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a priori

segunda-feira 3 de julho de 2023

a priori  , apriori, apriorismo

Pero, patentización del a priori no es construcción «apriorística». Gracias a E. Husserl   hemos aprendido no sólo a comprender nuevamente el sentido de toda auténtica «empiria» filosófica, sino también a manejar el instrumento que ella requiere. El «apriorismo» es el método de toda filosofía científica que se comprenda a sí misma. Y como apriorismo no tiene nada que ver con construcción, la investigación del a priori exige la correcta preparación del terreno fenoménico. El horizonte inmediato que debe prepararse para la analítica del Dasein   es el de su cotidianidad mediana. [SZ  :50; STRivera:71]

VIDE: A PRIORI

A priori (Apriori, apriorisch): in Kant  ’s sense, 11, 31, 101, 110-111, 115, 321; categories, 45; of Da-sein  , 45, 53, 229; research, 50 n. 10; of "life," 58; of worldliness, 65, as perfect [tense], 85; of space, 111; existential, 131, 149; as fore-structure, 150-151; of discourse, 165; -ontological, 199; as "earlier," 206; of mathematical project of nature, 362. See also a priori (Latin); Condition of possibility; Ground; Horizon   [BTJS]


x. But to disclose the a priori is not   to make an ‘a-prioristic’ construction. Edmund Husserl has not only enabled us to understand once more the meaning of any genuine philosophical empiricism; he has also given us the necessary tools. ‘A-priorism’ is the method of every scientific philosophy which understands itself. There is nothing constructivistic about it. But for this very reason a priori research requires that the phenomenal basis be properly prepared. The horizon which is closest to us, and which must be made ready for the analytic of Dasein, lies in its average everydayness. [BTMR]
Um projeto envolve a “concepção prévia [Vorgriff  ]” e o “a priori”. O que é um utensílio [Vorhandenheit  ]; outras pessoas [Anderen  ]; que há um mundo [Welt  ]: estes são a priori dentro do projeto [Entwurf  ], e, portanto, para todo Dasein. Que as coisas são mensuráveis de modo exato: isto é um a priori para a física matemática. Que Dasein “existe” [Existenz  ]: isto é um a priori para Heidegger. “A priori” vem da palavra latina “o que vem antes, mais cedo”; o a priori é “o anterior” (GA20  , 99). O a priori não é verdadeiro ou “correto”, para além do projeto que ele ajuda a definir: “O a priori é o título para a essência [Wesen  ] das coisas. O a priori e a sua prioridade são interpretados de acordo com a nossa interpretação da coisidade [Dingheit  ] da coisa [Ding] e nossa compreensão do ser [Seinsverständnis  ] dos entes [Seinde] em geral” (GA41  , 130). [DH  :152]
Ya la pregunta de la metafísica no llega al ser mismo. ¿Cómo podríamos esperar que pensara el ser mismo? ¿Pero podemos decir que la pregunta de la metafísica no va suficientemente lejos y no va suficientemente más allá del ente? Lo dejamos abierto, ya por el hecho de que aún no está de ninguna manera decidido si la metafísica no determina, sin embargo, al ser mismo. En efecto, no debemos olvidar esa caracterización del ser que se piensa en la metafísica desde su comienzo y a través de su historia bajo el nombre más tardío de “A PRIORI”. El nombre dice que el ser es anterior al ente. Pero de esta forma, el ser se piensa precisamente desde el ente y en dirección a él, y sólo pensado así puede la metafísica interpretar el A PRIORI como lo anterior en cuanto a la cosa o como lo preordenado en el orden del conocimiento y de las condiciones del objeto. Heideggeriana  : NiilismoSer  

Mientras se piense el ser del ente como lo A PRIORI, esta determinación misma impedirá pensar el ser en cuanto ser para, por medio de esto último, experimentar entonces quizá en qué medida el ser en cuanto ser entra en esta relación apriorística respecto del ente; o sea: si esta relación sólo es algo que le sobreviene y se añade al ser, o si el ser mismo es esa relación, y qué quiere decir entonces ser y qué relación. Que toda metafísica, incluso la inversión del platonismo, piensa el ser del ente como lo A PRIORI, testimonia sólo que la metafísica en cuanto tal deja impensado el ser. Heideggeriana  : NiilismoSer

