Página inicial > Gesamtausgabe > GA (espanhol) – essentia

Martin Heidegger – Obra (em espanhol)

GA (espanhol) – essentia

Algumas referências ao termo latino "essentia"

terça-feira 19 de setembro de 2023, por Cardoso de Castro

Usted pregunta: ¿comment redonner un sens au mot “Humanisme”? Esta pregunta nace de la intención de seguir manteniendo la palabra “humanismo”. Pero yo me pregunto si es necesario. ¿O acaso no es evidente el daño que provocan todos esos títulos? Es verdad que ya hace tiempo que se desconfía de los “ismos”. Pero el mercado de la opinión   pública reclama siempre otros nuevos y por lo visto siempre se está dispuesto a cubrir esa demanda. También nombres como “lógica”, “ética”, “física” surgen por primera vez en escena tan pronto como el pensar originario toca a su fin. En su época más grande, los griegos pensaron sin necesidad de todos esos títulos. Ni siquiera llamaron “filosofía” al pensar. Ese pensar se termina cuando sale fuera de su elemento. El elemento es aquello desde donde el pensar es capaz de ser un pensar. El elemento es lo que permite y capacita de verdad: la capacidad. Ésta hace suyo el pensar y lo lleva a su esencia. El pensar, dicho sin más, es el pensar del ser. El genitivo dice dos cosas. El pensar es del ser, en la medida en que, como acontecimiento propio del ser, pertenece al ser. El pensar es al mismo tiempo pensar del ser, en la medida en que, al pertenecer al ser, está a la escucha del ser. Como aquello que pertenece al ser, estando a su escucha, el pensar es aquello que es según su procedencia esencial. Que el pensar es significa que el ser se ha adueñado destinalmente de su esencia. Adueñarse de una “cosa” o de una “persona  ” en su esencia quiere decir amarla, quererla. Pensado de modo más originario, este querer significa regalar la esencia. Semejante querer es la auténtica esencia del ser capaz, que no sólo logra esto o aquello, sino que logra que algo “se presente” mostrando su origen, es decir, hace que algo sea. La capacidad del querer es propiamente aquello “en virtud” de lo cual algo puede llegar a ser. Esta capacidad es lo auténticamente “posible”, aquello cuya esencia reside en el querer. A partir de dicho querer, el ser es capaz del pensar. Aquél hace posible éste. El ser, como aquello que quiere y que hace capaz, es lo posible. En cuanto elemento, el ser es la “fuerza callada” de esa capacidad que quiere, es decir, de lo posible. Claro que, sometidas al dominio de la “lógica” y la “metafísica”, nuestras palabras “posible” y “posibilidad” sólo están pensadas por diferencia con la palabra “realidad”, esto es, desde una determinada interpretación del ser — la metafísica — como actus y potentia, una diferenciación que se identifica con la de existentia   y ESSENTIA  . Cuando hablo de la “callada fuerza de lo posible” no me refiero a lo possibile de una possibilitas sólo representada, ni a la potentia como ESSENTIA de un actus de la existentia, sino al ser mismo, que, queriendo, está capacitado sobre el pensar, y por lo tanto sobre la esencia del ser humano, lo que significa sobre su relación con el ser. Aquí, ser capaz de algo significa preservarlo en su esencia, mantenerlo en su elemento. Heideggeriana  : CartaHumanismo

Aquello que sea el hombre, esto es, lo que en el lenguaje tradicional de la metafísica se llama la “esencia” del hombre, reside en su ex-sistencia. Pero, así pensada, la ex-sistencia no es idéntica al concepto tradicional de existentia, que significa realidad efectiva, a diferencia de la ESSENTIA, que significa posibilidad. En Ser y tiempo   (p. 42) hemos subrayado la frase: “La ‘esencia’ del Dasein   reside en su existencia”. Pero aquí no se trata de una oposición entre existentia y ESSENTIA, porque aún no se han puesto para nada en cuestión ambas determinaciones metafísicas del ser y mucho menos su mutua relación. Dicha frase encierra todavía menos algo parecido a una afirmación general sobre el Dasein entendido en el sentido de la existencia, en la medida en que esa denominación, que fue adoptada en el siglo XVIII para la palabra “objeto”, quiere expresar el concepto metafísico de realidad efectiva de lo real. Antes bien, lo que dice la frase es que el hombre se presenta de tal modo que es el “aquí”, es decir, el claro del ser. Este “ser” del aquí, y sólo él, tiene el rasgo fundamental de la ex-sistencia, es decir, del extático estar dentro de la verdad del ser. La esencia extática del hombre reside en la ex-sistencia, que sigue siendo distinta de la existentia metafísicamente pensada. La filosofía medieval concibe a esta última como actualitas  . Kant   presenta la existentia como la realidad efectiva, en el sentido de la objetividad de la experiencia. Hegel   define la existentia como la idea   de la subjetividad absoluta que se sabe a sí misma. Nietzsche   concibe la existentia como el eterno retorno de lo igual. Desde luego, queda abierta la cuestión de si a través de estas interpretaciones de la existentia como realidad efectiva, que sólo a primera vista parecen tan diversas, queda ya suficientemente pensado el ser de la piedra, o incluso la vida en cuanto ser de los vegetales y los animales. En cualquier caso, los seres vivos son como son, sin que por ser como tal estén en la verdad del ser y sin que preserven en dicho estar lo que se presenta de su ser. De entre todos los entes, presumiblemente el que más difícil nos resulta de ser pensado es el ser vivo, porque, aunque hasta cierto punto es el más afín a nosotros, por otro lado está separado de nuestra esencia ex-sistente por un abismo. Por contra, podría parecer que la esencia de lo divino está más próxima a nosotros que la sensación de extrañeza que nos causan los seres vivos, entendiendo dicha proximidad desde una lejanía esencial que, sin embargo, en cuanto tal lejanía, le resulta más familiar a nuestra esencia existente que ese parentesco corporal con el animal que nos sume en un abismo apenas pensable. Semejantes reflexiones arrojan una extraña luz sobre la caracterización habitual, y por eso mismo todavía demasiado prematura, del ser humano como animal rationale  . Si a las plantas y a los animales les falta el lenguaje es porque están siempre atados a su entorno, porque nunca se hallan libremente dispuestos en el claro del ser, el único que es “mundo”. Pero no es que permanezcan carentes de mundo en su entorno porque se les haya privado de lenguaje. En la palabra “entorno” se agolpa pujante todo lo enigmático del ser vivo. El lenguaje no es en su esencia la expresión de un organismo ni tampoco la expresión de un ser vivo. Por eso no lo podemos pensar a partir de su carácter de signo y tal vez ni siquiera a partir de su carácter de significado. Lenguaje es advenimiento del ser mismo, que aclara y oculta. Heideggeriana  : CartaHumanismo

