pueblo

Volk

La aceptación del rectorado es el compromiso de dirigir espiritualmente esta escuela superior. La comunidad de los que siguen, profesores y alumnos, sólo se despierta y fortalece arraigando auténticamente y en común en la esencia de la Universidad alemana. Pero esta esencia sólo alcanza claridad, rango y poder si, ante todo, los propios dirigentes [Führer es traducido indistintamente por “dirigente”, “guía” y “jefe”.] son en todo momento dirigidos; dirigidos por lo inexorable de esa misión espiritual que obliga al destino del PUEBLO alemán a tomar la impronta de su historia. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

¿Sabemos algo de esta misión espiritual? Tanto si lo sabemos como si no, la pregunta sigue siendo ineludible: ¿estamos nosotros, profesores y alumnos de esta alta escuela, enraizados auténticamente y en común en la esencia de la Universidad alemana? ¿Tiene esta esencia auténtica capacidad de informar nuestra existencia [Traduzco Dasein por “existencia”. Aunque, como es bien sabido, Dasein es un término técnico del pensamiento heideggeriano que designa el hecho de que el hombre es el lugar o el “ahí” del ser, no me parece necesario, en el contexto de este discurso, hacer explícita referencia, mediante una traducción como “ser-ahí” o “ahí del ser”, a esa especial característica ontológica. “Existencia” o “existencia humana” son suficientes para una correcta comprensión de este texto de Heidegger.]? Sólo, ciertamente, si queremos esta esencia a fondo. Pero, ¿quién podría dudar de ello? Suele, por lo general, verse en su “autonomía” [Selbstverwaltung: literalmente, “autoadministración”, “autogobierno”. Dejo “autonomía” por ser en español el término típico en el ámbito universitario.] el rasgo esencial predominante de la Universidad; autonomía que debe ser mantenida. Sólo que ¿hemos pensado del todo lo que exige de nosotros esta reivindicación de autonomía? Autonomía significa: ponernos nosotros mismos la tarea y determinar incluso el camino y el modo de su realización, para ser lo que debemos ser. Pero, ¿sabemos realmente quiénes somos nosotros, esta corporación de profesores y alumnos de la escuela superior del PUEBLO alemán? ¿Podemos saberlo, sin la más constante y severa autorreflexión? Ni el conocimiento del estado actual de la Universidad ni tampoco la familiaridad con su temprana historia garantizan ya un saber suficiente de su esencia; a no ser que, con claridad y dureza, delimitemos para el futuro esta esencia, en tal delimitación, la queramos, y, en tal querer, nos afirmemos nosotros mismos. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

