Heidegger, fenomenologia, hermenêutica, existência

Dasein descerra sua estrutura fundamental, ser-em-o-mundo, como uma clareira do AÍ, EM QUE coisas e outros comparecem, COM QUE são compreendidos, DE QUE são constituidos.

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quarta-feira 13 de dezembro de 2023

La ex-sistencia es algo que sólo se puede decir de la esencia del hombre, esto es, sólo del modo humano de “ser”. Porque, en efecto, hasta donde alcanza nuestra experiencia, sólo el hombre está implicado en el destino de la ex-sistencia. Por eso, si admitimos que el hombre está destinado a pensar la esencia de su ser y no sólo a narrar historias naturales e históricas sobre su CONSTITUCIÓN y su actividad, tampoco se puede pensar la ex-sistencia como una especie específica en medio de las otras especies de seres vivos. Y, por eso, también se funda en la esencia de la ex-sistencia la parte de animalitas   que le atribuimos al hombre cuando lo comparamos con el “animal”. El cuerpo del hombre es algo esencialmente distinto de un organismo animal. La confusión del biologismo no se supera por añadirle a la parte corporal del hombre el alma, al alma el espíritu y al espíritu lo existencial y, además, predicar más alto que nunca la elevada estima en que se debe tener al espíritu, si después se vuelve a caer en la vivencia de la vida, advirtiendo y asegurando que los rígidos conceptos del pensar destruyen la corriente de la vida y que el pensar del ser desfigura la existencia. Que la fisiología y la química fisiológica puedan investigar al ser humano en su calidad de organismo, desde la perspectiva de las ciencias naturales, no prueba en modo alguno que en eso “orgánico”, es decir, en el cuerpo científicamente explicado, resida la esencia del hombre. Esa opinión   tiene tan poco valor como la que sostiene que la esencia de la naturaleza está encerrada en la energía atómica. Después de todo, bien podría ser que la naturaleza ocultase su esencia precisamente en la cara que presenta al dominio técnico del hombre. Así como la esencia del hombre no consiste en ser un organismo animal, así tampoco esa insuficiente definición esencial del hombre se puede desechar o remediar con el argumento de que el hombre está dotado de un alma inmortal o una facultad de raciocinio o del carácter de persona  . En todos los casos estamos pasando por encima de la esencia, basándonos precisamente en el fundamento del propio proyecto metafísico. Heideggeriana  : CartaHumanismo

A lo que en sí, según su CONSTITUCIÓN más propia, es algo que señala, lo llamamos un signo. Arrastrado en la línea que lleva a lo que se retira, el hombre es un signo. Heideggeriana  : QuePensar  

Por ello, el carácter fundamental del ente como voluntad de poder se determina al mismo tiempo como “eterno retorno de lo mismo”. Nombramos así otro título capital de la metafísica de Nietzsche   y señalamos además algo esencial: sólo a partir de la esencia de la voluntad de poder suficientemente comprendida se vuelve inteligible por qué el ser del ente en su totalidad tiene que ser eterno retorno de lo mismo; y a la inversa: sólo a partir de la esencia del eterno retorno de lo mismo es posible aprehender el núcleo esencial más íntimo de la voluntad de poder y su necesidad. La expresión “voluntad de poder” dice qué es el ente según su “esencia” (CONSTITUCIÓN). La expresión “eterno retorno de lo mismo” dice cómo el ente de tal esencia tiene que ser en su totalidad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu  

La metafísica puede determinarse como la verdad sobre el ente en cuanto tal en su totalidad que se articula en la palabra del pensar. Esta palabra enuncia las interpelaciones del ente en cuanto tal en lo que hace a su CONSTITUCIÓN, o sea, las categorías. Por consiguiente, las categorías son las palabras metafísicas fundamentales y por ello los nombres de los conceptos filosóficos fundamentales. La circunstancia de que en nuestro pensar corriente y en el comportamiento cotidiano respecto del ente estas categorías, en cuanto interpelaciones, sean dichas de modo tácito, y de que incluso la mayoría de los seres humanos no llegue durante toda su “vida” a experimentarlas, reconocerlas y mucho menos a comprenderlas como tales interpelaciones tácitas, esto, lo mismo que otras cosas similares, no constituye razón alguna para opinar que estas categorías sean algo indiferente, fraguado por una filosofía presuntamente “alejada de la vida”. Que el entendimiento cotidiano y la opinión común no sepan nada ni tampoco necesiten saber nada acerca de estas categorías sólo atestigua lo ineludiblemente esencial que es lo que aquí está en discusión, dando por sentado que la cercanía a la esencia es sólo el privilegio, aunque también la fatalidad, de unos pocos. Que haya, por ejemplo, algo así como un motor Diesel tiene su fundamento decisivo, el fundamento que todo lo sustenta, en el hecho de que en alguna ocasión los filósofos hayan pensado expresa y profundamente las categorías de la “naturaleza” explotable por la técnica maquinista. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Las categorías son interpelaciones del ente respecto a lo que el ente en cuanto tal es de acuerdo con su CONSTITUCIÓN. Las categorías, por lo tanto, se reconocen expresamente como tales interpelaciones en la meditación sobre aquello que, en el corriente interpelar y hablar sobre el ente, está siempre ya implícitamente dicho e interpelado. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Según Leibniz  , todo ente está determinado por perceptio y appetitus, por el impulso que lleva en cada caso a poner-delante, a “representar” la totalidad del ente, y a que éste sea sólo y exclusivamente en y como esta repraesentatío. Este representar tiene en cada caso lo que Leibniz denomina un point de vue, un punto de vista. Así dice también Nietzsche: es el “perspectivismo” (la CONSTITUCIÓN perspectivista del ente) aquello “en virtud de lo cual todo centro de fuerza — y no sólo el hombre — construye desde sí la totalidad del mundo restante, es decir, lo mide, lo palpa, lo conforma de acuerdo con su propia fuerza… (n. 636; 1888. Cfr. XIV, 13; 1884-1885: “Si se quisiera salir del mundo de las perspectivas, se perecería” ). Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Traducimos cogitare por “pensar” y quedamos convencidos de que ya está claro lo que Descartes   quiere decir con cogitare. Como si supiéramos inmediatamente lo que quiere decir “pensar” y sobre todo, como si pudiéramos estar seguros de que con nuestro concepto de “pensar”, tomado quizá de algún manual de “lógica”, acertamos con aquello que Descartes quiere decir con la palabra “cogitare”. En importantes pasajes, Descartes utiliza para cogitare la palabra percipere (per-capio): tomar en posesión algo, apoderarse de una cosa, aquí en el sentido de re-mitir-a-sí [Sich-zu-stellen  ] en el modo del poner ante sí [Vor-sich-stellen], del “re-presentar” [Vor-stellen  ]. Si comprendemos cogitare como re-presentar en ese sentido literal, nos acercamos ya más al concepto cartesiano de cogitatio   y perceptio. Las palabras alemanas terminadas en — ung designan con frecuencia dos cosas que se copertenecen: representación [Vorstellung] con el significado de “representar” y representación con el significado de “representado”. La misma duplicidad posee también perceptio, en el sentido de percipere y de perceptum: el llevar-ante-sí y lo llevado-ante-sí y hecho-”visible” en el sentido más amplio. Por ello Descartes utiliza también con frecuencia para perceptio la palabra idea  , que, de acuerdo con este uso, no sólo significa lo representado en un representar sino también este representar mismo, el acto y el ejercicio del mismo. Descartes diferencia tres tipos de ideas: 1) ideae adventitiae: lo representado que viene hacia nosotros; lo percibido en las cosas; 2) ideae a me ipso factae: lo re-presentado que formamos pura y discrecionalmente a partir de nosotros mismos (imaginaciones); 3) ideae innatae: lo re-presentado que ya está dado en la CONSTITUCIÓN esencial del re-presentar humano. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero esta caracterización del re-presentar por la que en él se “co”-re-presentan “conjuntamente” el representar mismo y el “yo” representante, sigue siendo equívoca hasta tanto no destaquemos de manera más precisa lo esencial de lo que aquí todo depende. Puesto que en todo representar es al hombre re-presentante a quien se remite lo re-presentado de ese re-presentar, el hombre representante se ha copresentado en todo representar no con posterioridad sino de antemano, en la medida en que él, el re-presentante, lleva en cada caso ante sí a lo re-presentado. Puesto que el hombre re-presentante ya ha comparecido dentro del re-presentar junto a lo re-presentado, existe en todo re-presentar la posibilidad esencial de que el representar mismo se lleve a cabo dentro del círculo visual del que representa. Que el representar y el re-presentante sean co-representados en el re-presentar humano no quiere decir, en verdad, que el yo y su re-presentar se encontraran, por así decirlo, fuera del re-presentar como objetos diferentes de este representar y, con posterioridad, se integraran en el entorno de lo re-presentado. En verdad, la equívoca formulación de que el representante y su representado son co-representados en todo representar expresa precisamente la pertenencia esencial del re-presentante a la CONSTITUCIÓN del re-presentar. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero la ontología moderna no es una disciplina aislada, sino que está o se presenta en un peculiar entrelazamiento con aquello que en sentido estricto se entiende por fenomenología. Pues un concepto de ontología articulado y proyectado en términos de lo que entendemos por investigación sólo ha empezado surgiendo (ha surgido recién) en la Fenomenología. Ontología de la naturaleza, ontología de la cultura, ontologías materiales: estas ontologías constituyen las disciplinas en las que el “contenido objetivo” (o “contenido de conocimiento” o “contenido cognitivo”) de estas regiones (o que estas regiones representan o que estas regiones contienen) se lo monda o depura y se lo saca a la luz en su carácter objetualmente preciso. Y lo así obtenido vale después y sirve después como hilo conductor para los problemas de la CONSTITUCIÓN, es decir, para la aclaración de los contextos de estructura y génesis de la conciencia-de los objetos de esta o aquella especie. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Y a la inversa, sólo desde la Fenomenología es posible elevar la correspondiente ontología a una base segura en lo que respecta a los problemas que a esa ontología conciernen, y mantenerla en unas vías regulares y ordenadas. Pues es fijándose en la conciencia-de (y sólo fijándose en la conciencia-de), como se vuelve visible el de-lo-qué de esa conciencia-de, es decir, el carácter de objeto de un ente como tal, es decir, el carácter de objeto de ese ente como tal carácter de objeto. Y lo que importa a las ontologías, es decir, de lo que se trata en las ontologías, es decir, el tema de ellas, son los caracteres de objeto (los caracteres constitutivos de los objetos como objetos) del “campo de ser” de que se trate. Mas precisamente por eso no se trata en ellas del ser como tal, es decir, del ser sin objetos, del ser no contraído a objetos. Fenomenología en sentido estricto como fenomenología de la CONSTITUCIÓN en el sentido que este último término tiene en la tradición de filosofía transcendental   [es decir, éste es el concepto de fenomenología en sentido estricto, MJR]. Fenomenología en sentido lato incluye en su concepto lo que indeterminadamente entendemos por fenomenología. Heideggeriana: Hermeneutica1923

