Heidegger, fenomenologia, hermenêutica, existência

Dasein descerra sua estrutura fundamental, ser-em-o-mundo, como uma clareira do AÍ, EM QUE coisas e outros comparecem, COM QUE são compreendidos, DE QUE são constituidos.

Página inicial > Léxico Alemão > signos

signos

quarta-feira 13 de dezembro de 2023

Antes de iniciar cualquier discusión sobre la cuestión de un pensar y hablar no objetivadores en la teología, sigue siendo necesario reflexionar qué es lo que se entiende por pensar y hablar objetivadores cuando se plantea este debate teológico. Esta reflexión obliga a preguntar lo siguiente: ¿Son el pensar y hablar objetivadores un tipo especial de pensar y hablar o todo pensar, en cuanto pensar, y todo hablar, en cuanto hablar, tienen que ser necesariamente objetivadores? Esta pregunta sólo se puede responder si previamente se aclaran y contestan las siguientes preguntas: a) ¿Qué significa objetivar? b) ¿Qué significa pensar? c) ¿Qué significa hablar? d) ¿Es todo pensar en sí mismo un hablar y todo hablar en sí mismo un pensar? e) ¿En qué sentido son objetivadores el pensar y hablar y en qué sentido no lo son? Es natural que al discutir estas preguntas se entremezclen y crucen entre sí. Todo el peso de dichas preguntas está en la base del problema del debate teológico que usted mantiene. Al mismo tiempo, las citadas preguntas constituyen — de modo más o menos claro y suficientemente desarrolladas — el centro aún escondido de los esfuerzos que realiza la “filosofía” actual desde sus posiciones más opuestas (Carnap — Heidegger). Dichas posiciones reciben hoy el nombre de concepción técnico-científica del lenguaje y experiencia hermenéutico-especulativa del lenguaje. Ambas posiciones se determinan a partir de tareas abismalmente diferentes. La primera posición citada pretende someter a todo pensar y hablar, incluido el de la filosofía, bajo el dominio de un sistema de SIGNOS construible de manera técnico-lógica, esto es, quiere fijarlo como instrumento de la ciencia. La otra posición nace de la pregunta que pregunta qué es lo que hay que experimentar como cosa misma del pensar filosófico y cómo dicha cosa (el ser en cuanto ser) deba ser dicha. Como se puede ver, en ninguna de las dos posiciones se trata del ámbito especializado de una filosofía del lenguaje (equivalente a una filosofía de la naturaleza o del arte) sino que el lenguaje es reconocido como ese ámbito dentro del que se demoran y se mueven el pensar de la filosofía y todo tipo de pensar y decir. En la medida en que, de acuerdo con la tradición occidental, la esencia del hombre se determina por el hecho de que el hombre es un ser vivo que “tiene el lenguaje” (zoon   logon exon) — también el hombre, en cuanto ser que actúa, sólo es tal en la medida en que “tiene el lenguaje” —, en el debate entre las posiciones citadas entra en juego nada menos que la cuestión de la existencia del hombre y su definición. Heideggeriana  : FenoTeo  

Las siguientes indicaciones (1. ed. (1970): las indicaciones pasan por alto a propósito la diferencia ontológica.] relativas a las preguntas desde la a) a la e) deben ser entendidas y pensadas a su vez como preguntas. En efecto, el secreto del lenguaje, en el que se tiene que concentrar toda la reflexión, sigue siendo el fenómeno más cuestionable y más digno de ser pensado, sobre todo cuando se alcanza a comprender que el lenguaje no es una obra del hombre: el habla habla. El hombre sólo habla en la medida en que corresponde al lenguaje. Estas frases no han sido alumbradas por una “mística” fantástica. El lenguaje es un fenómeno originario cuya singularidad no se puede demostrar mediante hechos, sino que sólo se puede llegar a ver mediante una experiencia no preconcebida del lenguaje. El hombre puede inventar artificialmente sonidos y SIGNOS, pero sólo lo puede hacer desde la perspectiva de un lenguaje ya hablado y a partir de él. El pensar sigue permaneciendo crítico incluso ante los fenómenos originarios. En efecto, pensar críticamente significa distinguir (krinein  ) permanentemente entre aquello que exige una prueba para su justificación y aquello que sólo exige para su acreditación un simple ver y asumir. Siempre es más fácil en el primer caso aportar una prueba que, en el otro caso, abandonarse a la mirada que asume. Heideggeriana  : FenoTeo

