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Martin Heidegger – Obra (em espanhol)

GA (espanhol) – Heráclito

Algumas referências a Heráclito

terça-feira 19 de setembro de 2023, por Cardoso de Castro

Para HERÁCLITO, conocer significa: capturar lo que se muestra; custodiar la visión como el “parecer” que algo ofrece, como “imagen” en el sentido señalado de phantasia  .

Claro que si tanto “la ontología” y “la ética” como todo el pensar que procede de disciplinas resultan obsoletos y por lo tanto nuestro pensar tiene que volverse más disciplinado, ¿qué ocurre entonces con la cuestión de la relación entre las dos citadas disciplinas de la filosofía? La “ética” aparece por vez primera junto a la “lógica” y la “física” en la escuela de Platón  . Estas disciplinas surgen en la época que permite y logra que el pensar se convierta en “filosofía”, la filosofía en episteme   (ciencia) y la propia ciencia en un asunto de escuela y escolástica. En el paso a través de la filosofía así entendida nace la ciencia y perece el pensar. Los pensadores anteriores a esta época no conocen ni una “lógica” ni una “ética” ni la “física”. Y sin embargo su pensar no es ni ilógico ni amoral. En cuanto a la physis  , la pensaron con una profundidad y amplitud como ninguna “física” posterior volvió nunca a alcanzar. Si se puede permitir una comparación de esta clase, las tragedias de Sófocles   encierran en su decir el ethos   de modo más inicial que las lecciones sobre “ética” de Aristóteles  . Una sentencia de HERÁCLITO, que sólo tiene tres palabras, dice algo tan simple que en ella se revela inmediatamente la esencia del ethos. Heideggeriana  : CartaHumanismo

Dicha sentencia de HERÁCLITO reza así (frag. 119): ethos anthropo daimon  . Se suele traducir de esta manera: “Su carácter es para el hombre su demonio”. Esta traducción piensa en términos modernos, pero no griegos. El término ethos significa estancia, lugar donde se mora. La palabra nombra el ámbito abierto donde mora el hombre. Lo abierto de su estancia deja aparecer lo que le viene reservado a la esencia del hombre y en su venida se detiene en su proximidad. La estancia del hombre contiene y preserva el advenimiento de aquello que le toca al hombre en su esencia. Eso es, según la frase de HERÁCLITO el daimon, el dios. Así pues, la sentencia dice: el hombre, en la medida en que es hombre, mora en la proximidad de dios. Existe un relato contado por Aristóteles (de part. anim. A 5, 645a 17) que guarda relación con la sentencia de HERÁCLITO. Dice así: Herakleitos légetai pròs toüs xénous eipeïn toùs boulomènous entycheïn auto, oi, epeide prosióntes eïdon autòn therómenon prós tõ ipnõ, éstesan, ekélene gàr autoùs eisienai tharroùntas: eïnai gàr kaì entaütha theoús. Heideggeriana  : CartaHumanismo

Se cuenta un dicho que supuestamente le dijo HERÁCLITO a unos forasteros que querían ir a verlo. Cuando ya estaban llegando a su casa, lo vieron calentándose junto a un horno. Se detuvieron sorprendidos, sobre todo porque él, al verles dudar, les animó a entrar invitándoles con las siguientes palabras: “También aquí están presentes los dioses”. Heideggeriana: CartaHumanismo

En lugar de todo esto, los curiosos se encuentran a HERÁCLITO junto a un horno de panadero. Se trata de un lugar de lo más cotidiano e insignificante. Es verdad que ahí se cuece el pan  . Pero HERÁCLITO ni siquiera está ocupado en esa tarea. Sólo está allí para calentarse. De modo que delata en ese lugar, ya de suyo cotidiano, lo elemental que es su vida. La contemplación de un pensador friolero presenta poco interés. Y por eso, ante ese espectáculo decepcionante, los curiosos también pierden enseguida las ganas de llegarse más cerca. ¿Qué pintan ahí? Una situación tan cotidiana y sin atractivo como que alguien tenga frío y se acerque a un horno es algo que ya pueden encontrar todos en sus casas. Así que, ¿para qué molestarse en ir en busca de un pensador? Los visitantes se disponen a volver a marchar. HERÁCLITO lee pintada en sus rostros su curiosidad defraudada. Se da cuenta de que en ese grupo basta la ausencia de la sensación esperada para que, recién llegados, ya se sientan empujados a dar media vuelta. Por eso les anima   y les invita de manera expresa a que entren a pesar de todo, con las palabras: “también aquí están presentes los dioses”. Heideggeriana: CartaHumanismo

Ethos anthropo daimon, dice el propio HERÁCLITO: “La estancia (ordinaria) es para el hombre el espacio abierto para la presentación del dios (de lo extraordinario)”. Heideggeriana: CartaHumanismo

La unidad de la voluntad de poder y el eterno retorno de lo mismo quiere decir: la voluntad de poder es en verdad la voluntad de voluntad, determinación en la que la metafísica de la subjetidad alcanza la cima de su despliegue, es decir su acabamiento. El concepto metafísico de “juego del mundo” nombra la afinidad según la historia del ser con lo que Goethe   ha experimentado como “la naturaleza” y HERÁCLITO como kosmou (cfr. fr. 30). Heideggeriana: NiilismoSer  

Si consideramos además la prueba de la copertenencia esencial entre posición de valores y voluntad de poder, se muestra que: la interpretación nietzscheana de toda metafísica desde el pensamiento del valor hunde sus raíces en la determinación fundamental del ente en su totalidad como voluntad de poder. Este nombre es la palabra fundamental de la metafísica de Nietzsche  . Ni Hegel   ni Kant  , ni Leibniz   ni Descartes  , ni el pensamiento medieval ni el helenístico, ni Aristóteles ni Platón, ni Parménides ni HERÁCLITO saben de la voluntad de poder como carácter fundamental del ente. Por consiguiente, cuando Nietzsche ve la metafísica como tal y toda su historia en el círculo visual de la posición de valores, esta historia cae con ello en una perspectiva unilateral y la consideración historiográfica regida por ella se vuelve no verdadera. Heideggeriana: NiilismoEuropeu  

