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Parménides

segunda-feira 5 de fevereiro de 2024

Al mismo tiempo el “se da” también se usa con la intención de evitar provisionalmente el giro idiomático “el ser es”. Porque, efectivamente, por lo general se dice ese “es” de algo que es. Y a eso es a lo que llamamos lo ente. Pero resulta que precisamente el ser no “es” lo “ente”. Si nos limitamos a decir del ser este “es”, sin una interpretación más precisa, será muy fácil que nos representemos el ser como un “ente” del tipo de lo ente conocido, el cual, en cuanto causa, produce efectos y, en cuanto efecto, es causado. Y, sin embargo, el propio PARMÉNIDES ya dice en los primeros tiempos del pensamiento: “es en efecto ser”. En estas palabras se oculta el misterio inicial de todo pensar. Tal vez lo que ocurre es que el “es” sólo se puede decir con propiedad del ser, de tal modo que ningún ente “es” nunca verdaderamente. Pero como el pensar tiene que llegar a decir el ser en su verdad, en lugar de explicarlo como un ente a partir de lo ente, tendrá que quedar abierta y al cuidado del pensar la cuestión de si acaso y cómo es el ser. Heideggeriana  : CartaHumanismo

El esti gar einai   de PARMÉNIDES sigue estando impensado todavía. Y eso nos da la medida del progreso de la filosofía. Si atiende a su esencia, en realidad la filosofía no progresa nada. Se pone en su lugar para pensar siempre lo mismo. Progresar, es decir, marchar más allá de ese lugar, es un error que sigue al pensar como esa sombra que él mismo arroja. Es precisamente porque el ser sigue impensado todavía por lo que también en Ser y tiempo   se dice del ser que: “se da”. Pero no podemos permitirnos especular directamente y sin apoyarnos en algo a propósito del il y a. Este “se da” reina como destino del ser. Su historia llega al lenguaje a través de la palabra de los pensadores esenciales. Por eso, el pensar que piensa en la verdad del ser es histórico en cuanto tal pensar. No existe un pensar “sistemático” y, a su lado, a modo de ilustración, una historia de las opiniones pretéritas. Pero tampoco existe, como piensa Hegel  , una sistemática que pueda convertir a la ley de su pensamiento en ley de la historia y que pueda asumir simultáneamente tal historia en el sistema. Pensando de modo más inicial, lo que hay es la historia del ser, de la que forma parte el pensar como memoria de esa historia, un pensar acontecido por ella misma. La memoria se diferencia esencialmente de la actualización a posteriori de la historia comprendida como un transcurrir pasado. La historia nunca ocurre de entrada como suceso, y el suceso no es un transcurrir. El suceder de la historia se presenta como destino de la verdad del ser a partir de dicho ser (vid. la conferencia sobre el himno de Hölderlin   “Wie wenn am Feiertage…, 1941, p. 31). El ser llega a ser destino en la medida en que él mismo, el ser, se da. Pero, pensado como destino, esto quiere decir que se da y al mismo tiempo se niega a sí mismo. Sin embargo, la definición de Hegel de la historia como desarrollo del “espíritu” no carece de verdad. Tampoco es que sea en parte falsa y en parte verdadera. Es tan verdadera como es verdadera esa metafísica, que, gracias a Hegel, deja que tome voz por vez primera en un sistema su esencia pensada de modo absoluto. La metafísica absoluta, junto con las inversiones que llevaron a cabo Marx   y Nietzsche  , pertenece a la historia de la verdad del ser. Lo que de ella sale no se puede atacar ni mucho menos eliminar por medio de refutaciones. Sólo se puede asumir, siempre que su verdad se vuelva a albergar de manera más inicial en el propio ser y se sustraiga al ámbito de la mera opinión   humana. Toda refutación en el campo del pensar esencial es absurda. La disputa entre pensadores es la “disputa amorosa” de la cosa misma. Es la que les ayuda alternantemente a entrar a formar parte de la sencilla pertenencia a la cosa misma, a partir de la cual encuentran en el destino del ser el destino adecuado. Heideggeriana  : CartaHumanismo

PARMÉNIDES dice (Fragmento VIII, 34-36): “Pero una misma cosa es el percibir y aquello por lo cual el percibir. Porque sin el ser del ente, en el cual esto (es decir, el percibir) está en tanto que lo dicho no encontrarás el percibir”. Heideggeriana: QuePensar  

De estas palabras de PARMÉNIDES sale con claridad a la luz lo siguiente: el pensar recibe su esencia como percibir a partir del ser del ente. Pero ¿qué significa aquí para los griegos, y luego para todo el pensar occidental hasta este momento: ser del ente? La respuesta a esta pregunta, hasta ahora no planteada — por demasiado simple —, es: ser del ente quiere decir: presencia de lo presente. La respuesta es un salto a la oscuridad. Heideggeriana: QuePensar

Pero la pregunta por el ser mismo [En la expresión “ser mismo” hay que pensar siempre, de antemano y conjuntamente, la diferencia ontológica. El error corriente: la pregunta por el “ser mismo” sólo potencia la pregunta por el ser del ente y se vuelve así una metafísica, elevada a la potencia. Por el contrario: “ser mismo” oculta en sí la impensada diferencia ontológica. La impensada aletheia   en cuanto tal.Cfr. PARMÉNIDES.] tampoco puede despertar en el pensamiento de Nietzsche porque éste ya ha dado la respuesta a la pregunta por el ser (en el único sentido conocido de ser del ente). “Ser” es un valor. “Ser” quiere decir: el ente en cuanto tal, es decir lo consistente. Heideggeriana: NiilismoSer  

