- Germán Jiménez
- Rojcewicz
Germán Jiménez
“Crítico”: del verbo griego κρίνειν, «distinguir», «diferenciar». Al diferenciar algo de algo, se hacen visibles ambos: lo diferenciado y su diferencia. Diferenciar un triángulo y un cuadrado, un mamífero y un pájaro, la epopeya y el drama, el sustantivo y el verbo, un ente de otro ente. Toda ciencia diferencia constantemente y, por tanto, determina lo diferenciado.
(22) Así, pues, si la filosofía es una ciencia crítica de tal modo que «crítica» constituye su rasgo distintivo, entonces se trata de un diferenciar peculiar. ¿Pero qué puede diferenciarse del ente sino otro ente? ¿Qué podemos decir aún del ente? El ente es, y solo es el ente. El ente es, tiene ser. Del ente y en el ente se puede diferenciar el ser. Esta diferencia no concierne a la relación entre ente y ente, sino entre ente y ser. Con el término «ser» no podemos representarnos nada. Con el término “ente” sí, por cierto; ¿pero con el ser? De hecho, el sentido común y la experiencia común solo comprenden y buscan al ente. Pero ver en él al ser, comprenderlo y diferenciarlo del ente, es la tarea de la ciencia que diferencia, la fdosofia. Ella tiene por tema al ser y nunca al ente.
Las ciencias positivas son ciencias del ente, de lo que se encuentra presente para el conocimiento y la experiencia natural. La ciencia crítica es ciencia del ser, de lo que no se encuentra presente para la experiencia natural, sino que está oculto, nunca puesto delante y, sin embargo, ciertamente siempre ya comprendido, incluso antes de toda experiencia del ente, la ciencia de lo que, por así decirlo, es lo más positivo que hay, pero, a la vez, es lo menos (positivo)1. El ser no «es». La filosofía es ciencia crítica, pero no filosofía crítica, entendida como teoría del conocimiento, la crítica de los límites del conocimiento.
El comienzo de la filosofía científica tiene lugar cuando uno llega a poder representarse algo con el término “ser”, es capaz de entender la diferencia y de efectuarla realmente. Introducir en este comienzo, conducir y guiar en tal inicio es el objetivo de este curso.
La ciencia crítica efectúa esta diferencia y con ella obtiene como tema, no el ente, sino el ser del ente. El concepto de ciencia positiva adquiere ahora una mayor precisión. Las ciencias no filosóficas tratan del ente, que ya se encuentra presente, esto es, el ente que por lo pronto es conocido y experienciado. Y el ente puede ser examinado sin preguntar explícitamente por el ser. Todos los métodos y conceptos están forjados por la comprensión y determinación del ente. (El ser)1, (23) en cambio, es por lo pronto desconocido, cerrado, inaccesible. Para descubrirlo, es decir, para efectuar la diferencia, es menester encontrar caminos e investigaciones apropiadas.
Las ciencias positivas formulan enunciados solo sobre el ente y nunca sobre el ser. Por eso la matemática no puede ser definida matemáticamente ni la filología filológicamente. El matemático trata de números o de relaciones espaciales, pero no del número como tal, esto es, del ser del número; no trata del espacio como tal, del ser del espacio, qué es y cómo es. El filólogo trata de literatura, de textos escritos, pero no se pregunta qué es, cuál es su modo de ser y cómo puede ser en general la literatura.
La filosofía es crítica, trata del ser del ente, pero no haciendo una crítica, porque no critica en absoluto el resultado de las ciencias positivas. Lo que «critica» en un sentido más elevado, es decir, determina críticamente, es el ser del ente, que las ciencias positivas presuponen. La expresión «positivo» adquiere así un sentido más preciso. “Positivo” significa que se abre en el ente ya dado y no pregunta por el ser del ente. Pero, en la medida en que las ciencias positivas tratan del ente, el ser es siempre co-comprendido, si bien de un modo implícito. A la inversa, el ser es siempre el ser de un ente.
El ser no está dado en la experiencia y, sin embargo, es co-comprendido en ella. Todos comprenden cuando decimos que el tiempo «está» nublado; los árboles «están»2 en flor. Comprendemos «es» y «son» y, sin embargo, nos encontramos en apuro al tratar de responder a la pregunta qué significan «es» y «son», qué significa «ser». Hay una comprensión del ser, aunque no haya ningún concepto.
Por eso necesariamente la ciencia positiva y la ciencia crítica se separan. Toda investigación crítica mira al ente, pero en un sentido distinto al de la ciencia positiva: no lo convierte en tema. En el ente toda ciencia positiva co-comprende al mismo tiempo el ser, pero en un sentido distinto al de la ciencia crítica. La ciencia positiva no toma al ser como tema. El concepto de ser y las estructuras del ser, (24) en efecto, no son su problema, sino el estudio temático del ente, de la naturaleza y de la historia. (p. 22-25)
Rojcewicz
- Agregado por el editor alemán.[
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- El verbo alemán sein (“ser”), a diferencia del castellano, no distingue entre “ser” y “estar”. (N. del T.)[
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- Editor’s interpolation.[
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