¿Podemos sorprendernos de que Sócrates  , ante esta sabiduría de Protágoras  , dijera de él (Platón, Teeteto, 152 b): “es de suponer que, siendo (Protágoras) un hombre sabio, no habla (en su sentencia acerca del hombre como metron panton chrematon) simplemente por hablar”? El modo en el que Protágoras determina la relación del hombre respecto del ente no hace más que recalcar la limitación del desocultamiento del ente al respectivo entorno de la experiencia que se hace del mundo. Esta limitación presupone que impera el desocultamiento del ente, más aún, que ese desocultamiento ya ha sido experimentado como tal y elevado al saber como carácter fundamental del ente mismo. Esto ocurrió en las posiciones metafísicas fundamentales de los pensadores del inicio de la filosofía occidental: en Anaximandro  , HERÁCLITO y Parménides. La sofistica, dentro de la que se cuenta a Protágoras como su principal pensador, sólo es posible sobre la base y como un derivado de la sophia  , es decir de la interpretación griega del ser como presencia y de la determinación griega de la esencia de la verdad como aletheia   (desocultamiento). El hombre es en cada caso la medida de la presencia y el desocultamiento mediante la mesura y la limitación que se atiene a lo abierto más próximo, sin negar lo cerrado más lejano ni arrogarse una decisión sobre su presencia y ausencia. Aquí no hay en ningún lado la menor huella de que se piense que el ente en cuanto tal tenga que regirse por el yo basado sobre sí mismo como sujeto, de que este sujeto sea el juez de todo ente y de su ser, y de que, gracias a esa función judicial, decida desde la certeza incondicionada sobre la objetividad de los objetos. Aquí, por último, tampoco hay huella de ese proceder de Descartes que intenta incluso demostrar como incondicionalmente cierta la esencia y la existencia de Dios. Si pensamos en los cuatro “momentos” que determinan la esencia de la metafísica puede decirse ahora lo siguiente respecto de la sentencia de Protágoras: 1) El “yo” se determina para Protágoras por la pertenencia, en cada caso limitada, a lo desoculto del ente. El ser sí mismo del hombre se funda en la fiabilidad del ente desoculto y de su entorno. 2) El ser tiene el carácter esencial de la presencia. 3) La verdad es experimentada como desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El a priori   no es una cualidad del ser sino que es él mismo: lo precedente en su esencia, en la medida en que ésta tiene que comprenderse en dirección a la aletheia que le pertenece, y siempre y cuando tal esencia deba ser pensada desde sí misma. Pero ya en el comienzo, en Parménides y HERÁCLITO, la aletheia es pensada desde el noein  . Así se traslada el a priori a una distinción entre un antes y un después en el conocer, es decir, en el percibir. Asimismo, el ser es experimentado de cierto modo necesariamente como lo más ente, el ser es el ontos on, mientras que el “ente” se convierte en me on  . Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Porque el ser según su esencia es el reluciente ponerse ahí, justamente por eso le pertenece a él el retirarse en lo oculto. Desde allí entendemos el dicho de HERÁCLITO: physis krýptethai phileî, “el ser ama el ocultarse”. Lo que quiere decir: su patencia le es en todo tiempo arrancada y él mismo ha de ser siempre conquistado. Heideggeriana: EuropaFilosofia  

Y ya que ésto, al corto tiempo, no fuera comprendido más, produjo por cierto ya en la época griega un malentendido con los dos más grandes pensadores preplatónicos, HERÁCLITO y Parmenides  , un malentendido que hasta hoy no ha sido superado. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Se dice que HERÁCLITO enseña el devenir frente al ser; pero el habla sólo del devenir para pensarlo al interior de lo uno del Ser, que está en la esencia del logos  . Pero logos no significa allí, como algunos dirán más tarde, razón y habla, sino la reunión, la reunificación originaria de todas las disputas en lo uno (légein: colegir, recolectar, cosecha). Heideggeriana: EuropaFilosofia

Si alguna vez dos pensadores enseñaron lo mismo: Parmenides y HERÁCLITO — que son aducidos de buen grado como un ejemplo didáctico de discrepancia en las opiniones filosóficas — custodiaban y desplegaban todavía totalmente el primer inicio del pensamiento occidental. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Querer saber es la lucha por lo verdadero. Lo esencial de todo verificar es la verdad misma. Ella es la lucha, en la cual algo esencial se pone frente a algo esencial e inesencial [o no-esencial], aquella lucha, en la cual la esencia y la no-esencia de las cosas salen a relucir al mismo tiempo. Aquella lucha, que según la palabra de HERÁCLITO constituye la esencia de todo el Ser. Conocemos y nombramos esta palabra a menudo sólo incompletamente. Ella reza en su forma completa: Pólemos pánton mèn patér esti, pánton dè basileûs, kaì toùs mèn theoùs édeixe toùs dè anthrópous, toùs mèn doúlous epoínse toùs dè eleuthérous. “La lucha es en efecto el generador de todas las cosas, de todas las cosas empero también el conservador y, en efecto, deja a unos aparecer como dioses, a los otros como hombres; a los unos los establece como esclavos y a los otros, no obstante, como señores.” Heideggeriana: EuropaFilosofia

