interpretación del ente

Si una tal transvaloración de todos los valores válidos hasta el momento no debe ser sólo llevada cabo sino también fundamentada, se requiere para ella un “nuevo principio”, es decir la posición de aquello desde lo cual se determine de manera nueva y con carácter de norma el ente en su totalidad. Pero si esta interpretación del ente en su totalidad no tiene que tener lugar desde un suprasensible puesto de antemano “sobre” él, los nuevos valores y la norma que les corresponda sólo pueden extraerse del ente mismo. El ente mismo requiere, por lo tanto, una nueva interpretación por la que su carácter fundamental experimente una determinación que lo haga apto para servir como “principio” para la escritura de una nueva tabla de valores y como norma para un correspondiente orden jerárquico. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Nietzsche no interpreta de ninguna manera al nihilismo como proceso de desvalorización de los valores supremos porque la idea de valor desempeñe un papel importante en su formación, en sus posiciones y opiniones “privadas”. La idea de valor desempeña ese papel en el pensamiento de Nietzsche porque Nietzsche piensa de modo metafísico, porque piensa en los cauces de la historia de la metafísica. Pero en la metafísica, es decir en el núcleo de la filosofía occidental, la idea de valor no ha alcanzado su preeminencia de una manera casual. En la idea de valor se oculta un concepto de ser que contiene una interpretación del ente en cuanto tal en su totalidad. En la idea de valor, la esencia del ser se piensa – sin saberlo – en un respecto determinado y necesario: en su inesencia [Unwesen]. Es lo que se tratará de mostrar en las reflexiones siguientes. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La nota de Nietzsche que hemos comentado (n. 2) da una primera visión de la esencia del nihilismo pensada de modo nihilista, una perspectiva de la dirección en la que Nietzsche concibe el nihilismo. El nihilismo es el proceso de la desvalorización de los valores supremos. El nihilismo es la legalidad interna de ese proceso, la “lógica” de acuerdo con la cual se produce, en correspondencia con su propia esencia, la caducidad de los valores supremos. ¿En qué se funda esta legalidad misma? Para la comprensión más precisa del concepto nietzscheano del nihilismo como desvalorización de los valores supremos se trata ahora de saber a qué se alude con los valores supremos, en qué medida éstos contienen una interpretación del ente, por qué se llega necesariamente a esta interpretación del ente en términos de valor, qué transformación tiene lugar en la metafísica a causa de esta interpretación. Responderemos a estas preguntas mediante un comentario del fragmento n. 12 (XV, 148 a 151; noviembre de 1887-marzo de 1888). Heideggeriana: NiilismoEuropeu

2) Esta esencia del nihilismo es pensada por Nietzsche únicamente desde la idea de valor, únicamente en esa forma se vuelve objeto de la crítica y del intento de superación. Pero puesto que la posición de valores tiene su principio en la voluntad de poder, la superación del nihilismo se desarrolla, a través de su acabamiento en el nihilismo clásico, en una interpretación del ente en su totalidad como voluntad de poder. La nueva posición de valores es metafísica de la voluntad de poder. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero ¿dónde tiene esta metafísica su fundamento histórico esencial? Preguntado de otro modo: ¿dónde tiene la idea de valor su origen “metafísico” ? Si la metafísica es la verdad sobre el ente en su totalidad y habla por lo tanto del ser del ente, ¿de qué interpretación del ente en su totalidad surge la idea de valor? Respondemos: de la determinación del ente en su totalidad por el carácter fundamental de la voluntad de poder. La respuesta es correcta. Pero ¿cómo se llega a esa interpretación del ente, si no surge simplemente como una opinión arbitraria y violenta de la cabeza del desencaminado señor Nietzsche? ¿Cómo se llega al proyecto del mundo como voluntad de poder, dando por supuesto que en tal interpretación del mundo Nietzsche sólo tiene que decir aquello hacia lo que tiende en su curso más oculto una larga historia de Occidente, especialmente la historia de la época moderna? ¿Qué es lo que esencia e impera en la metafísica occidental para que se convierta finalmente en una metafísica de la voluntad de poder? Preguntando de este modo salimos de lo que aparentemente es un mero referir y comentar para pasar a una “confrontación” [Auseinander-setzung] con la metafísica de Nietzsche. En el supuesto de que la metafísica de Nietzsche sea el acabamiento de la metafísica occidental, la confrontación con ella sólo podrá ser adecuada si afecta a la metafísica occidental en su totalidad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

