ser-ahí

Dasein

¿Sabemos algo de esta misión espiritual? Tanto si lo sabemos como si no, la pregunta sigue siendo ineludible: ¿estamos nosotros, profesores y alumnos de esta alta escuela, enraizados auténticamente y en común en la esencia de la Universidad alemana? ¿Tiene esta esencia auténtica capacidad de informar nuestra existencia [Traduzco Dasein por “existencia”. Aunque, como es bien sabido, Dasein es un término técnico del pensamiento heideggeriano que designa el hecho de que el hombre es el lugar o el “ahí” del ser, no me parece necesario, en el contexto de este discurso, hacer explícita referencia, mediante una traducción como “SER-AHÍ” o “ahí del ser”, a esa especial característica ontológica. “Existencia” o “existencia humana” son suficientes para una correcta comprensión de este texto de Heidegger.]? Sólo, ciertamente, si queremos esta esencia a fondo. Pero, ¿quién podría dudar de ello? Suele, por lo general, verse en su “autonomía” [Selbstverwaltung: literalmente, “autoadministración”, “autogobierno”. Dejo “autonomía” por ser en español el término típico en el ámbito universitario.] el rasgo esencial predominante de la Universidad; autonomía que debe ser mantenida. Sólo que ¿hemos pensado del todo lo que exige de nosotros esta reivindicación de autonomía? Autonomía significa: ponernos nosotros mismos la tarea y determinar incluso el camino y el modo de su realización, para ser lo que debemos ser. Pero, ¿sabemos realmente quiénes somos nosotros, esta corporación de profesores y alumnos de la escuela superior del pueblo alemán? ¿Podemos saberlo, sin la más constante y severa autorreflexión? Ni el conocimiento del estado actual de la Universidad ni tampoco la familiaridad con su temprana historia garantizan ya un saber suficiente de su esencia; a no ser que, con claridad y dureza, delimitemos para el futuro esta esencia, en tal delimitación, la queramos, y, en tal querer, nos afirmemos nosotros mismos. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Pero esta localidad es la esencia del hombre. La localidad no es el hombre por sí como sujeto, en cuanto sólo se mueve a su alrededor dentro de lo humano, en cuanto se toma a sí mismo como un ente entre otros y en el caso de que se encuentre con el ser explícitamente, lo explica inmediata y continuamente sólo desde el ente en cuanto tal. Pero en la medida en que ya se relaciona con el ser incluso cuando lo conoce exclusivamente desde el ente en cuanto tal, el hombre se relaciona, efectivamente, con el ser. El hombre está en la referencia del ser mismo a él, al hombre, en la medida en que, en cuanto hombre, se relaciona con el ente en cuanto tal. El ser mismo, al trasladarse al desocultamiento de sí mismo — y sólo así es el ser — se dota de la localidad de su advenir como albergue de su permanecer fuera. Ese donde, en cuanto ahí del albergue, pertenece al ser mismo, “es” ser mismo, y por eso se llama SER-AHÍ [Da-sein]. Heideggeriana: NiilismoSer

“El ser ahí en el hombre” es la esencia que pertenece al ser mismo, esencia a la cual pertenece, sin embargo, el hombre, de manera tal que tiene que ser ese ser. El SER-AHÍ concierne al hombre. En cuanto esencia suya es en cada caso lo suyo, aquello a lo que pertenece, pero no lo que crea y ejerce como si fuera algo hecho por él. El hombre se vuelve esencial al penetrar propiamente en su esencia. Está en el desocultamiento del ente en cuanto localidad oculta como la cual el ser esencia desde su verdad. Está en esa localidad. Esto quiere decir: está en ella de modo extático, en cuanto siempre y en todas partes es tal como es desde la referencia del ser mismo a su esencia, es decir a la localidad del ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer

En el tratado Ser y tiempo se hace el intento, sobre la base de la pregunta por la verdad del ser, y no ya por la verdad del ente, de determinar la esencia del hombre a partir de su relación con el ser y sólo desde ella, esencia del hombre que se designa allí como SER-AHÍ [Da-sein], en un sentido precisamente definido. A pesar del despliegue simultáneo, por ser necesario para la cosa misma, de un concepto de verdad más originario, no se ha logrado despertar en lo más mínimo (en los 13 años transcurridos) ni siquiera una primera comprensión de este cuestionamiento. La razón de la incomprensión radica por una parte en el inextirpable y cada vez más sólido acostumbramiento al modo de pensar moderno: el hombre es pensado como sujeto; toda meditación sobre el hombre es comprendida como antropología. Por otra parte, sin embargo, la razón de la incomprensión radica en el intento mismo, que, quizás por ser algo que ha crecido históricamente y no algo “construido”, proviene de lo anterior aunque se separe de ello y por eso remite necesaria y constantemente a los cauces en los que se mueve lo precedente, invocando incluso su ayuda para decir algo totalmente diferente. Pero, sobre todo, este camino se interrumpe en un lugar decisivo. Esta interrupción se funda en que el camino y el intento emprendidos caen contra su voluntad en el peligro de convertirse de nuevo en una consolidación de la subjetividad, en que ellos mismos impiden los pasos decisivos, es decir la exposición suficiente de los mismos en su ejecución esencial. Todo giro hacia el “objetivismo” y el “realismo” sigue siendo “subjetivismo”: la pregunta por el ser en cuanto tal está fuera de la relación sujeto-objeto. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Y por tanto, fáctico o fáctica significa aquello que [es decir, aquel ente que], en lo que se refiere al ser-así de ese su carácter de ser, se articula desde sí mismo y “es” articulándose desde sí mismo. Si se toma la “vida” como una forma de ser, entonces “vida fáctica” significa lo siguiente: nuestra propia exsistencia (Dasein, SER-AHÍ) en tanto que “ahí”, es decir, en tanto que consiste en ese ahí, es decir, en tanto que consiste en serlo, es decir, en tanto que siéndose ahí, es decir, en tanto que siendo ahí en la forma de ser la exsistencia ese ahí, en alguna de las formas en que (por su propio ser o conforme a su propio ser o por consistir en ello su propio ser) puede volverse expreso ese su carácter de ser [es decir, puede volverse expreso el consistir la existencia en ser su ahí, en serse por tanto]. Heideggeriana: Hermeneutica1923

El prae-habere de la interpretación, el que éste no pueda estar temáticamente presente como objeto de una simple referirlo, contarlo, que lo agote, es precisamente signo de su carácter-de — ser (del carácter de ser del praehabere, de aquello que empezamos teniendo) como ingrediente no sólo constitutivo sino también decisivo de una interpretación que ella misma co-es el ahí (en que la exsistencia o SER-AHÍ consiste), comparte el carácter de ser de ese ahí: el ser-posible, el ser posibilidad de sí. Este ser-posible viene delimitado, y puede fácticamente variar partiendo de la propia situación, a la que en cada caso se endereza el preguntar hermenéutico, a la que éste va; el prae-habere no es, pues, discrecional y arbitrario. Heideggeriana: Hermeneutica1923

A esa cuestionabilidad o problematicidad o incertidumbre básica de la hermenéutica corresponde también una fundamental cuestionabilidad en lo que concierne al prae-habere, a aquello que de antemano se tiene. Esta cuestionabilidad se refleja, contrabrilla, es decir, reluce en todos los caracteres de ser con que podamos caracterizar a la exsistencia; problematicidad, cuestionabilidad o cuestionabilidad óntica: cuidado, desasosiego, angustia, temporalidad. En tal cuestionabilidad o problematicidad y sólo en ella es donde cabe apresar o hacerse con la situación en la que o para la que puede haber algo así como un: fijar el término, fijar el fin, apresar el final. Pues ello sólo puede ocurrir donde haya algo fijable o constatable precisamente en su carácter de no fijo, y ello como forma de ser de la exsistencia o SER-AHÍ. ¿Qué relación guarda con todo esto el problema de la muerte? En la hermenéutica es donde empieza desarrollándose la posición o situación desde la que cabe preguntar con radicalidad, sin utilizar el hilo conductor tradicional que representa la idea del hombre. (El tener-cuestionablemente, el tener pero como problema, a que acabamos de referirnos, que caracteriza al prae-habere, a lo que empezamos teniendo, es decir, el que en la existencia haya lo fijable pero no fijado, como forma de ser de la exsistencia, precisamente como problema de estructura, de constitución o de índole de la existencia, si es que en general hay que plantearlo de alguna manera: desde esa cuestionabilidad, ¿no se vuelve visible el ser-posible en su concreto y autónomo carácter exsistencial, es decir, concerniente a la Existenz, al exsistir?). Heideggeriana: Hermeneutica1923