Es el templo, por el mero hecho de alzarse ahí en permanencia, el que le da a las cosas su rostro y a los hombres la visión de sí mismos. Esta visión sólo permanece abierta mientras la obra siga siendo obra, mientras el dios no haya huido de ella. Lo mismo le ocurre a la estatua que le consagra al dios el vencedor de la lucha. No se trata de ninguna reproducción fiel que permita saber mejor cuál es el aspecto externo del dios, sino que se trata de una obra que le permite al propio dios hacerse presente y que por lo tanto es el dios mismo. Lo mismo se puede decir de la obra hecha con palabras. En la tragedia no se muestra ni se representa nada, sino que en ella se lucha la batalla de los nuevos contra los antiguos dioses. Desde el momento en que la obra de la palabra se introduce en los relatos del pueblo, ya no habla sobre dicha batalla, sino que transforma el relato del pueblo de tal manera que, desde ese momento, cada palabra esencial lucha por sí misma la batalla y decide qué es sagrado o profano, grande o pequeño, atrevido o cobarde, noble o huidizo, señor o esclavo (vid. HERÁCLITO, frag. 53). Heideggeriana: ObraArte

La posición metafísica fundamental de Protágoras sólo es una restricción o, lo que es lo mismo, una forma de conservar la posición fundamental de HERÁCLITO y Parménides. La sofística sólo es posible sobre el fundamento de la sophia, esto es, de la interpretación griega del ser como presencia y de la verdad como un desocultamiento que, a su vez, sigue siendo una determinación esencial del ser, motivo por el que, aquello que se presenta, se determina como tal a partir del desocultamiento, y la presencia a partir de lo que ya no está oculto. ¿Hasta dónde se aleja Descartes de los inicios del pensamiento griego, en qué medida es diferente su interpretación del hombre como sujeto? Precisamente porque en el concepto de subjectum aún resuena la esencia griega del ser, la hypokeisthai   del, hypokeimenon   pero bajo la forma de una presencia irreconocible que ya no cabe cuestionar (concretamente aquello que yace siempre ante nosotros), se puede ver gracias a él la esencia de la transformación de la posición metafísica fundamental. Heideggeriana: ImagemMundo

¿Qué es el conocimiento? ¿Qué es aquello por lo que propiamente preguntamos cuando formulamos la pregunta por la esencia del conocimiento? A la posición del hombre occidental en medio del ente, a la determinación, fundamentación y despliegue de esa posición respecto del ente, es decir a la determinación esencial del ente en su totalidad, es decir a la metafísica occidental, le es propia, esta peculiaridad única: que desde temprano el hombre occidental tuvo que preguntarse: ti estin   episteme, “¿qué es el conocimiento?”. Sólo mucho después, en el curso del siglo XIX, esta pregunta metafísica se convirtió en objeto de tratamiento científico, lo que quiere decir en objeto de investigaciones psicológicas y biológicas. La pregunta por la esencia del conocimiento se transformó en una cuestión de “formación de teorías”, en la palestra de la teoría del conocimiento. Comparando retrospectivamente y con el impulso de las investigaciones historiográficas y filológicas del pasado, se encontró entonces que ya Aristóteles y Platón, e incluso HERÁCLITO y Parménides, y después Descartes, Kant y Schelling  , “también” habían “hecho” una “teoría del conocimiento” tal, aunque ciertamente la “teoría del conocimiento” del viejo Parménides tenía que ser necesariamente muy imperfecta aún, ya que no disponía todavía de los métodos y aparatos del siglo XIX y XX. Es cierto que HERÁCLITO y Parménides, estos viejos y grandes pensadores, meditaron sobre la esencia del conocimiento; pero también es un “hecho” que hasta hoy apenas si vislumbramos y apreciamos rectamente lo que significa esta meditación sobre la esencia del conocimiento: el “pensar” como hilo conductor del proyecto del ente en su totalidad en dirección al ser, la inquietud oculta a sí misma por la encubierta esencia de este “hilo conductor” y del “carácter de hilo conductor” en cuanto tal. Heideggeriana: VontadePoder  

En uno de los grandes iniciadores del pensar occidental, HERÁCLITO, se encuentra una sentencia (fr. 28) cuya primera parte, la única a la que prestaremos atención aquí, dice así: dokeonta gar o dokimotatos ginoskei, phylassei. Por más filosófico que sea nuestra lenguaje, no es posible reproducir en él de modo adecuado esta sentencia, su clara dureza y el juego de oposiciones del pensamiento, oculto y sin embargo anunciado. Por ello, intentemos directamente una traducción perifrástica e interpretativa: “Algo que en cada caso se muestra, algo que en cada caso sólo aparece a uno, eso es lo que conoce también el más famoso (el más expuesto al parecer y la fama); y su conocer es: la custodia de eso que en cada caso sólo aparece, el aferrarse a ello como algo firme y que da apoyo”. De manera más concisa y más acorde a la expresión literal del texto griego: “Tener pareceres es, en efecto, — también — para el de mejor parecer, el conocimiento, la custodia — el mantener firme de un parecer”. Heideggeriana: VontadePoder

Tenemos que cuidarnos, sin embargo, de malinterpretar esta sentencia en un sentido moderno, gnoseológico, y ver en ella, por ejemplo, la distinción kantiana entre “fenómeno” y “cosa en sí”, falseando además el concepto de “fenómeno” hasta convertirlo en “mera apariencia”. El peso de la antigua sentencia griega descansa, por el contrario, en que lo que se muestra, lo que ofrece una visión, y por lo tanto la visión misma, vale como ente, porque “ente” quiere decir: surgir, phyein. Pero el presenciar que surge es un imperar que presencia, physis. Sólo bajo el poder de esta predeterminación inicial del ente como physis puede entenderse la posterior interpretación griega de la entidad del ente, o sea la interpretación platónica. En efecto, cómo habría de ser la “idea  ” lo más ente del ente si no estuviera previamente decidido que ser-ente quiere decir: mostrarse que surge y que presencia: ofrecer el aspecto (eidos  ), la visión (idea) que tiene una “cosa”. dokeonta, “lo que en cada caso se muestra”, no equivale para HERÁCLITO a la opinión   meramente subjetiva entendida en sentido moderno, y esto por dos razones: 1) porque dokein significa mostrarse, aparecer, dicho esto desde el ente mismo; 2) porque los primeros pensadores y los griegos en general nada sabían del hombre como un yo-sujeto. Precisamente el que goza de mejor parecer — y esto quiere decir: el más digno de fama — es aquel que tiene la fuerza de prescindir de sí y dirigir la mirada exclusivamente a lo que “es”. Pero esto y precisamente esto es lo que se muestra, la visión y la imagen que se ofrece. El carácter de imagen no consiste en ser algo preparado, como por ejemplo en la copia que reproduce la imagen de algo. El sentido griego de “imagen” — si es que podemos utilizar esta palabra — es el llegar al aparecer, phantasia  , y ésta comprendida a su vez como: entrar en la presencia. Con las mutaciones del concepto griego de ser en el curso de la historia de la metafísica se transforma correlativamente el concepto de imagen reinante en occidente. La “imagen”, en la Antigüedad, en la Edad Media y en la Edad Moderna, no sólo se diferencia por su contenido y su nombre, sino por su propia esencia. Heideggeriana: VontadePoder

