Heidegger, fenomenologia, hermenêutica, existência

Dasein descerra sua estrutura fundamental, ser-em-o-mundo, como uma clareira do AÍ, EM QUE coisas e outros comparecem, COM QUE são compreendidos, DE QUE são constituidos.

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posibilidades

quarta-feira 13 de dezembro de 2023

Por ello nosotros, los hombres de hoy, tenemos que preguntarnos si escuchamos, y cómo escuchamos, la interpelación que habla desde la gran proposición fundamental de todo representar. ¿Sentimos, pues, el rastro del prevalecer de esta interpelación? Sí. Es verdad que el hombre moderno escucha esta interpelación. La escucha de una manera extrañamente decisiva, a saber, de modo tal que, atento, se somete al prevalecer de la proposición fundamental, y ello de suerte cada vez más exclusiva, cada vez más pronta. Más aún, el hombre actual corre el peligro de no poder medir la grandeza de todo lo grande más que según la escala del dominio del principium rationis  . Sabemos hoy, sólo que sin entenderlo a derechas, que la técnica moderna impele incesantemente al impulso emprendedor de sus instalaciones y productos, [198] en pos de la perfección omniabarcante de la mayor perfección posible. Esta consiste en la completud del emplazamiento asegurador, calculable, de los objetos, del calcular con ellos y del aseguramiento de la calculabilidad de las POSIBILIDADES de computación. Heideggeriana  : Fundamento1956  

¿Pero qué quiere decir aquí “esencia” [Wesen  ]? De la palabra no rescatamos la idea   de “esencialidades” [Wesenheiten]. En el término “esencia” percibimos lo esenciante [das Wesende]. ¿Cuál es “la esencia” de la metafísica? ¿Cómo esencia [west]? ¿Cómo impera en ella la referencia al ser? Ésta es la pregunta. Nuestro intento de responderla en el entorno de la meditación sobre la metafísica de Nietzsche   resulta necesariamente insuficiente. Por otra parte, en la medida en que nuestro pensamiento proviene de la metafísica, queda siempre prendido de lo cuestionable. No obstante, tenemos que arriesgar algunos pasos. Nos atenemos a la pregunta que enunció Aristóteles   como permanente pregunta del pensar: ¿qué es el ente? Toda pregunta, en cuanto pregunta, delimita el alcance y el tipo de la respuesta que en ella se pretende. Con ello delimita al mismo tiempo el ámbito de las POSIBILIDADES de responderla. Para pensar de modo suficiente la pregunta de la metafísica es necesario en primer lugar pensarla como pregunta, y no pensar en las respuestas que se le han dado en el curso de la historia de la metafísica. Heideggeriana  : NiilismoSer  

Cuando en nuestra meditación sobre la esencia del nihilismo se habla de lo impensado, se trata siempre de lo impensado del pensar determinado desde la esencia del ser. Se suele considerar al pensar como la actividad del entendimiento. El asunto del entendimiento es la comprensión. La esencia del pensar es la comprensión de ser en las POSIBILIDADES de su despliegue, POSIBILIDADES que la esencia del ser tiene que otorgar. Heideggeriana: NiilismoSer

Pero esta historia de la metafísica en cuanto historia del desocultamiento del ente en cuanto tal, es la historia del ser mismo. La moderna metafísica de la subjetividad es la permisión [Zulassung] del ser mismo que, en el permanecer fuera de su verdad, ocasiona [veranlasst] el dejar fuera [Auslassen] de ese permanecer fuera. Pero la esencia del hombre, que, de modo oculto, es el albergue, perteneciente al ser mismo, del ser en su advenir, resulta tanto más dejada fuera cuanto más esenciantemente [wesender] se preserva este advenir en la forma de la sustracción del ser. Frente a su propia esencia, que permanece en la sustracción junto con el ser mismo, el hombre se vuelve inseguro, sin poder experimentar el origen ni la esencia de esa inseguridad. En su lugar, busca lo primariamente verdadero y consistente en la seguridad de sí mismo. Por eso aspira a un aseguramiento de sí en medio del ente que sea organizable por él mismo, para lo cual investiga al ente respecto de las POSIBILIDADES de aseguramiento nuevas y cada vez más fiables que ofrece. De este modo se muestra que, de entre todos los entes, el hombre se ve llevado a la inseguridad de una manera especial. Esto permite suponer que, precisamente en su relación con su esencia, es quien está puesto en juego en mayor grado. Con ello se alumbra la posibilidad de que el ente en cuanto tal pueda esenciar de modo tal que ponga todo en juego: que sea él mismo ese “juego del mundo”. Heideggeriana: NiilismoSer

La voluntad humana “necesita una meta, y prefiere querer la nada antes que no querer”. Pues la “voluntad”, en cuanto voluntad de poder, es: poder del poder o, como igualmente podemos decir: voluntad de voluntad, voluntad de permanecer arriba y de poder ordenar. Aquello ante lo que la voluntad retrocede espantada no es la nada, sino el no querer, la aniquilación de sus propias POSIBILIDADES esenciales. El horror ante el vacío del no querer — ese “horror vacui” — es el “hecho fundamental de la voluntad humana” . Y precisamente de este “hecho fundamental” de la voluntad humana, de que prefiera ser voluntad de nada antes que no querer, saca Nietzsche la prueba de su tesis de que la voluntad es, en su esencia, voluntad de poder (cfr. Genealogía de la moral  , V11, 399; 1887). “Sentido”, “meta”, “fin” son lo que permite y posibilita a la voluntad que sea voluntad. Donde hay voluntad no hay sólo un camino sino, ante todo, una meta para ese camino, aunque ella “sólo” sea la voluntad misma. Heideggeriana: NiilismoEuropeu  

Este nihilismo se sale de la “vida” anterior, crea los caminos “para un orden nuevo” y a lo que quiere perecer le da el “ansia del final”. De este modo, el nihilismo hace lugar y al mismo tiempo da lugar a nuevas POSIBILIDADES. Por ello, en relación a este nihilismo de una posición de valores totalmente nueva, a este nihilismo que crea un espacio, que saca al aire libre a todo ente, Nietzsche habla de “nihilismo extático” (n. 1055). En la medida en que el supremo poderío del nihilismo clásico-extático, extremo-activo, no conoce ni reconoce como medida nada fuera y por encima de él, el nihilismo clásico-extático podría “ser un modo de pensar divino” (n.15). En esta forma, el nihilismo ya no es de ninguna manera un “anhelo hacia la nada” (n. 15) carente de fuerza, sino que es lo contrario (cfr. nn.1010, 1023,1025). Se muestra así una plenitud esencial del nihilismo en sí misma estructurada: las ambiguas formas previas del nihilismo (pesimismo), el nihilismo incompleto, el nihilismo extremo, el nihilismo activo y pasivo, el nihilismo activo-extremo como nihilismo extático-clásico. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Descartes   pensó por adelantado el fundamento metafísico de la época moderna, lo que no quiere decir que toda la filosofía subsiguiente sea sólo cartesianismo. Pero ¿de qué modo la metafísica de Descartes fundó por adelantado el fundamento metafísico de la nueva libertad de la época moderna? ¿De qué especie tenía que ser este fundamento? De una especie tal que el hombre en todo momento pudiera asegurarse desde sí mismo de aquello que asegura el proceder a todo propósito y a toda representación humanos. Sobre esta base, el hombre tenía que tener certeza de sí mismo, es decir del aseguramiento de las POSIBILIDADES de sus propósitos y representaciones. El fundamento tampoco podía ser otra cosa que el hombre mismo, ya que el sentido de la nueva libertad le impedía cualquier vínculo y cualquier elemento vinculante que no surgiera de sus posiciones más propias. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Se necesita una humanidad que sea acorde desde su base con la peculiar esencia fundamental de la técnica moderna y su verdad metafísica, es decir que se deje dominar por la esencia de la técnica para, de este modo, manejar y aprovechar ella misma los diferentes procesos y POSIBILIDADES técnicas. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero ¿qué quiere decir entonces “final de la metafísica” ? Respuesta: el instante histórico en el que están agotadas las POSIBILIDADES esenciales de la metafísica. La última de estas POSIBILIDADES tiene que ser aquella forma de la metafísica en la que se invierte su esencia. Esta inversión es llevada a cabo no sólo efectivamente sino también a sabiendas, aunque de manera diferente en ambos casos, en la metafísica de Hegel   y en la metafísica de Nietzsche. Este ejercicio a sabiendas de la inversión es, en el sentido de la subjetividad, la única inversión real que le es adecuada. El propio Hegel dice que pensar en el sentido de su sistema quiere decir hacer el intento de estar y caminar cabeza abajo. Y Nietzsche ya en época temprana designa a toda su filosofía como inversión del “platonismo”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Queda por decidir, sin embargo, la cuestión de si, y cómo, todas las POSIBILIDADES esenciales de la metafísica son abarcables de manera concluyente. ¿No podrían acaso quedar reservadas para el futuro POSIBILIDADES de la metafísica de las que nosotros no tenemos ninguna idea? En efecto, no estamos nunca “por encima” de la historia, y menos que nada “por encima” de la historia de la metafísica, si es cierto que es el fundamento esencial de toda historia. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Por tanto, la fundamental insuficiencia de la ontología tradicional y de la ontología actual es doble: 1)Para ella el tema es desde el principio   el ser-objeto, la objetualidad de determinados objetos, y [ello en el sentido de] objeto para la consideración teorética, y esto a su vez en un sentido aún no diferenciado, aún no precisado, de consideración teorética; o también: [para ellas el tema es] el ser-objeto material para determinadas ciencias de la naturaleza y de la cultura concernientes al objeto de que se trate [es decir, que tienen a ese objeto por objeto, para las que ese objeto es objeto], y en todo caso [para esa ontología el tema es] el mundo, visto a través de esos ámbitos objetuales o ámbitos de conocimiento o ámbitos de objeto, pero no a partir de la exsistencia [Dasein  ] y de las POSIBILIDADES de la exsistencia o que definen a la exsistencia; o también [para esa ontología el tema es] un colgarle al objeto o al ser-objeto otros caracteres aparte de los teoréticos [por ejemplo, caracteres valorativos, MJR]. (Obsérvese: doble sentido de “naturaleza” en tanto que mundo y en tanto que ámbito objetual o ámbito de conocimiento; la “naturaleza” en tanto que mundo sólo viene formalizada a partir de la exsistencia [Dasein], historicidad, por tanto, (la naturaleza) no es “fundamento” o “base” de su historicidad (de la historicidad de la exsistencia); correspondientemente también Leib  , es decir, “cuerpo” [en el sentido de cuerpo vivo, de corporalidad vivida MJR]. 2) Lo que de ello surge, brota, nace y se sigue es que la ontología se cierra el acceso al ente decisivo dentro de la problemática filosófica: a lo que llamamos exsistencia [Dasein], a partir del cual y para el cual la filosofía “es”. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Scheler   [El formalismo en la ética y la ética material de los valores. Jh. f. Philosophie   und phänom. Forchung 2 (1916), p. 266] está tan lejos de entender el planteamiento básico de la idea de persona   de Kant  , que sólo considera el sentimiento de respeto [al que Kant apela] como una “singular excepción”, sin querer ver que su propia idea de persona (la de Scheler), no sólo se distingue de la idea kantiana en que es más dogmática y permite en mayor grado aún una confusión de los límites entre filosofía y teología, es decir, en que echa a perder la teología y daña a la filosofía y a las POSIBILIDADES de hacer preguntas críticamente planteadas, que caracterizan a la filosofía. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Pero de lo que se trata es de una explicación hermenéutica, no de un informe mundano sobre lo que “pasa hoy”, en nuestros días, esto no es sino cotidianidad, un enfrascarse, agotarse o perderse dentro del mundo, es decir, un enfrascarse, agotarse o perderse en aquello, dentro de aquello que en el mundo aparece, es decir, hablar a partir del mundo, es decir, cuidarse de lo que fuere en el mundo. Estas dos POSIBILIDADES de que el análisis, ya en su propio enfoque, es decir, en su propio inicio, se empiece ya con mal pie, no son casuales, sino que radican en el camino mismo que el análisis ha de recorrer. La ejecución de la tarea hermenéutica ha de luchar constantemente con la posibilidad de derivar hacia alguno de esos dos lados. Heideggeriana: Hermeneutica1923

El programa más consecuente, en lo que sería su ejecución más comprensiva, lo señala Spengler  : “Me ronda por la cabeza una forma (específicamente occidental) de investigación histórica en el más alto sentido del término, que todavía no ha nacido y que tuvo que ser extraña al alma antigua y a toda otra clase de alma. Una fisiognómica comprensiva de la existencia en su totalidad, una morfología del devenir de toda humanidad, que por ese su camino se adentre hasta las ideas supremas y últimas; la tarea de penetrar el sentimiento cósmico, no solamente de la propia alma, sino también de todas aquellas almas en las que hasta ahora se incubaron y aparecieron grandes POSIBILIDADES y cuya encarnación (de esas POSIBILIDADES) en el ámbito de lo real son las distintas culturas particulares. Ese aspecto filosófico en el que la que la matemática analítica, la música contrapuntística y la pintura perspectivista nos dan la razón, y en el que ellas nos han educado, presupone (cosa que va mucho más allá del talento de una mente sistemática…) el ojo de un artista, y, por cierto, de un artista que sienta disolverse el mundo sensible y palpable en torno a sí en una profunda infinitud de misteriosas y arcanas relaciones. Así era como sentía Dante, así era como sentía Goethe  .” Heideggeriana: Hermeneutica1923

5. En tanto el ser-ahí es un ente al que va anejo el soy yo y a la vez está determinado como ser-juntamente-con-otros, mayormente y como término medio no soy yo mismo mi ser-ahí , sino que lo son los otros; yo soy con los otros, y los otros son igualmente con los otros. Nadie es él mismo en la cotidianidad. Lo que allí es y cómo es alguien, presenta la faz del nadie: nadie y, sin embargo, todos juntamente. Todos coinciden en no ser él mismo. Este nadie, que nos vive en la cotidianidad, es el “uno”. Se dice, se escucha, se está a favor de algo, se cuida de algo. En la obstinación del dominio de este “uno” descansan las POSIBILIDADES de mi ser-ahí , y a partir de esta nivelación es posible el “yo soy”. Un ente, que es la posibilidad del “yo soy”, es como tal generalmente un ente que uno es. Heideggeriana: ConceitoTempo

5. En la medida en que el Dasein es un ente que yo soy, y está determinado a la vez como ser-uno-con-otro, las más de las veces y en promedio no soy yo mismo mi Dasein, sino los otros; yo soy con los otros, y los otros, asimismo, con los otros. Ninguno es él mismo en la cotidianidad. Lo que él es y cómo es, no lo es nadie: ninguno y, no obstante, todos, unos con otros. Este Nadie, por el cual nosotros mismos somos vividos en la cotidianidad, es el “Uno”. Uno dice, uno escucha, uno está por esto, uno procura. En la tenacidad del dominio de este Uno residen todas las POSIBILIDADES de mi Dasein, y a partir de esta nivelación es posible el “yo soy”. Un ente que es la posibilidad del “yo soy” es, como tal, las más de las veces un ente que uno es. Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