Si con la tercera forma de las condiciones relativas al surgimiento y a la esencia del nihilismo se alude históricamente a la filosofía de Platón  , respecto de la segunda y de la primera tenemos que buscar la figura histórica correspondiente en la filosofía preplatónica. En efecto, podemos encontrar la postulación de una “unidad” para el ente en su totalidad en la doctrina de PARMÉNIDES: §n to on. Para la primera forma de las condiciones de surgimiento no es posible, en cambio, encontrar un testimonio histórico explícito ya por el hecho de que tiene el carácter de condición fundamental de posibilidad del nihilismo y, por lo tanto, domina a través de toda su historia. Pero dado que esto, en el fondo, es válido respecto de las tres condiciones y éstas, si bien con las correspondientes transformaciones, se hacen valer en toda posición metafísica fundamental, el intento de mostrar una correspondencia de tipo historiográfico con las tres condiciones citadas carece del significado que se le podría haber exigido en un primer momento, especialmente si tenemos en cuenta que la sección A no es más que el preludio de B. Heideggeriana: NiilismoEuropeu  

Si consideramos además la prueba de la copertenencia esencial entre posición de valores y voluntad de poder, se muestra que: la interpretación nietzscheana de toda metafísica desde el pensamiento del valor hunde sus raíces en la determinación fundamental del ente en su totalidad como voluntad de poder. Este nombre es la palabra fundamental de la metafísica de Nietzsche. Ni Hegel ni Kant  , ni Leibniz   ni Descartes  , ni el pensamiento medieval ni el helenístico, ni Aristóteles   ni Platón, ni PARMÉNIDES ni Heráclito   saben de la voluntad de poder como carácter fundamental del ente. Por consiguiente, cuando Nietzsche ve la metafísica como tal y toda su historia en el círculo visual de la posición de valores, esta historia cae con ello en una perspectiva unilateral y la consideración historiográfica regida por ella se vuelve no verdadera. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

¿Podemos sorprendernos de que Sócrates  , ante esta sabiduría de Protágoras  , dijera de él (Platón, Teeteto, 152 b): “es de suponer que, siendo (Protágoras) un hombre sabio, no habla (en su sentencia acerca del hombre como metron panton chrematon) simplemente por hablar”? El modo en el que Protágoras determina la relación del hombre respecto del ente no hace más que recalcar la limitación del desocultamiento del ente al respectivo entorno de la experiencia que se hace del mundo. Esta limitación presupone que impera el desocultamiento del ente, más aún, que ese desocultamiento ya ha sido experimentado como tal y elevado al saber como carácter fundamental del ente mismo. Esto ocurrió en las posiciones metafísicas fundamentales de los pensadores del inicio de la filosofía occidental: en Anaximandro  , Heráclito y PARMÉNIDES. La sofistica, dentro de la que se cuenta a Protágoras como su principal pensador, sólo es posible sobre la base y como un derivado de la sophia  , es decir de la interpretación griega del ser como presencia y de la determinación griega de la esencia de la verdad como aletheia (desocultamiento). El hombre es en cada caso la medida de la presencia y el desocultamiento mediante la mesura y la limitación que se atiene a lo abierto más próximo, sin negar lo cerrado más lejano ni arrogarse una decisión sobre su presencia y ausencia. Aquí no hay en ningún lado la menor huella de que se piense que el ente en cuanto tal tenga que regirse por el yo basado sobre sí mismo como sujeto, de que este sujeto sea el juez de todo ente y de su ser, y de que, gracias a esa función judicial, decida desde la certeza incondicionada sobre la objetividad de los objetos. Aquí, por último, tampoco hay huella de ese proceder de Descartes que intenta incluso demostrar como incondicionalmente cierta la esencia y la existencia de Dios. Si pensamos en los cuatro “momentos” que determinan la esencia de la metafísica puede decirse ahora lo siguiente respecto de la sentencia de Protágoras: 1) El “yo” se determina para Protágoras por la pertenencia, en cada caso limitada, a lo desoculto del ente. El ser sí mismo del hombre se funda en la fiabilidad del ente desoculto y de su entorno. 2) El ser tiene el carácter esencial de la presencia. 3) La verdad es experimentada como desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El a priori   no es una cualidad del ser sino que es él mismo: lo precedente en su esencia, en la medida en que ésta tiene que comprenderse en dirección a la aletheia que le pertenece, y siempre y cuando tal esencia deba ser pensada desde sí misma. Pero ya en el comienzo, en PARMÉNIDES y Heráclito, la aletheia es pensada desde el noein  . Así se traslada el a priori a una distinción entre un antes y un después en el conocer, es decir, en el percibir. Asimismo, el ser es experimentado de cierto modo necesariamente como lo más ente, el ser es el ontos on, mientras que el “ente” se convierte en me on. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Ya tempranamente reconoció y fijó PARMÉNIDES la correlación entre einai y noein: to gar auto noein estin te kai einai (fragm. 3). Por cierto hay que hacer aquí a un lado, por lo pronto, malos entendidos. En el siglo XIX hay tentativas de reclamar esta sentencia para diversas concepciones de teoría del conocimiento. Se vio en ella, por ejemplo, un “primer destello del idealismo”, como si PARMÉNIDES hubiese querido decir que el sujeto es aquello que primeramente pone al ente en cuanto ente, o como si hubiese pensado de la manera en que se entiende a Kant: que los objetos se rigen según el conocimiento. Todo esto contiene un cierto núcleo de verdad, en la medida en que con PARMÉNIDES se expresa por primera vez que el ser está referido al sujeto. Pero aquí lo esencial es precisamente esto: el einai correlacionado con el noein no está, desde luego, diferenciado claramente del on, pero esto ciertamente no significa que el on sólo fuese ente en tanto que sea causado o producido por un noein, no se mienta aquí la dependencia óntica causal o el “poner”. Tan precipitado como hablar de causación óntica sería buscar en PARMÉNIDES el así llamado prejuicio criticista, es decir, un motivo gnoseológico en el sentido del giro copernicano, lo cual, por lo demás, descansa en una mala comprensión de Kant. Heideggeriana: TranscendenciaST  