Para HERÁCLITO, conocer significa: capturar lo que se muestra; custodiar la visión como el “parecer” que algo ofrece, como “imagen” en el sentido señalado de phantasia. En el conocimiento se retiene lo verdadero; lo que se muestra, la imagen, es recogido y tomado en posesión; lo verdadero es la imagen in-maginada [ein-gebildete].Verdad es i-maginación [Ein-bildung  ]; pero la palabra pensada ahora de modo griego, no “psicológico”, no gnoseológico-moderno. Heideggeriana: VontadePoder

Cuando Nietzsche dice que la verdad es “ilusión”, su sentencia significa lo mismo que dice HERÁCLITO, y sin embargo no significa lo mismo. Significa lo mismo en la medida en que la sentencia de Nietzsche, tal como se mostrará, aún supone la interpretación inicial del ente en su totalidad como physis; no significa lo mismo en la medida en que entretanto, sobre todo a través del pensamiento moderno, la inicial interpretación griega del ente se ha transformado esencialmente, manteniéndose sin embargo en esta transformación. No debemos interpretar a HERÁCLITO con el auxilio del pensamiento fundamental de Nietzsche ni comprender la metafísica de Nietzsche simplemente desde HERÁCLITO y declararla “heraclítea”; por el contrario, sólo si vemos, o mejor, si atravesamos el abismo que se abre entre los dos como historia del pensar occidental se revelará su oculta copertenencia histórica. Sólo entonces podremos sopesar en qué sentido ambos pensadores, uno en el inicio, otro en el final de la metafísica occidental, tenían que pensar “lo mismo”. Heideggeriana: VontadePoder

Por eso, sólo tiene un interés historiográfico saber que Nietzsche “conocía” a HERÁCLITO y lo apreció más que a nadie a lo largo de toda su vida, ya desde muy temprano, cuando aún se ocupaba exteriormente de sus tareas de profesor de filología clásica en Basilea. Filológico-historiográficamente quizás hasta podría demostrarse que la concepción nietzscheana de la verdad como “ilusión” “proviene” de HERÁCLITO, o dicho con más claridad: que al leerlo lo había plagiado. Dejamos a los historiógrafos de la filosofía la satisfacción por el descubrimiento de este tipo de relaciones de plagio. Incluso suponiendo que Nietzsche hubiera tomado su determinación de la verdad como “ilusión” de aquella sentencia de HERÁCLITO, queda siempre la pregunta de por qué se detuvo precisamente en HERÁCLITO, cuya “filosofía” no era en aquel entonces de ninguna manera tan apreciada como se ha vuelto, por lo menos como moda exterior, desde Nietzsche. Se podría aún responder a esta pregunta indicando que ya cuando era estudiante de bachillerato Nietzsche admiraba especialmente al poeta Hölderlin  , en cuyo Hyperion se alaban pensamientos de HERÁCLITO. Pero la misma pregunta se plantea nuevamente: por qué apreciaba tanto precisamente a Hölderlin, en una época en que generalmente sólo se lo conocía de nombre y como un romántico fracasado. Con esta historiográfica ciencia de detectives dedicada a rastrear dependencias no avanzamos absolutamente nada, es decir no avanzamos jamás en dirección de lo esencial sino que sólo nos enredamos en parecidos y relaciones extrínsecas. Era necesario, sin embargo, aludir a lo superficial que resulta este proceder porque se suele designar al pensar nietzscheano como heraclíteo, pretendiendo que, con citar este nombre, ya se ha pensado algo. Pero ni Nietzsche es el HERÁCLITO de finales del siglo XIX ni HERÁCLITO un Nietzsche de la época de la filosofía pre-platónica. Por el contrario, lo que “es” , lo que aún acontece en la historia occidental — en la anterior, en la nuestra y en la próxima — es el poder de la esencia de la verdad, en el sentido de que en ella se muestra el ente en cuanto tal y en consecuencia, es aprehendido como eso que se representa en el re-presentar, representar que se comprende generalmente como pensar. Lo que es y lo que acontece consiste en la extraña circunstancia de que en el comienzo del acabamiento de la modernidad la verdad se determina corno “ilusión”, determinación en la que las decisiones fundamentales del inicio se transforman, pero ejercen el dominio de manera no menos decidida. Heideggeriana: VontadePoder

