Heidegger, fenomenologia, hermenêutica, existência

Dasein descerra sua estrutura fundamental, ser-em-o-mundo, como uma clareira do AÍ, EM QUE coisas e outros comparecem, COM QUE são compreendidos, DE QUE são constituidos.

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horizonte

quarta-feira 13 de dezembro de 2023

Cuando el pensar se encamina a su fin por haberse alejado de su elemento, reemplaza esa pérdida procurándose una validez en calidad de techne  , esto es, en cuanto instrumento de formación y por ende   como asunto de escuela y posteriormente empresa cultural. Paulatinamente, la filosofía se convierte en una técnica de explicación a partir de las causas supremas. Ya no se piensa, sino que uno se ocupa con la “filosofía”. En mutua confrontación, esas ocupaciones se presentan después públicamente como una serie de… ismos e intentan superarse entre sí. El dominio que ejercen estos títulos no es fruto del azar. Especialmente en la Edad Moderna, se basa en la peculiar dictadura de la opinión   pública. Sin embargo, la que se suele llamar “existencia privada” no es en absoluto el ser-hombre esencial o, lo que es lo mismo, el hombre libre. Lo único que hace es insistir en ser una negación de lo público. Sigue siendo un apéndice suyo y se alimenta solamente de su retirada fuera de lo público. Así, y contra su propia voluntad, dicha existencia da fe de la rendición ante los dictados de la opinión pública. A su vez, dicha opinión es la institución y autorización de la apertura de lo ente en la objetivación incondicionada de todo, y éstas, como procedentes del dominio de la subjetividad, están condicionadas metafísicamente. Por eso, el lenguaje cae al servicio de la mediación de las vías de comunicación por las que se extiende la objetivación a modo de acceso uniforme de todos a todo, pasando por encima de cualquier límite. Así es como cae el lenguaje bajo la dictadura de la opinión pública. Ésta decide de antemano qué es comprensible y qué es desechable por incomprensible. Lo que se dice en Ser y tiempo   (1927), §§ 27 y 35, sobre el “uno” impersonal no debe tomarse de ningún modo como una contribución incidental a la sociología. Pero dicho “uno” tampoco pretende ser únicamente la imagen opuesta, entendida de modo ético-existencial, del ser uno mismo de la persona  . Antes bien, lo dicho encierra la indicación que remite a la pertenencia inicial de la palabra al ser, pensada desde la pregunta por la verdad del ser. Bajo el dominio de la subjetividad, que se presenta como opinión pública, esta relación queda oculta. Pero cuando la verdad del ser alcanza por fin el rango que la hace digna de ser pensada por el pensar, también la reflexión sobre la esencia del lenguaje debe alcanzar otra altura. Ya no puede seguir siendo mera filosofía del lenguaje. Éste es el único motivo por el que Ser y tiempo (§ 34) hace una referencia a la dimensión esencial del lenguaje y toca la simple pregunta que se interroga en qué modo del ser el lenguaje es siempre como lenguaje. La devastación del lenguaje, que se extiende velozmente por todas partes, no sólo se nutre de la responsabilidad estética y moral   de todo uso del lenguaje. Nace de una amenaza contra la esencia del hombre. Cuidar el uso del lenguaje no demuestra que ya hayamos esquivado ese peligro esencial. Por el contrario, más bien me inclino a pensar que actualmente ni siquiera vemos ni podemos ver todavía el peligro porque aún no nos hemos situado en su HORIZONTE. Pero la decadencia actual del lenguaje, de la que, un poco tarde, tanto se habla últimamente, no es el fundamento, sino la consecuencia del proceso por el que el lenguaje, bajo el dominio de la metafísica moderna de la subjetividad, va cayendo de modo casi irrefrenable fuera de su elemento. El lenguaje también nos hurta su esencia: ser la casa de la verdad del ser. El lenguaje se abandona a nuestro mero querer y hacer a modo de instrumento de dominación sobre lo ente. Y, a su vez, éste aparece en cuanto lo real en el entramado de causas y efectos. Nos topamos con lo ente como lo real, tanto al calcular y actuar como cuando recurrimos a las explicaciones y fundamentaciones de la ciencia y la filosofía. Y de éstas también forma parte la aseveración de que algo es inexplicable. Con este tipo de afirmaciones creemos hallarnos ante el misterio, como si de este modo fuera cosa asentada que la verdad del ser pudiera basarse sobre causas y explicaciones o, lo que es lo mismo, sobre su inaprehensibilidad. Heideggeriana  : CartaHumanismo

Pero la metafísica conoce el claro del ser ya sea sólo como eso que se ve cuando se presenta el “aspecto” (idea  ), ya sea de modo crítico como aquello avistado por la mirada del representar categorial de la subjetividad. Esto quiere decir que la verdad del ser, en cuanto el claro mismo, permanece oculta para la metafísica. Sin embargo, este ocultamiento no es un defecto de la metafísica, sino el tesoro de su propia riqueza, que le ha sido retenido y al mismo tiempo mantenido. Pero el claro mismo es el ser. Es el claro lo único que dentro del destino del ser de la metafísica permite tener un HORIZONTE desde el cual eso que se presenta toca e impresiona al hombre que asiste a su presencia de tal manera que el hombre mismo sólo puede tocar el ser (thigein, Aristóteles  , Met.Y 10) en la aprehensión (noein  ). Ese HORIZONTE es lo único que atrae hacia sí la mirada. Es el que se abandona a dicha mirada cuando la aprehensión se ha convertido en el producir representaciones en la perceptio de la res cogitans   comprendida como subjectum de la certitudo. Heideggeriana  : CartaHumanismo

Pues bien, si de acuerdo con el significado fundamental de la palabra ethos   el término ética quiere decir que con él se piensa la estancia del hombre, entonces el pensar que piensa la verdad del ser como elemento inicial del hombre en cuanto exsistente es ya en sí mismo la ética originaria. Pero este pensar tampoco es que sea ética por ser ontología. Porque la ontología piensa siempre y sólo lo ente (on) en su ser. Pero mientras no sea pensada la verdad del ser, toda ontología permanece sin su fundamento. Por eso el pensar que con Ser y tiempo trataba de pensar por adelantado en la verdad del ser fue designado ontología fundamental. Dicha ontología trata de remontarse al fundamento esencial del que procede el pensar de la verdad del ser. Planteando otro modo de preguntar, este pensar ha salido ya de la “ontología” de la metafísica (también de la de Kant  ). Pero “la ontología”, ya sea trascendental o precrítica, no está supeditada a la crítica por el hecho de que piense el ser de lo ente y al hacerlo constriña al ser a entrar en el concepto, sino porque no piensa la verdad del ser, y de este modo pasa por alto que existe un pensar que es más riguroso que el conceptual. Atrapado en la difícil situación de ser el primero en abrirse paso hacia la verdad del ser, el pensar que así se anticipa le aporta al lenguaje bien poco de esa dimensión completamente nueva. Además, el propio lenguaje se falsifica a sí mismo desde el momento en que todavía no consigue asir firmemente la ayuda esencial del modo de ver fenomenológico y al mismo tiempo también renuncia a la inadecuada pretensión de “ciencia” e “investigación”. Pero para hacer que se conozca y al mismo tiempo se entienda este intento del pensar dentro de la filosofía de hoy, por el momento sólo era posible hablar desde el HORIZONTE de lo que hay actualmente y desde el uso de los términos o nombres que son más corrientes en ese marco. Heideggeriana: CartaHumanismo

La relación histórica del hombre respecto de la esencia del nihilismo sólo puede basarse en que su pensar acepte pensar al encuentro del permanecer fuera del ser mismo. Este pensar según la historia del ser lleva al hombre ante la esencia del nihilismo; por el contrario, todo querer-superar deja efectivamente al nihilismo detrás de nosotros, pero sólo en la medida en que, imperceptiblemente, dentro del HORIZONTE de experiencia metafísicamente determinado que sigue siendo dominante, se alza a nuestro alrededor con mayor poder aún y trastorna el opinar. Heideggeriana: NiilismoSer  

Cada oyente de las conferencias aquí esbozadas debería haber pensado y tener presente el sorprendente ensayo de Wilhelm von Humboldt  : difícil de penetrar, oscuro y oscilante en sus conceptos fundamentales, pero siempre estimulante. Así se nos abriría un HORIZONTE común para la visión del habla. Esto es algo que falta. Debemos conformarnos con esta carencia. Bastará con no olvidarlo. Heideggeriana: CaminhoLinguagem  

Lo propio del habla, determinado desde el advenimiento apropiador, se deja conocer todavía menos que lo particular del habla si por conocer entendemos el haber visto algo en la totalidad de su esencia, haberlo abarcado en la percepción. No podemos abarcar el despliegue del habla porque nosotros, que sólo podemos decir en cuanto que re-decimos el Decir, pertenecemos dentro del Decir. El carácter de monólogo del despliegue del habla tiene su trabazón en el trazo abriente del Decir, que no cubre ni puede cubrir el “monólogo” pensado por Novalis   porque él representa el habla dialécticamente desde la subjetividad en el HORIZONTE del idealismo absoluto. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Que la posibilidad de una transformación madura del habla haya llegado al HORIZONTE intelectual de Wilhelm von Humboldt lo atestiguan las palabras de su tratado “Sobre la diversidad de la estructura del habla humana… “ Según escribe el hermano en el prólogo, Wilhelm von Humboldt ha trabajado en este tratado hasta su muerte en “solitario, en la cercanía de un sepulcro”. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Estamos tentados de pasar simplemente por alto este hecho o de catalogar esta interpretación de la historia de la metafísica como la visión historiográfica de la historia de la filosofía que le resultaba más cercana. Estaríamos entonces sólo ante una visión historiográfica junto a otras. Así, en el curso de los siglos XIX y XX la historiografía erudita se ha representado la historia de la filosofía a veces desde el HORIZONTE de la filosofía de Kant o de la filosofía de Hegel  , a veces desde el de la Edad Media, aunque con mayor frecuencia, por cierto, desde un HORIZONTE que, gracias a la mezcla de las más diversas doctrinas filosóficas, aparenta una amplitud y una validez universal por la que todos los enigmas desaparecen de la historia del pensamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu  

Pero el hecho de que Nietzsche   interprete la historia de la metafísica desde el HORIZONTE de la voluntad de poder surge de su pensamiento metafísico y no es de ninguna manera un posterior agregado historiográfico de sus propias “opiniones” a las doctrinas de los pensadores anteriores. Al contrario, la metafísica de la voluntad de poder, en cuanto toma de posición transvaloradora respecto de la metafísica habida hasta el momento, determina a ésta de antemano en el sentido de la valoración y del pensamiento del valor. Toda confrontación se mueve sobre la base de la interpretación ya decidida, sustraída a toda discusión. La metafísica de la voluntad de poder no se agota en poner nuevos valores frente a los válidos hasta el momento. Hace que todo lo que haya sido pensado y dicho hasta entonces sobre el ente en cuanto tal en su totalidad aparezca a la luz del pensamiento del valor. En efecto, incluso la esencia de la historia es determinada de modo nuevo por la metafísica de la voluntad de poder, lo que reconocemos por la doctrina nietzscheana del eterno retorno de lo mismo y su íntima conexión con la voluntad de poder. El tipo de historiografía que se da en cada momento es siempre sólo la consecuencia de una determinación esencial de la historia ya establecida. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Y: “Justicia, como función de un poder que mira lejos en torno a sí, que ve más allá de las pequeñas perspectivas del bien y del mal, que tiene, por lo tanto, un HORIZONTE de ventaja más amplio, la intención de conservar algo que es más que esta o aquella persona.” (XIV, Primera mitad, n. 158) Heideggeriana: NiilismoEuropeu

No obstante, en la medida en que toda metafísica determina el ser como lo más universal, testimonia ya algo: que se pone sobre el fundamento de una distinción de ser y ente de índole peculiar. Así pues, aunque la metafísica afirme siempre que ser es el concepto más universal, y por ello el más vacío e incapaz de recibir una determinación ulterior, por otra parte, sin embargo, toda posición metafísica fundamental piensa el ser siguiendo una interpretación propia. Aunque al hacerlo, se supone con facilidad la opinión de que, puesto que el ser es lo más universal, también la interpretación del ser se da por sí sola y no precisa ninguna otra fundamentación. Con la interpretación del ser como lo más universal no se dice nada sobre el ser mismo sino sólo sobre el modo en el que la metafísica piensa sobre el concepto de ser. Que la metafísica piensa de modo tan extraordinariamente carente de pensamiento, es decir desde el HORIZONTE y en el modo del opinar y generalizar cotidiano, lo testimonia con toda claridad la circunstancia de que, a pesar de que hace uso de la distinción de ser y ente en todas partes, toda meditación sobre ella le sea tan decididamente lejana. Pero a pesar de esto, la distinción aparece constantemente dentro de la metafísica, y lo hace en un rasgo esencial que domina la estructura de la metafísica en todas sus posiciones fundamentales. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El indiscutible predominio del platonismo en la filosofía occidental se muestra por último en que incluso a la filosofía anterior a Platón  , que según lo que hemos expuesto no era aún metafísica, es decir no era una metafísica desplegada, se la interpreta desde Platón y se la llama filosofía preplatónica. Incluso Nietzsche se mueve dentro de este HORIZONTE visual cuando interpreta las doctrinas de los tempranos pensadores de Occidente. Sus manifestaciones sobre los filósofos preplatónicos como “personalidades” junto con su primera obra sobre El nacimiento de la tragedia han reforzado el prejuicio aún hoy corriente de que su pensamiento está determinado esencialmente por los griegos. El propio Nietzsche lo ha visto mucho más claro y se ha pronunciado sobre ello en uno de sus últimos escritos, en el Crepúsculo de los ídolos, en la sección “Lo que le debo a los antiguos”. Allí dice, en el n. 2: “A los griegos no les debo ninguna impresión de fuerza similar; y para declararlo francamente, no pueden ser para nosotros lo que son los romanos. De los griegos no se aprende.” (VIII, 167) Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Kant no repite simplemente lo que Descartes   ya había pensado antes que él. Sólo Kant piensa de modo trascendental y concibe expresa y conscientemente lo que Descartes puso como comienzo del preguntar en el HORIZONTE del ego cogito  . Con la interpretación kantiana del ser se piensa por primera vez expresamente la entidad del ente en el sentido de “condición de posibilidad” y se franquea así el camino para el despliegue del pensamiento del valor en la metafísica de Nietzsche. No obstante, Kant no piensa aún el ser corno valor. Pero tampoco piensa ya el ser como idea en el sentido de Platón. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El ser queda para nosotros como algo indiferente y por ello prácticamente tampoco prestamos atención a la distinción de ser y ente, aunque basamos en ella todo comportamiento respecto del ente. Pero no sólo nosotros, los hombres de hoy, estamos fuera de esa discrepancia aún no experimentada de la relación con el ser. Este estar fuera y no conocer es lo que caracteriza a toda metafísica; para ella, en efecto, el ser es necesariamente lo más universal, lo más comprensible. Dentro de este HORIZONTE sólo piensa la universalidad, graduada y estratificada en cada caso de modo diferente, de los diferentes ámbitos del ente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Puesto que ser sólo se da, en cuanto que ya el ente es, precisamente, en el Ahí, reside en la ontología fundamental, de manera latente, la tendencia a una transformación metafísica originaria, que sólo se hace posible si el ser es comprendido en su plena problemática. La interna necesidad de que la ontología vuelva [al lugar] desde donde había partido puede patentizarse recurriendo al fenómeno primordial (Urphänomen  ) de la existencia humana: que el ente “hombre” comprende el ser; en la comprensión de ser reside a la vez la realización (Vollzug  ) de la diferencia de ser y ente; sólo se da ser cuando el Dasein   comprende ser. En otras palabras: la posibilidad de que se dé ser en la comprensión tiene como presuposición la existencia fáctica del Dasein, y ésta, a su vez, el fáctico ser-presente (Vorhandensein  ) de la naturaleza. Precisamente en el HORIZONTE del problema del ser radicalmente planteado se muestra que todo esto sólo es visible y puede ser comprendido como ser, si ya está ahí una totalidad posible de ente. Heideggeriana: Transcendencia ANEXO