La autonomía sólo se justifica sobre la base de la autorreflexión. Pero la autorreflexión sólo puede acontecer si la Universidad alemana tiene la fuerza de autoafirmarse. ¿La llevaremos a cabo? ¿Cómo? La autoafirmación de la Universidad alemana es la voluntad originaria, común, de su esencia [Die Selbstbehauptung der deutschen Universtität ist der ursprüngliche, gemeinsame Wille zu ihrer Wesen. La expresión “voluntad de esencia” es poco castellana, pero prefiero dejarla así, para mantener el tono rotundo y enfático del discurso, que se rompería si se tradujera — quizá más acertadamente —, mediante la paráfrasis interpretativa “voluntad de que [la Universidad] sea lo que en su esencia es”.]. Para nosotros, la Universidad alemana es la escuela superior que, desde la ciencia y mediante la ciencia, acoge, para su educación y disciplina, a los dirigentes y guardianes del destino del PUEBLO alemán. La voluntad de la esencia de la Universidad alemana es voluntad de ciencia en el sentido de aceptar la misión espiritual histórica del PUEBLO alemán, PUEBLO que se conoce a sí mismo en su Estado. Ciencia y destino alemán tienen sobre todo que llegar, queriendo su esencia, al poder. Y lo lograrán si, y sólo si, nosotros, profesores y alumnos, exponemos, por un lado, la ciencia a su más propia necesidad y, por otro, nos mantenemos firmes en el destino alemán con todo su apremio. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Si queremos comprender la esencia de la ciencia, tenemos antes que dejar bien clara la cuestión decisiva: ¿debe, para nosotros, seguir existiendo aún la ciencia, o debemos dejarla correr hacia un rápido final? Que deba haber ciencia no es algo incondicionalmente necesario. Pero, si debe haber ciencia y si debe existir para nosotros y por nosotros, ¿en qué condiciones puede entonces realmente existir? Sólo si nos situamos de nuevo bajo el influjo del inicio de nuestra existencia histórico-espiritual. Este inicio es el surgimiento (Aufbruch) de la filosofía griega. Con ella, el hombre occidental, por la fuerza de la lengua de un PUEBLO, se erige por primera vez frente al ente en su totalidad, cuestionándolo y concibiéndolo como el ente que es. Toda ciencia es filosofía, lo sepa y lo quiera, o no. Toda ciencia sigue ligada a ese inicio de la filosofía. De él extrae la fuerza de su esencia, suponiendo que siga estando a la altura de ese inicio. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Justo por eso el saber tiene que desplegar su máxima resistencia — sólo contra la cual se levanta todo el poder del ocultamiento del ente — para fracasar realmente. Precisamente así es como el ente se abre en su insondable inmutabilidad y ofrece al saber su verdad. Esta máxima sobre la impotencia creadora del saber es una frase de los griegos, en quienes, con demasiada facilidad, se quiere encontrar el modelo de un saber puramente asentado en sí mismo y, con ello, olvidado de sí, que se nos presenta como la actitud “teórica”. Pero, ¿qué es la theoria para los griegos? Se suele decir: la pura contemplación, que permanece ligada a la plenitud y exigencia de las cosas. Apelando a los griegos, esta conducta contemplativa, se dice, habría de existir por ella misma. Pero esta apelación carece de fundamento. Pues, por un lado, la “teoría” no tenía lugar por ella misma, sino únicamente por la pasión de permanecer cerca del ente en cuanto tal y bajo su apremio. Mas, por otro lado, los griegos luchaban justamente por comprender y por ejercer ese cuestionar contemplativo como una, incluso como la suprema, forma de la energeia, del “estar-a-la-obra” del hombre. Su sentido no estaba, pues, en asimilar la praxis a la teoría, sino al revés, en entender la teoría misma como la suprema realización de una auténtica praxis. Para los griegos la ciencia no es un “bien cultural”, sino el centro que determina desde lo más profundo toda su existencia como PUEBLO y como Estado. La ciencia tampoco es para ellos un puro medio para hacer consciente lo inconsciente, sino el poder que abarca y da rigor a toda la existencia. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Pero, si nos sometemos al lejano mandato del inicio, la ciencia tiene entonces que convertirse en el acontecimiento fundamental de nuestra existencia espiritual como PUEBLO. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Tal preguntar quiebra el encapsulamiento de las ciencias en disciplinas separadas, las recoge de su dispersión, sin límite y sin meta, en campos y rincones aislados y expone la ciencia inmediatamente de nuevo a la fecundidad y a la bendición de todas las fuerzas de la existencia histórica del hombre, que configuran el mundo, como son: naturaleza, historia, lenguaje; PUEBLO, costumbres, Estado; poetizar, pensar, creer; enfermedad, locura, muerte; derecho, economía, técnica. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Si queremos la esencia de la ciencia, en el sentido de ese firme mantenerse, cuestionando y al descubierto, en medio de la inseguridad de la totalidad del ente, entonces esta voluntad esencial instituye para nuestro PUEBLO un mundo suyo del más íntimo y extremo riesgo, es decir, su verdadero mundo espiritual. Pues “espíritu” no es ni la sagacidad vacía, ni el juego de ingenio que a nada compromete, ni el ejercicio sin fin del análisis intelectual, ni una razón universal, sino que espíritu es el decidirse, originariamente templado y consciente, por la esencia del ser. Y el mundo espiritual de un PUEBLO no es una superestructura cultural como tampoco un arsenal de conocimientos y valores utilizables, sino que es el poder que más profundamente conserva las fuerzas de su raza y de su tierra, y que, como tal, más íntimamente excita y más ampliamente conmueve su existencia. Sólo un mundo espiritual garantiza al PUEBLO la grandeza; pues obliga a que la permanente decisión entre la voluntad de grandeza y el dejarse llevar a la decadencia sea la ley que rige la marcha que nuestro PUEBLO ha emprendido hacia su historia futura. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