9. La esencial dispersión arrojada del Dasein, comprendida aún de manera completamente neutral se documenta, entre otras cosas, en que el Dasein es ser-con con el Dasein. Este ser-con con… no surge sobre la base de un fáctico ser-juntamente-ahí, no sólo se explica sobre la base de un ser copulativo (gattungshaften) putativamente originario de los seres corpóreos divididos en sexos, sino que esta copulativa tendencia recíproca y la unión copulativa tiene como presuposición metafísica la dispersión del Dasein como tal, es decir, el ser-con en general. Pero jamás y de ningún modo puede derivarse este carácter metafísico fundamental del Dasein a partir de la organización copulativa, de la vida en conjunto. Sino que la corporeidad y sexualidad en cada caso fáctica sólo explica — y esto también sólo en los límites de la contingencia esencial de toda explicación — en qué medida el ser-con de un Dasein fáctico es constreñido precisamente en esta determinada dirección fáctica, en la cual son cegadas o permanecen clausuradas otras POSIBILIDADES. Heideggeriana: TranscendenciaST  

Este conato es necesario y esencial para el proyecto metafísico, para la metafísica en general, pero por eso mismo, justamente, en cuanto comportamiento existentivo singular, no es normativo y ni vinculante dentro de las múltiples POSIBILIDADES concretas del existir fáctico de cada caso. Pues precisamente el proyecto metafísico mismo descubre la finitud esencial de la existencia del Dasein, que sólo es comprendida existentivamente en la inesencialidad del sí-mismo, que sólo se hace concreta — según puede ser fundamentado metafísicamente — por medio del servicio y en el servicio del todo en cada caso posible; el cual se manifiesta en el preguntar metafísico de un modo completamente propio. Sin embargo, en qué medida resida en el proyecto metafísico y en la instalación existentiva del que filosofa también un rendimiento existentivo y, a saber, uno indirecto, eso es un problema aparte. Heideggeriana: TranscendenciaST

Pero así como nos decidimos a tener que reorientarnos en la simple pujanza de los problemas centrales, aprehendidos en su universalidad y radicalidad, funestamente erróneo sería absolutizar estos problemas y aniquilarlos, así, en su función esencial. Nosotros los humanos nos inclinamos — no sólo ahora y no por azar — bien a desconocer lo central de la filosofía en favor de lo interesante o de lo que coincide con estar más cerca, o bien, además, cuando lo central ha sido aprehendido, a absolutizarlo sin más ni más y ciegamente, a fijar un estadio determinado de la problemática de los orígenes y a convertirla en una tarea sempiterna, en vez de madurar y preparar la posibilidad de nuevos orígenes. Para ello no se necesita prever [tales orígenes], sino que sólo [se requiere] del trabajo en POSIBILIDADES fácticas, sobre la base de la finitud del Dasein. Puesto que el filosofar es esencialmente cosa de la finitud, toda concreción de la filosofía fáctica tiene que sacrificarse también a esta facticidad (diesem Faktischen). Heideggeriana: Transcendencia ANEXO

Por cierto, no se puede apartar la peculiar cortedad de aliento del preguntar y pensar, pero se requiere de nuestro esfuerzo para no ser víctima suya de manera imprevista. Por una parte, sólo rara vez podemos recorrer en su integridad el cauce interno de una problemática y mantenerla viva y susceptible de transformación, o, por otra, cuando podemos hacerlo, no tenemos la fuerza para cobrar nuevo aliento con vistas a otras POSIBILIDADES igualmente esenciales. O, cuando esto es posible, entonces la correspondiente elaboración es más difícil, porque el desprenderse de lo antiguo es en el fondo una interna imposibilidad. Así, la respectiva apertura de los horizontes permanece; lo esencial siempre está entregado siempre al futuro, como la heredad propiamente tal. Pero no es lo esencial lo refutable y lo que discute el espíritu de la época. (Si Kant sólo hubiera sido como lo percibían los contemporáneos, que lo refutaron mal o bien, las cosas hubiesen estado mal para él.) Heideggeriana: Transcendencia ANEXO

No sólo requerimos, en términos absolutos, de la analítica, sino que siempre tenemos, por así decir, que hacernos la ilusión de que la tarea de cada momento es la absolutamente única y necesaria. Sólo quien entiende este arte de existir, consistente en tratar en su acción lo empuñado en cada momento como lo absolutamente único, pero teniendo, al hacerlo, claridad sobre la finitud de este obrar, sólo ése comprende la existencia finita y puede tener esperanza de llevar en ésta algo a cumplimiento. Este arte de existir no es la autorreflexión, la cual es una caza descomprometida para desemboscar motivos y complejos, con los cuales uno se procura una tranquilidad y una dispensa de actuar, sino que es únicamente la claridad del actuar mismo, la caza de POSIBILIDADES genuinas. Heideggeriana: Transcendencia ANEXO

En esta frase se expresan varias cosas: 1. La diferenciación de las mónadas es una diferenciación necesaria, que forma parte de su esencia. Unificando, cada una desde su punto de vista, se singularizan a sí mismas. 2. Por eso, las mónadas son de suyo el origen de su respectiva diversidad fundada sobre su modo de ver, perceptio-appetitus. 3. Este ex-poner el universo, siempre unificador y en una singularización, es precisamente lo que le atañe siempre a la mónada como tal en su ser (impulso). 4. La mónada es el universo siempre en una concentración. El centro de la concentración es el respectivo impulso que se determina siempre desde un punto de vista: concentrationes universi (Gerh. II, 278). 5. La mónada es speculum vitale (vid. Principes de la Nature, § 3, Monadología, §§ 63 y 77, y la carta a Rémond, Gerh. III, G23). Espejo, speculum, es un hacer-ver: Miroir actif indivisible (Gerh. IV, 557; Schmal. I, 146), un reflejar impelente, indivisible y simple. Es sólo en el modo del ser monádico como llega a darse este hacer-ver y como se consuma el respectivo desvelamiento del mundo. El reflejar no es un reproducir estático y rígido, sino que a su vez, en cuanto tal, es él mismo un impulsar hacia nuevas POSIBILIDADES de sí mismo que va están prefiguradas. En su posesión anticipada de un universo en un punto de vista, que es el único lugar desde donde es posible divisar lo múltiple, el reflejar es simple. Heideggeriana: CursoMarburgo  

Estas POSIBILIDADES de la conducta que consiste en desistir — fuerzas en las que el Dasein soporta su carácter de arrojado aunque sin dominarlo — no son distintos tipos del mero negar. Pero ello no les impide expresarse en el no y en la negación. Por el contrario, es gracias a ello como por fin se delatan de verdad la vaciedad y la amplitud de la negación. El hecho de que el Dasein esté completamente atravesado por una conducta que consiste en desistir da testimonio del permanente carácter manifiesto, aunque desde luego oscurecido, de la nada, la cual originariamente sólo se desvela en la angustia. Pero esto significa que dicha angustia originaria suele mantenerse reprimida en el Dasein. La angustia está aquí. Sólo está adormecida. Su aliento vibra permanentemente atravesando todo el Dasein: donde menos, en el Dasein “angustiado”, de modo imperceptible en el “sí, sí” y “no, no” del Dasein afanado; donde más, en el Dasein que sabe conducirse; con toda certeza, en el Dasein que en el fondo es temerario. Pero todo esto sólo ocurre en razón de aquello para lo que se prodiga, con el fin de preservar la última grandeza del Dasein. Heideggeriana: QueMetafisica

Si la pregunta por la nada que hemos desarrollado aquí ha sido de veras preguntada incluyéndonos a nosotros mismos en ella, entonces no nos habremos mostrado la metafísica desde fuera. Tampoco nos habremos limitado a “introducirnos” en ella. No podemos introducirnos en ella de ningún modo, porque, en la medida en que existimos, ya estamos siempre en ella. Physei gár, o phíle, énestí tis philosophia   te tou andròs diánoia (Platón  , Fedro 279a). Desde el momento en que existe el hombre, acontece de algún modo el filosofar. La filosofía, esto es, lo que así llamamos, consiste en poner en marcha la metafísica, a cuyo través la filosofía llega hasta sí misma y a sus tareas expresas. La filosofía sólo se pone en marcha por medio de un salto particular de la propia existencia dentro de las POSIBILIDADES fundamentales del Dasein en su totalidad. Para dicho salto lo decisivo es, por un lado, darle espacio a lo ente en su totalidad, y, después, abandonarse a la nada, es decir, librarse de los ídolos que todos tenemos y en los que solemos evadirnos; finalmente, dejar también que sigamos siempre en suspenso a fin de que vuelva a vibrar siempre de nuevo esa pregunta fundamental de la metafísica, que surge obligada por la propia nada: ¿por qué hay ente y no más bien nada? Heideggeriana: QueMetafisica

Puesto que todo comportarse humano de algún modo se mantiene siempre abierto y se acomoda a aquello en relación con lo cual se comporta, la contención y compostura del dejar ser, esto es, la libertad, debe haber traído consigo como dote la interna indicación de adecuar el representar al correspondiente ente. Decir ahora que el hombre ex-siste significa que la historia de las POSIBILIDADES esenciales de una humanidad histórica está preservada para él en el desencubrimiento de lo ente en su totalidad. Es a partir del modo como se presenta la esencia originaria de la verdad de donde surgen las decisiones simples y singulares de la historia. Heideggeriana: EssenciaVerdade  

El último dios no es el final, sino el otro inicio de POSIBILIDADES sin medida de nuestra historia. Por eso no puede terminar la historia anterior, sino que es preciso que sea llevada hasta su final. Debemos llevar a la transición y a la disposición el transfigurarse de sus posiciones esenciales y fundamentales. Heideggeriana: EreignisDeus  

El ser, como lo más singular y menos frecuente, lo opuesto a la nada, habrá de retraerse de la masificación del ente; y toda historia, allí donde ella declina en su propia esencia, sólo estará al servicio de esta retirada del ser en su verdad más plena. Todo lo público, en cambio, se desplegará en sus éxitos y derrotas persiguiéndose vertiginosamente, de acuerdo a su manera peculiar, teniendo una vaga impresión de la nada de todo lo que sucede. Sólo entre esta masa y los auténticamente sacrificados se han de buscar y encontrar los pocos y sus alianzas, para poder vislumbrar que a ellos les sucede algo oculto, aquel paso fugaz, en oposición a todo arrastrar hacia lo veloz a cada “suceder”, para hacerlo al punto completamente manipulable y presto para ser consumido sin dejar resto. La inversión y confusión de las preguntas y de los ámbitos de las preguntas no será ya posible, porque la verdad del ser mismo, en la merma más aguda de su escisión, habrá llevado a la decisión las POSIBILIDADES esenciales. Este instante histórico no es ningún “estado ideal  ”, porque resulta siempre contrario a la esencia de la historia; antes bien, este instante es el acontecer apropiador de aquella vuelta, en la que la verdad del ser llega al ser de la verdad, puesto que el dios precisa del ser, y el hombre, como ser-ahí, debe haber fundado la pertenencia al ser. Entonces el ser es, por este instante, en cuanto el más íntimo intersticio igual a la nada; el dios supera al hombre y el hombre sobrepuja al dios, por así decir, inmediatamente, y por cierto ambos sólo en el acontecimiento-apropiador que es la verdad del ser mismo. Heideggeriana: EreignisDeus

El final está solamente allí donde el ente se ha desprendido de la verdad del ser y ha negado toda dignidad del preguntar, esto quiere decir, toda diferencia, para comportarse de acuerdo a POSIBILIDADES infinitas de lo que ha sido así abandonado en un tiempo infinito. El final es el interminable etcétera, al que lo Último, en tanto lo más inicial, se ha sustraído desde el inicio y ya desde hace largo tiempo. El final no se ve nunca a sí mismo, sino que se tiene por la consumación, y por tanto no está en lo más mínimo listo y preparado ni para esperar ni para experimentar lo Último. Heideggeriana: EreignisDeus

Con esta palabra entenderemos por ahora ese fenómeno que hace que hoy día una ciencia, ya sea del espíritu o de la naturaleza, no sea reconocida como tal ciencia mientras no haya sido capaz de llegar hasta los institutos de investigación. Pero no es que la investigación sea una empresa porque su trabajo se lleve a cabo en institutos, sino que dichos institutos son necesarios porque la ciencia en sí, en tanto que investigación, tiene el carácter de una empresa. El método por el que se conquistan los diferentes sectores de objetos no se limita a acumular resultados. Más bien se ordena a sí mismo en cada caso, con ayuda de sus resultados, para un nuevo proceder anticipador. En la maquinaria necesaria en física para llevar a cabo la desintegración del átomo se encierra toda la física existente en la actualidad. Paralelamente, en la investigación histórica sólo se puede utilizar el corpus   de fuentes necesario para la explicación cuando las propias fuentes han sido convenientemente verificadas por medio de explicaciones históricas. En estos procesos el método de la ciencia se ve rodeado por sus resultados. El método se rige cada vez en relación con las POSIBILIDADES del proceder anticipador abiertas por él mismo. Este tener que regirse por los propios resultados, como camino y medio del método progresivo, es la esencia del carácter de empresa de la investigación. Ahora bien, este carácter es el motivo interno que explica la necesidad de su carácter de institución. Heideggeriana: ImagemMundo

(7) La correspondencia, pensada como rasgo fundamental del ser de lo ente, nos ofrece el esbozo necesario de determinadas POSIBILIDADES y maneras de poner en obra la verdad de dicho ser dentro de lo ente. La obra de arte de la Edad Media y la falta de una imagen del mundo en dicha época son inseparables. Heideggeriana: ImagemMundo

Nietzsche, a diferencia de la biología y la teoría de la vida de su tiempo, determinadas por Darwin, no considera que la esencia de la vida esté en la “autoconservación” (la “lucha por la vida”) sino en el acrecentamiento más allá de sí. El valor, en cuanto condición de la vida, tiene que pensarse por lo tanto como aquello que sustenta, favorece y despierta el acrecentamiento de la vida. Sólo lo que acrecienta la vida, el ente en su totalidad, tiene valor, o con más exactitud: es un valor. La caracterización del valor como “condición” para la vida, en el sentido de acrecentamiento de la vida, es en un primer momento totalmente indeterminada. Aunque lo condicionante (el valor) hace que en cada caso lo condicionado (la vida) dependa de él, por otra parte, a la inversa, la esencia de lo condicionante (del valor) está determinada por la esencia de aquello que tiene que condicionar (la vida). Qué carácter esencial tenga el valor en cuanto condición de la vida depende de la esencia de la “vida”, de lo que caracteriza a esta esencia. Si Nietzsche dice que la esencia de la vida es acrecentamiento de la vida, surge la pregunta acerca de qué forma parte de la esencia de ese acrecentamiento. Un acrecentamiento, y especialmente aquel que se lleva a cabo en lo acrecentado y por su propio intermedio, es un ir más allá de sí. Esto implica que en el acrecentamiento la vida lanza desde sí POSIBILIDADES más altas de sí misma y señala anticipadamente en dirección de algo aún no alcanzado, de algo que aún debe alcanzarse. Heideggeriana: VontadePoder  