El ser, la entidad del ente, es pensada como lo “A PRIORI”, el “prius”, lo anterior, lo precedente. Lo A PRIORI, lo anterior, alude, en el significado temporal   corriente, a lo que es más antiguo, al ente que ha surgido y ha sido en otro tiempo y ya no está más presente. Si se tratara de la sucesión temporal del ente, ni la palabra ni su concepto requerirían una elucidación especial. Pero lo que está en cuestión es la distinción de ser y ente. Lo A PRIORI y lo previo, en cuanto títulos que caracterizan al ser, son dichos del ser. La palabra latina prius es traducción e interpretación del griego proteron. De este proteron trata expresamente por primera vez Platón  , y siguiéndole a él Aristóteles  , y precisamente en referencia a la entidad del ente (ousia  ). Tenemos que renunciar aquí a exponer las concepciones platónicas y aristotélicas acerca del proteron directamente a partir de los diálogos y tratados de ambos pensadores. Tendrá que bastar con un comentario más general y libre. Éste no se podrá llevar a cabo, sin embargo, sin entrar en el momento oportuno en algunos de los rasgos principales de la doctrina platónica del ser del ente. El comentario acerca del A PRIORI con el fin de caracterizar la distinción de ser y ente podría servir al mismo tiempo para evidenciar que con la concepción del A PRIORI no se piensa nada alejado sino que con ella se comprende por vez primera algo demasiado cercano, aunque sólo se lo haga dentro de determinados límites, límites que son los de la filosofa, es decir, los de la metafísica Por eso, en cuanto a la cosa misma, en los comentarios realizados hasta ahora ya hemos tratado siempre de lo que se hablará ahora bajo la caracterización especial de “A PRIORI”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu  

