SZ:126-127 – Das Man (a-gente)

Rivera

Ahora bien, esta distancialidad propia del coestar indica que el Dasein está sujeto al dominio de los otros en su convivir cotidiano. No es él mismo quien es; los otros le han tomado el ser. El arbitrio de los otros dispone de las posibilidades cotidianas del Dasein. Pero estos otros no son determinados otros. Por el contrario, cualquier otro puede reemplazarlos. Lo decisivo es tan sólo el inadvertido dominio de los otros, que el Dasein, en cuanto coestar, ya ha aceptado sin darse cuenta. UNO mismo forma parte de los otros y refuerza su poder. «Los otros» – así llamados para ocultar la propia esencial pertenencia a ellos – son los que inmediata y regularmente «existen» [«da sind»] en la convivencia cotidiana. El quién no es éste ni aquél, no es UNO mismo, ni algUNOs, ni la suma de todos. El «quién» es el impersonal, el «se» o el «UNO» (das Man).

Más arriba se hizo ver que en el mundo circundante inmediato ya está siempre a la mano, como objeto de la ocupación común, el «mundo circundante» público. En la utilización de los medios de locomoción pública, en el empleo de los servicios de información (periódicos), cada cual es igual al otro. Esta forma de convivir disuelve completamente al Dasein propio en el modo de ser «de los otros», y esto, hasta tal punto, que los otros desaparecen aún más en cuanto distinguibles y explícitos. Sin llamar la atención y sin que se lo pueda constatar, el UNO despliega una auténtica dictadura. Gozamos y nos divertimos como se goza; leemos, vemos y juzgamos sobre literatura y arte como se ve y se juzga; pero también nos apartamos del «montón» como se debe hacer; encontramos «irritante» lo que se debe encontrar irritante. El UNO, que no es nadie determinado y que son todos (pero no como la suma de ellos), prescribe el modo de ser de la cotidianidad.

El UNO tiene sus modos propios de ser. La tendencia del coestar que hemos llamado distancialidad se funda en el hecho de que el convivir procura como tal la medianía [Durchschnittlichkeit]. Ella es un carácter existencial del UNO. Al UNO le va esencialmente esta medianía en su ser. Por eso el UNO se mueve fácticamente en la medianía de lo que se debe hacer, de lo que se acepta o se rechaza, de aquello a lo que se le concede o niega el éxito. En la previa determinación de lo que es posible o permitido intentar, la medianía vela sobre todo conato de excepción. Toda preeminencia queda silenciosamente nivelada. Todo lo originario se torna de la noche a la mañana banal, cual si fuera cosa ya largo tiempo conocida. Todo lo laboriosamente conquistado se vuelve trivial. Todo misterio pierde su fuerza. La preocupación de la medianía revela una nueva y esencial tendencia del Dasein, a la que llamaremos la nivelación de todas las posibilidades de ser. (STJR:145-146)

Original


Dos puntos, y en general, dos cosas no están propiamente «alejados» el UNO del otro, ya que por su modo de ser ningUNO de estos entes es capaz de desalejar. STJR §23

El ser-sí-mismo cotidiano y el UNO (§ 27). STJR §24

Ser UNO para otro, estar UNO contra otro, prescindir los UNOs de los otros, pasar el UNO al lado del otro, no interesarse los UNOs por los otros, son posibles modos de la solicitud. STJR §26

Sin llamar la atención y sin que se lo pueda constatar, el UNO despliega una auténtica dictadura. STJR §27

El UNO, que no es nadie determinado y que son todos (pero no como la suma de ellos), prescribe el modo de ser de la cotidianidad. STJR §27

El UNO tiene sus modos propios de ser. STJR §27

Ella es un carácter existencial del UNO. STJR §27

Por eso el UNO se mueve fácticamente en la medianía de lo que se debe hacer, de lo que se acepta o se rechaza, de aquello a lo que se le concede o niega el éxito. STJR §27

Distancialidad, medianía y nivelación constituyen, como modos de ser del UNO, lo que conocemos como «la publicidad». STJR §27

El UNO está en todas partes, pero de tal manera que ya siempre se ha escabullido de allí donde la existencia urge a tomar una decisión. STJR §27

Pero, como el UNO ya ha anticipado siempre todo juicio y decisión, despoja, al mismo tiempo, a cada Dasein de su responsabilidad. STJR §27

