–Sí, pienso que antes preferiría dejar que le sucediera cualquier cosa antes que ser hombre de aquel modo.» §4
De modo correspondiente, la oscuridad. La oscuridad sólo es un caso límite de lo claro, y tiene aún el carácter y el modo de la claridad: una claridad que ya no permite pasar a través y que les sustrae, les niega a las cosas la visibilidad. Es lo impermeable, pero en un sentido totalmente determinado, de otro modo a como, por ejemplo, es opaca e impermeable una pared de madera. Una pared de madera o de piedra no puede negar la visión, porque tampoco puede conceder la visión de ningún modo. Es opaca en un sentido totalmente distinto a la oscuridad. Por señalar sólo un momento de la diferencia: para que una pared pueda considerarse opaca, impermeable (para alguien), la luz tiene que estar presente en ese momento, o pensarse adicionalmente como co-presente, mientras que la impermeabilidad de la oscuridad se da justamente en la ausencia de luz (claridad), y sólo en ella. La oscuridad es impermeable porque ella misma es un modo del dejar pasar. La pared es opaca porque no es ningún modo del dejar pasar (para el ver). Sólo puede negar lo que también está en la posibilidad de conceder. La oscuridad niega la visibilidad porque también puede conceder visión: en la oscuridad, vemos las estrellas. §6
c) La realización fundamental de la idea: dejar pasar el ser de lo ente §6
Hacerse libre significa vincularse a lo propiamente iluminador y aclarante, lo que permite pasar haciendo libre, «la luz». Pero la luz es la imagen simbólica de la idea. La idea contiene y da el ser. Vislumbrar las ideas significa: entender el ser-qué y el ser-cómo, el ser de lo ente. Hacerse libre para la luz significa: dejar que se haga una luz, entender el ser y la esencia y, de este modo, experimentar por vez primera lo ente en cuanto tal. Entender el ser desbloquea lo ente en cuanto tal. Sólo en este entender puede lo ente ser un ente. En todo posible ámbito, lo ente sólo puede salirnos al paso, aproximársenos y alejársenos con base en la libertad que desbloquea. La esencia de la libertad es entonces, dicho brevemente, el rayo de luz: dejar de entrada que se haga una luz y vincularse a la luz. Sólo desde y en la libertad (tomando su esencia tal como se ha desarrollado antes) lo ente se hace más ente, porque es en general de tal o cual modo. Hacerse libre significa entender el ser en cuanto tal, entender que deja ser por vez primera a lo ente en cuanto ente. Es decir, que lo ente se haga más o menos ente, eso depende de la libertad del hombre, y la libertad mide su grandeza conforme a la originalidad y el alcance y la resolución de la vinculación, concibiéndose esto individualmente como ser-ahí: vuelto a desplazar al aislamiento y al estar arrojado propios de su procedencia y su futuro históricos. Cuanto más original es la vinculación, tanto mayor es la cercanía a lo ente. §8
Es decir, en un primer momento tenemos que dejar irresuelta la pregunta de qué y de si las ideas son, y de si en general podemos preguntar así. En tanto que lo avistado por un vislumbrar preconfigurante, las ideas no son ni algo objetivamente presente ni algo subjetivamente producido. Pero ambas cosas, lo avistado en cuanto tal y el vislumbrar, contribuyen conjuntamente a que surja un no-ocultamiento de lo ente, es decir, a que la verdad suceda. §9
El filósofo tiene que permanecer solitario, porque, conforme a su esencia, lo es. A su soledad no se la puede persuadir. El aislamiento no es nada que se pueda querer. Justamente por eso tiene que estar ahí, una y otra vez, en momentos decisivos, y no escapar. No malentenderá externamente la soledad como un retirarse y un dejar que las cosas vayan por sí mismas. §10
¿Por qué esta caracterización es la más adecuada? ¿Por qué acierta con la circunstancia? La fundamentación de ello no la da el propio Teeteto, sino que la asume Sócrates. La demostración que da es, en cuanto a la forma externa, indirecta. En cuanto al asunto, Platón exhibe una reflexión básica de significación fundamental. Ciertamente, para entenderla y para agotar realmente el problema conductor, tenemos que dejar aparte, aquí como por lo demás siempre, los cuestionamientos y progresos de la psicología actual (de la psicología en general) y similares. Más bien, para la comprensión se requiere por un lado la autoexperiencia precientífica, cotidiana e imparcial del hombre, y por otro lado una actitud inquiriente clara, filosófica y de amplio alcance. Lo que hoy se conoce como «psicología» tampoco acierta aún con ninguna de estas dos cosas. §23
Así es y así sigue siendo inicialmente. No podemos exigir que en unas pocas horas se nos haga palmariamente claro y aprehensible lo que, desde entonces, siglos enteros no comprendieron y tuvieron que dejar que se les escapara. Más aún, quizá lo tratado, conforme a su esencia, no pueda formularse jamás como tesis cualesquiera de una ciencia cualquiera, ni como constataciones de reflexiones cotidianas. Quizá justamente de la aspiración al ser y de su comprensión forme parte también un requisito peculiar, sin el que toda la consideración queda incompleta. §34
Nosotros, con nuestra tesis de la imposibilidad, tenemos que ceder ante la circunstancia de que, en efecto, la hay. Pero este tener que ceder no es absolutamente evidente, sino sólo bajo el presupuesto de que la tesis misma, es decir, los aspectos con los que trabajaban los intentos, no estaban lo suficientemente fundamentados, y que, por su parte, la situación fenoménica tampoco está captada hasta ahora de modo apropiado. Un hecho en cuanto tal no tiene sin más la prioridad sobre una visión esencial, ya sólo porque para nosotros no hay en absoluto «meros hechos». Todo hecho se lo entiende ya como esto y esto, es decir, queda bajo un conocimiento esencial. Caso de que el conocimiento esencial esté fundamentado, entonces, frente al «hecho», vige la frase de Hegel: «tanto peor para los hechos». En nuestro caso tiene que ceder la tesis, no para dejar valer sin más el hecho, sino para poder preguntar por vez primera libres de carga por éste. Si no queremos cerrar los ojos ante ello, entonces sólo queda salvar al fenómeno a pesar de, es más, justamente a causa de su carácter prodigioso. Si el fenómeno obtiene así la primera palabra, entonces, para esclarecerlo, hay que retirar los aspectos que hasta ahora eran conductores. §40
Percibir: 1) dejar que algo venga a uno en su aspecto (ser así y así), tener ante sí; 2) repasar del todo, preguntar en cuanto a algo; 3) pro-ponerse, tomar como «objeto», traer ante sí. APÉNDICE