Una reflexión más fácilmente accesible en el “Teeteto” (185 a ss.) muestra cómo Platón desarrolla la tesis de PARMÉNIDES sobre noein y einai como el problema de la relación del ser con el alma, psyche  . Allí declara Sócrates a Teeteto que el ser, la alteridad, la mismidad, la igualdad, todo esto no puedes aprehenderlo mediante el oír ni el ver. Y no obstante dices que “son”, a pesar de que no ves el ser ni lo oyes. Cuando dices “salado”, sabes a qué facultad tienes que atenerte, esto es, al gusto. En cambio, para el ser no encontrarás órganos del cuerpo, sino que me parece que el alma toma por sí misma en la mirada todo aquello que expresamos acerca de todo en cuanto que es. — Muéstrase aquí que no obtenemos todas las determinaciones de ser de especie primaria a través de órganos corpóreos, sino que el alma misma, puramente a partir de sí, se refiere en conformidad con su interna libertad al ser. — El alma se extiende a sí misma por sí misma hacia el ser, es decir, el alma es, puramente por sí misma, la que en el modo de la epórexis comprende algo así como ser. Heideggeriana: TranscendenciaST

Para el planteamiento de PARMÉNIDES y su desarrollo en la filosofía griega retenemos lo siguiente: el on 1. no es derivado ónticamente del noein o del legein   (éstos son, más bien, un deloun, un hacer manifiesto. 2. No se trata de una tesis gnoseológica sobre una inversión de la nexo regulativo (Massstabverhältnisses) en el conocer. Ambas malinterpretaciones descansan metafísicamente en la relación sujeto-objeto y toman el problema demasiado fácilmente. Como mostró también el documento que extrajimos del “Teeteto”, se trata más bien del problema del ser, por cierto sólo incipiente, y éste está orientado al “sujeto” como psyche. Y allí, lo que llamamos subjetividad es vacilante todavía. Además tenemos que distinguir lo que de ella es expresamente sabido y conocido bajo títulos tales como noein, nous, logos, psyche, noesis   y orexis  ; y ello sin perjuicio de que surja todavía de otro modo, en techne   y praxis  , también eso es conocido, si bien no en su función ontológica. En términos positivos, ha resultado, para el problema del ser, que subsiste alguna conexión especial entre ser y subjetividad (Dasein  ). Heideggeriana: TranscendenciaST

Se dice que PARMÉNIDES enseña el ser frente al devenir; pero el habla sólo del Ser en cuanto que el uno y el mismo, porque el sabe que, está constantemente amenazado por la apariencia, y que ésta le pertenece a él como su sombra. Heideggeriana: EuropaFilosofia  

La interpretación moderna de lo ente está aún más alejada del mundo griego. Una de las más antiguas sentencias del pensamiento griego sobre el ser de lo ente dice así: to gar auto noein estin te kai einai. Esta frase de PARMÉNIDES quiere decir que la percepción de lo ente pertenece al ser porque es él el que la exige y determina. Lo ente es aquello que surge y se abre y que, en tanto que aquello presente, viene al hombre como a aquel que está presente, esto es, viene a aquel que se abre él mismo a lo presente desde el momento en que lo percibe. Lo ente no accede al ser por el hecho de que el hombre lo haya contemplado primero, en el sentido, por ejemplo, de una representación como las de la percepción subjetiva. Es más bien el hombre el que es contemplado por lo ente, por eso que se abre a la presencia reunida en torno a él. Contemplada por lo ente, incluida y contenida dentro de su espacio abierto y soportada de este modo por él, involucrada en sus oposiciones y señalada por su ambigüedad: ésta era la esencia del hombre durante la gran época griega. Por eso, a fin de llevar su esencia a su cumplimiento, este hombre tenía que reunir (legein) eso que se abre a sí mismo en su espacio abierto, salvarlo (sozein) mantenerlo atrapado y preservarlo y permanecer expuesto (aletheuein) a todas las disensiones de la confusión. El hombre griego es en tanto que percibe lo ente, motivo por el que en Grecia el mundo no podía convertirse en imagen. Por el contrario, el hecho de que para Platón la entidad de lo ente se determine como eidos   (aspecto, visión), es el presupuesto, que condicionó desde siempre y reinó oculto largo tiempo de modo mediato, para que el mundo pudiera convertirse en imagen. Heideggeriana: ImagemMundo