El UNO puede, por así decirlo, darse el lujo de que constantemente «se» recurra a él. STJR §27

Siempre «ha sido» el UNO y, sin embargo, se puede decir que no ha sido «nadie». STJR §27

Así el UNO aliviana al Dasein en su cotidianidad. STJR §27

Pero no sólo eso: con este alivianamiento del ser, el UNO satisface los requerimientos del Dasein, en tanto que en éste se da la tendencia a tomar todo a la ligera y a hacer las cosas en forma fácil. STJR §27

Y puesto que el UNO con el alivianamiento del ser satisface constantemente los requerimientos del Dasein, mantiene y refuerza su porfiado dominio. STJR §27

El UNO que responde a la pregunta por el quién del Dasein cotidiano, es el nadie al que todo Dasein ya se ha entregado siempre en su estar con los otros. STJR §27

Esta manera de ser no significa un menoscabo de la facticidad del Dasein, así como tampoco el UNO considerado como el nadie es una pura nada. STJR §27

Ciertamente que el UNO, de la misma manera que el Dasein en general, no tiene el modo de ser de lo que está-ahí. STJR §27

Mientras más ostensiblemente se comporta el UNO, tanto más inasible y oculto es; pero tanto menos es entonces una nada. STJR §27

A una «visión» óntico-ontológica imparcial, el UNO se revela como el sujeto más real de la cotidianidad. STJR §27

El UNO no es tampoco una especie de «sujeto universal» que flotara por encima de muchos singulares. STJR §27

El UNO no es la especie de cada Dasein, ni se lo puede encontrar como una propiedad permanente en este ente. STJR §27

El UNO es un existencial, y pertenece, como fenómeno originario, a la estructura positiva del Dasein. STJR §27

En cuanto UNO-mismo, cada Dasein está disperso en el UNO y debe llegar a encontrarse. STJR §27

Que el Dasein sea familiar a sí mismo en cuanto UNO-mismo, significa que el UNO bosqueja la interpretación inmediata del mundo y del estar-en-el-mundo. STJR §27

Inmediatamente yo no «soy» «yo», en el sentido del propio sí-mismo, sino que soy los otros a la manera del UNO. STJR §27

Inmediatamente, el Dasein es el UNO, y por lo regular se queda en eso. STJR §27

Con la interpretación del coestar y del ser-sí-mismo en el UNO queda contestada la pregunta por el quién de la cotidianidad del convivir. STJR §27

El Dasein cotidiano extrae la interpretación preontológica de su ser del modo de ser inmediato del UNO. STJR §27

El modo propio de ser-sí-mismo no consiste en un estado excepcional de un sujeto, desprendido del UNO, sino que es una modificación existentiva del UNO entendido como un existencial esencial. STJR §27

La publicidad, en cuanto modo de ser del UNO (cf. STJR §29

Surgen entonces las siguientes preguntas: ¿cuáles son los caracteres existenciales de la aperturidad del estar-en-el-mundo cuando este estar-en-el-mundo se mueve en la cotidianidad en el modo de ser del UNO? ¿ STJR §34

Tiene el UNO una disposición afectiva particular, una forma peculiar de comprender, discurrir e interpretar? STJR §34

La respuesta a estas preguntas se vuelve más apremiante si recordamos que el Dasein inmediata y regularmente se absorbe en el UNO y es dominado por él. STJR §34

En cuanto arrojado en el estar-en-el-mundo, ¿no está el Dasein arrojado ante todo precisamente en lo público del UNO? ¿ STJR §34

Y qué significa este carácter público sino la específica aperturidad del UNO? STJR §34

Si el comprender debe ser concebido primariamente como el poder-ser del Dasein, entonces será necesario partir de un análisis del comprender e interpretar que son propios del UNO, si se quiere establecer cuáles son las posibilidades de su ser que el Dasein abre y hace suyas en cuanto UNO. STJR §34

Ante todo será necesario aclarar, en base a algUNOs fenómenos particulares, la aperturidad del UNO, dilucidando el modo de ser cotidiano del discurso, de la visión y de la interpretación. STJR §34

El UNO bosqueja de antemano la disposición afectiva, determina lo que se «ve» y cómo se lo ve. STJR §35

Estos dos modos de ser cotidianos del discurso y la visión no están solamente ahí el UNO junto al otro, en su tendencia desarraigadora, sino que UNO de ellos arrastra consigo al otro. STJR §36

