Ni el reconocimiento del ente como cosa de hecho (Tat-Sache) más elemental (como voluntad de poder) lleva a Nietzsche a pensar el ser en cuanto tal, ni tampoco accede a este pensar por la vía de la interpretación del ser como un “VALOR NECESARIO”, ni tampoco el pensamiento del “eterno retorno de lo mismo” se convierte en un impulso para pensar la eternidad como instante desde lo súbito del despejado presenciar, el retorno como modo del presenciar y ambos, de acuerdo con su proveniencia esencial, desde el “tiempo” inicial (an-fänglich). (Es decir, tiempo apropiante (er-eignende) ; es decir, tiempo desde el acaecimiento apropiante, el despejamiento y el “espacio de tiempo” (Zeit-Raum).) Heideggeriana: NiilismoSer
Así como el desocultamiento del ente, en cuanto verdad de este último, se ha convertido en un valor, así también, como consecuencia esencial de esta interpretación de la esencia de la verdad, ese tipo de desocultamiento que se llama ámbito público se vuelve un VALOR NECESARIO del aseguramiento de la existencia consistente de la voluntad de poder. Se trata en cada caso de interpretaciones Metafísicas, o lo que aquí es lo mismo, antimetafísicas, acerca de qué tiene que valer como ente y qué como no ente. Pero el ente así objetivado no es, sin embargo, lo que es. Heideggeriana: NiilismoSer
Pero Nietzsche no reconoce “ser” y “verdad” y su equiparación como la verdad fundamental, es decir, en su interpretación, como el “valor supremo”, sino que simplemente tolera a la verdad como un VALOR NECESARIO para la conservación de la voluntad de poder. Que lo representado en el re-presentar muestre algo de lo real mismo es algo discutible o, más aún, algo que hay que negar; en efecto, todo lo real es un devenir. Pero todo re-presentar, en cuanto fijar, impide el devenir y muestra lo que deviene en un estado de detención, y por lo tanto no como “es”. El representar sólo da la apariencia de lo real. Por consiguiente, lo verdadero y lo que es tenido por ente en el representar es, medido respecto de lo real en cuanto deviniente, esencialmente erróneo. Verdad es error, pero un error necesario. “La verdad es la especie de error sin la cual una determinada especie de seres vivientes (o sea, el hombre) no podría vivir. El valor para la vida decide en última instancia” (n. 493; cfr. sobre esto Pascal, Pensées, n. 18). Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Esto quiere decir: previamente tenemos que esforzarnos por llegar a el sitio en cuyo horizonte visual se vuelve comprensible de modo unitario lo que dice Nietzsche acerca de la esencia de la verdad. Sólo de este modo podremos evaluar por qué y en qué medida la verdad, si bien es un VALOR NECESARIO, no es, sin embargo, el valor supremo. En el supuesto de que estemos decididos a una meditación esencial, es necesario que nos mantengamos dentro del dominio del pensar nietzscheano incluso si no encontramos de inmediato una salida a estas ideas aparentemente confusas y contradictorias sobre la esencia de la verdad. En el ámbito del pensar pensante las salidas son siempre un signo de evasión y huida. Heideggeriana: VontadePoder
Para que comprendamos esto en el sentido de Nietzsche y apreciemos en su sentido por qué la verdad no puede ser el valor supremo, es preciso preguntarse previamente de modo aún más decidido en qué medida y de qué modo ella constituye, sin embargo, un VALOR NECESARIO. Sólo si y porque la verdad es un VALOR NECESARIO adquiere su alcance el esfuerzo pensante por demostrar que no puede ser el valor supremo. Puesto que para Nietzsche lo verdadero es equivalente al ente, al responder la pregunta planteada sabremos también en qué sentido comprende el ente, es decir, qué quiere decir cuando dice “ente” y “ser”. Más aún: si lo verdadero no puede ser el valor supremo, y lo verdadero significa lo mismo que el ente, entonces el ente no puede constituir la esencia del mundo, la realidad de éste no puede consistir en un ser. Heideggeriana: VontadePoder
Desde la publicación de la segunda de sus Consideraciones Intempestivas, “Sobre la utilidad y la desventaja de la ciencia histórica para la vida” (1873), el pensamiento de Nietzsche se encuentra sumido en la falsa apariencia de que lucha en contra de la “ciencia” a favor de la llamada vida, mientras que, en verdad, lucha en favor del saber en honor de la “vida” originariamente comprendida y de su meditación. Con esto queda señalado que sólo comprenderemos la necesidad del conocimiento para la vida, la verdad como un VALOR NECESARIO, si nos mantenemos en esa vía única que conduce al mismo tiempo a una captación más originaria del conocer en su unidad esencial con la vida. Sólo de este modo conservaremos la medida para evaluar el peso de determinadas expresiones de Nietzsche, incluso en contra de su apariencia más inmediata. En la continuación de la nota n. 515, Nietzsche inserta una observación entre paréntesis: “(¡El componer, el inventar algo similar, igual, el mismo proceso que recorre toda impresión sensorial, es el desarrollo de la razón!)” Heideggeriana: VontadePoder