Los mortales habitan en la medida en que esperan a los divinos como divinos. Esperando les sostienen lo inesperado yendo al encuentro de ellos; esperan las señas de su advenimiento y no desconocen los SIGNOS de su ausencia. No se hacen sus dioses ni practican el culto a ídolos. En la desgracia esperan aún la salvación que se les ha quitado. Heideggeriana: ConstruirHabitar  

Lo que se despliega en el habla es el Decir en tanto que Mostración (Das Wesende   der Sprache   ist die Sage als die Zeige). Su mostrar no se funda en cualesquiera signo. sino que todos los SIGNOS derivan su origen de un mostrar en cuyo ámbito y para cuyas intenciones pueden ser SIGNOS. Heideggeriana: CaminhoLinguagem  

Poetizar es el dar nombre original a los dioses. Pero a la palabra poética no le tocaría su fuerza nominativa, si los dioses mismos no nos dieran el habla. ¿Cómo hablan los dioses? …Y los SIGNOS son, desde tiempos remotos, el lenguaje de los dioses (IV, 135). El dicho de los poetas consiste en sorprender estos SIGNOS para luego transmitirlos a su pueblo. Este sorprender los SIGNOS es una recepción y, sin embargo, a la vez, una nueva donación; pues el poeta vislumbra en el “primer signo” ya también lo acabado y pone audazmente lo que ha visto en su palabra para predecir lo todavía no cumplido. Heideggeriana: EssenciaPoesia  

… vuela el espíritu audaz como el águila en la tormenta, prediciendo sus dioses venideros (IV, 135). La instauración del ser está vinculada a los SIGNOS de los dioses. La palabra poética sólo es igualmente la interpretación de la “voz del pueblo”. Así llama Hölderlin   a las leyendas en las que un pueblo hace memoria de su pertenencia a los entes en totalidad. Pero a menudo esta voz enmudece y se extenúa en sí misma. No es capaz de decir por sí lo que es propio, sino que necesita de los que la interpretan. El poema que lleva por título La voz del pueblo se nos ha trasmitido en dos versiones. Ante todo, las estrofas finales son diferentes, aun cuando se complementan. En la primera versión dice la conclusión Por eso, porque es piadosa y ama a los celestes, venero la voz del pueblo, voz reposada. Pero, por los Dioses y los Hombres, que no sé complazca demasiado en su reposo (IV, 141). Y he aquí la segunda versión: . . . En verdad son buenas las leyendas, si son en memoria del Altísimo, sin embargo, es preciso uno que interprete lo sagrado (IV, 144). Heideggeriana: EssenciaPoesia

Así, la esencia de la poesía está encajada en el esfuerzo convergente y divergente de la ley de los SIGNOS de los dioses y la voz del pueblo. El poeta mismo está entre aquéllos, los dioses, y éste, el pueblo. Es un “proyectado fuera”, fuera en aquel entre, entre los dioses y los hombres. Pero sólo en este entre y por primera vez se decide quién es el hombre y dónde se asienta su existencia, “Poéticamente el hombre habita esta tierra.” Heideggeriana: EssenciaPoesia

Estos planes y proyectos no pueden tomarse como SIGNOS de inacabamiento e irresolución. Su cambio no es el testimonio de un primer intento y su correspondiente inseguridad. Estos esbozos no son programas sino la sedimentación escrita en la que se conservan los caminos, callados pero precisos, que Nietzsche   ha tenido que recorrer en el ámbito de la verdad del ente en cuanto tal. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche  