La comprensión del Dasein en el UNO se equivoca, pues, constantemente en sus proyectos en relación a las genuinas posibilidades de ser. STJR §37

El convivir en el UNO no es de ningún modo un estar-juntos acabado e indiferente, sino un tenso y ambiguo vigilarse UNOs a otros, un secreto y recíproco espionaje. STJR §37

Pero ella está oculta públicamente, y UNO se defenderá siempre de que esta interpretación del modo de ser del estado interpretativo del UNO sea acertada. STJR §37

Sería un malentendido pretender confirmar la explicación de estos fenómenos mediante el asentimiento del UNO. STJR §37

Este absorberse en… tiene ordinariamente el carácter de un estar perdido en lo público del UNO. STJR §38

La impropiedad no mienta una especie de no-estar-ya-en-el-mundo, sino que ella constituye, por el contrario, un modo eminente de estar-en-el-mundo, en el que el Da-sein queda enteramente absorto por el «mundo» y por la coexistencia de los otros en el UNO. STJR §38

Pero si es el Dasein mismo quien, en la habladuría y en el estado interpretativo público, se confiere a sí mismo la posibilidad de perderse en el UNO, de caer en la carencia de fundamento, esto significa que el Dasein prepara para sí mismo la constante tentación de caer. STJR §38

La autoseguridad y determinación del UNO propaga una creciente falta de necesidad en relación al modo propio del comprender afectivamente dispuesto. STJR §38

La presunción del UNO de alimentar y dirigir la «vida» plena y auténtica procura al Dasein una tranquilización para la cual todo está «en perfecto orden» y todas las puertas están abiertas. STJR §38

La forma de movilidad del despeñamiento que se precipita en y se mueve dentro de la carencia de fundamento del impropio estar en el UNO, arranca constantemente a la comprensión del proyectar de posibilidades propias y la arrastra dentro de la aquietada presunción de poseerlo todo o de alcanzarlo todo. STJR §38

Este constante sacar fuera de la condición de propio – y, pese a ello, simularla siempre – junto con el movimiento de arrastre hacia dentro del UNO, caracteriza la movilidad de la caída como torbellino. STJR §38

Es propio de la facticidad de este factum que el Dasein, mientras es lo que es, se halla en estado de lanzamiento y es absorbido en el torbellino de la impropiedad del UNO. STJR §38

La absorción en el UNO y en el «mundo» del que nos ocupamos, manifiesta una especie de huida del Dasein ante sí mismo como poder-ser-sí-mismo propio. STJR §40

La caída del Dasein en el UNO y en el «mundo» de la ocupación la hemos llamado una «huida» ante sí mismo. STJR §40

En la primera indicación fenoménica de la constitución fundamental del Dasein, al aclarar el sentido existencial del estar-en a diferencia de la significación categorial del «estar dentro», el estar-en fue caracterizado como un habitar en…, estar familiarizado con… Este carácter del estar-en se hizo luego más concretamente visible por medio de la publicidad cotidiana del UNO, que introduce en la cotidianidad media del Dasein, la tranquilizada seguridad de sí mismo, el claro y evidente «estar como en casa». STJR §40

No huye ante un ente intramundano, sino precisamente hacia él, en cuanto ente en el que la ocupación, perdida en el UNO, puede estar en tranquila familiaridad. STJR §40

Esta desazón persigue constantemente al Dasein y amenaza, aunque no en forma explícita, su cotidiano estar perdido en el UNO. STJR §40

Por el contrario, la infrecuencia del fenómeno es un índice de que el Dasein, pese a quedar habitualmente oculto a sí mismo en su carácter propio, en virtud del estado interpretativo público del UNO, puede, sin embargo, ser abierto en forma originaria en esta disposición afectiva fundamental. STJR §40

En este cadente estar en medio de se acusa, explícita o implícitamente, comprendido o no comprendido, el huir ante la desazón que habitualmente queda oculta junto con la angustia latente, porque el carácter público del UNO reprime todo lo que no es familiar. STJR §41

El por-mor-de propio queda sin asumir, el proyecto del poder-ser del sí mismo que-da abandonado a la disposición del UNO. STJR §41

De éste toma sus posibilidades, y lo hace primeramente siguiendo el estado interpretativo del UNO. STJR §41

No obstante, el aquietado «querer» regido por el UNO no equivale a una extinción del estar vuelto hacia el poder-ser, sino que es sólo una modificación del mismo. STJR §41

