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Heidegger y la mística

Schürmann (1995:53-70) – "abandono" [verlassen] da época moderna

De «Tres pensadores del abandono: Meister Eckhart, Heidegger, Susuki»

sexta-feira 11 de fevereiro de 2022, por Cardoso de Castro

Traducción de Carolina Soto, en Heidegger y la mística, Paideia  , Córdoba, 1995, pp. 53-70.

Una atención más elaborada en el aspecto político de la existencia, conduciría quizás a una visión menos severa sobre la época contemporánea. Heidegger no lo ha intentado. Eric Weil [1] y Enmanuel Lévinas   [2] están entre los que avanzan más resueltamente en esta dirección. La conclusión sigue siendo, sin embargo, la misma en lo que concierne al abandono que es nuestro tema. Bajo cualquier aspecto que se considere al hombre contemporáneo -hombre rebelde o hippie, tecnócrata o francotirador – la conclusión de Heidegger es difícil de contradecir:

El hombre está a punto de lanzarse sobre la tierra íntegra y sobre su atmósfera, de usurpar y de sujetar, bajo la forma de ‘fuerzas’, el reino secreto de la naturaleza y de someter el curso de la historia a la planificación y al dominio de un gobierno planetario. Ese mismo “hombre rebelde” no está en condiciones de decir simplemente lo que es, de decir lo que significa, en general, que una cosa sea [3].

En un movimiento crítico de pensamiento, Heidegger se interroga ahora sobre las condiciones de posibilidad de esta “noche del mundo”. Las descubre en el retiro de un originario, tan antiguo como la historia de la metafísica, pero que se ha manifestado sólo en el ocaso de esta historia. Dicho de otra manera, el Occidente está abandonado desde sus comienzos, pero este abandono se ha manifestado, para quien sabe ver, hace apenas un siglo, con la transmutación de todos los valores. El nihilismo nietzscheano es revelador porque pone al descubierto al Otro metafísico del hombre como el verdadero fundamento de la vida humana y del pensamiento, es decir como algo disponible. El abandono de Occidente comienza con esta pregunta: ¿Cuál es el fundamento de todas las cosas que “hace” que ellas sean lo que son? Pensando a partir de las cosas (o del hombre, vale decir, siempre desde un ente) este fundamento puede ser determinado funcionalmente. Tal determinación procede al menos en dos etapas: lo que es, porque es múltiple, no es por sí mismo; lo que es, porque recibe del hombre su unificación, es en razón de Otro. Este Otro “certifica” lo que es. Lo otro que funda es lo cierto. La inseguridad, signo del nihilismo, es, por lo tanto, antigua en Occidente. El pensamiento occidental plantea la cuestión de la razón de lo que es. Pedir cuentas de lo real, dar razón, exigir un “por qué” último, es la actitud característica de lo que Heidegger llama la ‘metafísica’. La filosofía en general ha surgido de este instinto: encontrar un fundamento verdadero que amarre todas las cosas y que tranquilice al “corazón inquieto”. Así ella encontró lo que buscaba: el esse, fundamento y razón del ens. Pero, pregunta Heidegger, ¿el fondo de las cosas así representado es el ser en su verdad?.

A esta pregunta Nietzsche   ya había respondido indirectamente: el ser no es [4]. Esa es una comprobación, no la opinión   de un sombrío alienado mental. Nietzsche comprueba la muerte de lo que hacía ser. ¿Qué es el Esse? El que ha muerto. ¿Qué es el ente? Voluntad de querer. El propósito de Heidegger, en sus escritos sobre la modernidad, es el de leer   estas dos respuestas en su unidad. El hundimiento del Esse como razón última y la desmesura de los proyectos de la voluntad que no se tiene más que a sí misma como sujeto, son las dos caras de una misma reivindicación bajo la cual el Occidente piensa desde siempre. Desde hace un siglo, lo que es parece haber perdido sus fundamentos. Esta pérdida es el desaparecer de algo cuyo aparecer, en otra época, iba de suyo. Es en el momento de la desaparición de las razones que el pensamiento se interroga sobre el destino de éstas: ¿el poder de fundamento, que parecen no poseer más, de dónde les venía? ¿Cómo lo que durante siglos fundó todo lo que es, pudo desvanecerse? ¿Es necesario decir que falta una pieza del universo? Sobre esta pieza, ahora perdida, el universo habría reposado hasta nuestra era: ¿Cuál es esta pérdida capaz de conmover el reposo del universo? Lo que se ha perdido es más que una “razón” entre otras. Preguntar “en razón de qué” las razones cumplían la función de razón es la pregunta de la razón engreída de sí misma y que busca explicar la desaparición con la ayuda de lo desaparecido. Es la forma última del olvido secular, el olvido del ser. El Esse como fundamento o como razón no es el ser en su verdad. El destino del pensamiento occidental es nuestro abandono del ser, unsere Verlassenheit   vom Sein   [5].