Tema de nuestra investigación es la facticidad, es decir, la exsistencia propia de cada uno, la exsistencia de cada caso, a la que se interroga por su carácter de ser. Y lo que más importa es que en el propio planteamiento de la explicación hermenéutica, el objeto no quede errado de antemano, lo cual significa: no quede errado de forma definitiva. Por tanto, lo que hay que empezar haciendo es atenerse a la dirección o indicación que viene ya dada en el propio concepto de facticidad como la posible dirección en que tal concepto pueda llenarse, sustanciarse, cumplirse (tener su Erfüllung), tener su cumplimiento. La exsistencia propia, el SER-AHÍ propio es lo que es, precisamente en y sólo en el “ahí” que en cada caso esa exsistencia es (que la exsistencia de cada cual es). Heideggeriana: Hermeneutica1923

Esa interpretado-idad, ese venir interpretada la exsistencia delimita (aunque ello no sea en términos netos, sino lábiles o borrosos o fluidos) el ámbito desde el que la exsistencia misma plantea preguntas y entabla pretensiones. Ese venir la exsistencia interpretada es aquello que da al “ahí” en la exsistencia fáctica o en el SER-AHÍ [dasein] fáctico el carácter de un venir la exsistencia orientada, el carácter de una determinada delimitación de su posible forma de ver y de su posible campo de visión. La exsistencia habla de sí misma, se ve a sí misma de ésta o aquella manera, y, sin embargo, ella misma sólo es una máscara que ella se pone delante para no aterrarse de sí misma. Medio de defenderse de “la” angustia. Tal darse vista en tales términos no es sino la máscara en la que la exsistencia fáctica se hace salir al encuentro de sí misma, se deja ella toparse a sí misma, en la que se presenta, en la que aparece, en la que se pone delante, como si fuera ella (como si esa máscara fuera ella); en esa máscara de la interpretado-idad pública, es decir, del venir la exsistencia públicamente interpretada, se presenta la exsistencia como pura vitalidad (como vitalidad del ir y venir, del trajín). Heideggeriana: Hermeneutica1923

El que empecemos tomando la conciencia histórica (o el que de antemano tomemos la conciencia histórica) como exponente del venir interpretado el hoy, está motivado por el siguiente criterio: la forma como una época (el hoy de cada caso) mira y se refiere al pasado (es decir, a una exsistencia pasada o su exsistencia pasada), lo conserva o lo abandona, es signo de cómo una actualidad se relaciona consigo misma, de cómo una actualidad se posiciona respecto a sí misma, de cómo esa actualidad, [36] en tanto que exsistencia o SER-AHÍ o da-sein, es en su propio “ahí” o es su propio “da” [o si quieren ustedes también su propio ex, MJR]. Este criterio mismo no representa sino una determinada forma del carácter básico de la facticidad, a saber, de su temporalidad. Heideggeriana: Hermeneutica1923

La exsistencia (o SER-AHÍ), la de cada uno, es ahí en ese su ser la exsistencia de cada uno. Y este ser la exsistencia la exsistencia de cada uno viene codeterminado por el hoy que a la exsistencia le ha tocado vivir. El hoy es el hoy hodierno, el hoy actual, el hoy de hoy. Una forma o manera en que el hoy se presenta, en que, por tanto, se ve ya algo así como exsistencia, es su carácter público, su Öffentlichkeit, la Öffentlichkeit del hoy. Esta publicidad, este carácter público se realiza en determinadas formas de hablar sobre, en determinados modos de tener opiniones sobre, y de darlas y de mantenerlas. El hablar versa sobre toda clase de cosas, y, característicamente, puede, pues, versar también sobre aquello que a la exsistencia no le queda demasiado lejos, es decir, sobre sí misma. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Las reflexiones que siguen y quizá forman parte de una ciencia previa, cuya tarea consiste en investigar qué significa en definitiva lo que en la filosofía y la ciencia, lo que el discurso interpretativo del SER-AHÍ dice acerca de él mismo y acerca del mundo. Si nos aclaramos acerca de qué es un reloj, con ello adquiere vida la forma de comprensión propia de la física y la forma en que el tiempo tiene oportunidad de manifestarse. Esta ciencia previa, dentro de la cual se mueven nuestras consideraciones, vive del presupuesto — quizá recalcitrante. d que la filosofía y la ciencia se mueven en el medio de los conceptos. Su posibilidad consiste en que cada investigador clarifique lo que comprende y lo que no comprende. Nos permite saber cuándo una investigación está realmente en su asunto, y cuándo, por el contrario, se nutre de una terminología tradicional y gastada. En cierto modo, tales indagaciones ejercen el servicio policial en el cortejo de las ciencias, una tarea que ciertamente es subordinada, pero que de tanto en tanto resulta urgente, de acuerdo con la opinión de algunos. la relación de estas exploraciones con la filosofía es la de un acompañamiento, y a veces incluye el cometido de realizar un registro en la morada de los antiguos para ver cómo éstos se desenvolvieron con tales cuestiones. Las reflexiones que siguen sólo tienen en común con la filosofía el hecho de no ser teología. Heideggeriana: ConceitoTempo

La pregunta acerca de qué es el tiempo ha acabado por remitir nuestra investigación al SER-AHÍ, si por SER-AHÍ se entiende el ente en su ser que conocemos como vida humana; este ente en el respectivo instante de su ser, el ente que somos cada uno de nosotros mismos, el ente al que apuntamos en la afirmación fundamental: yo soy. La afirmación “yo soy” es la auténtica enunciación del ser que ostenta el carácter del SER-AHÍ del hombre. Este ente es en el respectivo instante como mío. Heideggeriana: ConceitoTempo

Ahora bien, ¿era necesaria esta laboriosa reflexión para dar con el SER-AHÍ? ¿No bastaba con indicar que los actos de la conciencia, los procesos psíquicos están en el tiempo, aun cuando estos actos se dirijan hacia algo que en sí mismo no esté determinado por el tiempo? Eso es un rodeo. Ahora bien, la pregunta por el tiempo quiere obtener una respuesta tal que desde ella se hagan comprensibles los distintos modos de la temporalidad; y así hacer que se vea desde el primer momento la posible conexión de lo que es en el tiempo con lo que la temporalidad auténtica es. Heideggeriana: ConceitoTempo

El tiempo de la naturaleza, el conocido y estudiado desde tiempos, ha ofrecido hasta nuestros días la base para la explicación del tiempo. Ahora bien, en el supuesto de que el ser humano esté en el tiempo en un sentido señalado, de modo que pueda leerse en él lo que es el tiempo, este SER-AHÍ habrá de ser caracterizado en sus determinaciones ontológicas fundamentales. Entonces habría de ser cierto que el ser temporal, entendido correctamente, es la afirmación fundamental sobre el SER-AHÍ en lo que se refiere a su ser. Pero también en ese caso es necesario mostrar algunas estructuras fundamentales del SER-AHÍ en cuanto tal. Heideggeriana: ConceitoTempo

1. El SER-AHÍ es el ente que se caracteriza por el hecho de ser-en-el-mundo. La vida humana no es algo así como un sujeto que ha de realizar alguna hazaña habilidosa para llegar al mundo. El SER-AHÍ, entendido como ser-en-el-mundo, significa ser de tal manera en el mundo que este ser implica manejarse en el mundo; demorarse a manera de un ejecutar, de un realizar y llevar a cabo, y también a manera de un contemplar, de un interrogar, de un determinar considerando y contemplando. El ser-en-el-mundo está caracterizado como un “cuidar”. Heideggeriana: ConceitoTempo