En cuanto se ha manifestado necesariamente antes, el ser igual y la igualdad son por lo tanto “previos” a lo que es igual. Pero a esto replicaremos que, al contrario, en primer lugar, es decir, previamente, percibimos colores iguales y a lo sumo entonces, con posterioridad, reconocemos que estamos pensando allí la igualdad y el ser igual. Agregamos con precaución “a lo sumo”, porque muchos seres humanos constatan numerosas cosas iguales sin que en toda su “vida” reflexionen jamás, ni necesiten reflexionar, que en ese percibir y para él ya se “representan” la igualdad. Así pues, la igualdad y el ser igual son en verdad lo posterior y no lo previo. Esto es en cierto modo acertado, pero no acierta, sin embargo, con el estado de cosas de que se trata: el A PRIORI. Por lo tanto, tenemos que preguntar de manera más precisa en qué sentido las cosas coloreadas son “previas” y el “ser igual” posterior, y en qué sentido la igualdad es previa y las cosas coloreadas son “posteriores”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Se dice: las cosas iguales están dadas antes que la igualdad y el ser igual. Estos últimos tenemos que hacer que se nos den sólo por medio de una reflexión especial. A la igualdad sólo la podemos “abstraer” con posterioridad a partir de las cosas iguales previamente percibidas. Pero esta acreditada explicación se queda en la superficie. No es posible aclarar suficientemente el estado de cosas hasta tanto no se lo traslade a un sólido entorno cuestionante. Efectivamente, con el mismo derecho, o incluso con mayor derecho, podemos también decir lo contrario: la igualdad y el ser igual en general nos son previamente “dados”, y sólo a la luz de este darse podemos preguntar si dos cosas son iguales bajo tal o cual respecto. Cómo podría acometerse una investigación y una decisión respecto del ser igual si éste no estuviera ya de alguna manera a la vista, es decir, previamente dado? La pregunta sigue siendo: ¿qué quiere decir aquí y allí “dado” y “ser dado”. Si pensamos de modo griego recibiremos de los pensadores griegos una primera y clara elucidación del estado de cosas. Nos dicen: las cosas que son, las cosas coloreadas e iguales, son proteron pros emas, “son previas, anteriores, en referencia a nosotros” que las percibimos. Lo que se quiere decir no es que las cosas tengan que “existir” ya antes de nosotros; sino que, vistas en referencia a nosotros, más concretamente a nuestro percibir y captar cotidianos, las cosas iguales se revelan, es decir, son presentes propiamente como tales, previamente. ¿Previamente a qué? Previamente a la igualdad y al ser igual. Dentro de la sucesión de pasos que recorre nuestro percibir, percibimos en primer lugar las cosas que son iguales y a lo sumo después, aunque no necesariamente, la igualdad y el ser igual en forma expresa. Pero de esto se desprende entonces de manera inequívoca que la igualdad y el ser igual, y todo ser, es posterior al ente, por lo tanto no A PRIORI. Ciertamente es posterior, posterior pros emas, con respecto a nosotros, al modo y a la sucesión de pasos con que nos dirigimos a él como a algo explícitamente conocido, pensado y cuestionado. En el orden temporal de la captación y observación expresa que nosotros llevamos a cabo, el ente, por ejemplo las cosas que son iguales, son proteron, previas a la igualdad, al ser igual. En el orden aludido, el ente es “previo — también podríamos decir: más vuelto hacia nosotros — que el ser. El orden de acuerdo con el cual se determina aquí el antes y el después es la sucesión de nuestro conocer. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero el “A PRIORI” debe contener, sin embargo, una determinación característica del ser. El ser, de acuerdo con su esencia más propia, tiene que determinarse desde sí mismo, a partir de sí mismo, y no de acuerdo con el modo en que nosotros lo captamos y percibimos. pros emas, en referencia a nuestro dirigirnos al ente, éste es lo previo, en cuanto es siempre lo antes conocido y con frecuencia lo único conocido, frente al ser, que es lo posterior. Pero si meditamos acerca de si y en qué medida el ente y el ser esencian [wesen] desde sí mismos, en conformidad con su propia esencia, entonces no preguntamos qué pasa con el ser pros emas, respecto del modo en que nosotros captamos especialmente ser y ente; en su lugar, preguntamos qué pasa con el ser en la medida en que el ser “ es”. Los griegos concibieron al ser por primera vez y de modo inicial como physis  , como surgir-abriendo-desde-sí [von-sich-aus-Aufgehen  ], y de ese modo, esencialmente, como colocarse-en-la-apertura [sich-in-den-Aufgang  -stellen  ], revelarse-en-lo-abierto [ins-Offene  -sich-Offenbaren]. Si preguntamos por el ser respecto de sí mismo en cuanto physis, o sea te physei, resulta entonces: te physei el ser es lo proteron frente al ente, y el ente lo isteron, lo posterior. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Puesto que todo individual y particular tiene siempre en su idea   su presencia y su existencia consistente, es decir, el ser, la idea, en cuanto proporciona el “ser”, es, por su parte lo propiamente ente, ontos on. La casa individual, por el contrario, y del mismo modo todo ente particular, sólo deja que la idea aparezca en cada caso de tal o cual manera, o sea de modo limitado y menoscabado. Por eso Platón llama a las cosas que son, a las cosas particulares, lo me on   no es simplemente nada sino, por el contrario, on, ente, pero en un modo en que propiamente no debería serlo, es aquello a lo que precisamente se le tiene que negar la caracterización plena como on, lo me on. Es siempre la idea y sólo ella lo que caracteriza al ente como un ente. Por eso, en todo lo presente la idea es lo que llega al aparecer en primer lugar y previamente. El ser, de acuerdo con su propia esencia, es lo proteron, lo A PRIORI, lo anterior, aunque no en el orden de la captación por parte nuestra sino respecto de aquello que, viniendo hacia nosotros, se muestra a sí mismo en primer término, de aquello que, desde sí y viniendo hacia nosotros, presencia previamente en lo abierto. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Por eso, logramos la traducción alemana más adecuada del A PRIORI si lo denominamos das Vor-herige, lo pre-cedente, en el estricto sentido en el que esta palabra dice al mismo tiempo dos cosas: “Vor” significa “de antemano”, “Her” el “venir de sí hacia nosotros”, o sea: lo pre-cedente. Si pensamos así el auténtico sentido del proteron te physei, de lo A PRIORI, como lo pre-cedente, la palabra pierde el equívoco sentido temporal de lo “anterior”, donde “tiempo” y “temporal” se entiende en el sentido de la medición y sucesión temporal corriente, en el sentido de la sucesión de los entes. Pero el A PRIORI, rectamente comprendido como lo precedente, desvela ahora su esencia temporal, en un sentido de “tiempo” que por cierto los contemporáneos por el momento no quieren ver porque no ven la oculta conexión esencial de ser y tiempo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Con su interpretación del ser como idea, Platón distinguió al ser por vez primera con el carácter del A PRIORI. El ser es lo proteron te physei; y de acuerdo con ello, los physei onta, es decir, el ente, es lo posterior. Visto desde el ente, el ser, en cuanto precedente, no sólo va en dirección del ente, sino que impera sobre él y se muestra como lo que está más allá del ente, de ta physei onta. El ente, en cuanto es aquello que está determinado por el ser en el sentido de la physis, sólo puede ser aprehendido por un saber y un conocer que piense este carácter de physis. El conocimiento del ente, de los physei onta, es la episteme   physike. Lo que sea tema de este saber del ente se llamará, por lo tanto, ta physika. ta physika se convierte así en nombre que designa al ente. Pero el ser, de acuerdo con su aprioridad, está más allá del ente. “Más allá de” y “por encima de” se dice en griego meta. El conocer y saber del ser, que es esencialmente A PRIORI, lo precedente (proteron te physei), tiene que ir, por lo tanto, visto desde el ente, desde los physika, más allá de éstos, es decir, el conocimiento del ser tiene que ser meta ta physika, tiene que ser metafísica. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Todas estas indicaciones son sólo paráfrasis de un único hecho básico, de que la distinción de entidad y ente forma el auténtico armazón de la metafísica. La caracterización del ser como A PRIORI le da a esta distinción una impronta peculiar. Por eso, en las diferentes concepciones de la aprioridad que se alcanzan en cada una de las posiciones metafísicas fundamentales en conformidad con la interpretación del ser, es decir, al mismo tiempo, de las ideas, se halla también un hilo conductor para delimitar de manera más precisa el papel que desempeña en cada caso la distinción de ser y ente, sin que ella misma llegue nunca a ser pensada propiamente como tal. Pero para comprender las concepciones de la aprioridad del ser, especialmente en la metafísica moderna y, en conexión con ella, el origen del pensamiento del valor, es aún necesario pensar a fondo más decididamente en otro respecto la doctrina de Platón de la idea como carácter esencial del ser. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

