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Protágoras

segunda-feira 5 de fevereiro de 2024

En el comienzo de la filosofía moderna se encuentra la tesis de Descartes  : ego   coito, ergo sum, “pienso, luego existo”. Toda conciencia de las cosas y del ente en su totalidad es reconducida a la autoconciencia del sujeto humano como fundamento inquebrantable de toda certeza. En la época subsiguiente la realidad de lo real se determina corno objetividad, como aquello que es comprendido por medio del sujeto y para él como lo que está arrojado y mantenido enfrente de él. La realidad de lo real es el ser representado por medio del sujeto representante y para éste. La doctrina nietzscheana que convierte todo lo que es y tal como es en “propiedad y producto del hombre” no hace más que llevar a cabo el despliegue extremo de la doctrina de Descartes por la que toda verdad se funda retrocediendo a la certeza de sí del sujeto humano. Más aún, si recordamos que ya en la filosofía griega anterior a Platón   un pensador, PROTÁGORAS, enseñó que el hombre era la medida de todas las cosas, parece en efecto que toda la metafísica, no sólo la moderna, está construida sobre el papel determinante del hombre dentro del ente en su totalidad. Heideggeriana  : NiilismoEuropeu  

¿Qué ocurre con la metafísica y su historia respecto de esta relación? Si la metafísica es la verdad sobre el ente en su totalidad, ciertamente el hombre también formará parte del ente en su totalidad. Incluso habrá que admitir que el hombre asume un papel especial en la metafísica en la medida en que es quien busca, desarrolla, fundamenta y conserva el conocimiento metafísico, quien lo transmite, y también lo deforma. Esto, sin embargo, no da de ninguna manera derecho a considerar al hombre la medida de todas las cosas, a distinguirlo como el centro de todo el ente y a ponerlo como señor del mismo. Podría opinarse que la sentencia del pensador griego PROTÁGORAS acerca del hombre como medida de todas las cosas, la doctrina de Descartes del hombre como “sujeto” de toda objetividad y el pensamiento de Nietzsche   del hombre como “productor y propietario” de todo el ente son quizás sólo exageraciones y casos extremos de determinadas posiciones metafísicas, y no algo que tenga el carácter mesurado y equilibrado de un saber auténtico. De acuerdo con ello, estos casos excepcionales no deberían convertirse en la regla de acuerdo con la cual se ha de determinar la esencia de la metafísica y de su historia. Heideggeriana  : NiilismoEuropeu