Pero la propia filosofía se defiende de cuando en cuando contra la skepsis. Prefiere atenerse a la opinión   corriente de la conciencia natural. Es verdad que admite que al objeto en cuanto objeto no deja de pertenecerle la objetividad. Pero la objetividad no es para ella más que lo no objetivo. La filosofía se atiene a la opinión corriente y trata de convencerla de que, en realidad, tiene razón; porque eso no objetivo sólo se deja representar en las representaciones de la conciencia común, que por eso mismo son insuficientes, un mero juego de SIGNOS, maneras de asegurar que entran fácilmente en la conciencia y hasta le transmiten la impresión de que esas aseveraciones son filosofía crítica, puesto que se comportan escépticamente respecto a la ontología. Lo que pasa es que este tipo de skepsis sólo es la apariencia de la skepsis y, por tanto, la huida ante el pensar hacia el sistema del opinar. Heideggeriana: HegelExperiencia  

El pensar del ser no busca en lo ente ningún punto de apoyo. El pensar esencial está atento a los lentos SIGNOS de lo que es incalculable y reconoce en ellos la llegada, imprevisible, de lo ineluctable. Este pensar está atento a la verdad del ser y de este modo ayuda al ser de la verdad a encontrar su lugar en el seno de la humanidad histórica. Esta ayuda no obtiene ninguna clase de éxitos, porque no necesita ser efectiva. El pensar esencial ayuda como un simple insistir en existir, en la medida en que en la insistencia se enciende algo similar a ella, sin que ésta pueda tan siquiera saberlo o tener algún poder sobre ello. Heideggeriana: MetafisicaEpilogo  

El hombre y la maquina, G. Rohner. Los SIGNOS del último estado de abandono del ser son las proclamaciones de las “ideas” y “valores”, y el imprevisible vaivén de la proclamación de la “acción” y de la imprescindibilidad del “espíritu”. Todo esto se encuentra ya enganchado al mecanismo del equipamiento del proceso de ordenación. Este mecanismo mismo está determinado por el vacío del estado de abandono del ser, en el seno del cual el consumo del ente para el hacer de la técnica, a la que pertenece también la cultura, es la única salida en la cual el hombre obsesionado en sí mismo puede salvar aún la subjetividad llevándola a la ultrahumanidad. Subhumanidad y ultrahumanidad son lo mismo; se pertenecen mutuamente, del mismo modo que en el animal rationale   metafísico el “debajo” de la animalidad y el “encima” de la ratio están acoplados indisolublemente para que uno corresponda al otro. Subhumanidad y ultrahumanidad hay que pensarlas aquí metafísicamente, no como valoraciones morales. Heideggeriana: SuperarMetafisica

Cuando pensamos esto, experimentamos que dentro del propio ser hay algo “más” que forma parte de él y, por tanto, existe la posibilidad de que también allí, donde el ser es pensado como riesgo, pueda reinar eso más arriesgado que el propio ser, en la medida en que habitualmente nos representamos el ser a partir de lo ente. El ser atraviesa como él mismo su ámbito, delimitado (temein, tempus  ) por el hecho de presentarse en la palabra. El lenguaje es el ámbito o recinto (templum), esto es, la casa del ser. La esencia del lenguaje no se agota en el significado ni se limita a ser algo que tiene que ver con los SIGNOS o las cifras. Es porque el lenguaje es la casa del ser, por lo que sólo llegamos a lo ente caminando permanentemente a través de esa casa. Cuando caminamos hacia la fuente, cuando atravesamos el bosque, siempre caminamos o atravesamos por las palabras “fuente” y “bosque”, incluso cuando no pronunciamos esas palabras, incluso cuando no pensamos en la lengua. Pensando desde el templo del ser, podemos presumir lo que arriesgan esos que a veces arriesgan más que el ser de lo ente. Arriesgan el recinto del ser. Arriesgan el lenguaje. Todo ente, los objetos de la conciencia y las cosas del corazón, los hombres que se autoimponen y los que son más arriesgados, todos los seres están a su modo, en cuanto entes, en el recinto de la lengua. Por eso, si existe algún lugar en el que sea posible la inversión fuera del ámbito de los objetos y su representación, en dirección hacia lo más íntimo del espacio del corazón, ese lugar se halla única y exclusivamente en ese recinto. Heideggeriana: ParaQuePoetas  