Efectivamente, Nietzsche dice: “que el arte tiene más valor que la verdad” (n. 853, IV;1887-1888). Sólo el arte garantiza y asegura perspectivistamente la vida en su vitalidad, es decir en sus POSIBILIDADES de acrecentamiento, y lo hace contra el poder de la verdad. De ahí la afirmación de Nietzsche: “Tenemos el arte para no perecer a causa de la verdad” (n. 882; 1888). El arte es un “valor” más alto, es decir una condición perspectivista de la “vida” más originaria que la verdad. El arte es comprendido aquí metafísicamente como una condición del ente, no sólo de modo estético como placer, no sólo de modo biológico-antropológico como expresión de una vida o de una humanidad determinada, no sólo de modo político como testimonio de una posición de poder. Todas estas interpretaciones del arte que han aparecido en la historia metafísica de occidente son ya sólo consecuencias esenciales de la determinación metafísica que formula Nietzsche y que estaba ya prefigurada desde un comienzo en el pensar metafísico (cfr. la Poética de Aristóteles). El arte se encuentra en oposición metafísica a la verdad, considerada como ilusión. Heideggeriana: VontadePoder

“Caos”, el mundo como caos, significa: el ente en su totalidad proyectado relativamente al cuerpo y a su vivir corporal. En esta fundamentación del proyecto de mundo está incluido todo lo que resulta decisivo, y por lo tanto, para un pensar que, en cuanto transvaloración de todos los valores, aspira a una nueva posición de valores, también está incluida la posición del valor supremo. Si la verdad no puede ser el valor supremo, éste tendrá que estar por encima de ella, es decir, en el sentido del concepto tradicional de verdad: más cerca y más conforme a lo propiamente ente, es decir, a lo que deviene. El valor supremo, a diferencia del conocimiento y la verdad, es el arte. Éste no copia lo que está allí delante ni lo explica desde otra cosa que esté allí delante, sino que transfigura la vida, la eleva a POSIBILIDADES superiores, aún no vividas, que no están suspendidas “por encima” de la vida sino que, por el contrario, la despiertan nuevamente desde ella misma a su estado de vigilia, pues “sólo por el encanto permanece despierta la vida” (Stefan George, Das Neue Reich, pág. 75). Heideggeriana: VontadePoder

Pero qué es el arte? Nietzsche dice que es “un excederse y un derramarse de floreciente corporeidad en el mundo de las imágenes y los deseos” (La voluntad de poder, n. 802; primavera-otoño de 1887). Ahora bien, no debemos comprender este “mundo” de manera objetiva ni psicológica, sino que lo tenemos que pensar metafísicamente. El mundo del arte, el mundo tal como el arte lo descubre al erigirlo y lo construye al abrirlo, es el ámbito de lo que transfigura. Pero lo que transfigura y la transfiguración son aquello que deviene y aquel devenir que, tomando en cada caso algo ente, es decir algo que ha sido fijado, que se ha vuelto fijo, algo solidificado, lo elevan más allá y fuera de sí, hacia nuevas POSIBILIDADES; esas POSIBILIDADES no son simplemente una meta apetecible, distante y secundaria al servicio del goce de la vida y de la “vivencia”, sino un fundamento previo y primordial que templa la vida. Heideggeriana: VontadePoder

El “estado esencial” es el modo en el que el viviente ha proyectado de antemano su perspectiva. De acuerdo con ella se abre el círculo de POSIBILIDADES determinantes y con éste el ámbito de las decisiones por medio de las cuales surge el conocimiento de lo que importa. El conocimiento esencial no es, por lo tanto, un fin que flota por encima de la vida y al cual se puede ocasionalmente echar un vistazo o dejar de hacerlo, sino que es un conocimiento que sustenta ya la vida en el único modo que le es adecuado, la sustenta y la mantiene más allá de sí en una posibilidad asumida, sólo a partir de la cual se regula la correspondiente formación de horizonte y se vuelve ella misma regla y esquema. Heideggeriana: VontadePoder

Desde aquí puede evaluarse el sentido que puede tener una muy difundida interpretación de Nietzsche según la cual éste concebiría al “espíritu como antagonista del alma”, es decir, de la vida, y por lo tanto renegaría de él y negaría el concepto. Si está permitido usar estas fórmulas, más bien habría que decir: el espíritu no es el “antagonista” sino más bien quien marca el paso del alma; pero esto de modo tal que lo fijado y consistente constriñe al ser viviente no a presentir confusamente y a anunciar a medio pensar sus propias POSIBILIDADES abiertas, sino a prefigurarlas desde una suprema meditación y fundamentación. En ese sentido, el espíritu es un antagonista del alma, y un antagonista muy duro, pero no en contra de la vida sino a favor de ella. Ciertamente, también es un antagonista en contra de la vida si se la reivindica como esencia, en cuanto mera ebullición y vacío espumajear de vivencias. Nietzsche no puede ser proclamado adversario de la ciencia, y menos aún enemigo del saber, siempre que se lo piense en sus pensamientos más auténticos y propios. Quien haya pasado por ese saber, manteniéndose en el cual Nietzsche tuvo necesariamente que sucumbir, no podrá sino encontrar carente de pensamiento la caracterización de su pensar como “filosofía de la vida”. Heideggeriana: VontadePoder

4) La conducción al carácter imperativo e inventivo del conocer nos ha permitido ver una necesidad propia que reina en la esencia del conocimiento y que es la única que fundamenta por qué y de qué modo la verdad, en cuanto tener-por-verdadero es un valor necesario. La necesidad — el tener-que del ordenar e inventar — surge de la libertad. De la esencia de la libertad forma parte el ser-cabe-sí-mismo, es decir que un ente de tipo libre pueda darse cuenta de sí mismo, que él mismo pueda admitirse a sí mismo en sus POSIBILIDADES. Un ente de este tipo está fuera de la región que habitualmente llamamos biológica, la vegetal-animal. A la libertad le pertenece aquello que, de acuerdo con una determinada dirección interpretativa del pensamiento moderno, se vuelve visible como “sujeto”. Nietzsche habla incluso (515, párrafo final) de la “constricción subjetiva” de evitar la contradicción; es decir, de aquella que se da en el caso esencial y constante del sujeto hombre, en el caso en el que el sujeto representa objetos, es decir piensa entes. Heideggeriana: VontadePoder

De este modo, de la interpretación que hace Nietzsche de la esencia de la verdad resulta, por cierto, una disminución de su rango, lo que puede evidentemente resultar sorprendente si se mira el anterior predominio metafísico de lo verdadero como lo que es y vale en sí y eternamente. Sin embargo, el proyecto metafísico de Nietzsche está ante nosotros con claridad y de modo no forzado: la verdad, en cuanto volver consistente, forma parte de la vida. La vida misma, integrada en el caos, le pertenece propiamente a éste, en cuanto sobrepujante devenir, en el modo del arte. Aquello de lo que no es capaz la verdad, lo lleva a cabo el arte: la transfiguración de lo viviente hacia POSIBILIDADES más altas y, por su intermedio, la realización y el ejercicio de la vida en medio de lo propiamente real, del caos. Heideggeriana: VontadePoder

Cuando Nietzsche aquí, es decir en el ámbito del pensar metafísico, habla del arte, se refiere no sólo al arte en el sentido de los géneros artísticos conocidos. Arte es el nombre que se aplica a toda forma de transportar la vida, de modo concluyente y transfigurante, hacia POSIBILIDADES más altas; en ese sentido, también la filosofía es “arte”. Si se dice, pues, que para Nietzsche el arte es el valor supremo, este enunciado sólo tiene sentido y es justo si se comprende al arte de modo metafísico, si con él al mismo tiempo queda abierto qué vías de transfiguración obtendrán preeminencia en cada caso. Heideggeriana: VontadePoder

Durante cierto tiempo, Nietzsche tendió a considerar que su posición metafísica fundamental estaba decidida y asegurada con la contraposición jerárquica de verdad y arte. La verdad fija el caos y, gracias a esa fijación de lo que deviene, se mantiene en el mundo aparente; el arte, en cuanto transfiguración, abre POSIBILIDADES, libera lo que deviene en su devenir, y se mueve así en el mundo “verdadero”. De ese modo queda realizada la inversión del platonismo. Bajo el supuesto de la interpretación nietzscheana del platonismo en el sentido de distinción del “mundo verdadero y el mundo aparente”, puede decirse: el mundo verdadero es lo que deviene, el mundo aparente es lo fijo y consistente. El mundo verdadero y el mundo aparente han intercambiado sus lugares, sus rangos y su carácter. La inversión sólo es realizable sobre la base de esta distinción. Heideggeriana: VontadePoder

La verdad que se concibe como error fue determinada como lo que ha sido fijado, como lo consistente. No obstante, el error así entendido piensa necesariamente la verdad en el sentido de una conformidad con lo real, es decir con el caos que deviene. La verdad como error es un no acertar con la verdad. La verdad es no acertar con la verdad. En la inequívoca determinación de la esencia de la verdad como error se piensa necesariamente la verdad dos veces, y en cada caso de modo diferente, es decir se la piensa de manera ambigua: por un lado como fijación de lo consistente y por otro como conformidad con lo real. Sólo sobre la base de esta esencia de la verdad como conformidad puede ser un error la verdad como consistencia. Esta esencia de la verdad que está puesta a la base del concepto de error es lo que en el pensamiento metafísico se determinó desde antiguo como adecuación a y conformidad con lo real, como omoiosis. La conformidad no tiene que interpretarse necesariamente en el sentido de una concordancia que copia y reproduce. Cuando Nietzsche rechaza, y con razón, el concepto de verdad en el sentido de una adecuación reproductiva, no necesita por ello repudiar también la verdad en el sentido de conformidad con lo real. Y efectivamente, no repudia de ningún modo esta determinación tradicional, que pareciera ser la más natural, de la esencia de la verdad. Ésta sigue siendo, por el contrario, el criterio para poner la esencia de la verdad como fijación en oposición al arte que, en cuanto transfiguración, es una conformidad con lo que deviene y sus POSIBILIDADES y precisamente en base a esa conformidad con lo que deviene, constituye un valor superior. Pero Nietzsche, a propósito de lo que el arte forma en sus creaciones, no habla de “verdad” sino de apariencia. Sabe que la obra de arte, en cuanto posee una forma, también tiene que fijar y que de ese modo se convierte asimismo en apariencia, aunque en una “apariencia” en la que aparecen y comparecen, es decir resplandecen, las POSIBILIDADES superiores de la vida. De este modo, también el concepto de apariencia se vuelve ambiguo. Heideggeriana: VontadePoder

Nos encontramos ahora en una doble ambigüedad que se entrecruza: verdad como fijación del ente (la verdad errónea) y verdad como conformidad con lo que deviene. Pero esta conformidad con lo que deviene, alcanzada en el arte, es una apariencia, apariencia en cuanto apariencialidad (la obra que se ha vuelto fija no es lo deviniente mismo) y apariencia en cuanto comparecer de nuevas POSIBILIDADES en aquella apariencia. Así como la verdad como error precisa de la verdad como conformidad, así también la apariencia como comparecer precisa de la apariencia en el sentido de la apariencialidad. Todo esto se presenta muy intrincado, por no decir embrollado, y sin embargo sus relaciones son sencillas, en el supuesto de que realmente pensemos, o sea de que recorramos con nuestra mirada la totalidad de la estructura de la esencia de la verdad y de la apariencia y de sus relaciones recíprocas. Heideggeriana: VontadePoder

La verdad en cuanto tener-por-verdadero es error, aunque un error necesario. La verdad en cuanto conformidad con el devenir, el arte, es apariencia, pero una apariencia transfiguradora. No hay un “mundo verdadero” en el sentido de algo que permanezca igual, de algo eternamente válido. El pensamiento de un mundo verdadero como lo que en primer lugar, respecto de todo y por sí mismo, da la medida es un pensamiento que desemboca en la nada. El pensamiento de un mundo verdadero así pensado tiene que ser abolido; entonces sólo queda como resto el mundo aparente, el mundo como una apariencia en parte necesaria y en parte transfiguradora: verdad y arte como formas fundamentales en las que hace aparición el aparecer del mundo aparente. ¿Qué sucede con este mundo de la apariencialídad? ¿Después de que ha tenido que abolirse el mundo verdadero, puede decirse aún que nos queda como resto el mundo aparente? ¿Cómo puede quedar un resto si fuera de él no hay otra cosa? ¿El llamado resto no es entonces todo, la totalidad? ¿No es entonces el mundo aparente por sí solo el único mundo? ¿A qué debemos atenernos respecto de él, y cómo debemos mantenernos en él? Nuestra pregunta es: ¿Qué sucede con el “mundo aparente” que aún queda después de la abolición del “mundo verdadero”? ¿Qué quiere decir aquí “apariencialidad”? La elucidación de la esencia de la vida desde el aseguramiento de la existencia consistente que le es propio condujo a señalar el carácter perspectivista fundamental de la vida. Lo viviente está y se sostiene en cada caso en la trayectoria de una mirada dirigida a un círculo de POSIBILIDADES que están fijadas de uno u otro modo, ya sea como algo verdadero del conocimiento, ya sea como “obra” del arte. En cada caso, esa delimitación, el trazado de un horizonte, es: la instauración de una apariencia. Lo conformado tiene el aspecto de lo real, pero en cuanto conformado y fijo precisamente ya no es más caos sino un embate que ha sido fijado. La apariencia se erige en el espacio de la perspectiva del caso, en la cual impera un determinado punto de vista respecto del cual el horizonte es “relativo”. De acuerdo con ello, dice Nietzsche en el n. 567 (1888): “¡Lo perspectivo es, por lo tanto, lo que da el carácter de “apariencia”! ¡Como si quedara aún un mundo una vez que se quita lo perspectivo! Con ello se habría quitado la relatividad!” Heideggeriana: VontadePoder

En efecto, el conocimiento, en cuanto aseguramiento de la existencia consistente, es necesario, pero el arte, en cuanto valor superior, es aún más necesario. La transfiguración crea las POSIBILIDADES para que la vida se supere y supere sus limitaciones respectivas. El conocimiento pone en cada caso los límites para que haya siempre algo que superar y el arte conserve su necesidad superior. El arte y el conocimiento se necesitan recíprocamente en su esencia. Sólo en su relación recíproca, el arte y el conocimiento proporcionan el total aseguramiento de lo viviente como tal. Heideggeriana: VontadePoder

Qué significa acabamiento, respecto de qué no se lo debe evaluar, en qué medida puede constatarse en él una “doctrina”, de qué modo se mantiene dentro del proyecto conductor (el ente despejado en el ser) que fundamenta y estructura la metafísica como tal, si el acabamiento cumple las POSIBILIDADES últimas del proyecto conductor y de esta manera lo deja en el campo de lo incuestionado, todo esto no puede ser tratado aquí. Heideggeriana: EternoRetorno  