Para ganar, frente a esta opinión  , una visión más libre de la esencia de la metafísica y de su historia, es aconsejable en primer lugar pensar a fondo las doctrinas de PROTÁGORAS y de Descartes en sus rasgos fundamentales. Al hacerlo tenemos necesariamente que pasar revista a aquella esfera de preguntas que nos acerca de modo más originario la esencia de la metafísica en cuanto verdad sobre el ente en su totalidad y nos permite reconocer en qué sentido la pregunta “¿qué es el ente en cuanto tal y en su totalidad”? es la pregunta conductora de toda metafísica. Ya el título de la obra capital de Descartes muestra de qué se trata: Meditationes de prima philosophia   (1641), “Meditaciones sobre la filosofía primera”. La expresión “filosofía primera” procede de Aristóteles   y designa aquello que constituye en primer lugar y de manera propia la tarea de lo que recibe el nombre de filosofía. La prote philosophia   trata la pregunta primera por su rango y que domina a todas las otras: qué es el ente, en cuanto que es un ente. Así, el águila, por ejemplo, en cuanto que es un pájaro, es decir, un ser viviente, es decir algo presente desde sí mismo. ¿Qué distingue al ente en cuanto ente? Sin embargo, parece que entretanto, con el cristianismo, se ha respondido definitivamente a la pregunta acerca de qué es el ente y eliminado así la pregunta misma, y todo esto desde un lugar que es esencialmente superior al opinar y al errar contingentes del hombre. La revelación bíblica, que según ella misma lo indica se apoya en la inspiración divina, enseña que el ente ha sido creado por el Dios creador personal y es conservado y dirigido por él. Gracias a la verdad revelada, proclamada como absolutamente vinculante por la doctrina de la Iglesia, aquella pregunta — qué es el ente — se ha vuelto superflua. El ser del ente consiste en su ser creado por Dios (omne ens est ens creatum  ). Si el conocimiento humano quiere experimentar la verdad sobre el ente sólo le queda, como único camino confiable, recoger y conservar fervientemente la doctrina de la revelación y su tradición por parte de los doctores de la Iglesia. La auténtica verdad es transmitida sólo por la doctrina de los doctores. La verdad tiene el carácter esencial de “doctrina”. El mundo medieval y su historia están construidos sobre esta doctrina. La única forma adecuada en la que puede expresarse de modo completo el conocimiento en cuanto doctrina es la “summa” , la reunión de escritos doctrinales en los que la totalidad del contenido doctrinal transmitido y las diferentes opiniones doctrinales son examinadas, empleadas o rechazadas en función de su concordancia con la doctrina eclesiástica. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En la proposición de Descartes, que más adelante comentaremos con más precisión, en el ego cogito  , ergo sum, se expresa de modo general una preeminencia del yo humano y con ella una nueva postura del hombre. Éste no asume simplemente una doctrina como artículo de fe, pero tampoco adquiere él mismo meramente por cualquier vía un conocimiento del mundo. Lo que aparece es otra cosa: el hombre sabe con certeza incondicionada que él es el ente cuyo ser posee mayor certeza. El hombre se convierte en el fundamento y la medida, puestos por él mismo, de toda certeza y verdad. Si llegamos por el momento sólo hasta este punto en la reflexión sobre la proposición de Descartes, nos vendrá inmediatamente a la memoria la sentencia de PROTÁGORAS, el sofista griego de la época de Platón. De acuerdo con esa sentencia, el hombre es la medida de todas las cosas. Siempre se pone la proposición de Descartes junto con la sentencia de PROTÁGORAS y se ve en ésta, así como en la sofistica griega en general, una anticipación de la metafísica moderna de Descartes; en efecto, en ambos casos se expresa de manera casi palpable la preeminencia del hombre. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En esa forma general, la comprobación es justa. Sin embargo, la sentencia de PROTÁGORAS dice algo que es muy diferente del contenido de la proposición cartesiana. Sólo la diferencia entre ambas nos permitirá dirigir una mirada hacia lo mismo que ellas dicen. Este mismo es el suelo sólo desde el cual comprenderemos suficientemente la doctrina nietzscheana del hombre como legislador del mundo y reconoceremos el origen de la metafísica de la voluntad de poder y del pensamiento del valor incluido en ella. [Sobre lo que sigue, cfr. Holzwege  , pág. 94 ss.] Heideggeriana: NiilismoEuropeu

LA FRASE DE PROTÁGORAS Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La frase de PROTÁGORAS (según el texto transmitido por Sexto Empírico) reza así (cfr. Platón, Teeteto, 152). Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Se habla aquí del ente y de su ser. Se alude al ente que presencia desde sí en el entorno del hombre. Pero ¿quién es allí “el” hombre? ¿Qué quiere decir aquí anthropos  ? A esta pregunta nos responde Platón, que en el pasaje en el que comenta la frase le hace preguntar a Sócrates   (con el sentido de una pregunta retórica): “¿No lo comprende (PROTÁGORAS) de cierto modo así: tal como algo se me muestra en cada caso, de ese aspecto es para mí; tal como se aparece a ti, así es a su vez para ti? ¿Pero hombre eres tanto tú como yo?” Por lo tanto, “el hombre” es aquí el “respectivo” hombre (yo y tú y él y ella); cualquiera puede decir “yo”; el respectivo hombre es el respectivo “yo”. Pero con esto se atestigua entonces de antemano — casi hasta en las palabras mismas — que se trata del hombre comprendido “yoicamente”, que el ente en cuanto tal se determina de acuerdo con la medida proporcionada por el hombre así definido, que por consiguiente tanto aquí como allí, en PROTÁGORAS y en Descartes, la verdad sobre el ente tiene la misma esencia, considerada y medida por medio del “ego”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero puesto que nuestro camino nos ha conducido a plantear de modo fundamental la pregunta por la relación del hombre con el ente en cuanto tal en su totalidad y por el papel del hombre en esa relación, para distinguir rectamente la sentencia de PROTÁGORAS de la frase de Descartes tenemos que delimitar los respectos adecuados. Los respectos de acuerdo con los cuales tenemos que distinguir sólo pueden ser aquellos por los que se determina la esencia de una posición metafísica fundamental. Resaltaremos cuatro factores. Una posición metafísica fundamental se determina: 1) por el modo en el que el hombre en cuanto hombre es él mismo y se sabe así a sí mismo; 2) por el proyecto del ente en dirección al ser; 3) por la delimitación de la esencia de la verdad del ente; 4) por el modo en que el hombre en cada caso toma y da la “medida” para la verdad del ente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La frase de PROTÁGORAS dice inequívocamente que “todo” ente está referido al hombre en cuanto ego (yo) y que el hombre es la medida del ser del ente. ¿Pero de qué tipo es esta referencia del ente al “yo”, suponiendo que para entender la sentencia pensemos de modo griego y no introduzcamos en ella inadvertidamente representaciones del hombre como “sujeto”? El hombre percibe lo presente en el entorno de su percibir. Este presente se mantiene en cuanto tal y de antemano en un ámbito de accesibilidad, ya que este ámbito es un ámbito de desocultamiento. La percepción de lo presente se funda en el permanecer de éste en el interior del ámbito del desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El hombre que está en la relación fundamental con el ente experimentada de modo griego es metron, medida, en cuanto deja que la mesura que se atiene al entorno de lo desocupo, limitado para el respectivo sí mismo, se convierta en rasgo fundamental de su esencia. Esto encierra, al mismo tiempo, el reconocimiento de un desocultamiento del ente y la admisión de una indecidibilidad acerca de la presencia y la ausencia, acerca del aspecto del ente en general. Por eso dice PROTÁGORAS (Diels, Die Fragmente der Vorsokratiker  , PROTÁGORAS, B 4) “Acerca de los dioses no estoy en condiciones de saber algo (esto quiere decir, en griego: de recibir en la “visión” algo desoculto), ni de que son ni de que no son, ni de cómo son en cuanto a su aspecto”; “pues es múltiple lo que impide percibir el ente como tal; tanto el no revelarse (es decir el ocultamiento) del ente como la brevedad de la historia del hombre”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