4) La conducción al carácter imperativo e inventivo del conocer nos ha permitido ver una necesidad propia que reina en la esencia del conocimiento y que es la única que fundamenta por qué y de qué modo la verdad, en cuanto tener-por-verdadero es un VALOR NECESARIO. La necesidad — el tener-que del ordenar e inventar — surge de la libertad. De la esencia de la libertad forma parte el ser-cabe-sí-mismo, es decir que un ente de tipo libre pueda darse cuenta de sí mismo, que él mismo pueda admitirse a sí mismo en sus posibilidades. Un ente de este tipo está fuera de la región que habitualmente llamamos biológica, la vegetal-animal. A la libertad le pertenece aquello que, de acuerdo con una determinada dirección interpretativa del pensamiento moderno, se vuelve visible como “sujeto”. Nietzsche habla incluso (515, párrafo final) de la “constricción subjetiva” de evitar la contradicción; es decir, de aquella que se da en el caso esencial y constante del sujeto hombre, en el caso en el que el sujeto representa objetos, es decir piensa entes. Heideggeriana: VontadePoder
Hasta aquí se ha aclarado lo siguiente: verdad es tener-por-verdadero; pero esto último es, en esencia, un poner la mira en y un prever, de modo perspectivista-horizontal, la igualdad y la mismidad como fundamento de la consistencia. En cuanto volver consistente en un horizonte dentro de la perspectiva dirigida a la consistencia, el conocimiento contribuye a constituir la esencia de la vida humana, en la medida en que ésta se comporta respecto del ente. Puesto que contribuye a constituir la consistencia esencial de la vida humana, el conocimiento es una condición interna de esta vida. A la verdad en cuanto tener-por-verdadero, es decir, en cuanto tomar-por-ente, la concibe Nietzsche como un VALOR NECESARIO, pero no como el valor supremo. Heideggeriana: VontadePoder
Si pensamos de este modo, nos apresuramos demasiado y olvidamos que la verdad como error es un VALOR NECESARIO y que la apariencia en el sentido de la transfiguración artística es, respecto de la verdad, el valor superior. En la medida en que necesidad quiere decir aquí: perteneciente a la consistencia y al ejercicio esencial de la vida, y si tal pertenencia constituye el contenido del concepto de “valor”, entonces un valor representará una necesidad tanto más profunda cuanto más elevado sea su rango. Heideggeriana: VontadePoder
Pero la conservación no es la esencia de lo viviente sino sólo un rasgo fundamental de esa esencia que, en su carácter más propio, es en cambio acrecentamiento. Puesto que la conservación pone en cada caso algo fijo como condición necesaria de la conservación y el acrecentamiento, pero el poner tales condiciones es necesario desde la esencia de la voluntad de poder y, en cuanto posición de condiciones, tiene el carácter de una posición de valores, lo verdadero, en cuanto consistente, tiene el carácter del valor. La verdad es un VALOR NECESARIO para la voluntad de poder. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
La verdad es ciertamente un VALOR NECESARIO para la voluntad de poder. “Pero la verdad no vale como medida suprema de valor, menos aún como poder supremo.” (La voluntad de poder, n. 853, III) Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
En cuanto VALOR NECESARIO, la verdad tiene, sin embargo, dentro de la esencia unitaria de la voluntad de poder, una referencia esencial al arte, del mismo modo que la conservación la tiene respecto del acrecentamiento. La esencia plena de la verdad sólo puede aprehenderse, por lo tanto, si en ella son también pensados su referencia al arte y el arte mismo. A la inversa, la esencia del arte remite a la esencia de la verdad antes determinada. El arte abre, transfigurando, posibilidades superiores de sobreacrecentar la respectiva voluntad de poder. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
En la medida en que la voluntad de poder dispone a modo de VALOR NECESARIO la conservación, es decir, el aseguramiento de sí misma, también justifica la necesidad de aseguramiento de todo lo ente; en cuanto esencialmente representador, dicho ente es también siempre un tomar algo por verdadero. El aseguramiento de este tomar por verdadero se llama certeza. Así, según el juicio de Nietzsche, la certeza, en cuanto principio de la metafísica moderna, sólo se encuentra verdaderamente fundamentada en la voluntad de poder, suponiendo que la verdad sea un VALOR NECESARIO y la certeza la figura moderna de la verdad. Esto evidencia en qué medida en la teoría de Nietzsche de la voluntad de poder en cuanto “esencia” de todo lo efectivamente real, se consuma la moderna metafísica de la subjetivad . Heideggeriana: NietzscheDeus