En todo caso, hay una cosa que Nietzsche ve con claridad, que en el principio   de no contradicción lo decisivo es una imposibilidad. Por consiguiente, la interpretación del principio tiene que dar ante todo explicaciones acerca del tipo y la esencia de este adynaton  . De acuerdo con el primer párrafo citado, Nietzsche entiende este “imposible” en el sentido de un “no ser capaz de”. Recalca expresamente que no se trata aquí de una “necesidad”. Esto quiere decir: que algo no pueda ser al mismo tiempo esto y su contrario depende de que nosotros no somos capaces de “afirmar y negar una y la misma cosa”. Nuestra incapacidad de afirmar y negar lo mismo tiene por consecuencia que algo no puede representarse, fijarse, es decir “ser”, al mismo tiempo como esto y su contrario. Pero nuestro no poder pensar de otro modo no proviene de ninguna manera de que lo pensado mismo requiera tener que pensar así. Lo “imposible” es una incapacidad de nuestro pensar, o sea un no poder subjetivo, y de ninguna manera un no admitir objetivo por parte del objeto. A este imposible objetivo se refiere Nietzsche con la palabra “necesidad”. Por lo tanto, el principio de no contradicción sólo tiene validez “subjetiva”, depende de la constitución de nuestra capacidad de pensar. Con una alteración biológica de nuestra capacidad de pensar el principio de no contradicción podría perder su validez. ¿No la ha perdido ya? Aquel pensador que junto con Nietzsche ha llevado a cabo el acabamiento de la metafísica, es decir Hegel, ¿no ha superado acaso en su metafísica la validez del principio de no contradicción? ¿No enseña Hegel que la contradicción pertenece a la esencia más íntima del ser? ¿No es también ésa la doctrina esencial de HERÁCLITO? Pero para Hegel y para HERÁCLITO, la “contradicción” es el “elemento” del “ser”, por lo que trastocamos ya todo si hablamos de una contradicción del decir y del hablar en lugar de una contrariedad [Widerwendigkeit] del ser. Pero el mismo Aristóteles, que acuñó expresamente por vez primera aquel principio sobre el ser del ente, también habla de antiphasis. Además de la citada, da otras versiones del principio por las que parece que se tratara efectivamente sólo del enfrentamiento de enunciados, phaseis. Heideggeriana: VontadePoder

El pensamiento de la justicia domina desde temprano el pensar de Nietzsche. Historiográficamente puede mostrarse que se le ilumina en una meditación sobre la metafísica preplatónica, en especial la de HERÁCLITO. Pero el hecho de que precisamente este pensamiento griego de la justicia, de la dike  , se encendiera en él y siguiera ardiendo de modo cada vez más oculto y silencioso a lo largo de todo su pensar, inflamándolo continuamente, no tiene su razón en esas ocupaciones “historiográficas” con la filosofía preplatónica sino en la destinación histórica a la que se somete el último metafísico de occidente. Por ello Nietzsche ha creado en la figura de Zaratustra el ideal   de ese pensar que era para él mismo inalcanzable. Por eso también, en la época del Zaratustra el pensamiento de la justicia se expresa, aunque rara vez, de la manera más decidida. Los pocos pensamientos capitales sobre la “justicia” no fueron publicados. Se encuentran en breves notas redactadas en la época del Zaratustra. Después, en los últimos años, Nietzsche calla completamente sobre lo que llama justicia. Sobre todo, en ninguna parte se encuentra el menor intento de establecer, de modo explícito y partiendo de los fundamentos primeros de su pensar, una conexión estructurada entre el pensamiento de la justicia y los comentarios acerca de la esencia de la verdad. Además, falta toda indicación de que, y por qué, la abolición de la distinción metafísica de un mundo verdadero y un mundo aparente obliga a volver a la antigua determinación metafísica de la esencia de la verdad como omoiosis y al mismo tiempo, a interpretarla sin embargo como ajusticia”. Heideggeriana: VontadePoder

¿Pero no oíamos repetidas veces que para Nietzsche la esencia del ente en su totalidad era el caos, o sea el “devenir”, y precisamente no un “ser”, en el sentido de lo fijo y consistente, al que piensa como lo no verdadero e irreal? El ser es rechazado en beneficio del devenir, cuyo carácter de devenir y de movimiento queda determinado como voluntad de poder. ¿Puede entonces llamarse al pensamiento de Nietzsche un acabamiento de la metafísica? ¿No es más bien su negación, o incluso su superación? ¿Fuera del “ser”, en dirección al “devenir”? De hecho, la filosofía de Nietzsche se interpreta muchas veces de este modo. Y si no exactamente así, entonces se dice: en la historia de la filosofía ya hubo, muy pronto, en HERÁCLITO, y más tarde, inmediatamente antes de Nietzsche, en Hegel, en lugar de la “metafísica del ser” una “metafísica del devenir”.Visto a grandes rasgos, es correcto, pero en el fondo es una carencia de pensamiento que no se queda atrás de la anterior. Heideggeriana: VontadePoder

La consistencia [Beständigkeit  ] fundamenta la constancia [Ständigkeit] a una con el presenciar [Anwesen  ] (en sentido verbal) como estancia-enfrente [Gegen-ständigkeit, ob-jetualidad], apenas el “enfrente” se torna esencial por obra de la re-praesentatio. ¿Cuándo ocurre esto? En el alzarse del subiectum qua ego   como res cogitans   qua certum. Así, la unidad, en cuanto forma transformada de la ousia  , determinada ahora desde la verdad como certeza, entra en relación con el re-presentar que, en el respecto y como respecto (representar) mira necesariamente hacia la unidad, y que es el “yo enlazo” en el modo del re-presentar. Inicialmente, en cambio, lo en no es concebido ni desde el “yo pienso” ni desde la idea, sino desde el noein (Parménides) y desde el logos en el sentido de HERÁCLITO, como el reunir que desoculta y cobija. Heideggeriana: HistoriaSer  

