Heidegger, fenomenologia, hermenêutica, existência

Dasein descerra sua estrutura fundamental, ser-em-o-mundo, como uma clareira do AÍ, EM QUE coisas e outros comparecem, COM QUE são compreendidos, DE QUE são constituidos.

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ocurrencias

quarta-feira 13 de dezembro de 2023

(5)Plantear cuestiones, poner a la vista cuestiones; cuestiones no son OCURRENCIAS; las cuestiones tampoco son lo que hoy suele llamarse problemas, a los que Se echa mano a partir de lo que corre por ahí y de lo que Se ha leído y Se los acompaña del gesto de estarlos pensando muy profundamente. Las cuestiones, las preguntas, nacen de la discusión con las "cosas". Y sólo hay cosas donde hay ojos, [otra traducción:] las cosas sólo son ahí donde hay ojos, [otra traducción:] las cosas sólo quedan ahí cuando hay ojos. Heideggeriana  : GA63  

El Dasein   humano sólo puede relacionarse con lo ente si se mantiene en la nada. El ir más allá de lo ente ocurre en la esencia del Dasein. Pero es que este ir más allá es la propia metafísica. Es eso lo que explica y determina el que la metafísica forme parte de la «naturaleza del hombre» No es ni una disciplina de la filosofía académica ni el ámbito de OCURRENCIAS arbitrarias. La metafísica es el acontecimiento fundamental del Dasein. Es el Dasein mismo. Y puesto que la verdad de la metafísica habita en este fondo abismal, tiene permanentemente al acecho y en su vecindad más próxima la posibilidad del más profundo de los errores. Y por eso no hay ciencia cuyo rigor iguale la seriedad de la metafísica. La filosofía nunca puede medirse por el baremo de la idea   de la ciencia. Heideggeriana  : OQM  

Nietzsche   forma parte de los pensadores esenciales. Con el nombre de «pensador» denominamos a aquellos señalados que están destinados a pensar un pensamiento único, que será siempre un pensamiento «sobre» el ente en su totalidad. Cada pensador piensa sólo un único pensamiento. Éste no necesita ni recomendaciones ni influencias para llegar a dominar. Los escritores e investigadores, en cambio «tienen», a diferencia del pensador, muchos, muchísimos pensamientos, es decir, OCURRENCIAS, que pueden aplicarse a la tan apreciada «realidad» y que se valoran de acuerdo con esa convertibilidad. Heideggeriana: VontadePoder  

Por lo tanto, la "experiencia", es decir, el dejarse mostrar del objeto en su objetividad, no es por cierto ningún mero mirar ni asumir, sino [una] "intervención". Sin embargo, ahora recordamos que Hegel   en los parágrafos precedentes, que se dirigen al concepto esencial de experiencia - y su delimitación al inicio del parágrafo 14 -, orienta todo a mostrar que la presentación del saber que aparece tiene que permanecer en su aparecer [como] un "mero mirar". Hegel anota expresamente al final del parágrafo 12: "Pero lo esencial es fijar para toda la investigación que estos dos momentos, concepto y objeto, ser para otro y ser en sí mismo, caen en el saber mismo que investigamos y con ello no necesitamos aportar reglas de medida ni aplicar nuestras OCURRENCIAS y pensamientos en la investigación; en tanto los dejamos alcanzamos a considerar la cosa como ella misma es en y para sí (p.71). Y el inicio del parágrafo 13 que se conecta inmediatamente prosigue aún con mayor claridad: "Pero no sólo según este aspecto de que concepto y objeto, regla de medida y lo a examinar, están presentes en la misma conciencia, una intervención nuestra se hace superflua, sino que somos dispensados también del esfuerzo de comparación de ambos y del verdadero examen, de tal modo que en tanto la conciencia misma se examina, también desde este aspecto nos queda sólo el mero mirar" (p.72). Heideggeriana: HegelFenomenologia  

»Pero la naturaleza del objeto que investigamos supera esta separación o esta apariencia de separación y presuposición. La conciencia da su criterio en ella misma y de esta manera, la investigación se convierte en una comparación de la conciencia consigo misma, porque la distinción que acabamos de hacer antes recae dentro de ella. En ella hay un para otro o ella tiene en general la determinabilidad del momento del saber dentro de sí; al mismo tiempo, ese otro no lo es sólo para ella, sino que también está fuera de esta relación o en sí, el momento de la verdad. Así pues, en aquello que la conciencia declara dentro de sí como el en-sí o lo verdadero, encontramos la medida que ella misma pone para medir su saber. Si llamamos al saber concepto y a la esencia o lo verdadero lo que es o el objeto, en tal caso el examen consistirá en ver si el concepto corresponde al objeto. Pero si llamamos la esencia o el en-sí del objeto concepto, y por el contrario entendemos por objeto el concepto como objeto, esto es, el concepto tal como es para otro, el examen consistirá en ver si el objeto corresponde a su concepto. Como se puede ver, ambas cosas son lo mismo, pero lo esencial para la investigación es fijarse en el hecho de que ambos momentos, concepto y objeto, ser para-otro y ser-en-sí, recaen ellos mismos dentro del saber que investigamos y por lo tanto no nos resulta necesario aportar criterios y aplicarle a la investigación nuestras propias OCURRENCIAS y pensamientos; es, por el contrario, dejándolos de lado como alcanzaremos la consideración de la cosa tal como es en sí y para sí. Heideggeriana: HegelExperiencia  

