo habitual y normal hasta ahora es convertido por la obra en un no ente, perdiendo de este modo la capacidad de imponer y mantener el ser como medida. Lo curioso de todo esto es que la obra no actúa en absoluto sobre lo ente existente hasta ahora por medio de relaciones causales. El efecto de la obra no proviene de un efectuar. Consiste en una TRANSFORMACIÓN, que ocurre a partir de la obra, del desocultamiento de lo ente, o lo que es lo mismo, del ser. Heideggeriana: ObraArte

La verdad es el desocultamiento de lo ente en cuanto ente. La verdad es la verdad del ser. La belleza no aparece al lado de esta verdad. Se manifiesta cuando la verdad se pone en la obra. Esta manifestación — en tanto que ser de la verdad dentro de la obra y en tanto que obra —, es la belleza. Así, lo bello tiene su lugar en el acontecer de la verdad. No es algo relativo al gusto, en definitiva, un mero objeto del gusto. Por el contrario, lo bello reside en la forma, pero únicamente porque antaño la forma halló su claro a partir del ser como entidad de lo ente. En aquel entonces el ser aconteció como eidos  . La idea se ordena en la morphe  . El sunolon, la totalidad unida de la morphe y la hyle  , esto es, el ergon  , es al modo de la energeia  . Este modo de presencia se convierte en actualitas   del ens actu. La actualitas llega a ser a su vez realidad efectiva. La realidad efectiva se torna objetividad. La objetividad pasa a ser vivencia. En ese modo en que lo ente es como efectivamente real para el mundo determinado por Occidente, se esconde una peculiar manera de ir siempre juntas la belleza y la verdad. A la TRANSFORMACIÓN de la esencia de la verdad corresponde la historia de la esencia del arte occidental. Ésta se comprende tan poco a partir de la belleza tomada en sí misma como a partir de la vivencia, suponiendo que el concepto metafísico del arte pueda llegar hasta su esencia. Heideggeriana: ObraArte

Los que verdaderamente van-al ocaso no conocen la turbia “resignación”, que ya no quiere, porque no quiere nada venidero, tan poco como al ruidoso “optimismo”, que a pesar de todo aseguramiento aún no quiere verdaderamente, porque se opone a querer más allá de sí y ganarse a sí mismo recién en la TRANSFORMACIÓN. Heideggeriana: EreignisFuturos  

Uno de los fenómenos esenciales de la Edad Moderna es su ciencia. La técnica mecanizada es otro fenómeno de idéntica importancia y rango. Pero no se debe caer en el error de considerar que esta última es una mera aplicación, en la práctica, de la moderna ciencia matemática de la naturaleza. La técnica mecanizada es, por sí misma, una TRANSFORMACIÓN autónoma de la práctica, hasta el punto de que es ésta la que exige el uso de la ciencia matemática de la naturaleza. La técnica mecanizada sigue siendo hasta ahora el resultado más visible de la esencia de la técnica moderna, la cual es idéntica a la esencia de la metafísica moderna. Heideggeriana: ImagemMundo

La ciencia se convierte en investigación gracias al proyecto y al aseguramiento del mismo en el rigor del proceder anticipador. Pero proyecto y rigor sólo se despliegan y convierten en lo que son en el método. Éste determina el segundo carácter esencial para la investigación. A fin de que el sector proyectado se torne objetivo hay que empujarlo a salir al encuentro en toda la multiplicidad de sus niveles e imbricaciones. Por eso, el proceder anticipador debe tener la vista libre para la variabilidad de lo que se encuentra. La plenitud de lo particular y de los hechos sólo se muestra en el horizonte de la constante renovación de la TRANSFORMACIÓN. Pero los hechos deben tornarse objetivos, por eso el proceder anticipador debe representar lo variable en su TRANSFORMACIÓN, conseguir fijarlo, dejando al mismo tiempo que el movimiento sea un movimiento. La fijación de los hechos y la constancia de su variación como tal, es la regla. Lo constante de la TRANSFORMACIÓN en la necesidad de su transcurso, es la ley. Sólo en el horizonte de regla y ley adquieren claridad los hechos como los hechos que son. La investigación de hechos en el ámbito de la naturaleza es, en sí, exposición y preservación de reglas y leyes. El método por el que un sector de objetos llega a la presentación tiene el carácter de una clarificación a partir de lo claro, de una aclaración. Esta aclaración tiene siempre dos lados. Fundamenta algo desconocido por medio de algo conocido y, al mismo tiempo, garantiza eso conocido por medio de eso desconocido. La aclaración se lleva a cabo en la exploración o examen. En las ciencias de la naturaleza esto tiene lugar, según el tipo de campo de examen y la intención de la aclaración, por medio del experimento. Pero no es que las ciencias de la naturaleza se conviertan en investigación gracias al experimento, sino que es precisamente el experimento aquel que sólo es posible, única y exclusivamente, en donde el conocimiento de la naturaleza se ha convertido en investigación. La física moderna puede ser experimental gracias a que es esencialmente una física matemática. Como ni la doctrina medieval ni la episteme   griega son ciencia en el sentido de la investigación, no hay experimento en ellas. Es verdad que fue Aristóteles el primero que comprendió lo que significa empeiria   (experiencia), esto es, la observación de las cosas en sí mismas y de sus propiedades y transformaciones bajo condiciones cambiantes y, por tanto, el conocimiento del modo en que las cosas suelen comportarse por regla general. Pero una observación que tiene como meta semejante conocimiento, el experimentum, es esencialmente distinta de lo que distingue a la ciencia en cuanto investigación, esto es, del experimento de la investigación, y ello incluso cuando las observaciones de la Antigüedad o la Edad Media utilizaban números y medidas, incluso cuando la observación se ayuda de determinados dispositivos e instrumentos, porque sigue faltando por completo lo auténticamente decisivo del experimento. El experimento comienza poniendo como base una ley. Disponer un experimento significa representar una condición según la cual un determinado conjunto de movimientos puede ser seguido en la necesidad de su transcurso o, lo que es lo mismo, puede tornarse apto a ser dominable por medio del cálculo. Pero la disposición de la ley se lleva a cabo desde la perspectiva que se dirige al rasgo fundamental del sector de objetos. Éste es el que ofrece la medida y vincula a la condición el representar anticipador. Esta representación en la que y por la que se inicia el experimento no es una imaginación arbitraría. Por eso decía Newton  : hypotheses non fingo, las hipótesis no se piensan de modo arbitrario. Se desarrollan a partir del rasgo fundamental de la naturaleza y están inscritas en él. El experimento es ese procedimiento llevado y dirigido en su disposición y ejecución por la ley que se establece como hipótesis a fin de producir los hechos que confirman o niegan la ley. Cuanto más exactamente se haya proyectado el rasgo fundamental de la naturaleza, tanto más exacta será la posibilidad del experimento. Por eso es completamente imposible que el escolástico medieval Roger Bacon, que tan a menudo se invoca, sea el precursor del moderno investigador experimental, limitándose a ser el sucesor de Aristóteles. En efecto, mientras tanto y debido al cristianismo, la auténtica posesión de la verdad ha sido trasladada a la fe, a la consideración de las Escrituras y de la doctrina de la Iglesia como verdaderas. El supremo conocimiento y doctrina es la teología, en tanto que interpretación de las divinas palabras de la Revelación plasmada en las Escrituras y proclamada por la Iglesia. Aquí, conocer no es investigar, sino comprender correctamente la palabra que establece la norma y la palabra de las autoridades que la proclaman. Es por este motivo por lo que, durante la Edad Media, en la adquisición de conocimiento adquiere la supremacía la explicación de las palabras y las opiniones doctrínales de las distintas autoridades. El componere scripta et sermones, el argumentum ex verbo, es decisivo y al mismo tiempo es el motivo por el que la filosofía platónica y aristotélica tuvo que convertirse en dialéctica escolástica. Si luego Roger Bacon exige el experimentum — y realmente lo exige —, no se está refiriendo al experimento de la ciencia en tanto que investigación, sino que lo que exige es en lugar del argumentum ex verbo el argumentum ex re, esto es, en lugar del debate sobre las opiniones doctrinales, la observación de las cosas mismas, la empeiria aristotélica. Heideggeriana: ImagemMundo

El verdadero sistema de la ciencia reside en la síntesis del proceder anticipador y la actitud que hay que tomar en relación con la objetivación de lo ente resultante de las planificaciones correspondientes. La ventaja que se le exige a este sistema no es una unidad de relación cualquiera de los sectores de objetos, bien calculada y rígida, sino la movilidad más grande posible, libre aunque regulada, en la TRANSFORMACIÓN o reiniciación de las investigaciones en las tareas rectoras correspondientes. Cuanto más exclusivamente se reduzca la ciencia a la puesta en marcha y control de su modo de trabajo, tanto más libres de toda ilusión se concentrarán estas empresas en centros e institutos de investigación especializados y de modo tanto más irresistible alcanzarán las ciencias la consumación de su esencia moderna. Pero cuanto más en serio y de modo más incondicionado procedan la ciencia y los investigadores con la figura moderna de su esencia, de modo tanto más evidente e inmediato se pondrán a sí mismos al servicio de la utilidad general, mientras que también se verán tanto más obligados a retirarse sin reservas al público anonimato que acompaña a todo trabajo útil para la generalidad. Heideggeriana: ImagemMundo

El hombre se convierte en centro de referencia de lo ente como tal. Pero esto sólo es posible si se modifica la concepción de lo ente en su totalidad. ¿En qué se manifiesta esta TRANSFORMACIÓN? ¿Cuál es, conforme a ella, la esencia de la Edad Moderna? Cuando meditamos sobre la Edad Moderna nos preguntamos por la moderna imagen del mundo. La caracterizamos mediante una distinción frente a la imagen del mundo medieval o antigua. Pero ¿por qué nos preguntamos por la imagen del mundo a la hora de interpretar una época histórica? ¿Acaso cada época de la historia tiene su propia imagen del mundo de una manera tal que incluso se preocupa ya por alcanzar dicha imagen? ¿O esto de preguntar por la imagen del mundo sólo responde a un modo moderno de representación de las cosas? ¿Qué es eso de una imagen del mundo? Parece evidente que se trata de eso: de una imagen del mundo. Pero ¿qué significa mundo en este contexto? ¿Qué significa imagen? El mundo es aquí el nombre que se le da a lo ente en su totalidad. No se reduce al cosmos, a la naturaleza. También la historia forma parte del mundo. Pero hasta la naturaleza y la historia y su mutua y reciproca penetración y superación no consiguen agotar el mundo. En esta designación está también supuesto el fundamento del mundo, sea cual sea el tipo de relación que imaginemos del fundamento con el mundo. Heideggeriana: ImagemMundo

(1) Esta meditación no es ni necesaria para todos ni realizable o tan siquiera soportable por todos. Por el contrario, la falta de meditación forma buena parte de las distintas etapas de la realización y la empresa. Sin embargo, el cuestionamiento de la meditación nunca cae en la ausencia de fundamento y la incuestionabilidad, porque pregunta previamente por el ser. Para la meditación, el ser es siempre lo más digno de ser cuestionado. En él, la meditación encuentra la mayor resistencia externa, lo que le impele a ajustar cuentas con eso ente que se ha deslizado en la luz de su ser. La meditación sobre la esencia de la Edad Moderna sitúa al pensamiento y la decisión en el campo de influencia de las fuerzas esenciales propias de esta Edad. Dichas fuerzas actúan tal como actúan, sin dejarse afectar por las valoraciones cotidianas. Frente a ellas, sólo queda la disponibilidad para la resolución o la huida a la ahistoricidad. Pero para eso no basta con asentir a la técnica o plantear absolutamente la “movilización total” — cuando ha sido reconocida como existente — a partir de una posición incomparablemente más esencial. De lo que se trata en primer lugar y siempre es de comprender la esencia de la era a partir de la verdad del ser que reina en ella, porque sólo así se experimenta al mismo tiempo aquello que es más digno de ser cuestionado y que soporta y vincula desde el fundamento a un crear en dirección al porvenir, dejando atrás a lo que está ahí para que la TRANSFORMACIÓN del hombre se convierta en una necesidad surgida del propio ser. Ninguna época se deja relegar por el poder de una negación. La negación sólo elimina al negador. Pero para poder seguir en el futuro afirmándose en su esencia, la Edad Moderna exige, gracias a su esencia, un alcance y una originariedad de la meditación para las que tal vez estemos preparando ya algo los que vivimos, pero que no podemos llegar a dominar todavía. Heideggeriana: ImagemMundo