2. El SER-AHÍ , en tanto que este ser-en-el-mundo, es justamente un ser-con, un ser con otros; lo cual significa: tener ahí con otros el mismo mundo, encontrarse recíprocamente, ser con otros en el modo del ser-uno-para-otro. Pero a la vez este SER-AHÍ está presente ante los otros como si fuera una cosa, a la manera de una piedra que está ahí sin tener un mundo ni cuidarse de él. Heideggeriana: ConceitoTempo

3. El ser unos con los otros en el mundo, el compartirlo juntamente, tiene una señalada determinación ontológica. El modo fundamental de SER-AHÍ del mundo que unos y otros tienen juntamente es el hablar. El hablar, considerado en su plenitud, es un hablar con otro sobre algo expresándose. Sobre todo en el hablar está en juego el ser-en-el-mundo del hombre. Aristóteles era ya sabedor de esto. En la manera como es SER-AHÍ habla en su mundo sobre la forma de tratar con su mundo está dada juntamente una interpretación del SER-AHÍ acerca de sí mismo. Eso indica en cada caso cómo se comprende el SER-AHÍ, por qué se toma así mismo. En el hablar uno con otro, en aquello que se comenta, late en cada caso la auto-interpretación del presente, que se demora en este diálogo. Heideggeriana: ConceitoTempo

4. El SER-AHÍ es un ente que se determina como “yo soy”. Para el SER-AHÍ es constitutivo el carácter respectivo de cada uno que va inherente al “yo soy”. El SER-AHÍ , tan primariamente como es en-el-mundo, es también mi SER-AHÍ. Es en cada caso propio y, como propio, respectivo de cada uno. Si este ente ha de ser determinado en su carácter ontológico puede abstraerse, pues, del carácter respectivo como mío en cada caso. Mea res agitur (Es asunto mío). Por tanto, todos los caracteres fundamentales deben encontrarse justamente en lo respectivo de cada uno como lo mío en cada caso. Heideggeriana: ConceitoTempo

5. En tanto el SER-AHÍ es un ente al que va anejo el soy yo y a la vez está determinado como ser-juntamente-con-otros, mayormente y como término medio no soy yo mismo mi SER-AHÍ , sino que lo son los otros; yo soy con los otros, y los otros son igualmente con los otros. Nadie es él mismo en la cotidianidad. Lo que allí es y cómo es alguien, presenta la faz del nadie: nadie y, sin embargo, todos juntamente. Todos coinciden en no ser él mismo. Este nadie, que nos vive en la cotidianidad, es el “uno”. Se dice, se escucha, se está a favor de algo, se cuida de algo. En la obstinación del dominio de este “uno” descansan las posibilidades de mi SER-AHÍ , y a partir de esta nivelación es posible el “yo soy”. Un ente, que es la posibilidad del “yo soy”, es como tal generalmente un ente que uno es. Heideggeriana: ConceitoTempo

6. El ente así caracterizado es tal que en su cotidiano y específico ser-en-el-mundo le va su ser. Del mismo modo que en todo hablar sobre el mundo va inherente un expresarse del SER-AHÍ acerca de sí mismo, así también toda actividad de procurarnos cosas es un cuidarse del ser del SER-AHÍ. En cierto modo yo mismo soy aquello con lo que trato, aquello de lo que me ocupo, aquello a lo que me ata mi profesión; y en eso está en juego mi existencia. Las ocupaciones del SER-AHÍ han puesto en cada caso el ser en el cuidado, cosa que el fondo conoce y comprende la interpretación dominante del SER-AHÍ . Heideggeriana: ConceitoTempo

7 — En el término medio del SER-AHÍ cotidiano no se da ninguna reflexión sobre el yo y la mismidad; y a pesar de esto el ser ahí se tiene a sí mismo. Se encuentra consigo mismo. Da consigo en aquello de lo que normalmente se ocupa. Heideggeriana: ConceitoTempo

8. El SER-AHÍ no puede demostrarse a manera de un ente; tampoco podemos mostrarlo. La relación primaria con el SER-AHÍ no es la de la contemplación, sino la de “serlo”. El experimentarse, o el habla sobre sí mismo, o la auto-interpretación, sólo es un modo particular y determinado en el que el SER-AHÍ se tiene en cada caso a sí mismo. Como término medio la interpretación del SER-AHÍ está dominada por la cotidianidad, por aquello que se acostumbra a decir sobre el SER-AHÍ y la vida humana, está dominada por el “uno”, por la tradición. Heideggeriana: ConceitoTempo

Al indicar las anteriores características ontológicas, todo estaba abocado al presupuesto de que este ente es accesible en sí mismo desde una investigación que lo interprete bajo el aspecto de su ser. ¿Es correcta esta presuposición o, por el contrario, puede tambalearse? Se tambalea, en efecto. Pero la dificultad no viene de la oscuridad que proyecta la consideración psicológica del SER-AHÍ . Hemos de asumir una dificultad mucho más grave que la derivada de la limitación del conocimiento humano. Ahora bien, según veremos, precisamente el hecho de que sea imposible eludir la perplejidad nos pondrá ante la posibilidad de aprehender el SER-AHÍ en la propiedad de su ser. Heideggeriana: ConceitoTempo

La propiedad del SER-AHÍ es aquello que constituye su suprema posibilidad de ser. El SER-AHÍ está determinado fundamentalmente por esta posibilidad suprema. La propiedad, como la suprema posibilidad de ser que tiene el SER-AHÍ , es la determinación ontológica en la que todos los caracteres anteriormente mencionados son lo que son. La perplejidad en la comprensión del SER-AHÍ no se funda en la limitación, en la inseguridad y en la imperfección de nuestra capacidad cognoscitiva, sino en el ente mismo que ha de ser conocido; se funda en una posibilidad fundamental de su ser. Heideggeriana: ConceitoTempo

Entre otras cosas hemos mencionado la característica de que el SER-AHÍ es en el respectivo caso; en tanto él es lo que puede ser, tiene la peculiaridad de ser en cada caso mío. Esa determinación es constante y constitutiva en este ser. Quien la borra, se queda sin el tema del que está hablando. Heideggeriana: ConceitoTempo

Ahora bien, ¿cómo podemos captar este ente en su ser antes de que él alcance su fin? El hecho es que yo estoy siempre e camino con mi SER-AHÍ . Siempre hay algo que todavía no ha terminado. Al final, cuando ese algo no falta, el SER-AHÍ ya no es. Antes de este final nunca es estrictamente lo que puede ser; y cuando es lo que puede ser, entonces ya no es. Heideggeriana: ConceitoTempo

¿No puede el SER-AHÍ de los otros sustituir al SER-AHÍ en sentido propio? La información sobre el SER-AHÍ de los otros, que estuvieron conmigo y que llegaron al fin, es una mala información. De pronto su SER-AHÍ ya no es. Su fin sería, en realidad, la nada. Por esto el SER-AHÍ de los otros es incapaz de sustituir al SER-AHÍ en sentido propio, si el respectivo ser de cada uno ha de retenerse como mío. Nunca tengo el SER-AHÍ del otro en la forma originaria, el único modo apropiado del tener del SER-AHÍ : yo nunca soy el otro. Heideggeriana: ConceitoTempo