¿Podemos sorprendernos de que Sócrates, ante esta sabiduría de PROTÁGORAS, dijera de él (Platón, Teeteto, 152 b): “es de suponer que, siendo (PROTÁGORAS) un hombre sabio, no habla (en su sentencia acerca del hombre como metron panton chrematon) simplemente por hablar”? El modo en el que PROTÁGORAS determina la relación del hombre respecto del ente no hace más que recalcar la limitación del desocultamiento del ente al respectivo entorno de la experiencia que se hace del mundo. Esta limitación presupone que impera el desocultamiento del ente, más aún, que ese desocultamiento ya ha sido experimentado como tal y elevado al saber como carácter fundamental del ente mismo. Esto ocurrió en las posiciones metafísicas fundamentales de los pensadores del inicio de la filosofía occidental: en Anaximandro  , Heráclito   y Parménides. La sofistica, dentro de la que se cuenta a PROTÁGORAS como su principal pensador, sólo es posible sobre la base y como un derivado de la sophia  , es decir de la interpretación griega del ser como presencia y de la determinación griega de la esencia de la verdad como aletheia   (desocultamiento). El hombre es en cada caso la medida de la presencia y el desocultamiento mediante la mesura y la limitación que se atiene a lo abierto más próximo, sin negar lo cerrado más lejano ni arrogarse una decisión sobre su presencia y ausencia. Aquí no hay en ningún lado la menor huella de que se piense que el ente en cuanto tal tenga que regirse por el yo basado sobre sí mismo como sujeto, de que este sujeto sea el juez de todo ente y de su ser, y de que, gracias a esa función judicial, decida desde la certeza incondicionada sobre la objetividad de los objetos. Aquí, por último, tampoco hay huella de ese proceder de Descartes que intenta incluso demostrar como incondicionalmente cierta la esencia y la existencia de Dios. Si pensamos en los cuatro “momentos” que determinan la esencia de la metafísica puede decirse ahora lo siguiente respecto de la sentencia de PROTÁGORAS: 1) El “yo” se determina para PROTÁGORAS por la pertenencia, en cada caso limitada, a lo desoculto del ente. El ser sí mismo del hombre se funda en la fiabilidad del ente desoculto y de su entorno. 2) El ser tiene el carácter esencial de la presencia. 3) La verdad es experimentada como desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Para Descartes y su posición metafísica fundamental, todos estos momentos tienen un significado diferente. Su posición metafísica fundamental no es independiente de la metafísica griega, pero está esencialmente alejada de ella. Puesto que hasta ahora la dependencia y el alejamiento nunca habían sido claramente distinguidos, ha sido posible que volviera siempre a introducirse furtivamente el engaño de que PROTÁGORAS sería de algún modo el Descartes de la metafísica griega; así como también ha sido posible aducir que Platón sería el Kant   de la filosofía griega y Aristóteles su Tomás de Aquino  . Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Al interpretar de modo “subjetivo” la sentencia de PROTÁGORAS de que el hombre es la medida de todas las cosas, es decir, como si todas las cosas fueran dependientes del hombre como sujeto, se traslada el contenido griego de la sentencia a una posición metafísica fundamental que concibe al hombre de manera esencialmente diferente a la de los griegos. Pero tampoco la determinación moderna del hombre como “sujeto” es tan unívoca como podría hacernos creer engañosamente el uso corriente de los conceptos “sujeto”, “subjetividad”, “subjetivo”, “subjetivista”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