En razón de esta unión del que-es con el qué-es (que ahora está dirigida en sentido contrario a la inclusión inicial del estin en el einai   del ontos on como idea, la voluntad de poder y el eterno retorno de lo mismo, en cuanto determinaciones de ser, no sólo tienen que copertenecerse sino que tienen que decir lo mismo. El pensamiento del eterno retorno de lo mismo dice, en términos de la historia final de la metafísica, lo mismo que dice, llevando a su acabamiento la época moderna, la voluntad de poder en cuanto carácter fundamental de la entidad del ente. La voluntad de poder es el sobreelevarse a las POSIBILIDADES de devenir de un ordenar que se instaura a sí, sobreelevarse que en su núcleo más interno sigue siendo un volver consistente el devenir en cuanto tal y que, puesto que todo mero proseguir sin fin le resulta extraño y hostil, se contrapone a él. Heideggeriana: EternoRetorno

El ente es dejado en libertad en sus POSIBILIDADES de devenir, es vuelto consistente en ellas en cuanto pertenecen a la maquinación. La verdad como concordancia asegurante le da a la maquinación la preeminencia exclusiva. Allí donde la certeza se convierte en lo único, sólo queda como esencial el ente, y ya nunca la entidad misma, por no hablar de su despejamiento. La carencia de despejamiento del ser es la carencia de sentido del ente en su totalidad. Heideggeriana: EternoRetorno

La lucha por el dominio de la tierra y el completo despliegue de la metafísica que lo sustenta llevan a su acabamiento una era de la tierra y de la humanidad histórica; aquí se realizan, en efecto, POSIBILIDADES extremas de la dominación del mundo y del intento que emprende el hombre por decidir sobre su esencia puramente desde sí. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche  

Pero ¿dónde radica la esencia del ordenar? Ordenar es ser señor de disponer sobre POSIBILIDADES, vías, modos y medios de producir efectos por medio de la acción. Lo que se ordena en la orden es el ejercicio de este disponer. En la orden, el que ordena obedece a este disponer y de ese modo se obedece a sí mismo. De esta forma, el que ordena es superior a sí mismo, en la medida en que se arriesga incluso, a sí mismo. Ordenar es auto-superación y, en ocasiones, más difícil que obedecer. Sólo a aquel que no puede obedecerse a sí mismo es necesario ordenarle. Desde el carácter de orden de la voluntad se proyecta una primera luz sobre la esencia de la voluntad de poder. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Nietzsche habla de las condiciones de la voluntad de poder denominándolas “condiciones de conservación, de acrecentamiento”. No dice, deliberadamente, condiciones de conservación y de acrecentamiento, como si sólo se juntara algo diferente, cuando en realidad sólo hay una cosa. Esta esencia unitaria de la voluntad de poder regula el entrelazamiento que le es propio. De la sobrepotenciación forma parte aquello que se supera, en cuanto respectivo nivel de poder, y aquello que supera. Lo que hay que superar tiene que ofrecer resistencia y, para ello, tiene que ser, él mismo algo constante, que se sostiene y conserva. Pero también lo que supera tiene que tener constancia y ser estable, de lo contrario no podría ni ir más allá de sí ni mantenerse en el acrecentamiento sin vacilaciones y seguro de sus POSIBILIDADES de hacerlo. A la inversa, todo poner la mira en la conservación se hace a causa del acrecentamiento. Puesto que el ser del ente como voluntad de poder es en sí mismo este entrelazamiento, las condiciones de la voluntad de poder, es decir los valores, quedan referidos “a configuraciones complejas”. A estas figuras de la voluntad de poder, por ejemplo la ciencia (el conocimiento), el arte, la política, la religión, Nietzsche las llama también “formaciones de dominio”. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

El pesimismo niega el mundo existente. Pero su negación es ambigua. Puede querer simplemente la declinación y la nada. Pero también puede rechazar lo existente y abrir así una vía para una nueva configuración del mundo. De este modo se despliega el pesimismo “como fuerza”. Éste tiene ojos para ver lo que es. Ve lo peligroso y lo inseguro y busca las condiciones que prometen hacerse dueño de la situación histórica. El pesimismo proveniente de la fuerza está caracterizado por la capacidad “analítica”, con lo cual Nietzsche no entiende el agitado deshilachar y disolver la “situación historiográfica”, sino el separar y mostrar con frialdad, por el hecho de ya saber, los fundamentos por los que el ente es tal como es. El pesimismo que sólo ve la declinación proviene, en cambio, de la “debilidad”, busca en todas partes lo aciago, está al acecho de las POSIBILIDADES de fracaso y cree ver así el modo en que sucederá todo. Lo comprende todo y para cada situación es capaz de aportar una analogía del pasado. Su característica es, a diferencia de la “analítica”, el “historicismo” (La voluntad de poder, n. 10). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

El nihilismo extremo pero activo desaloja los valores válidos hasta el momento junto con su “espacio” (lo suprasensible) y da espacio por vez primera a las POSIBILIDADES de una nueva posición de valores. En referencia a este carácter del nihilismo extremo de crear espacios y salir a campo abierto, Nietzsche habla también de “nihilismo extático” (La voluntad de poder, n. 1055). Dando el aspecto de quedarse en la simple negación, éste no afirma ni algo que esté allí delante ni un ideal, pero sí el “principio de la estimación de valores”: la voluntad de poder. Apenas a ésta se la comprende y asume expresamente como fundamento y medida de toda posición de valores, el nihilismo ya ha encontrado su esencia afirmativa, ha superado y englobado su incompletitud y se ha vuelto así completo. El nihilismo extático se convierte en “nihilismo clásico”. Como tal comprende Nietzsche su propia metafísica. Allí donde la voluntad de poder es el principio que se ha adoptado para la posición de valores, el nihilismo se convierte en el “ideal del supremo poderío del espíritu” (La voluntad de poder, n. 14). En la medida en que se niega todo ente existente en sí y se afirma la voluntad de poder como origen y medida del crear, “el nihilismo podría ser un modo divino de pensar” (La voluntad de poder, n. 15). Se está pensando en la divinidad del dios Dionisos. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

La esencia metafísica, correspondiente a la voluntad de poder, de toda institución maquinal de las cosas y de todo adiestramiento racial del hombre radica, por lo tanto, en la simplificación de todo ente que parte de la simplicidad originaria de la esencia del poder. La voluntad de poder se quiere sólo a sí misma desde la altura única de esa voluntad una. No se pierde en la multiplicidad de lo inabarcable. Sólo conoce lo poco que está en relación con las condiciones decisivas de su acrecentamiento y su aseguramiento. Lo poco no es aquí lo mínimo y lo carente sino la riqueza de la suprema posibilidad de ordenar que, desde sus decisiones más simples, está más ampliamente abierta a las POSIBILIDADES del todo. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

La verdad es la condición de la conservación de la voluntad de poder. La conservación es un modo necesario pero nunca suficiente — es decir, que nunca sustenta propiamente su esencia — del ejercicio de poder de la voluntad de poder. La conservación queda esencialmente al servicio del acrecentamiento. El acrecentamiento va en cada caso más allá de lo conservado y del correspondiente conservar; y esto no mediante el mero agregado de más poder. El “más” de poder consiste en que el acrecentamiento abre nuevas POSIBILIDADES del poder más allá de aquél, transfigura a la voluntad de poder en dirección de esas POSIBILIDADES superiores y desde allí la incita al mismo tiempo a que penetre en su esencia propia, es decir, a que sea una sobrepotenciación de sí misma. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

En cuanto valor necesario, la verdad tiene, sin embargo, dentro de la esencia unitaria de la voluntad de poder, una referencia esencial al arte, del mismo modo que la conservación la tiene respecto del acrecentamiento. La esencia plena de la verdad sólo puede aprehenderse, por lo tanto, si en ella son también pensados su referencia al arte y el arte mismo. A la inversa, la esencia del arte remite a la esencia de la verdad antes determinada. El arte abre, transfigurando, POSIBILIDADES superiores de sobreacrecentar la respectiva voluntad de poder. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Esta posibilidad no es ni la no contradicción de la lógica ni lo realizable de la praxis  , sino el centellear de lo que aún no ha sido osado y que por lo tanto no está aún allí delante. Lo puesto en la apertura que transfigura tiene el carácter de apariencia [Schein  ]. A esta palabra se le debe mantener su esencial ambigüedad: apariencia en el sentido de lucir y brillar (el sol brilla) y apariencia en el modo del mero parecer así (el arbusto que en el camino nocturno parece ser un hombre pero es sólo un arbusto). Aquélla es la apariencia como comparecer [Aufschein], ésta la apariencia como parecer [Anschein] — Pero puesto que incluso la apariencia en el sentido de comparecer hace que la totalidad del ente en su devenir se fije y vuelva consistente en determinadas POSIBILIDADES, resulta al mismo tiempo una apariencia que no es adecuada a lo que deviene. Así, la esencia del arte, en cuanto voluntad de apariencia como comparecer, muestra también su conexión con la esencia de la verdad, en la medida en que ésta es comprendida como el error necesario para asegurar la existencia consistente, es decir como mera apariencia. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Ser. En la “realidad efectiva”, que se vuelve el rasgo fundamental dominante de la entidad del ente, se halla el efectuar y por lo tanto la causalitas (agathon   como lo posibilitante). En la “realidad efectiva” se halla el llevar a efecto, y éste esconde en sí el re-presentar y el apetecer, que esencian desde una unidad propia. El llevar a efecto así determinado es un llevar-se a efecto, en él se halla la posible pretensión de asegurar-se, la certeza como autocerteza. Donde hay realidad efectiva, allí hay voluntad; donde hay “voluntad”, allí hay un quererse; donde hay un quererse, allí existen POSIBILIDADES de desarrollo esencial de la voluntad como razón, amor, poder. ¿Cuándo y cómo la esencia de voluntad se vuelve esencial para la realidad efectiva? El hecho de que, en el acabamiento de la metafisica, la realidad efectiva entre por último en la esencia de la voluntad, donde “voluntad” no debe pensarse de modo “psicológico” sino que, al contrario, la psicología debe determinarse desde la esencia del llevarse a efecto, manifiesta la decisión con que se lleva a cabo el despliegue de la entidad desde el pro-ceso que sale [Fort-gang] del ser en dirección de ella. El proceso inicial, sin embargo, deja atrás el inicio como algo infundado y por eso puede poner todo el peso en instaurarse como pro-greso [Fort-schritt  ] y superación. Heideggeriana: HistoriaSer  

“Represéntate ahora lo siguiente: Unos hombres se encuentran bajo tierra en un recinto cavernario. A lo largo de éste, y hacia la luz diurna, se extiende el acceso, al que confluye toda la caverna. En esta morada, atados por las muslos y la nuca, desde la infancia tienen los hombres su residencia. También permanecen por ello en el mismo sitio, pudiendo sólo mirar a lo que tienen enfrente de ellos. Mover la cabeza en torno no les es posible, puesto que están encadenados. Sin embargo, les ha sido otorgado un resplandor de luz, de un fuego que arde a sus espaldas, en la parte superior y a la distancia. Entre el fuego y los prisioneros (por lo tanto, a sus espaldas) discurre un camino, a lo largo del cual — imagínatelo así — hay un muro más bajo, construido al modo de esas vallas que los volatineros levantan frente al público, para mostrar por encima de ellos los prodigios. “Lo imagino, dijo Glaucón. “Según eso, figúrate ahora hombres que transportan toda clase de objetos a lo largo de ese pequeño muro, los que sobresalen un poco sobre éste; estatuas. imágenes de piedra y de madera, como también variedad de cosas hechas por el hombre. Como es de esperarse, de entre los cargadores que pasan unos van entretenidos entre sí, otros en silencio. “Insólita imagen propones, dijo, e insólitos prisioneros. Sin embargo son en todo iguales a nosotros los hombres, contesté yo. Pues, ¿qué crees tú? Tal especie de hombres, desde un principio, jamás han obtenido otra visión, sea de sí mismos, sea de los demás, que las sombras que sobre el muro de la caverna que tienen en frente arroja (constantemente) el resplandor del fuego. “Cómo puede ser de otro modo, dijo, si están compelidos a mantener inmóvil la cabeza todo el curso de sus vidas? “¿Qué ven, pues, ellos de las cosas que (a sus espaldas) son transportadas? ¿No es eso precisamente lo que ellos ven (es decir, las sombras)? “En efecto. “Ahora, si estuviesen en condiciones de comunicar y discutir detalladamente entre sí lo visto, ¿no crees que a lo que ellos ven allí tomarían por el ente? “Se verían obligados a ello. “¿Pero qué pasaría si esta prisión también tuviese un eco venido del muro que ellos tienen frontero (hacia el que miran exclusiva y constantemente) ? Tan pronto como uno de los que transitan a espaldas de los prisioneros (transportando cosas) se hiciese oír, ¿crees tú por cierto que ellos tomarían a lo que habla por algo distinto de esas sombras que pasan ante ellos? “Por nada distinto, ¡por Zeus!, dijo. “Absolutamente, contesté yo, los prisioneros tomarían entonces por lo desoculto no otra cosa que las sombras de los objetos. “Seria completamente necesario dijo. “Según eso, contesté yo, sigue ahora con tu mirada el proceso de cómo los cautivos llegan a ser liberados de las ligaduras y, en consecuencia, curados de la falta de discernimiento; y considera, además. de qué especie tendría que ser esta falta de discernimiento, si a los prisioneros les sucediese lo siguiente: tan pronto se desligase a uno y se le forzase, de súbito, a pararse, a volver la cabeza, a caminar y a mirar hacia la luz, (entonces) él haría (siempre) todo esto entre sufrimientos. y tampoco estaría en condiciones de mirar, a través de la constante reverberación, hacia aquellas cosas cuyas sombras anteriormente vio. (Si todo esto sucede con él), qué crees tú que diría él al que le revelase que (sólo) futilidades había visto antes, pero que ahora estaba un poco más cerca del ente y, en consecuencia, vuelto hacia el mayor ente, al que por lo tanto, miraba más rectamente? Y si (entonces) alguien todavía le mostrase cada una de las cosas que van pasando y le forzase, sobre demanda, a contestar qué cosa sea ello, ¿no crees tú que se hallaría sin saber absolutamente nada y, por añadidura, reputaría lo visto anteriormente (con sus propios ojos) por más desoculto que lo que ahora (por intermedio de otro) le es mostrado? “Indudablemente, dijo. “Y si alguien todavía le precisase a mirar hacia el resplandor del fuego, ¿no le dolerían los ojos, y no querría apartarse de allí y huir (de vuelta) hacia lo que está en sus POSIBILIDADES ver, decidiendo, por lo tanto, que esto (que sin más es visible para él) es, en efecto, más claro que lo que ahora le es mostrado? “Así es, dijo. “Pero si ahora, contesté yo, alguien (a este libre de ligaduras) con violencia lo arrancase de allí arrastrándolo por la escarpada y difícil abertura de la caverna y no le soltase hasta no haberlo traído a la luz del sol, ¿sentiría quien así es arrastrado dolor e indignación? ¿No sentiría los ojos, llegado a la luz solar, llenos de resplandor, y no sería incapaz de ver siquiera algo de lo que ahora le es revelado como lo desoculto? “En modo alguno estaría en condiciones para ello, dijo; por lo menos no de pronto. “Evidentemente fuera menester, creo yo, un acostumbramiento, caso de que se tratase de aprehender en el ojo lo que está allí en lo alto (fuera de la caverna en la luz del sol). Y (en tal habituarse) podría, ante todo, muy fácilmente mirar hacia las sombras y después hacia la imagen de los hombres y de las demás cosas reflejadas en el agua, y luego captaría por la visión a éstas mismas (o sea, el ente en lugar de los evanescentes reflejos). Desde el ámbito de estas cosas podría contemplar lo que hay en la bóveda del cielo, y a éste mismo, y desde luego más fácilmente durante la noche, mientras mira hacia la luz de las estrellas y de la luna, (más fácilmente, claro está) que durante el día al sol y su brillo. “Sin duda alguna. “Pero al fin, creo yo, llegaría a estar en condiciones de mirar al sol mismo, no ya sólo a su reflejo en el agua o en donde surgiere, sino al sol mismo, tal cual él es por sí mismo en su propio lugar, y observarlo en su naturaleza. “Necesariamente así sucedería, dijo. “Y una vez que ha dejado detrás de sí todo esto, ya puede acerca de aquél (el sol) concluir que es él, precisamente el que produce tanto las estaciones del año como los años y el que dispone todo lo que hay en el circuito (ahora) contemplado (de la luz solar); sí que también él (el sol) es hasta la causa de aquel todo que ellos (los que permanecen allí abajo en la caverna) tienen, en cierta manera, ante sí. “Evidentemente, dijo, llegaría a eso (o sea al sol y a lo que está en su luz), una vez que hubiera salido de aquello (que sólo es reflejo y sombra). “¿Y qué, pues, pasa ahora? Si se acordase nuevamente de la primera morada y del “saber” que allí es regla y de los entonces encadenados con él, ¿no crees que a sí mismo se tendría por dichoso por el cambio (acontecido), compadeciendo a aquellos, por el contrario? “¡Sí, por cierto! “Pero si ahora (entre los hombres) del anterior lugar de residencia (esto es, en la caverna) se instituyen ciertos honores y premios para quien aprehendiese más nítidamente con la mirada lo transitorio (lo que sucede todos los días) y, además, conservase en la memoria, lo más de lo que habitualmente es transportado primero, luego después y, por último al mismo tiempo, y que (entonces) pudiese decir de antemano lo que fuese a ocurrir en el inmediato futuro, crees que el (salido de la caverna) desearía (todavía) estar entre aquellos (que están en la caverna) para (allí) rivalizar con quienes gozan de poder y consideración, o acaso no querrá adoptar para sí aquello que dice Homero  : “servir, asalariado, a un extranjero labrador sin dote”, y no querrá, en general, soportarlo todo, antes que circunvagar entre aquellas opiniones (válidas para la caverna) y ser un hombre según aquella manera? “Yo creo, dijo, que dejaría le sobreviniese todo, antes que ser un hombre según aquella manera (propia de la caverna). “Y ahora, por consiguiente, considera esto, contesté yo: Si el que por tal modo a salido de la caverna, descendiese nuevamente a ella y se sentase en el mismo sitio, no se le llenarían los ojos de tinieblas. en el lugar mismo donde él se sustrajese repentinamente al sol? “Sí, absolutamente, dijo. “Si de nuevo, entonces, se entregase, con los allí constantemente encadenados. a proponer y afirmar opiniones sobre las sombra. con los ojos todavía debilitados, y antes de haberlos aclimatado de nuevo, la cual habituación no demandaría poco tiempo, ¿no sería al punto entregado al ridículo allí abajo, y no se le daría a entender que había ido allá arriba sólo para volver (a la caverna) con los ojos estragados, de modo que no era de utilidad alguna emprender el camino ascendente? Y a quien pusiese manos a libralos de las ligaduras y conducirlos allá arriba, si ellos pudiesen disponer de él y matarlo, ¿no lo matarían realmente? “Seguramente que sí, dijo.” Heideggeriana: PlatoVerdade