Se requería de esta indicación breve, y necesariamente precaria en su generalidad, hacia la idea y función de la ontología fundamental, a fin de no perder de vista tanto la amplitud del HORIZONTE problemático como también, a la vez, la senda estrecha por la que tenemos necesariamente que movernos en el tratamiento concreto del siguiente problema. Heideggeriana: Transcendencia ANEXO

El problema de la substancialidad de la substancia ha de ser resuelto positivamente y para Leibniz   se trata de un problema de la unidad, de la mónada. Es a partir del HORIZONTE de problemas de la determinación positiva de la unidad de la substancia desde donde se debe entender todo lo que se ha dicho sobre la fuerza y su función metafísica Hay que pensar el carácter de fuerza desde el problema de la unidad implicado en la substancialidad. Leibniz delimita su concepto de vis activa, de fuerza, frente al concepto escolástico de potentia activa. De acuerdo con lo que dicen literalmente las palabras, la vis activa y la potentia activa parecen significar lo mismo. Pero: Differt enim vis activa a potentia nuda vulgo scholis cognita, quod potentia activa Scholasticorum, seu facultas, nihil   aliud est quam propinqua agendi possibilitas, quae tamen aliena excitatione et velut stimulo indiget, ut in actum transferatur (Gerh. IV 469). “Pues la vis activa se distingue de la mera capacidad para actuar, que era lo que se solía conocer en la Escolástica, porque la capacidad de actuar o la facultad de consumar una acción de los escolásticos no es otra cosa que la posibilidad próxima de hacer, llevar a término, que para llegar a su consumación precisan de un agente externo, por así decir, casi de un estímulo.” Heideggeriana: CursoMarburgo  

El dejar ser a lo ente, que predispone un ánimo, penetra y precede a todo comportarse que se mantiene siempre abierto y se mueve en él. El comportarse del hombre está completamente predispuesto en su ánimo por el carácter abierto de lo ente en su totalidad. Pero esta “totalidad” aparece dentro del HORIZONTE del cálculo y el afán cotidiano como lo incalculable e inaprehensible. Nunca se puede comprender a partir de eso ente que se manifiesta en cada caso, independientemente de si éste forma parte de la naturaleza o de la historia. Por mucho que la totalidad determine a todo permanentemente, siempre sigue siendo lo indeterminado e indeterminable, y por eso también suele coincidir casi siempre con lo que es más habitual y más impensado. Sin embargo eso que predispone el ánimo no es que sea nada, sino que es un encubrimiento de lo ente en su totalidad. El dejar ser oculta a lo ente en su totalidad en la misma medida en la que, en el comportarse singular, siempre le deja ser a lo ente respecto al que se comporta y de ese modo lo desoculta. El dejar ser es en sí mismo y al mismo tiempo un ocultar o encubrir. En la libertad ex-sistente del Dasein acontece el encubrimiento de lo ente en su totalidad, es el ocultamiento. Heideggeriana: EssenciaVerdade  

Un tercer fenómeno de igual rango en la época moderna es el proceso que introduce al arte en el HORIZONTE de la estética. Esto significa que la obra de arte se convierte en objeto de la vivencia y, en consecuencia, el arte pasa por ser expresión de la vida del hombre. Heideggeriana: ImagemMundo

La ciencia se convierte en investigación gracias al proyecto y al aseguramiento del mismo en el rigor del proceder anticipador. Pero proyecto y rigor sólo se despliegan y convierten en lo que son en el método. Éste determina el segundo carácter esencial para la investigación. A fin de que el sector proyectado se torne objetivo hay que empujarlo a salir al encuentro en toda la multiplicidad de sus niveles e imbricaciones. Por eso, el proceder anticipador debe tener la vista libre para la variabilidad de lo que se encuentra. La plenitud de lo particular y de los hechos sólo se muestra en el HORIZONTE de la constante renovación de la transformación. Pero los hechos deben tornarse objetivos, por eso el proceder anticipador debe representar lo variable en su transformación, conseguir fijarlo, dejando al mismo tiempo que el movimiento sea un movimiento. La fijación de los hechos y la constancia de su variación como tal, es la regla. Lo constante de la transformación en la necesidad de su transcurso, es la ley. Sólo en el HORIZONTE de regla y ley adquieren claridad los hechos como los hechos que son. La investigación de hechos en el ámbito de la naturaleza es, en sí, exposición y preservación de reglas y leyes. El método por el que un sector de objetos llega a la presentación tiene el carácter de una clarificación a partir de lo claro, de una aclaración. Esta aclaración tiene siempre dos lados. Fundamenta algo desconocido por medio de algo conocido y, al mismo tiempo, garantiza eso conocido por medio de eso desconocido. La aclaración se lleva a cabo en la exploración o examen. En las ciencias de la naturaleza esto tiene lugar, según el tipo de campo de examen y la intención de la aclaración, por medio del experimento. Pero no es que las ciencias de la naturaleza se conviertan en investigación gracias al experimento, sino que es precisamente el experimento aquel que sólo es posible, única y exclusivamente, en donde el conocimiento de la naturaleza se ha convertido en investigación. La física moderna puede ser experimental gracias a que es esencialmente una física matemática. Como ni la doctrina medieval ni la episteme   griega son ciencia en el sentido de la investigación, no hay experimento en ellas. Es verdad que fue Aristóteles el primero que comprendió lo que significa empeiria   (experiencia), esto es, la observación de las cosas en sí mismas y de sus propiedades y transformaciones bajo condiciones cambiantes y, por tanto, el conocimiento del modo en que las cosas suelen comportarse por regla general. Pero una observación que tiene como meta semejante conocimiento, el experimentum, es esencialmente distinta de lo que distingue a la ciencia en cuanto investigación, esto es, del experimento de la investigación, y ello incluso cuando las observaciones de la Antigüedad o la Edad Media utilizaban números y medidas, incluso cuando la observación se ayuda de determinados dispositivos e instrumentos, porque sigue faltando por completo lo auténticamente decisivo del experimento. El experimento comienza poniendo como base una ley. Disponer un experimento significa representar una condición según la cual un determinado conjunto de movimientos puede ser seguido en la necesidad de su transcurso o, lo que es lo mismo, puede tornarse apto a ser dominable por medio del cálculo. Pero la disposición de la ley se lleva a cabo desde la perspectiva que se dirige al rasgo fundamental del sector de objetos. Éste es el que ofrece la medida y vincula a la condición el representar anticipador. Esta representación en la que y por la que se inicia el experimento no es una imaginación arbitraría. Por eso decía Newton  : hypotheses non fingo, las hipótesis no se piensan de modo arbitrario. Se desarrollan a partir del rasgo fundamental de la naturaleza y están inscritas en él. El experimento es ese procedimiento llevado y dirigido en su disposición y ejecución por la ley que se establece como hipótesis a fin de producir los hechos que confirman o niegan la ley. Cuanto más exactamente se haya proyectado el rasgo fundamental de la naturaleza, tanto más exacta será la posibilidad del experimento. Por eso es completamente imposible que el escolástico medieval Roger Bacon, que tan a menudo se invoca, sea el precursor del moderno investigador experimental, limitándose a ser el sucesor de Aristóteles. En efecto, mientras tanto y debido al cristianismo, la auténtica posesión de la verdad ha sido trasladada a la fe, a la consideración de las Escrituras y de la doctrina de la Iglesia como verdaderas. El supremo conocimiento y doctrina es la teología, en tanto que interpretación de las divinas palabras de la Revelación plasmada en las Escrituras y proclamada por la Iglesia. Aquí, conocer no es investigar, sino comprender correctamente la palabra que establece la norma y la palabra de las autoridades que la proclaman. Es por este motivo por lo que, durante la Edad Media, en la adquisición de conocimiento adquiere la supremacía la explicación de las palabras y las opiniones doctrínales de las distintas autoridades. El componere scripta et sermones, el argumentum ex verbo, es decisivo y al mismo tiempo es el motivo por el que la filosofía platónica y aristotélica tuvo que convertirse en dialéctica escolástica. Si luego Roger Bacon exige el experimentum — y realmente lo exige —, no se está refiriendo al experimento de la ciencia en tanto que investigación, sino que lo que exige es en lugar del argumentum ex verbo el argumentum ex re, esto es, en lugar del debate sobre las opiniones doctrinales, la observación de las cosas mismas, la empeiria aristotélica. Heideggeriana: ImagemMundo

(5) El concepto de mundo, tal como se desarrolla en “Ser y Tiempo” sólo puede comprenderse desde el HORIZONTE de la pregunta por el “ser-ahí” [Da-sein  ], pregunta que por su parte permanece incluida dentro de la pregunta fundamental por el sentido del ser (no de lo ente). Heideggeriana: ImagemMundo

El propio Nietzsche hizo de sí una figura ambigua, lo que tuvo que ocurrir necesariamente tanto en el HORIZONTE de su presente como en el del actual. A nosotros nos corresponde captar, detrás de esa ambigüedad, lo que es anticipador y único, lo decisivo y definitivo. La condición previa para ello es abstraer del “hombre”, así como también abstraer de la “obra” en la medida en que se la vea como una expresión de lo humano, es decir, a la luz del hombre. Porque incluso la obra misma, en cuanto obra, nos permanece cerrada en la medida en que de alguna forma sigamos mirando de soslayo la “vida” del hombre que la creó, en lugar de preguntar por el ser y el mundo que fundan la obra. No nos incumben ni la persona de Nietzsche ni su obra en la medida en que hagamos de ambas, en su copertenencia, el objeto de una reseña histórica y psicológica. Heideggeriana: VontadePoder  

Y efectivamente, estas consideraciones metafísicas, mientras se las mire sólo desde el HORIZONTE visual de la ciencia y se las estime en relación con su modo de proceder, resultan indeterminadas e inaprehensibles. Esto no significa, sin embargo, que ese carácter de generalidad indeterminada pertenezca a la esencia de ese tipo de consideraciones, sino sólo significa lo siguiente: la meditación metafísica sobre la región de una ciencia — considerada dentro del HORIZONTE visual de la ciencia correspondiente — aparece como algo indeterminado e infundado. Pero el HORIZONTE visual de la ciencia del caso es no sólo demasiado estrecho sino simple y absolutamente insuficiente para aprehender su propia esencia. Pensar filosóficamente — suele pensar el investigador científico — quiere decir pensar sólo de modo más general e indeterminado de lo que él, el investigador exacto está acostumbrado a hacerlo. Olvida, o mejor dicho, no ha sabido nunca, no ha aprendido a saber ni ha querido saber, que con la exigencia de meditación metafísica se reclama un modo de pensar de un tipo diferente. El paso del pensar científico a la meditación metafísica es esencialmente más extraño y por lo tanto más difícil que el paso del pensar cotidiano precientífico al modo de pensar de una ciencia. Aquel paso es un salto. Éste es un continuo desplegar de la determinación previa de un modo de representación ya existente. Heideggeriana: VontadePoder

La metafísica occidental, es decir la meditación sobre el ente en cuanto tal y en su totalidad, determina al ente de antemano y para toda su historia como lo que es aprehendible y delimitable según los respectos de la razón y el pensamiento. En la medida en que todo pensar ordinario se funda siempre en una figura de la metafísica, tanto el pensar cotidiano como el metafísico se basan en la “confianza” en esa relación, en que en el pensar de la razón y en sus categorías se muestre el ente en cuanto tal, es decir que lo verdadero y la verdad resulten aprehendidos y asegurados en la razón. La metafísica occidental se funda en esta preeminencia de la razón. En la medida en que la elucidación y determinación de la razón puede y tiene que llamarse “lógica”, también puede decirse: la “metafísica” occidental es “lógica”; la esencia del ente en cuanto tal se decide en el HORIZONTE visual del pensar. Heideggeriana: VontadePoder

Esto quiere decir: previamente tenemos que esforzarnos por llegar a el sitio en cuyo HORIZONTE visual se vuelve comprensible de modo unitario lo que dice Nietzsche acerca de la esencia de la verdad. Sólo de este modo podremos evaluar por qué y en qué medida la verdad, si bien es un valor necesario, no es, sin embargo, el valor supremo. En el supuesto de que estemos decididos a una meditación esencial, es necesario que nos mantengamos dentro del dominio del pensar nietzscheano incluso si no encontramos de inmediato una salida a estas ideas aparentemente confusas y contradictorias sobre la esencia de la verdad. En el ámbito del pensar pensante las salidas son siempre un signo de evasión y huida. Heideggeriana: VontadePoder

La necesidad práctica como necesidad de esquema. Formación de HORIZONTE y perspectiva Heideggeriana: VontadePoder

Puesto que este aseguramiento sólo es posible si se hace fijo y consistente el caos, la praxis   como aseguramiento de la existencia consistente requiere que lo que embiste se convierta en algo estable, en figuras, esquemas. La praxis es en sí misma — en cuanto aseguramiento de la existencia consistente — una necesidad de esquemas; “necesidad práctica” quiere decir, pensado metafísicamente, lo mismo que: ir en busca de la formación de esquemas que permitan el aseguramiento de la existencia consistente; resumiendo: necesidad de esquemas. La necesidad de esquema es ya un mirar hacia algo que fije y por lo tanto delimite. Lo que delimita se dice en griego to orizon. De la esencia de lo viviente en lo que hace a su vitalidad, del aseguramiento de la existencia consistente en el modo de la necesidad de esquemas, forma parte un HORIZONTE. Éste no es, por lo tanto, un límite que le llega a lo viviente desde fuera, un límite con el que la actividad vital choca y ante el cual se atrofia. Heideggeriana: VontadePoder