La posición metafísica fundamental de Protágoras sólo es una restricción o, lo que es lo mismo, una forma de conservar la posición fundamental de Heráclito   y Parménides. La sofística sólo es posible sobre el fundamento de la sophia  , esto es, de la interpretación griega del ser como presencia y de la verdad como un desocultamiento que, a su vez, sigue siendo una determinación esencial del ser, motivo por el que, aquello que se presenta, se determina como tal a partir del desocultamiento, y la presencia a partir de lo que ya no está oculto. ¿Hasta dónde se aleja Descartes de los inicios del pensamiento griego, en qué medida es diferente su interpretación del hombre como sujeto? Precisamente porque en el concepto de subjectum aún resuena la esencia griega del ser, la hypokeisthai   del, hypokeimenon pero bajo la forma de una presencia irreconocible que ya no cabe cuestionar (concretamente aquello que yace siempre ante nosotros), se puede ver gracias a él la esencia de la TRANSFORMACIÓN de la posición metafísica fundamental. Heideggeriana: ImagemMundo

Cuando Nietzsche dice que la verdad es “ilusión”, su sentencia significa lo mismo que dice Heráclito, y sin embargo no significa lo mismo. Significa lo mismo en la medida en que la sentencia de Nietzsche, tal como se mostrará, aún supone la interpretación inicial del ente en su totalidad como physis  ; no significa lo mismo en la medida en que entretanto, sobre todo a través del pensamiento moderno, la inicial interpretación griega del ente se ha transformado esencialmente, manteniéndose sin embargo en esta TRANSFORMACIÓN. No debemos interpretar a Heráclito con el auxilio del pensamiento fundamental de Nietzsche ni comprender la metafísica de Nietzsche simplemente desde Heráclito y declararla “heraclítea”; por el contrario, sólo si vemos, o mejor, si atravesamos el abismo que se abre entre los dos como historia del pensar occidental se revelará su oculta copertenencia histórica. Sólo entonces podremos sopesar en qué sentido ambos pensadores, uno en el inicio, otro en el final de la metafísica occidental, tenían que pensar “lo mismo”. Heideggeriana: VontadePoder  

Pero si es así, la muy extraña determinación de la esencia dada por Nietzsche y que hemos anticipado aparece bajo una luz peculiar. La sentencia nietzscheana: la verdad es una ilusión, la verdad es una especie de error, tiene como su presupuesto más íntimo, y por ello ni siquiera expreso, aquella caracterización tradicional y nunca infringida de la verdad como corrección del representar. Sólo que para Nietzsche este concepto de verdad se transforma de una manera peculiar e inevitable, o sea, de ningún modo arbitraria. En qué consiste esta TRANSFORMACIÓN nos lo dice la primera frase del n. 507. Desde un punto de vista gramatical, el fragmento no comienza con una proposición sino con un lema que señala de un modo simple, preciso y completo la posición que tiene Nietzsche respecto de la concepción tradicional de la verdad y que le sirve a él mismo de indicador para su razonamiento. De acuerdo con ella, la verdad es, en su esencia, una “estimación de valor”. Estimación de valor quiere decir: apreciar algo como valor y ponerlo como tal. Pero valor (de acuerdo con la frase antes señalada) significa condición perspectivista del acrecentamiento de la vida. La estimación de valor es llevada a cabo por la vida misma y en especial por el hombre. La verdad, en cuanto estimación de valor, es algo que lleva a cabo “la vida”, que lleva a cabo el hombre y que por lo tanto pertenece al ser-hombre mismo. (Por qué y en qué medida es una pregunta que queda abierta.) Heideggeriana: VontadePoder

Previamente a la transvaloración de todos los valores habidos hasta el momento que Nietzsche asume como su propia tarea metafísica, se encuentra una TRANSFORMACIÓN más originaria: que en general la esencia de todo ente sea considerada de antemano como valor. Heideggeriana: VontadePoder

En este extremo, en el que desaparece la diferencia entre un mundo verdadero y un mundo aparente, ¿qué sucede con el fundamento de esa diferencia y con su desaparecer? ¿Qué sucede ahora con la esencia de la verdad? Con esta pregunta alcanzamos el lugar en el que tiene que citarse el ya aludido fragmento en el que Nietzsche deja vislumbrar la dirección de la última TRANSFORMACIÓN metafísica de la verdad fundada metafísicamente como omoiosis. Heideggeriana: VontadePoder

En esta interpretación del ser, pasando por el extremo de la posición metafísica fundamental de la modernidad, el pensar inicial del ser como physis llega a su acabamiento. Surgir y aparecer, devenir y presenciar, son pensados, en el pensamiento de la voluntad de poder, retrotrayéndolos a la unidad de la esencia de “ser” según el sentido de su primer inicio, no como imitación del pensar griego sino como TRANSFORMACIÓN del pensar moderno del ente en el acabamiento que le está asignado. Heideggeriana: VontadePoder

Al mismo tiempo tenemos que reflexionar acerca de que, por otra parte, el acabamiento de la metafísica intenta, desde ésta misma y en primer lugar por medio de una simple inversión superar aquella distinción entre un mundo “verdadero” y un mundo “aparente”. La inversión no es, ciertamente, un giro meramente mecánico, por el cual lo inferior, lo sensible, pase a ocupar el lugar de lo superior, lo suprasensible, mientras ambos, junto con sus lugares, permanecen inalterados. La inversión es la TRANSFORMACIÓN de lo inferior, lo sensible en “la vida” en el sentido de la voluntad de poder, en cuya estructura esencial se integra transformando lo suprasensible como aseguramiento de la existencia consistente. Heideggeriana: EternoRetorno  

A esta superación de la metafísica, es decir a su TRANSFORMACIÓN en su última figura posible, tiene que corresponder también la eliminación de la diferencia entre qué-es y que-es, que queda así impensada. El qué-es (voluntad de poder) no es un “en sí”, al que circunstancialmente le corresponda el que-es. El qué-es, en cuanto esencia, es la condición de la vitalidad de la vida (valor) y en este condicionamiento es, al mismo tiempo, el que-es propio y único de lo viviente, es decir, aquí, del ente en su totalidad. Heideggeriana: EternoRetorno

La continuación esencial de este momento último de la metafísica, es decir del proyecto de la entidad en dirección del volver consistente del presenciar, se manifiesta en la correspondiente determinación de la esencia de la “verdad”. Desaparece ahora el último hálito de una resonancia de la aletheia. La verdad se convierte en justicia, en el sentido del imperativo fundirse de lo que se ordena a sí mismo en el impulso de su sobreelevación. Toda corrección es sólo un estadio previo y una ocasión para la sobreelevación, todo fijar es sólo un apoyo para la disolución en el devenir y por lo tanto en el querer volver consistente el “caos”. Ahora sólo queda la invocación de la vitalidad de la vida. La esencia inicial de la verdad se ha transformado de tal modo que la TRANSFORMACIÓN equivale a un apartamiento (no a una aniquilación) de su esencia. El ser verdadero se disuelve en la presencia, que en cada caso retorna, de un dar poder al poder. La verdad se vuelve nuevamente lo mismo que el ser, sólo que éste, entretanto, ha asumido el acabamiento en su inesencia. Pero cuando la verdad como corrección y como desocultamiento se ha aplanado en la “conformidad a la vida”, cuando se ha apartado de este modo a la verdad, la esencia de la verdad ha perdido todo dominio. En el ámbito de la preponderancia de las “perspectivas” y los “horizontes” carentes de perspectivas, es decir, privados de despejamiento, no puede ser ya digna de que se la interrogue. ¿Pero qué sucede entonces? Entonces comienza la donación de sentido como “transvaloración de todos los valores”. La “carencia de sentido” se convierte en el único “sentido”. La verdad es “justicia”, es decir suprema voluntad de poder. A esta “justicia” sólo le hace justicia el dominio incondicional de la tierra por parte del hombre. Pero la instalación en lo planetario ya no es más que la consecuencia del antropomorfismo incondicionado. Heideggeriana: EternoRetorno

Lo carente de sentido es lo carente de verdad (de despejamiento) del ser. Toda posibilidad de un proyecto tal es rehusada dentro de la metafísica en razón del apartamiento de la esencia de la verdad. Allí donde incluso la pregunta por la esencia de la verdad del ente y del comportamiento respecto de éste ya está decidida, tiene que quedar fuera por completo la meditación sobre la verdad del ser en cuanto pregunta más originaria por la esencia de la verdad. Al atravesar la TRANSFORMACIÓN que va de la adaequatio   a la certeza como aseguramiento del ente, la verdad se ha instaurado en su estatuible factibilidad [ausmachbare Machbarkeit]. Esta TRANSFORMACIÓN instituye la preponderancia de la entidad así determinada como factualidad [Machsamkeit]. La entidad como factualidad sigue sometida al ser, que se ha desprendido y entregado al hacerse a sí por medio del cálculo y a la factibilidad del ente que le es conforme por medio de la planificación e institución incondicionada. Heideggeriana: EternoRetorno

Esas posiciones metafísicas fundamentales no son ni una acuñación conceptual posterior, accidental y superficial, de una historia surgida en otra parte, ni tampoco son doctrinas erigidas previamente, de cuya observancia y realización habría surgido entonces la historia de la época moderna. En ambos casos, la verdad, fundadora de historia, de la metafísica es pensada de un modo demasiado extrínseco y con un efecto demasiado inmediato, por lo que de una manera u otra, desvalorizándola o sobrevaluándola, se la menosprecia, ya que resulta esencialmente mal comprendida. En efecto, que se determine al hombre como subjectum y al ente en su totalidad como “imagen del mundo” sólo puede surgir de la historia del ser mismo (aquí de la historia de la TRANSFORMACIÓN y del aplanamiento de su no fundada verdad). (Respecto del concepto de “imagen del mundo”, cfr. la conferencia de 1938: “La fundamentación de la imagen moderna del mundo por parte de la metafísica”; publicado en 1950 en Holzwege   con el título “Die Zeit   des Weltbildes”. El grado y la dirección del respectivo saber científico acerca de la TRANSFORMACIÓN de la posición metafísica fundamental, el modo y el alcance de la activa TRANSFORMACIÓN del ente a la luz de ese cambio del hombre y del ente en su totalidad no llegan nunca hasta la vía de la historia del ser misma y, comprendidas desde la tarea de la meditación, no funcionan nunca más que como fachadas que se presentan y se hacen pasar como lo puramente real. Heideggeriana: EternoRetorno

La carencia de sentido en la que acaba la estructura metafísica de la época moderna sólo puede llegar a saberse como el cumplimiento esencial de esta época si es vista conjuntamente con aquella TRANSFORMACIÓN del hombre en subjectum y con la determinación del ente como representación y producción de lo objetivo. Entonces se muestra: la carencia de sentido es la consecuencia predeterminada de la validez final [Endgültigkeit] del comienzo de la metafísica moderna. La verdad como certeza se convierte en instaurable conformidad con el ente en su totalidad, previamente preparado para asegurar la existencia consistente del hombre basado sólo sobre sí mismo. Esta concordancia no es ni una imitación ni una compenetración empática con el ente “en sí” verdadero, sino la sobrepotenciación calculante del ente por medio del desprenderse de la entidad a la maquinación. Ésta misma alude a esa esencia de la entidad que se prepara para la factualidad en la que todo, en cuanto factible, está de antemano estatuido en referencia a su factibilidad. En correspondencia con este estatuir, el representar es el calculante y asegurante pasar revista de los horizontes que delimitan todo lo perceptible, su explicabilidad y su utilización. Heideggeriana: EternoRetorno

El comienzo metafísico de la época moderna es una TRANSFORMACIÓN de la esencia de la verdad cuyo fundamento queda oculto. La verdad se vuelve certeza. Para ésta todo radica exclusivamente en el aseguramiento del ente representado que se lleva a cabo en el representar mismo. A una con la TRANSFORMACIÓN de la esencia de la verdad se desplaza la estructura esencial del representar. Hasta entonces, Y desde el comienzo de la metafísica, el re-presentar (noein  ) es aquel percibir que, en todas partes, no recibe simplemente al ente de modo pasivo sino que, por el contrario, dirigiendo la vista de manera activa, deja que se dé lo presente en cuanto tal en su aspecto (eidos). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche  