La tercera vinculación del estudiantado es con la misión espiritual del PUEBLO alemán. Este PUEBLO forja su destino colocando su historia en medio de la manifiesta hegemonía de los poderes de la existencia humana que configuran el mundo y luchando, una y otra vez, por conseguir su mundo espiritual. Exponiéndose así a la extrema problematicidad de la existencia humana es como este PUEBLO quiere ser un PUEBLO espiritual. El exige, desde sí y para sí, a sus guías y guardianes la más severa claridad del más elevado, amplio y rico saber. Una juventud estudiante, que tempranamente se atreve a entrar en la edad viril y que extiende su voluntad sobre el destino venidero de la nación, se obliga radicalmente a ponerse al servicio de este saber. Para ella, este servicio del saber no podrá volver a ser la rápida y gris preparación para una profesión “distinguida”. El político y el profesor, el médico y el juez, el cura y el arquitecto dirigen la existencia del PUEBLO y del Estado y la protegen y mantienen tensa en sus relaciones esenciales con los poderes que configuran el mundo; por eso, estas profesiones — y la educación para ellas — están sometidas al servicio del saber. El saber no está al servicio de la profesión, sino al revés: las profesiones hacen efectivo y administran ese supremo y esencial saber que el PUEBLO tiene sobre la totalidad de su existencia. Pero este saber no es para nosotros la tranquila captación de esencias y valores en sí, sino la aguda amenaza de la existencia en medio de la hegemonía del ente. La problematicidad de la existencia exige del PUEBLO trabajo y lucha, y le lleva forzosamente a su Estado, al que pertenecen las profesiones. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Las tres, vinculaciones — por el PUEBLO al destino del Estado en el seno de una misión espiritual — son, respecto del ser alemán, igualmente originarias. Los tres servicios que surgen de ellas — servicio del trabajo, servicio de las armas, servicio del saber — son igualmente necesarios y de idéntico rango. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

El saber, que también es acción, acerca del PUEBLO, y el saber, que se mantiene siempre dispuesto, acerca del destino del Estado, crean, a una con el saber de la misión espiritual, la esencia plena y originaria de la ciencia, cuya realización nos está encomendada — en el supuesto de que nos sometamos al lejano mandato del inicio de nuestra existencia histórico-espiritual-. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Esta ciencia es entendida cuando se define la esencia de la Universidad alemana como aquella escuela superior que, desde la ciencia y mediante la ciencia, acoge, para su educación y disciplina, a los jefes y guardianes del destino del PUEBLO alemán. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Este concepto originario de ciencia obliga no sólo a la “objetividad”, sino, ante todo, a que el cuestionar, en medio del mundo histórico-espiritual del PUEBLO, sea esencial y sencillo. Más aún, sólo desde ahí es posible fundar auténticamente la objetividad, esto es, delimitar cuál es su tipo y cuáles sus límites. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

La Facultad sólo es Facultad cuando desarrolla una capacidad de legislación espiritual, arraigada en la esencia de su ciencia, para integrar los poderes de la existencia que la constriñen en ese único mundo espiritual del PUEBLO. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

