totalidad del mundo

Según Leibniz, todo ente está determinado por perceptio y appetitus, por el impulso que lleva en cada caso a poner-delante, a “representar” la totalidad del ente, y a que éste sea sólo y exclusivamente en y como esta repraesentatío. Este representar tiene en cada caso lo que Leibniz denomina un point de vue, un punto de vista. Así dice también Nietzsche: es el “perspectivismo” (la constitución perspectivista del ente) aquello “en virtud de lo cual todo centro de fuerza – y no sólo el hombre – construye desde sí la totalidad del mundo restante, es decir, lo mide, lo palpa, lo conforma de acuerdo con su propia fuerza… (n. 636; 1888. Cfr. XIV, 13; 1884-1885: “Si se quisiera salir del mundo de las perspectivas, se perecería” ). Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En toda mónada reside potencialmente la totalidad del universo. Por lo tanto, la singularización que tiene efecto en el impulso es siempre esencialmente una singularización de un ente que pertenece monádicamente al mundo. Las mónadas no son piezas aisladas que sólo dan lugar al universo mediante su suma. Cada mónada, en cuanto impulso con un carácter definido, es siempre ella misma y a su modo el universo. El impulso es un impulso re-presentador, que representa siempre el mundo desde un punto de vista. Toda mónada es un pequeño mundo, un microcosmos. Este último término sigue sin captar lo esencial en la medida en que toda mónada es el universo porque, al impulsar, representa siempre en su unidad la totalidad del mundo, aunque no consiga captarla de forma total. Toda mónada es siempre, según su grado de vigilancia, una historia del mundo que presenta al mundo. Por eso, hasta cierto punto el universo se encuentra multiplicado tantas veces como mónadas haya, análogamente a como la misma ciudad es presentada de distinta manera de acuerdo con las situaciones siempre distintas de los distintos observadores singulares (Discours, § 9). Heideggeriana: CursoMarburgo

Dentro del círculo de sus acepciones modernas, “caos” tiene un doble significado: entendido en su sentido propio y absoluto, la palabra significa para Nietzsche el “mundo” en su totalidad, la plenitud indómita y que se sobrepuja de modo inagotable de aquello que se crea y se destruye a sí mismo (n.1.067), sólo dentro de la cual lo que es ley y lo que no lo es se forma y se desintegra. Tomado superficialmente, “caos” significa eso mismo, pero en la apariencia más inmediata de confusión y de hervidero con la que sale al encuentro a los seres vivientes individuales; estos seres vivientes, pensados de modo leibniziano, son “espejos vivientes”, “puntos metafísicos” en los que la totalidad del mundo se recoge y muestra en la delimitada claridad de una correspondiente perspectiva. Al tratar de aclarar cómo se llega a poner el caos como lo que es cognoscible y tiene que ser conocido, nos topamos de improviso con el que conoce, con el ser viviente que aprehende el mundo y se apodera de él. No es una casualidad, porque lo cognoscible y lo cognoscente se determinan en su respectiva esencia de modo unitario a partir del mismo fundamento esencial. El conocer no es como un puente que en algún momento y secundariamente une dos orillas de un río que subsisten por sí, sino que es él mismo un río que al fluir crea las orillas y las vuelve una hacia otra de un modo más originario que lo que pueda nunca hacerlo un puente. Heideggeriana: VontadePoder

Es necesario hacer alusión a esta posible y corriente dirección interpretativa al pensar el concepto de poder, porque el propio Nietzsche, en numerosas ocasiones – y con frecuencia en pasajes en los que quiere dar un énfasis y una preponderancia especial a su pensamiento del poder – habla de “fuerza” y “exteriorizaciones de fuerza” en lugar de poder y relaciones de poder. Muchos pasajes suenan para el oído común como si Nietzsche aspirara a una dinámica general de “explosiones” de “centros de fuerza” extendida a la totalidad del mundo, muy en el tipo de las “cosmovisiones” que surgían en su tiempo y que tenían la especial ambición de estar “sostenidas científicamente”, independientemente de que fuera la física, la química o la biología quien asumiera la tarea de proporcionar las representaciones conductoras. Heideggeriana: VontadePoder

El más amplio círculo de lo ente se torna presente en el ámbito interno del corazón. La totalidad del mundo llega aquí, de acuerdo con todas sus percepciones, a una presencia igual de esencial. Utilizando el lenguaje de la metafísica Rilke dice para ello “existencia”. La completa presencia del mundo es, en su más amplia acepción, “existencia mundanal”. Se trata de otro nombre para lo abierto, a partir de otro modo de nombrar, que ahora piensa lo abierto en la medida en que la aversión representadora y productiva contra lo abierto se ha vuelto, a partir de la inmanencia de la conciencia calculadora, hacia la intimidad del corazón. Por eso, el espacio íntimo del corazón para la existencia mundanal se llama también “espacio interno del mundo”. “Mundial” significa la totalidad de lo ente. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Mediante esta representación de la totalidad del mundo técnico, todo se reduce al hombre, y, como sumo, se exige una ética del mundo técnico. Atrapadas en esta representación, nos reafirmamos en la opinión de que la técnica es sólo una cosa del hombre. Se hace oído sordo a la llamada del ser que habla en la esencia de la técnica. Heideggeriana: PrincipioIdentidade

La física actual persigue una fórmula que aprese la totalidad del mundo. Con ello se revela que el Ser de lo ente se ha disuelto en el método de la calculabilidad total. El primer trabajo de Descartes, con quien, según la opinión de Hegel, la filosofía y la ciencia modernas ingresan en un terreno firme, se titula: Discours de la méthode (1637). El método, esto es, la dialéctica especulativa, es para Hegel el rasgo fundamental de toda realidad. El método, como el movimiento descrito, determina por ello todo acontecer, es decir, la historia. Heideggeriana: HegelGregos

Excertos de

Heidegger – Fenomenologia e Hermenêutica

Responsáveis: João e Murilo Cardoso de Castro

Twenty Twenty-Five

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