Por contra, Sartre   expresa de la siguiente manera el principio   del existencialismo: la existencia precede a la esencia. Está adoptando los términos existentia y ESSENTIA en el sentido de la metafísica que, desde Platón  , formula lo siguiente: la ESSENTIA precede a la existentia. Sartre invierte esa frase. Lo que pasa es que la inversión de una frase metafísica sigue siendo una frase metafísica. Con esta frase se queda detenido, junto con la metafísica, en el olvido de la verdad del ser. Porque por mucho que la filosofía determine la relación entre ESSENTIA y existentia en el sentido de las controversias de la Edad Media o en el sentido de Leibniz   o de cualquier otro modo, el hecho es que habría que empezar por preguntarse primero desde qué destino del ser llega al pensar dicha diferencia en el ser entre esse essentiae y esse existentiae. Queda por pensar la razón por la que la pregunta por este destino del ser nunca fue preguntada y la razón por la que nunca pudo ser pensada. ¿O acaso el hecho de que las cosas sean de este modo en lo relativo a la distinción entre ESSENTIA y existentia no es una señal del olvido del ser? Podemos suponer que este destino no reside en un mero descuido del pensar humano y mucho menos en una menor capacidad del pensamiento occidental temprano. La distinción entre ESSENTIA (esencialidad) y existencia (realidad efectiva), que se encuentra oculta en su origen esencial, domina y atraviesa todo el destino de la historia occidental y de la historia en su conjunto bajo su definición europea. Heideggeriana: CartaHumanismo

Pues bien, la proposición principal de Sartre a propósito de la primacía de la existentia sobre la ESSENTIA sin duda justifica el nombre de “existencialismo” como título adecuado a esa filosofía. Pero la tesis principal del “existencialismo” no tiene ni lo más mínimo en común con la frase de Ser y tiempo; aparte de que en Ser y tiempo no puede expresarse todavía en absoluto una tesis sobre la relación de ESSENTIA y existentia, porque de lo que allí se trata es de preparar algo pre-cursor. Y eso ocurre, según lo que se ha dicho, de modo bastante torpe y limitado. Aquello que todavía hoy y por vez primera queda por decir tal vez pudiera convertirse en el estímulo necesario para guiar a la esencia del hombre y lograr que piense atentamente la dimensión de la verdad del ser que reina en ella. Pero también esto ocurriría únicamente en beneficio de una mayor dignidad del ser y en pro del ser-aquí que soporta al ser humano exsistente y no en pro del hombre ni para que mediante su quehacer la civilización y la cultura acaben siendo un valor. Heideggeriana: CartaHumanismo

En la pregunta: “ ¿qué es el ente?” se pregunta por el ente en cuanto tal. El ente en cuanto ente es tal gracias al ser. En la pregunta: “¿qué es el ente en cuanto tal?” se piensa en el ser, más precisamente, en el ser del ente, es decir en aquello que el ente es. Al “¿qué es?”, al “¿qué es el ente?”, responde el qué-es, to te estin. Al “qué” del ente Platón lo determina como idea (cfr. Platons Lehre von der Wahrheit   [La doctrina de Platón acerca de la verdad]). El qué del ente, la ESSENTIA del ens, se denomina también “la esencia” [das Wesen  ]. Pero ésta no es una denominación casual e inofensiva. Por el contrario, en ella se oculta que el ser del ente, es decir el modo en que esencia [west] es pensado desde el qué. “Esencia”, en el significado de ESSENTIA (qué), es ya la interpretación metafísica del “esenciar”, la interpretación que pregunta por el qué del ente en cuanto tal. “La esencia” es pensada aquí siempre como la esencia del ente. El ser del ente es preguntado desde el ente como aquello que se piensa en dirección del ente. ¿Pensado cómo qué? Como el genos y lo koinon  , como aquello desde donde todo ente, en su ser de tal y cual manera, recibe su “qué” común. Heideggeriana: NiilismoSer  

Pero en cuanto se interroga al ente en cuanto tal, ya se lo experimenta también respecto de que es. Por eso, de la pregunta acerca de qué es el ente en cuanto tal surge al mismo tiempo esta otra: cuál, de entre todos los entes en cuanto tales, corresponde en mayor grado a aquello que se ha determinado como el qué del ente. El ente que corresponde al qué, a la ESSENTIA del ente en cuanto tal, es lo verdaderamente existente. En la pregunta: “¿qué es el ente?” se piensa a éste, al mismo tiempo, respecto de la ESSENTIA y de la existentia. De esta forma, el ente está determinado en cuanto tal, es decir, en lo que es y en cuanto que es. ESSENTIA y existentia del ens qua ens responden a la pregunta: “¿qué es el ente en cuanto tal?”. Ellas determinan al ente en su ser. Heideggeriana: NiilismoSer