A esa cuestionabilidad o problematicidad o incertidumbre básica de la hermenéutica corresponde también una fundamental cuestionabilidad en lo que concierne al prae-habere, a aquello que de antemano se tiene. Esta cuestionabilidad se refleja, contrabrilla, es decir, reluce en todos los caracteres de ser con que podamos caracterizar a la exsistencia; problematicidad, cuestionabilidad o cuestionabilidad óntica: cuidado, desasosiego, angustia, temporalidad. En tal cuestionabilidad o problematicidad y sólo en ella es donde cabe apresar o hacerse con la situación en la que o para la que puede haber algo así como un: fijar el término, fijar el fin, apresar el final. Pues ello sólo puede ocurrir donde haya algo fijable o constatable precisamente en su carácter de no fijo, y ello como forma de ser de la exsistencia o ser-ahí. ¿Qué relación guarda con todo esto el problema de la muerte? En la hermenéutica es donde empieza desarrollándose la posición o situación desde la que cabe preguntar con radicalidad, sin utilizar el hilo conductor tradicional que representa la idea del hombre. (El tener-cuestionablemente, el tener pero como problema, a que acabamos de referirnos, que caracteriza al prae-habere, a lo que empezamos teniendo, es decir, el que en la existencia haya lo fijable pero no fijado, como forma de ser de la exsistencia, precisamente como problema de estructura, de CONSTITUCIÓN o de índole de la existencia, si es que en general hay que plantearlo de alguna manera: desde esa cuestionabilidad, ¿no se vuelve visible el ser-posible en su concreto y autónomo carácter exsistencial, es decir, concerniente a la Existenz  , al exsistir?). Heideggeriana: Hermeneutica1923

a) Por lo pronto, una caracterización general: el punto de partida del problema lo constituye la ontología fundamental como analítica de la existencia del Dasein  . Esta analítica ocurre en perspectiva ontológico-fundamental y sólo en ésta; desde allí están regulados el punto de partida, la ejecución, el límite y el modo de la concreción de fenómenos determinados. A partir del modo de ser (Seinsart  ) del Dasein, que es primariamente existencia, se ha de traer a luz la comprensión de ser. Esta CONSTITUCIÓN de ser (Seinsverfassung  ) del Dasein es de tal especie, que en ella se hace acreditable la interna posibilidad de la comprensión de ser que esencialmente pertenece al Dasein. Por eso, no se trata de antropología ni de ética, sino de este ente en su ser en general — y por eso, de una analítica preparatoria; la metafísica del Dasein mismo no está todavía en el centro. Heideggeriana: TranscendenciaST  

11. Esta metafísica del Dasein, por lo pronto como analítica, sólo ha de ganarse en el libre proyecto de la misma CONSTITUCIÓN de ser. Porque el Dasein existe en cada caso como él mismo, y el ser-sí-mismo, así como el existir, únicamente es, en cada caso, en su ejecución (Vollzug  ) [v], por eso precisamente el proyecto de la CONSTITUCIÓN fundamental ontológica del Dasein tiene que surgir en cada caso de la construcción de una posibilidad extremísima de un poder-ser propio y total del Dasein. La dirección del proyecto va hacia el Dasein como un todo y hacia las determinaciones fundamentales de su totalidad, si bien ónticamente sólo es en cada caso como existente. Dicho de otro modo: ganar la neutralidad e isolación metafísica del Dasein en general sólo es posible sobre la base del conato (Einsatzes) existentivo extremo del proyectante. Heideggeriana: TranscendenciaST

Pero si el ser tiene una referencia originaria al tiempo, y si la comprensión de ser pertenece originariamente a la esencia del Dasein, a su interna posibilidad, entonces el tiempo tiene que co-determinar esta posibilidad interna; es decir, hay que evidenciar la temporeidad como la CONSTITUCIÓN fundamental del Dasein, y esto en vista del problema del ser y conducido por éste. Pero a través de esto cambia el concepto mismo de tiempo. De aquí surge una posición fundamental con respecto a la historia de la metafísica en general. Escuchamos antes: ser — el apriori  . Si el apriori es un carácter fundamental del ser, y si el apriori es una determinación de tiempo, pero tiempo y ser están interconectados, de modo tal que la comprensión de ser está arraigada en la temporeidad del Dasein, entonces subsiste una conexión interna entre el apriori y la temporeidad, es decir, la CONSTITUCIÓN de ser del Dasein, la subjetividad del sujeto. Entonces, por ende  , no es ningún prejuicio idealista arbitrario, según se proclama hoy gustosamente, el que el problema del apriori, en Platón   y Aristóteles  , lo mismo que en Descartes, Leibniz, Kant   y el idealismo alemán, esté entrelazado de la manera más estrecha con el problema del sujeto, por mucho que la conexión haya sido tan oscura hasta ahora. Heideggeriana: TranscendenciaST