En el comienzo de la época moderna, la entidad del ente se transforma. La esencia de este comienzo histórico se basa en esta TRANSFORMACIÓN. La subjetividad del subjectum (la substancialidad) se determina ahora como el representar que se representa. Ahora bien, el hombre, en cuanto ser racional, es en un sentido eminente el representar que representa. Por lo tanto, el hombre se convierte en el ente eminente (subjectum), es decir en “sujeto” en modo “decidido”. Mediante la aludida TRANSFORMACIÓN de la esencia metafísica de la subjetividad, el nombre subjetividad adquiere y conserva en el futuro el sentido único de que el ser del ente consiste en el representar. La subjetividad en sentido moderno se destaca respecto de la substancialidad, que resulta finalmente superada en aquélla. Por ello, la exigencia decisiva de la metafísica de Hegel reza: “Según mi comprensión, que tiene que justificarse sólo por la exposición del sistema mismo, todo depende de captar y expresar lo verdadero no como substancia sino asimismo como sujeto (System   der Wíssenschaft. Erster Teil, die Phänomenologie des Geistes [Sistema de la ciencia. Primera parte: La fenomenología del espíritu], 1807, pág. XX; Werke, II, 1832, pág. 14). La esencia metafísica de la subjetividad no se cumple con la “yoidad” ni menos aún con el egoísmo del hombre. El “yo” es siempre sólo una ocasión posible, y en ciertas situaciones la ocasión más próxima, en la que la esencia de la subjetividad se manifiesta y busca un abrigo para su manifestación. La subjetividad, en cuanto ser de todo ente, no es jamás sólo “subjetiva” en el mal sentido de lo que alude de modo casual a un yo singular. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Sólo su inversión en subjetividad de la voluntad de poder agota la última posibilidad esencial del ser como subjetividad. En ella, a la inversa, la razón que representa se ve reconocida por la TRANSFORMACIÓN en pensar que pone valores, pero sólo para ser puesta al servicio del dar poder a la sobrepotenciación. Con la inversión de la subjetividad del representar incondicionado en subjetividad de la voluntad de poder cae la preeminencia de la razón como vía directriz y tribunal para el proyecto del ente. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Nietzsche reserva las expresiones “lo verdadero” y “la verdad” para lo que Platón   denomina lo “verdaderamente ente” (ontos on, alethos on), con lo que se alude al ser del ente, a la idea. Por eso, “lo verdadero” y “el ente”, “el ser” y “la verdad” significan para Nietzsche lo mismo. Pero puesto que piensa de modo moderno, la verdad no es sólo en general una determinación del conocer que representa sino que, conforme a la TRANSFORMACIÓN del representar en remitir asegurador, consiste en poner lo constante. El tener la “verdad” es el tener-por-verdadero que re-presenta (La voluntad de poder, n. 507). Lo verdadero es lo fijado en el pensar representante y por lo tanto lo consistente. Pero éste, después de la transvaloración nihilista, no tiene más el carácter de lo suprasensible que está en sí allí delante. Lo consistente asegura la existencia consistente de lo viviente, en la medida en que éste necesita un entorno fijo a partir del cual conservarse. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

El modo en el que el hombre es en el sentido de la subjetividad determina al mismo tiempo quién es: aquel ente ante el cual es llevado todo ente y por el cual todo ente es justificado como tal. El hombre se convierte así en el fundamento y la medida, que descansan sólo sobre sí, de la verdad sobre el ente en cuanto tal. Esto implica: con el despliegue del ser como subjetividad comienza la historia de la humanidad occidental como liberación del ser humano hacia una nueva libertad. Esta liberación es el modo en que se lleva a cabo la TRANSFORMACIÓN del representar: del percibir [Vernehmen  ] como recibir (noein) al percibir como interrogatorio [Ver-hör] y jurisdiccionalidad (per-ceptio). La TRANSFORMACIÓN del representar es ya, sin embargo, la consecuencia de una TRANSFORMACIÓN en la esencia de la verdad. El fundamento de este acontecer del que surge la nueva libertad le permanece oculto a la metafísica. Pero de él surge la nueva libertad. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

8. Desde el carácter de norma de qué-es surge la TRANSFORMACIÓN del ser en ser-cierto. Heideggeriana: HistoriaSer  

1. En la TRANSFORMACIÓN esencial de la verdad como veritas en certitudo está prefigurado el ser como re-presentatividad del representarse, en lo cual se despliega la esencia de la subjetidad. El nombre más simple para esta determinación de la entidad del ente que aquí se abre camino es el de voluntad, voluntad como querer-se. Heideggeriana: HistoriaSer

Pero esto sólo puede volverse histórico (entendido en el sentido de la historia del ser), si la idea se ha vuelto idea, es decir perceptio. A la base de esto, sin embargo, está la TRANSFORMACIÓN de la verdad como adecuación en verdad como certeza, TRANSFORMACIÓN en la que se mantiene la adaequatio. La certeza como autoaseguramiento (quererse a sí mismo); la iustitia como justificación de la referencia al ente y a su causa primera, y con ello de la pertenencia al ente; la iustitia en el sentido de la Reforma y del concepto nietzscheano de justicia como verdad. Heideggeriana: HistoriaSer

Esta “intuición” en el sentido de Kant no puede equipararse nunca con la preeminencia de la aletheia, sino sólo con la preeminencia de la idea y con la TRANSFORMACIÓN de la aletheia en omoiosis por la preeminencia de la idea, como germen del despliegue del representar en el sentido de la objetivación. Heideggeriana: HistoriaSer

3. La energeia se reinterpreta como actualitas del actu. El agere como facere, creare. La pura esencia de la actualitas es el actus purus como la existentia   del ens a cuya essentia le corresponde la existentia: (Teología medieval.) Al actus lo caracteriza el obrar en cuanto llevar a efecto lo efectuado, no el dejar presenciar en el desocultamiento. 4. De acuerdo con la TRANSFORMACIÓN de la veritas en certitudo, la actualitas se concibe como actus del ego cogito  , como percipere, raepresentare. Heideggeriana: HistoriaSer

En la historia del ser, el acaecimiento apropiante se le manifiesta al hombre en primer lugar como TRANSFORMACIÓN de la esencia de la verdad. Esto podría suscitar la opinión de que la caracterización esencial del ser depende del dominio del respectivo concepto de verdad que guía el representar humano y con ello también el pensar del ser. Pero la posibilidad de los respectivos conceptos de verdad está previamente delimitada por el modo de la esencia de la verdad y por el reinar de esa esencia. El despejamiento es, él mismo, un rasgo fundamental del ser, y no sólo su consecuencia. Heideggeriana: RelembrarMetafisica  

Hegel comenzó su actividad docente en el semestre de invierno 1816-17 en Heidelberg con el curso sobre la “Enciclopedia”. La casi simultánea publicación de la “Enciclopedia” tiene sin duda su “motivación próxima” en la “necesidad” de poner en manos de los “oyentes un hilo conductor”. Pero la razón interna de la publicación es la TRANSFORMACIÓN del sistema en la forma que Hegel consideró definitiva y también mantuvo como tal. En el Prefacio a la “Enciclopedia” se dice asimismo: “En un compendio viene sin embargo entonces a consideración más bien sólo una conveniencia externa de disposición y organización, cuando hay un contenido ya presupuesto y conocido, que debe ser expuesto en una intencionada brevedad. En tanto la actual presentación no está en este caso, sino que expone una nueva elaboración de la filosofía según un método, el cual, como espero, será aún reconocido como el único verdadero, idéntico al contenido, entonces habría podido tener a la misma con respecto al público por más ventajosa, si las circunstancias me hubieran permitido hacer preceder un más detallado trabajo sobre las otras partes de la filosofía, semejante al que sobre la primera parte del todo, la Lógica, he entregado al público”. Heideggeriana: HegelFenomenologia  

Aquí se hace claro que a pesar de todos los restos de figuras del espíritu, en la TRANSFORMACIÓN trascendental, sí, como consecuencia de ésta, recién se consuma verdadera y propiamente el cuestionar de Descartes. “La ciencia” = el saber del saber absoluto: la certeza incondicionada como la realidad misma. Pero esta realidad es la objetividad del pensar incondicionado (yo pienso). Heideggeriana: HegelFenomenologia

“Ciencia de la experiencia de la conciencia”: así reza el título que Hegel coloca en cabeza de su publicación de la Fenomenología del Espíritu el año 1807. La palabra experiencia aparece en cursiva y en medio de las otras dos palabras. “La experiencia” nombra aquello que es “la Fenomenología”. ¿Qué piensa Hegel cuando emplea tan enfáticamente la palabra “experiencia”? La respuesta nos la da el fragmento con el que comienza la obra después del prólogo sobre el “Sistema de la Ciencia”. Su texto reza así según la edición original: “Es una representación natural pensar que, en filosofía, antes de entrar en la cosa misma, es decir, en el conocimiento efectivamente real de lo que es de verdad, es necesario llegar a un previo acuerdo sobre el conocimiento que consideramos como el instrumento con el que nos apropiamos de lo absoluto o como el medio gracias al que lo divisamos. Esta preocupación parece justa, en parte porque pudiera haber distintos tipos de conocimiento y, entre ellos, alguno más adecuado para alcanzar este fin último — lo que implica la posibilidad de una elección errónea entre ellos — y en parte porque, dado que el conocimiento es una facultad de un tipo y un alcance determinados, si no se señala con precisión su naturaleza y sus límites se alcanzarían las nubes del error en lugar del cielo de la verdad. Esta preocupación puede incluso transformarse en la convicción de que toda intención de ganar para la conciencia por medio del conocimiento lo que es en sí mismo, es en su concepto un contrasentido y de que entre el conocimiento y lo absoluto se alza una barrera que los separa de manera absoluta. Porque, si el conocimiento es el instrumento para adueñarse de la esencia absoluta, resulta evidente que la aplicación de un instrumento a una cosa no sólo no la deja tal como es ella para sí misma, sino que la somete a una modelación y TRANSFORMACIÓN. Y si el conocimiento no es el instrumento de nuestra actividad, sino en cierto modo un medium pasivo por medio del cual llega hasta nosotros la luz de la verdad, tampoco recibiremos la verdad tal como es en sí, sino tal como es a través de ese medium y en él. En ambos casos estamos utilizando un medio que produce de inmediato lo contrario de su fin o tal vez el contrasentido sea el propio hecho de recurrir a un medio. Es verdad que parece como si pudiera resolverse este inconveniente conociendo el modo de actuación del instrumento, porque este conocimiento hace posible restarle al resultado la parte que le corresponde al instrumento en la representación que nos formamos de lo absoluto por medio de él y, de este modo, hace posible obtener lo verdadero en su pureza  . Pero esta corrección se limitaría a devolvernos a nuestro punto de partida. Si a una cosa formada le restamos lo que le ha añadido el instrumento, dicha cosa — aquí, lo absoluto — volverá a ser para nosotros exactamente igual que antes de este esfuerzo manifiestamente vano. Si, por medio del instrumento, el absoluto pudiera aproximarse aunque sólo fuera un poco a nosotros sin transformarse para nada, del mismo modo que las varas untadas de liga nos aproximan a los pájaros que se dejan apresar en ellas, seguramente se reiría de esta astucia, si es que no estaba y no quería estar ya en sí y para sí junto a nosotros desde un principio. Porque, efectivamente, el conocimiento sería en este caso una astucia, ya que por medio de sus múltiples esfuerzos aparentaría estar haciendo algo completamente diferente que limitarse simplemente a producir una relación inmediata y por lo tanto sin esfuerzo. O bien, si el examen del conocimiento, que nos representamos como un medium, nos enseña a conocer la ley de refracción de los rayos, entonces tampoco sirve de nada restar la refracción del resultado, porque el conocimiento no es la refracción del rayo, sino el propio rayo, por medio del cual nos alcanza la verdad, y si restamos el rayo la única indicación que tendremos será una mera dirección o el lugar vacío. Heideggeriana: HegelExperiencia  