Esta es la primera acepción del «abandono» en Heidegger. La filosofía, preocupada por explicar lo que es, su arché y su télos, ha confundido al ser tanto con la totalidad de los entes como con el ente supremo, Dios. Pero ha dejado pasar en silencio la cuestión del ser mismo; el ser es lo impensado de la tradición filosófica. El desvanecimiento que horroriza nuestro siglo y que lo precipita en múltiples tranquilizantes es más que la pérdida de una pieza del universo: falta el ser mismo, das Sein selbst   bleibt aus [6]. La filosofía tradicional habla del ser “en tanto que ser”, pero ello sólo a fin de poder pensar mejor el ente (que es Dios, la totalidad del mundo, el sujeto, el espíritu). Por lo tanto, ella sigue pensando el ente; sólo piensa el ser en tanto que le sirve a su discurso sobre lo que es; el ser es un a priori   para ella [7]. El ser es pensado a partir del ente y con miras al ente. La filosofía del a priori pretexta al ser para “certificar” el ente.

La época “abandonada por el ser” es una era de más de dos milenios. Pero el siglo tecnológico es el más abandonado de todos: el impulso de un cuestionamiento auténtico, contenido en la interrogación del “en tanto que” ha caído. Quizás la interrogación “sin por qué” sea posible solamente al término del nihilismo soportado hasta en sus últimas consecuencias. Las estaciones de la época que va de Heráclito   a Nietzsche muestran, cada una a su manera, el único destino que ha tenido Occidente, el del retiro del ser, Seinsverlassenheit  . Heráclito inaugura, Platón   objetiviza, Nietzsche consuma y Heidegger piensa esta “época única” [8]. El misterio del ser se ha fragmentado en misterio del hombre, misterio del mundo, misterio de Dios. Sólo un pensamiento que plantee la cuestión del ser en sí misma, aunque a partir de quien la plantea, pero no en vistas de él y a su servicio, se internará por el camino del misterio que no es más el del abandono como olvido, sino más bien el del abandono como escucha y como memoria. Este segundo aspecto, en que “abandono” no traduce verlassen sino gelassen, nos aproximará nuevamente a Meister Eckhart  .


Ver online : Reiner Schürmann


[1Eric Weil, Philosophie Politique (París).

[2Emmanuel Levinas, Totalité et infini (La Haye, 1961). Levinas critica a Heidegger a veces con violencia, por atenerse a una experiencia muy limitada, a saber, la del pensamiento. Levinas le opone la noverdad absoluta de la irrupción del Otro frente al yo [moi], experiencia ética y, por su carácter de interpelación, auténticamente religiosa.

[3Heidegger, Holzwege (Frankfurt, 1950), p. 343.

[4Friedrich Nietzsche, Aus dem Nachlass der Achtzigerjahre, en Werke, Karl Schlechta (Munich, 1956), III, 555: “Die extramste Form des Nihilismus wäre die Einsicht: das jeder Glaube, jedes Fürwahrhalten notwending falsch ist: weil es eine wahre Welt gar nicht gibt.” 635: “Warum ist die Heraufkunft des Nihilismus nunmehr notwenig? Weil unsere bisheringer Werte selbst es sind, die in ihm ihre letzte Folgerung ziehen; weil der Nihilismus die zuende gedachte Logik unserer grossen Werte und Ideale ist”. Cf. también 661; 678, 853; 881.

[5Heidegger, Was ist Metaphysik? (Frankfurt, 1960), p. 19.

[6Heidegger, Nietzsche (Pfullingen, 1961), II, 353.

[7Ibid., 346.

[8Ibid., 183.