Que el hombre es sí mismo y puede decir “yo” y sabe de sí mismo y tiene una “autoconciencia”, fue siempre conocida para el pensamiento occidental. HERÁCLITO dice (Frag.101): “Yo — siguiendo al mí mismo — he obedecido a su interior”. Pero estos “monólogos” del alma en el mundo griego y en el cristianismo — también los “soliloquios” de Agustín — son radicalmente diferentes de la “conciencia”, que como autoconciencia, es decir, autocerteza, determina la esencia de la verdad modernamente concebida, es decir, objetividad y realidad. Hegel dice en su curso sobre la Historia de la filosofía moderna, después de haber tratado a Francis Bacon y Jakob Boehme: “Llegamos propiamente recién ahora a la filosofía del mundo moderno, y comenzamos ésta con Cartesius. Con él ingresamos propiamente a una filosofía independiente, la que sabe que procede independientemente de la razón y que la autoconciencia es momento esencial de lo verdadero. Aquí, podemos decir, estamos en casa y podemos, como el navegante después de un largo viaje por un mar impetuoso, gritar ‘¡tierra!’; Cartesius es uno de los hombres que comenzaron todo de nuevo; y con él se eleva la formación, el pensar del nuevo tiempo”. “En este nuevo período el principio es el pensar, el pensar que sale de sí”. Heideggeriana: HegelFenomenologia  

La actitud del reflexionar y del cuestionar está orientada a la “lucha”. Pero, ¿qué significa “lucha” en el discurso? Si lo esencial de la reflexión se retrotrae a la episteme griega, esto es, a la aletheia, puede fácilmente suponerse que la esencia de la “lucha” no está concebida a capricho. La “lucha” está pensada en el sentido del fragmento 53 de HERÁCLITO. Pero, para comprender esa sentencia — tan frecuentemente citada y con la misma frecuencia malentendida —, hay que atender previamente a dos cosas, a las que a menudo ya me refería en mis cursos y seminarios: 1. La palabra pelemos, con la que empieza el fragmento, no significa “guerra”, sino lo mismo que la palabra xxxxx, que HERÁCLITO usa con el mismo sentido. Pero ésta significa “disputa”, pero no disputa en el sentido de riña, altercado o mero desacuerdo, y menos aún de empleo de la fuerza y derrota del enemigo, sino posición-de-uno-frente-a-otro [Aus-einander-setzung], de tal manera que en ella la esencia de los que se ponen en frente se expone al otro y, así, se muestra y sale a la luz, lo que en griego significa: salir a lo desoculto y verdadero. Puesto que la lucha es el exponerse a lo esencial, reconociéndose mutuamente, se habla siempre en el discurso, que coloca este cuestionar y reflexionar en la “lucha”, del “estar expuesto”. Que esta expresión está en la dirección de la sentencia heraclítea lo atestigua la propia sentencia con toda claridad. Pero hay que atender aún a un segundo punto. Heideggeriana: RepensandoReitorado  

2. No sólo no podemos pensar pelemos como guerra ni tampoco emplear la frase — que se supone de HERÁCLITO — “la guerra es el padre de todas las cosas” para invocar la guerra y el combate como el supremo principio del ser y, de esta forma, justificar filosóficamente la guerra: Tenemos sobre todo que, a la vez, darnos cuenta de que la sentencia de HERÁCLITO — citada de la forma habitual — todo lo falsea, porque así desaparece la totalidad de la sentencia y, con ello, lo esencial. Dice íntegramente: “La disputa es en efecto la siembra de todo, pero también (y sobre todo) es lo supremo de todo — lo que todo mantiene —, pues permite a los unos aparecer como dioses, a los otros como hombres, pues a los unos les permite salir a lo abierto como esclavos, a los otros como libres.” Heideggeriana: RepensandoReitorado

La naturaleza arriesga a los seres vivos y “sin proteger a ninguno en particular”. Del mismo modo, nosotros los hombres, en cuanto arriesgados, no le somos “más queridos” al riesgo que nos arriesga. En ambos casos tenemos que al riesgo le corresponde arrojar al peligro. Arriesgar es poner en juego. HERÁCLITO piensa el ser como el tiempo del mundo y a éste como el juego de un niño (frag. 52): “El tiempo del mundo es un niño que juega a las tablas; del juego de un niño depende el mando.” Si lo arrojado quedase fuera de peligro, no sería arriesgado. Ahora bien, si estuviera protegido, lo ente quedaría fuera de peligro. En alemán ‘Schutz  ’, ‘Schütze’, ‘schützen’ son términos que pertenecen al ámbito del verbo ‘schiessen’, como ‘Buck’, ‘bücken’ al de ‘biegen’. ‘Schiessen’ significa ‘schieben’ en expresiones como correr el cerrojo [einen Riegel vor-schieben]. El tejado avanza y sobresale [schiesst]por encima del muro. En el campo todavía decimos que la campesina ‘schiesst ein’: mete [schiebt] la masa ya moldeada en el horno. La protección es lo que se ha metido antes y previamente. Es lo que impide que el peligro afecte a lo amenazado, que llegue a alcanzarlo. Lo protegido es confiado al protector. Nuestra antigua lengua alemana, más rica, habría dicho que es prometido al protector, esto es, querido. Por el contrario, lo desprotegido ya no es “querido”. Planta, animal y hombre, en la medida en que son entes, esto es, arriesgados, coinciden en afirmar que no están protegidos propiamente. Pero al igual que se diferencian en su ser, también sigue habiendo una diferencia en su manera de estar desprotegidos. Heideggeriana: ParaQuePoetas  

O se dice que este pensamiento es ya muy antiguo. Que en el fondo es la representación cíclica de la historia del mundo, algo conocido desde hace ya mucho tiempo. Dentro de la Filosofía occidental se puede documentar por primera vez en HERÁCLITO Heideggeriana: NietzscheZaratustra  

