- Rivera
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Rivera
El Dasein propio, lo mismo que la coexistencia de los otros, comparece inmediata y regularmente desde el mundo en común de la ocupación circunmundana. El Dasein, al absorberse en el mundo de la ocupación, y esto quiere decir también, en el coestar que se vuelve hacia los otros, no es él mismo. ¿Quién es entonces el que ha tomado entre manos el ser en cuanto convivir cotidiano?
El resultado ontológicamente relevante del análisis anterior del coestar (Mitsein) consiste en haber hecho ver que el “carácter de sujeto” (Subjektcharakter) del propio Dasein y del Dasein de los otros se determina existencialmente, esto es, se determina a partir de ciertas formas de ser. En las cosas que nos ocupan en el mundo circundante comparecen los otros como lo que son; y son lo que ellos hacen.
En la ocupación con aquello que se ha emprendido con, para y contra los otros subyace constantemente el cuidado por una diferencia (Unterschied) frente a los otros, sea que sólo nos preocupemos de superar la diferencia, sea que, estando el Dasein propio rezagado respecto de los demás, intente alcanzar el nivel de ellos, sea que se empeñe en mantenerlos sometidos cuando está en un rango superior a los otros. El convivir (Miteinandersein), sin que él mismo se percate de ello, está intranquilizado por el cuidado de esta distancia (Abstand). Dicho existencialmente, el convivir tiene el carácter de la distancialidad (Abständigkeit). Cuanto más inadvertido quede este modo de ser para el Dasein cotidiano, tanto más originaria y tenazmente opera en él.
Ahora bien, esta distancialidad propia del coestar indica que el Dasein está sujeto al dominio de los otros en su convivir cotidiano. No es él mismo quien es; los otros le han tomado el ser. El arbitrio de los otros dispone de las posibilidades cotidianas del Dasein. Pero estos otros no son determinados otros. Por el contrario, cualquier otro puede reemplazarlos. Lo decisivo es tan sólo el inadvertido dominio de los otros, que el Dasein, en cuanto coestar, ya ha aceptado sin darse cuenta. Uno mismo forma parte de los otros y refuerza su poder. “los otros” —así llamados para ocultar la propia esencial pertenencia a ellos— son los que inmediata y regularmente “existen” [“da sind”] en la convivencia cotidiana. El quién no es éste ni aquél, no es uno mismo, ni algunos, ni la suma de todos. El “quién” es el impersonal, el “se” o el “uno” (das Man). (STJR:145-146]
Original
Y de igual modo, en definitiva, tampoco se da en forma inmediata un yo aislado sin los otros. STJR §25
Pero, si «los otros» ya están siempre co-existiendo en el estar-en-el-mundo, esta constatación fenoménica no debe inducirnos a considerar la estructura ontológica de lo así «dado» como algo obvio y no necesitado de mayor investigación. STJR §25
La «descripción» del mundo circundante inmediato, por ejemplo, del mundo en que trabaja el artesano, nos hizo ver que con el útil que se está elaborando comparecen «también» los otros, aquellos para quienes la «obra» está destinada. STJR §26
Estos otros que así «comparecen» en el contexto de útiles a la mano en el mundo circundante, no son añadidos por el pensamiento a una cosa que inmediatamente sólo estuviera-ahí, sino que esas «cosas» comparecen desde el mundo en que ellas están a la mano para los otros, mundo que de antemano ya es siempre también el mío. STJR §26
Esta limitación era necesaria no sólo para simplificar el desarrollo, sino, sobre todo, porque el modo de ser del Dasein de los otros que comparecen dentro del mundo se distingue del estar a la mano y del estar-ahí. STJR §26
Pero, la caracterización del comparecer de los otros – se dirá – vuelve a tomar como punto de referencia al Dasein cada vez propio. ¿ STJR §26
No empieza también ella destacando y aislando al «yo» de tal manera que luego será necesario buscar una vía para pasar desde este sujeto aislado hacia los otros? STJR §26
Para evitar este malentendido será necesario considerar en qué sentido se habla aquí de «los otros». « STJR §26
los otros» no quiere decir todos los demás fuera de mí, y en contraste con el yo; los otros son, más bien, aquellos de quienes uno mismo generalmente no se distingue, entre los cuales también se está. STJR §26
En virtud de este estar-en-el-mundo determinado por el «con», el mundo es desde siempre el que yo comparto con los otros. STJR §26
El estar-en es un coestar con los otros. STJR §26