La posición metafísica fundamental de Protágoras sólo es una restricción o, lo que es lo mismo, una forma de conservar la posición fundamental de Heráclito y PARMÉNIDES. La sofística sólo es posible sobre el fundamento de la sophia, esto es, de la interpretación griega del ser como presencia y de la verdad como un desocultamiento que, a su vez, sigue siendo una determinación esencial del ser, motivo por el que, aquello que se presenta, se determina como tal a partir del desocultamiento, y la presencia a partir de lo que ya no está oculto. ¿Hasta dónde se aleja Descartes de los inicios del pensamiento griego, en qué medida es diferente su interpretación del hombre como sujeto? Precisamente porque en el concepto de subjectum aún resuena la esencia griega del ser, la hypokeisthai   del, hypokeimenon   pero bajo la forma de una presencia irreconocible que ya no cabe cuestionar (concretamente aquello que yace siempre ante nosotros), se puede ver gracias a él la esencia de la transformación de la posición metafísica fundamental. Heideggeriana: ImagemMundo

¿Qué es el conocimiento? ¿Qué es aquello por lo que propiamente preguntamos cuando formulamos la pregunta por la esencia del conocimiento? A la posición del hombre occidental en medio del ente, a la determinación, fundamentación y despliegue de esa posición respecto del ente, es decir a la determinación esencial del ente en su totalidad, es decir a la metafísica occidental, le es propia, esta peculiaridad única: que desde temprano el hombre occidental tuvo que preguntarse: ti estin   episteme  , “¿qué es el conocimiento?”. Sólo mucho después, en el curso del siglo XIX, esta pregunta metafísica se convirtió en objeto de tratamiento científico, lo que quiere decir en objeto de investigaciones psicológicas y biológicas. La pregunta por la esencia del conocimiento se transformó en una cuestión de “formación de teorías”, en la palestra de la teoría del conocimiento. Comparando retrospectivamente y con el impulso de las investigaciones historiográficas y filológicas del pasado, se encontró entonces que ya Aristóteles y Platón, e incluso Heráclito y PARMÉNIDES, y después Descartes, Kant y Schelling  , “también” habían “hecho” una “teoría del conocimiento” tal, aunque ciertamente la “teoría del conocimiento” del viejo PARMÉNIDES tenía que ser necesariamente muy imperfecta aún, ya que no disponía todavía de los métodos y aparatos del siglo XIX y XX. Es cierto que Heráclito y PARMÉNIDES, estos viejos y grandes pensadores, meditaron sobre la esencia del conocimiento; pero también es un “hecho” que hasta hoy apenas si vislumbramos y apreciamos rectamente lo que significa esta meditación sobre la esencia del conocimiento: el “pensar” como hilo conductor del proyecto del ente en su totalidad en dirección al ser, la inquietud oculta a sí misma por la encubierta esencia de este “hilo conductor” y del “carácter de hilo conductor” en cuanto tal. Heideggeriana: VontadePoder  

Preguntamos por la determinación nietzscheana de la esencia del conocimiento. Conocer es aprehender y aferrar lo verdadero. Tanto la verdad como la aprehensión de la verdad son “condiciones” de la vida. El conocimiento se lleva a cabo en el pensar enunciativo, pensar que, en cuanto representación del ente, impera en todos los modos de la percepción sensible y de la intuición no sensible, en todo tipo de experiencia y sensación. Por todas partes y en todo momento, el hombre, en tales comportamientos y actitudes, se comporta respecto del ente; por todas partes y en todo momento, aquello respecto de lo cual se comporta el hombre es percibido como ente. Percibir [Vernehmen  ] quiere decir aquí: captar de antemano como lo que es de tal o cual modo, o también como lo que no es o es de otro modo. Lo que se percibe en tal percibir es el ente, tiene el carácter de aquello de lo que decimos: es. Y a la inversa: el ente en cuanto tal se abre sólo en un percibir tal. Esto es lo que quiere decir la sentencia de PARMÉNIDES: to gar autò noein estin te kai einai, “pues lo mismo es tanto percibir como ser”. “Es lo mismos quiere decir: se copertenecen esencialmente; sin percepción el ente no es — es decir no presencia — en cuanto ente. Pero tampoco el percibir no capta nada donde no hay ente, donde el ser no tiene la posibilidad de llegar a lo abierto. Heideggeriana: VontadePoder

La consistencia [Beständigkeit  ] fundamenta la constancia [Ständigkeit] a una con el presenciar [Anwesen  ] (en sentido verbal) como estancia-enfrente [Gegen-ständigkeit, ob-jetualidad], apenas el “enfrente” se torna esencial por obra de la re-praesentatio. ¿Cuándo ocurre esto? En el alzarse del subiectum qua ego   como res cogitans   qua certum. Así, la unidad, en cuanto forma transformada de la ousia  , determinada ahora desde la verdad como certeza, entra en relación con el re-presentar que, en el respecto y como respecto (representar) mira necesariamente hacia la unidad, y que es el “yo enlazo” en el modo del re-presentar. Inicialmente, en cambio, lo en no es concebido ni desde el “yo pienso” ni desde la idea  , sino desde el noein (PARMÉNIDES) y desde el logos en el sentido de Heráclito, como el reunir que desoculta y cobija. Heideggeriana: HistoriaSer  