Cuanta menos prisa se tiene por escurrirse a hurtadillas de esta perplejidad, cuanto más se permanece en ella, tanto más claramente se pone de manifiesto que, en lo que prepara esta dificultad en el SER-AHÍ , él se muestra en su posibilidad extrema. El final de mi existencia, mi muerte, no es algo que interrumpa de repente una secuencia de acontecimientos, sino una posibilidad conocida de una manera u otra por el SER-AHÍ : la posibilidad más extrema de sí mismo, que él puede abrazar, apropiársela en su aproximarse. El SER-AHÍ tiene en sí mismo la posibilidad de encontrarse con su muerte como la posibilidad más extrema de sí mismo. Esta posibilidad más extrema de ser tiene el carácter de lo que se aproxima con certeza, y esta certeza está caracterizada a su vez por una indeterminación absoluta. La propia interpretación del SER-AHÍ , que sobrepasa a cualquier otra en certeza y propiedad, es la interpretación de cara a su muerte, la certeza indeterminada de la más propia posibilidad del-ser-relativamente-al-fin. Heideggeriana: ConceitoTempo

¿En qué medida concierne esto a nuestra pregunta sobre qué es el tiempo, y especialmente a la subsiguiente pregunta de qué es el SER-AHÍ en el tiempo? El SER-AHÍ hallándose siempre entre el rasgo respectivo de lo peculiarmente suyo, sabe de su muerte, y esto incluso cuando no quiere saber nada de ella. ¿Qué significa eso de tener en cada caso la propia muerte? Consiste en que el SER-AHÍ se encamina anticipadamente hacia su haber sido como su posibilidad más extrema, que se anuncia inmediatamente con certeza y a la vez con plena indeterminación. El SER-AHÍ, como vida humana, es primariamente ser posible, es el ser de la posibilidad de un seguro y a la vez indeterminado haber sido. Heideggeriana: ConceitoTempo

A este respecto, el ser de la posibilidad es siempre la posibilidad en forma tal que ella sabe de la muerte; mayormente bajo la manera de un “ya lo sé, pero no pienso en ello”. La mayoría de las veces sé de la muerte en la forma de un saber que duda. Como interpretación del SER-AHÍ, el mencionado saber está en condiciones de encubrirse esta posibilidad de su ser. El SER-AHÍ tiene incluso la posibilidad de andar con evasivas ante su muerte. Heideggeriana: ConceitoTempo

Este haber sido, como aquello a lo que me encamino anticipadamente, hace un descubrimiento en ese caminar mío hacia él: es el haber sido de mi mismo. Como tal pasado descubre mi SER-AHÍ como algo que una vez deja de estar ahí; de pronto ya no estoy entre estas y aquellas cosas, entre estas y aquellas personas, entre estas vanidades, entre estos rodeos y cotilleos. El haber sido dispersa todo disimulo y todo trajín; el haber sido lo arrastra todo consigo hacia la nada. El ser pasado no es ningún incidente, ningún acontecimiento en mi existencia. Es su ser pasado; no es un “qué” en ella, algo que acontezca, algo que le sobrevenga y la modifique. Este haber sido no es ningún “qué”, sino un “cómo”; es el “cómo” propio de mi existencia. Este haber sido hacia el que puedo encaminarme anticipadamente como el mío, no es un “qué, sino el “cómo” de mi SER-AHÍ por antonomasia. Heideggeriana: ConceitoTempo

En tanto el encaminarse anticipadamente al haber sido retiene a éste en el “cómo” de lo respectivo de cada uno, el ser ahí mismo se hace visible en su “cómo”. En encaminarse al haber sido es el arranque del SER-AHÍ frente a su posibilidad más extrema; y en en tanto este “arrancar frente” va en serio, el SER-AHÍ en esa carrera es arrojado de nuevo al SER-AHÍ de sí mismo. Se trata del regreso del SER-AHÍ a la cotidianidad, cotidianidad que él es todavía, de tal manera que el haber sido, en cuanto “cómo” propio, descubre también la cotidianidad en su “cómo”, la recupera en el “como” con sus trajines y afanes. Recupera en el “cómo” todo “qué”, todo cuidar y planificar. Heideggeriana: ConceitoTempo

Este respectivo haber sido, en cuanto “cómo”, lleva al SER-AHÍ inexorablemente a la singular posibilidad de sí mismo, le permite estar enteramente solo sobre sus propios pies. El haber sido tiene la fuerza de situar al SER-AHÍ entre lo acongojante en medio de su grandiosa cotidianidad. La anticipación, en tanto pone ante el SER-AHÍ la posibilidad más extrema, es la realización fundamental de la interpretación del SER-AHÍ. La anticipación asume el aspecto fundamental bajo el que se sitúa el SER-AHÍ y muestra al mismo tiempo que la categoría fundamental de este ente es el “cómo”. Heideggeriana: ConceitoTempo

Quizá no sea casual que Kant determinara el principio fundamental de su ética en una manera que nosotros calificamos de formal. Posiblemente, por su familiaridad con el SER-AHÍ, sabía que éste es su “cómo”. Ha quedado reservado a los profetas contemporáneos organizar pro primera vez al SER-AHÍ de tal manera que el “cómo” permanezca encubierto. Heideggeriana: ConceitoTempo

El SER-AHÍ es propiamente cabe sí mismo, es verdaderamente existente, cuando se mantiene en dicha anticipación. Esta anticipación no es otra cosa que el fruto propio y singular respectivo del SER-AHÍ . En la anticipación el SER-AHÍ es su futuro, pero de tal manera que en este ser futuro vuelve sobre su pasado y su presente. El SER-AHÍ, concebido en su posibilidad más extrema de ser, no es en el tiempo. Se derrumba toda habladuría y aquello en lo que ella se sostiene; se derrumba todo desasosiego, todo trajín, todo bullicio y todo ajetreo. No tener tiempo significa arrojar el tiempo al mal presente de la vida cotidiana. El ser futuro da tiempo, forma el presente y permite reiterar el pasado en el “cómo” de su vivencia. Heideggeriana: ConceitoTempo

Visto desde la cuestión del tiempo, esto significa que el fenómeno fundamental del tiempo es el futuro. Para ver esto y no venderlo como una paradoja interesante, el respectivo SER-AHÍ ha de mantenerse en su anticipar. Con ello se hace presente que el modo originario de comportarse con el tiempo no es ningún medir. El volver en el anticipar es él mismo el “cómo” de aquel procurar en el que precisamente me demoro. Este volver nunca puede convertirse en aquello que llamamos aburrido, en aquello que se consume y desgasta. Lo respectivo está caracterizado por el hecho de que, desde el encaminarse al tiempo propio, tiene todo el tiempo para el sí mismo de cada uno. El tiempo nunca se hace largo, porque originariamente no tiene ninguna longitud. El anticipar de cada uno se desmorona cuando es entendido como una pregunta acerca del “cuándo” y del “cuánto-durará-todavía” el haber sido, en el sentido del “cuánto-tiempo-todavía” y del “cuándo”, no da para nada en el haber sido según la posibilidad caracterizada: más bien, se aferra precisamente a lo que no es pasado todavía y se ocupa de lo que quizá aún me queda. Tal manera de preguntar no capta la indeterminación de la certeza del haber sido, sino que quiere precisamente determinar el tiempo indeterminado. El preguntar es un querer liberarse del haber sido en lo que éste es, a saber: indeterminado y, en cuanto indeterminado, cierto. Semejante preguntar, lejos de ser una anticipación del haber sido, organiza precisamente la característica huida frente al haber sido. Heideggeriana: ConceitoTempo

La anticipación aprehende el haber sido como una posibilidad propia de cada instante, como lo que es seguro ahora. El ser futuro, como posibilidad del SER-AHÍ en cuanto respectivo de cada uno, da tiempo, porque es el tiempo mismo. Así, puesto que el ser futuro es propiamente el tiempo, se pone de manifiesto que la pregunta por el “cuánto tiempo”, “cuánto durará” y “cuándo será” tiene que resultar inadecuada al tiempo. Sólo si digo: propiamente, el tiempo no tiene tiempo para calcular el tiempo, hago una afirmación apropiada. Heideggeriana: ConceitoTempo