¿En qué consiste esta esencia de la entidad, es decir, al mismo tiempo, de la visualidad de la idea? La respuesta la da esta “idea” misma cuando Platón la denomina agathon  . Decimos el “bien” y pensamos “bien” cristiano-moralmente en el sentido de lo que es debido, lo que está en orden, lo conforme a la regla y la ley. De modo griego, y aún platónico, agathon quiere decir lo apto, lo que es apto para algo y vuelve él mismo apto a otros. La esencia de la idea es hacer apto, es decir, posibilitar el ente en cuanto tal, es decir: que presencie en lo desoculto. Mediante la interpretación platónica de la idea como agathon el ser se convierte en aquello que hace al ente apto para ser ente. Ser se muestra en el carácter de posibilitar y condicionar. Aquí se da el paso decisivo para toda la metafísica por medio del cual el carácter de “A PRIORI” del ser adquiere al mismo tiempo la distinción de ser condición. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

¿Tienen razón, entonces, los que comprenden el agathon de Platón y en general, las “ideas” como valores? De ningún modo. Platón piensa el ser como ousia, como presencia y consistencia y como visualidad, y no como voluntad de poder. Puede resultar tentador equiparar agathon y bonum con valor (cfr. Die Kategorien   — und Bedeutungslehre des Duns Scotus  , 1916). Esta equiparación pasa por alto lo que está entre Platón y Nietzsche  , o sea la totalidad de la historia de la metafísica. En la medida en que comprende los valores como condiciones, y más concretamente como condiciones del “ente” en cuanto tal (mejor: de lo real efectivo, de lo que deviene), Nietzsche piensa el ser como entidad a la manera platónica. Pero con ello sigue sin aclararse por qué piensa estas condiciones del ente como “valores”, dando así también una interpretación diferente al carácter “A PRIORI” del ser. Con la interpretación platónica del ser como idea comienza la filosofía como metafísica. Mediante la determinación platónica de la esencia de la ideaen el sentido de lo agathon, el ser y su aprioridad se tornan interpretables como aquello que posibilita, como condición de posibilidad. La prefiguración del pensamiento del valor se lleva a cabo en el comienzo de la metafísica. El pensar en términos de valor lleva a cabo el acabamiento de la metafísica. Pero el pensamiento mismo del valor no le es a Platón menos extraño que la interpretación del hombre como “sujeto”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El A PRIORI no es una cualidad del ser sino que es él mismo: lo precedente en su esencia, en la medida en que ésta tiene que comprenderse en dirección a la aletheia   que le pertenece, y siempre y cuando tal esencia deba ser pensada desde sí misma. Pero ya en el comienzo, en Parménides y Heráclito  , la aletheia es pensada desde el noein  . Así se traslada el A PRIORI a una distinción entre un antes y un después en el conocer, es decir, en el percibir. Asimismo, el ser es experimentado de cierto modo necesariamente como lo más ente, el ser es el ontos on, mientras que el “ente” se convierte en me on. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Visto en dirección de aquel ente en sentido verdadero (el ser tomado como ente), el A PRIORI se convierte enseguida en una propiedad, lo que quiere decir que la verdad esencial del ser como physis-aletheia se ha sustraído en el ocultamiento. Las ideas son alojadas en el pensamiento de “Dios” y finalmente en la perceptio. La idea es entonces ella misma algo que está colocado en un orden, desde el cual se lo distingue como proteron. Este orden se determina como la distinción de ser y ente. En referencia a ella, visto desde el ser, éste es lo anterior respecto del ente porque, en cuanto idea, es condicionante. En el interior de la distinción mediante la cual el ser se ha convertido en “visible”, el ente se convierte al mismo tiempo, para la captación, en lo “anterior” respecto del tomar conocimiento y del conocer. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Según la doctrina de Platón, el ser es idea, visualidad, la presencia como aspecto. Lo que está en tal aspecto, en cuanto que en ello llega a la presencia, deviene y es un ente. Pero por el hecho de que la más elevada de las ideas sea comprendida al mismo tiempo como agathon, la esencia de todas las demás ideas recibe una interpretación decisiva. La idea en cuanto tal, es decir el ser del ente, adquiere el carácter de agathoeides, de lo que hace apto para…, o sea, de lo que hace al ente apto para ser un ente. El ser adquiere el rasgo esencial de lo posibilitante. Con ello y a partir de ese momento, es decir con el comienzo de la metafísica, aparece en la interpretación del ser una peculiar ambigüedad. El ser es, en cierto modo, la pura presencia, y es, al mismo tiempo, la posibilitación del ente. Por lo tanto, apenas el ente mismo pasa a un primer plano y atrae y reivindica para sí todo el comportamiento del hombre, el ser tiene que retroceder en favor del ente. Es cierto que sigue siendo aún lo posibilitante y, en tal sentido, lo precedente, lo A PRIORI. Pero este A PRIORI, aunque no se lo pueda negar, no tiene de ninguna manera el peso de lo que él en cada caso posibilita, del ente mismo. Lo A PRIORI, al comienzo y en esencia lo pre-cedente, se convierte así en lo ulterior, en algo que, frente a la preponderancia del ente, es tolerado como condición de posibilidad del mismo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Kant remite la metafísica en cuanto “disposición natural” a la “naturaleza del hombre”. ¡Como si la “naturaleza del hombre” estuviera determinada de modo unívoco! ¡Como si la verdad de esa determinación y la fundamentación de esa verdad no fueran en absoluto problemáticas! Podemos, por supuesto, señalar que el propio Kant (cfr. Kant und das Problem der Metaphysik  , 1929, pág. 197 ss.; 2.a ed., pág. 185 ss.) quiere expresamente que las cuestiones fundamentales de la metafísica y de la filosofía en general se remitan a la pregunta: “¿qué es el hombre?”. Podemos mostrar, incluso, por medio de una interpretación rectamente conducida de la filosofía kantiana, que Kant analiza la “naturaleza interna” del hombre y para ello hace uso de la distinción de ser y ente, y que reivindica como la esencia de la razón humana algo que señala en dirección de esa distinción. En efecto, Kant demuestra que, y cómo, el entendimiento humano piensa de antemano, A PRIORI, en categorías, y que por medio de ellas se posibilita una objetividad de los objetos y un “conocimiento objetivo”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Desde que Platón interpretó la entidad del ente como idea hasta la época en la que Nietzsche determina el ser como valor, el ser se conserva de modo obvio a través de toda la historia de la metafísica como el A PRIORI con el que se relaciona el hombre en cuanto ser racional. Puesto que la relación con el ser ha desaparecido de cierto modo en la indiferencia, tampoco la distinción de ser y ente puede volverse digna de cuestión para la metafísica. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