Los nombres de ontología y teología que aquí se emplean no coinciden con lo que nombran estos títulos en ese concepto escolar de metafísica La ontología es, antes bien, el determinar del ente en cuanto tal respecto de su ESSENTIA. Se encuentra en la psicología, la cosmología y la teología. Por otra parte, la teología rectamente pensada impera tanto en la cosmología y en la psicología (antropología) como en la metaphysica generalis. Heideggeriana: NiilismoSer

También la metafísica de Nietzsche, en cuanto ontología, y aunque parezca alejada de la metafísica escolar, es al mismo tiempo teología. La ontología del ente en cuanto tal piensa la ESSENTIA como voluntad de poder. Esta ontología piensa la existentia del ente en cuanto tal en su totalidad teológicamente como eterno retorno de lo mismo. Esta teología es, sin embargo, una teología negativa de un tipo particular. Su negatividad se muestra en la frase: Dios ha muerto. Ésta no es la frase del ateísmo, sino la frase de la onto-teología de aquella metafísica en la que llega a su acabamiento el nihilismo propio. Heideggeriana: NiilismoSer

Pero si la metafísica en cuanto tal no piensa el ser mismo porque piensa el ser en el sentido del ente en cuanto tal, la ontología y la teología, ambas desde su mutua referencia recíproca, tienen que dejar impensado el ser mismo. La teología recoge la ESSENTIA del ente de la ontología. La ontología, a sabiendas o no, traslada el ente respecto de su existentia, es decir en cuanto aquello que existe, al fundamento primero que representa la teología. La esencia onto-teológica de la metafísica piensa el ente desde la mirada dirigida a ESSENTIA y existentia. Estas determinaciones del ser del ente sólo son, por así decirlo, rozadas de un modo pensante, pero no son pensadas desde el ser mismo, ni cada una de ellas individualmente ni ambas en su diferencia. Esta última, con todo lo que encierra de impensado, se vuelve de pronto determinante para el pensar de la metafísica, como si hubiera caído del cielo. Y quizá así lo sea, efectivamente, sólo que habría que pensar qué quiere decir esto respecto del ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer

La palabra nombra, por un lado, el pasar por encima del ente hacia lo que éste es en cuanto a su qué-es (su cualificación). El pasar por encima hacia la ESSENTIA es la trascendencia en el sentido de lo trascendental. Kant, de acuerdo con la limitación crítica del ente a objeto de la experiencia, equiparó lo trascendental con la objetividad del objeto. Pero trascendencia también significa, al mismo tiempo, lo trascendente, que, en el sentido del primer fundamento existente del ente en cuanto lo existente, pasa por encima de él y sobresaliendo, se eleva con toda la plenitud de lo esencial. La ontología representa la trascendencia en el sentido de lo trascendental. La teología representa la trascendencia en el sentido de lo trascendente. Heideggeriana: NiilismoSer

La unitaria ambigüedad de lo que nombra la trascendencia, fundada en la distinción oscura [Cfr. Holzwege  , pág. 220 [GA 5, pág. 238].] — en cuanto a su proveniencia — de ESSENTIA y existentia, refleja la esencia onto-teológica de la metafísica. En virtud de su esencia, la metafísica piensa el ente pasando por encima de él de modo trascendental-trascendente, pero lo hace sólo para re-presentar el ente mismo, es decir, para volver a él. En el pasar por encima trascendental-trascendente, se roza de cierto modo el ser en el modo de la representación. El pensar que pasa por encima piensa dejando continuamente de lado el ser, no en el sentido de un desacierto sino en el modo de no dejarse involucrar por el ser mismo, por lo digno de cuestión de su verdad. El pensar de la metafísica no se deja involucrar por el ser mismo porque ya ha pensado el ser, [A su manera] lo ha pensado como ente, en la medida en que éste, el ente, es. Heideggeriana: NiilismoSer

Si el ser mismo permanece impensado, esto parece radicar en el pensar, en la medida en que al pensar no le importa nada el ser mismo. El pensar omite algo. No obstante, la metafísica piensa el ser del ente. Conoce el ser a partir de sus conceptos fundamentales de ESSENTIA (esencialidad [Wesenheit]) y existentia (existencia [Dasein]). Pero sólo tiene conocimiento del ser para conocer a partir de él el ente en cuanto tal. En la metafísica el ser ni se pasa por alto ni pasa inadvertido. Y sin embargo, su visión del ser no lo admite como algo propiamente pensado; para ello, el ser en cuanto ser mismo tendría que ser admitido por la metafísica como lo que ella tiene que pensar. El ser queda en la visión de los conceptos, queda incluso en el aparecer del concepto absoluto mediante la dialéctica especulativa, y sin embargo permanece impensado. Así pues, podría concluirse, la metafísica rechaza el ser como lo que propiamente hay que pensar. Heideggeriana: NiilismoSer

La unidad de la voluntad de poder y el eterno retorno de lo mismo descansa en la copertenencia de ESSENTIA y existentia, cuya distinción permanece oscura en cuanto a su proveniencia esencial. Heideggeriana: NiilismoSer