Pero esta desestimación de un error ampliamente difundido, que vuelve profundamente estéril todo así llamado interés por la metafísica, se queda sólo en lo negativo. Desarrollar positivamente la universalización del problema del ser significa mostrar qué preguntas fundamentales, interdependientes entre sí, encierra en general la pregunta por el ser. ¿Qué problemas fundamentales son mentados con el simple título “ser”, cuando se pregunta por ser y tiempo  ? El problema ontológico fundamental no sólo no es idéntico con la pregunta por la “realidad” del mundo externo, sino que este problema presupone uno genuinamente ontológico: la elucidación del modo del hecho-de-ser (Dass  -sein  ) de las cosas y de su CONSTITUCIÓN regional. Entre tanto, la existencia (Dasein) de las cosas materiales de la naturaleza no es, desde luego, la única; también la historia es, las obras de arte son. La naturaleza misma es de diversos modos: espacio y número, vida, el Dasein humano. Hay una multiplicidad de modi existendi, y éstos lo son a la vez, en cada caso, de entes de determinado contenido, de determinado ser-qué. El título “ser” está entendido en esta amplitud, de suerte que abarca todas las regiones posibles. Pero el problema de la multiplicidad regional del ser encierra, precisamente cuando se lo plantea en términos universales, la pregunta por la unidad de de este título universal “ser”, por el modo de la modificación de la significación universal “ser” en las diversas significaciones regionales. Este es el problema de la unidad de la idea del ser y de sus modificaciones regionales. — ¿Significa la unidad del ser universalidad en otra forma y motivación? El problema es, en todo caso, la unidad y universalidad de la idea del ser sin más. Justamente este problema ya lo planteó Aristóteles, aun cuando no lo solucionó. Lo esencial está, por sobre todo, en cómo se concibe la universalidad del concepto de ser. Heideggeriana: TranscendenciaST

La perspectiva orientada siempre al propio Dasein [vi], a la CONSTITUCIÓN del ser y al modo de ser del propio yo le da a Leibniz el modelo para esa unidad que él asigna a todo ente. Es algo que se ve muy claro en muchos pasajes. Y ver con claridad todo lo relativo a dicho hilo conductor es de una importancia decisiva para la comprensión de la Monadología. Heideggeriana: CursoMarburgo  

En cuanto dicho elemento unificador, el impulso es la naturaleza de un ente. Toda mónada tiene su respectiva “propre constitution originale”. Dicha CONSTITUCIÓN le viene dada en el mismo momento de la creación. Heideggeriana: CursoMarburgo

Ahora bien, en cuanto CONSTITUCIÓN fundamental del mundo real, de la actualia, la harmonia praestabilita es aquello que surge de forma opuesta a la mónada central — Dios — en cuanto elemento impulsado. El impulso de Dios es su voluntad, pero el correlato de la voluntad divina es el optimum, distinguendum enim inter ea, quae Deus potest et quae vult: potest omnia, vult optima. Actualia nihil   aliud sunt quam possibilium (omnibus comparatis) optima; Possibilia sunt, quae non implicant contradictionem (a Bernoulli con fecha de 1 de febrero de 1699; Schmalenbach lI, 11). Heideggeriana: CursoMarburgo

En el ser-aquí se le devuelve al hombre el fundamento esencial y durante mucho tiempo infundamentado gracias al cual el hombre puede ex-sistir. Aquí, “existencia” no significa existentia   en el sentido del aparecer y del “Dasein” (estar ahí delante) de un ente. Pero “existencia” tampoco significa aquí, al modo “existencial”, el esfuerzo moral   del hombre por su sí-mismo edificado sobre una CONSTITUCIÓN corporal y anímica. La ex-sistencia que tiene sus raíces en la verdad como libertad es la ex-posición en el desocultamiento de lo ente como tal. Todavía incomprendida, ni siquiera necesitada de una fundamentación esencial, la ex-istencia del hombre histórico comienza en ese instante en el que el primer pensador se pone al servicio del desocultamiento de lo ente preguntando qué sea lo ente. En esta pregunta es en donde por vez primera se experimenta el desocultamiento. Lo ente en su totalidad se desvela como physis  , la “naturaleza”, que aquí todavía no alude a un ámbito especial de lo ente, sino a lo ente como tal en su totalidad, concretamente con el significado de un venir surgiendo y brotando a la presencia. La historia sólo comienza cuando lo ente es elevado y preservado expresamente en su desocultamiento y cuando esa preservación es concebida desde la perspectiva de la pregunta por lo ente como tal. El inicial desencubrimiento de lo ente en su totalidad, la pregunta por lo ente como tal y el inicio de la historia occidental son lo mismo y son simultáneos en un “tiempo” que, siendo él mismo inconmensurable, abre por vez primera lo abierto, es decir, la apertura, a cualquier medida. Heideggeriana: EssenciaVerdade  

El hombre entregado a la más próxima accesibilidad de lo ente es insistente. Pero sólo insiste en cuanto ya ex-siste, desde el momento en que acepta a lo ente como tal medida normativa. Pero al tomar medidas la humanidad se aparta del misterio. Ese insistente entregarse a lo accesible y ese ex-sistente apartarse del misterio son inseparables. Son una y la misma cosa. Ahora bien, tales entregarse a… y apartarse de… siguen la orientación de un giro propio del dar vueltas de aquí para allá del Dasein. Esta inquietud del hombre, que se aparta del misterio para volcarse en lo accesible, y que le hace ir pasando de una cosa accesible a otra, pasando de largo ante el misterio, es lo que llamamos el errar. El hombre anda errante. No es que el hombre caiga en el errar. Si está siempre sujeto a dicho errar es porque, ex-sintiendo, in-siste y, de este modo, ya está en el errar. El errar por el que atraviesa el hombre no es algo que, por así decir, se limite sólo a rozar al hombre, algo parecido a un foso en el que a veces cayera, sino que el errar forma parte de la CONSTITUCIÓN íntima del ser-aquí en que se halla inmerso el hombre histórico. El errar es el campo de acción de ese giro en el que la ex-sistencia in-sistente da vueltas y se vuelve a olvidar siempre de sí y a confundirse de nuevo. El ocultamiento de lo ente oculto en su totalidad reina en el encubrimiento del respectivo ente que, en cuanto olvido del ocultamiento, se convierte en un errar. Heideggeriana: EssenciaVerdade

El camino más corto para responder a estas preguntas es el siguiente: que describamos las instalaciones de la Universidad Alemana y su CONSTITUCIÓN. Echaremos un vistazo a la multiplicidad de las universidades, en particular. Al proceder de esta forma, recibiremos efectivamente una imagen externa de la Universidad Alemana. Y no habremos entendido, por tanto, aún, su naturaleza interna. Y es justamente de eso, solamente, de lo que se trata. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

I. la organización externa y la CONSTITUCIÓN de la Universidad Alemana. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

I. La organización externa y la CONSTITUCIÓN de la Universidad Alemana Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Durante el primer período se lleva a cabo un desarrollo fructífero de las nuevas tareas de las universidades en un determinado respecto: Se consigue, por vez primera, la amplia fundación de las ciencias históricas del espíritu; al mismo tiempo que en el dominio de las ciencias naturales, se van fundando los institutos de investigación, desde los que irán saliendo muy pronto importantes investigadores y profesores. El motivo realmente determinante para esta época de prosperidad de las ciencias históricas y de la naturaleza, reside en que su preguntar y pensar están puestos todavía bajo el influjo de la gran filosofía del Idealismo Alemán. Si bien, los sistemas y las doctrinas de los filósofos habían perdido ya su efectividad inmediata, del mismo modo tanto más perdurable se tornaba el efecto mediato. Así [pasaba, al menos], en la investigación histórica de la construcción de las lenguas, de las formas de la gran poesía, de la CONSTITUCIÓN de la naturaleza viviente. Las ciencias todavía eran llevadas por la idea de un saber acerca del todo de lo que puede saberse; sus preguntas concernían siempre a conexiones y leyes esenciales de sus regiones. La palabra y el concepto “ciencia” tenia todavía el significado de un saber, que se dirige necesariamente al todo y, por tanto, que es necesariamente en sí mismo filosófico. De allí que los planteamientos de las ciencias naturales y los de las ciencias históricas tuviesen aún una gran fuerza de irradiación. El pensamiento histórico logró entrar en las ciencias del derecho y en las ciencias del estado por Niebuhr y, sobretodo, por Savigny. Por eso, ésta [última] se vio obligada a convertirse en un pensamiento radical y vivo de cuestiones acerca del espíritu de un pueblo, la educación de las leyes y el estado. Savigny demostró que el derecho no surge sólo, ni preponderantemente del pensamiento normativo formal   de la legislación [Gesetzgebung], sino tal como el lenguaje [lo hace] con el espíritu comunitario de los pueblos, con sus creencias y costumbres. Savigny enseño también de una forma menos evidente, y en relación con la esencia del estado, que la libertad y la falta de libertad política no dependen de la forma del estado, sino, ante todo, de si el poder de un estado se halla enraizado en la naturaleza y la historia de un pueblo o si se agota únicamente en la arbitrariedad de los que detentan el poder individualmente y de los gobiernos. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Pero el entramado materia-forma que determina en primer lugar el ser del utensilio aparece fácilmente como la CONSTITUCIÓN inmediatamente comprensible de todo ente, porque en este caso el propio hombre que elabora está implicado en el modo en que un utensilio llega al ser. Desde el momento en que el utensilio adopta una posición intermedia entre la mera cosa y la obra, resulta fácil concebir también con ayuda del ser-utensilio (esto es, del entramado materia-forma) los entes que no tienen carácter de utensilio, las cosas y las obras y, en definitiva, todo ente. Heideggeriana: ObraArte