Sin embargo, nosotros conocemos al SER-AHÍ que ha de ser él mismo tiempo, como un ente que se comporta calculando, incluso midiéndolo con el reloj. El SER-AHÍ está ahí con el reloj, aunque tan sólo sea con el reloj más cotidiano, el del día y la noche. El SER-AHÍ calcula y pregunta por el “cuánto” del tiempo, de modo que nunca está en medio del tiempo en sentido propio. Preguntando así por el “cuándo” y el “cuanto”, el SER-AHÍ pierde su tiempo. ¿Qué pasa con este preguntar, como un preguntar que pierde el tiempo? ¿Hacia dónde va el tiempo? Precisamente el SER-AHÍ que calcula el tiempo y vive con el reloj en la mano, este SER-AHÍ que calcula el tiempo, dice constantemente: “no tengo tiempo”. Procediendo así, ¿no se delata a sí mismo en lo que hace con el tiempo, no se delata como el que es él mismo en el tiempo? ¡Perder el tiempo y encima procurarse un reloj para este propósito! ¿No irrumpe aquí lo inhóspito del SER-AHÍ? La pregunta por el “cuándo” del indeterminado haber sido y, en general, la pregunta por el “cuánto” del tiempo, equivale a la cuestión de lo que todavía me queda, de lo que todavía me queda presente. Traducir el tiempo al “cuánto” significa tomarlo como el ahora del presente. Preguntar por el “cuánto” del tiempo significa ser absorbido por el cuidado de algo presente. El SER-AHÍ huye ante el “cómo” y se agarra al respectivo “qué” presente. El SER-AHÍ consiste en aquello de lo que se ocupa; el SER-AHÍ es su presente. Todo lo que le sale al encuentro en el mundo, le sale al encuentro como parándose en el ahora; así le sale al encuentro el tiempo mismo, tiempo que el SER-AHÍ es en cada caso, aunque sea como presente. Heideggeriana: ConceitoTempo

Incluso en el presente del ocuparse con las cosas, el SER-AHÍ es el tiempo completo, de tal manera que no se deshace del futuro. El futuro es ahora aquello de lo que está pendiente el cuidado, no es el futuro propio del haber sido, sino aquel que el presente mismo se configura como el suyo, pues el haber sido, en tanto que futuro propio, nunca puede hacerse presente. Si fuera presente, entonces sería la nada. El futuro del que está pendiente el cuidado es tal por mor del presente. y el SER-AHÍ , disipándose en el ahora del mundo presente, no está dispuesto a admitir que se ha deslizado del futuro propio, y esto es así hasta el punto de que él afirma que ha aprehendido el futuro en la preocupación por el desarrollo de la humanidad y la cultura, etcétera. Heideggeriana: ConceitoTempo

El SER-AHÍ , en cuanto el presente del procurarse, se mantiene en aquello de lo que se ocupa. Cansado de llenar el día, se harta del “qué”. Pronto al SER-AHÍ se le hace largo el tiempo, a ese SER-AHÍ descrito como ser-presente, que nunca tiene tiempo. El tiempo se vuelve vacío porque de antemano el SER-AHÍ ha hecho largo el tiempo en la pregunta por el cuánto. En cambio, el constante volver en la anticipación al haber sido nunca provoca aburrimiento. El SER-AHÍ desearía que cosas constantemente nuevas le salieran al paso en su presente. A tenor de la cotidianidad el acontecer del mundo se produce en el tiempo, en el presente. El mundo cotidiano vive pendiente del reloj, es decir, el cuidado vuelve incesantemente sobre el ahora; dice: de ahora hasta entonces, hasta el siguiente ahora. Heideggeriana: ConceitoTempo

El SER-AHÍ, determinado como un ser con otros, significa a la vez: estar guiado por la interpretación dominante que el SER-AHÍ ofrece de sí mismo, por aquello que se opina, por la moda, por las corrientes, por lo que sucede: por lo que corrientemente no es nadie, por la moda, o sea, por nadie. En la cotidianidad el SER-AHÍ no es el ser que yo soy; más bien, la cotidianidad del SER-AHÍ es aquel ser que uno es. Y de acuerdo con ello el SER-AHÍ es el tiempo en el que se está con los otros: el tiempo del “uno”. El reloj que uno tiene, cualquier reloj, muestra el tiempo del ser-uno-con-otros-en-el-mundo. Heideggeriana: ConceitoTempo

La irreversibilidad comprende en sí aquello que esta explicación todavía acierta a retener del tiempo propio. Eso es lo que queda del futuro en cuanto fenómeno fundamental del tiempo como SER-AHÍ . Este modo de considerar las cosas aparta la vista del futuro y se concentra en el presente, y a partir de él la consideración del tiempo que fluye sigue hacia el pasado. La definición del tiempo según su irreversibilidad se fundamenta en el hecho de que el tiempo ha sido invertido previamente. Heideggeriana: ConceitoTempo

Pero el hecho de que el tiempo se defina primera y mayormente así, radica en el propio SER-AHÍ. El carácter respectivo es constitutivo del mismo. El SER-AHÍ es el mío en su propiedad sólo en cuanto posible. Nos encontramos al SER-AHÍ mayormente en la cotidianidad. Ahora bien, la cotidianidad sólo puede entenderse como la temporalidad determinada que huye del futuro genuino, si se confronta con el tiempo propio del ser futuro del haber sido. Lo que el SER-AHÍ dice del tiempo, lo dice desde la cotidianidad. El SER-AHÍ, anclado en su presente, dice: el pasado es lo que fue, es irrecuperable. Éste es el pasado del presente de la vida cotidiana, que se demora en el presente de sus trajines. Por ello el SER-AHÍ, como presente así determinado, no ve lo pasado. Heideggeriana: ConceitoTempo

La consideración de la historia que crece en el presente, sólo ve en ella un trajín irrecuperable: lo que pasó. La consideración de lo que pasó es inagotable. Se pierde en la materia. Porque esa historia y temporalidad del presente no logra penetrar en lo que es el pasado, éste tiene solamente otro presente. El carácter de pasado permanece cerrado a un presente mientras éste, que en el fondo es el SER-AHÍ, no es él mismo histórico. Pero el SER-AHÍ es en sí mismo histórico en tanto es su posibilidad. En su ser futuro el SER-AHÍ es su pasado; vuelve a él e el “cómo”. La manera de tal volver es, entre otras cosas, la conciencia. Sólo el “cómo” puede reiterarse. El pasado, experimentado como historicidad propia, es todo menos lo que se fue. Más bien, es algo a lo que puedo volver una y otra vez. Heideggeriana: ConceitoTempo

La generación actual cree estar en la historia, cree incluso estar sobrecargada de historia. Y se lamenta del historicismo, que es lucus a non lucendo (bosque sin luz). Pero se da el nombre de historia a algo que no lo es en absoluto. Dado que todo se disuelve en historia, dicen los hombres del presente, hay que conquistar de nuevo lo suprahistórico. Por si fuera poco que el actual SER-AHÍ se ha perdido en la pseudo-historia presente, tiene que utilizar además el último resto de su temporalidad (es decir, del SER-AHÍ) para apartarse por completo del tiempo, del SER-AHÍ. Y en este camino fantástico hacia lo suprahistórico se pretende encontrar una concepción del mundo. (Ahí está lo inhóspito que constituye el tiempo presente.) Heideggeriana: ConceitoTempo

La interpretación ordinaria del SER-AHÍ nos amenaza con el peligro del relativismo. Sin embargo, la angustia ante el relativismo es la angustia ante el SER-AHÍ. El pasado como historia propia se puede repetir en el “cómo”. La posibilidad de acceder a la historia se funda en la posibilidad según la cual un presente sabe en cada caso ser futuro. Este es el primer principio de toda hermenéutica. Es un principio que dice algo sobre el ser del SER-AHÍ, que es la historicidad misma. La filosofía nunca averiguará qué es la historia mientras la desmembre como un objeto analizado a través del método. El enigma de la historia reside en lo que significa ser histórico. Heideggeriana: ConceitoTempo