“La conciencia natural demostrará ser sólo concepto del saber o saber no real. Pero al tomarse de inmediato a sí misma como el saber real, este camino tendrá para ella un significado negativo y, así, lo que es realización de su concepto antes le parece una pérdida de sí misma; porque efectivamente, en este camino pierde su verdad. Por ello, puede ser considerado como el camino de la duda o, más propiamente, como el camino de la desesperación; en efecto, en este camino no ocurre eso que se suele entender por duda, esto es, una pasajera vacilación acerca de tal o cual supuesta verdad, a la que sucede la correspondiente desaparición de la duda y el retorno a la verdad, de tal modo que al final el asunto es entendido como al principio, sino que este camino es una aceptación consciente de la no verdad del saber que se manifiesta, al que le parece ser más real lo que en realidad sólo es concepto no realizado. Por eso, este escepticismo que se consuma no es eso que seguramente el celo más serio por la verdad y la ciencia cree haber preparado y equipado para ellas, concretamente, el propósito de no rendirse en la ciencia ante la autoridad del pensamiento de otros, sino de comprobarlo todo por sí mismo y seguir sólo la propia convicción o, mejor aún, de producir todo él mismo y tomar únicamente por verdadero su propio hacer. La serie de figuras que recorre la conciencia por este camino es más bien la historia exhaustiva de la formación de la conciencia misma en ciencia. Esta decisión presenta la formación a la manera simple de una decisión como algo inmediatamente hecho y resuelto; pero, frente a esta no verdad, este camino resulta ser la realización efectiva. Es verdad que guiarse por la propia convicción vale más que rendirse a la autoridad de otros, pero mediante la TRANSFORMACIÓN de las creencias basadas en la autoridad en creencias basadas en la propia convicción, no necesariamente cambia el contenido de las mismas ni aparece la verdad en el lugar del error. Permanecer atrapado en el sistema de la opinión y el prejuicio tomando como base la propia convicción o la autoridad de otros, no se diferencia más que en la vanidad inherente a la segunda manera. Por el contrario, el escepticismo, que se dirige sobre todo a lo que abarca la conciencia que se manifiesta, permite que el espíritu examine a fondo qué es la verdad, desde el momento en que consigue que se llegue a desesperar de las representaciones, opiniones y pensamientos naturales, a los que da lo mismo llamar propios o ajenos y de los que todavía está rebosante la conciencia, la cual se lanza directamente al examen de la verdad, pero, por eso mismo es de hecho incapaz de hacer lo que quiere emprender. Heideggeriana: HegelExperiencia

Todavía podríamos intentar superar esa mala situación por la que el medio precisamente no media, examinando tal medio recurriendo a una distinción entre lo que transforma o deja sin transformar a la hora de captar o dejar pasar lo absoluto. Pero si eliminamos la TRANSFORMACIÓN causada por el medio, esto es, si no utilizamos el medio, esto tampoco nos proporciona el resto de lo absoluto intransformado. En el fondo, el examen del medio no sabe lo que hace. Tiene que medir el conocimiento por el rasero de lo absoluto en lo tocante a su adecuación a éste. Tiene que reconocer a lo absoluto en tanto que absoluto, pues de lo contrario toda delimitación crítica caerá en el vacío. Además, aún suceden más cosas: que al examen le importa más la explicación del instrumento que el conocimiento de lo absoluto. Si de todas maneras lo que le importase al conocimiento fuera al menos aproximar a lo absoluto por medio del instrumento, este propósito tendría que caer en ridículo ante los ojos de lo absoluto. ¿Para qué todo ese afán crítico en relación con el conocimiento, cuando éste, desde el principio, desea salir fuera del enredo de la relación inmediata de lo absoluto con el que conoce, sólo para sacar primero en limpio el asunto que corresponde a la crítica? El examen crítico del instrumento no hace caso de lo absoluto, lo que choca contra su mejor saber inmediato. Pero lo absoluto tampoco se burla del esfuerzo crítico, porque para eso tendría que compartir con él el presupuesto de que el conocimiento es un medio y de que él mismo, lo absoluto, se encuentra tan alejado del conocimiento que éste necesitaría tomarse primero el esfuerzo de atrapar a lo absoluto. Pero, de este modo, lo absoluto no sería lo absoluto. Heideggeriana: HegelExperiencia

La presentación se provee del poder de la voluntad, bajo cuya forma quiere lo absoluto su estado de presencia (parusía). Aristóteles llama a esa contemplación de lo ente como ente, caracterizada por él mismo, episteme tis, un modo de nuestro ver y percibir, de estar junto a, concretamente junto a lo que se presenta como tal. La episteme es ella misma, en tanto que un modo de estar junto a lo permanentemente presente, una manera de estar presente el hombre junto a lo presente desocupo. Nosotros mismos nos lanzamos al error si traducimos la palabra episteme por ciencia y dejamos al buen entender de cada cual el darle a esa palabra el sentido que precisamente ya conocemos en general bajo el título de ciencia. Si, por el contrario, traducimos aquí episteme por ciencia, dicha interpretación sólo será correcta en la medida en que entendamos el saber como el haber-visto y pensemos el haber-visto a partir de ese ver que es anterior al aspecto de lo que se presenta, en tanto que eso que se presenta, y dirige su mirada a la propia presencia. A partir del saber así pensado, la episteme tis de Aristóteles, conserva, y no por casualidad, la relación esencial con aquello que Hegel llama “la ciencia”, cuyo saber sin embargo se ha transformado en virtud de la TRANSFORMACIÓN de la presencia de lo que se presenta. Si sólo entendemos el nombre “ciencia” en este sentido, entonces las ciencias que solemos denominar así, son sólo ciencia en segunda línea. Las ciencias son, en el fondo, filosofía, pero lo son de tal modo que abandonan su propio fundamento y se instalan a su modo en eso que la filosofía les ha abierto. Se trata del dominio de la techne  . Heideggeriana: HegelExperiencia

El título elegido en primer lugar, “Ciencia de la experiencia de la conciencia”, desaparece en el transcurso de la impresión de la obra. Pero el texto que lo explica permanece. El título es sustituido por otro. Reza: “Ciencia de la Fenomenología del Espíritu”. De este modo, el texto que permanece y que no habla para nada de una fenomenología del espíritu, se convierte en la verdadera interpretación del nuevo título. Éste también aparece en el título global bajo el que se edita la obra en 1807: “Sistema de la Ciencia, Primera Parte, La Fenomenología del Espíritu”. Cuando vuelve a aparecer la obra, sin ningún cambio, poco después de la muerte de Hegel, a modo de segundo volumen de las Obras Completas (1832), el título ya sólo reza “Fenomenología del Espíritu”. Bajo la desaparición imperceptible del artículo “la” se oculta una decisiva TRANSFORMACIÓN en el pensamiento de Hegel y en el modo de darla a conocer. La TRANSFORMACIÓN atañe, desde el punto de vista del contenido, al sistema, que comienza en el tiempo poco después de la publicación de la “Ciencia de la Fenomenología del Espíritu” y presumiblemente nace y se refuerza gracias a las clases en el instituto de Nuremberg. La enseñanza escolar ha impreso después su sello a la actividad docente que volvió a tener lugar después en la Universidad. Heideggeriana: HegelExperiencia

El valor es valor en la medida en que vale. Vale, en la medida en que es dispuesto en calidad de aquello que importa. Así, es dispuesto por un enfocar y mirar hacia aquello con lo que hay que contar. El punto de visión, la perspectiva, el círculo de visión significan aquí vista y ver en un sentido determinado por los griegos, aunque teniendo en cuenta la TRANSFORMACIÓN sufrida por la idea desde el significado de eidos al de perceptio. Ver es ese representar que, desde Leibniz, es entendido expresamente bajo el rasgo fundamental de la aspiración (appetitus). Todo ente es representador, en la medida en que al ser de lo ente le pertenece el nisus el impulso de aparecer en escena que ordena a algo que aparezca (manifestación) y de este modo determina su aparición. La esencia caracterizada como nisus de todo ente se entiende de esta manera y pone para sí misma un punto de vista que indica la perspectiva que hay que seguir. El punto de vista es el valor. Heideggeriana: NietzscheDeus  

En la medida en que, en la demarcación de la esencia del valor que hemos presentado, Nietzsche concibe a ésta como condición con carácter de punto de vista para el aumento y la conservación de la vida, pero entiende que la vida se fundamenta en el devenir como voluntad de poder, dicha voluntad de poder se desvela como aquello que establece esos puntos de vista. La voluntad de poder es la que estima según valores a partir de su “principio interno” (Leibniz), en tanto que nisus en el esse del ens. La voluntad de poder es el fundamento para la necesidad de instauración de valores y el origen de la posibilidad de una valoración. Por eso dice Nietzsche (Voluntad de Poder, afor. 14 del año 1887: “Los valores y su TRANSFORMACIÓN se encuentran en relación con el aumento de poder del que plantea los valores.” Heideggeriana: NietzscheDeus

Como esencia de la voluntad, la esencia de la voluntad de poder es el rasgo fundamental de todo lo efectivamente real. Nietzsche dice (Volunta de Poder, afor. 693 del año 1888) que la voluntad de poder es “la esencia más íntima del ser”. “ El ser” significa en este caso, según el lenguaje de la metafísica, lo ente en su totalidad. La esencia de la voluntad de poder y la propia voluntad de poder en tanto que carácter fundamental de lo ente, no se dejan por ello constatar por medio de la observación psicológica, sino que, por el contrario, es la propia psicología la que recibe su esencia, esto es, la posibilidad de disponer y conocer su objeto, de manos de la voluntad de poder. Por lo tanto, Nietzsche no concibe la voluntad de poder psicológicamente, sino que, por el contrario determina nuevamente la psicología como “morfología y teoría del desarrollo de la voluntad de poder” (Más allá del bien y del mal, afor. 23). La morfología es la ontología del on, cuya morphe transformada en perceptio debido al cambio del eidos, se manifiesta en el appetitus de la perceptio como voluntad de poder. El hecho de que la metafísica — que piensa desde siempre lo ente como hypokeimenon sub-jectum, en relación con su ser —, se convierta en esta psicología así determinada, demuestra, aunque sólo como manifestación colateral, la existencia de este acontecimiento esencial que consiste en la TRANSFORMACIÓN de la entidad de lo ente La ousia   (entidad) del subjectum se convierte en subjetidad de la autoconciencia, la cual hace aparecer a su esencia como voluntad de voluntad. La voluntad, en cuanto voluntad de poder, es la orden para adquirir más poder. A fin de que, en la superación de su propio poder, la voluntad pueda superar el grado alcanzado en cada caso, hay que alcanzar previamente ese grado, asegurarlo y conservarlo. El aseguramiento de cada grado de poder correspondiente es la condición necesaria para la superación del poder. Pero esta condición necesaria no es suficiente para que la voluntad pueda quererse a sí misma, esto es, para que ese querer ser más fuerte, para que ese aumento de poder, sea. La voluntad tiene que dirigir su mirada a un campo de visión y empezar por abrirlo para que de allí empiecen a mostrarse posibilidades que le indiquen el camino a un aumento de poder. La voluntad debe por tanto disponer una condición de ese querer ir más allá de sí misma. La voluntad de poder debe disponer a la vez las condiciones de conservación de poder y las de aumento de poder. Forma parte de la voluntad la disposición de esas condiciones que se pertenecen mutuamente. Heideggeriana: NietzscheDeus

El caso, en sí mismo insignificante, del rectorado de 1933-1934 es un signo del estado metafísico esencial en que se encuentra la ciencia, que ya no puede ser dominada por intentos de renovación y que no puede ser detenida en su TRANSFORMACIÓN esencial en pura técnica. No llegué a comprender esto hasta los años siguientes (cfr. “La fundación de la imagen moderna del mundo por la metafísica”). El rectorado fue un intento de ver en el “movimiento” llegado al poder, por encima de sus insuficiencias y tosquedades, lo que apuntaba más allá y que podía quizá llevar un día a una concentración en torno a la esencia histórica occidental de lo alemán. En manera alguna debe negarse que yo creía entonces en tales posibilidades y que para ello renuncié, en pos de una acción administrativa, a lo más propio del oficio del pensamiento. En manera alguna se debe quitar importancia a lo que mi propia insuficiencia en el cargo produjo. Sólo que desde esta perspectiva no se alcanza lo esencial, que fue lo que me llevó a aceptar el cargo. Los diversos juicios sobre este rectorado, hechos en el horizonte de un ejercicio académico normal, pueden, a su modo, ser correctos y tener razón, pero no afectan a lo esencial. Y hoy la posibilidad de abrir los ofuscados ojos al horizonte de lo que es esencial es aún menor que entonces. Heideggeriana: RepensandoReitorado  