beta) Pero todavía en otro respecto vino a luz la relación de ser y tiempo — aun cuando no llegó a ser problema, sino que fue meramente admitida. De aquello que determina al ente en cuanto ente, del ser (como idea y genos), se dice en la ontología antigua (Aristóteles) que es próteron que el ente, y, a saber, un proteron de su propia especie; como proteron physei se lo diferencia del proteron gnosei, el proteron pros emas. Ser es anterior (früher) al ente; este “anterior a” que le es atribuido al ser es una “determinación” caracterizadora, no atañe a la gnosis   como orden de la aprehensión del ente. Ser es anterior a, es lo esencialmente “anterior”, es desde antes, dicho en la lengua de la ontología posterior: A PRIORI. Todo preguntar ontológico es un preguntar por el “apriori” y un determinarlo. Heideggeriana: TranscendenciaST  

“Anterior a”, esto es manifiestamente una determinación de tiempo: no hay un anterior sin tiempo. ¡Pero anterior a todo “anterior a” posible es el tiempo! Por tanto: si ser es proteron, A PRIORI, entonces está en una conexión originaria con el tiempo. En todo caso, lo que quiere decir aquí “anterior”, es decir, tiempo, permanece oscuro, y completamente enigmático, si se intenta salir del paso con el concepto vulgar de tiempo. Inmediatamente se ve que esto no resulta; incluso ya los griegos lo desecharon por medio de la mencionada distinción. Heideggeriana: TranscendenciaST

El ser es anterior, ni óntica ni lógicamente, sino anterior en un sentido originario, que está antes de ambos, y antes de ambos en un modo en cada caso distinto, — no es ni óntica ni lógicamente anterior, sino ontológicamente. Pero éste es el problema. Es decir, es justamente problema cómo el ser es “anterior”, cómo se relaciona originariamente qua ser con el tiempo. Ser y tiempo, ¡éste es el problema fundamental! Y mientras no sea planteado, o sea, relativamente resuelto, el mismo empleo del título “A PRIORI” se queda falto de licitud y acreditación, y asimismo el hablar de a posteriori, así como de la diferencia en general. Heideggeriana: TranscendenciaST

