Natureza
(La idea de Dios obtenida desde un fijarse en el hombre; esto último en la situación religiosa de cada caso. Tener presentes ambos aspectos.) Cfr. Kuhn: ser racional, pero sensible, es decir, sentientemente racional (natura, ousía – ser “personal” (hypostasis, substantia) “capax alicujus veritatis de deo” y “alicujus amoris dei”(capaz de obtener verdades sobre Dios y capaz de algún amor de Dios) (Die christliche Lehre von der göttlichen Gnade, Tübingen 1968). 3312 Heideggeriana: GA63
Por eso, precisamente en Leibniz surge la impresión de que la interpretación monadológica de lo ente es sencillamente un antropomorfismo, una animación del universo en analogía con el yo. Pero ésta sería una concepción externa y arbitraria. El propio Leibniz trata de fundamentar esta consideración de tipo analógico de manera metafísica: … cum rerum natura sit uniformis nec ab aliis substantiis simplicibus ex quibus totum consistit Universum, nostra infinite differre possit. «Puesto que la naturaleza de las cosas es uniforme, nuestra propia esencialidad no puede ser infinitamente diferente de las otras substancias simples de las que se compone todo el universo.» (Carta a de Volder del 30 de junio de 1704. Gerh. 11, 270; Buch. 11, 347.) Claro que el principio ontológico fundamental aportado por Leibniz para fundamentar tendría que ser a su vez fundamentado. 4118 Heideggeriana: CursoMarburgo
En la anterior carta a de Volder, Leibniz prosigue así: Si nihil sua natura activum est, nihil omnino activum erit; quae enim tandem ratio actionis si non in natura rei? Limitationem tamen adjicis, ut res sua natura activa esse possit, si actio semper se habeat eodem modo. Sed cum omnis actio mutationem contineat, ergo habemus quae negare videbaris, tendentiam ad mutationem internam, et temporale sequens ex rei natura. Aquí se dice claramente que, en cuanto, impulso, la actividad de la mónada es en sí misma impulso para el cambio. 4154 Heideggeriana: CursoMarburgo
Revera igitur (principium mutationis) est internum omnibus substantiis simplicibus, cum ratio non sit cur uni magis quam altere, consistitque in progressu perceptionum Monadis cuiusque, nec quicquam ultra habet tota rerum natura (ibid. 271). 4160 Heideggeriana: CursoMarburgo
Lo inverso de la humanización, o sea la humanización por medio del superhombre, es la «deshumanización». Ésta libera al ente de las posiciones de valor del hombre que ha existido hasta el momento. Mediante esta deshumanización el ente se muestra «desnudo», como el ejercicio del poder y la lucha de las formaciones de dominio de la voluntad de poder, es decir, del «caos». Así, el ente es, puramente desde la esencia de su ser: «naturaleza». Por eso, en un primer proyecto de la doctrina del eterno retorno de lo mismo, se dice: « Chaos sive natura: “De la deshumanizacíón de la naturaleza”» (XII, 426). 7720 Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
»Ahora bien, como esta presentación sólo tiene como objeto el saber que se manifiesta, no parece ser ella misma la ciencia libre que se mueve en su figura propia, sino que, desde este punto de vista, puede ser entendida como el camino de la conciencia natura que se introduce en dirección al saber verdadero o como el camino del alma, que atraviesa la serie de sus formaciones como si fueran las estaciones prescritas por su naturaleza, de tal modo que se purifica convirtiéndose en espíritu en la medida en que gracias a la competa experiencia de sí misma alcanza el conocimiento de lo que es en sí misma. 9213 Heideggeriana: HegelExperiencia
Para hallar la respuesta, tengamos presente el relieve consagrado a la diosa Atenea, en el museo de la Acrópolis. Desde él, Atenea se presenta como la skeptoméne, la meditabunda. ¿Hacia dónde se dirige la mirada meditabunda de la diosa? Hacia el monolito fronterizo, hacia el límite. El límite, sin embargo, no es sólo contorno y marco, ni solamente aquello en lo que algo termina. Límite mienta aquello mediante lo cual algo se halla reunido en lo suyo propio, para aparecer desde allí en su plenitud, hacerse presente. Al meditar el límite, Atenea ya tiene en la mirada aquello, hacia donde tiene que mirar previamente el actuar humano, para hacer aparecer lo así divisado en la visibilidad de una obra. Más aún: la mirada meditabunda de la diosa no sólo contempla la figura invisible de posibles obras humanas. La mirada de Atenea descansa ante todo, ya, sobre aquello que deja que las cosas, que no necesitan primeramente de la producción humana, surjan desde sí mismas en la moldura de su presencia. A esto lo llamaron los griegos desde antaño la phýsis. La traducción romana de la palabra phýsis por natura y, finalmente, el concepto de naturaleza, que desde aquí se hizo rector en el pensamiento occidental – europeo, encubren el sentido de aquello que phýsis mienta: lo que surge por sí mismo en su respectivo límite y permanece en él. 15021 Heideggeriana: ArtePensar
Aquí, debemos pensar la naturaleza en el sentido amplio y esencial en el que Leibniz usa la palabra Natura, escribiéndola con mayúscula. Significa el ser de lo ente. El ser se presenta en cuanto vis primitiva activa. Ésta es la capacidad inicial y captadora, que todo lo reagrupa junto a sí y que, de este modo, abandona a cada ente a sí mismo. El ser de lo ente es la voluntad. La voluntad es esa reunión que se concentra a sí misma de cada ens consigo mismo. Todo ente en cuanto ente, está en la voluntad. Es en cuanto algo querido. Con esto se quiere decir que lo ente no es sólo y en primer lugar en cuanto algo querido, sino que él mismo, en la medida en que es, es al modo de la voluntad. Sólo en cuanto algo querido es a su vez lo que quiere, siempre a su modo, en la voluntad. 10607 Heideggeriana: ParaQuePoetas
Si le principe de raison est un principe déterminant dans le système de Leibniz, c’est uniquement parce que ce principe concerne tout ce qui est. Car, sous sa forme « vulgaire », comme Leibniz l’appelle lui même, il s’énonce : nihil fit sine causa. Rien n’arrive sans cause, c’est à dire rien ne devient sans cause une chose qui est. La forme vulgaire du principe de raison n’est pas fausse, toutefois pour Leibniz elle est imprécise. Le principium rationis, applicable à tout ce qui de quelque manière est, ne régit pas seulement le domaine des processus naturels, mais aussi celui qu’aujourd’hui nous appelons « l’histoire ». Plus encore : la nature et l’histoire font partie de l’être total de l’étant, de ce que Leibniz, se référant au langage le plus ancien de la pensée occidentale, appelle Natura. Le mot porte la majuscule. L’un des plus profonds parmi les traités difficiles que Leibniz écrivit vers la fin de sa vie (Gerh., vii, 289 sq.) commence ainsi : RATIO est in Natura, cur aliquid potius existat quam nihil. « Il est dans la nature une raison pour laquelle quelque chose existe plutôt que rien. » « Nature » ne désigne pas ici un district de l’étant distingué d’un autre. L’auteur emploie ici « nature » au sens auquel nous pensons quand nous parlons de la nature des choses : Natura, quam rebus tribuere solemus (Gerh., iv, 504 sq.) : « La nature que nous avons coutume d’attribuer, d’accorder aux choses. » Dans la nature des choses ainsi entendue, il y a une sorte de raison qui fait que quelque chose existe plutôt que rien. (GA10 87)