Heidegger, fenomenologia, hermenêutica, existência

Dasein descerra sua estrutura fundamental, ser-em-o-mundo, como uma clareira do AÍ, EM QUE coisas e outros comparecem, COM QUE são compreendidos, DE QUE são constituidos.

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existencia consistente

quarta-feira 13 de dezembro de 2023

En este acontecer del permanecer fuera del ser mismo, el hombre está arrojado al desprendimiento del ente de la verdad del ser que se sustrae. Representando el ser en el sentido del ente en cuanto tal, cae en el ente para, quedando a su merced, erigirse a si mismo como el ente que representando-produciendo se apodera del ente en cuanto algo objetivo. El hombre, desde sí, pone en seguridad su esencia en medio del ente frente y a favor de éste. El aseguramiento en el ente intenta llevarlo a cabo por medio de un orden completo de todo el ente en el sentido de un aseguramiento planificado de su EXISTENCIA CONSISTENTE, modo en el que debe llevarse a cabo la instauración [Einrichtung  ] en lo correcto [im Richtigen] de la seguridad. Heideggeriana  : NiilismoSer  

Pero si el ser mismo se sustrae en su más lejano reservarse, el ente en cuanto tal, desprendido como lo único que da medida para "el ser", se alza en la totalidad de su dominio. El ente en cuanto tal aparece como voluntad de poder, en la que el ser llega al acabamiento de su subjetidad como voluntad. La metafísica de la subjetividad deja fuera el ser de manera tan decidida que el ser queda oculto en el pensar en términos de valor y éste ya casi no puede saberse ni aceptarse como metafísica. En cuanto la metafísica se interna en el torbellino de su dejar fuera, éste, irreconocible como tal, se instituye en verdad del ente en la forma del aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE y lleva a su acabamiento el bloqueo de la verdad del ente en cuanto tal frente a la verdad del ser. Este bloqueo, sin embargo, de acuerdo con el reinante enmascaramiento de la metafísica respecto de sí misma, aparece como la liberación de toda metafísica (cfr. Ocaso de los ídolos, "Cómo el "mundo verdadero" se convirtió finalmente en fábula",VIII, pág. 82 s.). Heideggeriana  : NiilismoSer

En efecto, con la metafísica de la subjetividad que llega a su acabamiento, el cual corresponde a la extrema sustracción de la verdad del ser, comienza la época de la objetivación incondicionada y completa de todo lo que es. En la objetivación, el hombre mismo, y todo lo que pertenece a la humanidad, se convierte en una mera EXISTENCIA CONSISTENTE que, computado psicológicamente, queda integrado en el proceso de trabajo de la voluntad de voluntad, independientemente de que en él algunos individuos se imaginen aún libres o que otros interpreten este proceso como algo puramente mecánico. Tanto unos como otros desconocen la oculta esencia según la historia del ser, es decir la esencia nihilista, que, dicho en el lenguaje de la metafísica, sigue siendo siempre algo espiritual. El hecho de que, en el proceso de la objetivación incondicionada del ente en cuanto tal, la humanidad convertida en material humano quede incluso postergada respecto de las materias primas y los materiales de trabajo, no radica en una preferencia pretendidamente materialista por la materia y la fuerza respecto del espíritu, sino que se funda en lo incondicional de la objetivación misma, que tiene que llegar a poseer y asegurar la posesión de todas las existencias consistentes, de cualquier tipo que sean. Heideggeriana: NiilismoSer

Así como el desocultamiento del ente, en cuanto verdad de este último, se ha convertido en un valor, así también, como consecuencia esencial de esta interpretación de la esencia de la verdad, ese tipo de desocultamiento que se llama ámbito público se vuelve un valor necesario del aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE de la voluntad de poder. Se trata en cada caso de interpretaciones Metafísicas, o lo que aquí es lo mismo, antimetafísicas, acerca de qué tiene que valer como ente y qué como no ente. Pero el ente así objetivado no es, sin embargo, lo que es. Heideggeriana: NiilismoSer

Las mismas reflexiones surgen a propósito de la relación entre valor y fundamento. Si el valor es aquello que siempre importa en todo, se muestra entonces al mismo tiempo como aquello en lo que se funda todo lo que tiene su importancia en él y tiene allí su permanencia y su EXISTENCIA CONSISTENTE. Se plantean aquí las mismas preguntas: ¿Se convierte algo en fundamento porque vale como valor, o adquiere la validez de un valor porque es un fundamento? Quizás fracase también aquí la disyuntiva, porque las delimitaciones de la esencia del "valor" y del "fundamento" no pueden efectuarse en el mismo plano. Heideggeriana: NiilismoEuropeu  

"Sentido" - podría pensarse - es algo que todo el mundo entiende. Esto es efectivamente así en el círculo del pensar cotidiano y de un opinar aproximativo. Pero apenas se nos llama la atención sobre el hecho de que el hombre busca un "sentido" en todo acontecer, y cuando Nietzsche   señala que esta búsqueda de un "sentido" se ve decepcionada, entonces no pueden evitarse las preguntas acerca de qué quiere decir aquí sentido, de en qué medida y por qué busca el hombre un sentido, de por qué no puede aceptar como algo indiferente la eventual decepción que entonces pudiera surgir sino que, por el contrario, resulta afectado, amenazado y hasta quebrantado en su propia EXISTENCIA CONSISTENTE. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Voluntad de poder es, en la metafísica de Nietzsche, el nombre más pleno   para el desgastado y vacío título de "devenir". Por eso dice Nietzsche: "El punto de vista del "valor" es el punto de vista de las condiciones de conservación, de acrecentamiento"… "dentro del devenir". Pero en la determinación de la esencia del valor como condición está aún indeterminado qué condicionan [bedingen] los valores, qué cosa [Ding  ] convierten en "cosa", si empleamos aquí la palabra "cosa" en el muy amplio sentido de "algo", que no nos obliga a pensar en objetos y cosas palpables. Pero lo que los valores condicionan es la voluntad de poder. Ciertamente; sólo que la voluntad de poder, en cuanto carácter fundamental de lo "real", no es de una esencia simple, como ya lo expresa su nombre. No es casual que Nietzsche diga que el "valor" es la "condición de conservación, de acrecentamiento" puesta en cuenta en cada caso. En lo real se trata, con igual necesidad, de conservación y de acrecentamiento; en efecto, para que la voluntad de poder, en cuanto sobrepotenciación, pueda superar un nivel, este nivel no sólo tiene que ser alcanzado sino también mantenido, más aún, fijado ejerciendo el poder, ya que, de lo contrario, la sobrepotenciación no sería sobrepotenciación. Sólo lo que ya tiene en sí un estar y una EXISTENCIA CONSISTENTE firme puede "pensar" en acrecentarse. Es necesario que un nivel sea ya en sí mismo firme para que se puedan acumular otros encima de él. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Por eso, para lo real que tiene el carácter de la voluntad de poder se necesitan aquellos valores que le aseguren la EXISTENCIA CONSISTENTE respecto de su consistencia. Pero de manera igualmente necesaria se necesitan las condiciones que garanticen un más-allá-de-sí, una sobreelevación de lo real (de lo viviente), se necesitan los valores como condiciones de acrecentamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Los valores son condiciones de las "formaciones de dominio" dentro del devenir, es decir, de la realidad en su totalidad, cuyo carácter fundamental es la voluntad de poder. Las formaciones de dominio son formas de la voluntad de poder. Nietzsche denomina con frecuencia "valores" no sólo a las condiciones de esas formaciones de dominio sino a ellas mismas, y con razón. Ciencia, arte, estado, religión, cultura, son tomados como valores en la medida en que son condiciones en virtud de las cuales se lleva a cabo el ordenamiento de lo que deviene en su carácter de realidad única. Estos valores ponen a su vez, como formaciones de poder, determinadas condiciones para el aseguramiento de su propia EXISTENCIA CONSISTENTE y para su despliegue. El devenir mismo, sin embargo, lo real en su totalidad, "no tiene ningún valor". Esto resulta claro después de las determinaciones esenciales que se han hecho. En efecto, fuera del ente en su totalidad no hay ya nada que pueda ser aún condición del mismo. Falta algo de acuerdo con lo cual se lo pudiera medir (al devenir en su totalidad). "El valor total del mundo es invalorable, en consecuencia el pesimismo filosófico forma parte de las cosas cómicas" (n. 708; 1887-1888). Heideggeriana: NiilismoEuropeu