“Concepto” — lo representado en cuanto tal al pensar, es decir al representar, es decir al remitir a sí, lo representado en el “yo pienso”. Por lo tanto, ante todo y en general, tenemos que distinguir: 1) la reflexión implícita que ya esencia en la re-praesentatio; 2) la reflexión explícita, llevada a cabo propiamente. La reflexión llevada a cabo propiamente: a) Como descomposición lógica (analítica), como comparación lógica (sin referencia al objeto en cuanto tal): la hoja es verde. b) La comparación objetiva como conexión (nexus) de las representaciones entre sí en referencia al objeto: el sol calienta la piedra. c) La condición trascendental de la posibilidad de b). Si ha de juzgarse A PRIORI sobre objetos, es decir, kantianamente: si ha de establecerse algo acerca de su objetividad, entonces el objeto es repuesto y remitido expresamente a la facultad de representar. El objeto está, en cuanto tal, en la unidad de intuición y concepto. Su unificación es la condición del poner y de la constancia del enfrente. Heideggeriana: HistoriaSer  

Lo trascendental. No es lo mismo que lo “A PRIORI”, sino que es lo que determina A PRIORI el objeto como objeto, la objetividad. Objetividad en el sentido de trascendencia, donde esta palabra quiere decir que en el objeto mismo algo va más allá de él en la medida en que lo pre-cede [vor-her-geht], lo cual tiene lugar en el representar. La trascendencia está fundada sobre la “reflexión”. La reflexión, en su esencia propia, es trascendental, es decir, ejerce la trascendencia y, de este modo, la condiciona en general. Heideggeriana: HistoriaSer

¿Hasta qué punto la conciencia como tal y por consiguiente en sí es reguladora de medida, de tal modo que da ya la medida adecuada a su esencia por el hecho de que es conciencia, es decir, de que “da a ella misma su regla de medida”? Hegel   dice con circunspección, “a ella misma”, no: a sí misma, para expresar a través de esto que la conciencia no tiene que desarrollarse recién posteriormente y además desde sí. Hegel no sólo la piensa en el sentido de Descartes   en general como autoconciencia, de tal modo que todo lo conciente es lo que es para un yo, es decir, algo que se opone (objeto) al representar. Piensa por anticipado la autoconciencia a la vez en sentido “trascendental” kantiano, es decir, atendiendo a la objetividad del objeto de la conciencia. Pero lo objetivo del objeto se funda en y se determina desde las funciones originariamente unientes (sintéticas) de la autoconciencia. Ellas determinan la objetividad del objeto, de tal modo que cada objeto como tal, es decir, con respecto a su objetividad, se tiene que medir en la autoconciencia, es decir, en la esencia de la conciencia. Este es el único sentido del pensamiento a menudo citado y también a menudo malentendido y citado sólo fragmentariamente, que Kant expresa en el Prefacio a la segunda edición de su “Crítica de la Razón pura” (B XVI), en cuanto compara su cuestionamiento trascendental con el cuestionar de Copérnico. Las proposiciones rezan: “Hasta ahora se aceptó que todo nuestro conocimiento tiene que orientarse según los objetos; pero todos los intentos de determinar A PRIORI algo sobre ellos a través de conceptos, a través de lo cual nuestro conocimiento sería ampliado, se desbarataron bajo este supuesto. De allí que se intente una vez, si no, no progresaríamos más en las tareas de la metafísica, aceptando que los objetos tengan que orientarse según nuestro conocimiento, lo que ya concuerda con la anhelada posibilidad de un conocimiento de los mismos A PRIORI, que debe fijar algo sobre los objetos, antes de que nos sean dados. Con esto sucede como con el primer pensamiento de Copérnico, quien después de que con la explicación de los movimientos del cielo no lograba salir tan bien cuando admitía que todo el ejército de estrellas giraba en torno al espectador, intentó si no resultaba mejor si hacía girar el espectador y por el contrario [dejaba] las estrellas en calma”. Heideggeriana: HegelFenomenologia  