La tendencia a considerar el entramado materia-forma como la CONSTITUCIÓN de cada uno de los entes recibe sin embargo un impulso muy particular por el hecho de que, debido a una creencia, concretamente la fe bíblica, nos representamos de entrada la totalidad de lo ente como algo creado, o lo que es lo mismo, como algo elaborado. La filosofía de esta fe puede permitirse asegurar que nos debemos imaginar toda la actividad creadora de Dios como algo diferente al quehacer de un artesano, pero cuando al mismo tiempo o incluso previamente pensamos el ens creatum   a partir de la unidad de materia y forma — siguiendo la presunta prederminación de la filosofía tomista para la interpretación de la Biblia — entonces interpretamos la fe a partir de una filosofía cuya verdad reposa en un desocultamiento de lo ente completamente diferente a ese mundo en el que cree la fe. Heideggeriana: ObraArte

Del recuerdo de esta sentencia rescatamos ahora sólo lo siguiente: el aprehender y determinar del ente ha sido atribuido desde antiguo al percibir [Vernehmen  ], al noein  . Para ello tenemos en alemán la palabra Vernunft   [razón]. La razón, el captar [nehmen  ] el ente en cuanto ente, lo capta en diferentes respectos: ya en cuanto constituido de tal o cual modo, respecto de su CONSTITUCIÓN (cualidad, poion), ya en cuanto tiene tal o cual extensión y tamaño (cantidad, poson), ya en cuanto referido a otro de tal o cual manera (relación, pros ti). Heideggeriana: VontadePoder  

Si un ente, por ejemplo una roca, es captada en cuanto dura o en cuanto gris, se alude a ella respecto de su CONSTITUCIÓN. Si a un hombre, por ejemplo a un esclavo, se lo percibe en cuanto sometido a su señor, se aludirá a él respecto de su relación. Heideggeriana: VontadePoder

Aludir a algo en cuanto algo se dice en griego kategorein  . Por eso, los respectos según los cuales se alude al ente en cuanto ente — CONSTITUCIÓN, extensión, referencia (calidad, cantidad, relación) — se llaman “categorías”, o dicho con más precisión: ta schemata tes kategorias, las figuras en las que el aludir de algo en cuanto algo (he kategoria) pone a lo aludido. Lo aludido es siempre un ente en el sentido de lo que es de tal o cual modo. Por ello, las schemata tes kategorias no son otra cosa que los gene tou ontos, los linajes, los modos de origen del ente, aquello desde donde — y por lo tanto retrocediendo hacia lo cual — el ente es: así constituido, así de grande, así relacionado, y así sucesivamente. El percibir del ente en cuanto tal se despliega en el pensar y éste se expresa en el enunciado, en el logos  . Heideggeriana: VontadePoder

¿Pero qué quiere decir en la frase de Nietzsche “confianza en la razón”? Con esta confianza se alude a una CONSTITUCIÓN fundamental del hombre. De acuerdo con ella, la capacidad de llevar al hombre ante el ente y de representar para él el ente en cuanto tal es entregada a la razón. Heideggeriana: VontadePoder

Ciertamente, la interpretación que hace Nietzsche de la contraposición entre “mundo verdadero y mundo aparente” es poco fina y en lo que hace a la doctrina occidental del ente, tanto pre-platónica como platónica y post-platónica, no penetra en la actitud cuestionante y en la CONSTITUCIÓN interna de la correspondiente posición metafísica fundamental. Y sin embargo, con esa contraposición Nietzsche acierta con algo esencial. Heideggeriana: VontadePoder

Entonces habría que preguntar, simplemente: ¿por qué sale al encuentro en primer lugar el “caos”, en qué medida la necesidad práctica es determinante para el conocer, y por qué el conocimiento es un “esquematizar? Pero preguntando de este modo, ¿podemos retroceder por detrás del estado del comportamiento cognoscente hacia aquel estado sólo desde el cual surge el conocer, conocer que supera la relación no cognoscitiva con el ente y produce y recoge en general por vez primera una relación con “algo”, es decir con lo que de alguna manera “es”? Evidentemente, en la determinación que hace Nietzsche de la esencia del conocimiento, al igual que en la que establecen otros pensadores — recordemos a Kant —, se produce un retroceso hacia lo que hace posible y sustenta esa única representación que inmediata y regularmente nos resulta familiar, la representación de un mundo ordenado y estructurado. De este modo se acomete el intento de ir cognoscitivamente por detrás del conocer. El conocer, concebido como esquematizar, es reconducido a la necesidad vital práctica y al caos como condiciones de su posibilidad y su necesidad. Si concebimos a la praxis   vital, por un lado, y al caos, por otro, como algo que en todo caso no es una nada y por lo tanto como un ente que esencia de tal o cual manera, resulta que tal caracterización de la esencia del conocimiento implica reconducir su CONSTITUCIÓN esencial a algo ya ente, quizás incluso al ente en su totalidad. Heideggeriana: VontadePoder

Una elucidación suficientemente precisa de esta CONSTITUCIÓN esencial de la vida se vuelve especialmente difícil en Nietzsche por el hecho de que con frecuencia sólo habla en general de lo viviente, sin tener en cuenta de modo expreso la frontera entre el hombre y el animal. A Nietzsche le es tanto más posible proceder sin reparos de esta manera en la medida en que el hombre — de acuerdo con el modo de pensar metafísico — ha sido establecido en su esencia como animal. Para Nietzsche el hombre es el animal que aún no ha sido fijado. Se trata de decidir en primer lugar en qué consiste la animalidad y en qué sentido hay que comprender la fijación esencial que se ha hecho hasta ahora del animal “hombre”, su distinción por medio de la racionalidad. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche constata: se da de hecho esa determinada especie animal que es el hombre. Ni se ve ni puede demostrarse con fundamento que haya una necesidad incondicionada de que exista este tipo de seres vivientes. Esta especie animal, cuya existencia es en el fondo casual, está dispuesta en cuanto a su CONSTITUCIÓN vital de tal modo que, al chocar con el caos, reacciona especialmente a este determinado modo de asegurar la existencia consistente: constituir categorías y un espacio tridimensional como formas de volver consistente el caos. “En sí” no hay espacio tridimensional, no hay igualdad entre cosas, no hay en general cosas como algo fijo, consistente, con sus correspondientes propiedades fijas. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche quiere decir: hay casos en los que no podemos contradecir; esto significa: casos en los que no podemos entregarnos a una contradicción, sino que tenemos que evitarla. En tales casos no podemos afirmar y negar lo mismo. Tenemos la constricción de hacer lo uno o lo otro. Podemos, por supuesto, afirmar y negar una y la misma cosa, pero no al mismo tiempo y en el mismo respecto. En este no poder reina una constricción. ¿De qué tipo es esta constricción? La constricción de hacer lo uno o lo otro es — dice Nietzsche — “subjetiva”, una constricción que está en la CONSTITUCIÓN del sujeto humano; y esta constricción subjetiva de evitar la contradicción para simplemente poder pensar sobre un objeto, es “biológica”. El principio   de no contradicción, la regla que dicta evitar la contradicción, es la ley fundamental de la razón, ley fundamental en la que, por lo tanto, se expresa la esencia de la razón. El principio de no contradicción no dice, sin embargo, que “en verdad”, es decir en realidad, algo contradictorio no pueda ser nunca al mismo tiempo real, sino que sólo dice que el hombre está constreñido a pensar así por razones “biológicas”; dicho de modo simplificado, el hombre tiene que evitar la contradicción para escapar a la confusión y al caos, o bien para dominarlos imponiéndoles la forma de lo que carece de contradicción, es decir, de lo unitario y en cada caso idéntico. Así como determinados animales marinos, como por ejemplo las medusas, desarrollan y extienden sus instrumentos prensiles, así también el animal “hombre” emplea la razón y su instrumento prensil, el principio de no contradicción, para orientarse en su ambiente y asegurar así su propia existencia consistente. Heideggeriana: VontadePoder