La formación de HORIZONTE forma parte de la esencia interna de lo viviente mismo. HORIZONTE significa aquí en primer lugar sólo lo siguiente: delimitación del ejercicio de la vida que se despliega, dentro del círculo de un volver consistente lo que embiste y acosa. La vitalidad de un viviente no termina en este círculo delimitador, sino que comienza constantemente desde él. Los esquemas asumen la formación del HORIZONTE. Heideggeriana: VontadePoder

La referencia a la necesidad de esquemas y a la formación de HORIZONTE puede completarse aún con otra cosa que anticipa ya consideraciones posteriores. El HORIZONTE, el círculo de lo consistente que rodea al hombre, no es un muro que lo encierra, sino que es traslúcido [durchscheinend], remite en cuanto tal a lo que no ha sido fijado, a lo que deviene y puede devenir, a lo posible. El HORIZONTE que pertenece a la esencia de lo viviente no sólo es permeable [durchlässig] sino que de algún modo es constantemente recorrido [durchmessen] y, en un sentido amplio de ver y mirar, “atravesado por la mirada” [durchblickt]. La praxis como ejercicio de la vida se mantiene en tales miradas que atraviesan [Durchblicke]: en “perspectivas”. El HORIZONTE está siempre dentro de una perspectiva, de un mirar a través en dirección de algo posible que se eleva y sólo puede elevarse desde lo que deviene, es decir desde el caos. La perspectiva es una trayectoria de la mirada previamente abierta sobre la que se forma en cada caso un HORIZONTE. De la esencia de la vida forma parte, a una con la formación de HORIZONTE, el carácter de mirar que atraviesa anticipadamente [Durch — und Vorblickscharakter]. Heideggeriana: VontadePoder

Con frecuencia Nietzsche equipara HORIZONTE y perspectiva y por ello no llega nunca a exponer de manera clara su diferencia y su conexión. Esta falta de claridad se funda no sólo en el modo de pensar de Nietzsche sino también en la cosa misma. En efecto, HORIZONTE y perspectiva están necesariamente coordinados y entrelazados, de modo tal que con frecuencia pueden ocupar uno el lugar del otro. Pero sobre todo, ambos se fundan en una figura esencial más originaria del ser humano (en el ser-ahí), que Nietzsche, lo mismo que toda metafísica anterior a él, ni ve ni puede ver. Heideggeriana: VontadePoder

De modo concentrado, y limitándonos a Nietzsche, podemos decir: la perspectiva, el mirar a través en dirección de algo posible, se dirige al caos en el sentido del mundo que impulsa y deviene, pero esto lo hace en cada ocasión dentro de un HORIZONTE. A su vez, el HORIZONTE — imperando en la esquematización — es siempre sólo HORIZONTE de una perspectiva. El HORIZONTE, lo que delimita, da consistencia, no sólo fija el caos en determinados respectos, asegurando así lo posible. El HORIZONTE es también quien hace que, a través de su transparente consistencia, el caos aparezca como caos. Lo consistente sólo es perceptible en cuanto tal en la perspectiva que se dirige a algo que deviene, y lo que deviene sólo se descubre en cuanto tal sobre el fondo transparente de algo consistente. Heideggeriana: VontadePoder

Ambos, lo deviniente y lo consistente, siempre que haya que pensarlos de manera igualmente esencial en su copertenencia, remiten a un inicio más originario de su unidad esencial. Puesto que la formación de HORIZONTE y la formación de un esquema tienen su fundamento esencial en la esencia del ejercicio de la vida, en la praxis como aseguramiento de la existencia consistente, praxis y caos se copertenecen de modo esencial. Heideggeriana: VontadePoder

Si desde antiguo se considera al conocer como un re-presentar [Vor-stellen  ], el concepto nietzscheano del conocimiento conserva esta esencia del conocimiento, pero el peso del poner delante [Vor-stellen  ] se traslada al poner delante [Vor-stellen], al llevar ante sí como un poner en el sentido de establecer [Fest-stellen], es decir de fijar [Festmachen], de pre-sentar [Dar-stellen] en el dispositivo [Gestell] de una forma. Por ello el conocer no es “conocer”, es decir, no es reproducir. El conocer es lo que es en cuanto remitir [Zustellen] en lo consistente, en cuanto subsumir y esquematizar. El límite de la formación de HORIZONTE delimitante está trazado en la praxis misma por el aseguramiento de la existencia consistente que, en cuanto ejercicio de la vida, prefigura la dirección y el alcance de la respectiva formación de esquema de acuerdo con el estadio y el nivel esencial del viviente. Heideggeriana: VontadePoder

El “estado esencial” es el modo en el que el viviente ha proyectado de antemano su perspectiva. De acuerdo con ella se abre el círculo de posibilidades determinantes y con éste el ámbito de las decisiones por medio de las cuales surge el conocimiento de lo que importa. El conocimiento esencial no es, por lo tanto, un fin que flota por encima de la vida y al cual se puede ocasionalmente echar un vistazo o dejar de hacerlo, sino que es un conocimiento que sustenta ya la vida en el único modo que le es adecuado, la sustenta y la mantiene más allá de sí en una posibilidad asumida, sólo a partir de la cual se regula la correspondiente formación de HORIZONTE y se vuelve ella misma regla y esquema. Heideggeriana: VontadePoder

En el fondo, el entenderse en su acepción corriente no deja de ser un poder contar con [rechnen   auf  ] los hombres, de la misma manera en que el trato con las cosas es un poder tener en cuenta [rechnen mit] los objetos. El aseguramiento de la existencia consistente tiene siempre un carácter que nos es lícito designar como un poner-en-cuenta [in Rechnung-stellen]. En él se halla un pensar que anticipa un HORIZONTE, HORIZONTE que contiene indicaciones y reglas de acuerdo con las cuales lo que embiste es interceptado, apresado y puesto en seguridad. Los esquemas — en cuanto asignaciones del comportamiento del hombre respecto del hombre y de las cosas que están puestas en cuenta de antemano y regulan previamente el cálculo — no se imprimen al caos como un sello, sino que son primero ideados y luego enviados anticipadamente a lo que sale al encuentro, de manera tal que éste aparece en cada caso ya en el HORIZONTE del esquema y sólo en él. El esquematizar no significa de ninguna manera un sistemático alojar lo que carece de orden en compartimentos ya preparados, sino que es un inventar que pone en cuenta, un inventar formas en las que tienen que ingresar el impulso y el embate para, de ese modo, rodear a lo viviente de algo consistente y remitirle la posibilidad de su propia consistencia y seguridad. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche, por el contrario, dice: la finalidad es un efecto, “no una causa”. Aquí nos encontramos de nuevo con la abreviatura que gusta hacer Nietzsche con frecuencia de una reflexión en sí misma rica y esencial. Nietzsche no piensa en negar lo que acaba de explicarse, o sea que el fin, lo representado de antemano tiene, en cuanto re-presentado, un carácter prescriptivo y por consiguiente causal. No obstante, lo que quiere subrayar antes de eso es lo siguiente: el porqué y el porqué representado de antemano, ha surgido en cuanto tal, es decir en cuanto fijado de antemano, del carácter inventivo de la razón, de su poner la mira en lo consistente, o sea que es producido por la razón y es por eso un efecto. La finalidad, en cuanto categoría, es algo inventado y por lo tanto efectuado (un efecto). Sólo que esto que ha sido inventado, esta categoría de “fin”, tiene un carácter de HORIZONTE por el que da prescripciones para la producción de otra cosa. Precisamente porque, al ser un tipo de causa, es una categoría, la finalidad es un efecto en el sentido de un esquema inventado. Heideggeriana: VontadePoder

2) En base a lo expuesto hasta ahora, ¿cómo podemos hacer comprensible el carácter de orden del conocer? La interpretación del principio   de no contradicción dio como resultado: el trazado de un HORIZONTE que da la medida, la delimitación de lo que quiere decir ente y de lo que de cierto modo rodea el ámbito de todo ente singular, ese trazado de HORIZONTE es un imperativo. ¿Cómo se hace concordar esto con lo que surgió de la nota n. 515 como esencia de la razón, o sea con el carácter inventivo del conocer? Ordenar e inventar, mandar y configurar en un libre juego, ¿no se excluyen mutuamente como el agua y el fuego? Probablemente, o más bien ciertamente, mientras nuestros conceptos de ordenar e inventar no vayan más allá de su sentido más conocido y corriente. En efecto, en este caso hablamos ya de ordenar cuando simplemente se transmite lo que se denomina una orden, una “orden” que quizás sólo tenga el nombre de tal y en realidad no lo sea, en el supuesto, claro, de que comprendamos el ordenar en su esencia y a ésta sólo la encontremos allí donde una posibilidad de comportamiento [Verhalten  ] y de actitud [Haltung] es elevada por vez primera a ley, cuando se la crea en cuanto ley. Entonces, la palabra “orden” no significa sólo el anuncio de una exigencia y el requerimiento de que se la cumpla. Heideggeriana: VontadePoder

Ahora bien, si a pesar de todo Nietzsche dice: esta constricción es una constricción “biológica”, quizás no sea violento y forzado que planteemos la pregunta de si el término “biológico” no quiere decir algo diferente de lo viviente representado en el modo de lo animal y lo vegetal. Si continuamente nos encontramos con que Nietzsche, tomando distancia respecto del concepto de verdad tradicional, pone de relieve que el tener-por-verdadero, el ejercicio de la vida, tiene un carácter inventivo-ordenante, ¿no habría que escuchar en la palabra “biológico” algo diferente, precisamente aquello que muestra los rasgos esenciales del inventar y el ordenar? ¿No habría que determinar en primer lugar la esencia de la tantas veces nombrada vida a partir de esos rasgos esenciales, en lugar de tener ya preparado un concepto indeterminado y confuso de “vida” para, por su intermedio, explicar todo, y por lo tanto nada? Ciertamente, Nietzsche refiere todo a la “vida”, a lo “biológico”; ¿pero piensa la vida misma, lo biológico, también de modo “biológico”, y por lo tanto de manera tal que explique la esencia de la vida a partir de fenómenos vegetales y animales? Nietzsche piensa lo “biológico”, la esencia de lo viviente, en dirección de lo que tiene el carácter de orden e invención, de perspectiva y HORIZONTE, es decir: de la libertad. No piensa en absoluto lo biológico, es decir la esencia de lo viviente, de manera biológica. Nietzsche está tan poco cerca del peligro de biologismo que, más bien al contrario, tiende a interpretar lo biológico en sentido propio y estricto — lo vegetal y lo animal — de modo no biológico, es decir, en principio, de modo humano, desde las determinaciones de perspectiva, HORIZONTE, orden e invención, en general desde el representar del ente. Pero esta decisión sobre el biologismo de Nietzsche necesitaría una aclaración y una fundamentación más amplias. Heideggeriana: VontadePoder

Hasta aquí se ha aclarado lo siguiente: verdad es tener-por-verdadero; pero esto último es, en esencia, un poner la mira en y un prever, de modo perspectivista-horizontal, la igualdad y la mismidad como fundamento de la consistencia. En cuanto volver consistente en un HORIZONTE dentro de la perspectiva dirigida a la consistencia, el conocimiento contribuye a constituir la esencia de la vida humana, en la medida en que ésta se comporta respecto del ente. Puesto que contribuye a constituir la consistencia esencial de la vida humana, el conocimiento es una condición interna de esta vida. A la verdad en cuanto tener-por-verdadero, es decir, en cuanto tomar-por-ente, la concibe Nietzsche como un valor necesario, pero no como el valor supremo. Heideggeriana: VontadePoder

La verdad en cuanto tener-por-verdadero es error, aunque un error necesario. La verdad en cuanto conformidad con el devenir, el arte, es apariencia, pero una apariencia transfiguradora. No hay un “mundo verdadero” en el sentido de algo que permanezca igual, de algo eternamente válido. El pensamiento de un mundo verdadero como lo que en primer lugar, respecto de todo y por sí mismo, da la medida es un pensamiento que desemboca en la nada. El pensamiento de un mundo verdadero así pensado tiene que ser abolido; entonces sólo queda como resto el mundo aparente, el mundo como una apariencia en parte necesaria y en parte transfiguradora: verdad y arte como formas fundamentales en las que hace aparición el aparecer del mundo aparente. ¿Qué sucede con este mundo de la apariencialídad? ¿Después de que ha tenido que abolirse el mundo verdadero, puede decirse aún que nos queda como resto el mundo aparente? ¿Cómo puede quedar un resto si fuera de él no hay otra cosa? ¿El llamado resto no es entonces todo, la totalidad? ¿No es entonces el mundo aparente por sí solo el único mundo? ¿A qué debemos atenernos respecto de él, y cómo debemos mantenernos en él? Nuestra pregunta es: ¿Qué sucede con el “mundo aparente” que aún queda después de la abolición del “mundo verdadero”? ¿Qué quiere decir aquí “apariencialidad”? La elucidación de la esencia de la vida desde el aseguramiento de la existencia consistente que le es propio condujo a señalar el carácter perspectivista fundamental de la vida. Lo viviente está y se sostiene en cada caso en la trayectoria de una mirada dirigida a un círculo de posibilidades que están fijadas de uno u otro modo, ya sea como algo verdadero del conocimiento, ya sea como “obra” del arte. En cada caso, esa delimitación, el trazado de un HORIZONTE, es: la instauración de una apariencia. Lo conformado tiene el aspecto de lo real, pero en cuanto conformado y fijo precisamente ya no es más caos sino un embate que ha sido fijado. La apariencia se erige en el espacio de la perspectiva del caso, en la cual impera un determinado punto de vista respecto del cual el HORIZONTE es “relativo”. De acuerdo con ello, dice Nietzsche en el n. 567 (1888): “¡Lo perspectivo es, por lo tanto, lo que da el carácter de “apariencia”! ¡Como si quedara aún un mundo una vez que se quita lo perspectivo! Con ello se habría quitado la relatividad!” Heideggeriana: VontadePoder