Lo mortal no es la tan mentada bomba atómica, en cuanto especial maquinaria de muerte. Lo que hace tiempo amenaza mortalmente al hombre, precisamente con la muerte de su esencia, es lo incondicionado del puro querer, en el sentido de su deliberada autoimposición en todo. Lo que amenaza al hombre en su esencia es esa opinión de la voluntad qué piensa que por medio de una liberación TRANSFORMACIÓN, acumulación y dirección pacíficas de las energías naturales, el hombre puede hacer que la condición humana sea soportable para todos y, en general, dichosa. Pero la paz de eso pacífico es únicamente la actividad constante y no perturbada de la locura de la autoimposición intencional que sólo se dirige a sí misma. Lo que amenaza al hombre en su esencia es la opinión de que esa imposición de la producción podría arriesgarse sin peligro, siempre que al lado de eso se conservase la validez de otros intereses, tal vez los de una fe. Es como si esa relación esencial en la que se encuentra el hombre con respecto a la totalidad de lo ente, por medio del querer técnico, pudiera disponer todavía de una estancia especial y separada en alguna construcción aneja, que fuera capaz de ofrecer algo más que un mero refugio pasajero en las propias ilusiones y autoengaños como, por ejemplo, la huida hacia los dioses griegos. Lo que amenaza al hombre en su esencia es la opinión de que la producción técnica pone al mundo en orden, mientras que es precisamente ese orden el que nivela todo orden o todo rango en la uníformidad de a producción y, de este modo, destruye de antemano el ámbito del posible origen de un rango y reconocimiento a partir del ser. Heideggeriana: ParaQuePoetas  

Mientras el hombre se limita a sumirse en la autoimposición intencional, no sólo él mismo está sin protección, sino también las cosas, en la medida en que se han convertido en objetos. Es verdad que ahí reside también una TRANSFORMACIÓN de las cosas en dirección a lo interno e invisible. Pero esta TRANSFORMACIÓN sustituye lo perecedero de las cosas por las construcciones imaginarias de los objetos calculados. Éstos son producidos para su desgaste. Cuanto antes se gastan, antes es necesario volver a reemplazarlos por otros con mayor rapidez y facilidad aún. Lo que permanece en la presencia de las cosas objetivas, no es su reposar en ellas mismas dentro del mundo que les es propio. Lo permanente de las cosas producidas, en cuanto meros objetos para el uso, es la reposición o sustitución. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Pero si cuando se crea una seguridad el hombre se siente tocado por la ley de todo el espacio interno del mundo, esto quiere decir que se ve tocado y conmovido en su propia esencia, por el hecho de que ya es ese que dice en cuanto ese ser que se quiere a sí mismo. Sin embargo, en la medida en que la creación de una seguridad procede de los que arriesgan más, éstos tienen que arriesgarse al lenguaje. Los que arriesgan más arriesgan el decir. Pero cuando el recinto de ese riesgo, el lenguaje, pertenece al ser de esa única manera por encima y fuera de la cual no quiere que haya nada de su mismo género, ¿en qué dirección debe ser dicho lo que deban decir esos que dicen? Su decir atañe a esa inversión rememorante de la conciencia, que vuelve nuestra desprotección hacia lo invisible del espacio interno del mundo. Porque atañe a la inversión su decir no sólo habla desde ambos ámbitos, sino a partir de la unidad de ambos, en la medida en que ya ha ocurrido en tanto que unificación salvadora. Por eso, donde la totalidad de lo ente es pensada como lo abierto de la pura percepción, la inversión rememorante tiene que ser un decir que le dice lo que tiene que decir a un ser que ya está seguro en la totalidad de lo ente, porque ya ha consumado la TRANSFORMACIÓN de lo visible representable en lo invisible del corazón. Este ser se ve inscrito en la pura percepción por cada una de las dos caras de la esfera del ser. Este ser, para el que apenas prevalecen límites y diferencias entre las percepciones, es el ser que gobierna y hace aparecer el centro inaudito del más amplio círculo. Este ser es en las Elegías de Duino de Rilke  , el ángel. Este nombre vuelve a nombrar una palabra fundamental de la poesía de Rilke. Es, como “lo abierto”, “la percepción”, “la separación”, “la naturaleza”, una palabra fundamental, porque lo dicho con ella piensa la totalidad de lo ente a partir del ser. En la carta del 13 de noviembre de 125 (loc. cit. p. 337), Rilke escribe lo siguiente: El ángel de las Elegías es esa criatura en la que ya aparece consumada la trasformación de lo visible en invisible que nos esforzamos por llevar a cabo… El ángel de las Elegías es ese ser que garantiza reconocer en lo invisible un rango más elevado de la realidad. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Un pensamiento que piensa la verdad del ser no se contenta, indudablemente, con la metafísica, pero no piensa tampoco contra la metafísica. Para hablar con una imagen, no arranca la raíz de la filosofía. Sólo remueve su terreno y ara su suelo. La metafísica sigue siendo lo primero de la filosofía. No llega a lo primero del pensamiento. La metafísica es superada por el pensamiento de la verdad del ser. La pretensión de la metafísica de administrar la relación con el ser y determinar de modo decisivo toda relación con el ente como tal, cae por tierra. Sin embargo, esta “superación de la metafísica” no desplaza la metafísica. Mientras el hombre sea animal rationale   será animal metaphysicu. Mientras el hombre se comprenda como animal racional pertenecerá la metafísica, según las palabras de Kant, a la naturaleza del hombre. Aunque el pensamiento podría, si le fuera dable, retornar al fundamento de la metafísica, co-ocasionar una TRANSFORMACIÓN de la esencia del hombre, con lo cual se llevaría a cabo una TRANSFORMACIÓN de la metafísica. Heideggeriana: MetafisicaFundamento

Por qué es, pues, necesaria una superación de la metafísica así formulada? Debe ser, de este modo, reemplazada y socavada originariamente sólo aquella disciplina de la filosofía que era hasta ahora la raíz? Se trata de una TRANSFORMACIÓN de la configuración teorética de la filosofía? No. O debe ser descubierto y atribuido, por el retorno al fundamento de la metafísica, un hasta ahora imprevisto presupuesto de la filosofía, de modo que hasta entonces ella no podría descansar en un fundamento inquebrantable y ser la ciencia absoluta? No. Heideggeriana: MetafisicaFundamento

¿En qué lenguaje habla el plano del pensar que delinea un cruce de la línea? ¿Debe ser salvado más allá de la línea crítica el lenguaje de la metafísica de la voluntad de poder, de la forma y de los valores? ¿Y cómo, si precisamente el lenguaje de la metafísica y la metafísica misma, ya sea la del dios vivo o muerto, en cuanto metafísica constituyeron aquella barrera que impide un cruce de la línea, es decir, la superación del nihilismo? Si así fuera, ¿no tendría entonces que derivar necesariamente el cruce de la línea en una TRANSFORMACIÓN del decir y exigir una relación cambiada para con la esencia del lenguaje? ¿Y no es su propia relación para con el lenguaje de una especie tal que le exige a usted también otra caracterización del lenguaje conceptual de las ciencias? Si uno se representa a menudo ese lenguaje como nominalismo, es que se sigue todavía enredado en la concepción lógico-gramatical de la esencia del lenguaje. Heideggeriana: PreguntaSer  

Podría resultar obvio que la TRANSFORMACIÓN del decir, que medita sobre la esencia del Ser, tiene otras exigencias que la sustitución de una vieja terminología por una nueva. El que presumiblemente un esfuerzo para aquella TRANSFORMACIÓN siga siendo torpe durante largo tiempo, no es motivo suficiente para dejarlo. Hoy está especialmente cercana la tentación de estimar la discreción del pensar por el tiempo del cálculo y de la planificación, que justifica inmediatamente en cualquiera sus hallazgos técnicos por el éxito económico. Esta depreciación del pensar le sobreexige con módulos que le son extraños. Al mismo tiempo, se le supone al pensar la pretensión arrogante de saber la solución de los enigmas y de traer la salvación. Frente a ello merece el pleno   asentimiento cuando usted señala la necesidad de dejar fluir todas las fuentes de energía aún intactas, y poner en práctica cualquier ayuda para mantenerse “en la vorágine del nihilismo”. Heideggeriana: PreguntaSer

Aquí reconocemos por qué todo decir de esta índole se sigue esforzando en lo que carece de ayuda. Camina siempre a través de la ambigüedad de la palabra y sus giros. La ambigüedad del decir no consiste en absoluto en una mera acumulación de significados que emergen caprichosamente. Consiste en un juego que cuanto más ricamente se desarrolla tanto más rígidamente se atiene a una escondida regla. Por ésta juega la ambigüedad en lo equilibrado, cuyo balanceo raramente experimentamos. Por ello queda el decir ligado a la suprema ley. Ésta es la libertad que libera en la textura, que está en todas partes en juego, de la TRANSFORMACIÓN nunca en reposo. La ambigüedad de aquellas palabras, que “brotan como flores” (Hölderlin  , “Pan y vino”), es el jardín de lo silvestre, donde crecimiento [424] y cuidado están sintonizados desde una intimidad incomprensible. No le extrañará a usted que la explicación de la esencia del nihilismo afecte ineludiblemente en cualquier lugar del camino a lo incitante digno de pensar, que nosotros de modo bastante torpe llamamos la cosa del pensar. Este decir no es la expresión del pensar, sino él mismo, su paso y cántico. Heideggeriana: PreguntaSer

Este camino hacia la respuesta a nuestra pregunta no es una ruptura con la historia, no es una negación de la historia, sino una apropiación y TRANSFORMACIÓN de lo transmitido por tradición (des Überlieferten). Tal apropiación de la historia es lo que se alude con el título de “Destrucción” (Destruktion  ). El sentido de esta palabra está claramente circunscrito en Sein   und Zeit (§ 6) . Destrucción no significa aniquilar, sino desmontar, escombrar y poner-a-un-lado (Auf  -die-Seite-stellen  ) — a saber, las proposiciones solamente historizantes (historischen) sobre la historia (Geschichte  ) de la filosofía. Destrucción quiere decir: abrir nuestro oído, liberarlo para aquello que en la tradición (Überlieferung  ) se nos asigna (zuspricht) como ser del ente. En tanto escuchamos ese llamamiento-asignación (Zuspruch) llegamos a la correspondencia (Entsprechung  ). Heideggeriana: QueFilosofia  

En el verano de este año de 1955 volvió a tener lugar de nuevo en Lindau el encuentro internacional de los premios Nobel. En esta ocasión, el químico norteamericano Stanley dijo lo siguiente: “Se acerca la hora en que la vida estará puesta en manos del químico, que podrá descomponer o construir, o bien modificar la sustancia vital a su arbitrio.” Se toma nota de semejante declaración. Se admira incluso la audacia de la investigación científica y no se piensa nada al respecto. Nadie se para a pensar en el hecho de que aquí se está preparando, con los medios de la técnica, una agresión contra la vida y la esencia del ser humano, una agresión comparada con la cual bien poco significa la explosión de la bomba de hidrógeno. Porque precisamente cuando las bombas de hidrógeno no exploten y la vida humana sobre la Tierra esté salvaguardada será cuando, junto con la era atómica, se suscitará una inquietante TRANSFORMACIÓN del mundo. Heideggeriana: Serenidade1955  

Lo verdaderamente inquietante, con todo, no es que el mundo se tecnifique enteramente. Mucho más inquietante es que el ser humano no esté preparado para esta TRANSFORMACIÓN universal; que aún no logremos enfrentar meditativamente lo que propiamente se avecina en esta época. Heideggeriana: Serenidade1955

La relación del hombre con el lenguaje sufre una TRANSFORMACIÓN cuyo alcance todavía no medimos. Y no es posible detener inmediatamente el curso de esta TRANSFORMACIÓN que, además, progresa en el mayor silencio. Heideggeriana: HebelAmigo  

Y, finalmente, la primera conferencia contiene este tercer aspecto: la TRANSFORMACIÓN del título de las conferencias. Esta TRANSFORMACIÓN aleja, por de pronto. lo que este título pudiera contener de pretencioso y de familiar, añadiéndole un interrogante que cuestiona tanto el habla como la esencia y que convierte el título en una interrogación: ¿La esencia? — ¿del habla? Ahora, lo que nos importa es la tentativa de preparar una experiencia pensante con el habla. En la medida, sin embargo, en que el pensamiento es, ante todo, una escucha, o sea, un dejarse-decir y no una interrogación, debemos, si lo que está en cuestión es la experiencia pensante con el habla. volver a borrar los interrogantes aunque sin por ello volver al título original. Si debemos ser capaces de pensar acerca de la esencia del habla, el habla debe antes confiarse a nosotros, incluso habérsenos confiado ya. El habla debe a su modo dirigirse a nosotros, es decir, declararnos su esencia. El habla adviene en tanto que este decir confiador (Zuspruch). Lo oímos constantemente. pero no pensamos en ello. Si no oyéramos en todas partes el decir confiador del habla no estaríamos en condiciones de utilizar una sola palabra del habla. El habla adviene en tanto que este decir confiador. La esencia del habla se manifiesta como aquello que es hablado (Spruch), como el habla de su esencia. Pero no alcanzamos a oír correctamente — y menos aún a “leer  ” — esta noticia inaugural (Ur-Kunde  ). Dice: La esencia del habla : el habla de la esencia. Heideggeriana: EssenciaLinguagem  