los otros no comparecen en una aprehensión de sí mismo que empezaría por distinguir el propio sujeto, inmediatamente presente, de los otros sujetos, también presentes, es decir, no comparecen en una primaria mirada sobre sí mismo, que haría posible establecer el término de comparación de una diferencia. STJR §26
los otros comparecen desde el mundo en el que el Dasein circunspectivamente ocupado se mueve por su misma esencia. STJR §26
Frente a las «explicaciones» teoréticamente elucubradas que fácilmente se nos imponen para dar cuenta del estar-ahí de los otros, será necesario atenerse firmemente al dato fenoménico ya mostrado de su comparecer en el mundo circundante. STJR §26
El Dasein inmediata y regularmente se comprende desde su mundo; y de un modo semejante, la coexistencia de los otros comparece en múltiples formas desde lo que está a la mano dentro del mundo. STJR §26
Pero, incluso cuando los otros son de alguna manera tematizados en su Dasein, no comparecen como personas-cosas que estuvieran-ahí, sino que los encontramos «en el trabajo», es decir, primariamente en su estar-en-el-mundo. STJR §26
Sin embargo, no debe pasarse por alto que empleamos el término «coexistencia» para designar aquel ser con vistas al cual los otros son dejados en libertad dentro del mundo. STJR §26
Esta coexistencia de los otros queda intramundanamente abierta para un Dasein y así también para los coexistentes, tan sólo porque el Dasein es en sí mismo esencialmente coestar. STJR §26
Si algo así se quisiera decir con la frase que el estar-en-el-mundo del Dasein está esencialmente constituido por el coestar, el coestar no sería una determinación existencial que por su forma de ser, le correspondiese al Dasein desde sí mismo, sino una condición que surgiría cada vez por la presencia de los otros. STJR §26
Faltar y «estar ausente» son modos de la coexistencia, y sólo son posibles porque el Dasein, en cuanto coestar, deja comparecer en su mundo al Dasein de los otros. STJR §26
Coestar es una determinación del Dasein propio; la coexistencia caracteriza al Dasein de los otros en la medida en que ese Dasein es dejado en libertad para un coestar mediante el mundo de éste. STJR §26
Ser uno para otro, estar uno contra otro, prescindir los unos de los otros, pasar el uno al lado del otro, no interesarse los unos por los otros, son posibles modos de la solicitud. STJR §26
Estos modos de ser ostentan, una vez más, el carácter de la no-llamatividad y de lo obvio que es tan propio de la cotidiana coexistencia intramundana de los otros como del estar a la mano del útil de que nos ocupamos a diario. STJR §26
Estos modos indiferentes del convivir desvían fácilmente la interpretación ontológica induciéndola a entender primeramente el estar con los otros como un simple estar-ahí de varios sujetos. STJR §26
El estar de los unos con los otros se funda inmediata y a menudo exclusivamente en aquello sobre lo que recae la ocupación común. STJR §26
El mundo no sólo deja en libertad lo a la mano como ente que comparece dentro del mundo, sino también al Dasein: a los otros, en su coexistencia. STJR §26
Esta apertura de los otros, constituida previamente por el coestar, es pues también parte integrante de la significatividad, es decir, de la mundaneidad que es el modo como la significatividad queda afincada en el por-mor-de existencial. STJR §26
La estructura de la mundaneidad del mundo es tal que primeramente los otros no están-ahí, junto a otras cosas, como sujetos que flotan en el vacío, sino que se muestran en su estar ocupados en el mundo circundante desde lo a la mano de éste. STJR §26
Se mueve primeramente, de acuerdo con el inmediato modo de ser del estar-en-el-mundo con otros, en el conocimiento comprensor de aquello que el Dasein, junto con los otros, circunspectivamente encuentra y hace objeto de ocupación en el mundo circundante. STJR §26
Y cuando el conocimiento mutuo llega incluso a perderse en las formas de la reserva, del ocultamiento y la simulación, se le hacen necesarios al convivir caminos especiales para acercarse a los otros o para conocer lo que tras ellos se oculta. STJR §26
Y así, lo que fenoménicamente no es, «por lo pronto», otra cosa que un modo del convivir comprensor, es comprendido como lo que «inicial» y originariamente posibilita y constituye la relación con los otros. STJR §26