Ousia   es ser en el sentido del modus   essendi: ser-qué, quididad (Wasgehalt), esencia, aquello que hace de algo lo que es — sea que “exista” o no. La traducción latina ESSENTIA (desde Boecio) no atina, por eso, a la ousia griega; ésta es más rica, significa también existentia. Aristóteles   quiere dar ambas significaciones al diferenciar la prote ousia, este ente, tal como existe, el hecho-de-ser (Dass  -sein  ), y la deutera ousia, el ser-qué, la esencia. Heideggeriana: TranscendenciaST  

Ambas significaciones fundamentales están orientadas al tiempo. Existentia: aquello “existe” propiamente, ser en cuanto existentia se anuncia en aquello que es aei on, que es siempre y que nunca no es en ningún ahora, lo que es “en todo tiempo ahí”. ESSENTIA significa el qué, la idea, aquello que determina de antemano a cada ente como ente y, que por eso, como ontos on, es primera y rectamente aei on. La referencia al tiempo no sólo se hace visible en este carácter de la duración constante, del aei, sino, aun más originariamente, aunque de manera más encubierta, en algo otro. Heideggeriana: TranscendenciaST

Ser no mienta solamente la multiplicidad de las regiones y de sus pertinentes modi existendi y essendi, sino que mienta esta idea ser en vista de su esencial articulación en existentia y ESSENTIA. Esta articulación es un problema fundamental de la ontología — el problema de la articulación fundamental del ser (Grundartikulation des Seins). Heideggeriana: TranscendenciaST

Hasta ahora hemos presentado dos problemas fundamentales que conciernen al ser mismo, sin atender a que el ser, del mismo modo como está articulado en ESSENTIA y existentia y como está regionalizado, también es siempre, en general, ser del ente. El ser es diferente del ente — y, en términos absolutos, sólo esta diferencia (Unterschied  ), esta posibilidad de diferencia, proporciona una comprensión de ser. Dicho de otra manera: en la comprensión de ser reside el llevar a cabo esta diferenciación de ser y ente. Esta diferencia es la que ante toda posibilita algo así como la ontología. De ahí que denominemos a esta diferencia, que ante todo posibilita algo así como la comprensión de ser, la diferencia ontológica (ontologische Differenz). Heideggeriana: TranscendenciaST

¿Qué significa ‘de verdad’? La verdad es la esencia de lo verdadero. ¿En qué pensamos aquí cuando decimos esencia? Normalmente entendemos por esencia eso común en lo que coincide todo lo verdadero. La esencia se presenta en un concepto de género y generalidad que representa ese uno que vale igualmente para muchos. Pero esta esencia de igual valor (la esencialidad en el sentido de ESSENTIA) sólo es la esencia inesencial. ¿En qué consiste la esencia esencial de algo? Probablemente reside en lo que lo ente es de verdad. La verdadera esencia de una cosa se determina a partir de su verdadero ser, a partir de la verdad del correspondiente ente. Lo que ocurre es que ahora no estamos buscando la verdad de la esencia, sino la esencia de la verdad. Nos encontramos ante un curioso enredo. ¿Se trata sólo de un asunto curioso, tal vez incluso sólamente de la vacía sutileza de un juego de conceptos, o se trata por el contrario de un abismo? Verdad significa esencia de lo verdadero. Pensamos la verdad recordando la palabra que usaban los griegos. aletheia   significa el desocultamiento de lo ente. Pero ¿es esto una definición de la esencia de la verdad? ¿No estaremos haciendo pasar una mera transformación en el uso de la palabra — desocultamiento en lugar de verdad — por una caracterización del asunto? En efecto, no deja de ser un simple intercambio de nombres mientras no nos enteremos de qué es lo que ha ocurrido para que haya sido necesario decir la esencia de la verdad con la palabra desocultamiento. Heideggeriana: ObraArte

¿En qué tiene su fundamento esta distinción y por lo tanto el no impugnado y cada vez más obvio predominio de lo allí distinguido a lo largo de toda la historia de la metafísica? El qué-es (to ti estin  ) y el que-es (to estin) se superponen en su diferenciación con la distinción que sustenta en todas partes la metafísica y que se consolida por vez primera y al mismo tiempo de modo definitivo — aunque con una capacidad de variar hasta volverse irreconocible en la distinción platónica del ontos on y el me on   (cfr. Aristóteles, Met. Z 4, 1030a 17). El ontos on, lo entitativamente, es decir, lo “verdaderamente” ente en el sentido de la aletheia, es el “semblante”, el aspecto presente. En tal presencia [Anwesenheit] esencian [wesen] unidos al mismo tiempo qué es un ente y que es, a saber, en el presente [Gegenwart  ] del aspecto. El “mundo verdadero” es el mundo de antemano decidido en cuanto a su que-es. En la medida en que, sin embargo, en cuanto “verdadero” se distingue del aparente y éste muestra sólo turbiamente el qué-es y por consiguiente no “es” “verdaderamente”, aunque al mismo tiempo tampoco es nada sino que es un ente, precisamente en el me on aparece el que-es de modo más llamativo, ya que está despojado del puro semblante en el que se muestra el qué-es. Con y en la distinción entre el ontos on y el me on se separan to ti estin y to estin (el ti y el oti). El que-es se vuelve una característica del “éste” respectivo (tode ti) y del ekaton, que al mismo tiempo, sin embargo, hace aparecer en cada caso el qué-es (eidos  ) y sólo de ese modo determina un que del ser y con ello un ente como ente del caso. La idea se convierte ahora expresamente en eidos en el sentido de la morphe   de una hyle  , de manera tal que la entidad se traslada al sunolon, sin que se haya eliminado aquella distinción (acerca del sentido griego originario de morphe, fundamentalmente diferente de la distinción de forma y materia, cfr. Aristóteles, Phys. B l). Posteriormente, y especialmente gracias a la interpretación teológica de la concepción bíblica de creación, aparece en múltiples formas (existentia, ESSENTIA y el principium individuationis). Heideggeriana: EternoRetorno  