La esencia del habla: el habla de la esencia. La presunción de hacer la experiencia pensante de ello, proviene al parecer, de que nos la impone la conferencia. Pero, en realidad, la presunción procede de otra parte. La TRANSFORMACIÓN del título es de naturaleza tal que la hace desaparecer. Lo que le sigue a continuación no es una disertación sobre el habla bajo un título modificado. Es la tentativa de avanzar un primer paso hacia la región que nos tiene reservadas las posibilidades para una experiencia pensante con el habla. El pensamiento encuentra en esta región la vecindad con la poesía. Oímos hablar de una experiencia poética con la palabra. Esta experiencia habla, en recogimiento, en la última estrofa del poema: Así aprendí triste la renuncia: Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Por lo demás. Gottfried Benn dice en su curiosa conferencia Problemas de la lírica (1951, p. 16): “Este como es siempre una ruptura en la visión, va a buscar; compara, no es un poner primario… (primäre Setzung), “una disminución de la tensión verbal, una debilidad de la TRANSFORMACIÓN creadora”. Esta interpretación puede ser generalmente válida para grandes y pequeños poetas. Pero no es válida para el decir de Hölderlin cuya poesía Gottfried Benn — con toda la lógica de su punto de vista — considera como un “herbario”, una colección de plantas secas. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

“Palabras. como flores”, esto no es “una ruptura en la visión” sino el despertar de la mirada más amplia: aquí no se ha ido a buscar nada sino que la palabra es devuelta al cobijo de la fuente de su origen esencial. Aquí no falta el “poner primario” porque aquí hay un hacer-salir de la palabra desde su inicio; aquí no hay “debilidad de la TRANSFORMACIÓN creativa” sino el suave poderío de la simplicidad de saber oír. El Sputnik es una “TRANSFORMACIÓN creativa”. pero el Sputnik no es un poema. A su modo Gottfried Benn se ha dado cuenta de adónde él mismo pertenece. Ha sostenido este conocimiento. Y esto es lo que da peso a su poesía. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

¿Hay para el poeta algo más excitante y peligroso que la relación con la palabra? Difícilmente. ¿Está esta relación inicialmente establecida por el poeta o necesita la palabra — desde ella y para ella — del decir poético, de tal modo que el poeta deviene el que puede ser sólo por esta necesidad? Esto y más da que pensar y nos suma en la reflexión. Con todo. dudamos en asentir a semejante reflexión. Porque se apoya meramente en un único verso de todo el poema. Y. por si fuera poco. hemos además transformado este verso en una declaración. Evidentemente esta intervención no fue arbitraria. Más bien nos vimos casi obligados a esta TRANSFORMACIÓN desde el momento en que observamos que el primer verso de la última estrofa acaba en dos puntos. Éstos suscitan la expectación de que después se enuncie algo. Tal es el caso de la quinta estrofa. Al final de su primer verso figuran también dos puntos: Buscó largamente e hízome saber: “Sobre el profundo fondo nada así descansa” Heideggeriana: Palavra1958  

Haber entrevisto la experiencia del poeta con la palabra, esto es, haber entrevisto el aprendizaje de la renuncia, nos apremia a esta pregunta: ¿Por qué, una vez aprendida la renuncia, no pudo el poeta renunciar al decir? ¿Por qué dice precisamente la renuncia? ¿Por qué escribe incluso un poema titulado La Palabra? Respuesta: Porque esta renuncia es una verdadera renuncia y no un mero rechazo del decir y no un mero enmudecer. Como negación a sí misma la renuncia sigue siendo un decir. Preserva así la relación con la palabra. Pero al haberse dejado entrever la palabra en otro reino superior, la relación con ella también debe sufrir una TRANSFORMACIÓN. El decir alcanza a otra articulación, a otro melos, a otro tono. Que la renuncia del poeta haya sido vivida en este sentido lo atestigua el propio poema que dice la renuncia cantándola. Porque este poema es un canto. Pertenece a la última parte del último volumen de poemas publicados por Stefan George. Esta última parte lleva por título El Canto y comienza con este preámbulo: Sea lo que pienso y sea lo que reúno — El mismo rostro lleva todo lo que aún amo. Heideggeriana: Palavra1958

La renuncia aprendida no es la mera despedida de una pretensión sino la TRANSFORMACIÓN del decir que se torna eco casi inaudible — murmullo en forma de canto — de un Decir (Sage) indecible. Ahora deberíamos estar mejor situados para meditar tras de la última estrofa, para que ella misma hable y de tal modo que el poema entero se recoja en ella. Si esto pudiera lograrse, aunque sólo fuera en mínima parte, nos sería entonces posible — en momentos propicios — oír más claramente el título del poema La Palabra y percibir como la estrofa final no sólo concluye el poema, no sólo lo revela, sino que oculta a la vez el secreto de la palabra. Heideggeriana: Palavra1958

Pensamos, primero, la renuncia como negar-se-algo. Gramaticalmente. “se” está en dativo y se refiere al poeta. Lo que el poeta se niega a sí está en acusativo. Es la pretensión del poeta a la soberanía representacional de la palabra. Entretanto, otra característica de la renuncia ha salido a la luz. La renuncia asienta al reino superior de la palabra, aquel que únicamente deja ser una cosa como cosa. La palabra “en-cosa” la cosa en cosa (Das Wort   be-dingt das Ding   zum Ding). Quisiéramos denominar este reino con la palabra die Bedingnis. Esta antigua palabra ha desaparecido del uso lingüístico. Goethe   todavía la conoce. En este contexto, sin embargo. Bedingnis dice algo distinto a Bedingung, condición, que Goethe todavía entiende como Bedingnis. La condición es el fundamento existente para algo que es. La condición da el fundamento v funda. Satisface al principio de razón (Satz   vom Grund  ). Pero la palabra no da el fundamento (be-gründen) de la cosa. La palabra deja que la cosa esté en presencia como cosa. Este dejar recibe ahora el nombre de Bedingnis, “en-cosamiento”. El poeta no explica lo que es. Pero el poeta se dice, esto es, dice su decir a este secreto de la palabra. En este decir-se-a, el que renuncia se niega aquel pretender antes reivindicado. El negar-se ha cambiado su sentido. El “se” ya no está en dativo sino en acusativo v el pretender ya no está en acusativo sino en dativo. En la TRANSFORMACIÓN del sentido gramatical de “negar-se el pretender” a “negarse al pretender” se oculta la TRANSFORMACIÓN del propio poeta. Se ha dejado llevar a sí mismo, esto es, a su decir todavía posible en el futuro, ante el secreto de la palabra, ante el “en-cosamiento” de la cosa en la palabra. Heideggeriana: Palavra1958

Sin embargo, incluso en el cambio del significado del negarse prevalece todavía el carácter negativo de la renuncia. Entre tanto se ha esclarecido cada vez más que la renuncia del poeta no es en absoluto un decir-no, sino que es un decir-sí. Negar-se, en apariencia una despedida y un retraimiento, es, en verdad, un no-negarse: al secreto de la palabra. El no-negarse sólo puede hablar de una forma, la que dice: que “sea”. De ahora en adelante que la palabra sea: el “en-cosamiento” (die Bedingnis) de la cosa. Este “sea” deja ser lo que es y cómo es propiamente la relación entre palabra y cosa: ninguna cosa es sin la palabra. Este “es”, la renuncia se lo dice a ella misma en el “que sea”. Por esto no es necesaria ninguna TRANSFORMACIÓN retroactiva del último verso en declaración para con ello hacer aparecer el “es”. El “sea” nos hace más puramente presente el “es” porque está velado. Heideggeriana: Palavra1958

En vista de aquello que hoy es, que nos oprime como el ente y nos amenaza como posible no-ser (Nichtsein  ), la tesis de Kant sobre el ser nos parece abstracta, insuficiente y pálida. Se ha exigido, entre tanto, de la filosofía que no se contente ya con interpretar el mundo y se entretenga en especulaciones abstractas, sino que llegue a transformar prácticamente el mundo. Pero la TRANSFORMACIÓN del mundo pensada de ese modo, reclama ante todo que se transforme el pensar, como hay también ya, detrás de la mencionada exigencia, una TRANSFORMACIÓN del pensar. (Vid.. Karl Marx  , Deutsche Ideologie  : Thesen über Feuerbach, ad Feuerbach, 11.: “Los filósofos sólo han interpretado el mundo de diversas maneras, de lo que se trata es de transformarlo”). Heideggeriana: KantSer  

La tentativa que ahora emprendemos de una meditación acerca de lo que son la “técnica”, el “lenguaje” y la “tradición”, cada uno de por sí, y tomados en conexión, parece tener de entrada el aspecto de una determinación más exacta de los correspondientes conceptos. Sólo que la meditación y reconsideración exigen más, a saber: exigen operar por vía de repensarlas una transmutación de las ideas que habitualmente nos hacemos de las mencionadas cosas. Esta TRANSFORMACIÓN de nuestro pensamiento no sucede con miras a una “filosofía” particular, ni para embutir nada en ella. Resulta del esfuerzo de corresponder, tanto en nuestro pensamiento como al emplear palabras básicas tales como “técnica”, “lenguaje” y “tradición”, a aquello que hoy es. Pero en una única conferencia se puede discutir muy poco, se puede poner muy poco en su sitio, aunque eso poco quizá sí quepa seleccionarlo de forma apropiada. El procedimiento va a ser sencillo. Comentaremos primero las ideas habituales que tenemos de técnica, lenguaje y tradición. Nos preguntaremos después en qué medida estas ideas bastan a aquello que hoy es. Finalmente, trataremos de obtener de esas discusiones una idea acerca de lo que el extraño título de la conferencia quiere decir. Pues manifiestamente, el título se refiere a una cierta contraposición de dos formas de lenguaje. Y enseguida hay que preguntarse de qué tipo de contraposición se trata, en qué dominio opera, cómo concierne a nuestra existencia. Heideggeriana: LinguagemTecnica

En los principios tecno-calculadores de esta TRANSFORMACIÓN del lenguaje por la que el lenguaje como “decir” queda convertido en lenguaje como un notificar por vía de tal producción formal   de signos, descansa la estructura y modo de operar de los grandes ordenadores y de los grandes centros de cálculo. Lo decisivo para nuestra meditación y reconsideración radica en que son las posibilidades técnicas de la máquina las que prescriben cómo el lenguaje puede y debe ser todavía lenguaje. Forma y carácter del lenguaje se determinan conforme a las posibilidades técnicas de la producción formal de signos, la cual efectúa con la mayor celeridad posible una secuencia de continuas decisiones si-no. Qué programas se dan a la calculadora, con qué programas, como suele decirse, se la alimenta, es cosa que depende de la estructura y capacidad de rendimiento de la máquina. La forma del lenguaje viene determinada por la técnica. Pero, ¿no es verdad también lo inverso?, ¿no se orienta la estructura de la máquina por tareas lingüísticas, como es, por ejemplo, la tarea de traducir? Pero aun así las tareas lingüísticas vendrían de antemano y por principio ligadas a la máquina, que en todas partes exige la univocidad de los signos y de las secuencias de signos. De ahí que por principio una poesía sea algo que no puede programarse. Heideggeriana: LinguagemTecnica

Pero, aun prescindiendo de que el lenguaje no es sólo óntico sino globalmente óntico-ontológico, cabe preguntar si no pudiera darse un lenguaje del pensar que de tal manera hablase lo simple del lenguaje que hiciese cabalmente visible la limitación del lenguaje metafísico. Pero de eso no se puede hablar. Esto lo decide el éxito o el fracaso que acompañe a un tal decir. En lo que en definitiva concierne al lenguaje natural, no es éste primeramente metafísico. Mucho más bien es metafísica, ligada a la ontología griega, nuestra interpretación del lenguaje ordinario. Pero la relación del hombre al lenguaje pudiera transformarse análogamente a la TRANSFORMACIÓN de la relación al ser. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer  