El comienzo de la metafísica en el pensar de Platón es al mismo tiempo el comienzo del “humanismo”, palabra que aquí es pensada en su significado esencial y, por consiguiente, más amplio. Además “humanismo” mienta el proceso ensamblado con el comienzo, el desenvolvimiento y el fin de la metafísica, por el cual el hombre. siempre según perspectivas diferentes, pero a sabiendas, se desplaza hacia un término medio del ente, sin ser, por ello, él mismo el ente supremo. “El hombre” significa aquí. ora una humanidad o la naturaleza humana, ora el individuo o una comunidad, ora el pueblo o un grupo de pueblos. De modo que, en el dominio de una conexión metafísica fundamental del ente, siempre se trata de llevar al “hombre” que desde aquí se ha determinado, al animal rationale  , a la liberación de sus POSIBILIDADES, a la certidumbre acerca de su destino y a la preservación de su “vida”. Esto acontece como acuñación de la actitud “moral”, como redención del alma inmortal, como despliegue de las fuerzas creadoras, como perfeccionamiento de la razón, como cuidado de la personalidad, como estímulo del civismo, como adiestramiento del cuerpo o como unión apropiada de algunos o de todos estos “humanismo?. En órbitas amplias o reducidas, siempre se consuma un girar metafísicamente definido en torno al hombre. Con la culminación de la metafísica también el “humanismo” (o dicho en “griego”: la antropología) irrumpe en las más extremas y, al mismo tiempo, incondicionadas “posiciones”. Heideggeriana: PlatoVerdade

La siguiente explicación intenta orientar hacia ese lugar desde el que, tal vez, podrá plantearse un día la pregunta por la esencia del nihilismo. La explicación tiene su raíz en un pensamiento que comienza a ganar claridad por primera vez en lo tocante a la posición fundamental de Nietzsche dentro de la historia de la metafísica occidental. La indicación ilumina un estadio de la metafísica occidental que, presumiblemente, es su estadio final, porque en la medida en que con Nietzsche la metafísica se ha privado hasta cierto punto a sí misma de su propia posición esencial, ya no se divisan otras POSIBILIDADES para ella. Tras la inversión efectuada por Nietzsche, a la metafísica solo le queda pervertirse y desnaturalizarse. Lo suprasensible se convierte en un producto de lo sensible carente de toda consistencia. Pero, al rebajar de este modo a su opuesto, lo sensible niega su propia esencial la destitución de lo suprasensible también elimina a lo meramente sensible y, con ello, a la diferencia entre ambos. La destitución de los suprasensible termina en un “ni esto… ni aquello” en relación con la distinción entre lo sensible (aistheton  ) y lo no-sensible (noeton  ). La destitución aboca en lo sin-sentido. Pero aún así, sigue siendo el presupuesto impensado e inevitable de los ciegos intentos por escapar a lo carente de sentido por medio de una mera aportación de sentido. Heideggeriana: NietzscheDeus  

No sabemos qué POSIBILIDADES le reserva el destino de la historia occidental a nuestro pueblo y a Occidente. La configuración y disposición externas de estas POSIBILIDADES no son tampoco lo más necesario en un primer momento. Lo importante es sólo que aprendan a pensar juntos los que quieren aprender y, al mismo tiempo, que enseñando juntos a su manera, permanezcan en el camino y estén allí en el momento adecuado. Heideggeriana: NietzscheDeus

La voluntad no es un mero desear o un aspirar a algo, sino que querer es, en sí, dar órdenes, ordenar (vid. “Así habló Zarathustra”, I y II; “Voluntad de Poder”, afor. 668 del año 1888). Este ordenar tiene su esencia en el hecho de que aquel que ordena es señor con conocimiento de su disponibilidad sobre las POSIBILIDADES de la actuación efectiva. Lo que se ordena en la orden es el cumplimiento de esa disponibilidad. En la orden el que ordena obedece (y no precisamente después del que ejecuta la orden) a esa disponibilidad y a ese poder disponer y, de este modo, se obedece a sí mismo. Así pues, el que ordena está por encima de sí mismo en el sentido de que se arriesga a sí mismo. Ordenar, que es algo muy distinto que un mero mandar algo a los demás, es una autosuperación y más difícil que obedecer. La voluntad es el autorrecogimiento en lo ordenado. Sólo hay que seguir dando órdenes al que no sabe obedecerse a sí mismo. La voluntad no aspira en primer lugar a lo que quiere como a algo que no tenga todavía. Lo que quiere la voluntad, ya lo tiene. Porque la voluntad quiere su querer. Su voluntad es eso querido por ella. La voluntad se quiere a sí misma. Se supera a sí misma. Así pues, en cuanto querer, la voluntad quiere ir más allá de sí misma y, por lo tanto, tiene que llevarse detrás y debajo de sí misma. Es por eso por lo que Nietzsche puede decir (Voluntad de Poder, afor. 675 del año 1887-88): “Querer, en general, es tanto como querer ser más fuerte, querer crecer… Ser más fuerte quiere decir aquí “tener más poder”, esto es, tener sólo poder. Efectivamente, la esencia del poder reside en ser señor sobre el grado de poder alcanzado en cada caso. El poder sólo es tal poder mientras siga siendo aumento de poder y se siga ordenando “más poder”. Un simple detenerse en el aumento de poder, el mero hecho de quedarse parado en un grado determinado de poder es ya el comienzo de la disminución y decadencia del poder. La superación de sí mismo en el poder forma parte de la esencia del poder. Esta superación del poder forma parte y surge del propio poder, en la medida en que es una orden y como orden se otorga el poder de superarse a sí misma en cada nivel de poder alcanzado. Es verdad que de esta manera el poder está siempre en camino hacia sí mismo, pero no como una voluntad que se encuentra disponible para sí misma en algún lugar y que intenta alcanzar el poder en el sentido de una aspiración. El poder tampoco se otorga poder sólo para superarse a sí mismo en cada grado de poder alcanzado, sino únicamente con la intención de apoderarse de sí mismo en lo incondicionado de su esencia. Según esta determinación esencial, querer es en tan escasa medida una aspiración, que más bien se puede decir que toda aspiración es y permanece una forma posterior o previa del querer. Heideggeriana: NietzscheDeus

Como esencia de la voluntad, la esencia de la voluntad de poder es el rasgo fundamental de todo lo efectivamente real. Nietzsche dice (Volunta de Poder, afor. 693 del año 1888) que la voluntad de poder es “la esencia más íntima del ser”. “ El ser” significa en este caso, según el lenguaje de la metafísica, lo ente en su totalidad. La esencia de la voluntad de poder y la propia voluntad de poder en tanto que carácter fundamental de lo ente, no se dejan por ello constatar por medio de la observación psicológica, sino que, por el contrario, es la propia psicología la que recibe su esencia, esto es, la posibilidad de disponer y conocer su objeto, de manos de la voluntad de poder. Por lo tanto, Nietzsche no concibe la voluntad de poder psicológicamente, sino que, por el contrario determina nuevamente la psicología como “morfología y teoría del desarrollo de la voluntad de poder” (Más allá del bien y del mal, afor. 23). La morfología es la ontología del on, cuya morphe   transformada en perceptio debido al cambio del eidos  , se manifiesta en el appetitus de la perceptio como voluntad de poder. El hecho de que la metafísica — que piensa desde siempre lo ente como hypokeimenon   sub-jectum, en relación con su ser —, se convierta en esta psicología así determinada, demuestra, aunque sólo como manifestación colateral, la existencia de este acontecimiento esencial que consiste en la transformación de la entidad de lo ente La ousia   (entidad) del subjectum se convierte en subjetidad de la autoconciencia, la cual hace aparecer a su esencia como voluntad de voluntad. La voluntad, en cuanto voluntad de poder, es la orden para adquirir más poder. A fin de que, en la superación de su propio poder, la voluntad pueda superar el grado alcanzado en cada caso, hay que alcanzar previamente ese grado, asegurarlo y conservarlo. El aseguramiento de cada grado de poder correspondiente es la condición necesaria para la superación del poder. Pero esta condición necesaria no es suficiente para que la voluntad pueda quererse a sí misma, esto es, para que ese querer ser más fuerte, para que ese aumento de poder, sea. La voluntad tiene que dirigir su mirada a un campo de visión y empezar por abrirlo para que de allí empiecen a mostrarse POSIBILIDADES que le indiquen el camino a un aumento de poder. La voluntad debe por tanto disponer una condición de ese querer ir más allá de sí misma. La voluntad de poder debe disponer a la vez las condiciones de conservación de poder y las de aumento de poder. Forma parte de la voluntad la disposición de esas condiciones que se pertenecen mutuamente. Heideggeriana: NietzscheDeus

En relación con el aseguramiento de cada grado de poder alcanzado, la verdad es el valor necesario. Pero no basta para alcanzar un grado de poder, porque lo permanente, tomado en sí mismo, no es nunca capaz de dar aquello que sin embargo es lo primordial para la voluntad si quiere ir más allá de sí misma como voluntad, esto es, si quiere entrar por lo menos en las POSIBILIDADES del ordenar. Éstas sólo se dan a través de una mirada previa y escudriñadora que forma parte de la esencia de la voluntad de poder; en efecto, en su calidad de voluntad de más poder, ésta es, en sí misma, perspectivista en cuanto a las POSIBILIDADES. Abrir tales POSIBILIDADES y proveer con ellas es esa condición de la esencia de la voluntad de poder que, siendo precedente en sentido literal, supera a la primera citada. Por eso dice Nietzsche (Voluntad de Poder afor. 853 del año 1887-88): “Pero la verdad no vale como medida suprema del valor, ni mucho menos como poder supremo”. Heideggeriana: NietzscheDeus

Para Nietzsche, la creación de POSIBILIDADES de la voluntad, las únicas a partir de las cuales la voluntad de poder se libera hacia sí misma, es la esencia del arte. De acuerdo con este concepto metafísico, bajo el término arte, Nietzsche no piensa sólo ni en primer lugar el ámbito estético de los artistas. El arte es la esencia de todo querer que abre perspectivas y las ocupa: “La obra de arte, cuando aparece sin artista, por ejemplo, como cuerpo, como organización (el cuerpo de oficiales prusianos, la orden de los jesuitas). En qué medida el artista sólo es un grado previo. El mundo como obra de arte que se procrea a sí misma” Voluntad de Poder, afor. 796 del año 1885-86). Heideggeriana: NietzscheDeus