La palabra griega philosophia   se remonta a la palabra philosophos  . Esta palabra es originariamente un adiectivum, como philargyros, amante de la plata, como philotimos, amante del honor. Presumiblemente la palabra philosophos fué acuñada por HERÁCLITO. Esto quiere decir: para HERÁCLITO todavía no hay philosophia. Un aner philosophos no es un hombre “filosófico”. El adiectivum griego philosophos; dice algo totalmente diferente que los adiectiva filosófico, philosophique. Un aner philosophos es aquel os philei to sophon, aquel que ama lo sophon; philein, amar, significa aquí, en el sentido de HERÁCLITO: omologein, hablar tal como el logos habla, es decir, corresponder (entsprechen  ) al logos. Este corresponder (Entsprechen) está en consonancia (Einklang  ) con lo sophon. Consonancia es armonia. El que un ser se avenga recíprocamente al otro, el que ambos se avengan originariamente el uno al otro porque están dispuestos el uno para el otro, esta armonia es lo que distingue el philein, el amar (Lieben  ) pensado heracliteamente. Heideggeriana: QueFilosofia  

El aner philosophos ama lo sophon. Lo que esta palabra dice para HERÁCLITO, es difícil de traducir. Pero la podemos aclarar según la propia interpretación de HERÁCLITO. Según la cual to sophon dice esto: hen   Panta, “Uno [Eines] (es) Todo”. “Todo” quiere decir aquí: Panta ta onta, el conjunto, la totalidad del ente. Hen, el Uno (das Eins), quiere decir: lo uno (das Eine), único (Einzige), lo que une todo (alles Einigende). Unido (einig), empero, es todo ente en el ser. Lo sophon dice: Todo ente es en el ser. Dicho con más rigor: El ser es el ente. Al decir esto, “es” (”ist”) habla transitivamente y quiere decir tanto como “reúne” (versammelt). El ser reúne el ente en esto de que éste es ente. El ser es la reunión (Versammlung) — logos. Heideggeriana: QueFilosofia

Esta búsqueda que aspira al sophon, al hen Panta, al ente en el ser, se convierte ahora en la pregunta: ¿Qué es el ente en tanto que es? Solamente ahora el pensar se convierte en “filosofía”. HERÁCLITO y Parménides no fueron aún “filósofos”. ¿Por qué no? Porque fueron pensadores más grandes. “Más grandes” no significa aquí el balance de un rendimiento, sino que señala hacia otra dimensión distinta del pensar. HERÁCLITO y Parménides fueron “más grandes” en el sentido de que todavía estaban en consonancia con el logos, es decir, con el hen Panta. El paso hacia la “filosofía”, preparado por la sofística, fué cumplido primero por Sócrates y Platón. Luego Aristóteles, casi dos siglos después de HERÁCLITO, caracterizó este paso con la siguiente frase: (Met., Z 1, 1028 b 2 sqq). En la traducción, esto dice: “Y así, pues, ya antiguamente y también ahora y continuamente aquello hacia lo cual (la filosofía) se pone en camino y hacia lo cual jamás encuentra acceso, (lo preguntado [es] esto): ¿Qué es el ente? (ti to on)”. Heideggeriana: QueFilosofia

Con ello no sostenemos de ninguna manera que la definición aristotélica de filosofía valga de modo absoluto. En efecto, ya dentro de la historia del pensar griego es sólo una determinada interpretación del pensar griego y de lo que le fué encomendado. La caracterización aristotélica de la filosofía en ningún caso se deja retrotransferir (zurückübertragen) al pensar de HERÁCLITO y de Parménides; por el contrario, la definición aristotélica de la filosofía es ciertamente una libre continuación de aquel temprano pensar y la conclusión del mismo. Digo: una libre continuación, porque de ningún modo puede hacerse evidente que las distintas filosofías y las épocas de la filosofía resultan unas de otras en el sentido de la necesidad de un proceso dialéctico. Heideggeriana: QueFilosofia

En una enumeración y teniendo en cuenta la traducción de Hegel, las cuatro palabras fundamentales son las siguientes: 1. Hen, das All — el Universo; 2. Logos, die Vernunft   — la razón; 3. Idea, der Begriff   — el concepto; 4. Energeia  , die Wirklichkeit   — la actualidad. Hen es la palabra de Parménides. Logos es la palabra de HERÁCLITO. Idea es la palabra de Platón. Energeia es la palabra de Aristóteles. Heideggeriana: HegelGregos  

La palabra fundamental de HERÁCLITO es logos, la reunión que hace yacer ante el hombre y aparecer como lo ente todo lo que es en su totalidad. logos es el nombre que HERÁCLITO da al Ser de lo ente. Pero la interpretación hegeliana de la filosofía de HERÁCLITO no se orienta precisamente en el logos. Esto de por sí es ya raro; pero es todavía más raro si se piensa que Hegel cierra la introducción a su interpretación de HERÁCLITO con las siguientes palabras: “No hay una sola proposición de HERÁCLITO que yo no haya incluído en mi Lógica” (ib. p. 328). Sin embargo, para esta “Lógica” de Hegel el logos, es la razón en el sentido de la subjetividad absoluta, y la “Lógica” misma es la dialéctica especulativa, por medio de cuyo movimiento lo universal inmediato y abstracto, es decir, el Ser, como lo objetivo, es reflejado en la oposición al sujeto, y por medio del cual también esta reflexión se determina como la mediación en el sentido del devenir, en el cual lo opuesto crece juntándose, se hace concreto y alcanza su unidad. La captación de esta unidad es la esencia de la especulación, la cual se despliega como dialéctica. Heideggeriana: HegelGregos

Según el juicio de Hegel, HERÁCLITO es el primero que reconoce la dialéctica como principio, superando así a Parménides, y siguiendo hacia adelante. Hegel dice: “El Ser (como lo piensa Parménides) es lo uno, lo primero; lo segundo es el devenir — él (HERÁCLITO) avanzó hacia esta determinación. Esto es lo primeramente concreto, lo absoluto en cuanto la unidad de los contrarios contenidos en él. Con él (HERÁCLITO) se encuentra por primera vez la idea filosófica en su forma especulativa” (ib. p. 328). De manera que Hegel pone el peso central de su interpretación de HERÁCLITO en las proposiciones donde se habla de lo dialéctico, de la unidad y de la unión de las contradicciones. Heideggeriana: HegelGregos