Pero qué decir, si la inadvertencia de esta relación, y el olvido de esta inadvertencia determinara, de tiempo atrás, al mundo moderno? Qué decir, si la inadvertencia del Ser entregara siempre y cada vez más el hombre al ente, de modo que el hombre casi perdiera su relación con el Ser y esta pérdida permaneciera igualmente oculta? Y si esto fuera así, y si ya lo fuera desde hace mucho tiempo? Qué decir si hay SIGNOS que indican cómo esta pérdida se quedará totalmente en la pérdida, de modo más decisivo Heideggeriana: MetafisicaFundamento

[…] “Así hablo Zaratustra. Un libro para todos y ninguno”. ¡Que inquietante es la forma en que este subtítulo de la obra se ha verificado en los setenta años que han pasado desde su aparición — pero en el sentido exactamente inverso! Llegó a ser un libro para cualquiera, y no asoma ningún pensante que esté a la altura del pensamiento fundamental de este libro y de su oscuridad. En la cuarta y última parte de este libro, escribió Nietzsche la palabra: “El desierto está creciendo…, escribiendo en esta palabra todo cuanto sabía. Porque esta palabra es el título de un canto que escribió Nietzsche cuando estaba más alejado que nunca de la vieja Europa   nubosa, húmeda y melancólica. La palabra completa dice así: “El desierto está creciendo: ¡desventurado el que alberga desiertos!” ¿A quién va dirigido este “¡Ay!”? ¿Pensó Nietzsche aquí es sí mismo? ¿Y qué si hubiera sabido que precisamente su pensar había de acarrear primero una devastación en medio de la cual alguna vez, y procedente de otra parte, nacerían aquí y allá oasis y brotarían manantiales? ¿Y qué si hubiera sabido que él había de ser una transición provisional que señala tanto hacia el porvenir como hacia el pasado, siendo por esto ambigua en todas sus partes, hasta en la forma y el sentido de la misma transición? Todo lo indica así, como el mismo Nietzsche lo sabía y lo cual por esta razón, expreso a menudo en palabras enigmáticas. Ésta es también la razón por la que un diálogo pensante con él se va trasponiendo de continuo a otras dimensiones. Por eso, frente a su pensar fracasan en un sentido especial todas las fórmulas y títulos. Esto no quiere decir en manera alguna que el pensar de Nietzsche no sea más que un juego con imágenes y SIGNOS del que pueda uno desdecirse y retirar lo dicho en cualquier momento. Lo pensado de su pensamiento es unívoco si lo hubo; pero lo unívoco es pluridimensional, en dimensiones que ensamblan unas con otras. Una de las razones que para ello hay está en que en los pensamientos de Nietzsche están reunidos convenientemente, aunque transformados sin excepción, todos los motivos del pensamiento occidental. Heideggeriana: SignificadoPensar

Después de nuestras indicaciones anteriores estamos tentados de atenernos al último verso del poema: “Ninguna cosa sea donde falta la palabra”. Pues él lleva la palabra del habla, lleva el habla misma a su habla y dice algo acerca de la relación entre palabra y cosa. El contenido de la última línea puede transformarse en un enunciado, o sea: Ninguna cosa es donde falta la palabra. Donde algo falta se manifiesta una carencia, una disminución. Disminuir significa quitar, hacer carecer de algo. Faltar quiere decir: carecer. Ninguna cosa es donde carece de palabra, a saber, la palabra que cada vez nombra una cosa. ¿Qué significa “nombrar”? Podemos contestar: nombrar es conferirle nombre a algo. ¿Y qué es un nombre? Es la designación que provee a algo de un signo fonético y escrito: con una cifra. ¿Y qué es un signo? ¿Es una señal? ¿O una insignia? ¿Una marca? ¿U es una seña? ¿O todo esto junto y algo más? Nos hemos vuelto negligentes y calculadores en la comprensión y el uso de SIGNOS. Heideggeriana: EssenciaLinguagem  