La preeminencia del subiectum en el sentido del ego (Descartes); el existere como esse del ego sum  ; el repraesentare (percipere) contra el noein en cuanto idein, y éste contra el noein de PARMÉNIDES. Del ser como presencia se llega al ser como representatividad en el sujeto. Heideggeriana: HistoriaSer

¿De dónde vendrá el hecho de que se interprete Ser y Tiempo siempre únicamente como un tipo de antropología fenomenológica o como una fenomenología de la conciencia del mundo natural? Que en la parte de Ser y Tiempo — la que fuera publicada —, se hable temáticamente del Dasein humano no es cuestión alguna. Pero una pregunta aún más importante es: ¿por qué entonces y con qué propósito se pregunta por el Dasein del hombre y por su ser (esto es, por su existencia) en el sentido de la temporalidad del Dasein? No se trata de ninguna manera de hacer una ontología del hombre, en el sentido de una disciplina parcial delimitada en forma especial dentro de una ontología general — no se pretende en absoluto algo semejante, sino en la medida que se hable de una ontología, de lo que se trata es de una ontología fundamental, lo que significa — dicho en lenguaje de la tradición — de una fundamentación de la ontología, y por ende   primeramente también de una fundamentación de la ontología en general. Pues la pregunta no es más, pensado rigurosamente, una pregunta ontológica, si por ella ha de entenderse la pregunta general y la pregunta especial por el ser del ente, dicho más claramente: no por el ente respecto del ser, cuyo “sentido” es ya supuesto como algo fijo e incuestionable por doquier desde PARMÉNIDES hasta Nietzsche, sino por el ser mismo y eso significa, a la vez, por la patencia y el claro del ser (no del ente), tal es la única cuestión. Heideggeriana: PerguntaSer  

En nuestra calidad de seres pensantes no podemos dejar de pensar que inicialmente el ser de lo ente ya ha sido pensado desde la perspectiva del círculo. Pero pensamos este carácter esférico del ser de modo demasiado ligero y superficial si antes no hemos preguntado y experimentado cómo se presenta inicialmente el ser de lo ente. El eon, lo ente, de los eonta, de lo ente en su totalidad, se llama el §n, el uno unificador. Pero ¿en qué consiste esta unificación circular como rasgo fundamental del ser? ¿Qué significa ser? eon, lo que es, significa, estar presente, concretamente en el desocultamiento. Pero en la presencia se oculta una manera de aportar desocultamiento que permite que venga a la presencia aquello que se presenta. Lo único que verdaderamente está presente es la propia presencia, que en todas partes es como lo mismo en su propio centro y, en cuanto tal, es la esfera. Lo esférico no reside en una especie de rodeo que abarca, sino en el centro desocultador que resguarda, iluminando, a lo presente. Lo esférico de la unificación y ésta misma tienen el carácter de ese iluminar desocultador dentro del cual lo presente puede llegar a la presencia. Por eso, PARMÉNIDES (frag. VIII, 42) llama al eon la presencia de lo que se presenta. Esa esfera bien redondeada debe ser pensada en cuanto ser de lo ente, en el sentido de la unificación desocultadora e iluminadora. Eso que siempre unifica a su modo nos da pie para que le demos el nombre de esfera iluminadora, la cual, en cuanto desocultadora, no rodea precisamente, sino que iluminando ella misma, libera en la presencia. Nunca nos debemos representar esta esfera del ser y su carácter esférico como un objeto. ¿Acaso entonces de manera no objetiva? No; eso sería buscar refugio en un simple modo de hablar. Hay que pensar lo esférico a partir de la esencia inicial del ser en el sentido de la presencia desocultadora. Heideggeriana: ParaQuePoetas  

¿Quién es el Zaratustra de Nietzsche? Esto pregunta ahora: ¿quién es este maestro? ¿Quién es esta figura que en el estadio del acabamiento de la Metafísica aparece dentro de los límites de ella? En la historia de la Metafísica occidental en ninguna parte como aquí se poetiza o, digámoslo de un modo más adecuado, y literalmente, se ex-cogita (se consigue con el pensar) la figura esencial del pensador de cada momento; en ninguna parte excepto en los comienzos del pensar occidental, en PARMÉNIDES, Y aquí sólo en perfiles velados. Heideggeriana: NietzscheZaratustra  

Esta búsqueda que aspira al sophon, al hen   Panta  , al ente en el ser, se convierte ahora en la pregunta: ¿Qué es el ente en tanto que es? Solamente ahora el pensar se convierte en “filosofía”. Heráclito y PARMÉNIDES no fueron aún “filósofos”. ¿Por qué no? Porque fueron pensadores más grandes. “Más grandes” no significa aquí el balance de un rendimiento, sino que señala hacia otra dimensión distinta del pensar. Heráclito y PARMÉNIDES fueron “más grandes” en el sentido de que todavía estaban en consonancia con el logos, es decir, con el hen Panta. El paso hacia la “filosofía”, preparado por la sofística, fué cumplido primero por Sócrates y Platón. Luego Aristóteles, casi dos siglos después de Heráclito, caracterizó este paso con la siguiente frase: (Met., Z 1, 1028 b 2 sqq). En la traducción, esto dice: “Y así, pues, ya antiguamente y también ahora y continuamente aquello hacia lo cual (la filosofía) se pone en camino y hacia lo cual jamás encuentra acceso, (lo preguntado [es] esto): ¿Qué es el ente? (ti to on)”. Heideggeriana: QueFilosofia  