El pensamiento de Nietzsche, en conformidad con todo el pensamiento de Occidente desde Platón, es metafísica. Anticiparemos aquí, de manera a primera vista arbitraria, el concepto de la esencia de la metafísica, dejando en la oscuridad el origen de la esencia. La metafísica es la verdad del ente en cuanto tal en su totalidad. La verdad lleva lo que el ente es (ESSENTIA, la entidad), que es y cómo es en su totalidad, a lo desoculto de la idea, de la perceptio, del re-presentar, del ser-consciente [Bewusst-sein] Pero lo desoculto mismo se transforma en conformidad con el ser del ente. La verdad se determina como tal desocultamiento en su esencia, en el desocultar, a partir del ente mismo admitido por ella y, de acuerdo con el ser así determinado, acuña la respectiva forma de su esencia. Por eso la verdad es, en su ser, histórica. La verdad requiere en cada caso una humanidad por medio de la cual sea dispuesta, fundada, comunicada y, de ese modo, preservada. La verdad y su preservación se copertenecen esencialmente, o sea, históricamente. De esta forma, la humanidad respectiva asume la decisión sobre el modo que le es asignado de ser en medio de la verdad del ente. Ésta es en esencia histórica, no porque el ser-hombre discurra en la sucesión temporal   sino porque la humanidad queda transferida (enviada) a la metafísica y sólo ésta es capaz de fundar una época, en la medida en que fija y con ello retiene a una humanidad en una verdad sobre el ente en cuanto tal en su totalidad. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche  

“La voluntad de poder” es la expresión para el ser del ente en cuanto tal, la ESSENTIA del ente. “Nihilismo” es el nombre para la historia de la verdad del ente así determinado. “Eterno retorno de lo mismo” se llama al modo en que es el ente en su totalidad, la existencia del ente. “El superhombre” designa a aquella humanidad que es exigida por esta totalidad. “Justicia” es la esencia de la verdad del ente como voluntad de poder. Cada una de estas expresiones fundamentales nombra al misino tiempo lo que dicen las demás. Sólo si se piensa conjuntamente lo dicho por éstas se extrae totalmente la fuerza denominativa de cada una de las expresiones fundamentales. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

3. La energeia se reinterpreta como actualitas   del actu. El agere como facere, creare. La pura esencia de la actualitas es el actus purus como la existentia del ens a cuya ESSENTIA le corresponde la existentia: (Teología medieval.) Al actus lo caracteriza el obrar en cuanto llevar a efecto lo efectuado, no el dejar presenciar en el desocultamiento. 4. De acuerdo con la transformación de la veritas en certitudo, la actualitas se concibe como actus del ego cogito  , como percipere, raepresentare. Heideggeriana: HistoriaSer  

Existentia es ahora exigentia essentiae; su principium, la perfectio; perfectio es gradus essentiae; pero ESSENTIA es nisus ad existendum. Heideggeriana: HistoriaSer

Pero el desaparecer sólo puede mostrarse al intentar hacer visible la diferencia: voluntad de poder como ESSENTIA; eterno retorno de lo mismo como existentia (cfr. “La metafisica de Nietzsche”). Heideggeriana: HistoriaSer

La exposición del estrechamiento de la esencia de la existencia parte de la distinción de Schelling   entre “fundamento y existencia”. Hay que mostrar: 1. En qué medida detrás de esta distinción se esconde aún la distinción corriente entre ESSENTIA y existentia. 2. Por qué esta distinción cae en versiones peculiares, que incluso se contradicen (por ejemplo, “el ser y el ente”; “existencia y el existente”, donde ahora “existencia” ocupa el lugar de “fundamento” y lo que antes se comprendía como existencia se concibe como el “existente”. De hecho, esta denominación es más acertada, ya que expresa el rango de la efectiva realización y de quien la efectúa, el autoaseguramiento como efectuar y voluntad). 3. Cómo asume Kierkegaard   esta distinción, estrechando el concepto de existencia a la cristiandad del ser cristiano, con lo que no quiere decirse que lo no-existente sea lo no-real. Si sólo el hombre es lo existente, precisamente entonces Dios es lo absolutamente real y la realidad efectiva. Heideggeriana: HistoriaSer

El ente es. Su ser contiene la verdad de que es. Que el ente es le da al ente el privilegio de lo incuestionado, a partir de lo cual se eleva la pregunta acerca de qué es el ente. El qué-es es así, desde el ente, el primer ser que se interroga. En ello se manifiesta que el ser mismo sólo se entrega a la determinación en la forma de la entidad, para, por medio de esta determinidad misma, llevar a la esencia sólo el ente en cuanto tal. Frente al qué-es (idea) sólo entonces se distingue de forma expresa el que-es. La distinción, que se vuelve corriente en la metafisica con el nombre de diferencia de ESSENTIA y existentia pero que apenas resulta visible en sus propias transformaciones, se funda a su vez en la auténtica e inicial distinción, infundada y al mismo tiempo oculta, del ser frente al ente. Heideggeriana: RelembrarMetafisica  

Pero la distinción inicial no es un acto que recaiga sobre y en una unidad indivisa de ser y ente que ya estuviera allí, sino que la distinción es, inicialmente, lo que esencia del ser mismo, cuya inicialidad es el acaecimiento apropiante [Er-eignis]. Retrocediendo desde la distinción de ESSENTIA y existentia que sustenta a toda metafisica y que tiene su peso en la impronta esencial de la existentia, no puede alcanzarse jamás la distinción inicial. Por el contrario, la distinción metafisica misma — es decir, siempre: la distinción que estructura y sustenta toda metafisica — tiene que ser previamente experimentada en su inicio para que la metafisica se vuelva capaz de decisión como acaecimiento apropiante de la historia del ser y pierda la forma aparente de una doctrina y de una manera de ver, es decir, de un producto humano. Heideggeriana: RelembrarMetafisica

