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Selbstsorge

domingo 28 de outubro de 2018

Selbstsorge, cuidado-de-si, care for oneself, cuidar-de-si, cuidado de sí mismo

¿Cómo debemos concebir esta unidad [de los momentos constitutivos del cuidado]? ¿Cómo puede el Dasein   existir unitariamente en las mencionadas formas y posibilidades de su ser? Manifiestamente, tan sólo a condición de que él mismo sea este ser en sus posibilidades esenciales, que cada vez [1] yo sea este ente. El «yo» pareciera ser lo que «mantiene unida» la totalidad del todo estructural. El «yo» y el «sí-mismo» han sido concebidos desde siempre en la «ontología» de este ente como el fundamento sustentador (sustancia o sujeto). La presente analítica, por su parte, ha tropezado ya desde la caracterización preparatoria de la cotidianidad, con la pregunta por el quién del Dasein. Se ha podido ver que inmediata y regularmente el Dasein no es él mismo, sino que está perdido en el uno-mismo [2]. Este último es una modificación existentiva del sí mismo propio. La pregunta por la constitución ontológica de la mismidad quedó sin contestar. Pero ya se ha fijado en principio   el hilo conductor del problema [Cf. § 25]: si el sí-mismo pertenece a las determinaciones esenciales del Dasein, y si la «esencia» de éste consiste en la existencia, entonces la yoidad y la mismidad deberán ser comprendidas existencialmente. De un modo negativo se ha mostrado también que la caracterización ontológica del uno excluye cualquier empleo de categorías propias del estar-ahí (sustancia). Fundamentalmente ha quedado en claro que el cuidado no puede ser deducido ontológicamente de la realidad, ni edificado con las categorías de ésta [Cf. § 43 c]. Si es válida la tesis del carácter tautológico de la expresión «cuidado de sí mismo», en correspondencia a la solicitud como cuidado por los otros [Cf. § 41], entonces el cuidado lleva ya en sí el fenómeno del sí-mismo. Pero con ello se agudiza el problema de la determinación ontológica de la mismidad del Dasein, y se transforma en la pregunta por la «conexión» existencial entre cuidado y mismidad. [SZ  :317-318; STRivera:333]


VIDE: Selbstsorge

cuidado de si, cura sui, epimeleia heautou

A primera vista, pues, pueden apreciarse considerables rasgos de parentesco entre Ser y tiempo y la tradición antigua del cuidado de sí [Selbstsorge] (en su doble vertiente griega y latina de la epimeleia heautou y la cura sui, respectivamente). En ambos casos, se trata de desplegar la posibilidad de un sí mismo [Selbst  ] más intenso, esencial y propio que toma conciencia de la tendencia humana a perderse entre las cosas, a quedar atrapado por el torbellino [Wirbel  ] de los quehaceres cotidianos y a dejarse llevar por las opiniones públicas. Precisamente, esta doble posibilidad de existencia de la vida entre la propiedad [Eigentlichkeit  ] y la impropiedad [Uneigentlichkeit], la caída y la salvación, la ignorancia y la sabiduría es una parte constitutiva de la ambivalencia fundamental del cuidado.
[…]
Obviamente, no son pocos los críticos que rechazan esta línea de lectura de Ser y tiempo, incluso el mismo texto heideggeriano ofrece ciertas resistencias. La primera y más clara objeción es que Heidegger, al contrario de los pensadores antiguos, no analiza las características concretas de una vida [Leben  ], no establece ninguna prescripción, no formula ningún imperativo. Su análisis es puramente formal  . Uno no puede olvidar que «la analítica existenciaria [existenziale Analitik] es fundamentalmente incapaz de dilucidar a qué cosa se resuelva de manera fáctica [fäktisch] el Dasein en cada caso» (SZ:383 / STJR:396). Sin embargo, cabe recordar que los autores antiguos defensores de una epimeleia heautou no se caracterizan por someterse a sí mismos a una serie de prescripciones por la cual el cuidado de sí quede definido universalmente. Más que prescribir reglas de conducta universales ofrecen indicaciones de cómo ejecutar, realizar, consumar una vida plena. La tradición del cuidado del alma devuelve al individuo a su situación particular, despierta el sentimiento de responsabilidad hacia uno mismo. Las prácticas de sí remiten, en última instancia, a una elección de vida, es decir, no se presentan como un imperativo categórico que se impone de manera universal, sino que —en términos heideggerianos— poseen un carácter indicativo-formal [Formalanzeige] que establece los modos de ser [Sainsart] del Dasein. [GuiaST]

Observações

[1NotaH a: El Dasein mismo sea este ente.

[2NotaH b: El «yo» como el sí-mismo en cierto sentido «inmediato», de primer plano y, por consiguiente, aparente.