1) ¿En la metafísica de Descartes  , cómo es el hombre él mismo y como qué se sabe? El hombre es el fundamento eminente que yace a la base de todo re-presentar del ente y de su verdad, el fundamento sobre el cual se pone y tiene que ponerse todo representar y lo en él representado si ha de tener un estar y una EXISTENCIA CONSISTENTE. El hombre es subiectum en ese sentido eminente. El nombre y el concepto "sujeto" pasan a convertirse ahora, en su nuevo significado, en el nombre propio y la palabra esencial para el hombre. Esto quiere decir: todo ente no humano se convierte en objeto para este sujeto. A partir de este momento, subiectum no vale ya como nombre y concepto para el animal, el vegetal y el mineral. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Para llegar a destacar rectamente este mismo, es conveniente ahora destacar también la posición metafísica de Nietzsche respecto de la de Descartes de acuerdo con los cuatro respectos que nos han guiado. 1) Para Descartes el hombre es sujeto en el sentido de la yoidad que representa. Para Nietzsche, el hombre es sujeto en el sentido de las pulsiones y los afectos que subyacen como "factum último", es decir, resumiendo, del cuerpo. Toda interpretación del mundo se lleva a cabo retrocediendo al cuerpo como hilo conductor metafísico 2) Para Descartes, la entidad del ente es equivalente a la representatividad por y para el yo-sujeto. Para Nietzsche, el "ser" es también representatividad, pero el "ser", entendido como consistencia, no basta para aprehender lo que propiamente "es", es decir lo que deviene en la realidad de su devenir. El "ser", en cuanto es lo fijo y rígido, es sólo una apariencia del devenir, pero una apariencia necesaria. El carácter de ser propio de lo real en cuanto devenir es la voluntad de poder. En qué medida la interpretación nietzscheana del ente en su totalidad como voluntad de poder tiene sus raíces en la antes nombrada subjetividad de las pulsiones y afectos y al mismo tiempo, está esencialmente codeterminada por el proyecto de la entidad como re-presentatividad, requiere aún una demostración especial y explícita. 3) Para Descartes, verdad significa la segura re-misión de lo representado en el interior del re-presentar que se representa; la verdad es certeza. Para Nietzsche, la verdad se equipara al tener-por-verdadero. Lo verdadero se determina desde lo que el hombre sostiene respecto del ente y desde lo que él tiene por ente. Ser es consistencia, fijeza. Tener-por-verdadero es fijar lo que deviene, fijación con la que se asegura al respectivo viviente algo consistente en sí mismo y en su entorno, en virtud de lo cual puede estar seguro de su EXISTENCIA CONSISTENTE y de su conservación y, por lo tanto, puede tener el poder de acrecentar el poder. La verdad, en cuanto fijar. Es para Nietzsche la apariencia requerida por el viviente, es decir por el centro de poder "cuerpo" en cuanto "sujeto". 4) Para Descartes, el hombre es la medida de todo ente en el sentido en que se arroga la eliminación de los límites del representar para conducirlo a la certeza que se asegura a sí misma. Para Nietzsche, no sólo lo re-presentado en cuanto tal es un producto del hombre; toda conformación y configuración de cualquier tipo es producto y propiedad del hombre en cuanto señor incondicionado de todo tipo de perspectiva en la que se configura el mundo y se le da poder como incondicionada voluntad de poder. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Para aprehender la esencia platónico-griega de la idea   tenemos que apartar toda referencia a la determinación moderna de la idea como perceptio y por lo tanto la relación entre idea y "sujeto". Para ello, la mejor ayuda es recordar que idea quiere decir en cierto modo lo mismo que eidos  , nombre que también emplea Platón   con frecuencia en lugar de idea. El eidos quiere decir "aspecto". Sólo que el aspecto de una cosa nosotros lo volvemos a entender inmediatamente de modo moderno como el parecer que nos formamos acerca de la cosa. Pensado de modo griego, el "aspecto" de un ente, de una casa, por ejemplo, es decir la "casidad", es aquello en lo que ese ente llega al aparecer, es decir, a la presencia, al ser. El "aspecto" [Aussehen  ] no es - pensado de modo "moderno" - un "aspecto" [Aspekt] para un "sujeto", sino aquello en lo que el ente correspondiente (la casa) tiene su EXISTENCIA CONSISTENTE y aquello de donde proviene porque en ello está constantemente, es decir, es. Visto desde las casas individuales existentes, la "casidad" , la idea, es, entonces, lo "universal" respecto de lo particular, y por ello la idea es caracterizada pronto como lo koinon  , aquello que es común a muchos individuos. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Puesto que todo individual y particular tiene siempre en su idea su presencia y su EXISTENCIA CONSISTENTE, es decir, el ser, la idea, en cuanto proporciona el "ser", es, por su parte lo propiamente ente, ontos on. La casa individual, por el contrario, y del mismo modo todo ente particular, sólo deja que la idea aparezca en cada caso de tal o cual manera, o sea de modo limitado y menoscabado. Por eso Platón llama a las cosas que son, a las cosas particulares, lo me on   no es simplemente nada sino, por el contrario, on, ente, pero en un modo en que propiamente no debería serlo, es aquello a lo que precisamente se le tiene que negar la caracterización plena como on, lo me on. Es siempre la idea y sólo ella lo que caracteriza al ente como un ente. Por eso, en todo lo presente la idea es lo que llega al aparecer en primer lugar y previamente. El ser, de acuerdo con su propia esencia, es lo proteron, lo a priori  , lo anterior, aunque no en el orden de la captación por parte nuestra sino respecto de aquello que, viniendo hacia nosotros, se muestra a sí mismo en primer término, de aquello que, desde sí y viniendo hacia nosotros, presencia previamente en lo abierto. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En el lenguaje de Nietzsche, el "mundo verdadero" significa lo mismo que "lo verdadero", que la verdad. Es lo que se aprehende en el conocimiento, el ente; el "mundo aparente" significa lo no verdadero y no ente. ¿Pero qué hace que el ente sea algo propiamente ente? ¿Respecto de qué decimos, y se dice desde antiguo: esto "es"? ¿Qué se considera como ente, incluso cuando ya se ha perdido el originario modo de percibir platónico? Que algo es lo decimos respecto de aquello que en todo momento y de antemano nos encontramos como ya estando siempre allí delante; lo que en todo momento presencia y en tal presencia tiene una constante EXISTENCIA CONSISTENTE. Lo que es propiamente es lo que de antemano ni nunca puede ser apartado, lo que conserva su estar, resiste todo asalto y subsiste a todo accidente. La entidad del ente, eso quiere decir: presencia consistente. Lo que es de tal modo es lo verdadero, aquello a lo que siempre y propiamente es posible atenerse como aquello que tiene una EXISTENCIA CONSISTENTE y no se sustrae, aquello desde donde es posible conquistar un sostén. Aunque en su concepción de la esencia del ente no penetre de modo explícito en el ámbito de esta interpretación ni aprecie el alcance que tiene - como por otra parte ningún otro metafísico antes de él -, Nietzsche piensa, sin embargo, el "ente", lo "verdadero", en la dirección señalada de lo permanente y lo que tiene EXISTENCIA CONSISTENTE. En concordancia con ello, el "mundo aparente", el no-ente, es concebido como lo inconsistente, lo que carece de EXISTENCIA CONSISTENTE, lo que siempre cambia, lo que al emerger vuelve inmediatamente a desaparecer. Heideggeriana: VontadePoder  