Con todo, la divinidad que halla el nombre y el lugar donde lo halla, la Norna y la fuente, nos hacen dudar de si entender “nombre” como una mera designación. Tal vez el nombre y la palabra que nombra se entienden aquí en el sentido que conocernos por los términos de: en el nombre del rey; en el nombre de Dios. Gottfried Benn comienza uno de sus poemas de este modo: “En el nombre de aquel que prodiga las horas”. “En el nombre” quiere aquí decir: bajo la orden, conforme al mandato. Las expresiones “nombre” y “palabra” en el poema de George están pensadas de modo diferente y más profundo que como meros SIGNOS. Pero ¿qué estoy diciendo? ¿Es que, además, se piensa en un poema? Desde luego: en un poema de este rango se piensa, y además sin aparato científico ni filosófico. Si esto es cierto, es lícito, incluso necesario meditar con aún más reflexión y con la debida retención y prudencia, el verso final del poema titulado La Palabra: Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

El poeta, ecónomo con los SIGNOS, ha puesto dos puntos después de “renuncia”. Se supone, por tanto, que a continuación siga algo que gramaticalmente hable en declaración directa: Así aprendí triste la renuncia: Ninguna cosa es donde falta la palabra. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

¿Qué descubrimos cuando pensamos adecuadamente el asunto? Que la verdadera actitud de pensar no es plantear preguntas; sino prestar oído al consentimiento de aquello que debe ponerse en cuestión. Ahora bien, desde antiguo en la historia del pensamiento el preguntar viene a ser el rasgo característico del pensamiento, y no es casual que esto sea así. Un pensamiento es tanto más pensante cuanto más radicales son sus gestos; cuanto más llega a la raíz de todo aquello que es. La meta del pensamiento es siempre la búsqueda de las primeras y de las últimas razones. ¿Por qué? Porque esto, que algo es y lo que es, lo “esenciante” de la esencia (das Wesende des Wesens), se ha determinado desde antiguo como el fundamento (Grund  ). En la medida en que toda esencia tiene carácter de fundamento, la búsqueda de la esencia es la profundización (Ergründen) y fundamentación (Begründen) del fundamento (Grund). Un pensamiento que piensa en la dirección de la esencia así determinada es, en su fundamento, un preguntar. Hace algún tiempo, al final de una conferencia titulada “La pregunta por la técnica”, se dijo: “Pues preguntar es la devoción del pensar.” Devoción se entiende aquí en el antiguo sentido de: obediencia, en este caso a lo que el pensamiento tiene por pensar. Es de las experiencias estimulantes del pensamiento, que a veces no logra comprender del todo las nuevas visiones que acaba de alcanzar y que no las satisface en su justa medida. Tal es el caso de la frase que acabamos de recordar, el pensar es la devoción del pensamiento. La conferencia, que concluye con esta frase, se mueve ya en un ámbito donde el impulso propio del pensamiento no puede ser el del preguntar, sino que debe consistir en la escucha del consentimiento de aquello donde sólo empieza el preguntar cuando pregunta acerca de la esencia. Por tanto, aunque lo dotemos de SIGNOS de interrogación, el título de estas conferencias no viene a ser por si sólo título para una experiencia del pensamiento. Pero, pese a todo, aquí está, esperando ser completado según lo que acaba de apuntarse sobre el impulso propio del pensamiento. Cualquiera que sea el modo como nos preguntemos acerca de la esencia del habla, se precisa, ante todo, que se nos hable el habla misma. En este caso la esencia del habla deviene consentimiento de su esencia. esto es, la esencia del habla deviene habla de la esencia (véase segunda conferencia). Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Todo esto es ciertamente fácil decirlo o expresarlo, pero es difícil, sobre todo para nosotros contemporáneos, hacer la experiencia de ello. Lo que intentamos pensar bajo el nombre de vecindad entre poesía y pensamiento está muy lejos de ser un mero inventario de relaciones representadas. Esta vecindad gobierna en todas partes nuestra estancia sobre esta tierra y el caminar en ella. Pero al convertirse el pensamiento actual más decidida y exclusivamente en un calcular, instrumentaliza todas las posibles fuerzas e “intereses” disponibles para calcular cómo podrá el hombre instalarse próximamente en el espacio cósmico vaciado de mundo (weltlos  ). Este pensamiento está a punto de abandonar la tierra como tal tierra. En tanto que cálculo persigue frenéticamente y con velocidad creciente la conquista del espacio cósmico. Este pensamiento es ya por sí mismo la explosión de un poder que podría aniquilarlo todo en la nada (Nichtige). El resto, todo lo que deriva de semejante pensamiento, los procesos técnicos del funcionamiento de las maquinarias de destrucción, no sería más que el último y sombrío punto final: la locura que acaba en el sinsentido. Ya en la temprana fecha de 1917 Stefan George dice, en su gran oda La Guerra, escrita durante la primera guerra mundial: “Éstos son los SIGNOS de fuego — no la noticia” (Kunde  ). (El Nuevo Reino, pág. 29). Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Las señas “señan” de múltiples modos. Haciendo seña, la seña puede hacer visible aquello hacia donde “seña” de modo tan simple y cumplido que vamos a ello sin equívoco alguno. Pero una seña puede asimismo hacer seña de modo que nos remite primero y por mucho tiempo a lo que tiene de no claro, (Bedenkliche  ) aquello desde donde hace seña, mientras que aquello hacia donde hace seña solo deja suponer que es digno de pensar y para lo que todavía se carece del adecuado modo de pensamiento. La seña que nos da la frase rectora es de esta clase. La esencia del habla nos es tan conocida por múltiples determinaciones, que difícilmente podemos desatarnos de ellas. Pero el desatarse no tolera ningún acto de violencia porque la tradición permanece rica en verdad. Por esto estamos primero requeridos a reflexionar sobre nuestras nociones habituales del habla, aunque sólo sea desde una amplia perspectiva, pero con la visión hacia delante, hacia donde hace seña la vecindad de ambos modos del decir, la poesía y el pensamiento: a la proximidad entendida como Decir. Se encuentra el habla, cuando se la representa como algo existente, como actividad del hablar, como manipulación de las herramientas del habla: la boca, los labios, la lengua. El habla se revela en el hablar como un fenómeno que ocurre con el hombre. Que se haya hecho la experiencia del habla y se la haya representado y determinado desde aquí hace ya mucho tiempo, lo atestiguan los nombres que las diversas lenguas occidentales se han dado a sí mismas: glossa, lingua, langue, language. El habla es la lengua. En el segundo capítulo de la historia de los apóstoles, que relata el milagro de pentecostés, el verso 3 y 4 dice: La Vulgata traduce: Et apparuerunt illis dispertitae linguae tamquam ignis… et coeperunt loqui variis linguis. Lutero   traduce: “Y se les aparecieron lenguas, divididas, como de fuego… y comenzaron a predicar con otras lenguas”. De todos modos, no se concibe aquí el hablar como mera locuacidad, sino en la plenitud del pneuma   agion, del sagrado aliento. Esta representación bíblica del habla viene precedida por la caracterización griega del habla en su ser esencial que Aristóteles   eleva a figura canónica. El logos  , el enunciar, se representa inicialmente en los términos del fenómeno fónico del hablar. Aristóteles dice lo siguiente al comienzo de un tratado que más tarde obtuvo el título de Peri hermeneias, de interpretatione, sobre el enunciar: “Lo que tiene lugar en el fonar de la voz (los sonidos), son SIGNOS de aquello que le acaece al alma como padecimientos y lo escrito (es) signo de los sonidos vocales. Pues del mismo modo que la escritura no es la misma para todos, así tampoco son iguales los sonidos vocales. Pero de lo que éstos (sonidos y letras escritas) son primeramente SIGNOS, esto lo son los mismos padecimientos del alma para todos los hombres y las cosas de las cuales éstos (los padecimientos) configuran las representaciones semblantes, son asimismo los mismos.” Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Estas frases de Aristóteles constituyen el texto clásico a partir del cual se hace visible la estructura a la que pertenece el habla en tanto que fonación vocal: las letras son SIGNOS de los sonidos, éstos de los padecimientos del alma y éstos son, a su vez, SIGNOS de las cosas. La vertebración de la estructura está configurada por la relación sígnica. Procedemos ciertamente de manera harto grosera cuando en todas partes hablamos sin mayor determinación de SIGNOS, de algo que designa y que, en cierto modo, muestra otra cosa. Aristóteles emplea claramente la palabra semeia, signo, pero habla al mismo tiempo de symbola y de omoiomata. De lo que ahora se trata es de que tengamos bien presente toda la estructura de la relación sígnica porque ha permanecido canónica, aunque con toda clase de variaciones, para todas las consideraciones posteriores sobre el habla. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Así aprendí triste la renuncia: ¿Cómo? Así como lo dicen las seis estrofas precedentes. Aquí el poeta habla de su país; de sus recorridos. La cuarta estrofa comienza: Un día llegué de viaje feliz — “Un día” es empleado aquí en el sentido antiguo de: “una vez”. Aquí se designa una ocasión destacada. una experiencia única. Así, el decir de esta vez se inicia no sólo con “un día” abrupto sino que, al mismo tiempo, se diferencia claramente de recorridos anteriores, ya que la estrofa precedente cierra su último verso con puntos suspensivos. Otro tanto sucede con el último verso de la sexta estrofa. De este modo, las seis estrofas que configuran un todo respecto a la séptima y última estrofa, están articuladas por elocuentes SIGNOS en dos veces tres estrofas, en dos tríadas. Heideggeriana: Palavra1958  

