- Dina Picotti
- Original
Dina Picotti
Ser-ahí se esencia tan sólo en el otro comienzo y permanece incomparable con aquello que antes en la metafísica fue conocido y realizado como ensamble esencial del hombre (alma, espíritu, conciencia, autoconciencia, razón, vida). Incomparable con ello no sólo porque acaso ser-ahí sea otra determinación del hombre. No lo es para nada en verdadero sentido, sino tan sólo en consecuencia esencial y luego no sólo de otro contenido (acaso en lugar de subjetividad “el ser ahí”), sino de otro modo y de otra esencia, es decir, antes de otro comienzo es ser-ahí. Su esencia pertenece enteramente al ser (Seyn) como evento-apropiador, que es el otro comienzo. “Ser-ahí” no es tampoco dilucidable a través de ninguna correspondencia, ni en ninguna parte cobijable en marcos corrientes. Determina tan sólo él mismo la localidad y temporalidad de la fundación de la verdad del ser en el ente.
El sumo otorgamiento que acaece como el ser (Seyn) es el del ser-ahí.
El ser-ahí, entendido en todo otro sentido que en Ser y tiempo y pensado aun más inicialmente que aquí, es el esenciarse del espacio-tiempo para todo ser del ente.
Lo que es llamado “ser-ahí” permanece extraño para todo pensar metafíisico, pero no es tampoco alojable en lo que se esencia en el primer comienzo.
Pero ante todo hay que prevenir a los actuales de la apariencia de una conexión con el hombre, apariencia de la que en cierto respecto también fue víctima aun Ser y tiempo, pero apariencia que mantiene su consistencia también en que la esencia, correspondientemente transformada del hombre histórico para el ser-ahí, es reivindicada por el ser (Seyn).
En el reponerse del ser (Seyn) es precisamente el ser-ahí en su inicialidad despedido y ad-mitido. (2007, p. 117)