Resumiendo podríamos decir: el tiempo es equiparable al SER-AHÍ. El SER-AHÍ es lo respectivamente mío, que puede presentar la modalidad del respectivo ser futuro en la anticipación del seguro, pero indeterminado haber sido. El SER-AHÍ siempre se encuentra en un modo de su posible ser temporal. El SER-AHÍ es el tiempo, el tiempo es temporal. El SER-AHÍ no es el tiempo, sino la temporalidad. Por ello, la afirmación fundamental de que el tiempo es temporal es la definición más propia, sin constituir ninguna tautología, pues el ser de la temporalidad significa una realidad desigual. El SER-AHÍ es su haber sido, es su posibilidad en el encaminarse a este pasado. En ese encaminarse soy propiamente el tiempo, tengo tiempo. En tanto el tiempo es en cada caso mío, existen muchos tiempos. El tiempo carece de sentido; el tiempo es temporal. Heideggeriana: ConceitoTempo

Si el tiempo se comprende en la forma expuesta, entonces se esclarece debidamente aquella afirmación tradicional sobre el tiempo que dice: el tiempo es el genuino principium individuationis. Esto se entiende generalmente como una sucesión irreversible, como tiempo del presente y tiempo de la naturaleza. ¿Pero hasta qué punto es el tiempo, en cuanto propio, el principio de individuación, o sea, aquello a partir de lo cual el SER-AHÍ está en lo respectivamente suyo? El SER-AHÍ, que vive en el modo del término medio, se hace él mismo en el ser futuro de la anticipación. En dicha anticipación el SER-AHÍ se manifiesta como la única vez en su destino único en la posibilidad de un pasado peculiarmente suyo. Esta individuación tiene la peculiaridad de que no permite alcanzar una individuación como formación fantástica de existencias excepcionales; derriba todo dárselas de algo. Individualiza de tal manera que nivela a todos. En relación con la muerte cada uno es conducido al “cómo” que cada cual puede ser en igual medida, a una posibilidad respecto de la cual nadie goza de preeminencia, al “cómo” en el que todo “qué” se pulveriza. Heideggeriana: ConceitoTempo

No miremos la respuesta, sino repitamos la pregunta. ¿Qué sucedió con la pregunta? Se ha transformado. La cuestión de ¿qué es el tiempo?, se ha convertido en la pregunta: ¿Quién es el tiempo? Más en concreto: ¿Somos nosotros mismos el tiempo? Y con mayor precisión todavía: ¿Soy yo mi tiempo? Esta formulación es la que más se acerca a él. Y si comprendo debidamente la pregunta, con ello todo adquiere un todo de seriedad. Por tanto, ese tipo de pregunta es la forma adecuada de acceso al tiempo y de comportamiento con él, con el tiempo como el que es en cada caso el mío. Desde un enfoque así planteado, el SER-AHÍ sería el blanco del preguntar. Heideggeriana: ConceitoTempo

Este saber, que como querer habita familiarmente en la verdad de la obra y sólo de este modo sigue siendo un saber, no saca a la obra fuera de su subsistencia, no la arrastra al círculo de la mera vivencia ni la rebaja al papel de una mera provocadora de vivencias. El cuidado por la obra no aísla a los hombres en sus vivencias, sino que los adentra en la pertenencia a la verdad que acontece en la obra y, de este modo, funda el ser para los otros y con los otros como exposición histórica del SER-AHÍ a partir de su relación con el desocultamiento. Finalmente, el conocer al modo del cuidado está lejos de ese conocimiento guiado exclusivamente por el mero gusto por lo formal de la obra, sus cualidades y encantos en sí. Saber en tanto que haber-visto es estar decidido; es estar dentro en el combate dispuesto por la obra en el rasgo. Heideggeriana: ObraArte

Buscar nunca es un mero no tener aún, un carecer. Visto así es tenido en cuenta sólo por el resultado alcanzado. Primero y propiamente el buscar es el pre-ceder en el ámbito, en el que la verdad se inaugura o rehúsa. Buscar es en sí futuro y un acercarse al ser. El buscar lleva al que busca recién así mismo, es d. a la mismidad del SER-AHÍ, en el que acaece el claro y la ocultación del ente. Heideggeriana: EreignisFuturos

Un pueblo es pueblo, sólo cuando en el encuentro de su dios recibe asignada su historia, de ese dios, que lo fuerza por encima de sí mismo y de este modo lo repone en el ente. Sólo entonces elude el peligro de girar en torno a sí mismo e idolatrar como su incondicionado lo que son sólo condiciones de su subsistencia. ¡Pero cómo ha de encontrar al dios si no están aquellos que callados buscan para él y como tales buscadores hasta tienen que estar aparentemente contra el “pueblo” todavía no popular! No obstante estos buscadores primero tienen que ser; en tanto que son han de ser preparados. SER-AHÍ, qué otra cosa es sino la fundación del ser de estos entes, de los futuros del último dios. Heideggeriana: EreignisFuturos

Los pocos futuros cuentan para sí a los esencialmente inaparentes, a los que no pertenece publicidad alguna, pero que reúnen en su belleza interior el previo resplandecer del último dios y de nuevo obsequian en reflejo a los pocos e insólitos. Todos ellos fundan al SER-AHÍ, a través del cual vibra la consonancia de la cercanía del dios, que no se sobreeleva ni tampoco hunde, sino (ha) tornado la solidez del más íntimo temor como el espacio de vibración más singular. SER-AHÍ — movimiento de todas las referencias de alejamiento y cercanía (acceso) del último dios. Heideggeriana: EreignisFuturos

La desmedida del sólo ente, del no ente en su totalidad y lo insólito del ser, por lo que se busca a los dioses al interior del ente. Cuando se busca y no se encuentra y por ello se introduce por la fuerza en forzadas maquinaciones, ninguna libertad del retenido esperar y poder aguardar de un encuentro y una seña. La nobleza de ensamble y el vigor de la confianza en la seña, la rencorosa furia de lo terrible, sea SER-AHÍ el orden más íntimo, del cual la impugnación recién toma su ley. Eclipsa a todo el que sale al encuentro y recién nos hace experimentar lo simple de lo esencial. El orden es lo más simple que se muestra y de buena gana es falsamente mirado como algo “al lado” y “por encima” de los fenómenos, es d. no visto. Heideggeriana: EreignisFuturos

Los futuros, los encarecidos del ánimo de retención en el fundado SER-AHÍ, sólo a la cual se dirige el ser (salto) como evento, los acaece y autoriza al abrigo de su verdad. Heideggeriana: EreignisFuturos

Pero el SER-AHÍ ha tenido lugar en el ser, como guardián de esa quietud. Huida y llegada de los dioses se desplazan ahora conjuntamente a lo sido y se sustraen de lo pasado. Heideggeriana: EreignisDeus

¿Qué es esta vuelta originaria que tiene lugar en el acontecimiento-apropiador? Solamente la acometida del ser como acontecer apropiador del ahí lleva al SER-AHÍ a él mismo, y de esta manera a la consumación (a la salvación) de la verdad fundada en el ente sólidamente, que halla su sitio en el oculto albergar iluminado del ahí. Heideggeriana: EreignisDeus

Y en la vuelta: sólo la fundación del SER-AHÍ, la preparación de la disponibilidad para el rapto que desplaza a la verdad del ser, aporta lo que sirve y lo que es perteneciente a la señal del acometedor acontecimiento-apropiador. Heideggeriana: EreignisDeus

Si el SER-AHÍ, el centro abierto de la mismidad que funda la verdad, se yecta a sí y se hace un si solamente a través del acontecimiento-apropiador, entonces el ser ahí, como posibilidad oculta del esenciar fundante del ser, debe pertenecer nuevamente al acontecimientoapropiador. Heideggeriana: EreignisDeus

De aquí toma su origen todo lenguaje del SER-AHÍ y es, por tanto, esencialmente el guardar silencio (cf. comportamiento, acontecimiento-apropiador, verdad y lenguaje) Heideggeriana: EreignisDeus

En estas señales se señala la ley del último dios, la ley de la gran singularización en el SER-AHÍ, de la soledad de la ofrenda, de la singularidad de la elección del más breve y escarpado trayecto. Heideggeriana: EreignisDeus