Con ello sale el primer rasgo fundamental y sostenedor de todos los otros momentos del concepto hegeliano de experiencia, a diferencia del aristotélico pero también del kantiano. La empeiria   se dirige al ente accesible a diario por doquier. La “experiencia” kantiana es la ciencia natural matemática y como tal se orienta al objeto existente “naturaleza”. Sólo que justamente Kant es quien — pero también él por primera vez al interior del pensamiento moderno — ha realizado claramente la pregunta por el ser del ente y desplegado propiamente este preguntar en cuestionamiento y caracterizado a éste mismo. Para el pensamiento moderno el ente es en la conciencia y para ésta lo a ella representado y remitido. El ente es ahora sólo Gegen-stand   u Objekt  . “Gegenstand” es el nombre moderno para lo que realmente se opone al re-presentar que se sabe a sí mismo, el “objeto” para el sujeto. Pensado modernamente es lo real, es decir, el ente, esencialmente objeto. En el pensamiento griego no se encuentra en ninguna parte el concepto del Gegenstand y del Objekt, porque es imposible, dado que el hombre no se experimenta como “sujeto”. Aunque verdad es que, a través de la teoría platónica de las ideas, de manera decisiva, es preparada la interpretación del ser del ente como objetividad del objeto. En tanto, pues, según Kant la metafísica pregunta completamente en el sentido de los griegos no por el ente sino por el ser, pero al mismo tiempo en el sentido de Descartes la verdad del ente, por lo tanto el ser descansa en la certeza de la representatividad, kantianamente pensada, la pregunta por el ser del ente es la pregunta por la objetividad del objeto. Este asir la objetividad del objeto es un conocimiento enteramente propio y en relación con el conocer inmediato del ente, “de la naturaleza”, de tipo nuevo. Y por ello dice Kant: “Yo denomino trascendental a todo conocimiento que en general se ocupa no tanto con objetos sino con nuestro modo de conocimiento de objetos, en tanto éste debe ser posible A PRIORI. Un sistema de tales conceptos habría de llamarse filosofía trascendental” (Crítica de la razón pura, Introducción, B 25). El conocimiento que se ocupa de los objetos mismos es según Kant la experiencia. Pero el conocimiento que piensa la objetividad de los objetos, pregunta por las condiciones de posibilidad del objeto de la experiencia. Este asir la objetividad del objeto de la experiencia en sentido kantiano es el conocimiento trascendental u ontológico. Y justamente a este hacer surgir el nuevo verdadero objeto a diferencia del antiguo, no verdadero, al asir trascendental de la objetividad del objeto denomina Hegel “experiencia”. Por lo tanto, para Hegel “la experiencia” no es como para Kant el conocimiento óntico, sino el ontológico. Esta experiencia trascendental hace surgir la objetividad del objeto “de la conciencia”, ante todo originarse, de tal modo que ahora esta objetividad misma es el objeto recién originado y por ello nuevo. Este, el objeto trascendental, es esencialmente, no sólo de paso, “el nuevo” objeto. Su objetividad consiste en la “novedad”, en el originamiento del originarse a través de la experiencia. Pero “originarse” (”ent-stehen  ”), no significa aquí: ser confeccionado como cosa, sino llegar a estar en medio del re-presentar y para éste, es decir, aparecer, pensado platónicamente: hacerse “visible”. Pero en tanto según el paso fundamental de Kant, determinado desde Descartes, las condiciones de posibilidad del objeto de la experiencia se encuentran “en la conciencia”, es decir, no son otra cosa que la “autoconciencia”, el objeto esencialmente nuevo, es decir, trascendental, es decir, de la “experiencia” hegeliana, no es otra cosa que la autoconciencia como tal. Pero en tanto ésta constituye la esencia de la conciencia, la experiencia trascendental es esencialmente “experiencia de la conciencia” y ello en el triple sentido: La conciencia es lo experimentado en esta experiencia, a saber la objetividad del objeto. Pero es al mismo tiempo la que experimenta, la que ejercita la experiencia. Y es entonces aquello a que lo experimentado y el experimentar pertenece, de modo que ella misma “es” esta experiencia. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Kant dice: El conocimiento trascendental se ocupa de las condiciones de posibilidad del objeto de la experiencia (de la ciencia natural), es decir, de la objetividad. Por lo tanto ha de decirse ciertamente en sentido kantiano que el conocimiento trascendental tiene también su objeto, sólo que este objeto no es la naturaleza misma, sino la conciencia. Pero ¿por qué no ha de plantearse, pues, también con respecto a este objeto trascendental la misma pregunta, [es decir, la pregunta] por su objetividad? ¿Por qué no ha de ser interrogada la autoconciencia finita misma del hombre, donde Kant encuentra las condiciones de posibilidad del objeto, por lo tanto de la objetividad, acerca de a través de qué la autoconciencia es posible A PRIORI? ¿Por qué ha de detenerse la pregunta trascendental ante el primer nuevo objeto, la objetividad de los objetos del conocimiento óntico de la ciencia natural matemática y cesar con su preguntar? No está aquí ante todo el inicio de un preguntar, según cuya esencia tenga siempre que surgir un nuevo objeto, las condiciones de las condiciones de posibilidad del objeto natural y así adelante hasta el primer incondicionado que condiciona todo y ya no es condicionado? Con este preguntar se pregunta “más allá” del cuestionamiento propio de Kant, pero observándolo bien, sólo sobre la vía abierta por primera vez por Kant. Sí, tenemos que decir aún más, si permanecemos atentos a las huellas de lo abismal siempre nuevamente hallables en el pensamiento de Kant y no rebajamos la “Crítica de la razón pura” a un libro escolar. Kant concibió la conciencia como autoconciencia, mas [entendiendo] el auto como “yo”; y [por eso] en la esencia del yo, es decir, en que pueda decir a sí mismo “yo”, ve Kant el fundamento de su esencia: la razón. En una “retractación” de su “Crítica de la razón pura” Kant escribe: “Cómo es posible que yo, el yo pienso, pueda ser a mí mismo un objeto (de la intuición), y de este modo distinguirme de mí mismo, es absolutamente imposible de aclarar, si bien es un factum indudable; pero indica una facultad tan elevada por encima de toda intuición sensible, que como fundamento de la posibilidad de un entendimiento, (…) asoma a una infinitud de propias representaciones y conceptos” (Sobre los progresos de la metafísica. Edición de la Academia XX,270; Meiner p.95). Heideggeriana: HegelFenomenologia