¿Pero hay en general algo así como una consideración de la historia que no sea unilateral, una consideración que la abarque por todos sus lados? ¿No tiene cada presente que ver e interpretar el pasado desde su círculo visual? ¿No se vuelve “más vivo” su conocimiento historiográfico cuanto más decididamente asume su función directiva el respectivo círculo visual del respectivo presente? El propio Nietzsche, en una de sus obras tempranas, en la segunda de sus Consideraciones intempestivas, bajo el título “De la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida”, ¿no ha exigido acaso y fundamentado con la mayor insistencia que la historiografía debe servir a la vida, y que sólo puede hacerlo si previamente se libera de la ilusión de una pretendida “objetividad en sí” historiográfica? Si esto es así, nuestra indicación de que Nietzsche interpreta la historia de la metafísica desde su propio planteamiento como una historia de la posición de valores difícilmente puede servir de objeción y reparo, ya que no hace más que confirmar la autenticidad de su pensar histórico. Podría ser, incluso, que con la interpretación nietzscheana de la metafísica desde el pensamiento del valor se “comprendiera mejor” a la metafísica anterior de lo que ella misma podía comprenderse, en la medida en que sólo esa interpretación le concedería la palabra para decir lo que había querido pero aún no había podido decir. Si fuera así, la concepción de Nietzsche de las categorías y de las categorías de la razón como valores supremos y en general, como “valores” no sería una deformación de la realidad histórica sino más bien la liberación de los valores metafísicos anteriores hacia su auténtico contenido creativo o, por lo menos, un enriquecimiento del mismo. Si, además, el fundamento de la concepción nietzscheana de toda metafísica, la interpretación del ente en su totalidad como voluntad de poder, se moviera totalmente en los cauces del pensamiento metafísico anterior y llevara a su acabamiento su pensamiento fundamental, entonces la “imagen de la historia” de Nietzsche estaría en todo aspecto justificada y se mostraría como la única posible y necesaria. Pero en ese caso no habría ya ninguna escapatoria ante la tesis de que la historia del pensar occidental se desarrolla como una desvalorización de los valores supremos y que, de acuerdo con este volverse nulos de los valores y con la caducidad de los fines, es y tiene que volverse “nihilismo”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Hay que mostrar que a la metafísica anterior el pensamiento del valor le era ajeno y tenía que serle ajeno porque aún no podía concebir el ente como voluntad de poder. Al mostrarlo tendremos que descubrir, sin embargo, el origen más profundo del pensamiento del valor, ya que así se elimina la apariencia de que en la metafísica siempre se hubiera pensado en el modo de la posición de valores. Si se mostrara cómo la interpretación del ente como voluntad de poder sólo es posible sobre la base de las posiciones metafísicas fundamentales modernas, llegaremos, respecto de la pregunta por el origen del pensamiento del valor, al importante conocimiento de que Nietzsche no da aún, ni puede dar, ninguna respuesta a esta pregunta por el origen. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Sólo ahora puede reconocerse también con claridad en qué sentido la proposición cogito sum es una “proposición fundamental” [Grundsatz] y un “principio”. Siguiendo la idea más o menos correcta de que en el pensamiento de Descartes lo “matemático” desempeña “de cierto modo” un papel especial, suele recordarse que en las matemáticas aparecen ciertas proposiciones supremas, los “axiomas”. Por otra parte, en la medida en que el pensamiento matemático piensa de modo “deductivo”, estas proposiciones supremas son identificadas con las premisas mayores de las argumentaciones silogísticas. Partiendo de allí se supone, sin más reflexión, que la proposición cogito sum, a la que el propio Descartes señala como la “primera y más cierta”, tiene que ser una proposición suprema y un “principio” en el sentido tradicional, algo así como la mayor de las