En todo caso, hay una cosa que Nietzsche ve con claridad, que en el principio de no contradicción lo decisivo es una imposibilidad. Por consiguiente, la interpretación del principio tiene que dar ante todo explicaciones acerca del tipo y la esencia de este adynaton  . De acuerdo con el primer párrafo citado, Nietzsche entiende este “imposible” en el sentido de un “no ser capaz de”. Recalca expresamente que no se trata aquí de una “necesidad”. Esto quiere decir: que algo no pueda ser al mismo tiempo esto y su contrario depende de que nosotros no somos capaces de “afirmar y negar una y la misma cosa”. Nuestra incapacidad de afirmar y negar lo mismo tiene por consecuencia que algo no puede representarse, fijarse, es decir “ser”, al mismo tiempo como esto y su contrario. Pero nuestro no poder pensar de otro modo no proviene de ninguna manera de que lo pensado mismo requiera tener que pensar así. Lo “imposible” es una incapacidad de nuestro pensar, o sea un no poder subjetivo, y de ninguna manera un no admitir objetivo por parte del objeto. A este imposible objetivo se refiere Nietzsche con la palabra “necesidad”. Por lo tanto, el principio de no contradicción sólo tiene validez “subjetiva”, depende de la CONSTITUCIÓN de nuestra capacidad de pensar. Con una alteración biológica de nuestra capacidad de pensar el principio de no contradicción podría perder su validez. ¿No la ha perdido ya? Aquel pensador que junto con Nietzsche ha llevado a cabo el acabamiento de la metafísica, es decir Hegel  , ¿no ha superado acaso en su metafísica la validez del principio de no contradicción? ¿No enseña Hegel que la contradicción pertenece a la esencia más íntima del ser? ¿No es también ésa la doctrina esencial de Heráclito  ? Pero para Hegel y para Heráclito, la “contradicción” es el “elemento” del “ser”, por lo que trastocamos ya todo si hablamos de una contradicción del decir y del hablar en lugar de una contrariedad [Widerwendigkeit] del ser. Pero el mismo Aristóteles, que acuñó expresamente por vez primera aquel principio sobre el ser del ente, también habla de antiphasis. Además de la citada, da otras versiones del principio por las que parece que se tratara efectivamente sólo del enfrentamiento de enunciados, phaseis. Heideggeriana: VontadePoder

De todos modos, con mayor razón tenemos que dirigir ahora a Nietzsche la pregunta: ¿quién ordena aquí y a quién?, ¿de dónde y cómo se llega en el ámbito del pensar y el conocer, en el ámbito de la verdad, a órdenes, a algo que tenga el carácter de una orden? Por el momento no vemos más que lo siguiente: si el principio de no contradicción es el principio supremo del tener-por-verdadero, si, en cuanto tal, sostiene y posibilita la esencia del tener-por-verdadero, y si el carácter de la posición de este principio es una orden, entonces la esencia del conocimiento tiene en lo más íntimo el tipo esencial de la orden. El conocer, sin embargo, en cuanto re-presentar del ente, de lo consistente, es, en cuanto aseguramiento de la existencia consistente, una CONSTITUCIÓN esencial necesaria de la vida misma. Por lo tanto la vida tiene, en sí, en su vitalidad, el rasgo esencial de ordenar. El aseguramiento de la existencia consistente de la vida humana se lleva a cabo, por consiguiente, en una decisión sobre lo que deba valer en general como ente, sobre lo que quiera decir ser. Heideggeriana: VontadePoder

1) Se perfila ahora de manera más clara en qué sentido el conocimiento es necesario para la vida. En un primer momento, y sobre todo según la literalidad más inmediata de las proposiciones nietzscheanas, parecía que el conocimiento, en cuanto aseguramiento de la existencia consistente, le era impuesto al ser viviente desde afuera porque le proporcionaba a éste provecho y éxito en la “lucha por la existencia”. Pero el provecho y la utilidad no pueden ser nunca el fundamento de la esencia de un comportamiento, porque todo provecho y toda posición de un fin útil están establecidos ya desde la perspectiva de ese comportamiento y son por lo tanto siempre sólo una consecuencia de una CONSTITUCIÓN esencial. Heideggeriana: VontadePoder

La justicia tiene la CONSTITUCIÓN esencial del pensar constructivo, eliminador, aniquilador. De este modo lleva a cabo la estimación de valor, es decir: aprecia qué hay que poner como condición esencial de la vida. ¿Y “la vida” misma? ¿En qué se basa su esencia? La respuesta a esta pregunta está ya dada por la caracterización de la esencia de la justicia; en efecto, Nietzsche redondea su nota sobre la justicia pasando, con dos puntos, a la siguiente expresión que subraya: “supremo representante de la vida misma”. Heideggeriana: VontadePoder

La justicia es aquello en lo que se funda la vida que se sustenta en sí misma. El tener-por-verdadero recibe su ley y su regla de la justicia. Ésta es el fundamento esencial de la verdad y del conocimiento, aunque, por supuesto, sólo si pensamos “la justicia” de modo metafísico en el sentido de Nietzsche y tratamos de comprender en qué medida alude a la CONSTITUCIÓN de ser de lo viviente, es decir del ente en su totalidad. Heideggeriana: VontadePoder

Se trataba de preguntar dónde el carácter de orden del conocer humano y la esencia inventiva de la razón humana tienen el fundamento que les da su derecho y su medida. La respuesta es: en la justicia. De acuerdo con la CONSTITUCIÓN señalada, ésta es: el fundamento de la necesidad y de la posibilidad de todo tipo de conformidad del hombre con el caos, ya se trate de la más elevada del arte o de la del conocimiento. La explicación que ordena y la transfiguración que inventa son “rectas” y justas porque la vida misma es en el fondo lo que Nietzsche denomina justicia. Heideggeriana: VontadePoder

¿Qué es la voluntad de poder? Es “la esencia más íntima del ser” (La voluntad de poder, n. 693). Esto quiere decir: la voluntad de poder es el carácter fundamental del ente en cuanto tal. Por lo tanto, la esencia de la voluntad de poder sólo se deja interrogar y pensar con la vista puesta en el ente en cuanto tal, es decir, metafísicamente. La verdad de este proyecto del ente en dirección al ser en el sentido de la voluntad de poder tiene carácter metafísico. No tolera ninguna fundamentación que recurra al tipo y a la CONSTITUCIÓN de un ente en cada caso particular, porque este ente invocado sólo es mostrable en cuanto tal si previamente el ente ya ha sido proyectado en dirección del carácter fundamental de la voluntad de poder en cuanto ser. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche  

De este modo, todo ente, puesto que esencia como voluntad de poder, es “perspectivista”. “El perspectivismo” (es decir la CONSTITUCIÓN del ente como ver que pone puntos de vista y calcula) es aquello “en virtud de lo cual cada centro de fuerza — y no sólo el hombre construye desde sí todo el resto del mundo, es decir, lo mide respecto de su fuerza, lo palpa, lo conforma … “ (La voluntad de poder, n. 633). “Si se quisiera salir del mundo de las perspectivas, se sucumbiría” (XIV, 13). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

El eterno retorno de lo mismo es el modo de presenciar de lo inconsistente (de lo que deviene) en cuanto tal, pero esto en el volver consistente en grado sumo (en el moverse en círculo), con la determinación única de asegurar la continua posibilidad del ejercicio del poder. El retorno, la llegada y la partida del ente que está determinado corno eterno retorno tiene en todas partes el carácter de la voluntad de poder. Por eso la mismidad de lo que retorna consiste ante todo en que, en todo ente, es el ejercicio del poder lo que en cada caso ordena, condicionando, como consecuencia de ese ordenar, una misma CONSTITUCIÓN del ente. El retorno de lo mismo no quiere decir nunca que, para un observador cualquiera cuyo ser no estuviera determinado por la voluntad de poder, lo mismo que estaba previamente allí delante vuelva siempre a estar de nuevo allí delante. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