Su particular hermenéutica tendrá que mostrar que las diferentes posibilidades de ser del Dasein mismo falsean y deforman el convivir y el correspondiente conocimiento mutuo, impidiendo surgir una auténtica «comprensión» y haciendo que el Dasein se refugie en sucedáneos; tendrá que mostrar también cuál es la condición existencial positiva que presupone la posibilidad de la correcta comprensión de los otros. STJR §26
Sólo es posible encontrar un cierto número de «sujetos» cuando los otros, que comparecen primeramente en cuanto coexistentes, son tratados meramente como «números». STJR §26
Semejante «número» de sujetos sólo se descubre por medio de un determinado ser con y para los otros. STJR §26
Este «irrespetuoso» coestar «cuenta» con los otros, sin «contar en serio con» ellos y sin que tampoco quiera «tener que ver» con ellos. STJR §26
El Dasein propio, lo mismo que la coexistencia de los otros, comparece inmediata y regularmente desde el mundo en común de la ocupación circunmundana. STJR §26
El Dasein, al absorberse en el mundo de la ocupación, y esto quiere decir también, en el coestar que se vuelve hacia los otros, no es él mismo. ¿ STJR §26
El resultado ontológicamente relevante del análisis anterior del coestar consiste en haber hecho ver que el «carácter de sujeto» del propio Dasein y del Dasein de los otros se determina existencialmente, esto es, se determina a partir de ciertas formas de ser. STJR §27
En las cosas que nos ocupan en el mundo circundante comparecen los otros como lo que son; y son lo que ellos hacen. STJR §27
En la ocupación con aquello que se ha emprendido con, para y contra los otros subyace constantemente el cuidado por una diferencia frente a los otros, sea que sólo nos preocupemos de superar la diferencia, sea que, estando el Dasein propio rezagado respecto de los demás, intente alcanzar el nivel de ellos, sea que se empeñe en mantenerlos sometidos cuando está en un rango superior a los otros. STJR §27
Ahora bien, esta distancialidad propia del coestar indica que el Dasein está sujeto al dominio de los otros en su convivir cotidiano. STJR §27
No es él mismo quien es; los otros le han tomado el ser. STJR §27
El arbitrio de los otros dispone de las posibilidades cotidianas del Dasein. STJR §27
Lo decisivo es tan sólo el inadvertido dominio de los otros, que el Dasein, en cuanto coestar, ya ha aceptado sin darse cuenta. STJR §27
Uno mismo forma parte de los otros y refuerza su poder. « STJR §27
los otros» – así llamados para ocultar la propia esencial pertenencia a ellos – son los que inmediata y regularmente «existen» en la convivencia cotidiana. STJR §27
Esta forma de convivir disuelve completamente al Dasein propio en el modo de ser «de los otros», y esto, hasta tal punto, que los otros desaparecen aún más en cuanto distinguibles y explícitos. STJR §27
El uno que responde a la pregunta por el quién del Dasein cotidiano, es el nadie al que todo Dasein ya se ha entregado siempre en su estar con los otros. STJR §27
Inmediatamente yo no «soy» «yo», en el sentido del propio sí-mismo, sino que soy los otros a la manera del uno. STJR §27
Temer por es un modo de la disposición afectiva solidaria con los otros, pero no es necesariamente un tener-miedo con, ni menos todavía un tener-miedo-juntos. STJR §30
El esencial poder-ser del Dasein concierne a los modos ya caracterizados del ocuparse del «mundo», de la solicitud por los otros y en todo ello y desde siempre, al poder-ser en relación consigo mismo, por-mor-de sí. STJR §31
El ente existente «se» tiene a la vista tan sólo en la medida en que se ha hecho cooriginariamente transparente en su estar en medio del mundo y en el coestar con los otros, como momentos constitutivos de su existencia. STJR §31
Lo enunciado en cuanto comunicado puede ser «compartido» por los otros con el enunciante, sin que el ente mostrado y determinado esté para ellos mismos en una cercanía palpable y visible. STJR §33
Como comprensor estar-en-el-mundo con los otros el Dasein está sujeto, en su escuchar, a la coexistencia y a sí mismo, y en esta sujeción del escuchar se hace solidario de los otros. STJR §34
El silencio, en cuanto modo del discurso, articula en forma tan originaria la comprensibilidad del Dasein, que es precisamente de él de donde proviene la auténtica capacidad de escuchar y el transparente estar los unos con los otros. STJR §34
La expresión lingüística alberga, en el todo articulado de sus conexiones de significación, una comprensión del mundo abierto y, cooriginariamente con ella, una comprensión de la coexistencia de los otros y del propio estar-en. STJR §35