Pero nosotros preguntamos: ¿qué importancia tendría que se quitara la relatividad? ¿No se ganaría así lo absoluto? ¡Como si con la desaparición de lo relativo hubiera de presentarse ya el tan deseado absoluto! ¿Pero por qué Nietzsche se interesa tan decididamente por la salvación de la relatividad? ¿Qué quiere decir con relatividad? Simplemente que la perspectiva proviene de la vida que crea un mirar que atraviesa y que, siempre desde un punto de vista, mira abriendo anticipadamente. “Relatividad” vale aquí como título para señalar que el círculo que envuelve a la perspectiva a modo de HORIZONTE, el “mundo”, no es más que una creación de la “acción” de la vida misma. Del ejercicio de la vida que lleva a cabo el viviente surge el mundo, y éste sólo es aquello que y tal como surge ¿Qué resulta de esto? El carácter aparente del mundo no puede seguir siendo comprendido como apariencia. Algunos párrafos más adelante, Nietzsche dice: “No queda ya ni una sombra de derecho de hablar aquí de apariencia… “ Heideggeriana: VontadePoder

¿Por qué? Porque la apertura de la perspectiva y el trazado de HORIZONTE no ocurren por la vía de una adecuación a un mundo en sí consistente, y en general consistente, es decir “verdadero”. ¿Si no tiene lugar ya ninguna medida ni ninguna estimación respecto de algo verdadero, cómo el mundo que surge de la “acción” de la vida podría seguir siendo tildado de “apariencia” y comprendido como tal? Con la comprensión de esta imposibilidad está dado el paso decisivo ante el que Nietzsche ha vacilado tanto tiempo, el paso hacia el saber que, con toda sencillez, tiene que expresar así lo que sabe: con la abolición del “mundo verdadero” también ha quedado abolido el “mundo aparente”. ¿Pero qué es lo que queda si con el mundo verdadero cae también el aparente y, en general, esa distinción? La frase final de la nota n. 567, del último año de creación, responde: “La contraposición del mundo aparente y el mundo verdadero se reduce a la contraposición “mundo” y “nada”.” Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche comprende la verdad como tener-por-verdadero. Éste es — si se lo piensa más profundamente, retrocediendo al fundamento de su posibilidad — el inventivo pre-suponer un HORIZONTE de entidad, la unidad de las categorías en cuanto esquemas. El inventivo pre-suponer tiene su ejercicio fundamental en lo que expresa el principio de no contradicción: en el fijar lo que en general quiera decir entidad. Entidad querrá decir: consistencia, en el sentido de tal consolidación. Ese fijar es el originario tener-por-verdadero que da a todo conocimiento la prescripción hacia el ente en cuanto tal. El tener-por-verdadero tiene originariamente el carácter de una orden. ¿De dónde toma su patrón de medida este dar orden? ¿Qué le indica aunque más no sea la dirección? ¿El tener-por-verdadero en cuanto ordenar no se convierte en el juguete de un arbitrio impenetrable y no vinculado a nada? ¿Adónde va a parar la esencia de la verdad si se la retrotrae a un ordenar sin fundamento ni dirección? Después de la abolición de la distinción metafísica queda vedada toda escapatoria hacia una adecuación a algo “verdadero” existente “en sí”; pero también igualmente la estimación de lo fijado en el representar como algo sólo “aparente”. ¿El tener-por-verdadero posee aún de algún lado y por sí un carácter concluyente y vinculante? Si aún lo tiene y si puede tenerlo, sólo será desde sí mismo. Por ello, el enraizamiento aún más originario del carácter de orden del tener-por-verdadero tiene que contener y proporcionar algo así como la donación de una medida, o bien hacerla prescindible sin caer por ello en la pura arbitrariedad de lo que carece totalmente de vínculo. En la medida en que este tener-por-verdadero, a pesar de todo el alejamiento del ámbito de la distinción del mundo verdadero y el mundo aparente, debe mantener en algún sentido la esencia de la verdad hasta entonces aceptada, esta esencia de la verdad debe imponerse también en el acto fundamental del tener-por-verdadero. Heideggeriana: VontadePoder

La justicia como “modo de pensar”; y no como “un” modo entre otros. Nietzsche quiere destacar que la justicia — tal como él la entiende — tiene el carácter fundamental del pensar. Pero éste se ha determinado para nosotros de manera más precisa como inventar y ordenar. Es tal cuando no se trata del pensar cotidiano y ejercido directamente, del pensar en el sentido del calcular, que sólo se mueve dentro de un HORIZONTE fijo, sin verlo, pero yendo sin embargo de aquí para allá en el interior de sus fronteras. El pensar es inventivo y ordenante cuando se trata de ese pensar en el que se fija de antemano y en general un HORIZONTE cuya existencia proporciona una condición para la vitalidad de lo viviente. De este pensar se trata aquí, cuando Nietzsche comprende la justicia como modo de pensar; en efecto, dice expresamente: la justicia es el modo de pensar “a partir de las estimaciones de valor”. Heideggeriana: VontadePoder

En primer lugar, es decir, sobre todo, el pensar es “constructivo”. Esto implica, en general: este pensar es el que levanta aquello que aún no está y quizás nunca llegue a estar ni tener consistencia como algo allí delante. No invoca ni se apoya en algo dado, no es una adecuación, sino aquello que se nos mostró como el carácter inventivo de la posición de HORIZONTE dentro de una perspectiva. “Construir” no quiere decir sólo producir algo que no está allí presente, sino que significa erigir y alzar, ir hacia lo alto, más exactamente: conquistar primero una altura, fijarla y establecer así una directiva. En ese sentido, el “construir” es un ordenar que eleva él mismo por vez primera la pretensión de orden y crea un ámbito de orden. Heideggeriana: VontadePoder

La proposición “la esencia de la vida humana es justicia” tiene carácter metafísico y quiere decir: la vitalidad de la vida no consiste en ninguna otra cosa más que en ese pensar constructivo, eliminador y aniquilador; este fundar una altura que ofrece una vista, fundar que abre vías y erige al decidir, es el fundamento de que el pensar muestre el carácter esencial del inventar y el ordenar en el que se abren perspectivas y se forma un HORIZONTE. Con la comprensión de la esencia de la justicia como el fundamento esencial de la vida queda fijado el respecto en el que únicamente puede decidirse si, cómo y dentro de qué límites el pensamiento de Nietzsche es “biologista”. Heideggeriana: VontadePoder

La nota es casi contemporánea de la antes citada y forma parte de las reflexiones pertenecientes al período que se extiende entre la redacción de la tercera y la cuarta parte de Así habló Zaratustra (1884; XIV, 80). El pasaje dice así: “Justicia, como función de un poder que mira lejos en torno a sí, que ve más allá de las pequeñas perspectivas del bien y del mal, que tiene, por lo tanto, un HORIZONTE de ventaja más amplio, la intención de conservar algo que es más que esta o aquella persona.” Heideggeriana: VontadePoder

Anteriormente ya se señaló la conexión entre perspectiva y HORIZONTE. Toda perspectiva tiene su HORIZONTE. La justicia tiene “un HORIZONTE de ventaja más amplio”. Nos quedamos sorprendidos. Una justicia que pone la mira en una ventaja es algo que suena extraño, y a la vez claramente a beneficio, aprovechamiento y cálculo, si no directamente a negocio. Además, Nietzsche ha subrayado la palabra “ventaja” [Vorteil], para no dejar ninguna duda de que en la justicia de que aquí se trata importa esencialmente la “ventaja”. La acentuación tiene que fortalecernos en el esfuerzo de no seguir pensando el concepto cubierto por esta palabra de acuerdo con representaciones cotidianas. Además, la palabra Vor-teil, según su auténtico significado, entretanto perdido, quiere decir: la parte adjudicada de antemano antes de hacer una partición. En la justicia, en cuanto apertura de perspectivas, se ensancha un HORIZONTE que todo lo abraza, la delimitación de aquello que es adjudicado de antemano a todo representar, calcular y formar, adjudicado como lo que en todas partes y en cada ocasión se trata de obtener y mantener [erhalten]. Er-halten quiere decir aquí, al mismo tiempo: alcanzar, recibir y conservar, reservar como consistencia. Heideggeriana: VontadePoder

¿Qué es esto que se adjudica de antemano y que ya no puede ser superado y sobrepasado por ningún otro HORIZONTE? Nuevamente, Nietzsche no dice directamente qué es. Sólo dice que la intención de la justicia con ese HORIZONTE se dirige a algo que es más que este o aquel fin, que la felicidad y el destino de seres humanos singulares. En la justicia todo esto no es tenido en cuenta. Heideggeriana: VontadePoder

¿Si lo que importa no son las personas singulares, será entonces la comunidad lo que importe? Tampoco. Lo que Nietzsche quiere decir sólo lo apreciaremos a partir de lo que dice acerca de la perspectiva de la justicia. Ésta ve más allá de la distinción entre un mundo verdadero y un mundo aparente y su visión se dirige, por lo tanto, a una determinación más elevada de la esencia del mundo y a una con ello, a un HORIZONTE más amplio, en el que al mismo tiempo se determina de modo “más amplio” la esencia del hombre, o sea del hombre occidental-moderno. Heideggeriana: VontadePoder

Que la filosofía de Nietzsche sólo desfigura, aplana y rechaza dogmáticamente la metafísica anterior es una mera apariencia, aunque una apariencia muy persistente mientras nos representemos de modo superficial el pensamiento fundamental de Nietzsche. La superficialidad consiste en desatender la meditación histórica sobre la metafísica occidental y en repensar los proyectos llevados a cabo por las respectivas posiciones fundamentales sólo dentro de los límites de lo que ellos mismos dicen. Al hacer esto se olvida que su decir habla inevitablemente desde un trasfondo del que aquellas, aun sin interrogarlo expresamente, provienen y hacia el cual, de manera igualmente irreflexiva, vuelven su palabra. Las diferentes posiciones fundamentales comprenden la entidad del ente dentro del proyecto griego inicial que les antecede y consideran al ser del ente determinado en el sentido de la consistencia del presenciar. Si pensamos las posiciones metafísicas fundamentales en el HORIZONTE de este proyecto conductor, estamos a salvo de concebir la filosofía de Nietzsche de modo superficial y de clasificarla con las etiquetas historiográficas usuales como “heraclítismo”, “metafísica de la voluntad” o “filosofía de la vida”. Heideggeriana: EternoRetorno  

No obstante, en un primer momento también se puede tratar de conducir a la identidad del “eterno retorno de lo mismo” y la “voluntad de poder” dentro del HORIZONTE de la metafísica y con ayuda de sus distinciones. Este camino hacia la visión de la unidad interna de ambos es el que recorren las lecciones “La voluntad de poder como arte” y “El eterno retorno de lo mismo”. De antemano, el eterno retorno de lo mismo y la voluntad de poder son comprendidos como determinaciones fundamentales del ente en su totalidad y en cuanto tal: la voluntad de poder como la acuñación propia de la historia final del qué es, el eterno retorno de lo mismo como la del que es. La necesidad de fundamentar esta distinción había sido reconocida en unas lecciones (no publicadas) del año 1927. No obstante, el origen esencial de la distinción permanecía oculto. Heideggeriana: EternoRetorno

La subjetividad del subjectum, que no tiene nada que ver con el aislamiento del yo, llega a su acabamiento en la calculabilidad e instaurabilidad de todo lo viviente, en la rationalitas de la animalitas   en la que el “superhombre” encuentra su esencia. El extremo de la subjetividad se alcanza cuando se ha consolidado la apariencia de que los “sujetos” habrían desaparecido en beneficio de algún servicio de mayor alcance. Con el acabamiento de la época moderna la historia se entrega a la historiografía, que tiene la misma esencia que la técnica. La unidad de estos poderes de la maquinación funda una posición de poder del hombre cuyo esencial carácter violento sólo puede en el HORIZONTE de la carencia de sentido consolidar su existencia consistente y, persiguiéndose incesantemente, permanecer sometido al sobrepujar. Heideggeriana: EternoRetorno

En el eterno retorno de lo mismo, la esencia histórico-final de la última interpretación metafísica de la entidad como voluntad de poder es comprendida de manera tal que a la esencia de la verdad le queda rehusada toda posibilidad de convertirse en lo más digno de ser cuestionado y la carencia de sentido a la que con ello se le da el poder determina de modo incondicionado el HORIZONTE de la época moderna y lleva a efecto su acabamiento. Pero éste no se muestra de ninguna manera a sí mismo, es decir a la conciencia historiográfico-técnica que lo impulsa y asegura, como la solidificación y el final propio de lo ya alcanzado, sino como liberación hacia un continuado alejarse de sí que conduce al acrecentamiento de todo en todo. Lo desmedido se ha velado en la figura del poder que se sobrepotencia a sí mismo como lo único consistente y, en tal encubrimiento, puede convertirse él mismo en medida. A partir de una medida de este tipo (de la desmesura del sobrepujar) se cortan las varas con las que cualquiera puede medir y apreciar con la mayor facilidad y realizar, también a los ojos de cualquiera, algo que cause impresión, dando de este modo prueba de sí mismo. Esta prueba vale al mismo tiempo como verificación de las metas, las vías y los ámbitos de la eficacia que se ha instaurado. Cada cosa factible confirma cada artefacto, todo artefacto clama por la factibilidad, todo actuar y pensar se ha convertido en estatuir cosas factibles. En todas partes y continuamente la maquinación, encubriéndose ella misma en la apariencia de un orden que dirige con mesura, impulsa al ente a ocupar el rango único y hace olvidar el ser. Lo que propiamente sucede es el abandono del ente por parte del ser: que el ser entrega al ente a sí mismo y en ello se rehúsa. Heideggeriana: EternoRetorno

Pero en cuanto tal condición, el ser no puede estar condicionado por un ente, es decir por algo que es él mismo aún condicionado, sino sólo por sí mismo. Sólo como autolegislación incondicionada, el representar, es decir la razón en la plenitud dominada y completamente desplegada de su esencia, es el ser de todo ente. Ahora bien, la autolegislación caracteriza a la “voluntad”, en la medida en que su esencia se determina en el HORIZONTE de la razón pura. La razón, en cuanto representar que apetece, es en sí misma al mismo tiempo voluntad. La subjetividad incondicionado de la razón es volitivo saber de sí mismo. Esto quiere decir: la razón es espíritu absoluto. En cuanto tal, la razón es la realidad absoluta de lo real, el ser del ente. Ella misma sólo es en el modo del ser dispuesto por ella, llevándose a sí misma al aparecer en todos los grados para ella esenciales del representar que se apetece. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche  