En el momento en que Facultades y especialidades pongan en marcha las cuestiones esenciales y elementales de su ciencia, profesores y alumnos serán también poseídos por las mismas últimas necesidades y apremios de la existencia del PUEBLO y del Estado. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Pero, partiendo de la referida esencia de la ciencia, una cosa evidentemente sabemos: que la Universidad alemana sólo llegará a tomar forma y poder cuando los tres servicios — del trabajo, de las armas y del saber — se reúnan originariamente en una única fuerza conformadora. Lo cual quiere decir: La voluntad esencial del profesorado tiene que despertar a la simplicidad y amplitud del saber de la esencia de la ciencia y fortalecerlas. La voluntad esencial del alumnado tiene que esforzarse por llegar a la suprema claridad y disciplina del saber y, exigiendo y decidiendo, integrar el saber que ya tienen [Traduzco Mitwissenschat por “el saber que ya tienen”. La idea que el discurso expresa es que el estudiantado, por su enraizamiento en el PUEBLO y su Estado, tiene ya un saber sobre ellos que no debe ser desechado, sino elevado a la forma de ciencia.] sobre el PUEBLO y su Estado en la esencia de la ciencia. Ambas voluntades tienen que estar dispuestas a luchar entre sí. Todas las facultades de la voluntad y del pensamiento, todas las fuerzas del corazón y todas las capacidades del cuerpo tienen que desarrollarse mediante la lucha, aumentar en la lucha y conservarse como lucha. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Pero la comunidad de lucha de profesores y alumnos sólo logrará transformar la Universidad alemana en lugar de legislación espiritual y hacer de ella el medio de la más rígida reunión al supremo servicio del PUEBLO en su Estado, si profesores y alumnos disponen su existencia de manera más sencilla, más dura y más austera que los demás compatriotas. Toda jefatura ha de admitir la fuerza propia de los que obedecen. Pero obedecer lleva consigo resistencia. Esta esencial oposición entre mandar y obedecer no debe ser difuminada ni mucho menos extinguida. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Que tales cosas acontezcan o no, depende tan sólo de que nos queramos todavía, o más bien de nuevo, como PUEBLO histórico-espiritual, o de que abandonemos tal querer. Cada individuo también decide, incluso precisamente cuando evita esta decisión. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Pero queremos que nuestro PUEBLO cumpla con su misión histórica. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Queremos ser nosotros mismos. Pues la fuerza joven y reciente del PUEBLO, que ya está pasando sobre nosotros, ya ha decidido. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Por lo demás, el proyecto es esencialmente un proyecto arrojado. El que arroja en ese proyectar no es el hombre, sino el ser mismo, que destina al hombre a la ex-sistencia del ser-aquí en cuanto su esencia. Este destino acontece como claro del ser, y éste sólo es como tal. El claro garantiza y preserva la proximidad al ser. En dicha proximidad, en el claro del “aquí”, habita el hombre en cuanto ex-sistente, sin que sea ya hoy capaz de experimentar propiamente ese habitar ni de asumirlo. La proximidad “del” ser, en que consiste el “aquí” del ser-aquí o Dasein, ha sido pensada a partir de Ser y tiempo en el discurso sobre la elegía de HölderlinHeimkunft” (1934), ha sido escuchada en su decir más intenso en el propio poema cantado por el poeta y ha sido nombrada como “patria” desde la experiencia del olvido del ser. Esta palabra está pensada aquí en un sentido esencial que no es ni patriótico ni nacionalista, en el sentido de la historia del ser. Pero, al mismo tiempo, la esencia de la patria ha sido nombrada con la intención de pensar la apatricidad o desterramiento del hombre moderno desde la esencia de la historia del ser. El último que experimentó tal desterramiento fue Nietzsche. Y la única salida que le encontró desde dentro de la metafísica fue la inversión de la metafísica. Pero esto significa la consumación de la falta de salidas. Con todo, cuando compone su poema “Heimkunft”, Hölderlin se preocupa de que sus “paisanos” encuentren su esencia. Y no busca para nada esta esencia en el egoísmo de su PUEBLO, sino que la ve desde la pertenencia al destino de Occidente. Sólo que Occidente tampoco está pensado de modo regional, como lo opuesto a Oriente, no sólo está pensado como Europa, sino desde el punto de vista de la historia universal, desde la proximidad al origen. Apenas si hemos empezado a pensar todavía las enigmáticas referencias al Este que se han hecho palabra en la poesía de Hölderlin (vid. “Der Ister”, “Die Wanderung”, 3. estrofa y ss.). Lo “alemán” no es algo que se le dice al mundo para que sane y encuentre su salud en la esencia alemana, sino que se le dice a los alemanes para que, partiendo de su pertenencia destinal a los pueblos, entren con ellos a formar parte de la historia universal (vid. sobre el poema de Hölderlin, “Andenken”, el escrito conmemorativo “Tübinger Gedenkschrift”, de 1943, p. 322). La patria de este morar histórico es la proximidad al ser. Heideggeriana: CartaHumanismo