Si este llamado del más extremo hacer señales, el secretisimo acontecimiento-apropiador, sucede aún una vez abiertamente, o si la necesidad enmudece y falta todo dominio, y si, cuando el llamado tiene lugar, es entonces percibido, si el salto en el SER-AHÍ y con ello, a partir de su verdad, la vuelta se hace aún historia, en esto se decide el futuro del hombre. El puede espoliar y devastar los planetas con sus maquinaciones aún por siglos, lo gigantesco de este impulso puede “desarrollarse” hacia lo inimaginable y asumir la forma de una aparente rigurosidad, de disciplinar el desierto como tal; la grandeza del ser, mientras tanto, permanece ocluida, puesto que no tiene ya lugar decisión alguna acerca de la verdad y no verdad y sobre su esencia. Tan sólo se calcula el saldo del éxito y el fracaso de las maquinaciones. Este calcular se extiende hacia una presunta “eternidad”, que no es ninguna eternidad sino sólo el etcétera infinito de la fugacidad completamente devastada. Heideggeriana: EreignisDeus

La denegación, como la cercanía de lo inevitable transforma al SER-AHÍ en algo superado; esto quiere decir: no lo derriba, sino que lo arranca elevándolo a la fundación de su libertad. Heideggeriana: EreignisDeus

Pero la cercanía suena en la consonancia del ser con la experiencia de la indigencia del abandono del ser. Esta experiencia, sin embargo, es el primer paso hacia el asalto del SER-AHÍ. Pues solamente si el hombre sale de esta indigencia lleva la necesidad misma a la iluminación, y recién entonces conduce al júbilo del ser, y junto con éste a la libre participación. Heideggeriana: EreignisDeus

Debemos preparar la fundación de la verdad, y parece como si con ello estuviera ya predeterminado el homenaje y con éste la salvación del último dios. Tenemos que saber y atenemos, a la vez, a que el albergar de la verdad en el ente, y con ello la historia de la salvación del dios, sólo es exigida por él mismo y por el modo según el cual él nos necesita como fundadores del SER-AHÍ; exigida no como una tabla de mandamientos, sino más originariamente; y esencialmente de manera tal que su paso fugaz reclama que el ente permanezca, y con ello que lo haga el hombre que está en él; una permanencia recién en la cual el ente llegará a mantenerse firme alguna vez en la sencillez de su esencia recobrada (como obra, herramienta, cosa, hecho, mirada y palabra) ante el paso fugaz, sin detenerlo, sino más bien dejándolo gobernar como paso. Heideggeriana: EreignisDeus

Aquí no tiene lugar ninguna redención, e.d., en el fondo, ninguna derrota del hombre, sino la colocación de la esencia más originaria (fundación del SER-AHÍ en el ser mismo: el reconocimiento de la pertenencia del hombre al ser a través del dios, la admisión de que el dios, sin que ello comprometa su grandeza, tiene necesidad del ser. Heideggeriana: EreignisDeus

Pensar la verdad del ser se logra sólo cuando en el paso fugaz del dios el hombre es manifiestamente investido por su necesidad, y así llega a lo abierto el acontecimiento-apropiador en el exceso de la vuelta, que tiene lugar entre la pertenencia humana y la necesidad divina, para exhibir el ocultarse del acontecimiento-apropiador como el centro, para exhibirse como el centro del ocultarse y acceder a ser una fuerza, y con ello llevar la libertad, en tanto SER-AHÍ, fundado por el salto en el fundamento del ser. Heideggeriana: EreignisDeus

El ser, como lo más singular y menos frecuente, lo opuesto a la nada, habrá de retraerse de la masificación del ente; y toda historia, allí donde ella declina en su propia esencia, sólo estará al servicio de esta retirada del ser en su verdad más plena. Todo lo público, en cambio, se desplegará en sus éxitos y derrotas persiguiéndose vertiginosamente, de acuerdo a su manera peculiar, teniendo una vaga impresión de la nada de todo lo que sucede. Sólo entre esta masa y los auténticamente sacrificados se han de buscar y encontrar los pocos y sus alianzas, para poder vislumbrar que a ellos les sucede algo oculto, aquel paso fugaz, en oposición a todo arrastrar hacia lo veloz a cada “suceder”, para hacerlo al punto completamente manipulable y presto para ser consumido sin dejar resto. La inversión y confusión de las preguntas y de los ámbitos de las preguntas no será ya posible, porque la verdad del ser mismo, en la merma más aguda de su escisión, habrá llevado a la decisión las posibilidades esenciales. Este instante histórico no es ningún “estado ideal”, porque resulta siempre contrario a la esencia de la historia; antes bien, este instante es el acontecer apropiador de aquella vuelta, en la que la verdad del ser llega al ser de la verdad, puesto que el dios precisa del ser, y el hombre, como SER-AHÍ, debe haber fundado la pertenencia al ser. Entonces el ser es, por este instante, en cuanto el más íntimo intersticio igual a la nada; el dios supera al hombre y el hombre sobrepuja al dios, por así decir, inmediatamente, y por cierto ambos sólo en el acontecimiento-apropiador que es la verdad del ser mismo. Heideggeriana: EreignisDeus

Cuán pocos saben que el dios espera la fundación de la verdad del ser, y con esto el salto del hombre en el SER-AHÍ. En lugar de ello, parece como si el hombre esperara y debiera esperar al dios. Quizá es ésta la forma más capciosa del más profundo ateísmo y el ensordecimiento de la impotencia para el padecimiento del acontecer apropiador de aquel advenir-ahí-intermedio del ser, que es el único que ofrece un sitio al acceso del ente en la verdad, y le asigna lo justo, que consiste en hallarse en la más lejana distancia del paso fugaz del último dios; lo justo, cuya asignación sólo sucede como historia: transmutando al ente en la esencialidad de su determinación y liberándolo del abuso de las maquinaciones, que lo trastornan todo y agotan al ente en el usufructo. Heideggeriana: EreignisDeus

(5) El concepto de mundo, tal como se desarrolla en “Ser y Tiempo” sólo puede comprenderse desde el horizonte de la pregunta por el “SER-AHÍ” [Da-sein], pregunta que por su parte permanece incluida dentro de la pregunta fundamental por el sentido del ser (no de lo ente). Heideggeriana: ImagemMundo

(15) Este espacio abierto entre dos elementos es el SER-AHÍ, entendiendo la palabra en el sentido del ámbito extático del desocultamiento y ocultamiento del ser. Heideggeriana: ImagemMundo

Con frecuencia Nietzsche equipara horizonte y perspectiva y por ello no llega nunca a exponer de manera clara su diferencia y su conexión. Esta falta de claridad se funda no sólo en el modo de pensar de Nietzsche sino también en la cosa misma. En efecto, horizonte y perspectiva están necesariamente coordinados y entrelazados, de modo tal que con frecuencia pueden ocupar uno el lugar del otro. Pero sobre todo, ambos se fundan en una figura esencial más originaria del ser humano (en el SER-AHÍ), que Nietzsche, lo mismo que toda metafísica anterior a él, ni ve ni puede ver. Heideggeriana: VontadePoder

“Reflexión”, concebida según la historia del ser, de modo conforme al SER-AHÍ: el re-flejo [Rück-schein] en la aletheia, sin que ésta misma sea experimentada y fundada y llegue a “esenciar”. Heideggeriana: HistoriaSer

10. Existencia — utilizada temporalmente en Ser y Tiempo como la insistencia [Inständigketi] extática en el despejamiento del ahí del SER-AHÍ. Heideggeriana: HistoriaSer