“Voluntad de poder” dice qué es el ente en cuanto tal, es decir, en su CONSTITUCIÓN. “Eterno retorno de lo mismo” dice cómo es el ente de esa CONSTITUCIÓN en su totalidad. Con el “qué” está conjuntamente determinado el “cómo” del ser de todo ente. Este cómo fija de antemano que todo ente recibe en cada instante el carácter de su “que” (su “factualidad”) desde ese “cómo”. Puesto que el eterno retorno de lo mismo caracteriza al ente en su totalidad, es, conjuntamente con la voluntad de poder, un carácter fundamental del ser, a pesar de que “eterno retorno” nombre un “devenir”. Lo mismo que retorna tiene en cada caso una existencia consistente sólo relativa y es, por lo tanto, lo por esencia carente de existencia consistente. Pero su retorno significa llevar siempre de nuevo a la existencia consistente, es decir, volver consistente. El eterno retorno es el más consistente volver consistente de lo que carece de existencia consistente. Pero desde el comienzo de la metafísica occidental el ser se comprende en el sentido de la consistencia de la presencia, donde consistencia tiene el doble significado de fijeza y de permanencia. El concepto nietzscheano del eterno retorno de lo mismo enuncia esta misma esencia del ser. Nietzsche distingue, ciertamente, el ser, como lo consistente, firme, fijado e inmóvil, frente al devenir. Pero el ser pertenece sin embargo a la voluntad de poder, que tiene que asegurarse la existencia consistente a partir de algo consistente únicamente para poder superarse, es decir, devenir. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Justicia, en cuanto “modo de pensar”, es un re-presentar, es decir un fijar “a partir de estimaciones de valor”. En este modo de pensar se fijan los valores, las condiciones de la voluntad de poder relativas a un punto de vista. Nietzsche no dice que Injusticia sea un modo de pensar entre otros a partir de (arbitrarias) estimaciones de valor. De acuerdo con su formulación, la justicia es un pensar a partir de “las” estimaciones de valor explícitamente llevadas acabo. Es el pensar en el sentido de la voluntad de poder, que es la única que pone valores. Este pensar no es una consecuencia de las estimaciones de valor, es el llevar a cabo la estimación misma. Esto queda atestiguado por la manera en que Nietzsche caracteriza la esencia de este “modo de pensar”. Tres determinaciones expresivas, y nombradas además en una sucesión esencial, guían la mirada esencial hacia su CONSTITUCIÓN. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

2. En la consistencia esencial, así entendida, de la voluntad radica la necesidad del sistema en cuanto CONSTITUCIÓN de la subjetidad, es decir, del ser en cuanto entidad del ente. Heideggeriana: HistoriaSer  

La conciencia no es mera perceptio, re-presentar asidor, sino apperceptio, un pre-sentar-nos que nos comprende. Pero el sí mismo de este modo co-representado no se mueve según la esencia posteriormente, fuera de lo ya sabido, ni en la conciencia, que de lo contrario permanece dirigida de inmediato a las cosas. La autoconciencia no es una conciencia enriquecida en su contenido sólo por la representación del sí mismo, sino que la conciencia de las cosas es esencialmente y propiamente autoconciencia, aunque en la mayoría de los casos una tal que no representa expresamente al sí mismo y así en cierta manera lo olvida. El sí mismo en la autoconciencia es sobre todo un aspecto de la relación de la conciencia con lo sabido y es simultáneamente y propiamente toda esta relación misma. Esta relación contiene la CONSTITUCIÓN esencial de la conciencia. Hegel la denomina “reflexión”, pero no entiende este título psicológicamente como proceder, sino ontológicamente como la relación estructural de la flexión esencial y del reflejo de todo lo conciente como tal y con ello de la conciencia en el sí mismo. Entiende la “reflexión” no como retrodirección de la mirada, sino como retroflexión del brillar y aparecer, es decir, de la luz misma. (La “reflexión” — comp. ya Kant en la “Anfibolía de los conceptos de la reflexión” — está pensada metafísica ontológicamente, no subjetiva-psicológicamente). (La unidad esencial de “reflexión” y negatividad; la conciencia es el espíritu como reflexión idéntica en sí y otro). Heideggeriana: HegelFenomenologia  

Ambos títulos contienen en su CONSTITUCIÓN lingüística un genitivo. Preguntamos: ¿Es pues el genitivo un genitivos objectivus o un genitivos subjectivus? ¿Mienta “la experiencia de la conciencia” sólo esto, que la conciencia es el Objekt   y el Gegenstand de la experiencia? Evidentemente no, pues la experiencia es ella misma, en su esencia como curso y venir a sí misma, el ser de la conciencia. “Experiencia”, plenamente concebida, dice sólo lo que en la palabra Bewusst-sein (conciencia) significa la palabra sein (ser). La conciencia es el “sujeto” de la experiencia, es lo que la experiencia pasa-por con ella misma. Por lo tanto el genitivo tiene que ser entendido como genitivos subjectivus. Sólo que la esencia del sujeto como autoconciencia consiste justamente en que la conciencia no es sólo conciencia de algo y tiene su objeto, sino que ella misma es objeto para sí misma. Por lo tanto la experiencia por la que pasa la conciencia es al mismo tiempo la experiencia que ella hace “consigo misma” como objeto. Con ello el genitivo es a la vez también un genitivos objectivus. Pero, no obstante el genitivo no es simplemente sólo ambos juntos, sino que es un genitivo que nombra la unidad del sujeto y el objeto y el fundamento de su unidad, es decir, la elevation y síntesis en la esencia metafísica de la conciencia. El genitivo en los títulos “la Experiencia de la conciencia” y “la Fenomenología del espíritu” es el genitivo especulativo-metafísico. Todos los genitivos del lenguaje de la “Fenomenología del espíritu” son de este tipo. Sí, no sólo los genitivos, sino también los casus restantes y todas las declinaciones de las palabras tienen sentido especulativo. Sólo si consideramos y ejercitamos esto, podemos seguir la trama de este lenguaje, es decir, entender el texto. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Hegel usa en este pasaje la palabra “concepto” en el sentido tradicional de la doctrina de la lógica, que determina el pensar natural en sus formas y reglas. El concepto es la representación de algo en general; “sólo concepto” quiere decir que este representar ni siquiera capta propiamente aquello que representa. Sin embargo, es parte del carácter de la conciencia natural no surgir siempre y únicamente en ese ente representado, sino también considerar a dicho ente como lo único verdadero y, por lo tanto, tomar a su saber por el saber real. Por eso, Hegel continúa en el texto: “Pero al tomarse de inmediato a sí misma (la conciencia natural) como el saber real, este camino (es decir, el camino de la presentación del saber que se manifiesta en su manifestación), tendrá para ella un significado negativo, … Por mucho que el saber real saque a la luz al ser de lo ente, el saber natural no se interesa por ello, porque, de hacerlo, su propia verdad quedaría en tela de juicio. El saber natural se atiene a lo suyo. Todo lo que se presenta ante él cae dentro de la proposición: es y permanece lo mío y es, en tanto que eso mío mentado, lo ente. Cuando Hegel comprende el representar como opinión, escucha y agrupa en esta palabra varios significados: el opinar como ese inmediato dirigirse hacia; opinar (minne) como la aceptación confiada de lo dado, y opinar en el sentido de conservar y afirmar algo como suyo dentro de uno mismo. Este opinar es la CONSTITUCIÓN fundamental de todo representar en el que se mueve la conciencia natural. Por eso puede decir Hegel en este párrafo que la conciencia natural “se oculta en el sistema del opinar”. Heideggeriana: HegelExperiencia  

Como si no hubiera dicho en los párrafos anteriores absolutamente nada sobre la conciencia, Hegel empieza indicando dos determinaciones “tal como se hallan en la conciencia”. Las llama el saber y la verdad. Se denominan “determinaciones abstractas” en la medida en que surgen de una mirada a la conciencia que aparta la vista de la esencia plena de la CONSTITUCIÓN de la conciencia y de su unidad. Aquí, se toma a la conciencia tal como se ofrece de manera inmediata, esto es, tal como se le aparece siempre unilateralmente a la representación natural. Heideggeriana: HegelExperiencia