En la medida en que la conciencia natural representa a lo ente en sí, lo representado es lo verdadero y lo es «para ella», para la conciencia inmediatamente representadora. De acuerdo con el «en ella misma», Hegel usa este «para ella» cuando quiere decir que la conciencia toma por verdadero aquello que ella representa directamente. Representando directamente, la conciencia se abre en lo representado y no lo refiere propiamente a sí en tanto que aquello que representa. Es verdad que la conciencia tiene su representado en su representar, pero no para sí, sino sólo «para ella». Pero con lo verdadero, que la conciencia representa para ella, ha dado al mismo tiempo en ella misma «para nosotros», que nos preocupamos de la verdad de lo verdadero, la verdad de lo verdadero, esto es, el criterio. Presentando al saber que se manifiesta como tal, tomamos la manifestación a modo de criterio para medir con él el saber que toma por verdadero eso que se manifiesta. En el saber que se manifiesta, lo por él sabido es lo verdadero. Si llamamos a esto verdadero el objeto y al saber el concepto, la presentación examinadora de lo que se manifiesta en relación con su manifestación, consistirá en que comprobemos si el saber, es decir, aquello que la conciencia natural toma por su saber, corresponde a aquello que es lo verdadero. O si, por el contrario, llamamos al saber que examinamos el objeto y al en-sí de lo sabido el concepto, el examen consistirá en comprobar si el objeto corresponde al concepto. Lo decisivo que se trata de captar con esto es lo siguiente: cada vez que representamos aquello que se manifiesta en su manifestación, lo que medimos y aquello con lo que medimos caen dentro de la propia conciencia. La conciencia aporta en ella misma los dos momentos esenciales del examen. Para nosotros, los que presentamos, de ahí resulta la máxima que guía todo representar de lo que se manifiesta en su manifestación. Dicha máxima reza: dejad a un lado vuestras OCURRENCIAS y opiniones acerca de lo que se manifiesta. Según esto, la postura fundamental del conocer absoluto no consiste en atropellar a la conciencia que se manifiesta con un cúmulo de conocimientos y argumentos, sino en dejar todo eso de lado. Con este dejar de lado entramos en la pura contemplación de lo que la manifestación nos pone a la vista. En esta contemplación conseguimos considerar «la cosa tal como es en sí y para sí». Pero la cosa es el saber que se manifiesta en tanto que aquello que se manifiesta. El carácter de cosa de la cosa, la realidad de lo real, es el manifestarse mismo. Heideggeriana: HegelExperiencia

¿Pero no ha recurrido Hegel en los párrafos anteriores (sobre todo en el duodécimo) a todo el poder de la meditación para mostrar que a la hora de la presentación del saber que se manifiesta debemos dejar precisamente de lado todas nuestras OCURRENCIAS y pensamientos con el fin de que nos quede «la pura visión»? ¿Acaso no dice expresamente en el decimotercer párrafo que la conciencia se examina a sí misma y, por eso, se vuelve superflua «muestra aportación»? Abandonando todas las aportaciones debemos conseguir que eso que se manifiesta se muestre por sí mismo en su manifestación. Pero este abandono no se logra por sí mismo. Si alguna vez un dejar hacer es un hacer, es desde luego en este caso del abandono. Este hacer es necesariamente el hacer de una aportación. Porque sólo gracias a que la skepsis del escepticismo que se consuma a sí mismo pre-vee el ser de lo ente, es como lo ente puede manifestarse libremente a partir de sí mismo y dejar que aparezca su manifestación. La aportación de la inversión de la conciencia es el dejar manifestarse a lo que se manifiesta como tal. La aportación no le impone a la experiencia algo que le sea ajeno. Por el contrario, la experiencia sólo produce expresamente a partir de sí misma lo que reside en ella a modo de ser de la conciencia, la cual, según la primera frase sobre la conciencia, es para sí misma su concepto. Por eso, la aportación no puede eliminar nunca la pura expectación necesaria para la presentación. En la aportación y por medio de ella más bien comienza la pura expectación. Por eso, la expectación permanece en la aportación. Heideggeriana: HegelExperiencia