No obstante, para pensar la esencia de la justicia de manera adecuada a esta metafísica hay que excluir todas las representaciones acerca de la justicia que provienen de la moral cristiana, humanista, iluminista, burguesa y socialista. Lo justo [das Gerechte] sigue siendo, ciertamente, lo que se adecua a lo “recto” [das Rechte]. Pero lo recto, lo que indica la dirección [Richtung  ] y da la medida, no existe en sí. Lo recto da el derecho [das Recht] a algo. Pero lo recto se determina a su vez a partir de lo que es de “derecho”. La esencia del derecho la define Nietzsche, sin embargo, del siguiente modo: “Derecho = la voluntad de eternizar una respectiva relación de poder” (XIII, 205). La justicia es entonces la facultad de poner el derecho así comprendido, es decir, de querer esa voluntad. Este querer sólo puede ser como voluntad de poder. Por eso, la segunda nota de Nietzsche sobre la justicia, casi contemporánea de la primera (del año 1884), dice lo siguiente: Justicia como función de un poder que mira lejos en torno a sí, que ve más allá de las pequeñas perspectivas del bien y del bien y del mal, que tiene, por lo tanto, un HORIZONTE de ventaja más amplio; la intención de conservar algo que es más que esta o aquella persona.” (XIV, 80) Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

La justicia es un ir más allá, poniendo puntos de vista, de las perspectivas habidas hasta el momento. ¿En qué círculo visual pone sus puntos de visión este “modo de pensar constructivo”? Tiene “un HORIZONTE de ventaja más amplio”. Nos quedamos sorprendidos. Una justicia que pone la mira en la ventaja indica de manera suficientemente capciosa y basta hacia el dominio de la utilidad, el aprovechamiento y el cálculo. Además, Nietzsche subraya en su manuscrito la palabra “ventaja”, para no dejar ninguna duda de que la justicia de la que aquí se trata se dirige esencialmente a la “ventaja”. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

El cambio del sistema-Fenomenología al sistema-Enciclopedia está, en todo caso, con tales referencias sólo exteriormente caracterizado. La pregunta por la necesidad interna de tal cambio y por su significado metafísico, la pregunta por la oculta igualdad de derechos y por la solidaridad de ambos sistemas en la metafísica de Hegel, las preguntas por la esencia y el despliegue del carácter sistemático, que distingue en general a la metafísica moderna como tal, todas estas preguntas exigen una reflexión, que se encuentra fuera del HORIZONTE de la investigación “historiográfica” de Hegel. Pero la dilucidación ahora intentada de la “Fenomenología del espíritu” quisiera, en el circuito de tales reflexiones, presignificar y con ello indicar que esta metafísica ahora y en el futuro nos respecta tan inmediatamente como la más antigua sentencia del pensamiento occidental. Heideggeriana: HegelFenomenologia  

“Prefacios” e “introducciones” deben sin embargo, si de algún modo deben algo, introducir a la obra, ofrecer a los que “están afuera” el tránsito a su ingreso. En las “introducciones” a obras de las ciencias esta tarea puede ser cumplida sin dificultades, porque el representar diario y el pensar científico permanecen en una actitud dirigida directamente al ente. Una “introducción” al pensamiento filosófico es imposible; pues aquí no hay ningún continuo e improvisado deslizarse del pensar diario al pensar pensante, porque éste trata acerca del ser y el ser nunca ni en ninguna parte es hallable bajo el ente como un ente. Aquí sólo se da el salto y el ingreso. Una “introducción” aquí sólo puede servir para preparar el salto, llevar al campo visual la zanja que tiene que ser salvada entre el relacionarse con el ente y el pensar del ser, y a no tomar demasiado brevemente la acometida al salto. (¿Por qué es esto posible? La comprensión de ser prefilosófica). Pero toda introducción “a” “la filosofía” tiene sin embargo que entenderse con los que no-están-en ello y aventurarse a su HORIZONTE de comprensión. De este modo la “introducción” procede siempre y necesariamente contra su propia intención. Heideggeriana: HegelFenomenologia

El escepticismo que se consuma es la historicidad de la historia, esa bajo cuya forma la conciencia se configura en la manifestación del saber absoluto. El escepticismo ya no vale aquí sólo como una conducta del sujeto humano singular. Así, sólo sería la propuesta subjetiva de no construir nunca basándose en una autoridad extraña, sino de comprobar todo uno mismo, es decir, en el sentido de este sujeto. Es verdad que este escepticismo se reclama de la concepción propia de un Yo que se representa a sí mismo, pero no es una skepsis del ser de lo ente. Tal skepsis no se repliega dentro del estrecho HORIZONTE de una evidencia limitada. En la medida en que mira por encima de la manifestación del saber que se manifiesta, contempla toda la extensión que abarca el saber que se manifiesta. El ego   cogito que se representa aisladamente a sí mismo, permanece prisionero de esa extensión. Pero tal vez, pensada de manera más esencial de lo que podía hacerlo Hegel, dicha extensión sólo sea el recuerdo del esse del ens certum del ego cogito, concretamente bajo la figura de su ampliación dentro de la realidad del saber absoluto. Ahora bien, tal ampliación precisa de la skepsis previa en la extensión del manifestarse de la subjetidad incondicionada. Pero este proceso previo es al mismo tiempo la vuelta decidida y completa a aquella verdad de lo ente que como certeza absoluta se toma por el propio ser. Heideggeriana: HegelExperiencia  

El noveno párrafo vuelve a retomar sin embargo esta representación natural del conocer. Ahora bien, esto sólo ocurre con el fin de volver a plantear la cuestión de la comprobación del conocer absoluto. El examen del conocer no cae en desuso por el mero hecho de que el conocer no sea un medio, sino que por el contrario es sólo a partir de ahora cuando el conocer puede hacerse valer como aquello cuestionable. Si la presentación produce el saber que se manifiesta en su manifestación, entonces sitúa a la conciencia aún-no-verdadera en su verdad. Mide aquello que se manifiesta, en cuanto tal, según su manifestación. Éste es el rasero por el que se mide. ¿De dónde lo saca la presentación? En la medida en que la ciencia se hace cargo del examen del saber que se manifiesta, ella misma aparece como instancia y por tanto como criterio de dicho examen. Aunque su aparición en escena consista en el desarrollo de la presentación, no por ello deja de tener que aportar desde su primer paso un criterio de examen ya probado. Por un lado, a fin de poder desarrollarse, la ciencia precisa del criterio; por otro lado, tal criterio sólo puede darse en el propio desarrollo, si damos por supuesto que un conocer absoluto no puede sacar su criterio de cualquier sitio. Si verdaderamente tiene que medir el saber no verdadero en su verdad, la presentación se ve obligada a conciliar lo inconciliable. Una imposibilidad se le cruza en el camino. ¿Cómo despejar ese obstáculo? El décimo párrafo prosigue la reflexión de una manera que muestra que Hegel no allana ni aparta con argumentos lógicos lo que se contradice en la esencia de la presentación. Eso que aparentemente es inconciliable no reside en la esencia de la presentación. Reside en la manera insuficiente en la que, dominados todavía por el modo de representar de la conciencia natural, vemos la presentación. La presentación atañe a la manifestación del saber. La presentación también es un saber. Ambos caen dentro de la propia conciencia. Si la cuestión del criterio y del examen tiene algún tipo de apoyo, entonces sólo puede interrogar a aquello por lo que pregunta a partir de la propia conciencia y en ella. En tanto que conciencia ¿es la propia conciencia en sí misma algo así como una medida y criterio? ¿Es la conciencia como tal, a partir de sí misma, un examen? La propia conciencia se sitúa de forma más visible en el HORIZONTE de la esencia. Sin embargo, todavía no se ve a qué rasgo fundamental dentro de la esencia de la conciencia apunta la meditación. Heideggeriana: HegelExperiencia

¿Qué es entonces la presentación, que en tanto que representar sigue siendo un modo de la conciencia, contemplada desde ambas determinaciones? Representa a lo que se manifiesta en su manifestación. Investiga el saber en relación con su verdad. Examina a aquel respecto a ésta. Se mueve en el distinguir de la distinción que es la propia conciencia. De este modo, con la perspectiva de la distinción, se abre un HORIZONTE para la posibilidad esencial de que la presentación reciba su criterio y el carácter del examen a partir de eso mismo dentro de lo que se mueve. Este HORIZONTE se torna más claro en cuanto se descubre hacia dónde apunta el examen que mide, visto desde la propia conciencia. Heideggeriana: HegelExperiencia

El decimosexto párrafo, con el que se cierra el texto, abre el HORIZONTE hacia este asunto. Sin embargo, sólo se muestra si no perdemos de vista que la experiencia es la entidad de lo ente que se hace presente como conciencia en sus figuras. La presencia de lo que se presenta, la ousia   del on, es ya para los pensadores griegos, desde que el on se abrió como physis  , el phainesthai: la manifestación que se muestra a sí misma. De acuerdo con esto, la multiplicidad de lo que se presenta (ta onta) es pensada como eso que en su manifestación simplemente es aceptado y tomado: ta dochounta. La doxa acepta y toma inmediatamente eso que se presenta. El noein, por el contrario, es aquel percibir que acepta lo que se presenta como tal y lo interroga en relación con su presencia. Como en su ambigüedad, el on, lo que se presenta, puede significar tanto eso mismo que se presenta como el estar presente, el on se encuentra en una relación igual de originaria e impuesta por su esencia con el noein y la doxa. Heideggeriana: HegelExperiencia

Escuchemos en primer lugar cuáles son las palabras exactas del texto completo, el número 125, de la obra “ La gaya ciencia”. El texto se titula “ El loco” y reza así: El loco.-¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en pleno   día y corrió al mercado gritando sin cesar: “¡Busco a Dios!, ¡Busco a Dios!”. Como precisamente estaban allí reunidos muchos que no creían en Dios, sus gritos provocaron enormes risotadas. ¿Es que se te ha perdido?, decía uno. ¿Se ha perdido como un niño pequeño?, decía otro. ¿O se ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se habrá embarcado? ¿Habrá emigrado? — así gritaban y reían todos alborotadamente. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. “¿Que a dónde se ha ido Dios? — exclamó —, os lo voy a decir. Lo hemos matado: ¡vosotros y yo! Todos somos sus asesinos. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el HORIZONTE? ¿Qué hicimos, cuando desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde caminará ahora? ¿Hacia dónde iremos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos caemos continuamente? ¿Hacia adelante, hacia atrás, hacia los lados, hacia todas partes? ¿Acaso hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada infinita? ¿No nos roza el soplo del espacio vacío? ¿No hace más frío? ¿No viene siempre noche y más noche? ¿No tenemos que encender faroles a mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No nos llega todavía ningún olor de la putrefacción divina? ¡También los dioses se descomponen! ¡Dios ha muerto! ¡Dios permanece muerto! !Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo podremos consolarnos, asesinos entre los asesinos? Lo más sagrado y poderoso que poseía hasta ahora el mundo se ha desangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién nos lavará esa sangre? ¿Con qué agua podremos purificarnos? ¿Qué ritos expiatorios, qué juegos sagrados tendremos que inventar? ¿No es la grandeza de este acto demasiado grande para nosotros? ¿No tendremos que volvernos nosotros mismos dioses para parecer dignos de ellos? Nunca hubo un acto más grande y quien nazca después de nosotros formará parte, por mor de ese acto, de una historia más elevada que todas las historias que hubo nunca hasta ahora.” Aquí, el loco se calló y volvió a mirar a su auditorio: también ellos callaban y lo miraban perplejos. Finalmente, arrojó su farol al suelo, de tal modo que se rompió en pedazos y se apagó. “Vengo demasiado pronto — dijo entonces —, todavía no ha llegado mi tiempo. Este enorme suceso todavía está en camino y no ha llegado hasta los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de los astros necesita tiempo, los actos necesitan tiempo, incluso después de realizados, a fin de ser vistos y oídos. Este acto está todavía más lejos de ellos que las más lejanas estrellas y, sin embargo, son ellos los que lo han cometido.” Todavía se cuenta que el loco entró aquel mismo día en varias iglesias y entonó en ellas su Requiem aeternam deo. Una vez conducido al exterior e interpelado contestó siempre esta única frase: “ ¿Pues, qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?”. Heideggeriana: NietzscheDeus  

Si la metafísica piensa lo ente en su ser como voluntad de poder, piensa necesariamente lo ente como instaurador de valores. Piensa todo en el HORIZONTE de los valores, de la validez de dichos valores, de la desvalorización y la transvaloración. La metafísica de la Modernidad comienza y tiene su esencia en el hecho de que busca lo incondicionadamente indudable, lo cierto, la certeza. Según las palabras de Descartes, se trata de firmum et mansurum quid   stabilire, esto es, conseguir mantener algo firme y estable. Esto estable. en cuanto objeto, le resulta satisfactorio a esa esencia, que reina desde antiguo, de lo ente en cuanto eso que permanentemente se presenta, que subyace siempre en todas partes (hypokeimenon  , subiectum) También Descartes, como Aristóteles, pregunta por el hypokeimenon. En la medida en que Descartes busca ese subiectum en la vía prediseñada de la metafísica y pensando la verdad como certeza encuentra el ego cogito en cuanto ego permanentemente presente. Así es como el ego sum se convierte en subiectum, esto es, el sujeto se convierte en autoconciencia. La sujetidad del sujeto se determina a partir de la certeza de esta conciencia. Heideggeriana: NietzscheDeus

La segunda anotación (1885) dice así: “ Justicia, como función de un poder de amplias miras, que ve más allá de las pequeñas perspectivas del bien y del mal y, por lo tanto, goza de un HORIZONTE de ventaja mucho más vasto: la intención que mira por conservar algo que es más que ésta o aquella persona” (XIV, afor. 158). Heideggeriana: NietzscheDeus

El pensamiento de Nietzsche que piensa el transhombre, nace del pensamiento que piensa ontológicamente lo ente como ente y, de este modo, se atiene a la esencia de la metafísica, aunque sin poder experimentar dicha esencia dentro de la metafísica. Por eso le queda oculto, como le ocurre a toda la metafísica anterior a él, en qué medida la esencia del hombre se determina a partir de la esencia del ser. Por este motivo, en la metafísica de Nietzsche queda necesariamente velado el fundamento de la relación esencial entre la voluntad de poder y la esencia del transhombre. Pero en todo velamiento reina ya una manifestación. La existentia  , que forma parte de la essentia   de lo ente, esto es, de la voluntad de poder, es el eterno retorno de lo mismo. El ser allí pensado contiene la relación con la esencia del trashombre. Pero esta relación permanece necesariamente impensada en su esencia conforme al ser. Por eso también a Nietzsche le queda a oscuras en qué relación se encuentra ese pensamiento que piensa el transhombre bajo la figura de Zarathustra, con la esencia de la metafísica. Por eso permanece oculto el carácter de obra de “Así habló Zarathustra”. Sólo cuando un pensamiento futuro sea capaz de pensar ese “libro para todos y para ninguno” junto con las “Investigaciones acerca de la esencia de la libertad humana” de Schelling   (1809) y, por lo tanto, junto con la “Fenomenología del Espíritu” de Hegel (1807) y con la “Monadología” de Leibniz (1714) y, además, sea capaz de pensar estas obras no sólo metafísicamente, sino a partir de la esencia de la metafísica, entonces y sólo entonces se habrá puesto el fundamento para el derecho y el deber, para el suelo y el HORIZONTE de una adecuada controversia. Heideggeriana: NietzscheDeus