Con ello no sostenemos de ninguna manera que la definición aristotélica de filosofía valga de modo absoluto. En efecto, ya dentro de la historia del pensar griego es sólo una determinada interpretación del pensar griego y de lo que le fué encomendado. La caracterización aristotélica de la filosofía en ningún caso se deja retrotransferir (zurückübertragen) al pensar de Heráclito y de PARMÉNIDES; por el contrario, la definición aristotélica de la filosofía es ciertamente una libre continuación de aquel temprano pensar y la conclusión del mismo. Digo: una libre continuación, porque de ningún modo puede hacerse evidente que las distintas filosofías y las épocas de la filosofía resultan unas de otras en el sentido de la necesidad de un proceso dialéctico. Heideggeriana: QueFilosofia

La dificultad se encuentra en el lenguaje. Nuestras lenguas occidentales son, cada una a su modo, lenguas del pensar metafísico. Debe quedar abierta la pregunta acerca de si la esencia de las lenguas occidentales sólo lleva en sí misma una marca metafísica, y por lo tanto definitiva, por medio de la onto-teo-lógica, o si estas lenguas ofrecen otras posibilidades del decir, lo que también significa del no-decir que habla. Ya se nos mostró con demasiada frecuencia durante los ejercicios de seminario, la dificultad a la que queda expuesto el decir que piensa. La pequeña palabra “es”, que toma voz en todas partes dentro de nuestra lengua, y que habla del ser — incluso en donde éste no aparece propiamente —, contiene ya, desde el esti gar einai de PARMÉNIDES, hasta el “es” de la proposición especulativa de Hegel y hasta la disolución del “es” en una posición de la voluntad de poder en Nietzsche, todo el destino del ser. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957  

La llamada de la identidad habla desde el ser de lo ente. Pero donde el ser de lo ente toma voz por vez primera y propiamente dentro del pensamiento occidental, en PARMÉNIDES, allí habla to auto, lo idéntico, en un sentido casi excesivo. Una de las frases de PARMÉNIDES dice así: to gar auto noein estin te kai einai. “Lo mismo es en efecto percibir (pensar) que ser.” Heideggeriana: PrincipioIdentidade  

Aquí, lo distinto, pensar y ser, se piensan como lo mismo. Qué quiere decir esto? Algo totalmente distinto respecto a lo que solemos conocer como enseñanza de la metafísica, a saber, que la identidad pertenece al ser. PARMÉNIDES dice que el ser tiene su lugar en una identidad. ¿Qué significa aquí identidad? ¿Qué quiere decir en la frase de PARMÉNIDES la palabra to auto, lo mismo? PARMÉNIDES no nos da ninguna respuesta a esta pregunta. Nos sitúa ante un enigma que no debemos esquivar. Tenemos que reconocer que en la aurora del pensar la propia identidad habla mucho antes de llegara ser principio   de identidad, y esto en una sentencia que afirma que pensar y ser tienen su lugar en lo mismo y a partir de esto mismo se pertenecen mutuamente. Heideggeriana: PrincipioIdentidade

Sin darnos cuenta, acabamos de explicar to auto, lo mismo. Interpretamos la mismidad como mutua pertenencia. No hace falta ir muy lejos para representar esta mutua pertenencia en el sentido de la identidad tal y como fue pensada posteriormente y resulta generalmente conocida. ¿Qué podría impedírnoslo? Nada menos que la propia frase que leemos en PARMÉNIDES, puesto que dice otra cosa, a saber: el ser tiene su lugar — con el pensar — en lo mismo. El ser se halla determinado, a partir de una identidad, como un rasgo de ésta. Por el contrario, la identidad pensada posteriormente en la metafísica, es representada como un rasgo del ser. Por lo tanto, a partir de esta identidad representada metafísicamente no podemos pretender determinar la que enuncia PARMÉNIDES. Heideggeriana: PrincipioIdentidade

La mismidad de pensar y ser que habla en la frase de PARMÉNIDES, procede de más lejos que la identidad determinada por la metafísica a partir del ser y como un rasgo de éste. Heideggeriana: PrincipioIdentidade

La palabra rectora de la frase de PARMÉNIDES, to auto, lo mismo, permanece oscura. Dejémosla en la oscuridad. Pero al mismo tiempo dejemos que nos dé una señal la frase a cuyo principio se encuentra la palabra. Heideggeriana: PrincipioIdentidade

El pensamiento de una mutua pertenencia en el sentido de la mutua pertenencia, surge desde la consideración de un estado de cosas ya nombrado. Naturalmente, debido a su simplicidad, es difícil tenerlo a la vista. Pero con todo, este estado de cosas nos resultará más próximo en cuanto tengamos presente que al explicar la mutua pertenencia como mutua pertenencia teníamos ya en mente, a raíz de la señal hecha por PARMÉNIDES, tanto pensar como ser, en definitiva, aquello que se pertenece lo uno a lo otro en lo mismo. Heideggeriana: PrincipioIdentidade