La pregunta ¿Qué es metafísica? sigue siendo pregunta. Para el que persevera tenazmente en esta pregunta, el siguiente epílogo es más bien un prólogo más inicial. La pregunta Qué es metafísica pregunta más allá de la metafísica. Nace de un pensamiento que ya se ha introducido en la superación de la metafísica. Es parte de la esencia de estos tránsitos el que tengan que hablar todavía, dentro de ciertos límites, en la lengua de eso mismo que contribuyen a superar. La circunstancia particular en la que se ha planteado la pregunta por la esencia de la metafísica no debe hacernos creer que este preguntar está obligado a partir de las ciencias. La investigación moderna, con otros modos de representar y producir ente, se encuentra involucrada en el rasgo fundamental de esa verdad según la cual todo ente se define por medio de la voluntad de voluntad, cuya primera aparición tuvo lugar bajo la forma preliminar de la “voluntad de poder”. “Voluntad” entendida como rasgo fundamental de la entidad de lo ente es la equiparación de lo ente con lo real, de tal modo que la realidad de lo real obtiene el poder para llevar a cabo la factibilidad sin condiciones de la objetivación total. La ciencia moderna no sirve a una meta que le haya sido antepuesta ni tampoco busca una “verdad en sí”. Como modo de la objetivación calculante de lo ente, es una condición planteada por la propia voluntad de voluntad y mediante la cual ésta se asegura el dominio de su esencia. Pero como, no obstante, toda objetivación de lo ente se sume en la procura y aseguramiento de lo ente y a partir de ahí se hace con las POSIBILIDADES para su desarrollo, la objetivación se queda detenida en lo ente y lo toma por el ser. Así, toda conducta en relación con lo ente denota un saber del ser, a la vez que la incapacidad para mantenerse por sí mismo dentro de los límites de la ley de la verdad de este saber. Esta verdad es la verdad sobre lo ente. La metafísica es la historia de esta verdad. Ella dice qué es lo ente desde el momento en que lleva al concepto la entidad de lo ente. La metafísica piensa el ser en la entidad de lo ente aunque sin poder pensar la verdad del ser en el modo de su pensar. La metafísica se mueve siempre en el ámbito de la verdad del ser, que, desde un punto de vista metafísico, sigue siendo para ella el fundamento desconocido e infundamentado. Pero suponiendo que no sólo el ente nace del ser, sino que también y de modo aún más inicial el propio ser reposa en su verdad y la verdad del ser se presenta como el ser de la verdad, entonces es necesaria la pregunta acerca de qué es la metafísica en su fundamento. Este preguntar debe pensar metafísicamente y al mismo tiempo desde el fundamento de la metafísica, o, lo que es lo mismo, ya no metafísicamente. Semejante preguntar sigue siendo ambiguo en un sentido esencial. Heideggeriana: MetafisicaEpilogo  

Pero también estaba para mí muy claro que, ante todo, habían de acentuarse y afirmarse las POSIBILIDADES positivas que yo veía entonces en el movimiento, con el fin de preparar una unión de todas las fuerzas más capaces que estuviera fundada objetivamente y no de forma puramente fáctica. La simple e inmediata oposición no habría estado de acuerdo con mi convicción de entonces — que nunca fue la de un creyente en el partido — ni habría sido prudente. Heideggeriana: RepensandoReitorado  

El caso, en sí mismo insignificante, del rectorado de 1933-1934 es un signo del estado metafísico esencial en que se encuentra la ciencia, que ya no puede ser dominada por intentos de renovación y que no puede ser detenida en su transformación esencial en pura técnica. No llegué a comprender esto hasta los años siguientes (cfr. “La fundación de la imagen moderna del mundo por la metafísica”). El rectorado fue un intento de ver en el “movimiento” llegado al poder, por encima de sus insuficiencias y tosquedades, lo que apuntaba más allá y que podía quizá llevar un día a una concentración en torno a la esencia histórica occidental de lo alemán. En manera alguna debe negarse que yo creía entonces en tales POSIBILIDADES y que para ello renuncié, en pos de una acción administrativa, a lo más propio del oficio del pensamiento. En manera alguna se debe quitar importancia a lo que mi propia insuficiencia en el cargo produjo. Sólo que desde esta perspectiva no se alcanza lo esencial, que fue lo que me llevó a aceptar el cargo. Los diversos juicios sobre este rectorado, hechos en el horizonte de un ejercicio académico normal, pueden, a su modo, ser correctos y tener razón, pero no afectan a lo esencial. Y hoy la posibilidad de abrir los ofuscados ojos al horizonte de lo que es esencial es aún menor que entonces. Heideggeriana: RepensandoReitorado

Con la Metafísica de Nietzsche se ha consumado la Filosofía. Esto quiere decir: ha recorrido el círculo de las POSIBILIDADES que le estaban señaladas de antemano. La Metafísica consumada, que es el fundamento del modo de pensar planetario, proporciona el armazón de un ordenamiento de la tierra que presumiblemente va a ser largo. Este ordenamiento ya no necesita de la Filosofía porque ésta subyace ya a él. Pero con el fin de la Filosofía aún no ha terminado el pensar, sino que está pasando a un nuevo comienzo. Heideggeriana: SuperarMetafisica

Las “guerras mundiales” y su “totalidad” son ya consecuencia del estado de abandono del Ser. Se abren paso para poner a seguro, como existencias, una forma permanente de usura. En este proceso está implicado también el hombre, que no oculta por más tiempo su carácter de ser la materia prima más importante. El hombre es la “materia prima más importante” porque permanece como el sujeto de toda usura, y además de tal forma que, de un modo incondicionado, deja que su voluntad se disuelva en este proceso y con ello se convierte en “objeto” del estado de abandono del Ser. Las guerras mundiales constituyen la forma preliminar de la supresión de la diferencia entre guerra y paz, una supresión que es necesaria porque el “mundo” se ha convertido en in-mundo como consecuencia del estado de abandono del ente por una verdad del ser. Porque “mundo”, en el sentido de la historia del Ser (cfr. Sein und Zeit  ), significa la esenciación inobjetual de la verdad del Ser para el hombre, en la medida en que éste está transpropiado al Ser. En la época del poder exclusivo del poder, es decir, del acoso incondicionado del ente para el consumo en la usura, el mundo se ha convertido en in-mundo, en la medida en que el Ser, si bien esencia, lo hace sin su propio prevalecimiento. El ente es real como lo real efectivo. Por todas partes hay acción efectiva y en ninguna parte un hacer mundo del mundo, y sin embargo, aunque olvidado, hay el Ser. Más allá de la guerra y de la paz está la mera errancia de la usura del ente en el autoaseguramiento del ordenar desde este vacío del estado de abandono del Ser. “Guerra” y “paz”, cambiadas en su in-esencia, están acogidas en la errancia y, al haberse hecho irreconocibles en vistas a una diferencia, han desaparecido en el mero desarrollo del hacer cada vez más cosas. La pregunta sobre cuándo va a haber paz no se puede contestar, no porque la duración de la guerra sea imprevisible sino porque la misma pregunta pregunta por algo que ya no existe, porque tampoco la guerra es ya nada que pudiera desembocar en una paz. La guerra se ha convertido en una variedad de la usura del ente, que se continúa en la paz. Contar con una larga guerra es sólo la forma anticuada en la que se reconoce lo que de nuevo trae la época de la usura. Esta larga guerra, en su longitud, no va pasando lentamente a una paz del tipo de las paces de antes, sino a un estado en el que lo bélico ya no es experienciado como tal y lo pacífico se ha convertido en algo carente de sentido y de contenido. La errancia no conoce verdad alguna del Ser; en cambio, desarrolla el ordenamiento y la seguridad totalmente equipados de toda planificación de toda zona. En el círculo de las zonas, las distintas regiones del equipamiento humano se convierten necesariamente en “sectores”; incluso el “sector” de la poesía, el “sector” de la cultura no son más que regiones del “dirigismo” del momento, aseguradas de un modo plenificado. Las indignaciones morales de aquellos que aún no saben lo que hay se dirigen a menudo a la arbitrariedad y a las pretensiones de dominio de los “dirigentes”, la forma más espantosa del homenaje continuo. El dirigente es el escándalo que no se libra de perseguir el escándalo que él mismo ha provocado, pero sólo de un modo aparente, porque los dirigentes no son los que actúan. Se cree que los dirigentes, en el furor ciego de un egoísmo exclusivo, se han arrogado todos los derechos y se han organizado según su obstinación. En realidad ellos son las consecuencias inevitables del hecho de que el ente haya pasado al modo de la errancia, en la que se expande el vacío que exige un único ordenamiento y un único aseguramiento del ente. Allí está exigida la necesidad del “dirigismo”, es decir, del cálculo planificador del aseguramiento de la totalidad del ente. Para ello hay que instalar y equipar este tipo de hombres que sirven al dirigismo. Los “dirigentes” son los principales trabajadores del equipamiento, porque vigilan todos los sectores del aseguramiento de la usura del ente, porque abarcan con la mirada el círculo entero que delimita los sectores, y de este modo dominan la errancia en su calculabilidad. El modo de abarcar con la vista todo este círculo es la capacidad de prever por medio del cálculo, una capacidad que de antemano se ha desatado librándose a las exigencias que plantea la necesidad de estar asegurándose constantemente, y de un modo creciente, los ordenamientos que están al servicio de las siguientes POSIBILIDADES del ordenar. La subordinación de todas las posibles aspiraciones en vistas a la totalidad de la planificación y del aseguramiento se llama “instinto”. La palabra designa aquí el “intelecto” que va más allá del entendimiento limitado que sólo calcula a partir de lo más próximo; el “intelecto” a cuyo “intelectualismo” no se le escapa nada que, a modo de “factor”, tenga que entrar en la cuenta de los cálculos de los distintos “sectores”. El instinto es la superación del intelecto que corresponde a la ultrahumanidad, una superación que se dirige al cálculo incondicionado de todo. Como este cálculo es por excelencia lo que domina la voluntad, junto a la voluntad parece no haber nada más que la seguridad de la mera pulsión del cálculo, una pulsión para la cual el calcularlo todo es la primera regla del cálculo. El “instinto” ha sido tenido hasta ahora por la característica distintiva del animal, que, dentro de la zona en la que se desenvuelve la vida, decide lo que para él es útil o perjudicial, que se rige por aquél y que, más allá de él, no persigue nada. La seguridad del instinto animal corresponde a la ciega sujeción a su esfera de utilidad. A los plenos poderes de la ultrahumanidad corresponde la total liberación de la subhumanidad. La pulsión de la animalidad y la ratio de la humanidad devienen idénticos. Heideggeriana: SuperarMetafisica

La ciencia moderna y el Estado total, en su calidad de resultados necesarios de la esencia de la técnica, son también su consecuencia. Lo mismo se puede decir de los medios y formas empleados para la organización de la opinión   pública mundial y de las representaciones cotidianas del ser humano. No sólo se objetiva técnicamente lo vivo para su dominio y utilización, sino que el ataque de la física atómica a las manifestaciones de vida como tal, se encuentra en pleno   esplendor. En el fondo, la propia esencia de la vida debe entregarse en manos de la producción técnica. El hecho de que hoy se pretenda con toda seriedad encontrar en los resultados y en la posición de la física atómica POSIBILIDADES para demostrar la libertad humana e instaurar una nueva doctrina de valores, es señal del dominio de la representación técnica, cuyo despliegue se ha sustraído desde hace tiempo al ámbito de las opiniones y concepciones personales de los individuos singulares. El poder esencial de la técnica también se muestra allí, donde todavía se intenta dominar la técnica con ayuda de antiguas posiciones de valor en terrenos secundarios, esfuerzos para los que sin embargo se recurre ya a medios técnicos, que son todo menos formas puramente externas. Efectivamente, el uso de maquinarias y la fabricación de máquinas no son ya en absoluto la propia técnica, sino sólo el instrumento más adecuado para la instauración de su esencia en el medio objetivo de sus materias primas. Hasta eso, el hecho de que el hombre se convierta en sujeto y el mundo en objeto, es una consecuencia de la esencia de la técnica que se establece a sí misma y no al contrario. Heideggeriana: ParaQuePoetas  

[…] El hombre tal como es hasta el presente, es el último hombre en el sentido de que no es capaz, y esto vale decir que no quiere someterse a sí mismo y despreciar lo despreciable de su manera de ser hasta ahora. Por esto hay que buscar para el hombre la transición hacia el más allá de sí mismo; por esto hay que encontrar el puente que conduce a la esencia en virtud de la cual el hombre tal como fue hasta ahora puede ser el vencedor de la esencia que ha sido hasta el presente, y que es la ultima. […] Nietzsche llama al hombre que va más allá del que existió hasta ahora, el “super-hombre”. Lo que Nietzsche precisamente no quiere decir con este nombre es un hombre tal como ha sido hasta ahora y solamente superdimensionado. Tampoco designa una especie de hombre que desecha lo “humano”, entronizando el arbitrio como ley y haciendo una regla del delirio titánico. El superhombre es aquel que traspone la esencia del hombre que ha sido hasta ahora, a su verdad, incorporándose esta última. El hombre que ha sido hasta ahora determinado así en su esencia, ha de ponerse en condiciones, por este medio, de ser en el futuro el amo de la tierra, es decir, de administrar las POSIBILIDADES que ad-vienen al hombre futuro a partir de la esencia de la trasformación técnica de la tierra y de la acción humana. […] Pero jamás debemos buscar la figura de la esencia del superhombre en aquellos personajes que son promovidos como altos funcionarios de una voluntad de poder superficial y mal interpretada a los puestos cumbres de las diversas formas de organización de aquélla. Heideggeriana: SignificadoPensar

Llevado a estar entre estas dos POSIBILIDADES, el hombre está en peligro desde el sino. El sino del hacer salir lo oculto es, como tal, en cada uno de sus modos y por ello necesariamente, peligro. Heideggeriana: PreguntaTecnica

La línea cero tiene como meridiano su zona. El ámbito del nihilismo consumado constituye la frontera entre dos edades del mundo. La línea que le designa es la línea crítica. En ella se decide si el movimiento del nihilismo sucumbe en la Nada aniquiladora o si es el tránsito al dominio de una “nueva donación del Ser” (pág. 53). Por tanto, el movimiento del nihilismo tiene que estar basado de por sí en diferentes POSIBILIDADES y, conforme a su esencia, ser ambiguo. Heideggeriana: PreguntaSer  

Así pues, podría esperarse “una buena definición del nihilismo” de una explicación de línea, si el esfuerzo humanamente posible por la curación pudiera compararse a un cortejo trans lineam. Es cierto que usted acentúa que el nihilismo no puede equipararse a la enfermedad, como tampoco al caos y a lo malo. El nihilismo mismo, como tampoco el agente cancerígeno, no son algo enfermizo. Respecto a la esencia del nihilismo no hay ninguna perspectiva y ninguna pretensión razonable de curación. Sin embargo, su escrito mantiene un estilo médico, como ya indica la división en pronóstico, diagnóstico, terapia. El joven Nietzsche llama una vez al filósofo el “médico de la cultura” (WW X, pág. 225). Pero ahora ya no se trata sólo de la cultura. Usted dice con razón: “El todo está en juego”. “Se trata del planeta en general” (pág. 47). El curar sólo puede referirse a las consecuencias malignas y a los fenómenos amenazadores que acompañan a este proceso planetario. Tanto más urgentemente necesitamos el conocimiento y el reconocimiento del agente, es decir, de la esencia del nihilismo. Tanto más necesario es el pensar, suponiendo que sólo en el pensar correspondiente se prepare una experiencia suficiente de la esencia. [388] Pero, en la misma medida en que se desvanecen las POSIBILIDADES de una curación inmediatamente eficaz, se ha reducido también la capacidad del pensar. La esencia del nihilismo no es ni curable ni incurable. Es lo sin cura, pero en cuanto tal es, sin embargo, una remisión única a la cura. Si el pensar debe acercarse al ámbito de la esencia del nihilismo, entonces será necesariamente previo y, por tanto, otro. Heideggeriana: PreguntaSer