El octavo párrafo esboza el carácter de movimiento de la marcha histórica en la que transcurre la historia de la formación de la conciencia. El progreso a través de la serie completa de figuras del saber, debe darse por sí mismo. “Por sí mismo” sólo puede querer decir aquí a partir de la manera en que la conciencia es, en sí, una marcha. Por eso, ahora hay que dirigir la mirada a la conciencia. De acuerdo con esto, este párrafo conduce a la primera de las tres proposiciones sobre la conciencia que Hegel expresa en el presente fragmento. “Formación de la conciencia” quiere decir que la conciencia se dispone a sí misma en cuanto a su esencia, que consiste en ser la ciencia en el sentido del saber absoluto. Esto quiere decir dos cosas: la conciencia se manifiesta en su manifestación y al mismo tiempo se instala en la luz de su propia esencia según las perspectivas esenciales de su aparición y de este modo se organiza como reino de sus figuras. La propia conciencia no es ni solamente la conciencia natural ni solamente la conciencia real. Tampoco es el mero acoplamiento de ambos. La propia conciencia es la unidad originaria de ambas. Sin embargo, el saber real y natural no residen a modo de elementos inertes en la conciencia. La conciencia es ambos, en la medida en que se manifiesta en la unidad originaria de ambos y en cuanto tal. Ambos son distintos en la conciencia. La diferencia aparece en la medida en que reina como la inquietud del saber natural frente al saber real y viceversa. La propia conciencia es, en sí, la inquietud de un diferenciarse entre el saber natural y el saber real. El movimiento de la marcha de la historia reside en esta inquietud de la propia conciencia y también obtiene de ella su orientación. La conciencia no es llevada a posteriori al movimiento ni le viene señalada A PRIORI su orientación. Heideggeriana: HegelExperiencia  

Desde el modo metafísico de pensar, todo el camino de la conferencia, y esto quiere decir la determinación del ser desde el acaecimiento apropiador, pudiera ser interpretado como retroceso al fundamento, al origen. La relación de acaecimiento apropiador y ser sería entonces la relación del A PRIORI con el a posteriori, donde por A PRIORI no hay que entender tan sólo el A PRIORI del saber y para el saber que ha llegado a ser dominante en la filosofía de los tiempos modernos. Se trataba, por tanto, de un nexo de fundamentación que, visto desde Hegel, se deja determinar más de cerca como revocación y superación del ser en el acaecimiento apropiador. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer  

Es necesario comenzar por retornar a la historia del ser. Las diferentes épocas de la historia del ser — las diferentes y sucesivas suspensiones del ser en su envío destinal — son las épocas de los diversos modos según los que se destina la presencia al hombre occidental. Si tomamos una de estas destinaciones, tal como ella se envía al hombre de los siglos XIX y XX, ¿en qué consiste? El modo de esta destinación es la objetividad (como ser-objeto del objeto). Ahora bien, mientras más se despliega la técnica moderna, más se transforma la objetividad, Gegenständlichkeit, en Beständlichkeit (mantenerse a disposición). Hoy ya no hay más objetos, Gegenstände (el ente en cuanto se mantiene enhiesto frente a un sujeto que lo tiene en vista) — no hay más que Bestände (el ente que se mantiene listo para ser consumido); en francés quizás se podría decir: no hay más substancias sino únicamente subsistencias, en el sentido de “reservas”. De donde las políticas de energía y de regimentación del territorio, que efectivamente no tienen ya relación con los objetos sino que, en el marco de una planificación general, ponen sistemáticamente en orden el espacio en vista de una explotación futura. Todo (el ente en su totalidad) toma lugar de golpe en el horizonte de la utilidad, del ordenamiento (commandement), o, mejor aún, del comandamiento (commanditement) de eso de lo que es necesario apoderarse. El bosque deja de ser un objeto (lo que era para el hombre científico de los siglos XVIII-XIX) y se convierte, para el hombre revelado finalmente como técnico, es decir el hombre que A PRIORI se dirige al ente en el horizonte de la utilización, en “espacio verde”. Nada más puede aparecer en la neutralidad objetiva de un cara a cara. Sólo hay Bestände, stocks, reservas, fondos. Heideggeriana: SeminarioThor1969