El Ereignis   une al hombre y al ser en su esencial dimensión mutua En la com-posición vemos un primer e insistente destello del Ereignis. Ella constituye la esencia del mundo técnico moderno. En la com-posición divisamos una mutua pertenencia de hombre y ser en la que el dejar pertenecer es lo primero que determina el modo de la dimensión mutua y de su unidad. La frase de PARMÉNIDES, “lo mismo es en efecto el pensar que el ser”, es la que nos conduce a la pregunta por una mutua pertenencia en la que la pertenencia tenga la preeminencia sobre lo mutuo. La pregunta por el sentido de este “lo mismo”, es la pregunta por la esencia de la identidad. La doctrina de la metafísica representa la identidad como un rasgo fundamental del ser. Aquí se muestra que el ser tiene su lugar, junto con el pensar, en una identidad cuya esencia procede de ese dejar pertenecer mutuamente que llamamos Ereignis. La esencia de la identidad es una propiedad del acontecimiento de transpropiación. Heideggeriana: PrincipioIdentidade

En una enumeración y teniendo en cuenta la traducción de Hegel, las cuatro palabras fundamentales son las siguientes: 1. Hen, das All — el Universo; 2. Logos, die Vernunft   — la razón; 3. Idea, der Begriff   — el concepto; 4. Energeia  , die Wirklichkeit   — la actualidad. Hen es la palabra de PARMÉNIDES. Logos es la palabra de Heráclito. Idea es la palabra de Platón. Energeia es la palabra de Aristóteles. Heideggeriana: HegelGregos  

La palabra fundamental de PARMÉNIDES es Hen, lo Uno, lo que unifica todas las cosas y, por ello, lo universal. PARMÉNIDES explica los semata, los signos por medio de los cuales se muestra el Hen, el extenso fragmento VIII, conocido por Hegel. Sin embargo, Hegel no encuentra el “pensamiento capital” de PARMÉNIDES en Hen, en el Ser como lo universal. Según Hegel, el pensamiento capital se expresa más bien en la frase que dice: “Ser y pensar son lo mismo”. Pues bien, Hegel interpreta esta frase en el sentido de que el Ser como “el pensamiento que es” es una producción del pensar. Hegel ve en la frase de PARMÉNIDES, una etapa preliminar en el camino hacia Descartes, con cuya filosofía principia la determinación del Ser desde el sujeto puesto conscientemente. Por ello puede decir Hegel: “Con PARMÉNIDES comienza el filosofar propiamente dicho… Este comienzo es, naturalmente, turbio e indeterminado” (Obras, XIII, p. 296 s.). Heideggeriana: HegelGregos

Según el juicio de Hegel, Heráclito es el primero que reconoce la dialéctica como principio, superando así a PARMÉNIDES, y siguiendo hacia adelante. Hegel dice: “El Ser (como lo piensa PARMÉNIDES) es lo uno, lo primero; lo segundo es el devenir — él (Heráclito) avanzó hacia esta determinación. Esto es lo primeramente concreto, lo absoluto en cuanto la unidad de los contrarios contenidos en él. Con él (Heráclito) se encuentra por primera vez la idea filosófica en su forma especulativa” (ib. p. 328). De manera que Hegel pone el peso central de su interpretación de Heráclito en las proposiciones donde se habla de lo dialéctico, de la unidad y de la unión de las contradicciones. Heideggeriana: HegelGregos

Aquí — si contemplamos de un golpe el todo de la historia de la filosofía: “Hegel y los griegos”, culminación y comienzo — aquí nos tenemos que parar a pensar y preguntamos: ¿no se encuentra ya la aletheia, la verdad, en el comienzo de la filosofía, en PARMÉNIDES? ¿Por qué no habla Hegel de ella? ¿Entiende él por verdad algo diferente del no-estar-oculto? Ciertamente. La verdad es para Hegel la certeza absoluta del sujeto absoluto que se sabe a sí mismo. Para los griegos, de acuerdo con su interpretación, no aparece el sujeto en cuanto sujeto. Por ello no puede ser la aletheia lo determinante de la verdad en el sentido de la certeza. Heideggeriana: HegelGregos

¿Pero qué mienta la “y” en “Ser y pensar”? La respuesta no causa perplejidad y está casi lista. Se recurre con placer a una de las más antiguas frases de la filosofía, a la sentencia de PARMÉNIDES, que dice: to gár auto noein estin tekaÜ einai “Pues lo mismo es pensar y ser”. Heideggeriana: KantSer  

¿Pero no dijo el pensador que pensó por vez primera el ser, no dijo PARMÉNIDES (Frag. 6): esti gár einai “El ser es” — “Lo presente presencia”? Si pensamos en que en el einai, hacer presente (Anwesen), habla propiamente la ‘aletheia el desvelamiento, entonces lo presente dicho, en el esti, acentuado por el einai, dice: el dejar estar presente. Ser, propiamente: lo que confiere presencialidad (Anwesenheit Gewährende). Heideggeriana: KantSer

En el alba del desocultamiento del ser es ciertamente pensado el ser, einai, eon, mas no el “Se da”. En vez de ello dice PARMÉNIDES esti gar einai, “ Es, pues, el ser”. Heideggeriana: TempoYSer  