La representación de la “alegoría” y la propia interpretación de Platón toman casi naturalmente a la caverna subterránea y a su exterior como el dominio en cuyo ámbito se desarrollan los procesos relatados. Igualmente esenciales son los tránsitos narrados y el ascenso desde el dominio del resplandor del fuego artificial a la claridad de la luz solar, como así también el retroceso desde la fuente de toda luz a la oscuridad de la caverna. En la “alegoría de la caverna” la fuerza ilustrativa no emana de la imagen de la clausura de la bóveda subterránea y de lo preso en lo que está cerrado, como tampoco de la vista de lo abierto en lo exterior de la caverna. La fuerza figurativa de la interpretación de la “alegoría” concéntrase, para Platón, más bien en el rol del fuego, del resplandor del fuego y de las sombras, de la claridad diurna, de la luz solar y del sol. Todo yace en el resplandecer de lo que aparece y en el hacer posible su visibilidad. La desocultación es mencionada por cierto en sus distintos escalones, aunque sólo lo es para saber de qué modo ella hace accesible en su aspecto (eídos) a lo que aparece y visible a este mostrarse (idéa). La reflexión propiamente dicha se dirige al aparecer del aspecto que se ofrece en la claridad del resplandor. Este aspecto suministra la perspectiva sobre el cómo se esencializa cada ente. La reflexión propiamente dicha pasa a la idéa. La “idea” es el aspecto que proporciona vista en lo que se esencializa. La idéa es el puro resplandecer en el sentido de la expresión “el sol resplandece”. La “idea” no consiente que ninguna otra cosa (detrás de sí) “aparezca’’; ella misma es lo que resplandece, y lo que resplandece reside únicamente en el resplandecer de sí mismo. La idéa es, pues, lo resplandeciente. Su esencia consiste en la luminosidad y en la visualidad, merced a las cuales tiene lugar la esencialización, o sea la esencialización de lo que cada ente es. En el qué es del ente es donde éste se esencializa. Pero la esencialización es en general la esencia del ser, por lo cual, para Platón, el ser tiene su esencia propiamente dicha en el qué es. Ya no una posterior denominación revela que quidditas es el verdadero esse, la ESSENTIA, y no la existentia. Lo que la idea trae a la visión y de ese modo deja ver es, para el mirar dirigido a ella, lo desoculto de aquello que aparece como idea. De este modo, lo desoculto viene a ser concebido de antemano y exclusivamente, como lo apercibido en la apercepción de la idéa, como lo conocido (gignooskómenon) en el conocer (gignóoskein). El noein   y el nous (la apercepción) mantienen para Platón, en este giro, la referencia esencial a la “idea”. La disposición en este dirigirse a las ideas determina la esencia de la apercepción y, en consecuencia, pues, la esencia de la “razón”. Heideggeriana: PlatoVerdade

La ESSENTIA del ens en su esse es la presencia. Pero la presencia está presente en el modo de la presentación. Como, mientras tanto, el ens, el subiectum, ha llegado a ser res cogitans  , la presentación es, en sí misma y al mismo tiempo, re-presentadora, esto es, representación. Eso que Hegel piensa con la palabra experiencia dice en primer lugar lo que es la res cogitans a modo de subiectum co-agitans. La experiencia es la presentación del sujeto absoluto que se hace presente en la representación y de este modo se absuelve. La experiencia es la subjetidad del sujeto absoluto. La experiencia es, en tanto que presentación de la representación absoluta, la parusía de lo absoluto. La experiencia es la absolutez de lo absoluto, su manifestación en el manifestarse absolvente. Todo depende de pensar la experiencia aquí nombrada como ser de la conciencia. Pero ser quiere decir presencia. La presencia se muestra como manifestación. La manifestación es ahora manifestación del saber. En el ser, en cuya calidad se hace presente la experiencia, reside como carácter de la manifestación el representar en el sentido del presentar. Incluso cuando utiliza la palabra experiencia en su sentido habitual de empíria, Hegel tiene especial cuidado con el momento de la presencia. Entonces entiende bajo experiencia (vid. el prólogo al “Sistema de la Ciencia” en la Fenomenología del Espíritu, ed. Hoffmeister p. 14) “la atención a lo presente como tal”. Hegel no se limita a decir con cautela que la experiencia sea un prestar atención a algo presente, sino también a eso presente en su presencia. Heideggeriana: HegelExperiencia  

Según las palabras de Nietzsche, el valor es “punto de vista de las condiciones de conservación y aumento por lo que se refiere a formaciones complejas de duración relativa de la vida dentro del devenir”. La palabra devenir, sola y sin determinar, no significa ni aquí, ni en general en el lenguaje de los conceptos de la metafísica de Nietzsche, algún modo de fluir de todas las cosas, el mero cambio de los estados, ni tan siquiera alguna evolución o desarrollo indeterminado. “Devenir” significa el tránsito de una cosa a otra, ese movimiento y movilidad que Leibniz llama en su Monadología (parágrafo 11) changements naturels y que domina a través del ens qua ens, esto es, del ens percipiens et appetens. Nietzsche piensa ese dominio en tanto que rasgo fundamental de todo lo efectivamente real, es decir, en un sentido amplio, de lo ente. Eso que determina de este modo a lo ente en su ESSENTIA lo concibe como “voluntad de poder”. Heideggeriana: NietzscheDeus  