premisas mayores de todo silogismo. En este razonamiento formalmente correcto y apoyado en parte en formulaciones del propio Descartes se pasa por alto, sin embargo, lo esencial: con la proposición cogito sum se da una nueva determinación de la esencia de “fundamento” y de “principium”. “Fundamento” y “principium” es ahora el subiectum en el sentido del representar que se representa. Con ello queda decidido de manera nueva en qué sentido esta proposición sobre el subiectum es el principio fundamental, el principio por excelencia. La esencia de lo que tiene el carácter de principio se determina ahora desde la esencia de la “subjetividad” y por medio de esta última. Lo “axiomático” tiene ahora un sentido diferente respecto de la verdad del axioma que Aristóteles encuentra, como “principio de no contradicción”, para la interpretación del ente en cuanto tal. El carácter “de principio” de la proposición cogito sum consiste en que determina de modo nuevo la esencia de la verdad y del ser, y lo hace de manera tal que se invoca esta determinación misma como la verdad primera, lo que aquí quiere decir, al mismo tiempo: como lo que es en sentido propio. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En la parte VI del citado Discurso del método, Descartes habla acerca del alcance de la nueva interpretación del ente, en especial de la naturaleza en el sentido de la res extensa, que debe ser re-presentada, es decir, hecha predecible, y por lo tanto dominable, según “figura y movimiento” (posición y estado dinámico La nueva conceptualización, basada en el cogito sun, le abre una perspectiva cuyo despliegue sólo es experimentado en su plena incondicionalidad metafísica por la época actual. Descartes dice (Opp.VI, 61 ss., cfr. ed. E. Gilson, 1925, pág. 61 s.): Car elles (quelques notions générales touchant la Physique) m’ont fait voir qu’il est possible de parvenir à des connaissances qui soient fort utiles à la vie, et qu’au lieu de cette philosophie spéculative, qu’on enseigne dans les écoles, on en peut trouver une pratique, par laquelle connaissant la force et les actions du feu, de I’eau, de l’air, des astres, des cieux et de tous les autres corps qui nous environnent, aussi distinctement que nous connaissons les divers métiers de nos artisans, nous les pourrions employer en même façon á tous les usages auxquels ils sont propres, et ainsi nous rendre comme maîtres et possesseurs de la nature”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La interpretación del ser como idea insta inmediatamente a comparar la captación del ente con el ver. Los griegos, sobre todo desde la época de Platón, comprendían efectivamente al conocer como una especie de ver y de mirar, lo que se manifiesta en la aún hoy usual expresión de lo “teórico”, donde resuenan thea, la mirada, y oran, ver (teatro, espectáculo). Se pretende ofrecer una explicación más profunda de este hecho afirmando que los griegos tenían una especial predisposición óptica, que eran de “tipo visual”. Que esta apreciada explicación no es explicación alguna se ve con facilidad. Se trata de explicar por qué los griegos elucidan la referencia al ente recurriendo al ver. Pero esto sólo puede tener su razón suficiente en la interpretación del ser que es dominante para los griegos. Porque ser quiere decir: presencia y consistencia, el “ver” resulta preferentemente apropiado para servir de aclaración para la captación de lo presente y consistente. En efecto, en el ver tenemos a lo captado “enfrente” en un sentido destacado, suponiendo que a nuestro ver no subyazca ya una interpretación del ente. Los griegos no han ilustrado la relación con el ente por medio del ver porque eran de “tipo visual” sino que, si se quiere emplear esa expresión, eran de “tipo visual” porque experimentaban el ser del ente como presencia y consistencia. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Este título de “biologismo”, tan ambiguo que no quiere decir nada, acierta evidentemente con el núcleo del pensar de Nietzsche. ¿De qué otra manera habríamos de comprender la concepción del valor como condición de la vida, la meta puesta en la “disciplina y adiestramiento”, la determinación prototípica del hombre en la figura del “animal de presa”, si no es como decidida interpretación del ente en su totalidad como “vida”, donde además la vida se interpreta en el sentido de lo animal posible de adiestramiento? Efectivamente, sería algo forzado y, además, un esfuerzo vano, pretender ocultar, o siquiera debilitar, el lenguaje biológico que está tan manifiesto en Nietzsche, pretender ignorar que ese lenguaje encierra un modo de pensar biológico y no es, por lo tanto, una capa externa. A pesar de ello, la caracterización usual, y en cierto sentido incluso correcta, del pensar nietzscheano como biologismo representa el obstáculo principal que impide avanzar hacia su pensamiento fundamental. Heideggeriana: VontadePoder