Pero ¿qué es la fenomenología del espíritu, si es la experiencia de la conciencia? Es el escepticismo que se consuma. La experiencia es el diálogo entre la conciencia natural y el saber absoluto. La conciencia natural es el espíritu que existe históricamente en su tiempo en cada ocasión. Pero este espíritu no es ninguna ideología. Es, en tanto que subjetidad, realidad efectiva de lo efectivamente real. Los espíritus históricos permanecen, en toda ocasión, internados en sí mismos en su propio recuerdo. Pero el saber absoluto es la presentación de la manifestación del espíritu existente. Lleva a cabo “la organización” de la CONSTITUCIÓN del ser del reino del espíritu. La marcha del diálogo se recoge en el lugar que sólo crea y alcanza en su marcha, para, atravesándolo, instalarse en él y, habiéndolo alcanzado, estar presente en él. Esa marcha del diálogo, que sale ansiosa en pos, es el camino de la desesperación, en el que la conciencia pierde en cada caso su todavía-no-verdadero y lo sacrifica a la manifestación de la verdad. En la consumación del diálogo del “escepticismo que se consuma” cae la sentencia: se ha consumado. Cae en el lugar del camino en el que la propia conciencia muere su muerte, a la que es arrastrada por el poder de lo absoluto. Al final de la obra, Hegel llama a la fenomenología del espíritu “el calvario del espíritu absoluto”. Heideggeriana: HegelExperiencia

Traté de hacer frente a los dos peligros que amenazaban, el de Heidelberg y el de la tendencia a escuelas técnicas, mediante la propuesta de un cambio en la CONSTITUCIÓN de la Universidad; cambio que debía permitir que los decanatos se ocuparan de forma que pudiera salvarse la esencia de las Facultades y la unidad de la Universidad. El motivo del cambio de CONSTITUCIÓN no era en absoluto un afán de activismo revolucionario y ansioso de novedad, sino la evidencia de los referidos peligros, que, si se miraba a la distribución y al juego de las fuerzas políticas, no eran, en modo alguno, imaginarios. Heideggeriana: RepensandoReitorado  

En el interior de la Universidad, donde siempre se permanecía exclusiva y unilateralmente aferrado a lo hasta ahora vigente, el cambio de CONSTITUCIÓN se miró de modo únicamente institucional y jurídico; al mismo tiempo, el nombramiento de los nuevos decanos se valoró sólo desde el punto de vista de la promoción o la postergación personales. Heideggeriana: RepensandoReitorado

Kant está en camino de considerar la esencia de la reflexión en el sentido trascendental, es decir, ontológico. Ello ocurre en forma de una reflexión insignificante que se encuentra en la Critica de la Razón Pura bajo el titulo: “De la anfibología de los conceptos de la reflexión”. El párrafo es un añadido pero está lleno de intuiciones esenciales; se enfrenta con Leibniz y en consecuencia con toda la Metafísica anterior, tal como Kant mismo la ve y, del modo como, en su CONSTITUCIÓN ontológica, está fundada en la yoidad. Heideggeriana: SuperarMetafisica

No estamos preparados para la interpretación de las Elegías y los Sonetos, porque el ámbito desde el que hablan no ha sido aún suficientemente pensado en su CONSTITUCIÓN y unidad metafísica desde la esencia de la metafísica. Pensarlo sigue siendo difícil por dos motivos. Por un lado, porque la poesía de Rilke   se queda por detrás de la de Hölderlin   en cuanto a su lugar y rango en la vía histórica del ser. Además, porque apenas conocemos la esencia de la metafísica y no estamos familiarizados con el decir del ser. Heideggeriana: ParaQuePoetas  

Otra cosa está en el compromiso del advenimiento o alejamiento de la verdad del ser : ni la CONSTITUCIÓN de la filosofía, ni sólo la filosofía misma, sino la cercanía y alejamiento de aquello de lo que la filosofía como pensar representante del ser en cuanto tal, recibe su necesidad y su esencia. Es menester decidir si el ser mismo puede, desde su peculiar verdad, llevar a cabo su relación con la esencia del hombre, o si la metafísica en su alejamiento de su fundamento, impide, aún, que la relación del ser al hombre, desde la esencia de esta relación misma, traiga una luz que restituya al hombre en su pertenencia al ser. Heideggeriana: MetafisicaFundamento

La unidad de la Cuaternidad es la CONSTITUCIÓN de los Cuatro. Pero esta CONSTITUCIÓN no se hace en modo alguno abrazando ella los Cuatro y añadiéndose luego a ellos como aquello que abraza. La CONSTITUCIÓN de los Cuatro tampoco se agota en el hecho de que los Cuatro, una vez están ahí, estén simplemente unos junto a otros. Heideggeriana: Coisa1949

La CONSTITUCIÓN de los Cuatro esencia como el juego de espejos — un juego que acaece de un modo propio — de los que, en su simplicidad, están confiados cada uno a cada uno. La CONSTITUCIÓN de los Cuatro esencia en el hacer mundo del mundo. El juego de espejos del mundo es la danza en corro del acaecer de un modo propio. Por esto la danza en corro no empieza circundando a los otros como un aro. La danza en corro es el anillo que hace anillo al jugar al juego de los espejos. Acaeciendo de un modo propio, despeja a los Cuatro introduciéndolos en el resplandor de su simplicidad. Haciéndolos resplandecer, el anillo apropia a los Cuatro, abiertos en todas partes, al enigma de su esencia. La esencia coligada de este anillante juego de espejos del mundo es “la vuelta”. En la vuelta del anillo que juega el juego de espejos, los Cuatro se pliegan a su esencia, unida a la vez que propia de cada uno. Flexibles de este modo, haciendo mundo, ensamblan dócilmente el mundo. Heideggeriana: Coisa1949

¿Qué es la venganza? Podemos decir ahora de un modo provisional: venganza es la persecución que se opone y que rebaja. ¿Y es esta persecución lo que ha sostenido y penetrado hasta ahora toda reflexión y toda representación del ente en vistas a su ser? Si al espíritu de la venganza le compete el alcance metafísico del que hemos hablado, este alcance tiene que poder verse desde la CONSTITUCIÓN de la Metafísica moderna. Para lograr de algún modo esta visión, fijémonos en esto: en qué impronta esencial aparece el ser del ente dentro de los límites de la Metafísica moderna? Esta impronta esencial del ser se expresa de una forma clásica en unas pocas proposiciones que Schelling   ha escrito en 1809 en sus “Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad y los objetos que están en conexión con ella”. Estas tres proposiciones dicen: “En la última y suprema instancia no hay otro ser que el querer. Querer es ser primigenio, y a éste (al querer) sólo se le pueden aplicar los predicados de éste mismo (del ser primigenio): ausencia de fundamento, eternidad, independencia del tiempo, auto-afirmación. Toda la Filosofía aspira sólo a encontrar esta suprema expresión.”(F. W. J. Schelling. Philosophische   Schriften, tomo I, Landshut 1809, S. 419). Heideggeriana: NietzscheZaratustra  

Sólo podremos pensar a fondo y conforme a ella la pregunta ¿cómo entra el Dios en la filosofía?, cuando al plantearla, hayamos iluminado suficientemente el lugar en el que el Dios tiene que entrar: la propia filosofía. Mientras recorramos la historia de la filosofía únicamente de modo histórico, siempre nos encontraremos con que el Dios ha entrado en ella. Pero suponiendo que la filosofía, entendida como pensar, sea la entrada libre y emprendida espontáneamente dentro del terreno de lo ente en cuanto tal, entonces el Dios sólo puede llegar a la filosofía en la medida en que ésta exige y determina según su esencia que Dios entre en ella, así como el modo en que debe de hacerlo. Por ello, la pregunta ¿cómo entra el Dios en la filosofía?, nos hace retroceder a la pregunta ¿de dónde procede la CONSTITUCIÓN de la esencia onto-teológica de la metafísica? Pero aceptar la pregunta, planteada en estos términos, significa consumar el paso atrás. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957  

Esta explicación toca presumiblemente algo verdadero, pero sigue siendo absolutamente insuficiente para analizar la esencia de la metafísica, ya que ésta no es sólo teo-lógica, sino también onto-lógica. Y sobre todo, la metafísica no es sólo lo uno o lo otro también sino que, antes bien, la metafísica es teo-lógica porque es onto-lógica: es esto porque es aquello. La CONSTITUCIÓN onto-teológica de la esencia de la metafísica no se puede explicar ni desde la teología ni mediante la ontología, suponiendo que pudiera bastar alguna vez una explicación para el asunto que queda por pensar. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