Todo ente es ahora o lo efectivamente real, en cuanto objeto, o lo eficiente en cuanto objetivación en la que se forma la objetividad del objeto. Representando, la objetivación dispone el objeto sobre el ego cogito. En este disponer se evidencia el ego cómo aquello que subyace a su propio hacer (el dis-poner poniendo-delante o re-presentando), esto es, se evidencia como subiectum. El sujeto es sujeto para sí mismo. La esencia de la conciencia es la autoconciencia. Por eso, todo ente es o bien objeto del sujeto o bien sujeto del sujeto. En todas partes, el ser de lo ente reside en el poner-se-ante-sí-mismo y, de esta manera, im-poner-se. En el HORIZONTE de la subjetidad de lo ente el hombre se alza a la subjetividad de su esencia. El hombre accede a la subversión. El mundo se convierte en objeto. En esta objetivación subvertidora de todo ente, aquello que en principio debe pasar a disposición del representar el producir, esto es la tierra es desplazado al centro de toda posición y controversia humana. La propia tierra ya sólo puede mostrarse como objeto del ataque que en cuanto objetivación incondicionada, se instaura en el querer del hombre. Por haber sido querida a partir de la esencia del ser, la naturaleza aparece en todas partes como objeto de la técnica. Heideggeriana: NietzscheDeus

Ambas frases gráficamente destacadas nos ofrecen la interpretación de la sentencia “Dios ha muerto”. Dicha frase no tiene el significado de una negación llena de odio mezquino del tipo: no hay ningún Dios. En realidad, el significado de la frase es mucho peor: han matado a Dios. Sólo así es como aparece el pensamiento decisivo. Pero la comprensión se hace al mismo tiempo más difícil. En efecto, sería más fácil entender la frase “Dios ha muerto” en el sentido de que el propio Dios se ha alejado por propia voluntad de su presencia viva. Pero que Dios haya sido matado por otros, y a mayores, por los hombres, es algo impensable. El propio Nietzsche se asombra de semejante pensamiento y es sólo por eso por lo que inmediatamente después de la frase “Lo hemos matado, vosotros y yo. !Todos somos sus asesinos!”, le hace preguntar al loco: “¿Pero cómo hemos podido hacerlo?”. Nietzsche explica la pregunta repitiendo lo mismo que acaba de preguntar a través de tres perífrasis en forma de imágenes: “¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el HORIZONTE? ¿Qué hicimos, cuando desencadenamos la tierra de su sol?”. Heideggeriana: NietzscheDeus

A la última pregunta podemos responder: la historia europea de los últimos tres siglos y medio nos dice qué hicieron los hombres cuando desencadenaron a la tierra de su sol. Pero ¿qué ha ocurrido en el fondo de esta historia con lo ente? Cuando se refiere a la relación entre el sol y la tierra, Nietzsche no sólo piensa en el giro copernicano, según la moderna comprensión de la naturaleza. El nombre sol nos recuerda de inmediato el símil de Platón. Según este, el sol y el ámbito que abarca su luz, son el terreno en el que aparece lo ente según su aspecto, según sus caras (ideas). El sol conforma y delimita el HORIZONTE en el que se muestra el ente como tal. El “HORIZONTE” significa el mundo suprasensible en cuanto verdaderamente ente. Éste es, al mismo tiempo, la totalidad que todo lo abarca y engloba igual que el mar. La tierra, como lugar de residencia de los hombres está desencadenada de su sol. El ámbito de lo suprasensible que es en sí, ya no se encuentra sobre los hombres a modo de luz normativa. Todo el HORIZONTE ha sido borrado. La totalidad de lo ente como tal, el mar, ha sido bebido por los hombres. En efecto, el hombre se ha subvertido en el Yo del ego cogito. Por esta subversión, todo ente se convierte en objeto. Lo ente, en cuanto objetivo, es absorbido dentro de la inmanencia de la subjetividad. El HORIZONTE ya no luce a partir de sí mismo. Ya no es más que el punto de vista dispuesto en las instauraciones de valor de la voluntad de poder. Heideggeriana: NietzscheDeus

Siguiendo el hilo conductor de las tres imágenes (sol, HORIZONTE y mar), que para el pensar presumiblemente son algo más que imágenes, se pueden aclarar las tres preguntas acerca de qué se quiere decir con el suceso de la muerte de Dios. Matar significa la eliminación por parte del hombre del mundo suprasensible que es en sí. Este matar alude al proceso en el que lo ente como tal no es exactamente aniquilado, pero sí se vuelve otro en su ser. En este proceso, también y sobre todo, el hombre se vuelve otro. Se vuelve aquel que aparta lo ente entendido como lo ente en sí. La subversión del hombre a la subjetividad, convierte a lo ente en objeto. Pero lo objetivo es aquello que ha sido detenido por la representación. Apartarse de lo ente en sí, esto es, la muerte de Dios, se consuma en ese aseguramiento de las existencias por medio del cual el hombre se asegura dichas existencias materiales, corporales, psíquicas y espirituales, pero sólo por mor de su propia seguridad, que quiere el dominio sobre lo ente en cuanto posible elemento objetivo con el fin de corresponder al ser de lo ente, a la voluntad de poder. Heideggeriana: NietzscheDeus

Pero, precisamente, Nietzsche ya no puede pensar la nueva instauración de valores, a partir del principio de toda instauración de valores, como un dar muerte y como nihilismo. Ya no es una desvalorización en el HORIZONTE de la voluntad de poder que se quiere a sí misma, esto es, en la perspectiva del valor y la instauración de valores. Heideggeriana: NietzscheDeus

Es un hecho que por entonces mucha mediocridad e incapacidad, mucho egoísmo y envidia campaban por sus respetos. Pero esto, considerando la situación general de nuestro pueblo, era, para mí, una razón más para intentar poner en juego las fuerzas más capaces y los objetivos esenciales. Ciertamente, habría sido más fácil quedarse al margen, mirar por encima del hombro a esa “gente impresentable” y alabar lo hasta ahora vigente, sin reparar en la situación histórica de Occidente. Un simple dato puede dar a entender cómo veía yo entonces la situación histórica. En 1930 había aparecido el artículo de Ernst   Jünger   sobre “La movilización total”, en el que se anunciaban los rasgos básicos de su libro El trabajador, aparecido en 1932. Estos escritos los había estudiado, con mi ayudante de entonces, Brock, en círculos reducidos y había intentado mostrar cómo en ellos se expresaba una comprensión esencial de la metafísica de Nietzsche, por cuanto en el HORIZONTE de esta metafísica están vistas y previstas la historia y la actualidad de Occidente. Pensando a partir de estos escritos, y más esencialmente aún a partir de sus fundamentos, pensábamos lo que había de venir, es decir, tratábamos de afrontarlo debatiéndolo. En aquel entonces, muchos otros también habían leído estos escritos; pero, junto con otras muchas cosas de interés, que también se leían, se los dejó de lado y no se reparó en su trascendencia. En el invierno de 1939-1940 estudié otra vez, con un grupo de colegas, el libro de Jünger El trabajador y comprobé cuán extraños eran aún entonces estos pensamientos y cómo resultaban chocantes, hasta que fueron ratificados por “los hechos”. Lo que Ernst Jünger piensa con las ideas del dominio y la figura del trabajador y lo que ve a la luz de estas ideas es el dominio universal de la voluntad de poder en la historia, vista en su extensión planetaria. Todo se encuentra hoy en esta realidad, llámese comunismo, fascismo o democracia mundial. Heideggeriana: RepensandoReitorado  

El caso, en sí mismo insignificante, del rectorado de 1933-1934 es un signo del estado metafísico esencial en que se encuentra la ciencia, que ya no puede ser dominada por intentos de renovación y que no puede ser detenida en su transformación esencial en pura técnica. No llegué a comprender esto hasta los años siguientes (cfr. “La fundación de la imagen moderna del mundo por la metafísica”). El rectorado fue un intento de ver en el “movimiento” llegado al poder, por encima de sus insuficiencias y tosquedades, lo que apuntaba más allá y que podía quizá llevar un día a una concentración en torno a la esencia histórica occidental de lo alemán. En manera alguna debe negarse que yo creía entonces en tales posibilidades y que para ello renuncié, en pos de una acción administrativa, a lo más propio del oficio del pensamiento. En manera alguna se debe quitar importancia a lo que mi propia insuficiencia en el cargo produjo. Sólo que desde esta perspectiva no se alcanza lo esencial, que fue lo que me llevó a aceptar el cargo. Los diversos juicios sobre este rectorado, hechos en el HORIZONTE de un ejercicio académico normal, pueden, a su modo, ser correctos y tener razón, pero no afectan a lo esencial. Y hoy la posibilidad de abrir los ofuscados ojos al HORIZONTE de lo que es esencial es aún menor que entonces. Heideggeriana: RepensandoReitorado

Platón y Aristóteles por Rafael¿Qué significa “superación de la Metafísica”? En el pensar de la historia acontecida del ser este rótulo está usado sólo como un expediente para hacerse entender mínimamente. En realidad este rótulo da pie a muchos malentendidos; porque no deja que la experiencia llegue al fondo desde el cual, y sólo desde el cual, la historia del ser revela su esencia. Es el acaecimiento propio en el que el ser mismo está en torsión. Ante todo, superación no quiere decir el arrumbamiento que saca a una disciplina del HORIZONTE de intereses de la “cultura” filosófica. La palabra “Metafísica” está pensada ya como sino de la verdad del ente, es decir, de la condición de ente, entendida en cuanto acaecer propio todavía oculto pero sobresaliente. a saber, del olvido del ser. Heideggeriana: SuperarMetafisica

La Metafísica, en todas sus figuras y en todos sus niveles históricos, es una única fatalidad (”Verhängnis”: HORIZONTE inevitable), pero quizás también la fatalidad necesaria de Occidente y el presupuesto de su dominio planetario. La voluntad de este dominio reobra sobre el centro de Occidente, un centro desde el cual, a su vez, una sola voluntad se opone a la voluntad. Heideggeriana: SuperarMetafisica

Puesto el caso de que el tiempo pertenezca en una forma aún oculta a la verdad del ser, entonces toda proyectada patencia de la verdad del Ser debe ser vista como el posible HORIZONTE de la comprensión del Ser. (Sein und Zeit  , Parágrafos 31-34 y 68). Heideggeriana: MetafisicaFundamento

El prólogo a “El Ser y el Tiempo” en la primera página del tratado termina con la frase: “El desarrollo concreto de la pregunta por el sentido del término ‘ser’ es la mira del siguiente tratado. La exégesis del tiempo como el HORIZONTE posible de toda comprensión del Ser, es su meta provisional”. Heideggeriana: MetafisicaFundamento

Nietzsche es el primero que se plantea la pregunta: ¿el hombre en cuanto hombre con su esencia tal como ésta ha sido hasta el presente, está preparado para la asunción del poder? Y de no ser así, ¿qué deberá producirse en el hombre tal como ha sido hasta el presente, para que pueda “someter” a la tierra, dando cumplimiento de esta manera a una palabra del Antiguo Testamento? Dentro del HORIZONTE de su pensamiento, Nietzsche llama a este hombre tal como ha sido hasta el momento, “el ultimo hombre”. […] el último hombre es aquel que ya no es capaz de ver más allá de sí mismo y de ascender antes que nada por encima de sí mismo hasta el ámbito de su misión, para hacerse cargo de la misma, conforme a su esencia. […] Nietzsche aclara: esta esencia del hombre todavía no ha sido definida, es decir, no ha sido hallada ni determinada. Por esto dice Nietzsche : “El hombre es el animal aún no definido”. Esta afirmación suena extraña. Sin embargo, no hace sino pronunciar lo que el pensamiento occidental pensó en todo momento acerca del hombre. El hombre es el “animal rationale  ”, el animal racional. Por la razón el hombre se eleva sobre el animal, pero de tal manera que en todo momento tiene que mirar hacia abajo a la altura del animal, para someterlo, para dominarlo. Si tomamos lo animal como lo sensible, y la razón como lo no sensible y suprasensible, entonces aparece el hombre, el animal rationale como el ser sensible-suprasensible. Si, de acuerdo a la tradición denominamos lo sensible como lo físico, entonces la razón, lo suprasensible se muestra como algo que trasciende lo sensible lo físico. Más allá se dice en griego metà; metà ta physika: más allá de lo físico, sensible, lo suprasensible, en su más allá de lo físico es lo metafísico. El hombre en cuanto se lo representa como animal rationale, es lo físico en la superación de lo físico; dicho en una palabra: en la esencia del hombre como animal rationale se congrega el más-allá de lo físico hacia lo no-físico: de esta manera el hombre es lo metafísico mismo. Heideggeriana: SignificadoPensar

En el invierno de 1939 a 1940 comenté El trabajador en un pequeño círculo de docentes universitarios. Se asombraron de que un libro tan clarividente estuviera publicado desde hace años y que nadie todavía hubiera aprendido siquiera a atreverse a intentar el dejar moverse la mirada sobre el presente en la óptica de El trabajador, y de pensar planetariamente. Se sintió que, también en este caso, no bastaba la consideración histórica universal de la historia mundial. Se leyeron entonces afanosamente los Acantilados de mármol, pero, según me pareció, sin el HORIZONTE suficientemente amplio, es decir, planetario. Pero tampoco se sorprendieron de que un intento de comentar El trabajador fuera vigilado y finalmente suprimido. Pues pertenece a la esencia e la voluntad de poder el no dejar aparecer en la realidad, en la que ella misma se hace presente, lo real de lo que se apodera. Heideggeriana: PreguntaSer  