La comunicación no hace «compartir» la primaria relación de ser con el ente del que se habla, sino que todo el convivir se mueve en el hablar de los unos con los otros y en la preocupación por lo hablado. STJR §35
Se mantiene en suspenso y, sin embargo, sigue estando en medio del «mundo», con los otros y en relación consigo mismo. STJR §35
Bajo la máscara del altruismo, se oculta un estar contra los otros. STJR §37
La impropiedad no mienta una especie de no-estar-ya-en-el-mundo, sino que ella constituye, por el contrario, un modo eminente de estar-en-el-mundo, en el que el Da-sein queda enteramente absorto por el «mundo» y por la coexistencia de los otros en el uno. STJR §38
La habladuría abre para el Dasein el estar vuelto comprensor hacia su mundo, hacia los otros y hacia sí mismo, pero de tal manera que este estar vuelto hacia… tiene la modalidad de un estar suspendido en el vacío. STJR §38
El «mundo» ya no puede ofrecer nada, ni tampoco la coexistencia de los otros. STJR §40
Por ser el estar-en-el-mundo esencialmente cuidado, en los precedentes análisis ha sido posible concebir como ocupación el estar en medio del ente a la mano, y como solicitud el estar con los otros, en cuanto coexistencia que comparece en el mundo. STJR §41
d cuidado por los otros], sería una tautología. STJR §41
Cuidado no puede referirse a un particular comportamiento respecto de sí mismo, puesto que este comportamiento ya está ontológicamente designado en el anticiparse-a-sí; ahora bien, en esta determinación quedan también incluidos los otros dos momentos estructurales del cuidado: el ya-estar-en y el estar-en-medio-de. STJR §41
Por otra parte, la «generalidad» trascendental del fenómeno del cuidado y de todos los otros existenciales fundamentales tiene la amplitud requerida para proporcionar el terreno en que se mueve toda interpretación óntica del Dasein, propia de una concepción del mundo, tanto si en ella se lo comprende como «preocupación vital» y penuria, como si se lo entiende de un modo opuesto. STJR §42
El Dasein, en cuanto comprensor, puede comprenderse desde «el mundo» y los otros, o desde su más propio poder-ser. STJR §44
Estas investigaciones se articularán de la siguiente manera: la posibilidad de experimentar la muerte de los otros y de aprehender al Dasein entero (§ 47); el resto pendiente, el fin y la integridad (§ 48); delimitación del análisis existencial de la muerte frente a otras posibles interpretaciones del fenómeno (§ 49); bosquejo de la estructura ontológico-existencial de la muerte (§ 50); el estar vuelto hacia la muerte y la cotidianidad del Dasein (§ 51); el cotidiano estar vuelto hacia la muerte y el concepto existencial plenario de la muerte (§ 52); proyecto existencial de un modo propio de estar vuelto hacia la muerte (§ 53). STJR §46
Tanto más se nos impone entonces la muerte de los otros. STJR §47
El Dasein puede lograr, ya que él es por esencia un coestar con los otros, una experiencia de la muerte. STJR §47
¿Conduce al fin propuesto este fácil recurso, tomado del modo de ser del Dasein en cuanto convivir, que consiste en escoger como sustituto para el análisis de la integridad del Dasein, al Dasein de los otros que ha llegado a su fin? STJR §47
También el Dasein de los otros, al alcanzar en la muerte su integridad, es un no-existir-más, en el sentido de no-estar-más-en-el-mundo. ¿ STJR §47
En el morir de los otros se puede experimentar ese extraño fenómeno de ser que cabe definir como la conversión de un ente desde el modo de ser del Dasein (o de la vida) al modo de ser del no-existir-más. STJR §47
Sin embargo, coestar quiere decir siempre estar los unos con los otros en el mismo mundo. STJR §47
No experimentamos, en sentido propio, el morir de los otros, sino que, a lo sumo, solamente «asistimos» a él. STJR §47
Y aun cuando fuese posible y viable representarse «psicológicamente» el morir de los otros cuando se asiste a él, con eso no quedaría en modo alguno captada la manera de ser que está en cuestión, vale decir, el morir como llegar-a-fin. STJR §47
La salida propuesta desconoce este hecho existencial cuando toma el morir de los otros como tema sucedáneo para el análisis de la integridad. STJR §47
Porque no es raro que se vea en el morir de los otros una contrariedad social, y hasta una falta de delicadeza de la que el público debe ser protegido. STJR §51