La CONSTITUCIÓN de la esencia de la metafísica yace en la unidad de lo ente en cuanto tal en lo general y en lo supremo. De lo que aquí se trata es de explicar la pregunta por la esencia onto-teológica de la metafísica, pero en un primer momento sólo como pregunta. Sólo el propio asunto puede indicarnos el camino hacia el lugar mencionado por la pregunta acerca de la CONSTITUCIÓN onto-teológica de la metafísica, de tal manera que intentemos pensar el asunto del pensar de modo más conforme a él mismo. El asunto del pensar le ha sido transmitido al pensamiento occidental bajo el nombre “ser”. Pensemos este asunto de un modo aunque sólo sea ligeramente más conforme a él, y atendamos con más cuidado al lado litigioso del asunto, y entonces se mostrará que ser significa siempre y en todas partes, el ser de lo ente, expresión en la que el genitivo debe de ser pensado como genitivus objectivus. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

Lo único que interesa ahora a nuestro propósito es contemplar la posibilidad de pensar la diferencia en su calidad de resolución, de un modo tal, que se vuelva más claro hasta qué punto la CONSTITUCIÓN onto-teológica de la metafísica tiene el origen de su esencia en esa resolución que inicia la historia de la metafísica y que reina en todas sus épocas, pero que siempre permanece encubierta en tanto que resolución, y con ello, olvidada dentro de un olvido que todavía se sigue substrayendo a sí mismo. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

La CONSTITUCIÓN onto-teológica de la metafísica procede del predominio de la diferencia que mantiene separados y correlacionados mutuamente al ser en tanto que fundamento, y a lo ente en su calidad de fundado-fundamentador, proceso que es llevado a cabo por la resolución. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

La mirada a la CONSTITUCIÓN onto-teológica de la metafísica muestra un posible camino para contestar, a partir de la esencia de la metafísica, a la pregunta ¿cómo entra el Dios en la filosofía? El Dios entra en la filosofía mediante la resolución, que pensamos, en principio, como el lugar previo a la esencia de la diferencia entre el ser y lo ente. La diferencia constituye el proyecto en la construcción de la esencia de la metafísica. La resolución hace patente y da lugar al ser en cuanto fundamento que aporta y presenta, fundamento que, a su vez, necesita una apropiada fundamentación a partir de lo fundamentado por él mismo, es decir, necesita la causación por la cosa más originaria. Esta es la causa en tanto que Causa sui. Así reza el nombre que conviene al Dios en la filosofía. A este Dios, el hombre no puede ni rezarle ni hacerle sacrificios. Ante la Causa sui el hombre no puede caer temeroso de rodillas, así como tampoco puede tocar instrumentos ni bailar ante este Dios. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

El estar presente de lo que está presente — es decir, el dejar estar presente a lo que está presente — es explicado por Aristóteles como poiesis  . Ésta, posteriormente reinterpretada como creatio, conduce, en una línea de grandiosa simplicidad, hasta la posición, concebida como la consciencia trascendental de los objetos. Así se muestra que el rasgo fundamental del dejar estar presente es, en la metafísica, el producir en sus múltiples figuras. Frente a ello se hizo valer que, si bien en las obras platónicas tardías ante todo en Las Leyes — emerge ya cada vez más el carácter poiético del nous, la relación de determinación que hay entre el estar presente y lo que está presente no es entendida por Platón como poiesis. En el to kalo ta kala es expresada sólo la parousia  , el “ser con” del kalon   junto con los kala, sin que a este “ser con” le advenga el sentido de lo poiético relativamente a lo que está presente. Pero esto muestra que el determinar queda en Platón impensado. Pues en ningún lugar es por él elaborado qué sea esta auténtica parousia, en ningún lugar expresamente dicho qué realiza la parousia. en relación con los onta. Esta laguna no queda colmada por el hecho de que Platón busque captar en la metáfora de la luz la referencia del estar presente a lo que está presente — es decir, no como poiesis, hacer, etc., sino como luz —, aun cuando se da indudablemente con ello una cercanía a Heidegger. Pues el dejar estar presente de Heidegger es un traer a lo abierto, aunque en los pasajes en cuestión de la conferencia ha sido mentado como neutral y es y tiene que ser neutro con respecto a todos los modos del hacer, de la CONSTITUCIÓN, etc. Con ello ha llegado pues a ser expresamente lo griego, la luz y el aparecer. Por preguntar queda, empero, qué es lo que quisiera, aunque todavía no pueda decir la referencia metafórica a la luz. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer  

Mediante la referencia del estar presente a la aletheia  , le es sustraída a la problemática kantiana de la CONSTITUCIÓN de los objetos la entera pregunta por el ser de lo ente, si bien la mencionada posición kantiana ha de ser ella misma entendida — retrospectivamente — desde el aletheuein, como lo atestigua el tratamiento de la facultad de imaginación en el libro sobre Kant. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

El “principio de todos los principios” implica la tesis de la primacía del método. Este principio decide sobre cuál es la única “cosa” que puede convenirle al método. Exige que la subjetividad absoluta sea la “cosa” de la Filosofía. Su reducción trascendental a ella, da y asegura la posibilidad de fundamentar en la subjetividad, y por medio de ésta, la objetividad de todos los objetos (el Ser del ente) en su legitima estructura y estabilidad, es decir, en su CONSTITUCIÓN. La subjetividad trascendental — como método de la “ciencia universal” de la CONSTITUCIÓN del Ser del ente — pertenece también al mismo género de Ser de ese ente absoluto, es decir, al de la “cosa” más propia de la Filosofía. El método no tiene sólo por norma la “cosa” de la Filosofía, ni “está en la cosa”, porque él es “ la cosa misma”. Si se preguntara ¿de dónde saca el “principio de todos los principios” su inamovible legitimidad?, habría entonces que responder: de la subjetividad, que se ha dado ya por supuesto es la “cosa” de la Filosofía. Heideggeriana: TarefaPensar

Lo presente no se encuentra ni perdura más en la forma de objetos. Se disuelve en existencias, en fondos disponibles (Bestände), los que deberían poder fabricarse, distribuirse y ser reemplazados en todo momento y para cualquier fin determinado. Los fondos disponibles, los stocks, son pedidos caso por caso de acuerdo a la planificación respectiva. Ellos están puestos allí como tales en su CONSTITUCIÓN productiva, con sus componentes y propiedades, tanto esenciales como in-esenciales. Las existencias, los stocks no tienen ninguna consistencia (Beständigkeit  ), en el sentido de una presencia constante e invariable. El manera de hacerse presente de las existencias es la disponibilidad, que se caracteriza por la posibilidad de lo inestableblemente siempre nuevo y perfeccionado, sin poner mientes en lo que sea mejor. Heideggeriana: AssuntoPensar  

¿Y hoy? Los antiguos dioses han desaparecido. Hölderlin, quien, como ningún otro poeta antes o después que él, experimentara esta huida y la fundara en la palabra, preguntaba en su Elegia “Pan   y Vino”, la cual fuera consagrada al dios del vino, Diónisos (IV. estrofa): ¿Dónde es que brillan, entonces, los dichos que alcanzan a lo remoto? — Delfos dormita y ¿dónde habrá de tañer el gran destino? ¿Existe hoy, tras dos milenios y medio, todavía, un arte que se halle bajo la misma apelación que como lo estuviera el arte antes en la Hélade? Y si no, ¿desde qué ámbito proviene la apelación a la que corresponde el arte moderno en todas sus áreas? Sus obras ya no surgen más dentro de los límites acuñados por un mundo de lo comunitario y nacional [Volkshafte u. Nationale]. Pertenecen a la universalidad de la civilización mundial [Weltzivilisation], cuya CONSTITUCIÓN y organizaciones son proyectadas y conducidas por la técnica científica. Ella ha decidido sobre la índole y las posibilidades de la morada mundial del hombre. La confirmación de que vivimos en un mundo científico y de que con el rótulo “ciencia” se designa a la ciencia natural, la física matemática, sólo acentúa, por cierto, lo ya de sobras conocido. Heideggeriana: ArtePensar  

El lugar donde se despliega la proposición hegeliana puede ser definido con precisión: Bewusstsein  , el lugar del ser-consciente. La CONSTITUCIÓN del ser-consciente implica que sólo hay conciencia de un objeto en la medida en que la conciencia es más radicalmente ser-consciente-de sí. Más precisamente aún — y se reconoce aquí el aporte kantiano que se agrega al tema cartesiano —, la certeza de lo que esto sea pasa por la mediación de la certeza de sí. Dicho de otro modo: todo saber de la objetividad es ante todo un Saber-de-sí. Heideggeriana: SeminarioThor1969