El puente deja a la corriente su curso y al mismo tiempo garantiza a los mortales su camino, para que vayan de un país a otro, a pie, en tren o en coche. Los puentes conducen de distintas maneras. El puente de la ciudad lleva del recinto del castillo a la plaza de la catedral; el puente de la cabeza de distrito, atravesando el río, lleva a los coches y las caballerías enganchadas a ellos a los pueblos de los alrededores. El viejo puente de piedra que, sin casi hacerse notar, cruza el pequeño riachuelo es el camino por el que pasa el carro de la cosecha, desde los campos al PUEBLO; lleva a la carreta de madera desde el sendero a la carretera. El puente que atraviesa la autopista está conectado a la red de líneas de larga distancia, una red establecida según cálculos y que debe lograr la mayor velocidad posible. Siempre, y cada vez de un modo distinto, el puente acompaña de un lado para otro los caminos vacilantes y apresurados de los hombres, para que lleguen a las otras orillas y finalmente, como mortales, lleguen al otro lado. El puente, en arcos pequeños o grandes, atraviesa río y barranco — tanto si los mortales prestan atención a lo superador del camino por él abierto como si se olvidan de él — para que, siempre ya de camino al último puente, en el fondo aspiren a superar lo que les es habitual y aciago, y de este modo se pongan ante la salvación de lo divino. El puente reúne, como el paso que se lanza al otro lado, llevando ante los divinos. Tanto si la presencia de éstos está considerada de propio y agradecido de un modo visible, en la figura del santo del puente, como si queda ignorada o incluso arrumbada. Heideggeriana: ConstruirHabitar

Wilhelm von Humboldt, cuyas penetrantes y oscuras miradas a la esencia del habla no debemos dejar de admirar, dice: “La aplicación de una forma sonora ya existente a los propósitos internos del habla… puede ser pensada como posible en épocas medias de la formación del habla. Por la iluminación interior y el favor de circunstancias externas, un PUEBLO podría impartir a su habla heredada una forma tan diferente que llegaría a ser un habla del todo distinta y nueva.” (Párr. 10, p. 84). Más adelante (párrafo 11, pág. 100) se dice: “Sin modificar el habla en sus sonoridades, y todavía menos en sus formas y leyes, el tiempo — por el creciente desarrollo de ideas, un aumento en la capacidad de reflexión y una sensibilidad más penetrante — introducirá en ella lo que anteriormente no poseía. De este modo se depositará en el mismo contenedor otro sentido; bajo el mismo cuño se dará algo distinto; siguiendo las mismas leyes de conexión se indicará una secuencia de ideas distintamente escalonada. He aquí el fruto constante de la literatura de un PUEBLO y, dentro de ella, singularmente de la poesía y de la filosofía.” Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Posteriormente, la palabra “nihilismo” entró en circulación gracias a Turgueniev para denominar la concepción según la cual sólo el ente accesible en la percepción sensible, es decir experimentado por uno mismo, es real y existente, y ninguna otra cosa. Con ello se niega todo lo que esté fundado en la tradición y la autoridad o en cualquier otro tipo de validez. Para esta visión del mundo, sin embargo, se utiliza generalmente la designación “positivismo”. La palabra “nihilismo” es empleada por Jean Paul en su Vorschule der Ästhetik, par. 1 y 2, para designar como nihilismo poético a la poesía romántica. A ello conviene confrontar el prólogo de Dostoievski a su discurso sobre Pushkin de 1880 (Sämtliche Werke, ed. por Moeller v. d. Bruck. sección 2a., t. XII, pág. 95). El pasaje en cuestión dice: “Por lo que respecta a mi discurso, en él quería desplegar simplemente los siguientes cuatro puntos relativos a la importancia de Pushkin para Rusia: 1) Que Pushkin, con su espíritu profundo, penetrante y altamente dotado, y partiendo de su corazón auténticamente ruso, ha sido el primero en descubrir y reconocer como lo que es ese fenómeno significativo y patológico de nuestra intelectualidad, de esa sociedad nuestra desarraigada que se cree muy por encima del PUEBLO. Lo ha reconocido y ha sido capaz de poner plásticamente ante nuestros ojos el tipo de nuestro hombre ruso negativo: el hombre que no tiene sosiego y que no puede contentarse con nada de lo que existe, que no cree en su tierra natal ni en las fuerzas que surgen de ella, que en última instancia niega a Rusia y a sí mismo (o mejor dicho, a su clase social, a todo el estrato de la intelectualidad a la que él también pertenece y que se ha desprendido de la tierra de nuestro PUEBLO), que no quiere tener nada en común con sus compatriotas y que sufre sinceramente por todo esto. El Aleko y el Onegin de Pushkin han suscitado en nuestra literatura una serie de figuras similares.” Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Evidentemente, el comentario de la respuesta nos proporciona una indicación. La desvalorización de los valores, y con ella el nihilismo, consiste en que falta “la meta”. Queda, sin embargo, la pregunta: ¿por qué una “meta” y para qué una “meta”? El comentario dice: “falta la respuesta al “¿por qué?””. En la pregunta “¿por qué?” preguntamos: por qué algo es de tal y cual manera; la respuesta proporciona lo que llamamos la razón, el fundamento. La pregunta se repite: “¿por qué tiene que haber un fundamento? ¿Para qué y cómo es el fundamento un fundamento? ¿Cómo es un fundamento? ¿Qué conexión interna existe entre fundamento y valor? Ya a partir de la referencia introductoria a la conexión esencial entre “nihilismo” y “transvaloración” de todos los valores válidos hasta el momento y, más específicamente, de los valores supremos, podía verse que el concepto de valor desempeña un papel conductor en el pensamiento de Nietzsche. Como consecuencia de la influencia de su obra, la idea de valor se ha vuelto corriente entre nosotros. Se habla de los “valores vitales” de un PUEBLO, de los “valores culturales” de una nación; se dice que hay que proteger y salvar los valores supremos de la humanidad. Se oye decir que “preciosos valores” han sido puestos a buen recaudo y se alude con ello a la protección de obras de arte de los ataques aéreos. En el último caso citado, “valores” significa lo mismo que bienes. Un “bien” es un ente que “tiene” un determinado “valor”; un bien es un bien por razón de un valor, es aquello en lo que se ha objetivado un valor, o sea un “objeto de valor”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