De las observaciones introductorias destinadas a distinguir la sentencia de PROTÁGORAS de la frase de Descartes hemos inferido que la pretensión del hombre a un fundamento de la verdad encontrado y asegurado por él mismo surge de la “liberación” en la que el hombre se desprende del primordial carácter vinculante que tenían la verdad revelada bíblico-cristiana y la doctrina de la Iglesia. Sin embargo, toda auténtica liberación no es sólo romper las ataduras y eliminar los vínculos, sino que es, ante todo, una nueva determinación de la esencia de la libertad. Ser libre quiere decir ahora que, en lugar de la certeza de salvación que era criterio de medida para toda verdad, el hombre pone una certeza en virtud de la cual y en la cual alcanza certeza de sí como de aquel ente que de ese modo se coloca a sí mismo como su propia base. El modo en que se produce esta transformación implica que en muchos casos discurra aún en el lenguaje y en las representaciones de aquello que se abandona en tal transformación. A la inversa, una caracterización precisa de la misma no puede evitar hablar en el lenguaje de lo que sólo se alcanza gracias a ella. Si decimos, por ejemplo, radicalizando, que la nueva libertad consiste en que el hombre se da la ley a sí mismo, elige lo que es vinculante y se vincula a ello, hablamos ya en el lenguaje de Kant y acertamos, sin embargo, con lo esencial del comienzo de la época moderna, que conquista su figura histórica propia con una posición metafísica fundamental para la que la libertad se torna esencial de un modo peculiar (cfr. Descartes, Meditationes de prima philosophia, IV). El mero desprenderse, el mero arbitrio, no son nunca más que el lado oscuro de la libertad, mientras que su lado luminoso es la reivindicación de algo necesario como aquello que vincula y sustenta. Ambos “lados” no agotan, sin embargo, la esencia de la libertad, y ni siquiera dan con su núcleo. Para nosotros es importante ver que esa libertad cuyo reverso es la liberación de la creencia en la revelación, no solamente reivindica en general algo necesario sino que lo hace de manera tal que el hombre pone en cada caso desde sí mismo eso que es necesario y vinculante. Pero lo necesario se codetermina entonces de acuerdo con lo que necesite el hombre que se basa sobre sí mismo, es decir, de acuerdo con la dirección y con la altura, de acuerdo con el modo en el que el hombre se represente a sí mismo y represente su esencia. La nueva libertad, vista metafísicamente, es la apertura de una multiplicidad de aquello que en el futuro pueda y quiera ser puesto a sabiendas por el hombre mismo como necesario y vinculante. En el ejercicio de estos múltiples modos de la nueva libertad consiste la esencia de la historia de la época moderna. Puesto que por doquier de esta libertad forma parte que el propio hombre se vuelva señor de las propias determinaciones esenciales de la humanidad, y puesto que este volverse señor requiere el poder en un sentido esencial y expreso, por eso el esencial dar poder al poder sólo es posible como realidad fundamental en la historia de la época moderna y como esa historia. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