La fundamentación del privilegio de la vida tiene su fundamento no en una perspectiva biológica particular y aislada de Nietzsche, sino en que éste lleva a su acabamiento la esencia de la metafísica occidental en la vía histórica que le había sido consignada, en que es capaz de llevar a la palabra lo que estaba contenido de manera aún implícita en la esencia inicial del ser como physis y se volvió un pensamiento inevitable en la posterior interpretación del ente en el curso de la historia de la metafísica. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche reconoce que el principio de no contradicción es un principio sobre el ser del ente. Pero no reconoce que esta concepción del principio de contradicción fue enunciada precisamente por el pensador que por primera vez puso y concibió de manera completa este principio como principio del ser. Si esta falta de reconocimiento por parte de Nietzsche fuera simplemente un error historiográfico no deberíamos hablar más de él. Pero significa algo diferente: que Nietzsche desconoce el fundamento histórico de su propia interpretación del ente, no mide el alcance de sus tomas de posición y no es capaz por ello de establecer cuál es su propio sitio, con lo que tampoco puede alcanzar al adversario que quiere alcanzar y que, para cumplir con tal propósito, previamente tiene que ser comprendido y atacado en su posición más propia. Heideggeriana: VontadePoder

Finalmente, el ser entra en contraposición y en competencia con el devenir en cuanto éste reclama el lugar del ser. La contraposición entre ambos se despliega sobre el suelo no explícitamente considerado de lo “real efectivo”, la realidad de lo cual reivindica el ser porque es contraria a lo irreal y lo nulo, pero al mismo tiempo exige para sí el carácter de devenir, ya que no quisiera ser algo que está allí delante rígido y sin “vida”. Hegel da el primer paso para eliminar esta contraposición en favor del “devenir”, entendiendo a éste desde lo suprasensible, desde la idea absoluta, como su autoexposición. Nietzsche, que invierte el platonismo, traslada el devenir a lo “viviente” en cuanto caos “que vive corporalmente”. Este suprimir la contraposición de ser y devenir invirtiéndola constituye el auténtico acabamiento. En efecto, ahora ya no hay ninguna salida, ni en la división ni en una fusión más adecuada. Esto se muestra en que el “devenir” pretende haber asumido la preeminencia respecto del ser, mientras que la preponderancia del devenir no hace más que llevar a cabo la confirmación extrema del inconmovido poder del ser en el sentido del volver consistente del presenciar (aseguramiento); pues la interpretación del ente y de su entidad como devenir es el volver consistente del devenir en la presencia incondicionada. Para salvar su preponderancia, el devenir se entrega a la tutela del volver consistente del presenciar. En este volver consistente impera la inicial, aunque no reconocida ni fundada, verdad del ser, sólo que desviada a su inesencia, en la que se olvida a sí Misma. Este dar al devenir el poder del ser le quita a aquél la última posibilidad de preeminencia y a éste le devuelve su esencia inicial (el carácter de physis), pero llevada al acabamiento en su inesencia. Ahora, la entidad lo es todo y cubre todo a la vez: cambio y consistencia. Satisface de modo incondicionado las pretensiones del ente (de la “vida”). En tal satisfacer aparece como lo incuestionado y como el más amplio albergue. Heideggeriana: EternoRetorno