¿Y qué es un valor? Conocemos como “valor”, por ejemplo, la libertad de un PUEBLO, pero en el fondo volvemos a entender aquí la libertad como un bien que poseemos o no poseemos. Pero la libertad no podría ser para nosotros un bien si la libertad en cuanto tal no fuera previamente un valor, algo que estimamos como algo que vale, que es válido, como algo que “importa”.Valor es lo que vale; sólo lo que vale es un valor. Pero ¿qué significa “valer”? Vale aquello que desempeña un papel normativo. Se plantea entonces la pregunta: ¿Un valor vale porque es normativo, o sólo puede dar la norma porque vale? Si es esto último, preguntamos nuevamente: ¿qué quiere decir: el valor vale? ¿Vale algo porque es un valor o es un valor porque vale? ¿Qué es el valor mismo, el hecho de que valga? El “valer” no es una nada sino el modo en el que el valor, el valor en cuanto valor, “es”.Valer es un modo del ser. Sólo hay valor en un ser-valor. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Con la posición del “mundo verdadero” frente al mundo del devenir como un mundo sólo aparente, Nietzsche alude a la metafísica de Platón y detrás de ella, a toda la metafísica posterior, a la que Nietzsche entiende como “platonismo”. A éste lo comprende como una “doctrina de los dos mundos”: por encima de este mundo mutable y accesible a los sentidos está el mundo del más allá, suprasensible, inmutable. Éste es el mundo que permanece consistente, el mundo que “es” y por lo tanto el mundo verdadero; aquél, el mundo aparente. A esto corresponde la equiparación de “verdad” y “ser”. En la medida en que el cristianismo enseña que este mundo, como valle de lágrimas, sólo es un tránsito temporal hacia la bienaventuranza eterna del más allá, Nietzsche puede concebir al cristianismo en su conjunto como platonismo (doctrina de los dos mundos) para el PUEBLO. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En estos días, nosotros mismos somos testigos de una misteriosa ley de la historia por la que un día un PUEBLO no está ya a la altura de la metafísica que ha surgido de su propia historia, y esto precisamente en el instante en que esta metafísica se ha vuelto incondicionada. Ahora se muestra lo que Nietzsche ya reconoció metafísicamente, que la “economía maquinal” de la época moderna, el cálculo maquinístico de todo actuar y planificar exige, en su forma incondicionada, una humanidad nueva que vaya más allá del hombre que ha existido hasta el momento. No basta con poseer carros de combate, aviones y aparatos de comunicación; tampoco basta con disponer de hombres que puedan emplearlos; ni siquiera basta con que el hombre domine simplemente la técnica, como si ésta fuera algo en sí mismo indiferente, más allá de beneficios y perjuicios, de la construcción y la destrucción, aprovechable a placer por cualquiera para cualquier fin. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El hombre de la ciudad piensa que “se mezcla con el PUEBLO” tan pronto condesciende a entablar una larga conversación con un campesino. Por las tardes, cuando durante la pausa del trabajo me siento con los campesinos en torno de la estufa o en la mesa junto del rincón donde está la imagen del Señor, casi nunca hablamos. En silencio fumamos nuestras pipas. Entretanto quizá cruza una palabra. Que el trabajo se termina en el bosque, que en la noche anterior se metió una marta en el gallinero, que posiblemente mañana una vaca parirá, que el campesino Oehmi ha tenido un ataque, que el tiempo pronto “se muda”. La íntima pertenencia del propio trabajo a la Selva Negra y sus moradores viene de un centenario arraigo suabo-alemán a la tierra que nada puede reemplazar. Heideggeriana: Provincia1933

