El ser abandona por doquier al ente y lo entrega a las garras y asideros de la objetivación (Vergegenständlichung). Lo objetivo es el botín del cálculo (Das Gegenständliche ist die Beute der Verrechnung). La objetividad se coloca en lugar del ser (Die Gegenständlichkeit setzt sich an die Stelle des Seins). El “ente” se desmorona (zerfällt). Y el ser se ha ocultado (sich verborgen).
Y no obstante alborota y descansa todo, se establece y niega lo vigente y difunde la apariencia de lo nuevo (Schein des Neuen).
En ninguna parte queda todavía una huella del ser, puesto que aún el ente fue explotado en calculadas hacedurías. Esto emplea toda pasión y cada sentido (Dies nimmt alle Leidenschaft und jeden Sinn in Anspruch).
Todo deviene siempre más nuevo y siempre más rápidamente nuevo. El incondicional planear asegura a lo objetivo la posibilidad del más incesante y rápido cambio, lo inestable es lo duradero y tiene su presenciarse en el mero parecer (Scheinen). La incondicionalidad del mero parecer exige de cada uno, que aquí no quiera hundirse, “insertarse” en este proceso. Sin embargo, el parecer mismo no puede conocerse, puesto que ante todo tiene permanentemente que rehuirse para no venir detrás de sí mismo. El parecer tiene que mantenerse siempre en curso y eludir el calcular (Rechnen) y soportar a lo objetivo.
Pero cuando uno pudiera reconocer el parecer mismo en su esenciarse y fundar un abierto para el parecer, entonces se desocultaría el parecer y la apariencia como el ser [Seyn], que retorna a la ocultación (Verbergung). (GA69ES:183-184)