Que el Dasein propio de cada cual fácticamente muera ya desde siempre, es decir, que sea en la forma de un estar vuelto hacia su fin, es un factum que el Dasein se oculta a sí mismo imprimiéndole a la muerte el carácter de un evento que acaece cotidianamente en los otros, y que en todo caso nos asegura aún más claramente que, por supuesto, «uno mismo», todavía «vive». STJR §51
Después de todo, uno experimenta a diario el «morir» de los otros. STJR §52
Cómo puede ser «objetivamente» caracterizada la posibilidad ontológica de un modo propio de estar vuelto hacia la muerte, si en definitiva el Dasein nunca se comporta de un modo propio respecto a su fin, y si este ser propio debe permanecer, por su sentido mismo, oculto a los otros? ¿ STJR §53
Libre para las posibilidades más propias, determinadas desde el fin, es decir, comprendidas como finitas, el Dasein conjura el peligro de desconocer, en virtud de su comprensión finita de la existencia, las posibilidades de existencia de los otros que lo superan, o bien de forzarlas, malinterpretándolas, a entrar en la existencia propia – renunciando así a su más propia existencia fáctica – . STJR §53
En tanto que posibilidad irrespectiva, la muerte aísla, pero sólo para hacer, en su condición de insuperable, que el Dasein pueda comprender, como coestar, el poder-ser de los otros. STJR §53
Ahora bien, lo que hace existencialmente posible esta presentación es que el Dasein, en cuanto coestar comprensor, puede escuchar a los otros. STJR §55
El discurso en cuanto comunicación hace accesible lo dicho a los otros, y ordinariamente por la vía de la locución verbal. STJR §56
El Dasein, tal como, mundanamente comprendido, es para los otros y para sí mismo, es dejado de lado en esta llamada. STJR §56
La llamada dirigida al uno-mismo tiene el sentido de una intimación del sí-mismo más propio a despertar a su poder-ser en cuanto Dasein, es decir, en cuanto estar-en-el-mundo ocupándose de él y en cuanto coestar con los otros. STJR §58
Este «estar en deuda», entendido como «tener deudas», es una forma del coestar con los otros en el ámbito de la ocupación, en cuanto suministrar y procurar. STJR §58
También forman parte de este tipo de ocupación, modos tales como privar a alguien de algo, sustraer, retener, llevarse una cosa, robar, es decir, formas en que de alguna manera no se respeta el derecho de propiedad de los otros. STJR §58
Esta deficiencialidad consiste en la falta de cumplimiento respecto de una exigencia hecha al existente coestar con los otros. STJR §58
A este fin se debe formalizar a tal punto la idea de «culpable», que queden excluidos de ella los fenómenos corrientes de culpa que tienen que ver con el coestar con los otros en la ocupación. STJR §58
Pero, de hecho, todo actuar es necesariamente «falto de conciencia», no sólo porque no evita cometer de hecho culpas morales, sino porque, en virtud del fundamento negativo de su proyectar negativo, ya se ha hecho siempre culpable frente a los otros en su coestar con ellos. STJR §58
Ahora bien, esta aperturidad propia modifica entonces cooriginariamente el estar-al-descubierto del «mundo», en ella fundado, y la aperturidad de la coexistencia de los otros. STJR §60
Esto no significa que el «mundo» a la mano se vuelva otro «en su contenido», que el círculo de los otros sea sustituido por uno diferente, y sin embargo, el comprensor estar vuelto en ocupación hacia lo a la mano y el coestar solícito con los otros quedan determinados ahora desde su más propio poder-ser-sí-mismo. STJR §60
La resolución lleva al sí-mismo precisamente a estar en ocupación en medio de lo a la mano y lo impele al coestar solícito con los otros. STJR §60
Sólo la resolución para sí mismo pone al Dasein en la posibilidad de dejar «ser» a los otros en su poder-ser más propio, incluyendo este poder-ser en la apertura de la solicitud anticipante y liberadora. STJR §60
El Dasein resuelto puede convertirse en «conciencia» de los otros. STJR §60
Si es válida la tesis del carácter tautológico de la expresión «cuidado de sí mismo», en correspondencia a la solicitud como cuidado por los otros, entonces el cuidado lleva ya en sí el fenómeno del sí-mismo. STJR §64
En el destino se funda también el destino común, que entendemos como el acontecer del Dasein en el coestar con los otros. STJR §74
En el convivir público comparecen los otros en esas actividades en las que también «uno mismo» se encuentra sumergido. STJR §75