Pero el pensamiento de Nietzsche no apunta a poner otra interpretación de lo verdaderamente ente en lugar de la cristiana, a suplantar el Dios cristiano y su cielo por otro Dios, manteniendo la misma dei  -dad. Por el contrario, el preguntar de Nietzsche se dirige a determinar según su proveniencia la distinción entre mundo verdadero y mundo aparente en cuanto tal. Para el pensamiento nietzscheano resulta por lo tanto decisivo: 1) el hecho de que simplemente plantee la pregunta por el origen de tal distinción en cuanto tal; 2) el modo en que plantea, comprende, y por lo tanto responde a esta pregunta por el origen. Su respuesta reza: la distinción entre el mundo "verdadero" como mundo consistente y el mundo "aparente" como mundo inconsistente tiene que reconducirse a "relaciones de valor". Esto quiere decir: la posición de lo consistente y fijo como aquello que es y la correspondiente posición opuesta de lo inconsistente y cambiante como aquello que no es y sólo es aparente, constituyen una determinada valoración. Lo consistente-fijo, como lo que posee mayor valor, es preferido a lo que cambia y fluye. La valoración de la valencia de lo consistente y lo que carece de EXISTENCIA CONSISTENTE está guiada por la concepción básica de lo valioso y del valor. Heideggeriana: VontadePoder

Pero la vida, y aquí en especial la vida humana, regulará de antemano la posición de las condiciones propias de sí misma y en general la posición de las condiciones de aseguramiento de su vitalidad, de acuerdo con el modo en que ella misma determine su esencia. Si ante todo y continuamente de lo que se trata para la vida es sólo de conservarse y de tener asegurado permanentemente su EXISTENCIA CONSISTENTE, si vida no quiere decir más que aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE recibida y asumida, entonces la vida convertirá en sus condiciones más propias aquello que satisfaga y sirva a este aseguramiento de su EXISTENCIA CONSISTENTE. Lo que más condiciona en este sentido será entonces lo de mayor valor. Si en la vida se trata para la vida de conservar constantemente a la vida misma en cuanto tal en su EXISTENCIA CONSISTENTE, entonces no sólo tiene que haber asegurado condiciones particulares correspondientes. Como condición de la vida, es decir como valor, sólo podrá valer en general aquello que posea el carácter de conservación y aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE. Sólo esto puede calificarse como "ente". Pero si lo verdadero es lo que se tiene por ente, entonces todo lo que pretenda valer como verdadero debe tener el carácter de lo consistente y fijo; el "mundo verdadero" tiene que ser un mundo consistente, es decir, aquí, un mundo sustraído al cambio y la alteración. Con esto queda aclarado el sentido inmediato de las frases con las que Nietzsche comenta en qué sentido reconduce la oposición "mundo verdadero-mundo aparente" a "relaciones de valor". Nietzsche dice: "Hemos proyectado nuestras condiciones de conservación como predicados del ser en general". "Nuestras" - esto no alude a las condiciones de vida del hombre que vive actualmente, ni tampoco a las del hombre en general, sino a las del hombre del "mundo" occidental, griego, romano  -cristiano, germano-romano-moderno-. Esta humanidad, puesto que en cierto modo lo que le importa en primer y último término es la consistencia, la perduración y la eternidad, ha puesto afuera, en el "mundo", en el "todo", aquello que le importa en su vida. El modo en el que se interpreta la esencia del ente, como consistencia, nace del modo en el que la vida se toma a sí misma en cuanto a lo que le es propio: como aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE de sí misma. Por lo tanto, sólo estas determinaciones - consistencia, perduración y fijeza - dicen qué es y qué puede invocarse como ente, de qué pueden enunciarse las determinaciones "ente" y "ser". Heideggeriana: VontadePoder

Pensadas de modo platónico, las "ideas" no son sólo representaciones conductoras para el pensamiento humano, algo que "tenemos en la cabeza", sino que constituyen la esencia del ente y con su consistencia otorgan incluso a lo que no es propiamente ente su temporaria y turbia EXISTENCIA CONSISTENTE, dejan que incluso lo me on sea también un on. Heideggeriana: VontadePoder

Pero la interpretación de Nietzsche adopta otra dirección; que el ente es - la "condición de conservación" de la vida - no necesita pensarse de manera tal que el ente sea algo en y por sí constantemente existente, "por encima" y más allá de la vida; la única condición es que la vida, desde sí y en su propio interior, implante una creencia de ese tipo en algo a lo que se atendrá, de manera estable y en toda ocasión. A partir de esto resulta claro lo siguiente: Nietzsche lleva la reconducción de la contraposición entre mundo verdadero y aparente a relaciones de valor aún más atrás: la lleva a la vida misma que valora. Esta reconducción consiste en nada menos que en un enunciado esencial sobre la vida, el cual reza: la vida, para poder ser vida, precisa la consistente fijeza de una "creencia"; pero esta "creencia" quiere decir: tener algo por consistente y fijado, tomar algo como "ente". En la medida en que la vida pone valores, y en que ella misma sin embargo está interesada en asegurar su EXISTENCIA CONSISTENTE, tiene que formar parte de ella una posición de valores en la que algo se toma como consistente y fijo, es decir como ente, es decir como verdadero. Heideggeriana: VontadePoder

Ahora podemos decir: la verdad es la esencia de lo verdadero; lo verdadero es el ente; ente quiere decir lo tomado como consistente y fijo. La esencia de lo verdadero radica originariamente en un tomar-como-fijo-y-seguro de este tipo; este tomar-como no es, sin embargo, una acción arbitraria, sino el comportamiento necesario para asegurar la EXISTENCIA CONSISTENTE de la vida misma. La verdad es, en esencia, una estimación de valor. La oposición entre ente verdadero y aparente es una "relación de valor" que ha surgido de esta estimación de valor. Heideggeriana: VontadePoder

Aquí Nietzsche contrapone claramente un valor a otro, y el "valor" que él pone, en cuanto valor, es decir en cuanto condición de vida, está extraído a su vez de la vida, pero dirigiendo la mirada a la esencia de la vida de una manera diferente: la vida no como lo que se fija y está fijado, como lo que se asegura y está asegurado en su EXISTENCIA CONSISTENTE, sino la "vida" como serpiente - como lo que se anilla y se abraza y quiere volver a sí como a su propio anillo esencial, lo que siempre se enrolla y siempre se desarrolla en el anillo en cuanto anillo, lo que deviene eternamente - la vida en cuanto serpiente, cuya calma es sólo aparente y no es más que la contención para un arranque y un salto. Por ello la serpiente se torna compañera de la soledad de Zaratustra. Heideggeriana: VontadePoder