Hace años (1947) que en la Carta sobre el humanismo se llamó la atención (p. 32) sobre la mencionada sentencia de PARMÉNIDES: “El esti gar einai está hoy aún impensado.” Esta indicación quisiera hacer notar que no nos está permitido someter precipitadamente la mencionada sentencia, “Es, pues, el ser”, a una interpretación que nos salga cómodamente al paso y haga inaccesible lo pensado en ella. Todo aquello de lo que digamos que sea, es de acuerdo con esto representado como algo ente. Pero el ser no es nada ente. Por ende, el esti sobre el que se ha cargado el acento en la sentencia de PARMÉNIDES no puede representar como algo ente al ser, al que nombra. El acentuado esti significa por cierto, literalmente traducido, “es”. Sólo que en esa acentuación resuena desde el esti lo que ya antaño pensaron los griegos en el acentuado esti y que nosotros podemos transcribir por “puede”. En todo caso continúa siendo el sentido de este poder, antaño y posteriormente, tan impensado como el “Se” o “Ello” que puede ser. Poder ser quiere decir dispensar y dar ser. En el esti se oculta o alberga el Se da. Heideggeriana: TempoYSer

¿Qué significa la expresión “final de la Filosofía” ? Con demasiada facilidad, entendemos el final de algo en sentido negativo: como el mero cesar, la detención de un proceso, e incluso, como decadencia e incapacidad. La expresión “final de la Filosofa” significa, por el contrario, el acabamiento [Vollendung  ] de la metafísica. Ahora bien, acabamiento no quiere decir perfección, en cuyo caso la Filosofía, a su término, tendría que haber alcanzado la máxima perfección. Nos falta, no sólo la medida que permita evaluar la perfección de una época de la metafísica con respecto a otra: es que no hay derecho a hacer este tipo de apreciaciones. El pensamiento de Platón no es más perfecto que el de PARMÉNIDES. La filosofía de Hegel no es más perfecta que la kantiana. Cada época de la Filosofía tiene su propia necesidad. Hemos de reconocer, simplemente, que una filosofía es como es. No nos corresponde a nosotros el preferir una a la otra, lo que sí se puede hacer cuando se trata de diferentes “Weltanschauungen”. Heideggeriana: TarefaPensar

¿Dónde y con qué nombre sucede esto? Respuesta: En el poema pensante de PARMÉNIDES, quien, por lo que sabemos, fue el primero en reflexionar con propiedad sobre el Ser del ente, que todavía hoy — aunque nadie le escuche — habla en las ciencias en las que se ha disgregado la Filosofía. Heideggeriana: TarefaPensar

PARMÉNIDES escucha la indicación: … pero tú tienes que conocer todo: tanto del no-ocultamiento, del bien redondeado corazón que no tiembla como de la opinión de los mortales, a la que falta el poder confiar en lo no oculto. Fragmento I, 28 ss. Heideggeriana: TarefaPensar

En ese estar unidos se funda la posible exigencia de una obligación del pensar. Sin embargo, hablar de obligación o no del pensar carece de fundamento sin una experiencia previa de la aletheia como Lichtung  . Porque ¿de dónde le viene la obligatoriedad a la determinación platónica de la presencia como idea, ¿con respecto a qué está obligada la interpretación aristotélica de lo presente como energeia? No podemos hacer estas preguntas — extrañamente relegadas siempre por la Filosofía — hasta que no conozcamos lo que PARMÉNIDES tuvo que conocer: la aletheia, el no-ocultamiento. El camino hacia ella es distinto de la carretera por la que ha de vagar la opinión de los mortales. Heideggeriana: TarefaPensar

La pregunta está entonces planteada: ¿bajo qué forma y en qué medida surge la aletheia para los griegos? Se responde: bajo la forma del to auto, de noein y einai — tal como está dicho en el Poema de PARMÉNIDES. Heideggeriana: SeminarioThor1969  

P. Usted afirma que estar preocupado por la esencia del mundo presente, es meditar la sentencia de los pensadores presocráticos: PARMÉNIDES, Heráclito… Heidegger: Si, pero hoy en día, en Alemania o en otros lugares, se les lee poco. P. ¿Qué lazo nos une, según usted, a estos pensadores tan lejanos? Heidegger: En mi curso ‘Introducción a la Metafísica’ he mostrado por qué todas las preguntas de la filosofía comenzaron con ellos. Es en sus sentencias poéticas en donde ha nacido el mundo occidental. Heideggeriana: Towarnicki

P. ¿Esta reticencia en interrogar la tradición, no tiene que ver con las necesidades del mundo moderno? Heidegger: ¿Cuáles necesidades? P. En particular, esa oposición radical que, después de Marx, separa una visión teorética del mundo de una visión práctica que quiere transformarlo. Heidegger: ¿La onceava tesis sobre Feuerbach? Hoy en día, la acción sola no cambiará el estado del mundo sin primero interpretarlo. P. Pero, en este momento, se interroga con mayor gusto a Marx, Freud   o aún a Marcuse, que a PARMÉNIDES y Heráclito. Heidegger: Es lo que yo digo. Heideggeriana: Towarnicki

P. ¿Es ese lazo entre la metafísica de los griegos y la técnica moderna lo que usted quiere señalar cuando dice que de alguna manera la bomba atómica había comenzado a explotar en el poema de PARMÉNIDES hace más de dos mil quinientos años? Heidegger: Sí, pero es necesario desconfiar de las fórmulas sacadas de su contexto. Pienso, en efecto, que es en el poema de PARMÉNIDES, en la pregunta que él instaura, que se pone en marcha la posibilidad de la ciencia futura. Pero lo peligroso de la fórmula seria el de hacer creer que se trata aquí de un proceso ineluctible, de una necesidad fatal de tipo hegeliano. Heideggeriana: Towarnicki