GA58:30-31, 42-44 – Autossuficiência da vida

Queremos empezar a conocer la vida (Leben) —mi vida, tu vida, su vida, nuestra vida— en su típica más universal, y hacerlo manteniéndonos en ella y buscando en ella a su manera; con la finalidad, a un tiempo, de ver cada vez más claramente que no es posible encontrar algo así como «origen» (Ursprung) o «ámbito del origen» (Ursprungsgebiet) alguno en el interior y el curso vivo de esa vida, en sus direcciones y destinos (Richtungen und Schicksalen), en aquello que la mueve y la tiene en vilo siempre, por todas partes y cada vez de forma distinta. Que esta vida posee un aspecto fundamental que designaremos como su «autosuficiencia» (Selbstgenügsamkeit) (caracteriza en un aspecto el «en sí» (an sich) ), un carácter que admite tipos tan distintos que algunos de ellos podrían considerarse justo lo contrario de la autosuficiencia de la vida. En general, hablar de la autosuficiencia de la vida podría resultar desconcertante, pues hay quien dice que la vida es un negocio que no cubre sus gastos (Schopenhauer), que la vida es imperfecta. Simmel hace una variación del carácter limítrofe de nuestra vida, su “estar-fijado”, lo que implica una insuficiencia, una insatisfacción de nuestra existencia que atraviesa todas sus posibilidades. ¿Qué puede significar entonces la autosuficiencia? Esto no lo resolvemos ideando primero un concepto y viendo después si encaja en un ámbito, sino al revés: miramos la “vida en sí” (Leben an sich) y vemos si encontramos en ella misma un determinado carácter que exige, desde la cosa, una delimitación conceptual, significativa, que en adelante sólo debe ser usada en el contexto de la problemática científica en esta determinación significativa que proviene y ha sido tomada de las cosas.

[31] Auto-suficiente —la forma de cumplimiento (Erfüllungsform)— su estructura intencional: direccionalidad fundamental (Grundgerichtetheit) en cada caso, y siempre en un mundo (también el mundo del sí-mismo), hacia algo trascendente (que comprende también lo fácticamente inmanente); esta «forma» es el modo de la dirección propia de la vida, la que toma incluso allí donde se quiere cumplir y deleitar. No necesita estructuralmente salir de sí misma, librarse de sí misma, para llevar a cumplimiento sus genuinas tendencias. Ella se habla únicamente en su propio «idioma». Ella misma se pone tareas y se plantea exigencias que se mantienen siempre en su propio círculo, de modo que, una y otra vez, procura superar sus limitaciones, sus imperfecciones, y satisfacer las perspectivas que surgen en ella únicamente «en» el carácter fundamental predelineado por su autosuficiencia más propia y por sus formas y los medios que de ellas se derivan: de manera que, manteniéndose en ella misma, no se ve en absoluto que se le pudiera dirigir la palabra de otro modo. La autosuficiencia es una dirección motivacional característica de la vida en sí, a saber, aquella según la cual la vida tiene su motivación a partir de su propio transcurso fáctico.


Se habla de épocas religiosas, artísticas, científicas. La tendencia con-formadora de la vida se intensifica de un modo especial y muestra tipos especiales de propagación por todos los ámbitos de la vida en eso que hoy llamamos “cosmovisión” (Weltanschauung).

Estos caracteres de relieve de la vida son, vistos desde el carácter tendencial (Tendenzcharakter) de ésta, determinados modos destacados de cumplirse dichas tendencias, formas de los modos típicos como transcurre el llevarse a fin las tendencias de la vida.

El cumplimiento no es nunca definitivo. El carácter cuestionable de toda vida, que está íntimamente unido con su carácter tendencial [problema fenomenológico fundamental], desencadena siempre la fijación de nuevos fines y pone en marcha una multiplicidad de motivos y motivaciones.

Lo que debe ser delimitado terminológicamente como la «autosuficiencia» de la vida es el modo como por principio se motivan nuevas tendencias y el modo como por principio se desarrollan y cumplen dichas tendencias. El fenómeno de la «autosuficiencia» no puede ser visto en el interior de la vida misma, manteniéndose dentro de ésta. No obstante, es preciso señalarlo de antemano ya en este punto.

La motivación de tendencias y de nuevas tendencias procede siempre de la propia vida vivida, y esas tendencias, por su parte, se cumplen dentro de la vida en y mediante las formas de desarrollarse típicas de dicha vida. El sentido de «autosuficiencia» no indica [42] qué religiosidad y qué forma de religión concreta, qué determinada cosmovisión o qué vivenciar artístico dan cumplimiento a tal o cual sentido motivado histórica y morfológicamente mediante tal o cual figura motivada también histórica (y accidentalmente), sino que el cumplimiento es en general algo que tiene lugar en el vida a partir de las propias firmas de ésta, esto es, que la vida se habla y se responde siempre en su propio idioma; que la vida, estructuralmente, no necesita salir de sí misma para mantenerse a sí misma según su sentido, que su estructura le es suficiente incluso para superar de algún modo una y otra vez sus imperfecciones e insatisfacciones mediante todo tipo de figuras, por accidentales y condicionales que puedan ser. Se trata de un carácter estructural de la vida que pone a ésta en sus propias manos: ella misma es un «en sí». Tiene estructuralmente en sí misma las disponibilidades que necesita para poder dar cumplimiento a las tendencias que surgen de ella misma (dominando en lo más íntimo todo contenido relativo al cómo y al qué).

Así pues, toda cuestión (no sólo las teórico-científicas) recibe su respuesta en la forma estructural de la vida en sí’. Asimismo, todo ámbito de origen —en el supuesto de que haya algo así en general, cosa que se ha vuelto enormemente problemática— deberá darse en la vida misma y estar dominado por su estructura fundamental. Pues en la religión y en las cosmovisiones están vivas las cuestiones últimas y son respondidas de algún modo. Mejores religiones o mejores cosmovisiones no suponen ningún cambio de principio. Ponen en cuestión la vida como un todo y le otorgan un sentido último —y, justamente porque se trata de preguntas últimas, las responden sólo religiosamente o en una interpretación cosmovisional, pero no de forma científica rigurosa. ¿Cómo cabría hablar ahí del ámbito del origen de la vida en sí, al que se debe acceder y que debe ser esclarecido con un método [43] riguroso? ¿En qué sentido científico riguroso debe volverse problemática en general la vida en sí? (GA58ES:42-43, 53-54)

Excertos de

Heidegger – Fenomenologia e Hermenêutica

Responsáveis: João e Murilo Cardoso de Castro

Twenty Twenty-Five

Designed with WordPress