"Vida" es, sin embargo, el término que designa al ser, y ser quiere decir: presenciar, resistir a desaparecer y desvanecerse, consistir, consistencia. Si, por lo tanto, la vida es ese caótico vivir corporal y ese sobrepujarse en medio del acoso [umdrängtes Sichüberdrängen], si debe ser lo propiamente ente, entonces a lo viviente tiene que importarle al mismo tiempo y con igual originariedad resistir al impulso [Drang  ] y al sobrepujamiento [Überdrang], suponiendo claro que este impulso no impulsa a la mera aniquilación. Esto no puede suceder porque entonces el impulso se expulsaría a sí mismo y de ese modo tampoco podría jamás ser un impulso. Por ello, en la esencia del impulso que se sobrepuja se encuentra algo que le es conforme, es decir algo impulsivo, que lo impulsa a no sucumbir al embate [Andrang] sino a estar erguido en él, aunque más no sea para poder ser pasible de impulso [bedrängbar] y poder ser sobrepujándose. Sólo lo que está erguido puede caer. Pero resistir el embate empuja hacia la consistencia y hacia lo que tiene EXISTENCIA CONSISTENTE. Lo consistente y el impulso hacia ello no son, por lo tanto, algo ajeno al impulso vital, algo que lo contradice, sino que, por el contrario, corresponden a la esencia de la vida que vive corporalmente: para vivir, lo viviente tiene que, por mor de sí mismo, impulsar hacia algo consistente. Heideggeriana: VontadePoder

Pensada de modo originario, praxis   no significa primariamente actividad como realización; tal realización está fundada, más bien, en el ejercicio de la vida misma: ejercicio en el sentido de la vitalidad de la vida. "Necesidad práctica" quiere decir ahora: tener necesidad de aquello que está en la esencia de la praxis como ejercicio de la vida. Lo viviente, por y para su vitalidad, necesita ante todo aquello de lo que depende en cuanto viviente, es decir necesita "vivir", "ser", no sucumbir - de acuerdo con lo dicho antes - ante el arrastre de su propio carácter caótico, sino erguirse y mantenerse en pie en él. Este estar en pie ante el arrastre significa: enfrentarse al embate, llevarlo de cierto modo a un estar, aunque no de modo tal que la vida se detenga y acabe, sino de manera que, precisamente en cuanto algo viviente, resulte asegurada en su EXISTENCIA CONSISTENTE. La praxis como ejercicio de la vida es en sí aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE. Heideggeriana: VontadePoder

Puesto que este aseguramiento sólo es posible si se hace fijo y consistente el caos, la praxis como aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE requiere que lo que embiste se convierta en algo estable, en figuras, esquemas. La praxis es en sí misma - en cuanto aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE - una necesidad de esquemas; "necesidad práctica" quiere decir, pensado metafísicamente, lo mismo que: ir en busca de la formación de esquemas que permitan el aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE; resumiendo: necesidad de esquemas. La necesidad de esquema es ya un mirar hacia algo que fije y por lo tanto delimite. Lo que delimita se dice en griego to orizon. De la esencia de lo viviente en lo que hace a su vitalidad, del aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE en el modo de la necesidad de esquemas, forma parte un horizonte. Éste no es, por lo tanto, un límite que le llega a lo viviente desde fuera, un límite con el que la actividad vital choca y ante el cual se atrofia. Heideggeriana: VontadePoder

Ambos, lo deviniente y lo consistente, siempre que haya que pensarlos de manera igualmente esencial en su copertenencia, remiten a un inicio más originario de su unidad esencial. Puesto que la formación de horizonte y la formación de un esquema tienen su fundamento esencial en la esencia del ejercicio de la vida, en la praxis como aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE, praxis y caos se copertenecen de modo esencial. Heideggeriana: VontadePoder

La conexión entre ambos no debe representarse sin embargo de ninguna manera del modo siguiente: aquí, un ser viviente que está allí delante, en cuyo interior, como si fuera una caja, emergen "necesidades prácticas", y allí, "fuera" de ese ser viviente, el caos. Antes bien, sólo en cuanto praxis, es decir, en cuanto aseguramiento perspectivista-horizontal de la EXISTENCIA CONSISTENTE, lo viviente es trasladado originalmente a un caos en cuanto caos. El caos, a su vez, en cuanto sobrepujamiento que arrastra consigo a lo viviente, hace que el aseguramiento perspectivista de la EXISTENCIA CONSISTENTE sea necesario para la EXISTENCIA CONSISTENTE del ser viviente. La necesidad de esquematizar es en sí misma: mirada dirigida a lo consistente y a su fijabilidad, es decir, perceptibilidad [Vernelambarkeit]. Esta "necesidad práctica" es la razón [Vernunft  ]. Heideggeriana: VontadePoder

Así pues, la razón, como lo fue viendo Kant   de manera cada vez más clara en el curso de su pensamiento, es en su esencia "razón práctica", lo que quiere decir: percepción proyectante de lo que en sí mismo tiende a posibilitar la vida. Proyectar la ley moral   en la razón práctica quiere decir: posibilitar el ser hombre como persona  , la cual está determinada por el respeto ante la ley. La razón despliega sus conceptos y categorías de acuerdo con la correspondiente dirección del aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE. O sea: no es la razón misma, no es su esencia la que se desarrolla a partir de la necesidad de dominar el caos, sino que ella ya es en sí misma percepción del caos en la medida en que lo que embiste como algo confuso sólo se vuelve perceptible en el campo visual del orden y la consistencia y, en consecuencia, al ser lo que acosa de tal o cual manera, sugiere y exige esta o aquella fijación, esta o aquella formación de esquema. Heideggeriana: VontadePoder

Si desde antiguo se considera al conocer como un re-presentar [Vor-stellen  ], el concepto nietzscheano del conocimiento conserva esta esencia del conocimiento, pero el peso del poner delante [Vor-stellen  ] se traslada al poner delante [Vor-stellen], al llevar ante sí como un poner en el sentido de establecer [Fest-stellen], es decir de fijar [Festmachen], de pre-sentar [Dar-stellen] en el dispositivo [Gestell] de una forma. Por ello el conocer no es "conocer", es decir, no es reproducir. El conocer es lo que es en cuanto remitir [Zustellen] en lo consistente, en cuanto subsumir y esquematizar. El límite de la formación de horizonte delimitante está trazado en la praxis misma por el aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE que, en cuanto ejercicio de la vida, prefigura la dirección y el alcance de la respectiva formación de esquema de acuerdo con el estadio y el nivel esencial del viviente. Heideggeriana: VontadePoder

¿Pero en qué dirección va el aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE del ser viviente "hombre"? En una doble dirección que se encuentra ya inscrita en la esencia del hombre, en la medida en que, en cuanto hombre, se comporta respecto de sus semejantes y respecto de las cosas. Incluso el hombre individual, en cuanto individuo, es ya siempre   y exclusivamente esto: aquel que, rodeado de cosas, se comporta respecto de sus semejantes. Heideggeriana: VontadePoder

Entenderse acerca de algo quiere decir: opinar lo mismo acerca de ello, ante una divergencia de las opiniones fijar los criterios respecto de los cuales se dan tanto la coincidencia como la discrepancia. En todo caso, entenderse es coincidir acerca de que algo es lo mismo. Entenderse, en este sentido esencial, es incluso la condición previa para que las opiniones diverjan, para la discordia; pues sólo si los que disputan opinan en general lo mismo, pueden dividirse respecto de esta cosa particular. La concordia y la discordia entre los hombres se fundan, por lo tanto, en la fijación de algo idéntico y consistente. Si estuviéramos entregados a una marea de representaciones y sensaciones cambiantes y fuéramos arrastrados por ella, no seriamos nunca nosotros mismos, ni tampoco los demás hombres podrían jamás aparecerse a sí mismos y a nosotros como los mismos y como sí mismos. De la misma manera, también aquello acerca de lo cual los mismos hombres deberían entenderse entre sí sería algo carente de EXISTENCIA CONSISTENTE. En la medida en que el mal entendimiento y la falta de entendimiento son sólo modos derivados del entenderse, el salir al encuentro de esos mismos hombres en su identidad [Selbigkeit  ] y su ser sí mismos [Selbstheit] tiene que fundarse siempre primariamente en tal entenderse, comprendido esencialmente. Heideggeriana: VontadePoder