Según ello, una explicación de la línea tiene que preguntar: ¿en qué consiste la consumación del nihilismo? La respuesta parece obvia. El nihilismo se ha consumado cuando ha prendido todas las existencias y está por todas partes, cuando ya no puede afirmarse que sea una excepción, en tanto que se ha vuelto un estado normal. Pero en el estado normal se realiza sólo la consumación. Aquél es una consecuencia de ésta. Consumación significa la concentración de todas las POSIBILIDADES esenciales del nihilismo, que en conjunto y aisladamente siguen siendo difícilmente penetrables. Las POSIBILIDADES esenciales del nihilismo sólo se dejan pensar si pensamos de nuevo su esencia. Digo “de nuevo”, porque la esencia del nihilismo precede, y por tanto perdura en, los fenómenos nihilistas aislados, y los concentra en la consumación. Sin embargo, la consumación del nihilismo no es ya su final. Con la consumación del nihilismo comienza sólo la fase final del nihilismo, cuya zona se presume, ya que está dominada por un estado normal y su consolidación, que es inusualmente amplia. Por eso la línea-cero, donde la consumación llega a su final, a lo mejor no es todavía visible. Heideggeriana: PreguntaSer

La Nada pertenece, aunque sólo la pensemos en el sentido del no pleno de lo presente, au-sente a la presencia [414] como una de sus POSIBILIDADES. Si con ello la Nada impera en el nihilismo y la esencia de la Nada pertenece al Ser, pero el Ser es el destino del sobrepasar, entonces se muestra como lugar esencial del nihilismo la esencia de la metafísica Esto sólo puede decirse en y mientras tanto que experimentamos la esencia de la metafísica como el destino del sobrepasar. Heideggeriana: PreguntaSer

Según esto, habría que buscar la zona de la línea crítica, es decir, la localidad de la esencia del nihilismo consumado, allí donde la esencia de la metafísica despliega sus POSIBILIDADES extremas, y se recoge en ellas. Esto acontece allí donde la voluntad de la voluntad únicamente quiere, es decir, exige, coloca a todo presente sólo en la colocabilidad general y uniforme de su existencia. En cuanto reunión incondicionada de semejante colocar no desaparece el . Irrumpe en una inhospitalidad única. En la desaparición y en la reducción se muestra sólo lo de antiguo presente, que aún no ha capturado la voluntad de la voluntad, sino que ha dejado todavía en la voluntad del espíritu y de su automovimiento total, en el que se mueve el pensar de Hegel. Heideggeriana: PreguntaSer

Su peculiaridad consiste en que cuando planificamos, investigamos, organizamos una empresa, contamos ya siempre   con circunstancias dadas. Las tomamos en cuenta con la calculada intención de unas finalidades determinadas. Contamos de antemano con determinados resultados. Este cálculo caracteriza a todo pensar planificador e investigador. Semejante pensar sigue siendo cálculo aun cuando no opere con números ni ponga en movimiento máquinas de sumar ni calculadoras electrónicas. El pensamiento que cuenta, calcula; calcula POSIBILIDADES continuamente nuevas, con perspectivas cada vez más ricas y a la vez más económicas. El pensamiento calculador corre de una suerte a la siguiente, sin detenerse nunca ni pararse a meditar. El pensar calculador no es un pensar meditativo; no es un pensar que piense en pos del sentido que impera en todo cuanto es. Heideggeriana: Serenidade1955  

La dificultad se encuentra en el lenguaje. Nuestras lenguas occidentales son, cada una a su modo, lenguas del pensar metafísico. Debe quedar abierta la pregunta acerca de si la esencia de las lenguas occidentales sólo lleva en sí misma una marca metafísica, y por lo tanto definitiva, por medio de la onto-teo-lógica, o si estas lenguas ofrecen otras POSIBILIDADES del decir, lo que también significa del no-decir que habla. Ya se nos mostró con demasiada frecuencia durante los ejercicios de seminario, la dificultad a la que queda expuesto el decir que piensa. La pequeña palabra “es”, que toma voz en todas partes dentro de nuestra lengua, y que habla del ser — incluso en donde éste no aparece propiamente —, contiene ya, desde el esti gar einai de Parménides, hasta el “es” de la proposición especulativa de Hegel y hasta la disolución del “es” en una posición de la voluntad de poder en Nietzsche, todo el destino del ser. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957  

Sin embargo, nos preguntamos de nuevo: ¿quién es este Amigo de la Casa? ¿En qué es Hebel un amigo, y de qué casa? Pensamos en primer término en las casas que habitan campesinos y citadinos. Con mucha ligereza y corrientemente también por necesidad, nos representamos hoy las casas como un conjunto de piezas en donde se desarrolla la vida cotidiana de los hombres. La casa se convierte por así decir en un simple local en donde habitar. Pero la casa no llega a ser verdaderamente casa más que por la habitación. La construcción por la que se erige la casa no es lo que en verdad es si no está orientada previamente por un “permitir-habitar”, “permitir” que despierta y ofrece las POSIBILIDADES primordiales de la habitación. Heideggeriana: HebelAmigo  

Hablamos del habla. ¿De qué otro modo puede estarse cerca del habla si no es hablando? Pese a todo, nuestra relación con el habla es indeterminada, oscura, casi muda. Si pensamos en esta extraña situación, será inevitable que cualquier comentario acerca de este tema nos suene inicialmente extraño e incomprensible. Sería, por tanto, provechoso si desistiésemos de la costumbre de oír siempre tan sólo lo que ya entendemos. Esta proposición no va dirigida sólo a cada oyente; va dirigida más aún a aquel que intenta hablar del habla — sobre todo cuando ello tiene lugar con la sola intención de mostrar POSIBILIDADES que nos permiten estar atentos al habla y a nuestra relación con ella. Heideggeriana: EssenciaLinguagem  

En las ciencias, el tema de investigación no está solamente propuesto por el método, está, a la vez, implantado en el método y permanece subordinado a él. La carrera enloquecida que arrastra hoy a las ciencias — ellas mismas no saben hacia dónde proviene de un impulso cada vez más fuerte; el impulso del método, cada día más subordinado a la técnica y a sus POSIBILIDADES. Todo el poder del conocimiento reside en el método. El tema tiene su lugar dentro del método. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

La esencia del habla: el habla de la esencia. La presunción de hacer la experiencia pensante de ello, proviene al parecer, de que nos la impone la conferencia. Pero, en realidad, la presunción procede de otra parte. La transformación del título es de naturaleza tal que la hace desaparecer. Lo que le sigue a continuación no es una disertación sobre el habla bajo un título modificado. Es la tentativa de avanzar un primer paso hacia la región que nos tiene reservadas las POSIBILIDADES para una experiencia pensante con el habla. El pensamiento encuentra en esta región la vecindad con la poesía. Oímos hablar de una experiencia poética con la palabra. Esta experiencia habla, en recogimiento, en la última estrofa del poema: Así aprendí triste la renuncia: Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Sólo si seguimos con el pensar la tesis de Kant, experimentaremos toda la dificultad de la pregunta por el ser, pero también lo decisivo y digno de ser cuestionado. Entonces la meditación hará sentir en qué medida el pensar actual tiene autoridad para atreverse a una discusión con la tesis de Kant; Es decir, para preguntar en qué se funda la tesis de Kant sobre el ser, en qué sentido permite una fundamentación, de qué modo puede ser localizada. Las tareas del pensar, caracterizadas de este modo, sobrepasan las POSIBILIDADES de una primera presentación, sobrepasan también, la capacidad del pensar aun hoy usual. Tanto más urgente será un oír la tradición reflexivamente, un oír que no dependa del pasado sino que considere el presente. Repitamos la tesis de Kant: “Ser no es evidentemente un predicado real, es decir un concepto de algo que pueda añadirse al concepto de una cosa. Es sencillamente la posición de una cosa o de ciertas determinaciones en sí” (A 598, B 626). Heideggeriana: KantSer  

La idea corriente de técnica viene a decir que, (1) La técnica moderna es un medio ideado y fabricado por el hombre, es decir, un instrumento para la realización de fines que el hombre se propone, de objetivos de tipo industrial en el sentido más lato. (2) La técnica moderna, en tanto que tal instrumento, consiste en una aplicación práctica de la moderna ciencia de la naturaleza. (3) La técnica industrial basada en la ciencia moderna no es sino una esfera especial dentro del contexto de la cultura moderna. (4) La técnica moderna es resultado de un desarrollo continuo y progresivamente ascendente de la vieja técnica artesanal conforme a las POSIBILIDADES ofrecidas por la civilización moderna. (5) La técnica moderna, en tanto que instrumento humano tal como la hemos caracterizado, exige que también quede bajo control humano, que el hombre quede a su altura y pueda dominarla como con algo producido por él. Heideggeriana: LinguagemTecnica

En los principios tecno-calculadores de esta transformación del lenguaje por la que el lenguaje como “decir” queda convertido en lenguaje como un notificar por vía de tal producción formal   de signos, descansa la estructura y modo de operar de los grandes ordenadores y de los grandes centros de cálculo. Lo decisivo para nuestra meditación y reconsideración radica en que son las POSIBILIDADES técnicas de la máquina las que prescriben cómo el lenguaje puede y debe ser todavía lenguaje. Forma y carácter del lenguaje se determinan conforme a las POSIBILIDADES técnicas de la producción formal de signos, la cual efectúa con la mayor celeridad posible una secuencia de continuas decisiones si-no. Qué programas se dan a la calculadora, con qué programas, como suele decirse, se la alimenta, es cosa que depende de la estructura y capacidad de rendimiento de la máquina. La forma del lenguaje viene determinada por la técnica. Pero, ¿no es verdad también lo inverso?, ¿no se orienta la estructura de la máquina por tareas lingüísticas, como es, por ejemplo, la tarea de traducir? Pero aun así las tareas lingüísticas vendrían de antemano y por principio ligadas a la máquina, que en todas partes exige la univocidad de los signos y de las secuencias de signos. De ahí que por principio una poesía sea algo que no puede programarse. Heideggeriana: LinguagemTecnica

Lo que aquí se llama lenguaje “natural” (el lenguaje corriente no tecnificado), es lo que en el título de esta conferencia hemos llamado lenguaje recibido, lenguaje tradicional. Tradición no es simple transmisión, es la conservación de lo primero y (digamos) principal (de lo Anfängliches), la custodia y guarda de nuevas POSIBILIDADES del lenguaje ya hablado. Éste contiene él mismo lo inhablado y hace donación de ello. La “tradición” del lenguaje, así entendida, es efectuada por el lenguaje mismo y, por cierto, de modo que el hombre es empleado para decir de nuevo el mundo desde el lenguaje así mantenido, haciendo de este modo que salga a la luz, que salga a brillar y verse lo todavía no visto. Ése es el oficio del poeta. Heideggeriana: LinguagemTecnica

El propósito del seminario se determinó indicando que su principal interés era traer-a-la-mirada el contenido global de la conferencia, su intención básica, así como también la relación que guarda la conferencia con el pensar de Heidegger. Se planteó además la tarea de aclararse sobre la situación de la filosofía en la época actual; en una época, pues, en la que ek-siste el pensar de Heidegger y que por otra parte puede ser caracterizada por la desaparición de la filosofía Esta desaparición muestra en sí un abanico de semblantes. Mientras se entienda a la metafísica bajo el rótulo de filosofía, es indicio de tal desaparición el que la cosa del pensar no sea ya la cosa de la metafísica, con respecto a la cual, presumiblemente, la propia metafísica persiste. Visibles se han tornado ya las manifestaciones sustitutivas de la filosofía, sus POSIBILIDADES de evasión: por una parte, la mera interpretación de textos tradicionales de la filosofía, la reelaboración y el desguace de la metafísica; por otra, el desplazamiento de la filosofía a la lógica (logística), a la psicología y a la sociología, en suma a la antropología. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer  

La discusión sobre Hegel dio ocasión de volver a aludir a la pregunta de si la entrada en el acaecimiento apropiador significa el fin de la historia del ser. Ahí parece hallarse una analogía con Hegel, a la que hay que ver, empero, sobre el trasfondo de la diferencia fundamental. La tesis de que sólo puede hablarse de un final de la historia allí donde domina — como es el caso de Hegel — una efectiva identificación de ser y pensar, es una tesis cuya legitimidad resta por demostrar. En todo caso el fin de la historia del ser en el sentido de Heidegger es algo distinto. El acaecimiento apropiador alberga POSIBILIDADES de desocultamiento que el pensar no puede agotar, y en este sentido no cabe ciertamente decir que con la entrada del pensar en el acaecimiento apropiador “se pone freno” a las destinaciones. Mas resta, empero, por meditar si tras esa entrada puede hablarse todavía de ser y, por ende  , de historia del ser, siempre que ésta sea entendida como historia de las destinaciones, en las que se oculta el acaecimiento apropiador. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

El final, como acabamiento, es la reunión en las POSIBILIDADES límite. Tendremos una idea muy limitada de ellas, si es que tan sólo esperamos un desarrollo de nuevas filosofías al antiguo estilo. Olvidamos que, ya en la época de la filosofía griega, apareció un rasgo determinante de la Filosofía: la formación de ciencias dentro del horizonte que la Filosofía abría. La formación de las ciencias significa, al mismo tiempo, su emancipación de la Filosofía y el establecimiento de su autosuficiencia. Este suceso pertenece al acabamiento de la Filosofía. Su desarrollo está hoy en pleno auge   en todos los ámbitos del ente. Parece la pura y simple desintegración de la Filosofía, cuando es, en realidad, justamente su acabamiento. Heideggeriana: TarefaPensar