LAS POSICIONES METAFÍSICAS FUNDAMENTALES DE DESCARTES Y DE PROTÁGORAS Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Ahora estamos ya en condiciones de caracterizar la posición metafísica fundamental de Descartes en los cuatro respectos citados y de diferenciarla de la posición metafísica fundamental de PROTÁGORAS. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Lo dicho puede aclararse ahora diferenciando de acuerdo con los cuatro respectos, las representaciones metafísicas fundamentales de PROTÁGORAS y de Descartes. Para evitar repeticiones se hará en la forma de breves tesis: 1) Para PROTÁGORAS, el hombre está determinado en su ser sí mismo por la pertenencia a un entorno de lo desoculto. Para Descartes, el hombre está determinado como sí mismo por el retrotraer del mundo al representar del hombre. 2) Para PROTÁGORAS, la entidad del ente es — en el sentido de la metafísica griega — el presenciar en lo desoculto. Para Descartes, entidad quiere decir: ser representado por y para el sujeto. 3) Para PROTÁGORAS, verdad significa desocultamiento de lo presente. Para Descartes: certeza del representar que se re-presenta y asegura. 4) Para PROTÁGORAS, el hombre es la medida de todas las cosas en el sentido de la mesurante limitación al entorno de lo desoculto y al límite de lo oculto. Para Descartes, el hombre es la medida de todas las cosas en el sentido en que se arroga la pérdida de límites del representar para conducirlo a la certeza que se asegura a sí misma. El dar medida somete todo lo que puede valer como ente al cálculo del re-presentar. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Por eso, en este lugar, después de recapitular las comparaciones entre PROTÁGORAS y Descartes por un lado, y entre Descartes y Nietzsche por otro, hay que hacer referencia de manera anticipada al fundamento esencial de la historicidad de la historia de la metafísica, en cuanto historicidad de una historia de la verdad del ser. Esta referencia permitirá, al mismo tiempo, aclarar una distinción de la que ya se ha hecho uso en varias ocasiones: la distinción entre la subjetividad condicionada y la subjetividad incondicionada. Esta distinción es requerida, además, por la proposición que ha sido formulada más bien sólo como una afirmación: la metafísica de Nietzsche es, en cuanto acabamiento de la metafísica moderna, al mismo tiempo, el acabamiento de la metafísica occidental en general, y con ello — en un sentido rectamente entendido — el final de la metafísica en cuanto tal. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La comparación de las tres posiciones metafísicas fundamentales de PROTÁGORAS, Descartes y Nietzsche nos ha preparado, por lo menos parcialmente, para responder a la pregunta que aún se mantiene en reserva: ¿qué es, en las posiciones metafísicas caracterizadas, lo mismo, lo que continuamente sustenta y sirve de guía? Evidentemente aquello que al comparar las tres posiciones fundamentales estaba en cada caso en la mirada como eso uno y mismo en dirección de lo cual preguntábamos para destacar cada vez lo propio. Eso Uno y Mismo ya lo hemos resaltado al nombrar los cuatro respectos que guiaban todas las comparaciones. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

(8) Pero ¿no hubo en época de Sócrates un sofista que se atrevió a decir que el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, porque son, de las que no son, porque no son? ¿Acaso esta frase de PROTÁGORAS no parece salir de boca de Descartes? Y además ¿no comprende Platón el ser de lo ente como aquello que se ha visto, la idea  ? ¿Y la relación con lo ente en cuanto tal no es para Aristóteles la theoria  , el puro mirar? Lo que pasa es que la frase sofista de PROTÁGORAS no es ningún subjetivismo, desde el momento en que sólo Descartes podía llevar a cabo la inversión del pensamiento griego. No cabe duda de que gracias al pensamiento de Platón y las preguntas de Aristóteles se lleva a cabo un cambio decisivo en la interpretación de lo ente y el hombre, pero aún está encerrado dentro de la comprensión fundamental de lo ente propia del mundo griego. Dicha interpretación es precisamente tan decisiva respecto a ella, que se convierte en el punto final del mundo griego, un final que colabora indirectamente en la posibilidad de preparación de la Edad Moderna. Es por eso por lo que, más tarde, no sólo en la Edad Media, sino a lo largo de toda la Edad Moderna, el pensamiento platónico y aristotélico pudo pasar por ser el pensamiento griego por antonomasia y todo el pensamiento preplatónico por una mera preparación para Platón. Esta larga costumbre de contemplar el mundo griego a través del tamiz de una interpretación moderna y humanista nos impide pensar el ser que se abría a los antiguos griegos en lo que tiene de propio y extraño. La frase de PROTÁGORAS reza así: “El hombre es la medida de todas las cosas (concretamente de aquellas que usa y necesita y por lo tanto siempre tiene a su alrededor, chremata chresthai), de las que están presentes, de que están presentes tal como están presentes, y de aquellas a las que les ha sido negada la posibilidad de estar presentes, de que no están presentes.” Aquel ente sobre cuyo ser se decide se entiende aquí como aquello que está presente a partir de sí mismo en esta región, dentro de la esfera del hombre. Pero ¿quién es el hombre? Platón nos informa de ello en el mismo pasaje cuando le hace decir a Sócrates: “¿Acaso no lo entiende (PROTÁGORAS) de este modo? ¿Tal como se presenta a mí una cosa en cada ocasión, tal apariencia tiene entonces para mí, pero tal como se te presenta a ti, así es como es esa cosa para ti? Pero hombre lo eres tú igual que yo”. Heideggeriana: ImagemMundo