NietzscheLa verdad sobre el ente en cuanto tal en su totalidad es en cada caso asumida, dispuesta y preservada por una humanidad. Por qué esto es así, la metafísica no es capaz de pensarlo, ni siquiera de preguntarlo; apenas si es capaz de pensar que es así. La pertenencia de la esencia humana a la salvaguardia del ente no se basa de ninguna manera en que en la metafísica moderna todo ente es objeto para un sujeto. Esta interpretación del ente desde la subjetividad es ella misma metafísica y ya una oculta consecuencia de la encubierta referencia del ser mismo a la esencia del hombre. Esta referencia no puede pensarse desde la relación sujeto-objeto, pues ésta es precisamente el necesario desconocimiento y el constante encubrimiento de esa referencia y de la posibilidad de experimentarla. Por ello, la proveniencia esencial del antropomorfismo – necesario en el acabamiento de la metafísica – y de sus consecuencias, la proveniencia del dominio del antropologismo, constituyen un enigma para la metafísica, que ni siquiera puede advertirlos como tal. Puesto que el hombre pertenece a la esencia del ser y, desde ese pertenecer, resulta destinado a la comprensión de ser, el ente, según sus diferentes ámbitos y grados, se halla en la posibilidad de ser investigado y dominado por el hombre. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Si la animalidad del hombre es reconducida a la voluntad de poder como su esencia, el hombre se convierte por fin en el “animal fijado”. “Fijar” [Fest-stellen] significa aquí: establecer y delimitar la esencia y, de ese modo, hacerla a la vez consistente [beständig], hacer que se detenga en un estar [zum Stehen bringen] en el sentido del incondicionado estar por sí [Selbstständigkeit] del sujeto del representar. Por el contrario, el hombre que ha existido hasta el momento, que busca su distinción exclusivamente en la razón, es el “animal aún no fijado” (XIII, 276). “Humanización”, por lo tanto, pensada de modo nihilista, quiere decir hacer que en primer lugar el hombre se vuelva hombre mediante la inversión de la preeminencia de la razón en preeminencia del “cuerpo”. Entonces, y al mismo tiempo, quiere decir: la interpretación del ente en cuanto tal en su totalidad de acuerdo con este hombre inverso. Por eso Nietzsche puede decir: “”Humanización” es una palabra llena de prejuicios y en mis oídos suena de modo casi inverso a como suena en los vuestros” (XIII, 206). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Por lo tanto, sólo en la metafísica de la voluntad de poder la nueva libertad comienza a elevar su plena esencia a ley de una nueva legalidad. Con esta metafísica, la nueva época se eleva por vez primera al dominio completo de su esencia. Lo que le precede es un preludio. Por ello, la metafísica moderna sigue siendo hasta Hegel interpretación del ente en cuanto tal, ontología, cuyo logos se experimenta de modo cristiano-teológico como razón creadora y se funda en el espíritu absoluto (onto-teo-logía). Sin duda, el cristianismo aún sigue siendo en adelante un fenómeno histórico. Por medio de modificaciones, acomodaciones y compromisos se reconcilia en cada caso con el nuevo mundo y con cada uno de sus progresos renuncia de modo más decisivo a su anterior fuerza conformadora de historia; pues la explicación del mundo que reivindica está ya fuera de la nueva libertad. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Como consecuencia de esta interpretación del ente, la esencialización no es ya, como al comienzo del pensar occidental, el ascenso desde lo que yace oculto a la desocultación, en la que ésta misma, como rescate, constituía el rasgo fundamental de la esencialización. Platón concibe a la esencialización (ousía) como idéa, la que, sin embargo no está sujeta a la desocultación en tanto que es ella la que hace aparecer lo que yace oculto, poniéndose a su servicio. Más bien a la inversa, lo que resplandece (el mostrarse) es lo que determina aquello que en lo interior de su esencia y en la exclusiva reflexión sobre sí mismo puede luego denominarse desocultación. La idéa no es, en consecuencia, un primer plano representativo de la aléetheia, sino el fundamento que a ésta hace posible, pero con el resultado que, de este modo, la idéa toma todavía en caución algo de la primaria, pero desconocida esencia de la aléetheia. Heideggeriana: PDT

En la historia de la metafísica, una serie de respuestas es dada a esta cuestión. Por ejemplo: energeia. Observamos aquí que la respuesta aristotélica a la pregunta “¿qué es el ente en cuanto ente?” es energeia y no hypokeimenon. En efecto, el hypokeimenon es la interpretación del ente, no del ser. Más concretamente, hypokeimenon es la entrada en presencia de una isla o de una montaña, y esta entrada en presencia salta a los ojos cuando se está en Grecia. hypokeimenon es, efectivamente, el ente en su yacer, tal como se da a ver, es decir: lo que está ahí, bajo los ojos, llegando a extenderse ahí desde sí mismo. Es así como está la montaña en la tierra y la isla en el mar. Heideggeriana: SeminarioThor1969