Por to tanto, el impulso, la vis primitiva como primum constitutivum de la unificación originaria, tiene que ser algo que capta de antemano todo su entorno. Leibniz expresa esto de la siguiente manera: En el fundamento de su esencia la mónada es re-presentadora, algo que pone-ahí-delante por adelantado [ix]. 4140 Heideggeriana: CursoMarburgo
El impulso es la naturaleza, es decir, la esencia de la substancia. En cuanto impulso es hasta cierto punto activo, pero esta parte activa es siempre originariamente re-presentadora (Principes de la Nature…, § 2; Schmalenbach II, 122). 4152 Heideggeriana: CursoMarburgo
En el impulso mismo reside la tendencia a pasar de… a… Esta tendencia a un tránsito es to que Leibniz llama appetitus. Appetitus y perceptio son, en un sentido característico, determinaciones de la mónada igual de originarias. La propia tendencia es re-presentadora. Esto quiere decir que es unificadora a partir de una unidad que pasa anticipadamente más allá, y que unifica esos tránsitos de un representar a otro que se encuentran liberados en el impulso y que se impulsan entre sí. Imo rem accurate considerando dicendum est nihil in rebus esse nisi substantias simplices et in his perceptionem atque appetitum (a de Volder; Gerh. lI, 270). 4158 Heideggeriana: CursoMarburgo
El enunciado toma prestada su conformidad del carácter abierto del comportarse; pues sólo mediante éste puede lo manifiesto llegar a ser el criterio de conformidad de la adecuación re-presentadora. El propio comportarse, que siempre se mantiene abierto, tiene que dejar que se le indique esta pauta. Esto significa que tiene que tomarse el criterio de conformidad de todo representar como algo ya previamente dado. El representar forma parte del carácter abierto del comportarse. Ahora bien, si la conformidad (verdad) del enunciado sólo es posible mediante dicho carácter, entonces aquello que hace posible la conformidad tiene que valer como esencia de la verdad, de acuerdo con una legitimidad más originaria. 4461 Heideggeriana: EssenciaVerdade
La essentia del ens en su esse es la presencia. Pero la presencia está presente en el modo de la presentación. Como, mientras tanto, el ens, el subiectum, ha llegado a ser res cogitans, la presentación es, en sí misma y al mismo tiempo, re-presentadora, esto es, representación. Eso que Hegel piensa con la palabra experiencia dice en primer lugar lo que es la res cogitans a modo de subiectum co-agitans. La experiencia es la presentación del sujeto absoluto que se hace presente en la representación y de este modo se absuelve. La experiencia es la subjetidad del sujeto absoluto. La experiencia es, en tanto que presentación de la representación absoluta, la parusía de lo absoluto. La experiencia es la absolutez de lo absoluto, su manifestación en el manifestarse absolvente. Todo depende de pensar la experiencia aquí nombrada como ser de la conciencia. Pero ser quiere decir presencia. La presencia se muestra como manifestación. La manifestación es ahora manifestación del saber. En el ser, en cuya calidad se hace presente la experiencia, reside como carácter de la manifestación el representar en el sentido del presentar. Incluso cuando utiliza la palabra experiencia en su sentido habitual de empíria, Hegel tiene especial cuidado con el momento de la presencia. Entonces entiende bajo experiencia (vid. el prólogo al «Sistema de la Ciencia» en la Fenomenología del Espíritu, ed. Hoffmeister p. 14) «la atención a lo presente como tal». Hegel no se limita a decir con cautela que la experiencia sea un prestar atención a algo presente, sino también a eso presente en su presencia. 9477 Heideggeriana: HegelExperiencia