En la medida en que la voluntad quiere la superación de su propio poder, no descansa por muy rica que sea su vida. Ejerce su poder en la exuberancia de su propia voluntad. De este modo, retorna constantemente hacia sí misma en cuanto lo mismo. La manera en que lo ente en su totalidad, cuya ESSENTIA es la voluntad de poder, existe, esto es, su existentia, es el “eterno retorno de lo mismo”. Ambas fórmulas fundamentales de la metafísica de Nietzsche, “voluntad de poder” y “eterno retorno de lo mismo”, determinan lo ente en su ser desde las dos perspectivas que guían desde la Antigüedad a la metafísica, desde el ens qua ens en el sentido de ESSENTIA y existentia. Heideggeriana: NietzscheDeus

La relación esencial que queda por pensar entre la “voluntad de poder” y el “eterno retorno de lo mismo”, no puede por lo tanto presentarse todavía de modo inmediato, porque la metafísica ni ha pensado sobre el origen de la distinción entre ESSENTIA y existentia, ni tan siquiera se lo ha preguntado. Heideggeriana: NietzscheDeus

El pensamiento de Nietzsche que piensa el transhombre, nace del pensamiento que piensa ontológicamente lo ente como ente y, de este modo, se atiene a la esencia de la metafísica, aunque sin poder experimentar dicha esencia dentro de la metafísica. Por eso le queda oculto, como le ocurre a toda la metafísica anterior a él, en qué medida la esencia del hombre se determina a partir de la esencia del ser. Por este motivo, en la metafísica de Nietzsche queda necesariamente velado el fundamento de la relación esencial entre la voluntad de poder y la esencia del transhombre. Pero en todo velamiento reina ya una manifestación. La existentia, que forma parte de la ESSENTIA de lo ente, esto es, de la voluntad de poder, es el eterno retorno de lo mismo. El ser allí pensado contiene la relación con la esencia del trashombre. Pero esta relación permanece necesariamente impensada en su esencia conforme al ser. Por eso también a Nietzsche le queda a oscuras en qué relación se encuentra ese pensamiento que piensa el transhombre bajo la figura de Zarathustra, con la esencia de la metafísica. Por eso permanece oculto el carácter de obra de “Así habló Zarathustra”. Sólo cuando un pensamiento futuro sea capaz de pensar ese “libro para todos y para ninguno” junto con las “Investigaciones acerca de la esencia de la libertad humana” de Schelling (1809) y, por lo tanto, junto con la “Fenomenología del Espíritu” de Hegel (1807) y con la “Monadología” de Leibniz (1714) y, además, sea capaz de pensar estas obras no sólo metafísicamente, sino a partir de la esencia de la metafísica, entonces y sólo entonces se habrá puesto el fundamento para el derecho y el deber, para el suelo y el horizonte de una adecuada controversia. Heideggeriana: NietzscheDeus

El ente que está en el modo de la existencia es el hombre. Sólo el hombre existe. La roca es, pero no existe. El árbol es, pero no existe. El caballo es, pero no existe. El ángel es, pero no existe. Dios es, pero no existe. La frase: “El hombre existe” no significa, de ninguna manera,: que sólo. el hombre sea un ente real, qué todos los demás entes sean irreales y sólo una apariencia. o la representación del hombre. La frase: “El hombre existe”, significa: el hombre es aquel ente cuyo ser se distingue, desde el Ser, a través del expuesto. estar. dentro, en: el estado. de no oculto del Ser. La esencia existenciaria del hombre es el fundamento por el cual el hombre representa al ente como tal y puede tener conciencia de lo representado. Toda conciencia presupone la mentada pensada ek-stática existencia como la ESSENTIA del hombre, con lo cual ESSENTIA significa como que el hombre es esencialmente en tanto que hombre. La conciencia, por el contrario, ni crea la apertura del ente, ni procura al hombre el permanecer abierto al ente. Hacia, y de dónde; y en qué libre dimensión debe moverse entonces toda intencionalidad de la conciencia, si el hombre no tuviera. su esencia en la in-sistencia ? Qué otra cosa puede mentar, en el caso de que se pensara seriamente la palabra “Ser” en el nombre “conciencia”, y “autoconciencia” como conciencia existenciaria que es, en cuanto existe?. Heideggeriana: MetafisicaFundamento

De este modo, pues, la estructura de emplazamiento, en tanto que sino del hacer salir lo oculto, si bien es la esencia de la técnica, no lo es nunca en el sentido de género y de ESSENTIA. Si nos fijamos en esto, nos alcanza algo sorprendente: es la técnica la que nos pide que pensemos en otro sentido aquello que entendemos habitualmente bajo el nombre de “esencia”. Pero ¿en qué sentido? Ya cuando decimos “las cosas de la casa” (Hauswesen: la esencia de la casa), “los asuntos del estado” (Staatswesen: la esencia del estado), estamos pensando, no en lo general de un género sino en el modo como la casa y el estado prevalecen, se administran, se despliegan y decaen. Es el modo como ellas esencian. J. P Hebel, en un poema, “Un fantasma en la calle Kander”, que Goethe   amaba de un modo especial, emplea la antigua palabra die Weserei (literalmente: “la esenciería”). Significa el Ayuntamiento, en la medida en que allí se coliga la vida del municipio y está en juego, es decir, esencia la vida del pueblo. Del verbo wesen (esenciar) procede el sustantivo. Wesen (esencia), entendido como verbo, es lo mismo que währen   (durar); no sólo semánticamente sino también en su composición fonética. Ya Sócrates   y Platón piensan la esencia de algo como lo que esencia en el sentido de lo que dura. Pero piensan lo que dura como lo que perdura (aei on). Pero lo que perdura lo encuentran en aquello que, en tanto que permanece, resiste a cualquier cosa que pueda ocurrir. Esto que permanece lo descubren a su vez en el aspecto (eidos, idea), por ejemplo, en la idea de “casa”. Heideggeriana: PreguntaTecnica

