Las ciencias naturales no son caracterizadas (pensando sobre todo en la física matemática) como ciencias de los cuerpos, sino de los fenómenos físicos en los que la naturaleza se manifiesta, aparece. Según se nos dice, el científico de la naturaleza parte de las cosas dadas, sus propiedades y relaciones; de las cosas coloreadas, sonoras, calientes, etc., tal y como están dadas en la «experiencia externa inmediata». Este mundo que se da en la intuición sensible es para el físico el mundo fenoménico, por cuanto en él se presenta la naturaleza como objeto de su ciencia. Ciertamente, el físico se vuelve una y otra vez hacia ese mundo de los fenómenos dados, tiene en éstos su punto de partida; pero este mundo es subjetivo, mera apariencia, si bien de modo tal que el contenido intuitivo es considerado efectivo. En dicho contenido se apoya por así decir la creencia de que lo dado intuitivamente y lo que se da en él es real.
[…]Para el físico, esta tesis sobre la realidad de las cosas se mantiene aun cuando la constitución de las cosas tal y como se ofrece intuitivamente se vuelva subjetiva, mera apariencia. Corresponde precisamente a la física establecer dicha constitución objetivamente mediante determinados conceptos y juicios. La realidad es aquí el correlato de la experiencia normal, de la que no ha entrado en conflicto. Lo que tiene un carácter probable, o bien lo que parece pero no es, no constituye un auténtico suelo de experiencia para la ciencia natural, por mucho que se dé en la intuición sensible.
¿Qué se pone de manifiesto en lo que acabamos de decir? La palabra «fenómeno» tiene aquí un significado totalmente único, limitado de una determinada forma, «indicado» en una dirección especial. Es preciso captar este significado todavía más nítidamente.
Fenómeno significa: contenido de intuición sensible que manifiesta auténtica realidad efectiva natural. El concepto de fenómeno tiene aquí su lugar en el contexto del conocimiento teórico de objetos y concretamente en un conocimiento cuyo objeto es la naturaleza física. La palabra fenómeno obtiene su significado específico de la tendencia metódica y científica de la física que descubrió Galilei. En dicha tendencia, moviéndose en dirección al conocimiento objetivo de la naturaleza, el mundo circundante se da como un mundo de cosas coloreadas, sonoras, calientes, frías. Este mundo de cosas, sin embargo, no es ya el mundo circundante, sino dicho mundo tomado en una tendencia teorizante y, en concreto, teorizante de manera fisicalista.
Lo mismo vale para la caracterización del fenómeno como “mero fenómeno”. Sólo tiene sentido hablar así en relación con la idea de objetividad auténtica de la física, [53] que en la intuición sensible tan sólo se manifiesta; pero no desde el suelo —esto es, como veremos—, desde la situación del yo circunmundano. ¡«No hay» algo así en ella en cuanto propio de su estructural
Así pues, tenemos aquí un nexo de manifestación muy particular que surge del sentido de objetivación propio de la ciencia natural, y que no está permitido atribuir a otras ciencias y menos todavía a los distintos ámbitos y mundos de la vida.
De este modo, sería completamente erróneo pensar que un libro, tal como lo veo y me deleito con él, manifiesta en su color, tamaño y similares su auténtico ser, lo que pone en él. Y, no obstante, también hay en este caso un nexo de manifestación de carácter autónomo. Por su parte, hay nexos distintos en la pintura, la plástica y la poesía; así como también en la creación y en el goce estético. El nexo es también otro en la religión y se complica enormemente en las posibles ciencias de estos ámbitos de la vida.
[El concepto de fenómeno de la ciencia natural puede experimentar una cierta ampliación: en primer lugar abarca el contenido de la intuición sensible y, en concreto, el que se encuentra en la tesis de la realidad efectiva. Dicha tesis puede no darse, de modo que fenómeno pasa a significar el contenido de la intuición sensible, tanto de la percepción auténtica como de la ilusoria. Fenómeno puede significar además: contenido intuitivo también de la fantasía recordante, aparición de imagen. Se deja ver un hilo conductor muy concreto que dirige la ampliación del concepto de fenómeno, de manera que hay una cierta afinidad entre todo lo que entra en dicho concepto.] (GA58ES)