Hasta que, una vez, otra experiencia muy distinta lo alcanza. Ésta viene expresada en la segunda tríada que ha sido construida en exacta correspondencia con la primera. Nos lo indica lo siguiente: las últimas estrofas de ambas tríadas comienzan, la una con un “Después”, la otra con un “Entonces”. Al “Después” le precede, al final de la segunda estrofa. un guión. Asimismo, el “Entonces” es precedido por unos SIGNOS: las comillas de la quinta estrofa. Heideggeriana: Palavra1958

La palabra fundamental de Parménides es Hen  , lo Uno, lo que unifica todas las cosas y, por ello, lo universal. Parménides explica los semata, los SIGNOS por medio de los cuales se muestra el Hen, el extenso fragmento VIII, conocido por Hegel  . Sin embargo, Hegel no encuentra el “pensamiento capital” de Parménides en Hen, en el Ser como lo universal. Según Hegel, el pensamiento capital se expresa más bien en la frase que dice: “Ser y pensar son lo mismo”. Pues bien, Hegel interpreta esta frase en el sentido de que el Ser como “el pensamiento que es” es una producción del pensar. Hegel ve en la frase de Parménides, una etapa preliminar en el camino hacia Descartes  , con cuya filosofía principia la determinación del Ser desde el sujeto puesto conscientemente. Por ello puede decir Hegel: “Con Parménides comienza el filosofar propiamente dicho… Este comienzo es, naturalmente, turbio e indeterminado” (Obras, XIII, p. 296 s.). Heideggeriana: HegelGregos  

