GA21:214-216 – Biologia e ser-em-o-mundo

Ciria

Si determinamos así la existencia mediante la constitución del ser-en-el-mundo, podría ser evidente decir que como base de la interpretación de la existencia se está poniendo una estructura biológica universal. Una estructura biológica universal en la medida en que, en cierto modo, este carácter de ser-en-el-mundo conviene también a los animales y a las plantas; en la medida en que, en tanto que son, tienen su mundo, su medio determinado, más reducido o más amplio, de modo que en este horizonte, por cuanto respecta a la existencia en el sentido del ser del hombre, esta determinación de ser del ser-en-el-mundo es sólo un modo de esta determinación genérica universal de tener un mundo. Parece evidente tomar de hecho así las cosas. (175) Pero en una observación más atenta se aprecia que tal vez tengamos que atribuir esta estructura a los animales y a las plantas, pero que eso sólo es posible en la medida en que esta misma estructura la hemos comprendido en nuestra propia existencia en cuanto tal.

La base biológica, es decir, esta estructura fundamental para el ente que en sentido estricto llamamos biológico, sólo puede obtenerse si esta estructura ya está entendida de entrada como estructura de la existencia, y no al revés: no podemos tomar esta determinación por ejemplo de la biología, sino que tiene que obtenerse filosóficamente. Es decir, ni siquiera la biología tiene la posibilidad de ver estas estructuras en sus objetos específicos mientras siga siendo biología, pues en tanto que biología, cuando dice «animal» y «planta», está presuponiendo ya en general estas estructuras. La biología sólo puede fijar y determinar estas estructuras en tanto que ella misma excede sus propios límites y se convierte en filosofía. Y de hecho, en el curso del desarrollo de la biología moderna, sobre todo en el siglo XIX, se ha apuntado repetidas veces, aunque con caracterizaciones del todo generales y con conceptos muy vagos, a esta estructura por la cual los animales sobre todo, pero en cierto sentido también las plantas, tienen un mundo. Por cuanto yo sé, el primero que se encontró de nuevo con estos asuntos —Aristóteles ya los había visto— es el biólogo K. E. v. Baer, quien en sus diversas conferencias remitió, en realidad no temática pero sí incidentalmente, a estas estructuras. Sus sugerencias las ha recogido recientemente v. Uexküll, quien ha tratado este problema ahora temáticamente, pero no en un sentido filosófico, sino 216 en el contexto de investigaciones específicamente biológicas.

Insisto en que señalando la circunstancia de esta estructura de la existencia, considerándolo filosóficamente, en principio no se ha ganado mucho, sino que lo que importa es justamente comprender esta estructura en su sentido de ser. Como horizonte regional para la biología y para toda psicología, que recientemente gusta de llamarse antropología, se presupone la pregunta filosófica por la estructura de la existencia misma, una pregunta filosófica que, dicho con más precisión, es una pregunta categorial que con un planteamiento psicológico o biológico no sólo no se responde, sino que ni siquiera se alcanza en absoluto.

Sheehan

Original

  1. NT: The Prussian-Estonian Karl Ernst von Baer (1792-1876), who, as the founder of comparative embryology, discovered the mammalian ovum and the notochord. Heidegger mentions him at SZ, p. 78 / tr. 84.[↩]
  2. NT: Jacob von Uexküll (1864-1944), best known for his Umwelt und Innenwelt der Tiere (Berlin: Springer, 1909; 2d exp. edition, 1921), as well as for his Theoretische Biologie (Berlin: Paetel, 1920), which was translated by Doris L. Mackinnon as Theoretical Biology (London: K. Paul, Trench, Trubner / New York: Harcourt, Brace, 1926).[↩]
Excertos de

Heidegger – Fenomenologia e Hermenêutica

Responsáveis: João e Murilo Cardoso de Castro

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