La sexta y última sesión comenzó atendiendo a algunas preguntas anteriormente planteadas. Concernían al sentido que reside en las palabras “TRANSFORMACIÓN”, “transmutación” cuando se habla de la plenitud de transformaciones del ser. TRANSFORMACIÓN, transmutación son palabras primeramente dichas dentro de la metafísica y para la metafísica, y significan entonces las cambiantes figuras en las que se muestra histórico-epocalmente el ser. La pregunta rezaba: ¿Por virtud de qué es determinada la secuencia de las épocas? ¿De dónde toma su determinación esta libre sucesión? ¿Por qué es la sucesión precisamente esta sucesión? Ello invita a pensar en la historia hegeliana del “pensamiento”. Para Hegel campea en la historia la necesidad, que es a la par libertad. Ambas son para él una sola cosa en y por la marcha dialéctica, por cuanto ésta es la esencia del espíritu. En Heidegger, por el contrario, no se puede hablar de un “porqué”. Lo único que puede decirse es “el hecho de que” — el que así sea la historia del ser-. Por eso se citó en la conferencia “El principio del fundamento” el adagio de Goethe: Wie? Wann? und Wo? — Die Götter   bleiben stumm! Du halte dich ans Weil und frage   nicht Warum  ? [¿Cómo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¡Mudos permanecen los dioses! Tú mantente en el en tanto y no preguntes ¿Por qué?] Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

El “en tanto” es en la mencionada conferencia el durar, el mantenerse persistentemente como destino. Dentro de “el hecho de que” y en su sentido puede también el pensar afirmar algo así como la necesidad, algo así como una legalidad y una lógica en la secuencia de manifestaciones del ser. Cabe, pues, decir que la historia del ser es la historia del creciente olvido del ser. Entre las transformaciones epocales del ser y la retirada se deja ver una relación, que no es, empero, la de una causalidad. Cabe decir que cuanto más se aleja uno del alba del pensar occidental, de la aletheia, tanto más cae ésta en el olvido, tanto más inequívocamente emerge el saber, la consciencia, y se retira así el ser. Esta retirada del ser permanece además oculta. En el kryptesthai de Heráclito es por primera y última vez expresado lo que es la retracción. El retirarse de la aletheia como aletheia da paso franco a la TRANSFORMACIÓN del ser de la energeia a la actualitas, etc. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

De este significado de TRANSFORMACIÓN dicho con referencia a la metafísica, hay que distinguir con nitidez aquel otro que es mentado cuando se habla de que el ser es transmutado en el acaecimiento apropiador. Aquí no se trata de una manifestación del ser comparable con las figuras metafísicas del ser y a las que — como si fuese una nueva — sigue. Lo mentado con ello es más bien que el ser — y con él sus manifestaciones epocales — es contenido en el destino, pero cancelado como destino en el acaecimiento apropiador. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

El título nombra el intento de una meditación que se queda en pregunta. Las preguntas son caminos para una respuesta. Esta consistiría — en el caso de que alguna vez se accediera a ella — en una TRANSFORMACIÓN del pensar, no en un enunciado sobre un contenido. Heideggeriana: TarefaPensar

En la marcha de la historia de la filosofía se transforman la experiencia y la interpretación de la presencia de lo presente. El final de la filosofía se ha alcanzado cuando esta TRANSFORMACIÓN se cumple en su última posibilidad. La historia de esta TRANSFORMACIÓN y de su consumación no fue reconocida hasta entonces, porque se ponía al pensamiento griego bajo las representaciones modernas. El ejemplo clásico de este proceder sigue siendo la interpretación que da Hegel de la Historia de la Filosofía. Heideggeriana: AssuntoPensar  

Como existencia disponible se aplica también a la naturaleza de la ciencia natural. La presencia de la naturaleza seguirá siendo impensable en el recinto tematizado de la física atómica, en la medida en que se la siga representando como objetividad en vez de disponibilidad. La TRANSFORMACIÓN de la presencia de lo presente desde la objetualidad hacia la disponibilidad es sin embargo aquí ya el supuesto, para que surjan en principio mecanismos tales como la forma del representarse cibernético, y pueda reclamarse el rol de la ciencia universal. Heideggeriana: AssuntoPensar

Porque la cibernética sin poder saberlo, ni pensarlo, se mantiene subordinada a la citada TRANSFORMACIÓN de la presencia de lo presente, es que únicamente ella debe ser aducida como característica del final de la filosofía. Esta misma se basa en que, con la disponibilidad de lo presente se ha alcanzado la última posibilidad en la TRANSFORMACIÓN de la presencia. A partir de allí se tornan disponibles para el representar los diferentes recintos de lo presente. Las disciplinas del pensar arregladas conforme a ello, pueden dirigirse independientemente hacia su cultivo. La disolución de la filosofía se despliega como una tarea disponible, cuya unidad de ser es disuelta por el surgimiento de la cibernética. Heideggeriana: AssuntoPensar

La TRANSFORMACIÓN de la presencia de lo presente descansa no en el cambio de perspectivas de los filósofos. Estos son más bien sólo los pensadores que ellos son, en la medida en que son capaces de corresponder a la transformada apelación (Anspruch  ) de la presencia. Con esta correspondencia se nombra, por cierto, una relación que pertenece al ámbito de aquello problemático, hacia lo cual está dirigida la pregunta por la determinación del asunto del pensar. Heideggeriana: AssuntoPensar

Esta misma relación, empero, saldrá a la luz, en cuanto nos adentremos en un pensar, el cual en la dilucidación llevada hasta aquí de la presencia como disponibilidad, había quedado sin atender. El cual reza: ¿Hasta qué punto la disponibilidad es la última fase en la historia de la TRANSFORMACIÓN de la presencia? Ningún hombre puede decidir en ello, si acaso no vayan a presentarse aún otras transformaciones más. No sabemos nuestro futuro. Solo que, para determinar la disponibilidad como la última fase posible en la TRANSFORMACIÓN histórica de la presencia, no es necesario echar una mirada profética hacia el futuro. La mirada en el presente basta, si tan sólo en ello se presta atención al modo de mirar global de la presencia del hombre y de las cosas, con la presencia del hombre hacia las cosas, en vez de describir la situación mundial y la situación del hombre. Entonces, se hace visible que: En el dominio de la disponibilidad de lo presente, en él mismo, sale a relucir el poder del provocante imponer, en la medida en que se le pone siendo así ante todo al hombre mismo, para que asegure todo lo presente y con ello a sí mismo en su disponibilidad. Heideggeriana: AssuntoPensar

¿Que y cómo el claro custodie la presencia, pensar ésto pertenece a la pregunta por la determinación del asunto del pensar que, si responde a este asunto y a su situación propia, se ve necesitado de una TRANSFORMACIÓN. Como tales situaciones se muestran espacio y tiempo, que desde siempre han estado, para el pensar, en una dependencia con la presencia de lo presente. No obstante, recién con el claro se torna determinable lo peculiar del espacio y del tiempo y su relación hacia la presencia en cuanto tal. Heideggeriana: AssuntoPensar

La TRANSFORMACIÓN necesaria del pensar en un ingresar a su asunto enteramente otro, la referencia sobre el final y el límite interno del pensar filosófico, no contienen ningún descrédito de la filosofía como si subiese este otro, e inmediatamente se colocara un pensar ampliamente inde-terminado por encima de ella. No se trata ni de ningún colocarse por arriba de la filosofía, en cierto modo como un cuestionamiento trascendental elevado a la segunda potencia, ni de un profundizar más en los fundamentos de la filosofía en el sentido de un “retroceso al fundamento de la metafísica”. Heideggeriana: AssuntoPensar

SPIEGEL  : Pero “la” democracia no es más que un concepto colectivo, bajo el que caben muy diversas ideas. La cuestión es si todavía es posible una TRANSFORMACIÓN de esta forma política. Después de 1945 se ha manifestado Vd. sobre las aspiraciones políticas del mundo occidental y ha hablado también de la democracia, de la expresión política de la concepción cristiana del mundo y también del Estado de Derecho, y ha denominado a todas estas aspiraciones “medias tintas” (Halbheiten). HEIDEGGER: Ante todo le pido que me diga dónde he hablado yo de la democracia y de todo lo demás que Vd. ha enumerado. De “medias tintas” podría, sí, calificarlas porque no veo en ellas una efectiva discusión con el mundo técnico, porque tras ellas está siempre, a mi modo de ver, la idea de que la esencia de la técnica es algo que el hombre tiene en sus manos, lo cual, en mi opinión, no es posible. La técnica en su esencia es algo que el hombre, por sí mismo, no domina. Heideggeriana: DerSpiegel  

SPIEGEL: ¿No se cuenta Vd. entre los que, si fueran oídos, indicarían un camino? HEIDEGGER: ¡No! No conozco el camino de una TRANSFORMACIÓN inmediata del actual estado de cosas del mundo, en el supuesto de que tal cosa sea humanamente posible. Pero me parece que el pensamiento que yo he intentado podría despertar la ya mencionada disposición, esclarecerla y fortalecerla. SPIEGEL: Una respuesta clara. Pero, ¿puede un pensador lícitamente decir: esperad, que dentro de trescientos años se nos ocurrirá algo? HEIDEGGER: No se trata sólo de esperar hasta que, pasados trescientos años, se le ocurra al hombre algo, sino de, sin pretensiones proféticas, pensar el futuro a partir de los rasgos decisivos de la época actual, apenas pensados. El pensar no es pasividad, sino, en sí mismo, la acción que está en diálogo con el destino del mundo. Me parece que la distinción entre teoría y praxis  , surgida de la metafísica, y la idea de una transmisión entre ambas cierra el camino a la clara visión de lo que yo entiendo por pensar. Tal vez deba mencionar aquí mi curso titulado ¿Qué significa pensar?, que apareció en 1954. Es tal vez un signo de nuestra época que sea precisamente éste el escrito menos leído de todas mis publicaciones. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: A propósito de Hölderlin — le pedimos disculpas porque, una vez más, tenemos que citar-: en su curso sobre Nietzsche decía Vd. que “el tan citado antagonismo entre lo dionisíaco y lo apolíneo, entre la pasión sagrada y la representación serena, es una oculta ley de estilo que determina históricamente lo alemán, y tenemos que prepararnos y estar dispuestos a que un día cobre forma. Esa oposición no es una fórmula con la que nos limitemos a describir “cultura”. Hölderlin y Nietzsche han colocado, con este antagonismo, un signo de interrogación ante la tarea que los alemanes tienen de encontrar su esencia histórica. ¿Entenderemos este signo? Una cosa es segura: si no lo entendemos, la historia nos lo hará pagar caro”. No sabemos en qué año escribió Vd. esto, pero suponemos que en 1935. HEIDEGGER: Presumiblemente la cita pertenece al curso sobre Nietzsche de 1936-1937 La voluntad de poder como arte. Pero puede haber sido escrito en los años siguientes. SPIEGEL: Sí. ¿Podría Vd. explicar esto algo más? Pues es algo que nos lleva de un camino general a un destino concreto de los alemanes. HEIDEGGER: Lo que esa cita dice podría también decirlo así: estoy convencido de que sólo partiendo del mismo lugar del que ha surgido la técnica moderna puede prepararse un cambio, que no puede producirse mediante la adopción del budismo zen o de cualquier otra experiencia oriental del mundo. Para una TRANSFORMACIÓN del pensamiento necesitamos apoyarnos en la tradición europea y reapropiárnosla. El pensamiento sólo se transforma por un pensamiento que tenga su mismo origen y determinación. SPIEGEL: Precisamente en ese lugar, en el que ha surgido el mundo técnico, tiene él, cree Vd… HEIDEGGER: …que ser superado en sentido hegeliano, no eliminado, sino superado, pero no únicamente por el hombre. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: ¿Atribuye Vd. a los alemanes una tarea especial? HEIDEGGER: Sí, en el sentido del diálogo con Hölderlin. SPIEGEL: ¿Cree Vd. que los alemanes tienen una cualificación específica para ese cambio? HEIDEGGER: Pienso en el particular e íntimo parentesco de la lengua alemana con la lengua de los griegos y con su pensamiento. Esto me lo confirman hoy una y otra vez los franceses. Cuando empiezan a pensar, hablan alemán; aseguran que no se las arreglan con su lengua. SPIEGEL: ¿Se explica Vd. así que en los países románicos, sobre todo en Francia, haya Vd. tenido tan gran influencia? HEIDEGGER: Porque ven que con toda su gran racionalidad no consiguen calar en el mundo actual, cuando se trata de comprender el origen de su esencia. El pensamiento se traduce tan escasamente como la poesía. Como mucho puede transcribirse. En cuanto se hace una traducción literal, todo resulta alterado. SPIEGEL: Un pensamiento desazonante. HEIDEGGER: Sería bueno que esta desazón trajese seriedad a gran escala y se considerase por fin qué decisiva TRANSFORMACIÓN ha sufrido el pensamiento griego al ser traducido al latín, un acontecimiento que aún hoy nos impide una comprensión suficiente de las palabras clave del pensamiento griego. Heideggeriana: DerSpiegel