El absorberse en el UNO significa el dominio del estado interpretativo público. STJR §44

El absorberse en lo dicho pertenece al modo de ser del UNO. STJR §44

Ahora bien, el sí-mismo de la cotidianidad es el UNO, constituido en el estado interpretativo público que se expresa en la habladuría. STJR §51

Habrá que preguntar entonces: ¿cómo ha sido abierto el estar vuelto hacia la muerte por el comprender afectivamente dispuesto que se halla en la habladuría del UNO? ¿ STJR §51

Cómo se comporta el UNO en su comprender respecto de la más propia, irrespectiva e insuperable posibilidad del Dasein? ¿ STJR §51

El UNO ya tiene también asegurada una interpretación para este evento. STJR §51

El morir, que es por esencia insustituiblemente el mío, se convierte en un acontecimiento público que ocurre para el UNO. STJR §51

En virtud de semejante equivocidad, el Dasein se expone a perderse en el UNO por lo que toca a un especialísimo poder-ser, que forma parte del sí-mismo más propio. STJR §51

El UNO justifica y acrecienta la tentación de encubrir el más propio estar vuelto hacia la muerte. STJR §51

El UNO procura de esta manera una permanente tranquilización respecto de la muerte. STJR §51

Ahora bien, junto con procurar esta tranquilización que aparta al Dasein de su muerte, el UNO adquiere legitimidad y prestigio mediante la tácita regulación de la manera como UNO tiene que comportarse en general respecto de la muerte. STJR §51

El UNO no tolera el coraje para la angustia ante la muerte. STJR §51

El predominio del estado interpretativo público del UNO ya ha decidido también acerca de la disposición afectiva que debe determinar la actitud ante la muerte. STJR §51

El UNO procura convertir esta angustia en miedo ante la llegada de un acontecimiento. STJR §51

Lo «debido», según el tácito decreto del UNO, es la indiferente tranquilidad ante el «hecho» de que UNO se muere. STJR §51

Pero, la cotidianidad del Dasein atestigua con esta huida cadente ante la muerte que también el UNO mismo está determinado desde siempre como un estar vuelto hacia la muerte, incluso aunque no esté pensando expresamente en la muerte. STJR §51

La explicación del modo cotidiano de estar vuelto hacia la muerte se atuvo a la habladuría del UNO: UNO también se muere alguna vez, pero por el momento todavía no. STJR §52

Se lo dice, pero el UNO no advierte que para poder estar cierto de la muerte, el Dasein propio necesita, él mismo, estar cada vez cierto de su poder-ser más propio e irrespectivo. STJR §52

Si bien en lo público del UNO el Dasein no «habla», aparentemente, sino de esta certeza «empírica» de la muerte, sin embargo, no se atiene en el fondo primaria ni exclusivamente a los casos de muerte que acontecen. STJR §52

Con este «pero…», el UNO deja en suspenso la certeza de la muerte. STJR §52

El «por el momento todavía no» no es un mero decir negativo, sino una interpretación que el UNO hace de sí mismo, con la que se remite a lo que por ahora sigue todavía siendo accesible para el Dasein y objeto de su ocupación. STJR §52

Y de esta manera el UNO encubre lo peculiar de la certeza de la muerte: que es posible en cualquier momento. STJR §52

La interpretación cabal del decir cotidiano del UNO acerca de la muerte y del modo como la muerte está dentro del Dasein nos ha conducido a los caracteres de la certeza e indeterminación. STJR §52

El estar vuelto propiamente hacia la muerte no puede esquivar la posibilidad más propia e irrespectiva, encubriéndola en esta huida y reinterpretándola en función de la comprensión común del UNO. STJR §53

Las características del proyecto existencial del modo propio de estar vuelto hacia la muerte pueden resumirse de la siguiente manera: el adelantarse le revela al Dasein su pérdida en el «UNO mismo» y lo conduce ante la posibilidad de ser sí mismo sin el apoyo primario de la solicitud ocupada, y de serlo en una libertad apasionada, libre de las ilusiones del UNO, libertad fáctica, cierta de sí misma y acosada por la angustia: la libertad para la muerte. STJR §53

El ser-sí-mismo propio se determina como una modificación existentiva del UNO, modificación que es necesario delimitar existencialmente. ¿ STJR §54