Según esto, el hombre es el que es en cada caso (yo y tú y él y ellos). Y ¿no coincide este ego con el ego cogito de Descartes? En ningún caso, porque todo elemento esencial que determina con la misma necesidad ambas posiciones metafísicas fundamentales, la de PROTÁGORAS y la de Descartes, es distinto. Lo esencial de una posición metafísica fundamental abarca lo siguiente: 1. El modo y la manera en que el hombre es hombre, es decir, en que es él mismo; el tipo de esencia de su mismidad, que no es en absoluto igual al de su Yo, sino que se determina como tal a partir de la relación con el ser. 2. La interpretación de la esencia del ser de lo ente. 3. El proyecto de esencia de la verdad. 4. El sentido según el cual el hombre es medida aquí y allá. Heideggeriana: ImagemMundo

Ahora bien, para PROTÁGORAS, lo ente sigue refiriéndose al hombre en tanto que ego. ¿De qué tipo es esa referencia al Yo? El ego permanece en el círculo de aquello desocultado que le ha sido adjudicado a él mismo como siendo ése. De esta forma capta todo lo que está presente en ese círculo como eso que es. Esta captación de lo presente se funda en la permanencia en el interior del círculo del desocultamiento. Por medio de la permanencia junto a lo presente, la pertenencia del Yo a lo presente es. Esta pertenencia a lo presente abierto delimita a éste frente a lo no presente. El hombre recibe y preserva la medida para aquello que se presenta o ausenta a partir de dicho límite. En una restricción a lo que se desoculta en cada ocasión, el hombre se da a sí mismo la medida que limita cada vez a un ‘sí mismo’ con relación a esto y aquello. El hombre no dispone la medida a partir de un Yo aislado al que tiene que supeditarse todo ente en su ser. El nombre de la relación fundamental griega con lo ente y su desocultamiento es el metron (medida), desde el momento en que se compromete a restringiese al círculo de desocultamiento limitado por el Yo y, de este modo, reconoce el ocultamiento de lo ente y la imposibilidad de decisión respecto a su presencia o ausencia o, también, respecto a la apariencia de esa presencia y ausencia. Por eso dice PROTÁGORAS (Diels, “Fragmente der Vorsokratiker”; PROTÁGORAS B, 4): “En lo tocante a saber algo sobre los dioses (lo que en griego quiere decir “contemplar” algo, “ver” algo), no tengo capacidad ni para decir qué son ni qué no son ni cómo puede ser su aspecto (idea).” “En efecto, son muchas las cosas que nos impiden captar a lo ente como tal; tanto la falta de apertura (el ocultamiento) de lo ente, como la brevedad de la historia del hombre.” Heideggeriana: ImagemMundo

¿Podemos extrañarnos de que, a la vista de esta circunspección por parte de PROTÁGORAS, Sócrates dijera de él (Platón, Teeteto 152b): “Como (PROTÁGORAS) es un hombre prudente, hay que suponer que no habla por hablar (en relación con su frase sobre el hombre como metron.” Heideggeriana: ImagemMundo

La posición metafísica fundamental de PROTÁGORAS sólo es una restricción o, lo que es lo mismo, una forma de conservar la posición fundamental de Heráclito y Parménides. La sofística sólo es posible sobre el fundamento de la sophia, esto es, de la interpretación griega del ser como presencia y de la verdad como un desocultamiento que, a su vez, sigue siendo una determinación esencial del ser, motivo por el que, aquello que se presenta, se determina como tal a partir del desocultamiento, y la presencia a partir de lo que ya no está oculto. ¿Hasta dónde se aleja Descartes de los inicios del pensamiento griego, en qué medida es diferente su interpretación del hombre como sujeto? Precisamente porque en el concepto de subjectum aún resuena la esencia griega del ser, la hypokeisthai   del, hypokeimenon   pero bajo la forma de una presencia irreconocible que ya no cabe cuestionar (concretamente aquello que yace siempre ante nosotros), se puede ver gracias a él la esencia de la transformación de la posición metafísica fundamental. Heideggeriana: ImagemMundo