GA24:406-409 — Entschlossenheit

García Norro

¿En qué medida está determinado el comprender existencial mediante la temporalidad? Antes hemos visto que la temporalidad es la unidad extático-horizontal co-originaria del futuro, del haber sido y del presente. El comprender es una determinación fundamental del existir. La existencia auténtica, o sea, el existir del Dasein en el cual el Dasein es él mismo a partir de su posibilidad más propia, tal como él mismo la aprehende, la denominamos el estar-resuelto (Entschlossenheit). Este tiene su propia temporalidad. Intentemos ahora demostrarlo brevemente aunque sólo en un aspecto concreto, si bien esencialísimo. Si el existir auténtico, el estar-resuelto, se funda en un determinado modo de la temporalidad, entonces pertenece al estar-resuelto un determinado presente. Presente quiere decir, en tanto que fenómeno extático-horizontal, presentificación de… En el estar-resuelto el Dasein se comprende a partir de su más propio poder-ser. El comprender está primariamente (343) dirigido al futuro en la medida en que viene hacia sí mismo a partir de la posibilidad aprehendida de sí mismo. En el venir hacia sí, el Dasein se toma ya a sí mismo como el ente que ya había [GA24:407] sido en cada caso. En el estar-resuelto, o sea, en el comprenderse a partir del más propio poder ser —en este llegar hacia sí mismo a partir de la posibilidad más propia—, el Dasein retorna a lo que él mismo es y se toma como el ente que él es. En el retornar hacia sí mismo, lleva consigo otra vez, se re-pite, (wieder-holt) todo lo que él es, en su aprehendido poder ser más propio. El modo temporal en el cual es lo que ha sido y tal como ha sido, lo llamamos la repetición (Wiederholung). La repetición es un modo peculiar en el que el Dasein ha sido. El estar-resuelto se temporaliza como el volver hacia sí que se repite a partir de una posibilidad aprehendida en la que el Dasein volviendo hacia sí ha ido por delante. En la unidad extática del ir por delante que se repite, es decir, la unidad del haber sido y del futuro, se encuentra un presente específico. Mientras el presentificar algo se detiene principalmente y la mayor parte de las veces en las cosas, se enreda en sí mismo, se deja llevar por las cosas, para ir a fundirse justamente en aquello que presentifica; mientras que la presentificación con frecuencia escapa de sí misma, se pierde en sí misma de manera que el haber sido se transforma en un olvido, y el futuro, en anticipación de lo que está a punto de llegar, el presente, que pertenece al estar-resuelto, se mantiene en el futuro específico (el ir por delante) y en el haber sido (repetición) del estar resuelto. Llamamos al presente que se mantiene en el estar-resuelto y surge de él instante (Augenblick). Y es que con este término, entendemos un modo del presente —el fenómeno que de este modo mostramos tiene un carácter extático-horizontal—. Esto quiere decir que el instante es un presentificar lo que está presente (Anwesendes) que revela la situación que pertenece a la decisión en la que el estar-resuelto se ha resuelto. En el instante, en tanto que éxtasis, el Dasein existente, en tanto que resuelto es arrebatado en las posibilidades, en las circunstancias, en las peculiaridades de la situación del obrar siempre determinadas fácticamente. El instante (Augenblick), en la medida en que surge del estar-resuelto, es lo primero y único que echa una mirada (Blick) [GA24:408] a lo que constituye la situación del obrar. Es el modo del existir resuelto en el cual el Dasein en tanto ser-en-el-mundo tiene y mantiene su mundo bajo la mirada. Ahora bien, dado que el Dasein, en tanto que ser en el mundo, es al mismo tiempo ser-con otro Dasein, debe determinarse también primariamente el auténtico ser en convivencia existente a partir del estar-resuelto de cada uno. Únicamente a partir de la individuación resuelta, y en ella, el Dasein es (344) auténticamente libre y está abierto para el tú. El «con otro» no es una tenaz intrusión del yo en el tú, surgida del desamparo común y secreto; por el contrario, el existir en convivencia y junto con otro se funda en la auténtica individuación de lo individual que está determinada por el presentificar en el sentido del instante. Individuación no quiere decir aferrarse a los deseos privados sino ser libre para las posibilidades fácticas de cada existencia.

A partir de lo dicho debe quedar claro que el instante pertenece a la temporalidad originaria y propia del Dasein y representa el modo primario y propio del presente en tanto que presentificación. Vimos anteriormente que el presentificar se expresa en el «ahora», es decir, el «ahora» en tanto que tiempo en el que se encuentra el ente, surge de la temporalidad originaria. Puesto que el «ahora» surge siempre a partir del presente, esto significa que el «ahora» proviene del instante. Por esta razón no cabe comprender el fenómeno del instante a partir del «ahora», como intenta hacer Kierkegaard. Sin duda alguna, comprende muy bien el instante en su contenido quiditativo, pero no lograr exponer la temporalidad específica del instante, pues identifica el instante con el «ahora» del tiempo entendido vulgarmente. A partir de aquí construye la relación paradójica del «ahora» con la eternidad. El fenómeno del instante no puede entenderse tampoco a partir del «ahora» incluso si tomamos el «ahora» en toda su estructura. Todo lo que cabe mostrar es que el «ahora» se revela en su estructura completa precisamente cuando el Dasein, en tanto que presentificación resuelta, se [GA24:409] expresa con el «ahora». El instante es un fenómeno originario de la temporalidad originaria, mientras que el «ahora» sólo es un fenómeno del tiempo derivado. Ya Aristóteles vio el fenómeno del instante, el καιρός y lo definió en el libro VI de su Ética a Nicómaco, aunque no logró poner en conexión el carácter específico del tiempo del καιρός con lo que él entiende, por otra parte, como tiempo (νυν).

El presente que pertenece a la temporalidad del Dasein no tiene constantemente el carácter del instante, o sea, el Dasein no existe constantemente como un Dasein resuelto, sino, más bien, está ante todo y la mayor parte de las veces, irresoluto, cerrado a sí mismo en su poder-ser más propio, no determinado primariamente en el modo del proyectar sus posibilidades a partir de su más propio poder-ser. La temporalidad del Dasein no se temporaliza continuamente a partir de su propio futuro. Esta inconstancia de la existencia, que esté ante todo y la mayor parte de las veces irresoluta, no significa, sin embargo, que el Dasein no resuelto carezca a veces de futuro en su existencia, sino quiere decir por el contrario: (345) la temporalidad misma, respecto de sus diversos éxtasis, en particular respecto del futuro, es modificable. El existir irresoluto no es en absoluto un no existir puesto que precisamente este estar-irresoluto caracteriza la efectividad cotidiana del Dasein. (p. 342-345)

Courtine

Hofstadter

Original

  1. Le phénomène de l’instant (cf. S. u. Z., p. 338) est ici explicité en fonction du coup d’œil (Blick), de l’éclair (« en un éclair ») du regard qui appréhende d’emblée une situation. (N.d.T.)[↩]
Excertos de

Heidegger – Fenomenologia e Hermenêutica

Responsáveis: João e Murilo Cardoso de Castro

Twenty Twenty-Five

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