Con la pérdida en el UNO ya se ha decidido siempre el inmediato poder-ser fáctico del Dasein: sus tareas, sus reglas, sus patrones de medida, la urgencia y el alcance de su ocupado y solícito estar-en-el-mundo. STJR §54

El UNO ya ha sustraído siempre al Dasein la toma entre manos de estas posibilidades de ser. STJR §54

Más aun, el UNO esconde el relevo, tácitamente por él realizado, de la elección explícita de estas posibilidades. STJR §54

Este ser arrastrado sin elección por el Nadie, mediante el cual el Dasein se enreda en la impropiedad, sólo puede revertirse si el Dasein se recupera explícitamente de la pérdida en el UNO, retornando a sí mismo. STJR §54

El traerse de vuelta desde el UNO, es decir, la modificación existentiva del UNO-mismo que lo convierte en un ser-sí-mismo propio, deberá llevarse a cabo como una reparación de la falta de elección. STJR §54

Pero, como está perdido en el UNO, primero debe encontrarse. STJR §54

Por medio del comprender el Dasein «sabe» lo que pasa con él mismo, y lo sabe en la medida en que se ha proyectado hacia posibilidades de sí mismo, o bien – sumiéndose en el UNO – se las ha dejado presentar por el estado interpretativo público. STJR §55

Perdido en lo público del UNO y en su habladuría, el Dasein, al escuchar al UNO-mismo, desoye su propio sí-mismo. STJR §55

Si el Dasein ha de poder ser rescatado de esta pérdida del desoírse a sí mismo, y si lo ha de poder por sí mismo, entonces primero deberá poder encontrarse: encontrar al sí mismo que ha sido desoído precisamente en la escucha del UNO. STJR §55

Esta escucha del UNO ha de ser quebrantada, esto es, ha de recibir del Dasein mismo la posibilidad de un escuchar que la interrumpa. STJR §55

Esta llamada quebrantará la escucha del UNO en la que el Dasein se desoye a sí mismo si logra despertar, en virtud de su propio llamar, una escucha de características enteramente contrarias a las del escuchar perdido en el UNO. STJR §55

Como sólo el «mismo» del UNO-mismo es interpelado e inducido a oír, el UNO se viene abajo. STJR §56

La conciencia llama al sí-mismo del Dasein a salir de su pérdida en el UNO. STJR §57

Y habla así tan sólo porque la llamada no llama a entrar en la habladuría pública del UNO, sino que, sacando de ésta, llama al silencio del poder-ser existente. ¿ STJR §57

Y el Dasein es llamado por la llamada para que salga de la caída en el UNO (ya-estar-en-medio-del-mundo del que nos ocupamos). STJR §57

Pero, bien considerada, esta interpretación es solamente una huida ante la conciencia, una escapatoria del Dasein para alejarse furtivamente del fino muro que, por así decirlo, se interpone entre el UNO y lo desazonante de su ser. STJR §57

Pero esta «conciencia pública» ¿qué otra cosa es sino la voz del UNO? STJR §57

La pre-vocante llamada hacia atrás de la conciencia le da a entender al Dasein que – estando en la posibilidad de su ser como fundamento negativo de su proyecto negativo – debe recuperarse de su pérdida en el UNO, y retornar a sí mismo; es decir, le da a entender que es culpable. STJR §58

La comprensión común del UNO no conoce más que el cumplimiento o violación de la regla práctica y de la norma pública. STJR §58

Si el Dasein se comprende inmediata y regularmente desde aquello de que se ocupa, e interpreta como ocupación todos sus comportamientos, ¿no interpretará entonces en forma cadente-encubriente precisamente aquella manera de su ser que, en cuanto llamada, quiere traerlo de vuelta desde su estar perdido en medio de los quehaceres del UNO? STJR §59

La experiencia de una conciencia «amonestadora» sólo ve la función vocante de la conciencia dentro de los límites accesibles a la comprensión común del UNO. STJR §59

La llamada nos enfrenta al ser-culpable que somos en todo momento y trae de vuelta de este modo al sí-mismo desde la ruidosa habladuría de la comprensión del UNO. STJR §60

El silencio hace callar la habladuría del UNO. STJR §60

Como el UNO sólo escucha y comprende la habladuría ruidosa, y no puede «constatar» ninguna llamada, imputa a la conciencia el ser «muda» y manifiestamente inexistente. STJR §60

Con esta interpretación el UNO no hace más que encubrir su propia sordera para la llamada y el corto alcance de su «escuchar». STJR §60