Así como el entenderse fija en general a los hombres en su identidad y sostiene ante todo la existencia de estirpes, grupos, alianzas y sociedades, y con ello asegura la EXISTENCIA CONSISTENTE de los hombres entre sí en el ámbito superficial de su vivir al día, así aquello a lo que Nietzsche de modo más incidental denomina "cálculo" asume la fijación de lo que embiste y lo que cambia en cosas con las que se puede contar, a las cuales, por ser las mismas, el hombre siempre puede volver y a las que puede tomar como las mismas para tal o cual uso, para tal o cual servicio. Heideggeriana: VontadePoder

En el fondo, el entenderse en su acepción corriente no deja de ser un poder contar con [rechnen   auf  ] los hombres, de la misma manera en que el trato con las cosas es un poder tener en cuenta [rechnen mit] los objetos. El aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE tiene siempre un carácter que nos es lícito designar como un poner-en-cuenta [in Rechnung-stellen]. En él se halla un pensar que anticipa un horizonte, horizonte que contiene indicaciones y reglas de acuerdo con las cuales lo que embiste es interceptado, apresado y puesto en seguridad. Los esquemas - en cuanto asignaciones del comportamiento del hombre respecto del hombre y de las cosas que están puestas en cuenta de antemano y regulan previamente el cálculo - no se imprimen al caos como un sello, sino que son primero ideados y luego enviados anticipadamente a lo que sale al encuentro, de manera tal que éste aparece en cada caso ya en el horizonte del esquema y sólo en él. El esquematizar no significa de ninguna manera un sistemático alojar lo que carece de orden en compartimentos ya preparados, sino que es un inventar que pone en cuenta, un inventar formas en las que tienen que ingresar el impulso y el embate para, de ese modo, rodear a lo viviente de algo consistente y remitirle la posibilidad de su propia consistencia y seguridad. Heideggeriana: VontadePoder

Esta proposición no contiene una explicación darwinista del surgimiento de la facultad de la razón, sino que describe aquello en lo que Nietzsche ve la esencia de la razón y del conocer, y esto es: la praxis como ejercicio de la vida, ejercicio que permite que el viviente persevere en una consistencia al llevar a que presencie algo que ha sido fijado. Pero lo fijo quiere decir - según el sentido de la tradición - el ente. Representar el ente, pensar racionalmente, es la praxis de la vida, el originario aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE de sí mismo. Hacer que lo objetivo se detenga en un estar y aferrarlo en la re-presentación, o sea, la "formación de conceptos", no es una ocupación especial y secundaria de un entendimiento teórico, no es algo ajeno a la vida, sino ley fundamental del ejercicio humano de la vida en cuanto tal. Heideggeriana: VontadePoder

De este modo, somete la calculabilidad de las cosas que se practica cotidianamente a un "si", es decir a la condición más elevada de la invención e inventabilidad de las cosas. En la observación puesta entre paréntesis denomina a esta invención un "proceso que recorre toda impresión sensorial". ¿Hasta qué punto es esto acertado? El ejemplo de la percepción del árbol mostró cómo la multiplicidad de impresiones cromáticas está referida a algo igual e idéntico. Pero ahora Nietzsche quiere decir que incluso cada impresión cromática singular, por ejemplo una sensación de rojo, ya ha pasado por una invención; en ello y para ello se supone que las sensaciones de rojo singulares son en cada caso necesariamente diferentes por la intensidad de la impresión, por su luminosidad según la cercanía a otras similares, por la variación de lo que nosotros hace un instante, al emplear la palabra rojo, ya hemos transformado inventivamente en algo igual, prescindiendo de diferencias y tonos más finos. Por el contrario, en determinados tipos de pintura el artista busca dentro de un color la mayor riqueza de diferencias, para que de él surja, no obstante, en la impresión global de la imagen del objeto, un rojo aparentemente simple, unívoco. Pero toda impresión sensorial recorre este proceso de invención hacia algo igual - rojo, verde, ácido, amargo, duro, rugoso - porque, en cuanto impresión, no se inserta sino en la región ya previamente imperante de la razón en esencia inventiva, de la razón que se dirige a lo igual e idéntico. Lo sensible nos acosa y asedia en cuanto seres vivientes racionales, en cuanto seres que - sin un propósito ejercido en cada caso de modo explícito - ya siempre nos hemos propuesto igualar, porque sólo lo igual ofrece la garantía de lo idéntico, y porque sólo lo idéntico asegura algo consistente, siendo el volver consistente el ejercicio del aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE. De acuerdo con ello, las propias sensaciones, que constituyen el "hervidero" que embiste de modo inmediato, son ya una multiplicidad inventada. Las categorías de la razón son horizontes de la invención, invención que es la que concede a lo que sale al encuentro ese sitio libre desde el cual y basado sobre el cual puede aparecer como algo consistente, como ob-stante, como objeto [Gegenstand  ]. Heideggeriana: VontadePoder

Ad 2) ¿Por qué menciona a la finalidad con especial insistencia? No con el propósito de decir lo contrario de la opinión   corriente en esa forma abreviada y equívoca a la que hemos aludido para construir así una "paradoja", sino porque la "finalidad", es decir el poner la mira en algo, el mirar que se abre a aquello que importa, caracteriza de modo fundamental la esencia de la razón. Pues todo poner la mira en la consistencia es en el fondo un constante proponerse aquello a lo que se apunta, lo que señala el blanco y que en alemán se denomina "die Zwecke", o sea el fin [der Zweck]. Si la razón, en cuanto percibir representante de lo real, quisiera evadirse hacia lo que carece de fin y divagar hacia lo que no tiene ni meta ni EXISTENCIA CONSISTENTE, o sea, si quisiera abandonar la invención de lo igual y regular, se vería superada por el embate del caos, y la vida, en lo que hace al ejercicio de su esencia, al aseguramiento de su EXISTENCIA CONSISTENTE, comenzaría a tambalearse y declinar, abandonaría su esencia y por lo tanto se malograría: "en todo otro tipo de razón, de los que hay despuntes continuamente, la vida se malogra, se vuelve inabarcable, demasiado desigual". Heideggeriana: VontadePoder

El hecho de que destaque especialmente la categoría de finalidad indica que Nietzsche no la comprende simplemente como una categoría entre otras sino como la categoría fundamental de la razón. Esta distinción de la finalidad, del ou §neka (finis), se mueve también en la dirección fundamental del pensar de la metafísica occidental. El que Nietzsche tenga que otorgar a la finalidad este papel privilegiado resulta del modo en que plantea el origen esencial de la razón, al identificar su esencia con el ejercicio de la vida en cuanto aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE. Heideggeriana: VontadePoder