Respecto a la segunda pregunta: Para Hegel, la norma que hay que adoptar para el diálogo con la historia de la filosofía, reza así: introducirse en la fuerza y el HORIZONTE de lo pensado por los pensadores anteriores. No fue casual que Hegel presentase su máxima en el transcurso de un diálogo con Spinoza   y antes de un diálogo con Kant (Ciencia de la lógica, III, Lasson, tomo II, pp. 216 ss.). Hegel encuentra consumado en Spinoza “el punto de vista de la substancia”, que sin embargo, no puede ser el más elevado, porque el ser aún no ha sido pensado desde el fundamento en cuanto pensar que se piensa a sí mismo en la misma medida y de modo tan decidido. El ser, en tanto que substancia y substancialidad, aún no se ha desarrollado como sujeto en su absoluta subjetividad. Con todo, Spinoza vuelve a expresar siempre de nuevo el pensamiento completo del Idealismo alemán, y al mismo tiempo lo contradice, porque hace comenzar el pensar con lo absoluto. Por el contrario, el camino de Kant es otro, y desde el punto de vista del pensar del Idealismo absoluto y de la filosofía en general, mucho más decisivo que el sistema de Spinoza. Hegel ve en el pensamiento kantiano de la síntesis originaria de la apercepción “uno de los principios más profundos para el desarrollo especulativo” (op. cit., p. 227). Hegel encuentra la fuerza de los pensadores en lo que pensó cada uno, en la medida en que esto puede ser asumido como un grado correspondiente del pensar absoluto. Y éste sólo es absoluto porque se mueve dentro de su proceso dialéctico-especulativo, para el que requiere la gradación. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957  

Lo que llamamos de este modo, vuelve a conducir a nuestro pensar a ese ámbito del que ya no se puede hablar con las palabras rectoras de la metafísica: ser y ente, fundamento-fundamentado. Pues lo que nombran estas palabras, lo que representa el modo de pensar regido por ellas, procede, como lo diferente, de la diferencia. Su origen ya no se deja pensar dentro del HORIZONTE de la metafísica. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

¿a dónde salta el salto cuando salta desde el fundamento? ¿Salta a un abismo? Si, mientras nos limitemos a representar el salto, y en concreto, en el HORIZONTE del pensar metafísico. No, mientras saltemos y nos dejemos ir. ¿A dónde? Allí, a donde estamos ya admitidos: la pertenencia al ser. Pero el ser mismo nos pertenece, pues sólo en nosotros puede presentarse como ser esto es. llegar a la presencia. Heideggeriana: PrincipioIdentidade  

¿A qué llamada nos referimos? En todas partes se provoca a nuestro existir — a veces como juego, otras oprimido, acosado o impelido — a dedicarse a la planificación y cálculo de todo. ¿Qué se expresa en este desafío? ¿Resulta sólo de un capricho del hombre? ¿O es que lo ente mismo viene hacia nosotros de tal manera que nos habla sobre su capacidad de planificación y cálculo? Y en tal caso, ¿se encontraría provocado el ser a dejar aparecer lo ente en el HORIZONTE de la calculabilidad? En efecto. Y no sólo esto. En la misma medida que el ser, el hombre se encuentra provocado, esto es, emplazado, a poner en lugar seguro lo ente que se dirige hacia él, corno la substancia de sus planes y cálculos, y a extender ilimitadamente tal disposición. Heideggeriana: PrincipioIdentidade

El nombre para la provocación conjunta que dispone de este modo al hombre y al ser el uno respecto al otro, de manera que alternan su posición , reza: com-posición. [Ge-Stell] Habrá chocado este uso de la palabra, pero también decimos en lugar de “poner”, “disponer”, y no objetamos nada al empleo de la palabra dis-posición. [Ge-setz] ¿Por qué no también entonces com-posición, si lo exige una mirada al estado de cosas? Aquello, en lo que, y, a partir de lo que, hombre y ser se dirigen el uno al otro en el mundo técnico, Habla a la manera de la com-posición. En la posición alternante de hombre y ser escuchamos la llamada que determina la constelación de nuestra época. La com-posicion nos concierne en todo lugar directamente. La com-posición tiene más ser, case de que aún podamos hablar de esta manera, que toda la energía atómica y todas las máquinas, más ser que el peso de la organización, información y automatización. A primera vista, la com-posición resulta extraña porque ya no encontramos lo que significa en el HORIZONTE de la representación, que es el que nos permite pensar el ser de lo ente como presencia — la com-posición ya no nos concierne como algo presente-. La com-posición resulta ante todo extraña porque no es una dimensión última, sino la primera en procurarnos, incluso a nosotros, lo que rige propiamente en la constelación de ser y hombre. Heideggeriana: PrincipioIdentidade

Esta altura y este valor subsisten y se expanden en la lengua. Pero mueren igualmente con esta, a partir del momento en que le falta el flujo de esa fuente que es el dialecto. Johann-Peter Hebel lo sabía muy bien. Por ello escribe en una carta, poco antes de la aparición de sus “Poemas Alemánicos”, que estos permanecen sin ninguna duda limitados “al carácter y al HORIZONTE de un pequeño pueblo”, pero no por eso dejan de ser “noble poesía” (Briefe, p. 114). Heideggeriana: HebelAmigo  

La primera página del “Shatzkaestlein” comienza con las frases siguientes: “Esté sentado en su casa, en medio de los suyos y rodeado de sus montañas y árboles familiares, o se encuentre sentado en una taberna frente a un jarro de cerveza, el amigo lector se siente a sus anchas y no va a buscar más lejos. Pero ignora de dónde viene el sol cuando éste se levanta, a la aurora, en su apacible magnificencia. Ignora también de dónde se retira este astro, cuando el crepúsculo lo ve desaparecer en el HORIZONTE, ignora dónde se oculta su luz durante la noche y por qué misterioso camino vuelve a encontrar las montañas de su salida. Cuando la luna se pasea en la noche, unas veces pálida y delgada, otras redonda y plena, el lector ignora también a qué se debe esto y si levanta los ojos hacia un cielo constelado de estrellas cada una más bella, más radiante y más esplendorosa que la otra, se imagina que todas están allí para él, sin saber sin embargo exactamente lo que ellas quieren. Mi buen amigo, no es loable ver así cada día la misma cosa y no cuidarse jamás de lo que ella significa”. Heideggeriana: HebelAmigo

El poeta ha salido de su propio “círculo” anterior sin por ello renunciar a la palabra; pues canta, y el canto permanece como plática. La renuncia del poeta no se refiere a la palabra, sino a la relación entre palabra y cosa, más exactamente: a lo propio y misterioso de esta relación que se revela precisamente como misterio en el momento en que el poeta quisiera nombrar la joya que tiene en la mano. El poeta no dice de qué clase es esta joya. Pero podemos recordar que en su antigua acepción “joya” (Kleinod) significa: pequeño y gracioso obsequio destinado al huésped, o también un obsequio como signo de favor particular que en adelante el receptor llevará siempre consigo. El obsequio pertenece a las relaciones de favor y hospitalidad. Notemos que, junto a este poema La Palabra, bajo el título general de la última parte El Canto, está aquel cuyo título es Canto del Mar y que comienza: Cuando en suave caída al HORIZONTE — Se sumerge el rojo globo ardiente: Entonces un alto en la duna hago — Por si ver pudiera un huésped querido. Heideggeriana: EssenciaLinguagem  

El título de esta conferencia se puede transformar en una pregunta: La pregunta se expresa así: ¿cómo expone Hegel la filosofía de los griegos en el HORIZONTE de su propia filosofía? Podríamos responder a esta pregunta considerando históricamente la filosofía de Hegel desde un punto de vista actual y aclarando al mismo tiempo la relación en que él, por su parte, ve histórica mente la filosofía griega. Esta manera de proceder darla por resultado una investigación histórica sobre conexiones históricas. Semejante propósito se podría justificar y tendría su utilidad. Heideggeriana: HegelGregos  

Para entender cómo interpreta Hegel estas cuatro palabras fundamentales, debemos observar dos cosas. Por una parte, lo decisivo para Hegel en la interpretación de los filósofos citados, en oposición a lo que roza sólo de pasada. Por otra parte, la manera como Hegel determina su interpretación de las cuatro palabras fundamentales en el HORIZONTE de la palabra conductora “Ser”. Heideggeriana: HegelGregos

La explicación de las cuatro palabras fundamentales nos deja ver lo siguiente: Hegel comprende Hen  , logos  , idea, energeia   en el HORIZONTE del Ser que él concibe como lo universal abstracto. El Ser y lo representado en las palabras fundamentales no está todavía determinado, ni ha sido todavía mediatizado mediante y en el movimiento dialéctico de la subjetividad absoluta. La filosofía de los griegos es la etapa de este “todavía no”. Esta no es todavía la culminación de la filosofía, pero Hegel la apresa en conceptos desde la cima de esta culminación, la cual se ha determinado como el sistema del idealismo especulativo. Heideggeriana: HegelGregos

Hegel dice de la filosofía de los griegos: “En ella sólo hasta cierto límite se puede encontrar una satisfacción”, es decir, la satisfacción del impulso del Espíritu hacia la certeza absoluta. Este juicio de Hegel sobre lo insatisfactorio de la filosofía griega se pronuncia desde la culminación de la filosofía. La filosofía de los griegos permanece dentro del HORIZONTE del idealismo especulativo en el “todavía no” de la culminación. Heideggeriana: HegelGregos

Nada se puede pensar con la palabra “ser”. ¿Qué ocurriría en el supuesto de que la tarea del pensador fuera dar una referencia acerca de lo que significa “ser”? En caso de que incluso esa referencia resultara demasiado difícil para los pensadores, podría quedarles por lo menos como tarea mostrar siempre de nuevo el ser, como lo que es digno de pensarse (Denkwürdige), y por cierto de tal modo, que lo que es digno de ser pensado permanezca como tal en el HORIZONTE de los hombres. Heideggeriana: KantSer  

Pero justamente esa explicación es la que intenta el mismo Kant en su período precrítico. Entre tanto llegó a comprender que relacionar al ser y los modos del ser sólo con las “facultades de nuestro entendimiento”, no garantiza un HORIZONTE suficiente, desde el cual se pueda definir el ser y los modos del ser, es decir, ahora: “comprobar” su sentido. Heideggeriana: KantSer

Sin duda, una más originaria determinación crítica del entendimiento, da seguridad también para una explicación del ser más rica y cambiada. Pues ahora las modalidades, los modos del “Dasein” y su determinación, llegan propiamente al HORIZONTE del pensar kantiano. Kant mismo vive en la certeza de haber alcanzado el lugar desde el cual puede ponerse en marcha la determinación del ser del ente. Esto se testimonia, otra vez, por una nota que está en el texto de la segunda edición de la Crítica de la razón pura (§ 16, B 134, nota): “Y así, la unidad sintética de la apercepción es el punto más alto al cual debe sujetarse todo uso del entendimiento, incluso toda la lógica, y tras ella la filosofía trascendental; esta facultad [la llamada apercepción ] es el entendimiento mismo”. Heideggeriana: KantSer

¿De qué especie es esta relación? La caracterización del pensar como reflexión de la reflexión nos da una indicación, aunque sólo, sea aproximativa, para no decir seductora. El pensar está en juego, de un doble modo: por un lado, como reflexión y luego como reflexión de la reflexión. ¿Pero qué significa todo esto? Si se acepta que la característica del pensar como reflexión es suficiente para distinguir la referencia al ser, entonces dice: el pensar como simple poner da previamente el HORIZONTE dentro del cual puede descubrirse algo así como posicionalidad y objetividad. El pensar actúa como lo que da previamente (Vorgabe) el HORIZONTE para la aclaración del ser y sus modalidades como posición. Heideggeriana: KantSer

El pensar como reflexión de la reflexión mienta, al contrario el proceso por el cual, así como el instrumento y órganon con el cual se interpreta el ser visto en el HORIZONTE de la posicionalidad. Pensar como reflexión, mienta el HORIZONTE; pensar como reflexión de la reflexión, mienta el órganon de la interpretación del ser del ente. En el lema conductor “ser y pensar”, el pensar sigue siendo ambiguo en el sentido esencial señalado, y lo es a través de toda la historia del pensar occidental. Heideggeriana: KantSer

¿Pero qué ocurre si oímos el ser, en el sentido del pensar inicial de los griegos, como, la presencia de lo momentáneo-concreto (Je-Weiligen) que se despeja perdurablemente, y no sólo ni en primer término, como posicionalidad en la posición por medio del entendimiento? ¿El pensamiento representativo puede constituir el HORIZONTE para este ser inicialmente acuñado? Evidentemente no, si la presencia que se despeja perdurablemente es distinta de la posicionalidad, por más que esta posicionalidad esté emparentada con aquella presencia, puesto que la posicionalidad debe su procedencia esencial a la presencia. Heideggeriana: KantSer

Si es así, ¿no debe tener también la forma de interpretación del ser, los modos del pensar, un carácter correspondientemente distinto? Desde antiguo la teoría del pensar se llama “lógica”. Si el pensar es ambiguo en su referencia al ser: como HORIZONTE dado previamente y como órganon, ¿lo que se llama “lógica” no permanece también ambiguo, en el mencionado respecto? ¿No se vuelve absolutamente cuestionable la “lógica” como órganon. Y como HORIZONTE de la interpretación del ser? Una meditación que avanza en esta dirección, no se vuelve contra la lógica, sino que se aplica a una suficiente determinación del logos, esto es, de aquel decir en el cual el ser se trae al lenguaje como lo que es digno de ser pensado en el pensar. Heideggeriana: KantSer

Con la natural reserva pudiera decirse que la conferencia repite el movimiento y el cambio del pensar heideggeriano desde Ser y tiempo al posterior decir del acaecimiento apropiador. ¿Qué sucede en este movimiento? ¿Cómo se perfila el cambio del preguntar y el responder que ha acontecido en el pensar de Heidegger? Ser y tiempo es el intento de una interpretación del ser sobre el HORIZONTE trascendental del tiempo. ¿Qué quiere decir aquí “trascendental”? No la objetividad de un objeto de la experiencia en tanto que constituido en la consciencia, sino el ámbito de proyecto, divisado desde el esclarecimiento del estar-ahí, para la determinación del ser, es decir, del estar presente como tal. El hasta ahora impensado sentido del tiempo que yace en el ser como estar presente es retrotraído en la conferencia “Tiempo y ser” a una relación más originaria. El hablar de algo “más originario” da fácilmente lugar a malentendidos. Pero aunque dejemos por de pronto sin determinar cómo hay que entender este “más originario”, y esto quiere decir cómo no entenderlo, sigue estando, sin embargo, fuera de duda que el pensar — y ciertamente tanto en la conferencia misma como en la totalidad del camino de Heidegger — tiene el carácter de un retroceso. Éste es el paso atrás. La pluralidad de significados de esta expresión resta por considerar. Necesario se hace dilucidar el “hacia dónde” y el “cómo” en el discurso del “atrás”. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer  