Pues bien, el decir en tanto que mostrar, podemos también representárnoslo y efectuarlo de modo que mostrar sólo signifique: producir SIGNOS, hacer señales, Zeichen   geben. El signo se convierte entonces en aviso y noticia de algo que en sí mismo no se muestra. Un ruido que suena, una luz que se enciende un instante, no son, tomados en sí mismos, signo alguno. Sólo se los produce y emplea como SIGNOS cuando antes se ha convenido, es decir, se ha dicho qué es lo que han de significar. Pensemos en los SIGNOS del alfabeto Morse, que se limitan a punto y raya, cuyo número y disposición queda en correspondencia con los SIGNOS fónicos que utilizamos al hablar. El signo individual sólo puede constar en cada caso de una de dos formas, el punto o la raya. Tiene lugar, por tanto, una reducción de la secuencia de SIGNOS a una secuencia de decisiones si-no, para cuya obtención se emplean máquinas, cuyas secuencias de corriente y golpes de corriente reproducen el esquema de la previa asignación abstracta de SIGNOS suministrando los correspondientes mensajes. Pero para que sea posible tal tipo de transmisión de mensajes y noticias, cada signo tiene que venir unívocamente definido; e igualmente, cada una de sus combinaciones tiene que significar unívocamente un determinado enunciado. El único carácter del lenguaje, que permanece en este lenguaje reducido a información, es la forma abstracta de la escritura, que queda aquí retraducida a las fórmulas de un cálculo lógico. La univocidad de los SIGNOS y fórmulas, que en tal cálculo necesariamente se exige, asegura la posibilidad de una comunicación segura y rápida. Heideggeriana: LinguagemTecnica

En los principios tecno-calculadores de esta transformación del lenguaje por la que el lenguaje como “decir” queda convertido en lenguaje como un notificar por vía de tal producción formal   de SIGNOS, descansa la estructura y modo de operar de los grandes ordenadores y de los grandes centros de cálculo. Lo decisivo para nuestra meditación y reconsideración radica en que son las posibilidades técnicas de la máquina las que prescriben cómo el lenguaje puede y debe ser todavía lenguaje. Forma y carácter del lenguaje se determinan conforme a las posibilidades técnicas de la producción formal de SIGNOS, la cual efectúa con la mayor celeridad posible una secuencia de continuas decisiones si-no. Qué programas se dan a la calculadora, con qué programas, como suele decirse, se la alimenta, es cosa que depende de la estructura y capacidad de rendimiento de la máquina. La forma del lenguaje viene determinada por la técnica. Pero, ¿no es verdad también lo inverso?, ¿no se orienta la estructura de la máquina por tareas lingüísticas, como es, por ejemplo, la tarea de traducir? Pero aun así las tareas lingüísticas vendrían de antemano y por principio   ligadas a la máquina, que en todas partes exige la univocidad de los SIGNOS y de las secuencias de SIGNOS. De ahí que por principio una poesía sea algo que no puede programarse. Heideggeriana: LinguagemTecnica

Con la incondicional dominación de la técnica moderna se acrecienta el poder (tanto en orden a pretensión como en orden a resultados) del lenguaje técnico enderezado a la mayor amplitud posible de la información. Y porque el lenguaje técnico discurre en sistemas formalizados de toma de contacto y producción de SIGNOS en el sentido indicado, el lenguaje técnico es el ataque más agudo y amenazador contra lo propio del lenguaje: contra el decir, mostrar y hacer aparecer lo presente y lo ausente, lo real en el sentido más lato. Heideggeriana: LinguagemTecnica

Sin embargo, también esta idea   de lenguaje articulada en términos de teoría de la información choca necesariamente con un límite. Pues “toda tentativa de hacer unívoca una parte del lenguaje (formalizándola en un sistema de SIGNOS) presupone ya el uso de lenguaje natural, también en su aspecto de no unívoco” (C. Fr. v. Weizsäcker, “Sprache als Information  ”, el lenguaje como información) [7]. Siempre se sigue manteniendo el lenguaje “natural”, es decir, el lenguaje no construido técnicamente ni dispuesto para necesidades técnicas, y ello, por así decir, a espaldas de todas las transformaciones técnicas que quepa hacer en el lenguaje, que quepa introducir en él. Heideggeriana: LinguagemTecnica