Las categorías no son, pues, verdaderas en el sentido de que copien algo en sí que esté allí delante - cosidad, cualidad, unidad, multiplicidad -, sino que la esencia de su "verdad" se mide de acuerdo con la esencia de aquello para lo cual la "verdad" constituye su carácter distintivo, de acuerdo con la esencia del conocer. El conocer es la formación de esquemas y la esquematización del caos que surgen del aseguramiento perspectivista de la EXISTENCIA CONSISTENTE y que a él le pertenecen. El aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE, en el sentido del volver consistente lo inarticulado, lo que fluye, es una condición de la vida. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche constata: se da de hecho esa determinada especie animal que es el hombre. Ni se ve ni puede demostrarse con fundamento que haya una necesidad incondicionada de que exista este tipo de seres vivientes. Esta especie animal, cuya existencia es en el fondo casual, está dispuesta en cuanto a su constitución vital de tal modo que, al chocar con el caos, reacciona especialmente a este determinado modo de asegurar la EXISTENCIA CONSISTENTE: constituir categorías y un espacio tridimensional como formas de volver consistente el caos. "En sí" no hay espacio tridimensional, no hay igualdad entre cosas, no hay en general cosas como algo fijo, consistente, con sus correspondientes propiedades fijas. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche quiere decir: hay casos en los que no podemos contradecir; esto significa: casos en los que no podemos entregarnos a una contradicción, sino que tenemos que evitarla. En tales casos no podemos afirmar y negar lo mismo. Tenemos la constricción de hacer lo uno o lo otro. Podemos, por supuesto, afirmar y negar una y la misma cosa, pero no al mismo tiempo y en el mismo respecto. En este no poder reina una constricción. ¿De qué tipo es esta constricción? La constricción de hacer lo uno o lo otro es - dice Nietzsche - "subjetiva", una constricción que está en la constitución del sujeto humano; y esta constricción subjetiva de evitar la contradicción para simplemente poder pensar sobre un objeto, es "biológica". El principio   de no contradicción, la regla que dicta evitar la contradicción, es la ley fundamental de la razón, ley fundamental en la que, por lo tanto, se expresa la esencia de la razón. El principio de no contradicción no dice, sin embargo, que "en verdad", es decir en realidad, algo contradictorio no pueda ser nunca al mismo tiempo real, sino que sólo dice que el hombre está constreñido a pensar así por razones "biológicas"; dicho de modo simplificado, el hombre tiene que evitar la contradicción para escapar a la confusión y al caos, o bien para dominarlos imponiéndoles la forma de lo que carece de contradicción, es decir, de lo unitario y en cada caso idéntico. Así como determinados animales marinos, como por ejemplo las medusas, desarrollan y extienden sus instrumentos prensiles, así también el animal "hombre" emplea la razón y su instrumento prensil, el principio de no contradicción, para orientarse en su ambiente y asegurar así su propia EXISTENCIA CONSISTENTE. Heideggeriana: VontadePoder

Sobre la base de lo expuesto hasta el momento podemos ya prever en qué dirección tienen que ir la interpretación que hace Nietzsche del principio de no contradicción y su toma de posición respecto de él; pues si se supone que es un principio de la lógica, tiene que tener su origen, junto con la lógica y la esencia de la razón, en el aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE de la vida. Por eso, estamos tentados de decir que Nietzsche no comprende el principio de no contradicción de modo lógico sino biológico. Hay que preguntarse, sin embargo, si precisamente en esta consideración del principio comprendido de modo aparentemente biológico no sale a la luz algo que impide toda interpretación biológica. La meditación sobre la consideración que hace Nietzsche del principio de no contradicción deberá ser para nosotros una primera vía para ir, a propósito de una cuestión decisiva para la metafísica, definitivamente más allá de lo que es aparentemente sólo biológico en la interpretación nietzscheana de la esencia de la verdad, del conocimiento y de la razón, aclarándola así en su ambigüedad. El primer y breve párrafo del fragmento n. 516 resulta extraño, sin embargo, pues no se corresponde de ninguna manera con lo que sigue; dice así: "No conseguimos afirmar y negar una y la misma cosa: ésta es una proposición empírica subjetiva, en ella no se expresa una "necesidad", sino sólo una incapacidad." Heideggeriana: VontadePoder

De todos modos, con mayor razón tenemos que dirigir ahora a Nietzsche la pregunta: ¿quién ordena aquí y a quién?, ¿de dónde y cómo se llega en el ámbito del pensar y el conocer, en el ámbito de la verdad, a órdenes, a algo que tenga el carácter de una orden? Por el momento no vemos más que lo siguiente: si el principio de no contradicción es el principio supremo del tener-por-verdadero, si, en cuanto tal, sostiene y posibilita la esencia del tener-por-verdadero, y si el carácter de la posición de este principio es una orden, entonces la esencia del conocimiento tiene en lo más íntimo el tipo esencial de la orden. El conocer, sin embargo, en cuanto re-presentar del ente, de lo consistente, es, en cuanto aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE, una constitución esencial necesaria de la vida misma. Por lo tanto la vida tiene, en sí, en su vitalidad, el rasgo esencial de ordenar. El aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE de la vida humana se lleva a cabo, por consiguiente, en una decisión sobre lo que deba valer en general como ente, sobre lo que quiera decir ser. Heideggeriana: VontadePoder

¿Cómo acontece esta decisión? ¿Tiene lugar formulando una definición de "ser" o aclarando el sentido de la palabra "ser? ¡Lejos de ello! Ese acto fundamental, y por lo tanto lo esencial del aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE, consiste en colocar al ser viviente "hombre" en la trayectoria visual de una perspectiva dirigida a algo así como ente y en mantenerlo en movimiento dentro de ella. El acto fundamental de la fundación de una perspectiva se lleva a cabo en la representación de aquello que el principio de no contradicción enuncia sólo ulteriormente en forma de principio. Ahora no podemos seguir considerando al principio como un axioma evidente, en sí válido, sino que tenemos que tomar en serio su carácter de posición. El principio es una orden. Aunque no sepamos aún cómo debemos comprender este carácter de orden en cuanto a su proveniencia esencial, a partir de lo anterior pueden destacarse ya cuatro puntos y formar con ellos, por así decirlo, un escalón con el que nos elevemos un paso más para apoderarnos de la visión interna de la esencia plena de la verdad. Heideggeriana: VontadePoder

1) Se perfila ahora de manera más clara en qué sentido el conocimiento es necesario para la vida. En un primer momento, y sobre todo según la literalidad más inmediata de las proposiciones nietzscheanas, parecía que el conocimiento, en cuanto aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE, le era impuesto al ser viviente desde afuera porque le proporcionaba a éste provecho y éxito en la "lucha por la existencia". Pero el provecho y la utilidad no pueden ser nunca el fundamento de la esencia de un comportamiento, porque todo provecho y toda posición de un fin útil están establecidos ya desde la perspectiva de ese comportamiento y son por lo tanto siempre sólo una consecuencia de una constitución esencial. Heideggeriana: VontadePoder

Es cierto que Nietzsche, en la expresión literal de sus frases, a menudo exageradas y a menudo necesariamente exageradas, roza con bastante frecuencia la más corriente de todas las opiniones, la de que algo es "verdadero" sólo porque y en la medida en que es útil para la tantas veces invocada "vida". Pero esa expresión literal quiere decir algo totalmente diferente. El aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE no es necesario porque rinde una utilidad sino que el conocimiento es necesario para la vida porque el conocer, en sí mismo y desde sí mismo, hace surgir una necesidad y la dirime, porque conocer es en sí ordenar. Y es ordenar porque proviene de una orden. Heideggeriana: VontadePoder