Si así resulta con el tiempo, al que se interpela como el HORIZONTE trascendental del ser, ¿cómo se deja entonces caracterizar la experiencia fundamental que guía al enfoque básico de Ser y tiempo? ¿Se deja mostrar ya en ella un carácter de retirada? La experiencia que intenta expresarse por primera vez en Ser y tiempo, y que en el planteamiento trascendental de la pregunta aún ha de hablar en cierta manera el lenguaje de la metafísica, es: que en la metafísica globalmente considerada, el ser de lo ente fue, ciertamente, pensado y traído a concepto, y con ello fue también hecha visible la verdad del ser, pero que en todas las manifestaciones del ser su verdad como tal nunca vino al lenguaje, sino que permaneció olvidada. La experiencia fundamental de Ser y tiempo es por ello la del olvido del ser. Pero olvido quiere decir aquí, en sentido griego: ocultamiento y ocultarse. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

A esta interpretación parecía invitar el título “ontología fundamental” usado para caracterizar el propósito y la marcha de Ser y tiempo — un título que pronto, y cabalmente con la intención, por cierto, de salir al paso de este malentendimiento, fue abandonado-. Lo decisivo, que debe ser tenido en cuenta al respecto, es la relación de la ontología fundamental con la única pregunta, elaborada en Ser y tiempo, por el sentido del ser. Según Ser y tiempo, la ontología fundamental es la analítica ontológica del estar humano. “Por consiguiente la ontología fundamental, de la cual pueden únicamente dimanar todas las demás, ha de ser buscada en la analítica existencial del estar humano” (Ser y tiempo, p. 31). De acuerdo con esto, parece como si la ontología fundamental fuese el fundamento de la ontología misma, que aún falta, pero que ha de ser edificada sobre ella. Pues si lo que importa es la pregunta por el sentido del ser, pero el sentido es proyectado, el proyecto acontece en el comprender y como comprender, y la comprensión del ser constituye el rasgo fundamental del estar humano, entonces la elaboración del HORIZONTE de comprensión del estar humano es la condición de toda elaboración de la ontología, que, como pudiera parecer, sólo puede ser edificada sobre la ontología fundamental de dicho estar. Así la relación que guarda la ontología fundamental con la elucidación del sentido del ser que no llegó a ser publicada sería, tal vez, análoga a la relación que guarda la teología fundamental con la sistemática teológica. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

El final, como acabamiento, es la reunión en las posibilidades límite. Tendremos una idea muy limitada de ellas, si es que tan sólo esperamos un desarrollo de nuevas filosofías al antiguo estilo. Olvidamos que, ya en la época de la filosofía griega, apareció un rasgo determinante de la Filosofía: la formación de ciencias dentro del HORIZONTE que la Filosofía abría. La formación de las ciencias significa, al mismo tiempo, su emancipación de la Filosofía y el establecimiento de su autosuficiencia. Este suceso pertenece al acabamiento de la Filosofía. Su desarrollo está hoy en pleno auge   en todos los ámbitos del ente. Parece la pura y simple desintegración de la Filosofía, cuando es, en realidad, justamente su acabamiento. Heideggeriana: TarefaPensar

En el HORIZONTE de la Filosofía, preguntar por la tarea del pensar significa: determinar aquello que concierne al pensar, lo que todavía es cuestionable para él, el motivo de controversia. Esto es lo que significa, en alemán, la palabra “Sache  ”. Se refiere a aquello con lo que tiene que habérselas el pensar en el caso presente; en lenguaje platónico: to pragma   auto (cfr. la carta séptima, 341 c. 7). Heideggeriana: TarefaPensar

En el HORIZONTE de esta pregunta debe reconocerse que la aletheia  , el no-ocultamiento en el sentido de la Lichtung   de la presencia, fue conocida desde el comienzo, y sólo como orthotes  , como la exactitud del representar y el enunciado. Pero, entonces, tampoco es sostenible la afirmación de un cambio esencial de la verdad, es decir, del no-ocultamiento en exactitud. En lugar de eso hay que decir: la aletheia — como Lichtung de la presencia y actualización en el pensar y el decir — se manifiesta desde un principio bajo la forma de omoiosis y adaequatio  , es decir, como asimilación en el sentido de concordancia de la representación y lo presente. Heideggeriana: TarefaPensar

La regulación de los procesos, que van de ida y de vuelta, en su relación recíproca, se cumple, por lo tanto, en un movimiento circular. De allí que, el círculo regulador [Regelkreis] se cuente como el rasgo fundamental del mundo proyectado en forma cibernética. En él ha de residir la posibilidad de la autoregulación, la automatización de un sistema de movimiento. En el mundo representado en forma cibernética desaparece la diferencia entre la máquina automática y los seres vivos. Esta es neutralizada en el proceso indiferenciado de la información. El proyecto cibernético del mundo, “el triunfo del método sobre la ciencia”, hace posible una calculabilidad general y uniforme y, en ese sentido, universal, es decir: la dominación del mundo inanimado y animado. A esta uniformidad del mundo cibernético es remitido también el hombre. Incluso de un modo destacado. Pues, en el HORIZONTE de la representación cibernética el hombre tiene su lugar en lo más vasto del círculo regulador. Según el modo de representación moderna del hombre, él es el sujeto que se haya referido al mundo como al área de los objetos, en la medida que él mismo los trabaja. La correspondiente modificación del mundo que así se va a originar se vuelve sobre el hombre. La relación sujeto-objeto es, si se la representa en forma cibernética, la correlación de informaciones, la retroalimentación en el señalado círculo regulador, que puede ser descrito a través del título “hombre y mundo”. La ciencia cibernética del hombre anda buscando sin embargo los fundamentos para una antropología científica, allí, donde la demanda normativa del método — el proyecto basado en la calculabilidad — pueda cumplirse de un modo más seguro en el experimento, en la bioquímica y en la biofísica. Por ello es que, lo que en conformidad con el método es decisivamente más vivo en la vida del hombre es la célula reproductora. Ella no es más como lo fuera antes, la versión en miniatura del ser vivo totalmente desarrollado. La bioquímica ha descubierto el plan de vida en los genes de la célula reproductora. Es la prescripción inscrita y almacenada en los genes, el programa del desarrollo. La ciencia ya conoce el alfabeto de esta prescripción. Se habla del “archivo para la información genética”. Sobre su conocimiento se funda la perspectiva segura de conseguir alcanzar un día la productibilidad científico-técnica y crianza del hombre. El irrumpir en la estructura genética de la célula reproductora humana por parte de la bioquímica y la desintegración del átomo por parte de la física atómica se encuentran en el mismo camino del triunfo del método sobre la ciencia. Heideggeriana: ArtePensar  

Se ha pasado demasiado rápidamente sobre la distinción entre hypokeimenon y phainomenon  . En esa oportunidad no se insistió lo suficiente sobre eso a lo que, divergiendo, se refieren ambos: a) el phainomenon, en efecto, se relaciona a la aletheia y la presupone como su HORIZONTE — pero la aletheia comprendida ya de antemano siempre a partir del legein (incluso en Homero  ; para esta cuestión ver Hegel y los griegos). Este sentido decisivo y primario de la aletheia como aletheia del logos; bloquea, para los griegos mismos, la posibilidad de pensar la aletheia como a-letheia (como des-ocultamiento); es decir como Claro. Lo importante aquí es que únicamente el pensamiento del Claro del ser puede aportar la claridad necesaria para volver inteligible al logos; mismo. b) el hypokeimenon es el ente (por consiguiente el phainomenon), pero en cuanto expresamente considerado en el interior de un legein ti kata tinos (de un “decir algo a propósito de algo”). Se advierte pues que el análisis aristotélico del lenguaje en cierto modo culmina con el sentido más inicial del lenguaje, tal como domina ya en la poesía de Homero (en cuanto poesía épica). En griego, nombrar significa de antemano ya siempre   enunciar, aussagen  ; y enunciar es manifestar algo como algo. Es en este sentido sub-yacente que se mueve la poesía homérica (meditar aquí el alcance de la palabra de Mallarmé, citada por Henri Mondor en Vie de Mallarmé, p. 683: “La poesía se separa completamente de su camino después de la gran desviación homérica”). Heideggeriana: SeminarioThor1969  

Toda la metafísica hasta Hegel seguirá pensando el tiempo a partir de las interpretaciones reinantes del ser del ente. Así, por ejemplo en Kant, el tiempo es comprendido en el HORIZONTE de la objetividad (Gegen-ständlichkeit) como lo que se mantiene constantemente en el flujo continuo de los ahoras. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Desde esta perspectiva, el tiempo no es más una sucesión de ahoras sino el HORIZONTE mismo de la comprensión del ser. Por consiguiente, la analítica del Dasein proporciona el instrumento que permite delimitar en un sentido no metafísico el sentido del ser. La destrucción es llevada así a su término. Pero entonces aparece que los diversos recubrimientos del sentido inicial del ser mantienen una relación esencial con lo que ellos recubren. La historia de la metafísica cambia pues radicalmente de significación. Sus diversas etapas pueden a partir de ahora ser comprendidas como modificaciones sucesivas del sentido inicial, en la unidad de un envío único de donde el nombre de Seinsgeschick (destino del ser) para designar las épocas del ser. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Se halla al comienzo de la Lógica. En realidad, la Lógica se intitula Wissenschaft   der Logik   (Saber [en su articulación orgánica] de la lógica). La proposición habla desde el HORIZONTE de un Wissen, de un saber (que Hegel imagina diciendo que se trata de los pensamientos de Dios antes de la creación). Heideggeriana: SeminarioThor1969

En la proposición de Hegel: “Das reine Sein und das reine Nichts   ist also dasselbe” (El ser puro y la nada pura es por consiguiente lo mismo) figuran las mismas palabras Ser y Nada que en la conferencia ¿Qué es metafísica? De donde la siguiente pregunta: ¿en qué medida es posible emplear las mismas palabras en el interior y en el exterior de la metafísica? Heidegger remite aquí a la última página de De camino al habla: “Que la posibilidad de una transformación madura del habla haya llegado al HORIZONTE intelectual de Wilhelm von Humboldt lo atestiguan las palabras de su tratado ‘Sobre la diversidad de la estructura del habla humana… Según escribe el hermano en el prólogo, Wilhelm von Humboldt ha trabajado en este tratado hasta su muerte ‘en solitario, en la cercanía de un sepulcro’. Wilhelm von Humboldt, cuyas penetrantes y oscuras miradas a la esencia del habla no debemos dejar de admirar, dice: ‘La aplicación de una forma sonora ya existente a los propósitos internos del habla… puede ser pensada como posible en épocas medias de la formación del habla. Por la iluminación interior y por la gracia de circunstancias exteriores favorables, un pueblo podría impartir a su habla heredada una forma tan diferente que llegaría a ser un habla del todo distinta y nueva’ (Párr. 10, p.84). Más adelante (párrafo 11, p.100) se dice: ‘Sin modificar el habla en sus sonoridades, y todavía menos en sus formas y leyes, el tiempo — por el creciente desarrollo de ideas, un aumento en la capacidad de reflexión y una sensibilidad más penetrante — introducirá en ella lo que anteriormente no poseía. De este modo se depositará en el mismo contenedor otro sentido; bajo el mismo cuño se dará algo distinto; siguiendo las mismas leyes de conexión se indicará una secuencia de ideas distintamente escalonada. He aquí el fruto constante de la literatura de un pueblo y, dentro de ella, singularmente de la poesía y de la filosofía’. Heideggeriana: SeminarioThor1969

¿Pero qué sucede con la nada en ¿Qué es metafísica?? ¿A partir de dónde Heidegger puede enunciar: Ser : Nada : Mismo? A partir de un cuestionamiento de la esencia de la metafísica, la cual no es nada metafísico. La palabra de Heidegger no está ni del lado del ente ni simplemente del lado del ser — está ahí donde el HORIZONTE de la diferencia misma se vuelve visible. La diferencia ontológica es, si se quiere, la condición de posibilidad de la metafísica, el lugar donde ella se mantiene. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Nada es la característica del ser. Este no es el ente pero en un sentido completamente diferente de la proposición: el ente no es (que sería una proposición óntica). Decir, al contrario: la nada caracteriza al ser, es un enunciado ontológico. Considerado a partir del HORIZONTE óntico, el ser, justamente, no es el ente; considerado a partir de las categorías, éste no es. Dicho de otro modo: en la medida en que la nada y su anonadar no son entendidos negativamente, el ser es algo completamente distinto del ente. Lo importante en la fórmula participial anonadante, es que el participio indica una cierta actividad del ser, por la cual sólo el ente es. Se puede hablar de proveniencia, a condición de dejar de lado cualquier matiz óntico-causal: hay acontecimiento (survenue) del ser como condición del advenimiento del ente: el ser deja ser al ente. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Es necesario comenzar por retornar a la historia del ser. Las diferentes épocas de la historia del ser — las diferentes y sucesivas suspensiones del ser en su envío destinal — son las épocas de los diversos modos según los que se destina la presencia al hombre occidental. Si tomamos una de estas destinaciones, tal como ella se envía al hombre de los siglos XIX y XX, ¿en qué consiste? El modo de esta destinación es la objetividad (como ser-objeto del objeto). Ahora bien, mientras más se despliega la técnica moderna, más se transforma la objetividad, Gegenständlichkeit  , en Beständlichkeit (mantenerse a disposición). Hoy ya no hay más objetos, Gegenstände (el ente en cuanto se mantiene enhiesto frente a un sujeto que lo tiene en vista) — no hay más que Bestände (el ente que se mantiene listo para ser consumido); en francés quizás se podría decir: no hay más substancias sino únicamente subsistencias, en el sentido de “reservas”. De donde las políticas de energía y de regimentación del territorio, que efectivamente no tienen ya relación con los objetos sino que, en el marco de una planificación general, ponen sistemáticamente en orden el espacio en vista de una explotación futura. Todo (el ente en su totalidad) toma lugar de golpe en el HORIZONTE de la utilidad, del ordenamiento (commandement), o, mejor aún, del comandamiento (commanditement) de eso de lo que es necesario apoderarse. El bosque deja de ser un objeto (lo que era para el hombre científico de los siglos XVIII-XIX) y se convierte, para el hombre revelado finalmente como técnico, es decir el hombre que a priori   se dirige al ente en el HORIZONTE de la utilización, en “espacio verde”. Nada más puede aparecer en la neutralidad objetiva de un cara a cara. Sólo hay Bestände, stocks, reservas, fondos. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Transpuesto al tiempo, este carácter da la actualidad. La permanencia no es más la constancia de lo transmitido, sino lo siempre nuevo del cambio permanente. Los slogans de mayo de 1968 contra la sociedad de consumo ¿llegan a reconocer en el consumo el rostro actual del ser? Sólo la técnica moderna hace posible la producción de todos esos stocks explotables. Ella es más que la base, es el fondo mismo, y así el HORIZONTE. Así, estas materias sintéticas reemplazan cada vez más las materias “naturales”. También aquí la naturaleza en cuanto naturaleza se retira… Heideggeriana: SeminarioThor1969