La conservación del grado de poder alcanzado por la voluntad en cada ocasión consiste en que la voluntad se rodea de un círculo al que puede recurrir en todo momento y con toda confianza para afianzar su seguridad. Este círculo delimita las existencias de presencia (de ousia, según el significado cotidiano de la palabra entre los griegos) disponibles inmediatamente para la voluntad. Estas existencias sin embargo sólo se convierten en algo permanente y estable esto es en algo que está siempre a disposición, cuando se las establece por medio de un poner. Este poner tiene la naturaleza de un producir que pone algo delante, que representa Lo que se torna estable de esta manera es lo que permanece. Nietzsche llama a eso estable, fiel a la esencia del ser que reina en la historia de la metafísica (ser = presencia constante), “lo ente”. Mostrándose fiel al lenguaje del pensar metafísico una vez más, a menudo nombra a eso estable “el ser”. Desde el inicio del pensamiento occidental, lo ente pasa por ser lo verdadero y la verdad, aunque el sentido de ‘ente’ y ‘verdadero’ se han transformado en múltiples ocasiones. A pesar de todas las inversiones y transvaloraciones que lleva a cabo, Nietzsche no se sale una vía nunca rota de las tradiciones metafísicas cuando llama simplemente ser, ente o verdad a eso que se ha fijado dentro de la voluntad de poder a fin de asegurar su conservación. De acuerdo con esto, la verdad es una condición dispuesta en la esencia de la voluntad de poder, concretamente la de la conservación de poder. La verdad es, en cuanto tal condición, un valor. Pero como la voluntad sólo puede querer si dispone de algo estable, la verdad es el VALOR NECESARIO para la voluntad de poder que parte de la esencia de dicha voluntad de poder. El nombre verdad no significa ahora ni el desocultamíento de lo ente, ni la coincidencia de un conocimiento con su objeto, ni la certeza que se ocupa de disponer y asegurar lo representado. Verdad es ahora — concretamente teniendo presente un origen esencial histórico a partir de los modos citados de su esencia —, el estable aseguramiento de las existencias del círculo a partir del que la voluntad de poder se quiere a sí misma. Heideggeriana: NietzscheDeus
En relación con el aseguramiento de cada grado de poder alcanzado, la verdad es el VALOR NECESARIO. Pero no basta para alcanzar un grado de poder, porque lo permanente, tomado en sí mismo, no es nunca capaz de dar aquello que sin embargo es lo primordial para la voluntad si quiere ir más allá de sí misma como voluntad, esto es, si quiere entrar por lo menos en las posibilidades del ordenar. Éstas sólo se dan a través de una mirada previa y escudriñadora que forma parte de la esencia de la voluntad de poder; en efecto, en su calidad de voluntad de más poder, ésta es, en sí misma, perspectivista en cuanto a las posibilidades. Abrir tales posibilidades y proveer con ellas es esa condición de la esencia de la voluntad de poder que, siendo precedente en sentido literal, supera a la primera citada. Por eso dice Nietzsche (Voluntad de Poder afor. 853 del año 1887-88): “Pero la verdad no vale como medida suprema del valor, ni mucho menos como poder supremo”. Heideggeriana: NietzscheDeus
A partir de la proposición suprema de valor se hace evidente que la instauración de valores es, en cuanto tal, esencialmente doble. En ella se disponen respectivamente, expresamente o no, un VALOR NECESARIO y un valor suficiente, pero ambos a partir de la mutua relación que prevalece en ellos. Esta duplicidad de la instauración de valores corresponde a su principio. Eso a partir de lo cual es soportada y conducida la instauración de valores como tal, es la voluntad de poder. A partir de la unidad de su esencia, exige y alcanza las condiciones de aumento y conservación de ella misma. La mirada a la doble esencia de la instauración de valores conduce expresamente al pensamiento ante la pregunta por la unidad esencial de la voluntad de poder. En la medida en que ella es la “esencia” de lo ente como tal, pero que decir esto es lo verdadero de la metafísica, cuando pensamos en la unidad esencial de la voluntad de poder nos preguntamos por la verdad de eso verdadero. Con ello, llegamos al punto supremo de ésta y de toda metafísica. Pero ¿qué significa aquí punto supremo? Explicaremos lo que pensamos por medio de la esencia de la voluntad de poder, permaneciendo dentro de los límites previstos para la presente meditación. Heideggeriana: NietzscheDeus