Al mismo tiempo, los proyectos fácticos inmediatos quedan dirigidos por el estar-perdido en el UNO en medio de las ocupaciones. STJR §60

Del modo propio de ser-sí-mismo en la resolución nace por vez primera el modo propio de la convivencia, y no de ambiguos y mezquinos acuerdos ni de locuaces fraternizaciones en el UNO y en lo que él pueda emprender. STJR §60

Este término no hace más que expresar el fenómeno que anteriormente interpretamos como el estar entregado al dominio del estado interpretativo del UNO. STJR §60

La resolución significa dejarse despertar desde la pérdida en el UNO. STJR §60

La irresolución del UNO se mantiene empero vigente, aunque ella ya no puede contrariar a la existencia resuelta. STJR §60

También el acto resolutorio tiene que contar con el UNO y su mundo. STJR §60

El acto resolutorio no se substrae a la «realidad», sino que descubre por vez primera lo fácticamente posible, y lo descubre de un modo tal que lo asume como aquello que, en cuanto poder-ser más propio, es posible en el UNO. STJR §60

El UNO sólo conoce la «situación general», se pierde en las «oportunidades» que le están más cercanas y configura la existencia mediante el cálculo de las «contingencias» que, en su desconocimiento, él considera y presenta como su propia realización. STJR §60

La comprensión de la llamada de la conciencia revela el estar perdido en el UNO. STJR §62

Precursoramente resuelto, el Dasein se mantiene abierto para la posible pérdida en la irresolución del UNO, que constantemente amenaza desde el fondo de su propio ser. STJR §62

Si con este fenómeno se ha alcanzado una manera de ser del Dasein en la que éste se lleva hacia sí mismo y se pone delante de sí mismo, entonces el fenómeno tendrá que resultarle óntica y ontológicamente incomprensible a la interpretación cotidiana del Dasein hecha por la comprensión común del UNO. STJR §62

El Dasein se comprende siempre fácticamente en determinadas posibilidades existentivas, aunque los proyectos procedan tan sólo de la comprensión común del UNO. STJR §63

A la comprensión común que en su ocupación se absorbe en el UNO, eso de un proyectar, y máxime de un proyectar ontológico, le resulta extraño, porque ella se cierra «en principio» frente a aquél. STJR §63

De un modo negativo se ha mostrado también que la caracterización ontológica del UNO excluye cualquier empleo de categorías propias del estar-ahí (sustancia). STJR §64

La caída del Dasein, por la que éste huye de sí mismo hacia el UNO. STJR §64

La resolución precursora es el modo propio de la aperturidad, la cual se mueve regularmente en la impropiedad de la autointerpretación cadente del UNO. STJR §66

Y puesto que el sí-mismo no puede ser concebido ni como sustancia ni como sujeto, sino que se funda en la existencia, el análisis del sí-mismo impropio, del UNO, fue dejado enteramente de lado en el transcurso de la interpretación preparatoria del Dasein. STJR §66

La cotidianidad determina al Dasein incluso cuando éste no haya hecho del UNO su «héroe». STJR §71

Inmediata y regularmente, el sí-mismo está perdido en el UNO. STJR §74

De esta manera, el comprender, en cuanto comprensión común, constituye también la existencia impropia del UNO. STJR §75

La pérdida en el UNO y en lo mundi-histórico se reveló más arriba como huida ante la muerte. STJR §75

El UNO rehuye la elección. STJR §75

Por el contrario, la temporeidad de la historicidad propia es, en cuanto instante precursor y repitente, una des-presentación del hoy y un desacostumbramiento de las conductas usuales del UNO. STJR §75

No hay ninguna ciencia donde la «validez universal» de los modelos y las pretensiones de «universalidad» que el UNO y su modo común de comprender exige puedan imponerse menos como posibles criterios de la «verdad» que en la auténtica historiografía. STJR §76

Y, puesto que la comprensión vulgar del Dasein está guiada por el UNO, puede consolidarse la «representación» de la «infinitud» del tiempo público, que se basa en el olvido de sí. STJR §81

El UNO no muere jamás, porque no puede morir; en efecto, la muerte es siempre mía, y sólo puede ser existentivamente comprendida de un modo propio en la resolución precursora. STJR §81

 

Excertos de

Heidegger – Fenomenologia e Hermenêutica

Responsáveis: João e Murilo Cardoso de Castro

Twenty Twenty-Five

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