4. Existencia como carácter del SER-AHÍ en Ser y Tiempo (historia del ser). Heideggeriana: HistoriaSer

Aquí no está en juego ni el concepto de Kierkegaard ni el de la filosofia de la existencia. Antes bien, la existencia es pensada retrocediendo a lo extático del SER-AHÍ con la intención de interpretar el SER-AHÍ en su destacada referencia a la verdad del ser. Sólo desde esta pregunta resulta condicionado el empleo provisional del concepto de existencia. La pregunta sólo sirve para la preparación de una superación de la metafisica. Todo esto está fuera de la filosofia de la existencia y del existencialismo, resulta abismalmente diferente de la pasión básicamente teológica de Kierkegaard y se mantiene, por el contrario, en una confrontación esencial con la metafisica. Heideggeriana: HistoriaSer

Cuando Hegel en la conclusión del mencionado discurso dice del “universum”, y esto es, para él, a la vez, del absoluto, que no tiene en sí fuerza alguna de resistencia, de afirmar su esencia cerrada, ante el ánimo explorador del conocimiento metafísico, surge entonces la pregunta de por qué le falta al absoluto esta fuerza de resistencia. La respuesta reza: porque el absoluto según su esencia no puede resistirse a la exploración, sino por el contrario se quiere manifestar. Esta voluntad de mostrarse es su esencia. El aparecer es la voluntad esencial del espíritu. Desde la mirada a esa voluntad esencial del absoluto está pronunciada aquella frase de Hegel. Esta determinación esencial del absoluto es entonces el supuesto del sistema-Enciclopedia. ¿Pero qué ocurre con este supuesto mismo? ¿Puede el sistema elevar la pretensión de ser absoluto cuando reposa en un supuesto, que él mismo no fundamenta y a saber absolutamente? Hegel ha desarrollado de hecho la fundamentación de esta esencia del absoluto y denunciado este desarrollo en la “Ciencia de la fenomenología del espíritu”. Si el absoluto quiere manifestarse, porque él mismo es voluntad de manifestación, entonces tiene que pertenecer a la esencia del absoluto el manifestarse, es decir, el aparecer. Esencia y aparecer son aquí idénticos. El absoluto es espíritu. El espíritu es lo que se sabe a sí mismo y en tal saber, saber de sí mismo que se quiere, como fundamento esencial de todo ente. El espíritu es el saber absoluto. Mas como a su esencia pertenece el aparecer, el saber absoluto tiene que presentarse (darstellen) como saber que aparece. Sólo así el saber absoluto concede a partir de sí al ánimo del conocimiento humano la posibilidad de estar abierto para este conocimiento y en general en lo conocido de este conocer. Viceversa el conocer humano tiene, en tanto sabe el absoluto, antes que todo llevar a ejecución (Ausführung) el presentarse del saber que aparece. Pero esta ejecución del presentarse del absoluto que aparece sólo puede ser ella misma absoluta, si debe adecuarse al absoluto. Por su parte la ciencia tiene que llevar este absoluto presentarse a absoluta ejecución. Si la “Fenomenología del espíritu” es esta ejecución, entonces la obra con este título ha osado una tarea metafísica como antes nunca necesitó ser planteada ni posteriormente nunca más podía serlo. Por ello esta “obra” es un instante único y en un particular sentido destacado de la historia de la metafísica. Y mentamos con la “obra” no la producción pensante del hombre Hegel, sino la “obra” como acaecimiento de una historia, en medio de la cual y para la cual se exige a toda realización (Vollbringen) humana una propia estabilidad y determinación (la instancia del SER-AHÍ). Heideggeriana: HegelFenomenologia

En la forma del trabajador y su dominio ya no se mira a la subjetiva, y mucho menos entonces a la subjetidad subjetivista de la esencia humana. El ver metafísico de la forma del trabajador corresponde al proyecto de la forma esencial de Zaratustra dentro de la metafísica de la voluntad de poder. ¿Qué se esconde en ese aparecer de la subjetividad objetiva del subjectum (del Ser del ente), que es pensada como forma humana, y no como un hombre aislado? Hablar de la subjetidad (no subjetividad) de la esencia humana como el fundamento de la objetividad de todo subjectum (de todo presente) parece en todos los aspectos paradójico y artificial. Esta apariencia tiene su fundamento en que apenas hemos comenzado a preguntar por qué y de qué manera será necesario dentro de la metafísica moderna un pensar que Zaratustra representa como forma. La información dada a menudo de que el pensamiento de Nietzsche había caído fatalmente en la poesía, es ella misma sólo el abandono del preguntar pensante. A pesar de todo, ni siquiera necesitamos volver a pensar hasta la deducción trascendental kantiana de las categorías para ver que, al mirar la forma como la fuente de la donación de sentido, se trata de la legitimación del Ser del ente. Sería una explicación demasiado grosera si se dijera que [397] aquí, en un mundo secularizado, el hombre como creador del Ser del ente ocupa el lugar de Dios. Que, en efecto, la esencia humana está en juego, no admite duda. Pero la esencia (verbal) del hombre, “el SER-AHÍ [Dasein] en el hombre” (véase Kant y el problema de la metafísica; 1 ed., 1929, § 43) no es algo humano. Para que la idea de la esencia humana pueda alcanzar el rango de lo que fundamenta ya a todo presente como la presencia, que permite primero una “representación” en el ente, y así legitima a éste como el ente, tiene el hombre ante todo que ser representado en el sentido de un fundamento normativo. Pero, ¿normativo para qué? Para el asegurarse del ente en su ser. ¿En qué sentido aparece “Ser” cuando se trata del asegurarse del ente? En el sentido de lo en todas partes y en todo tiempo constatable, es decir, representable. Descartes, entendiendo así el Ser, encontró la subjetividad del subjectum en el ego cogito del hombre finito. El aparecer de la forma metafísica del hombre como fuente de donación de sentido es la consecuencia última de la posición de la esencia humana como subjectum normativo. Conforme a ello, se transforma la forma interna de la metafísica, que consiste en lo que puede denominarse como la trascendencia. Ésta es dentro de la metafísica por razones esenciales ambigua. Allí donde esa ambigüedad no se tiene en cuenta se extiende una confusión incurable, que puede valer como característica del representar metafísico todavía hoy usual. Heideggeriana: PreguntaSer

Wisser: Muy evidentemente, lo que a usted le importa ante todo es la deconstrucción de la subjetividad, y no lo que actualmente se escribe con letras mayúsculas, lo Antropológico y lo Antropocéntrico, no la idea que el hombre ya tendría, en el conocimiento que tiene de sí mismo y en la acción que realiza, capturada su propia esencia. Usted invita al hombre a prestar atención preferentemente a la experiencia del «SER-AHÍ» (Da-sein), donde el hombre se reconoce como una esencia abierta al Ser y el Ser se le ofrece como des-velamiento (Un-verborgenheit). Toda su obra está dedicada a probar la necesidad de una transformación así del ser del hombre a partir de la experiencia del ser «ahí». ¿Encuentra usted indicios que le permitan creer que este pensar considerado como necesario se hará realidad? Heidegger: Nadie sabe cuál será el destino del pensar. En 1964, en una conferencia que no pronuncié yo mismo, pero cuyo texto traducido fue leído en París, hablé de «El final de la filosofía y la tarea del pensar». Hago entonces una diferenciación entre la filosofía, es decir la metafísica, y el pensamiento, tal como lo entiendo. El pensar que, en esta conferencia, diferencio de la filosofía —lo que ocurre sobre todo cuando intento aclarar la esencia de la aletheia griega — este pensar, es fundamentalmente en su relación con la metafísica, mucho más simple que la filosofía, pero, precisamente debido a su simplicidad, es mucho más difícil de cumplir. Y éste exige: un cuidado nuevo del lenguaje, y no una invención de términos nuevos, como había pensado yo, antaño; mucho más un retorno al contenido originario de la lengua que nos es propia, pero que es víctima (que está a la merced) de un deterioro continuo. Un pensador por venir que tal vez esté emplazado ante la tarea de asumir efectivamente este pensar que intento preparar, deberá acomodarse según una palabra que Heinrich von Kleist escribió un día y que dice: «Quedo borrado ante alguien que aún no está aquí, y me inclino, con un milenio de distancia, ante su espíritu». Heideggeriana: Wisser