La verdad en cuanto tener-por-verdadero es error, aunque un error necesario. La verdad en cuanto conformidad con el devenir, el arte, es apariencia, pero una apariencia transfiguradora. No hay un "mundo verdadero" en el sentido de algo que permanezca igual, de algo eternamente válido. El pensamiento de un mundo verdadero como lo que en primer lugar, respecto de todo y por sí mismo, da la medida es un pensamiento que desemboca en la nada. El pensamiento de un mundo verdadero así pensado tiene que ser abolido; entonces sólo queda como resto el mundo aparente, el mundo como una apariencia en parte necesaria y en parte transfiguradora: verdad y arte como formas fundamentales en las que hace aparición el aparecer del mundo aparente. ¿Qué sucede con este mundo de la apariencialídad? ¿Después de que ha tenido que abolirse el mundo verdadero, puede decirse aún que nos queda como resto el mundo aparente? ¿Cómo puede quedar un resto si fuera de él no hay otra cosa? ¿El llamado resto no es entonces todo, la totalidad? ¿No es entonces el mundo aparente por sí solo el único mundo? ¿A qué debemos atenernos respecto de él, y cómo debemos mantenernos en él? Nuestra pregunta es: ¿Qué sucede con el "mundo aparente" que aún queda después de la abolición del "mundo verdadero"? ¿Qué quiere decir aquí "apariencialidad"? La elucidación de la esencia de la vida desde el aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE que le es propio condujo a señalar el carácter perspectivista fundamental de la vida. Lo viviente está y se sostiene en cada caso en la trayectoria de una mirada dirigida a un círculo de posibilidades que están fijadas de uno u otro modo, ya sea como algo verdadero del conocimiento, ya sea como "obra" del arte. En cada caso, esa delimitación, el trazado de un horizonte, es: la instauración de una apariencia. Lo conformado tiene el aspecto de lo real, pero en cuanto conformado y fijo precisamente ya no es más caos sino un embate que ha sido fijado. La apariencia se erige en el espacio de la perspectiva del caso, en la cual impera un determinado punto de vista respecto del cual el horizonte es "relativo". De acuerdo con ello, dice Nietzsche en el n. 567 (1888): "¡Lo perspectivo es, por lo tanto, lo que da el carácter de "apariencia"! ¡Como si quedara aún un mundo una vez que se quita lo perspectivo! Con ello se habría quitado la relatividad!" Heideggeriana: VontadePoder

En efecto, el conocimiento, en cuanto aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE, es necesario, pero el arte, en cuanto valor superior, es aún más necesario. La transfiguración crea las posibilidades para que la vida se supere y supere sus limitaciones respectivas. El conocimiento pone en cada caso los límites para que haya siempre algo que superar y el arte conserve su necesidad superior. El arte y el conocimiento se necesitan recíprocamente en su esencia. Sólo en su relación recíproca, el arte y el conocimiento proporcionan el total aseguramiento de lo viviente como tal. Heideggeriana: VontadePoder

¿Pero qué es ahora, después de todo lo dicho, el aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE? Ni sólo fijación del caos en el conocimiento ni sólo transfiguración en el arte, sino las dos cosas a la vez. Pero ambas son en esencia una sola: asimilación y ordenación de la vida humana al caos: omoiosis. Esta asimilación no es una igualación a lo allí presente que lo imita y lo reproduce, sino: transfiguración que fija, ordenarte-inventiva, perspectivista-horizontal. Heideggeriana: VontadePoder

El pensar constructivo y eliminador es al mismo tiempo "aniquilador". Aparta lo que previamente y hasta ese momento aseguraba la EXISTENCIA CONSISTENTE de la vida. Este apartar deja el camino libre de consolidaciones que pudieran impedir que el erigir se lleve a cabo. El pensar constructivo y eliminador puede y tiene que llevar a cabo este apartar porque, en cuanto erigir, fija ya la EXISTENCIA CONSISTENTE en una posibilidad superior. Heideggeriana: VontadePoder

Este pensar a fondo la esencia de la voluntad de poder en la figura del conocimiento y la verdad tenía como meta entender qué, y cómo, Nietzsche, al pensar su pensamiento único de la voluntad de poder, se convierte en quien lleva a su acabamiento la metafísica occidental. La metafísica piensa el ente en su totalidad, piensa qué es y cómo es. Hasta ahora sólo el conocimiento, en cuanto aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE de la vida humana, ha sido pensado retrotrayéndolo a la justicia y con ella a la voluntad de poder. Pero la vida humana sólo es lo que es en base a la remisión al caos; éste, la totalidad del ente, tiene el carácter fundamental de la voluntad de poder. Se trata de ver "que es la voluntad de poder la que conduce también al mundo inorgánico, o más bien, que no hay un mundo inorgánico" (XIII, n. 204; 1885). Heideggeriana: VontadePoder

Al mismo tiempo tenemos que reflexionar acerca de que, por otra parte, el acabamiento de la metafísica intenta, desde ésta misma y en primer lugar por medio de una simple inversión superar aquella distinción entre un mundo "verdadero" y un mundo "aparente". La inversión no es, ciertamente, un giro meramente mecánico, por el cual lo inferior, lo sensible, pase a ocupar el lugar de lo superior, lo suprasensible, mientras ambos, junto con sus lugares, permanecen inalterados. La inversión es la transformación de lo inferior, lo sensible en "la vida" en el sentido de la voluntad de poder, en cuya estructura esencial se integra transformando lo suprasensible como aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE. Heideggeriana: EternoRetorno  

La carencia de sentido en la que acaba la estructura metafísica de la época moderna sólo puede llegar a saberse como el cumplimiento esencial de esta época si es vista conjuntamente con aquella transformación del hombre en subjectum y con la determinación del ente como representación y producción de lo objetivo. Entonces se muestra: la carencia de sentido es la consecuencia predeterminada de la validez final [Endgültigkeit] del comienzo de la metafísica moderna. La verdad como certeza se convierte en instaurable conformidad con el ente en su totalidad, previamente preparado para asegurar la EXISTENCIA CONSISTENTE del hombre basado sólo sobre sí mismo. Esta concordancia no es ni una imitación ni una compenetración empática con el ente "en sí" verdadero, sino la sobrepotenciación calculante del ente por medio del desprenderse de la entidad a la maquinación. Ésta misma alude a esa esencia de la entidad que se prepara para la factualidad en la que todo, en cuanto factible, está de antemano estatuido en referencia a su factibilidad. En correspondencia con este estatuir, el representar es el calculante y asegurante pasar revista de los horizontes que delimitan todo lo perceptible, su explicabilidad y su utilización. Heideggeriana: EternoRetorno

La subjetividad del subjectum, que no tiene nada que ver con el aislamiento del yo, llega a su acabamiento en la calculabilidad e instaurabilidad de todo lo viviente, en la rationalitas de la animalitas   en la que el "superhombre" encuentra su esencia. El extremo de la subjetividad se alcanza cuando se ha consolidado la apariencia de que los "sujetos" habrían desaparecido en beneficio de algún servicio de mayor alcance. Con el acabamiento de la época moderna la historia se entrega a la historiografía, que tiene la misma esencia que la técnica. La unidad de estos poderes de la maquinación funda una posición de poder del hombre cuyo esencial carácter violento sólo puede en el horizonte de la carencia de sentido consolidar su EXISTENCIA CONSISTENTE y, persiguiéndose incesantemente, permanecer sometido al sobrepujar. Heideggeriana: EternoRetorno

"Voluntad de poder" dice qué es el ente en cuanto tal, es decir, en su constitución. "Eterno retorno de lo mismo" dice cómo es el ente de esa constitución en su totalidad. Con el "qué" está conjuntamente determinado el "cómo" del ser de todo ente. Este cómo fija de antemano que todo ente recibe en cada instante el carácter de su "que" (su "factualidad") desde ese "cómo". Puesto que el eterno retorno de lo mismo caracteriza al ente en su totalidad, es, conjuntamente con la voluntad de poder, un carácter fundamental del ser, a pesar de que "eterno retorno" nombre un "devenir". Lo mismo que retorna tiene en cada caso una EXISTENCIA CONSISTENTE sólo relativa y es, por lo tanto, lo por esencia carente de EXISTENCIA CONSISTENTE. Pero su retorno significa llevar siempre de nuevo a la EXISTENCIA CONSISTENTE, es decir, volver consistente. El eterno retorno es el más consistente volver consistente de lo que carece de EXISTENCIA CONSISTENTE. Pero desde el comienzo de la metafísica occidental el ser se comprende en el sentido de la consistencia de la presencia, donde consistencia tiene el doble significado de fijeza y de permanencia. El concepto nietzscheano del eterno retorno de lo mismo enuncia esta misma esencia del ser. Nietzsche distingue, ciertamente, el ser, como lo consistente, firme, fijado e inmóvil, frente al devenir. Pero el ser pertenece sin embargo a la voluntad de poder, que tiene que asegurarse la EXISTENCIA CONSISTENTE a partir de algo consistente únicamente para poder superarse, es decir, devenir. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche  