En la proposición de Hegel: “Das reine Sein und das reine Nichts ist also dasselbe” (El ser puro y la nada pura es por consiguiente lo mismo) figuran las mismas palabras Ser y Nada que en la conferencia ¿Qué es metafísica? De donde la siguiente pregunta: ¿en qué medida es posible emplear las mismas palabras en el interior y en el exterior de la metafísica? Heidegger remite aquí a la última página de De camino al habla: “Que la posibilidad de una TRANSFORMACIÓN madura del habla haya llegado al horizonte intelectual de Wilhelm von Humboldt lo atestiguan las palabras de su tratado ‘Sobre la diversidad de la estructura del habla humana… Según escribe el hermano en el prólogo, Wilhelm von Humboldt ha trabajado en este tratado hasta su muerte ‘en solitario, en la cercanía de un sepulcro’. Wilhelm von Humboldt, cuyas penetrantes y oscuras miradas a la esencia del habla no debemos dejar de admirar, dice: ‘La aplicación de una forma sonora ya existente a los propósitos internos del habla… puede ser pensada como posible en épocas medias de la formación del habla. Por la iluminación interior y por la gracia de circunstancias exteriores favorables, un pueblo podría impartir a su habla heredada una forma tan diferente que llegaría a ser un habla del todo distinta y nueva’ (Párr. 10, p.84). Más adelante (párrafo 11, p.100) se dice: ‘Sin modificar el habla en sus sonoridades, y todavía menos en sus formas y leyes, el tiempo — por el creciente desarrollo de ideas, un aumento en la capacidad de reflexión y una sensibilidad más penetrante — introducirá en ella lo que anteriormente no poseía. De este modo se depositará en el mismo contenedor otro sentido; bajo el mismo cuño se dará algo distinto; siguiendo las mismas leyes de conexión se indicará una secuencia de ideas distintamente escalonada. He aquí el fruto constante de la literatura de un pueblo y, dentro de ella, singularmente de la poesía y de la filosofía’. Heideggeriana: SeminarioThor1969  

Este texto indica la posibilidad de que la metafísica, sin cambiar de términos, llegue a ser una lengua no metafísica. El seminario comienza por el examen de las dos condiciones de esta TRANSFORMACIÓN. 1. La iluminación interior 2. Las circunstancias exteriores favorables Heideggeriana: SeminarioThor1969

En primer lugar: ¿Qué es necesario para que se produzca una iluminación interior tal? Respuesta: que el ser mismo se manifieste; dicho de otro modo, que el Dasein despliegue lo que Ser y Tiempo llama “una comprensión del ser”. Que en Ser y Tiempo la pregunta del ser como ser sea planteada como pregunta es una TRANSFORMACIÓN tal de la comprensión del ser, que llama a una renovación de la lengua. Pero la lengua de Ser y Tiempo, dice Heidegger, carece de seguridad. La mayor parte del tiempo habla aún con expresiones tomadas de la metafísica, e intenta decir lo que debe ser dicho con ayuda de nuevas formaciones, creando palabras nuevas. En 1959, aporta Jean Beaufret  , Gadamer   decía de su maestro: “Es Hölderlin quien lo ha desatado de la lengua”. Heidegger precisa que fue a través de Hölderlin que comprendió la inutilidad de forjar nuevas palabras; fue después de Ser y Tiempo que se dio cuenta de la necesidad de un retorno a la simplicidad esencial de la lengua. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Crítica de estas tesis: ¿existe una oposición diametral entre la interpretación y la TRANSFORMACIÓN del mundo? ¿Toda interpretación no es ya una TRANSFORMACIÓN del mundo — suponiendo que esta interpretación sea el caso de un pensamiento auténtico? ¿Y, por otra parte, no supone toda TRANSFORMACIÓN del mundo, a título de instrumento, una previsión teórica? ¿De qué TRANSFORMACIÓN del mundo se trata en Marx? De una TRANSFORMACIÓN en las relaciones de producción. ¿Pero dónde tiene su lugar la producción? En la praxis. ¿Pero por qué está determinada esta praxis? Por una cierta teoría que determina la noción misma de producción en tanto que producción del hombre por sí mismo. Marx tiene, pues, una representación teórica del hombre — representación bien precisa y que comporta la filosofía hegeliana como base. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Más inquietante que la conquista del espacio, se anuncia aquí la TRANSFORMACIÓN de la biología en biofísica. Esto significa que el hombre puede ser producido conforme a un proyecto determinado como cualquier objeto técnico. Nada es aquí más normal que preguntarse si la ciencia sabrá detenerse a tiempo. Pero un detenimiento tal es imposible por principio. No se trata, en efecto, de ponerle un límite a la curiosidad humana de la que habla Aristóteles. Más bien, el fondo de la historia es una relación moderna de poder, una relación política. Sería necesario meditar aquí desde esta óptica la aparición de una nueva forma de nacionalismo, fundado sobre el poder técnico y no ya (por ejemplo) sobre caracteres étnicos. A las dos hipótesis consideradas (fin de la física o institución de una nueva relación con la naturaleza), que suponen el descubrimiento de una fórmula fundamental universal, el físico actual objeta la vetustez de la idea de esta fórmula, a la que se había creído llegar desde fines del siglo XIX (Maxwell), y a cuyo descubrimiento la relatividad ha aportado nuevos obstáculos. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Wisser: Señor Profesor Heidegger, existen en nuestra época cada vez más voces que se elevan — y estas voces se vuelven cada vez más insistentes — para proclamar que la tarea decisiva de nuestro tiempo consiste en una TRANSFORMACIÓN de las relaciones sociales y para considerar a esta TRANSFORMACIÓN como el único punto de partida prometedor para el porvenir. ¿Cuál es su posición con respecto a una orientación semejante de lo que se llama «el espíritu de la época», en lo que concierne, por ejemplo, a la reforma universitaria? Heidegger: No responderé más que a la última pregunta, ya que la que planteó primero es demasiado amplia. Y la respuesta que daré es la que ofrecí, hace cuarenta años, en mi lección inaugural en la universidad de Friburgo, en 1929. Le cito un párrafo de la conferencia ¿Qué es Metafísica?: «Los ámbitos de las ciencias están situados lejos los unos de los otros. El modo de tratamiento de sus objetos es fundamentalmente distinto. Esta multiplicidad de disciplinas desmembradas sólo consigue mantenerse unida actualmente mediante la organización técnica de universidades y facultades y conserva un sentido unificado gracias a la finalidad práctica de las disciplinas. Frente a esto, el arraigo de las ciencias en lo que constituye su fondo esencial ha perecido por completo.» Pienso que esta respuesta debería alcanzar. Heideggeriana: Wisser

Wisser: Son motivos muy diferentes los que llevaron a los intentos modernos tendientes a desembocar, en el plano social o en aquel de las relaciones entre individuos, a una reorientación de las finalidades y a una «reestructuración» de los datos fácticos. Evidentemente, está en juego aquí mucha filosofía, para bien o para mal. ¿Observa usted de hecho una misión social de la filosofía? Heidegger: ¡No! — En ese sentido no se puede hablar de una misión social. Si se quiere responder a esa pregunta, primero debemos preguntarnos «¿qué es la sociedad?», y meditar acerca del hecho de que la sociedad actual es la absolutización de la subjetividad moderna, y que a partir de ahí, una filosofía que ha superado el punto de vista de la subjetividad no tiene para nada el derecho a expresarse en el mismo tono. En cuanto a saber hasta qué punto podemos hablar verdaderamente de una TRANSFORMACIÓN de la sociedad, eso es otro tema. La pregunta sobre la exigencia de la TRANSFORMACIÓN del mundo nos lleva a una frase muy citada de las Tesis sobre Feuerbach de Karl Marx. Quisiera citarla exactamente y leerla: «Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintas maneras; de lo que se trata de transformarlo.» Al citar esta frase y al aplicarla, se pierde de vista que una TRANSFORMACIÓN del mundo presupone un cambio de la representación del mundo y que una representación del mundo no puede ser obtenida más que por medio de una interpretación suficiente del mundo. Esto significa que Marx se basa en una interpretación bien determinada del mundo para exigir su «TRANSFORMACIÓN» y esto demuestra que esta frase es una frase no fundada. Da la impresión de ser pronunciada resueltamente contra la filosofía, cuando en la segunda parte de la frase la exigencia de una filosofía está incluso, tácitamente, presupuesta. Heideggeriana: Wisser

Wisser: Muy evidentemente, lo que a usted le importa ante todo es la deconstrucción de la subjetividad, y no lo que actualmente se escribe con letras mayúsculas, lo Antropológico y lo Antropocéntrico, no la idea que el hombre ya tendría, en el conocimiento que tiene de sí mismo y en la acción que realiza, capturada su propia esencia. Usted invita al hombre a prestar atención preferentemente a la experiencia del «ser-ahí» (Da-sein), donde el hombre se reconoce como una esencia abierta al Ser y el Ser se le ofrece como des-velamiento (Un-verborgenheit  ). Toda su obra está dedicada a probar la necesidad de una TRANSFORMACIÓN así del ser del hombre a partir de la experiencia del ser «ahí». ¿Encuentra usted indicios que le permitan creer que este pensar considerado como necesario se hará realidad? Heidegger: Nadie sabe cuál será el destino del pensar. En 1964, en una conferencia que no pronuncié yo mismo, pero cuyo texto traducido fue leído en París, hablé de «El final de la filosofía y la tarea del pensar». Hago entonces una diferenciación entre la filosofía, es decir la metafísica, y el pensamiento, tal como lo entiendo. El pensar que, en esta conferencia, diferencio de la filosofía —lo que ocurre sobre todo cuando intento aclarar la esencia de la aletheia griega — este pensar, es fundamentalmente en su relación con la metafísica, mucho más simple que la filosofía, pero, precisamente debido a su simplicidad, es mucho más difícil de cumplir. Y éste exige: un cuidado nuevo del lenguaje, y no una invención de términos nuevos, como había pensado yo, antaño; mucho más un retorno al contenido originario de la lengua que nos es propia, pero que es víctima (que está a la merced) de un deterioro continuo. Un pensador por venir que tal vez esté emplazado ante la tarea de asumir efectivamente este pensar que intento preparar, deberá acomodarse según una palabra que Heinrich von Kleist escribió un día y que dice: «Quedo borrado ante alguien que aún no está aquí, y me inclino, con un milenio de distancia, ante su espíritu». Heideggeriana: Wisser

P. Se lo considera a usted como el último filósofo de la tradición occidental, aquel con quien termina esta tradición, y también como el que ha pretendido abrir una nueva manera de preguntar. Hoy día la crisis de la universidad está acompañada de una gran desconfianza en cuanto al sentido mismo de la filosofía. Para muchos ésta ya no tiene más razón de ser, ha llegado a ser inútil… Heidegger: Pero éste ha sido siempre mi pensamiento. En mi curso ‘Introducción a la Metafísica’ de 1935, ya lo había sostenido: la filosofía es siempre intempestiva. Es una locura. P. ¿Una locura? Heidegger: La filosofía es esencialmente intempestiva puesto que le corresponden aquellas cosas originales cuyo destino es no poder encontrar resonancias inmediatas. P. ¿Qué representa, pues, la filosofía? Heidegger: Es una de las raras posibilidades de existencia autónoma y creadora. Su tarea original es la de hacer las cosas más pesadas y difíciles. P. ¿Puede entonces, según usted, jugar un papel en la TRANSFORMACIÓN del mundo, como lo pretendía Karl Marx? Heidegger: La filosofía no puede jamás de una manera inmediata aportar las fuerzas o crear las formas de acción y las condiciones que susciten una acción histórica. P. Pero, entonces, cuál es su sentido? Heidegger: No es un ‘saber’ que se pueda adquirir y utilizar directamente. No concierne jamás sino a un reducido número de personas. No puede ser apreciada por criterios comunes. No se puede hacer nada con ella: por el contrario, es ella la que puede hacer algo de nosotros si nos comprometemos con ella. P. Puede precisar mejor lo que quiere decir? Heidegger: En el curso de su desarrollo histórico, los pueblos se hacen siempre muchas preguntas. Pero es solamente la pregunta ‘¿por qué es el ser y no más bien la nada?’ la que ha decido todo el destino del mundo occidental: a través de las respuestas que le fueron dadas por los presocráticos hace más de dos mil quinientos años. Y sin embargo, el sentido de esta pregunta no inquieta más a nadie. Heideggeriana: Towarnicki