Esta última pregunta dio ocasión a un excursus sobre el inaclarado problema del origen de la negatividad hegeliana. ¿Se basa la “negatividad” de la lógica hegeliana en la estructura de la consciencia absoluta o es a la inversa? ¿Es la reflexión especulativa el fundamento de la negatividad que, según Hegel, pertenece al ser, o es también esta negatividad el fundamento del carácter absoluto de la consciencia? Si se repara en que Hegel trabaja en la Fenomenología con dualismos originarios, que sólo posteriormente (desde la Lógica) son armonizados, y si se trae a colación el concepto de la vida, tal y como es elaborado en los escritos juveniles de Hegel, la negatividad de lo negativo no parece ser reducible a la estructura reflexiva de la consciencia, aun cuando no debe perderse de vista, por otra parte, que el moderno punto de vista impulsor de la consciencia ha contribuido muy considerablemente al despliegue de la negatividad. La negación podría más bien guardar conexión con el pensamiento de la escisión y, por tanto (visto desde la cosa), remontarse a HERÁCLITO (diapheron). Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer  

El “en tanto” es en la mencionada conferencia el durar, el mantenerse persistentemente como destino. Dentro de “el hecho de que” y en su sentido puede también el pensar afirmar algo así como la necesidad, algo así como una legalidad y una lógica en la secuencia de manifestaciones del ser. Cabe, pues, decir que la historia del ser es la historia del creciente olvido del ser. Entre las transformaciones epocales del ser y la retirada se deja ver una relación, que no es, empero, la de una causalidad. Cabe decir que cuanto más se aleja uno del alba del pensar occidental, de la aletheia, tanto más cae ésta en el olvido, tanto más inequívocamente emerge el saber, la consciencia, y se retira así el ser. Esta retirada del ser permanece además oculta. En el kryptesthai de HERÁCLITO es por primera y última vez expresado lo que es la retracción. El retirarse de la aletheia como aletheia da paso franco a la transformación del ser de la energeia a la actualitas  , etc. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

HERÁCLITO dice (B 64): tá de pánta oiakízei keraunós. “Empero, todo es gobernado por el rayo.” Lo que significa: el rayo lleva y dirige, de un solo golpe, la manifestación de lo que por sí mismo deviene en su moldura presente. El rayo lo arroja Zeus, el dios supremo. ¿Y Atenea? Ella es la hija de Zeus. Heideggeriana: ArtePensar  

Casi en la misma época de la que proviene la frase de HERÁCLITO el poeta Esquilo hace decir a Atenea, en la escena final de la trilogía de Agamenón, que se desarrolla en el Areópago de Atenas (Euménides 827s.): kaí klêdas oîda dómatos móne théon — en hoî keraunós estin esphragisménos = “De los dioses sólo yo conozco la llave de la casa — donde yace, con sello, encerrado el rayo.” Heideggeriana: ArtePensar

Ya HERÁCLITO señalaba esta relación con el fragmento: physis kryptesthai phileî (B 123) “A lo que surge desde sí mismo, le es propio el ocultarse.” Heideggeriana: ArtePensar

Esta respuesta lleva a interrogarse por el sentido griego del saber. En griego, saber se dice noein e idein — ambos nombran el ser — abierto a lo que llega a darse. De aquí se puede comprender la relación del to auto parmenídeo y el logos de HERÁCLITO: ambos nombran esa donación en la que el ser se da. Heideggeriana: SeminarioThor1969  

Así, cuando por ejemplo dice HERÁCLITO: physis kryptesthai phylei, el ocultarse es el corazón mismo del movimiento de aparecer. A propósito de esto, se hace una advertencia de traducción: phylei no puede traducirse como “ama” (él mismo entendido ónticamente como inclinación ocacional). phylei quiere decir: “es esencial a… para que despliegue su ser propio”. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Esta es, en HERÁCLITO, la noción eminente de la physis. ¿Pero qué quiere decir physis? ¿Hacia qué señala? Más que hacia la naturaleza — donde, no obstante el acento manifestatorio de nasci, el ocultamiento falta completamente — la physis; señala hacia la aletheia misma. En esta palabra de HERÁCLITO aún es plenamente transparente el sentido positivo de la Vergessenheit  , es transparente que el ser no está “sujeto al olvido” sino que, en tanto y por cuanto es manifestación, él mismo se oculta. Habiendo recordado esto, se reanuda el examen de la “cuestión del ser”. Heideggeriana: SeminarioThor1969

P. Usted afirma que estar preocupado por la esencia del mundo presente, es meditar la sentencia de los pensadores presocráticos: Parménides, HERÁCLITO… Heidegger: Si, pero hoy en día, en Alemania o en otros lugares, se les lee poco. P. ¿Qué lazo nos une, según usted, a estos pensadores tan lejanos? Heidegger: En mi curso ‘Introducción a la Metafísica’ he mostrado por qué todas las preguntas de la filosofía comenzaron con ellos. Es en sus sentencias poéticas en donde ha nacido el mundo occidental. Heideggeriana: Towarnicki

P. ¿Esta reticencia en interrogar la tradición, no tiene que ver con las necesidades del mundo moderno? Heidegger: ¿Cuáles necesidades? P. En particular, esa oposición radical que, después de Marx  , separa una visión teorética del mundo de una visión práctica que quiere transformarlo. Heidegger: ¿La onceava tesis sobre Feuerbach? Hoy en día, la acción sola no cambiará el estado del mundo sin primero interpretarlo. P. Pero, en este momento, se interroga con mayor gusto a Marx, Freud   o aún a Marcuse, que a Parménides y HERÁCLITO. Heidegger: Es lo que yo digo. Heideggeriana: Towarnicki


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