Ser y devenir se contraponen sólo aparentemente, porque el carácter de devenir de la voluntad de poder es, en su más íntima esencia, eterno retorno de lo mismo y, por lo tanto, el consistente volverse consistente de lo que carece de EXISTENCIA CONSISTENTE. Por ello, Nietzsche puede decir en una nota decisiva (La voluntad de poder, n. 617): "Recapitulación: Imprimir al devenir el carácter del ser, ésa es la suprema voluntad de poder. - Doble falsificación, desde los sentidos y desde el espíritu, para conservar un mundo del ente, de lo persistente, equivalente, etc. - Que todo retorne es la más extrema aproximación de un mundo del devenir al del ser: cima de la consideración." Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Ésta es la doctrina de quien enseña el eterno retorno de lo mismo. La voluntad de poder misma, el carácter fundamental del ente en cuanto tal, y no un "señor Nietzsche", pone este pensamiento del eterno retorno de lo mismo. El supremo volver consistente de lo que carece de EXISTENCIA CONSISTENTE es el mayor obstáculo para el devenir. Mediante este obstáculo la voluntad de poder afirma la necesidad más íntima de su esencia. Pues así, a la inversa, el eterno retorno lleva al juego del mundo su poder condicionante. Bajo la presión de este grave peso, allí donde la referencia al ente en cuanto tal en su totalidad determine por esencia a un ente, se hará la experiencia de que el ser del ente tiene que ser la voluntad de poder. Pero el ente determinado por esa referencia es el hombre. La experiencia aludida traslada a la humanidad a una nueva verdad sobre el ente en cuanto tal en su totalidad. Pero puesto que la relación con el ente en cuanto tal en su totalidad distingue al hombre, sólo estando en el interior de tal relación éste conquista su esencia y se ofrece a la historia para que ésta llegue a su consumación. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Pensar, comprendido metafísicamente, es el representar que percibe aquello por lo que el ente es en cada caso ente. Pero el nihilismo comprende el pensar (el entendimiento) como el tener en cuenta y el contar con un aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE, pertenecientes ambos a la voluntad de poder; es decir, lo comprende como posición de valores. Por eso, en la interpretación nihilista de la metafísica y de su historia, el pensamiento, es decir la razón, aparece como el fundamento y la medida conductora de la instauración de valores. La "unidad" existente "en sí" de todo el ente, el "fin" último presente "en sí" de todo el ente, lo verdadero válido "en sí" para todo el ente, aparecen como tales valores puestos por la razón. Pero la negación nihilista de la razón no descarta el pensar (ratio) sino que lo recupera al servicio de la animalidad (aimalitas). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

La maquinización hace posible un dominio del ente que ahorra fuerzas, es decir, que al mismo tiempo las almacena, un dominio que resulta en todo momento abarcable en todas direcciones. A su ámbito esencial pertenecen también las ciencias. Éstas no sólo mantienen su valor; ni tampoco adquieren simplemente un nuevo valor. Más bien son ahora, por vez primera, ellas mismas un valor. En cuanto investigación dirigible y de carácter empresarial de todo el ente, lo fijan y, mediante sus fijaciones, condicionan el aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE de la voluntad de poder. El adiestramiento [Züchtung] de los hombres no es, sin embargo, domesticación, en el sentido de refrenar y paralizar la sensibilidad, sino que la disciplina [Zucht] consiste en almacenar y purificar las fuerzas en la univocidad del "automatismo" estrictamente dominable de todo actuar. Sólo cuando la subjetividad incondicionada de la voluntad de poder se ha convertido en la verdad del ente en su totalidad, es posible, es decir, metafísicamente necesaria, la institución de un adiestramiento racial, es decir, no la mera formación de razas que crecen por sí mismas sino la noción de raza que se sabe como tal. Así como la voluntad de poder no es pensada de modo biológico sino ontológico, así tampoco la noción nietzscheana de raza tiene un sentido biologista sino metafísico. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Nietzsche reserva las expresiones "lo verdadero" y "la verdad" para lo que Platón denomina lo "verdaderamente ente" (ontos on, alethos on), con lo que se alude al ser del ente, a la idea. Por eso, "lo verdadero" y "el ente", "el ser" y "la verdad" significan para Nietzsche lo mismo. Pero puesto que piensa de modo moderno, la verdad no es sólo en general una determinación del conocer que representa sino que, conforme a la transformación del representar en remitir asegurador, consiste en poner lo constante. El tener la "verdad" es el tener-por-verdadero que re-presenta (La voluntad de poder, n. 507). Lo verdadero es lo fijado en el pensar representante y por lo tanto lo consistente. Pero éste, después de la transvaloración nihilista, no tiene más el carácter de lo suprasensible que está en sí allí delante. Lo consistente asegura la EXISTENCIA CONSISTENTE de lo viviente, en la medida en que éste necesita un entorno fijo a partir del cual conservarse. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Esta posibilidad no es ni la no contradicción de la lógica ni lo realizable de la praxis, sino el centellear de lo que aún no ha sido osado y que por lo tanto no está aún allí delante. Lo puesto en la apertura que transfigura tiene el carácter de apariencia [Schein  ]. A esta palabra se le debe mantener su esencial ambigüedad: apariencia en el sentido de lucir y brillar (el sol brilla) y apariencia en el modo del mero parecer así (el arbusto que en el camino nocturno parece ser un hombre pero es sólo un arbusto). Aquélla es la apariencia como comparecer [Aufschein], ésta la apariencia como parecer [Anschein] - Pero puesto que incluso la apariencia en el sentido de comparecer hace que la totalidad del ente en su devenir se fije y vuelva consistente en determinadas posibilidades, resulta al mismo tiempo una apariencia que no es adecuada a lo que deviene. Así, la esencia del arte, en cuanto voluntad de apariencia como comparecer, muestra también su conexión con la esencia de la verdad, en la medida en que ésta es comprendida como el error necesario para asegurar la EXISTENCIA CONSISTENTE, es decir como mera apariencia. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

La verdad como aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE del poder está referida por esencia al arte como acrecentamiento del poder. Verdad y arte están esencialmente unidos a partir de la unidad simple de la voluntad de poder. Aquí tiene la plena esencia de la verdad su oculto fundamento determinante. Lo más íntimo que impulsa a la voluntad de poder hacia su extremo es que se quiere a sí misma en su sobrepotenciación: la subjetividad incondicionada pero inversa. Desde que el ente en cuanto tal en su totalidad comenzó a desplegarse en el modo de la subjetividad, también el hombre se ha convertido en sujeto. Puesto que, en virtud de su razón se comporta respecto del ente representando, el hombre es en medio del ente en total remitiendo a sí a éste y poniéndose en ello a sí mismo necesariamente en todo re-presentar. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Certeza como aseguramiento de la EXISTENCIA CONSISTENTE. Sistema. Heideggeriana: HistoriaSer