Ahora bien, jamás se podrá fundamentar de ningún modo que lo que dura tenga que basarse única y exclusivamente en lo que Platón piensa como la idea, Aristóteles como to ti en einai (aquello que cada cosa era ya), lo que la Metafísica, en las más diversas exégesis, piensa como ESSENTIA. Heideggeriana: PreguntaTecnica

De especie totalmente diferente es aquel temple de ánimo (Stimmung  ) que determinó (bestimmte) al pensar a plantear de modo nuevo la pregunta tradicional acerca de qué sea, pues, el ente en tanto es, y así lo determinó a comenzar una nueva época de la filosofía. Descartes   en sus Meditaciones no sólo pregunta, ni lo pregunta en primer lugar, ti to on — ¿qué es el ente en tanto es? Descartes pregunta: ¿cuál es aquel ente que es el verdaderamente ente en el sentido del ens certum? Para Descartes la esencia de la certitudo entretanto se ha transformado. Porque en la Edad Media certitudo no quiere decir certeza (Gewissheit  ), sino la firme delimitación de un ente en lo que él es. Aquí certitudo es todavía sinónimo de ESSENTIA. En cambio, para Descartes lo que verdaderamente es se mide de otro modo. Para él la duda se convierte en aquel temple de ánimo (Stimmung) en el que vibra la disposición (Gestimmtheit) para el ens certum, para el ente [que es] con certeza (das in Gewissheit Seiende  ). La certitudo se convierte en aquella fijación del ens qua ens que resulta de la indubitabilidad del cogito (ergo) sum para el ego   del hombre. Por ello el ego se convierte en el sub-iectum por excelencia, y así la esencia del hombre entra por vez primera en el ámbito de la subjetividad en el sentido de la egoidad. A partir de la disposición (Gestimmtheit) para esta certitudo recibe el decir de Descartes la determinación (Bestimmtheit  ) de un clare et distincte percipere. El temple de ánimo (Stimmung) de la duda es el asentimiento (Zustimmung) positivo a la certeza. En adelante la certeza se convierte en la forma normativa de la verdad. El temple de ánimo (Stimmung) de la confianza en la certeza absoluta del conocimiento, certeza asequible en todo momento, queda como el pathos   y con ello la arche de la filosofía moderna. Heideggeriana: QueFilosofia  

En la frase que precede al doble punto y que dice “la esencia del habla”. el habla es el sujeto. aquello acerca de lo cual debe establecerse lo que es. Esto que algo es, to ti estin, el “qué es” (Wassein), contiene desde Platón lo que habitualmente denominamos das Wesen, ESSENTIA, la esencia de una cosa. La esencia así entendida se enmarca en lo que más tarde se denomina der Begriff  , el concepto, die Vorstellung  , la representación, con la ayuda de los que nos procuramos y asimos lo que una cosa es. Entendida menos estrictamente, la frase que precede al doble punto dice: lo que el habla es, lo comprendemos cuando entramos allá hacia donde el doble punto, por así decirlo. abre una perspectiva. Esto es el habla de la esencia. En esta frase. “esencia” asume el rol de sujeto al que le es propia el habla. Pero ahora, la palabra “esencia” no significa ya aquello que algo es. Oímos “esencia” como verbo; wesend, “esenciante”, en el sentido de presente y ausente (Wesend wie anwesend und abwesend). “Esencia” significa perdurar, permanecer. Con todo, la expresión es west, es “esenciante”, dice más que sólo: esto perdura y permanece. Es west quiere decir: esto “esencia” en presencia (es west an) y perdurando nos concierne, nos en-camina y nos de-manda. La esencia entendida de este modo nombra lo que perdura (das Währende), lo que viene hacia nosotros y en todo nos concierne porque en-camina. La segunda versión de la frase rectora: “El habla de la esencia” dice, por consiguiente: el habla pertenece a esto que “esencia”, es propio a lo que lo en-camina todo como su propiedad más propia. Lo que en-camina toda cosa, en-camina por el hecho de que habla. Con todo, permanece oscuro cómo debemos pensar lo que es “esenciante”; oscuro del todo en qué medida habla lo que es “esenciante”, y permanece en lo más oscuro lo que entonces significa hablar. Pues es a esto a lo que se dirige nuestra meditación cuando reflexionamos acerca de la esencia del habla. Pero esta reflexión está ya encaminada en un cierto camino, esto es, dentro de la vecindad de poesía y pensamiento. La frase rectora nos hace una seña para la andanza por este camino, pero no da respuesta alguna. Mas, ¿hacia dónde puede hacer seña cuando hace seña. Solamente hacia lo que determina la vecindad de poesía y pensamiento como vecindad. Lo vecinal, el habitar en la proximidad, obtiene su determinación desde la proximidad. Poesía y pensamiento, sin embargo, son modos del decir, aún más, son modos eminentes. Si los dos modos del decir deben ser vecinales desde su proximidad, entonces la proximidad misma debe prevalecer por el modo del Decir. La proximidad y el Decir serían entonces lo Mismo. Pensar esto es una severa exigencia. Su severidad no debe en absoluto ser atenuada. Heideggeriana: EssenciaLinguagem  


Ver online : Heidegger – Obra em espanhol