Ahora bien, el final de la Filosofía, en el sentido de su despliegue en las ciencias, ¿no significa también la plena realización de todas las POSIBILIDADES en las que fue colocado el pensar como filosofía?, ¿o es que, aparte de la última posibilidad mencionada (la desintegración de la Filosofía en las ciencias tecnificadas), hay para el pensamiento una primera posibilidad, de la que tuvo que salir, ciertamente, el pensar como filosofía, pero que, sin embargo, no pudo conocer ni asumir bajo la forma de filosofía? En este caso, todavía le quedaría reservada — secretamente — al pensar una tarea desde el principio hasta el final en la Historia de la Filosofía; tarea no accesible a la Filosofía en cuanto Metafísica, ni menos todavía a las ciencias que provienen de ella. Por eso, preguntamos: II: ¿QUÉ TAREA LE QUEDA TODAVÍA RESERVADA AL PENSAR AL FINAL DE LA FILOSOFÍA? De entrada, la idea de una semejante tarea del pensar resulta ya extraña: ¿qué clase de pensar es ese que no puede ser ni metafísica ni ciencia? ¿Y cuál es esa tarea que se ha cerrado a la Filosofía, desde su comienzo y precisamente por él, y que se le ha escapado constante y progresivamente en lo sucesivo? ¿Qué clase de tarea del pensar es esa que — según parece implica la afirmación de que la Filosofía no ha estado a la altura de la “cosa” del pensamiento, habiéndose convertido, por consiguiente, en una historia de la mera caída? ¿No habla aquí la presunción de querer situarse sobre la grandeza de los pensadores de la Filosofía? Esa sospecha aparece con insistencia, pero es fácil eliminarla, ya que cualquier intento de hacerse una idea sobre la supuesta tarea del pensar, se ve remitido a una mirada atrás, hacia la totalidad de la Historia de la Filosofía. Y no sólo esto: se ve, además, precisada a pensar la historicidad de aquello que da a la Filosofía la posibilidad de una Historia. Heideggeriana: TarefaPensar

¿Y hoy? Los antiguos dioses han desaparecido. Hölderlin  , quien, como ningún otro poeta antes o después que él, experimentara esta huida y la fundara en la palabra, preguntaba en su Elegia “Pan y Vino”, la cual fuera consagrada al dios del vino, Diónisos (IV. estrofa): ¿Dónde es que brillan, entonces, los dichos que alcanzan a lo remoto? — Delfos dormita y ¿dónde habrá de tañer el gran destino? ¿Existe hoy, tras dos milenios y medio, todavía, un arte que se halle bajo la misma apelación que como lo estuviera el arte antes en la Hélade? Y si no, ¿desde qué ámbito proviene la apelación a la que corresponde el arte moderno en todas sus áreas? Sus obras ya no surgen más dentro de los límites acuñados por un mundo de lo comunitario y nacional [Volkshafte u. Nationale]. Pertenecen a la universalidad de la civilización mundial [Weltzivilisation], cuya constitución y organizaciones son proyectadas y conducidas por la técnica científica. Ella ha decidido sobre la índole y las POSIBILIDADES de la morada mundial del hombre. La confirmación de que vivimos en un mundo científico y de que con el rótulo “ciencia” se designa a la ciencia natural, la física matemática, sólo acentúa, por cierto, lo ya de sobras conocido. Heideggeriana: ArtePensar  

El triunfo del método se despliega hoy día en sus POSIBILIDADES más extremas como cibernética. La palabra griega kibernétes es el nombre para el timonel, el piloto. El mundo científico se ha convertido en un mundo cibernético. El proyecto cibernético del mundo supone anticipadamente que el rasgo fundamental de todos los procesos mundiales calculables es el control [o comando] [Steuerung]. El control de un proceso por otro está mediatizado por la transmisión de una noticia a través de la información. En la medida en que, el controlado proceso, por su parte, notifique de vuelta a quien lo controla y, de ese modo, le informe, tiene el control el carácter de la retroalimentación de las informaciones. Heideggeriana: ArtePensar

El mismo encierro o reclusión [Eingeschlossenheit], es decir, el mismo cautiverio se ha mostrado en la futurología. ¿De qué índole es, pues, el porvenir, que tiene que ser investigado rigurosa y metódicamente por la futurología? El porvenir suele ser representado como aquello que “viene hacia el hombre”. El contenido de lo que viene hacia el hombre, empero, se agota necesariamente en aquello que es calculado desde el presente y para éste. El porvenir que puede ser investigado por la futurología es tan sólo un presente prolongado. El hombre sigue estando encerrado [recluido] en el perímetro de las POSIBILIDADES calculadas desde y para él. Heideggeriana: ArtePensar

SPIEGEL  : Profesor Heidegger, constantemente hemos podido comprobar que su obra filosófica está un tanto ensombrecida por ciertos sucesos de su vida, que no duraron mucho y que nunca han sido aclarados, bien porque ha sido Vd. demasiado orgulloso, bien porque no ha estimado conveniente pronunciarse sobre ellos. HEIDEGGER: ¿Se refiere a 1933? SPIEGEL: Sí, antes y después. Querríamos plantear este tema en un contexto más amplio y, desde él, llegar a cuestiones que parecen importantes, tales como: ¿qué POSIBILIDADES hay, partiendo de la filosofía, de actuar sobre la realidad, también sobre la realidad política? ¿Existe aún esa posibilidad? Y si existe, ¿cómo es? HEIDEGGER: Son cuestiones importantes, que no sé si podré responderlas todas. Pero, por lo pronto, tengo que decir que de — ninguna manera, antes de mi rectorado, había actuado políticamente. Durante el semestre de invierno de 1932-1933 tuve vacaciones, y la mayor parte del tiempo estuve arriba, en mi cabaña. Heideggeriana: DerSpiegel  

SPIEGEL: Bien. Pero ahora se plantea la cuestión: ¿puede el individuo influir aún en esa maraña de necesidades inevitables, o puede influir la filosofía, o ambos a la vez, en la medida en que la filosofía lleva a una determinada acción a uno o a muchos individuos? HEIDEGGER: Con esta pregunta volvemos al comienzo de nuestra conversación. Si se me permite contestar de manera breve y tal vez un poco tosca, pero tras una larga reflexión: la filosofía no podrá operar ningún cambio inmediato en el actual estado de cosas del mundo. Esto vale no sólo para la filosofía, sino especialmente para todos los esfuerzos y afanes meramente humanos. Sólo un dios puede aún salvarnos. La única posibilidad de salvación la veo en que preparemos, con el pensamiento y la poesía, una disposición para la aparición del dios o para su ausencia en el ocaso; dicho toscamente, que no “estiremos la pata”, sino que, si desaparecemos, que desaparezcamos ante el rostro del dios ausente. SPIEGEL: ¿Hay una relación entre su pensamiento y la venida de ese dios? ¿Hay entre ellos, a su juicio, una relación causal? ¿Cree Vd. que podemos traer al dios con el pensamiento? HEIDEGGER: No podemos traerlo con el pensamiento, lo más que podemos es preparar la disposición para esperarlo. SPIEGEL: Pero, ¿podemos ayudar a ello? HEIDEGGER: Preparar esa disposición sería la primera ayuda. El mundo no es lo que es y como es por el hombre, pero tampoco puede serlo sin él. Esto guarda relación, en mi opinión, con que lo que yo denomino “el ser” — usando una palabra que viene de muy antiguo, equívoca y hoy ya gastada — necesita del hombre, que el ser no es ser sin que el hombre le sea necesario para su manifestación, salvaguardia y configuración. La esencia de la técnica la veo en lo que denomino la “im-posición” (Ge-stell  ). Este nombre, malentendido con facilidad por los primeros oyentes, remite lo que dice, rectamente entendido, a la más íntima historia de la metafísica, que aún hoy determina nuestra existencia. El imperio de la “im-posición” significa: el hombre está colocado, requerido y provocado por un poder, que se manifiesta en la esencia de la técnica. Precisamente en la experiencia de que el hombre está colocado por algo, que no es él mismo y que no domina, se le muestra la posibilidad de comprender que el hombre es necesitado por el ser. En lo que constituye lo más propio de la técnica moderna se oculta justamente la posibilidad de experimentar el ser necesitado y el estar dispuesto para estas nuevas POSIBILIDADES. Ayudar a comprender esto: el pensamiento no puede hacer más. La filosofía ha llegado a su fin. Heideggeriana: DerSpiegel

Planteamos pues la siguiente pregunta: ¿Qué significa “cuestión del ser”? Porque, en cuanto cuestión, la cuestión del ser presenta grandes POSIBILIDADES de malentendidos — de lo que da testimonio la perdurable no-comprensión del libro Sein   und Zeit   (Ser y Tiempo). Heideggeriana: SeminarioThor1969  

En segundo lugar: por lo que concierne a las circunstancias favorables, es necesario señalar hoy dos fenómenos graves: a) La decadencia y el empobrecimiento de la lengua misma, evidente si se compara la pobreza de la lengua hablada hoy con la riqueza de la lengua recopilada en el último siglo por los Grimm. b) En reacción, un movimiento inverso que tiende a tomar como patrón de la lengua las POSIBILIDADES de cálculo del ordenador. El peligro reside aquí en la fijación de la lengua fuera de sus POSIBILIDADES de crecimiento natural. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Heidegger toma entonces como ejemplo la fórmula universal del mundo en la que trabaja Heisenberg desde hace tanto tiempo. Aunque fuera posible, esta fórmula no podría ser una descripción de la naturaleza; no puede ser otra cosa que una ecuación fundamental: eso con lo que es necesario contar para que cada vez se pueda contar con algo. ¿Pero cuál es la determinación fundamental de la naturaleza en la física? ¿La calculabilidad? Queda por saber lo que es calculable. ¿Será la energía? Todavía falta entender lo que esta palabra significa. De hecho, la física experimental moderna, a semejanza de Aristóteles, busca siempre las leyes del movimiento. Tal es el sentido de la fórmula universal fundamental, en cuanto que permitiría deducir todas las POSIBILIDADES del movimiento en su infinita variedad. Heidegger pregunta lo que el descubrimiento de esta fórmula significaría para la física. La respuesta es: el fin de la física. Tal fin cambiaría radicalmente la situación del hombre, pues se colocaría ante la siguiente alternativa: — o bien abrirse a una relación totalmente diferente con la naturaleza; — o bien, concluida la tarea de explicación, instalarse en la pura y simple explotación de lo descubierto. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Se trata aquí de trabajar para evitar las POSIBILIDADES de confusión. Puesto que, tal como se acaba de ver, la locución Es gibt   no está a salvo de una significación óntica. Señalemos en consecuencia: 1) Se está tentado de entender es gibt en el sentido de “esto deja entrar en presencia”. Y el dar del “es gibt” es ónticamente comprendido en la acentuación del entrar-en-presencia (Anwessenlassen). Así, cuando en francés digo: hay truchas en este arroyo, el “hay” es entendido en dirección a la presencia de los entes, a su proximidad en la presencia — y, en el límite, “dejar entrar en presencia” es entendido como “hacer entrar en presencia”. Entendido así, el es gibt es ónticamente comprendido, de modo que el acento conduce hacia el hecho de ser. 2) Pero si el “es gibt” es pensado en la dirección de una interpretación del lassen   mismo, entonces cambia la acentuación. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Wisser: ¿Y qué entiende usted, en segundo lugar, cuando dice que un peligro más grande que aquel de la bomba atómica es para la humanidad de hoy el conjunto de las leyes (Ge-setz) que plantea la técnica, su «Dis-positivo» (Ge-stell), como usted denomina al rasgo fundamental de la técnica, que consiste en develar lo real en tanto fondo de reserva, como se pasa un pedido; en otros términos: hacer de modo que todos y cada uno puedan ser llamados apretando un botón? Heidegger: En lo que concierne a la técnica, mi definición de la esencia de la técnica, que hasta el presente no fue aceptada en ninguna parte, para decirlo en términos concretos, es que las ciencias modernas de la naturaleza se fundan en el marco del desarrollo de la esencia de la técnica moderna y no a la inversa. Debo decir primeramente que no estoy en contra de la técnica. Nunca hablé contra la técnica, como tampoco contra lo que se llama el carácter «demoníaco» de la técnica. Pero intento comprender la esencia de la técnica. Cuando usted recuerda, esta idea del peligro que representa la bomba atómica y del peligro aún mayor que representa la técnica, pienso en lo que se desarrolla hoy en día bajo el nombre de biofísica. En un tiempo previsible, estaremos en condiciones de hacer al hombre, es decir construirlo en su esencia orgánica misma, tal como se los necesita: hombres hábiles y hombres torpes, inteligentes, y tontos. ¡Vamos a llegar a eso! Las POSIBILIDADES técnicas están hoy en ese punto y ya fueron objeto de una comunicación por parte de algunos Premios Nobel durante una reunión en Lindau —ya hablé de esto en una conferencia que di en Messkirch hace algunos años (Serenidad). Entonces: hace falta ante todo rechazar el malentendido según el cual yo estaría en contra de la técnica. En la técnica, a saber en su esencia, veo que el hombre es emplazado bajo el poder de una potencia que lo lleva a aceptar sus desafíos y con respecto a la cual ya no es libre — veo que algo se anuncia aquí, a saber una relación entre el Ser y el hombre — y que esta relación, que se disimula en la esencia de la técnica, podría un día develarse en toda claridad. ¡No sé si esto ocurrirá! Sin embargo veo en la esencia de la técnica la primera aparición de un secreto mucho más profundo al que llamo Ereignis   — usted, podrá deducir que de ninguna manera podría ser cuestión de una resistencia a la técnica o de su condena. Pero se trata de comprender la esencia de la técnica y del mundo técnico. En mi opinión, esto no puede hacerse mientras nos movamos, en el plano filosófico, en la relación sujeto-objeto. Esto significa: la esencia de la técnica no puede ser comprendida a partir del marxismo. Heideggeriana: Wisser

P. Se lo considera a usted como el último filósofo de la tradición occidental, aquel con quien termina esta tradición, y también como el que ha pretendido abrir una nueva manera de preguntar. Hoy día la crisis de la universidad está acompañada de una gran desconfianza en cuanto al sentido mismo de la filosofía. Para muchos ésta ya no tiene más razón de ser, ha llegado a ser inútil… Heidegger: Pero éste ha sido siempre mi pensamiento. En mi curso ‘Introducción a la Metafísica’ de 1935, ya lo había sostenido: la filosofía es siempre intempestiva. Es una locura. P. ¿Una locura? Heidegger: La filosofía es esencialmente intempestiva puesto que le corresponden aquellas cosas originales cuyo destino es no poder encontrar resonancias inmediatas. P. ¿Qué representa, pues, la filosofía? Heidegger: Es una de las raras POSIBILIDADES de existencia autónoma y creadora. Su tarea original es la de hacer las cosas más pesadas y difíciles. P. ¿Puede entonces, según usted, jugar un papel en la transformación del mundo, como lo pretendía Karl Marx  ? Heidegger: La filosofía no puede jamás de una manera inmediata aportar las fuerzas o crear las formas de acción y las condiciones que susciten una acción histórica. P. Pero, entonces, cuál es su sentido? Heidegger: No es un ‘saber’ que se pueda adquirir y utilizar directamente. No concierne jamás sino a un reducido número de personas. No puede ser apreciada por criterios comunes. No se puede hacer nada con ella: por el contrario, es ella la que puede hacer algo de nosotros si nos comprometemos con ella. P. Puede precisar mejor lo que quiere decir? Heidegger: En el curso de su desarrollo histórico, los pueblos se hacen siempre muchas preguntas. Pero es solamente la pregunta ‘¿por qué es el ser y no más bien la nada?’ la que ha decido todo el destino del mundo occidental: a través de las respuestas que le fueron dadas por los presocráticos hace más de dos mil quinientos años. Y sin embargo, el sentido de esta pregunta no inquieta más a nadie. Heideggeriana: Towarnicki