Por el contrario, la memoria campesina tiene su fidelidad sencilla, segura e incesable. Hace poco le llegó la hora de la muerte a una campesina allá arriba. Ella conversaba conmigo a menudo y de buena gana, y me enseñaba viejas historias del PUEBLO. En su lenguaje enérgico y lleno de imágenes conservaba todavía muchas palabras viejas y diversas sentencias que habían llegado a ser ininteligibles para los actuales jóvenes del PUEBLO y, así, han desaparecido del lenguaje vivo. Todavía en el año pasado, cuando yo vivía solo semanas enteras en el refugio, esta campesina, con sus 83 años, subía a menudo la abrupta cuesta que conduce a él. Quería ver, como decía, si yo todavía estaba allí y si no me había robado de improviso “algún duende”. La noche que murió la pasó conversando con sus parientes y, hora y media antes de su fin, envió todavía un saludo al “señor profesor”. Tal recuerdo vale incomparablemente más que el más hábil “reportaje” de un periódico de circulación mundial sobre mí pretendida filosofía. Heideggeriana: Provincia1933

El mundo de la ciudad está en peligro de sucumbir a una falsa creencia corruptora. Una impertinencia muy ruidosa y muy activa y muy delicada parece, a menudo, preocuparse por el mundo y la existencia del campesino. Pero con ello se niega precisamente lo que ahora sólo hace falta: mantener la distancia de la existencia campesina; abandonarla — ahora más que nunca — a su propia ley; ¡fuera las manos!; para no arrastrarla en una falsa habladuría de literatos sobre lo popular y amor a la tierra. El campesino ni quiere ni necesita en ningún caso esta exagerada amabilidad ciudadana. Lo que ciertamente necesita y quiere es el tacto reservado respecto a su propio ser y a su independencia. Pero muchos de los procedentes de la gran ciudad y de los transeúntes — y no en último término los esquiadores — se comportan a menudo en el PUEBLO o en la casa del campesino como si se “divirtieran” en sus salones de recreo de la gran ciudad. Tal ajetreo destruye en una noche más de lo que puede fomentar jamás un adecenamiento científico de varios decenios sobre lo popular y las costumbres y usos del PUEBLO. Heideggeriana: Provincia1933

Pero, ¿cómo debemos comprender la esencia interna de la universidad? Sobre esto ha de darnos noticias la historia de la Universidad Alemana; puesto que esa historia es la historia del espíritu alemán. Y la historia del espíritu alemán es el destino del PUEBLO alemán. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Sólo que, la historia, no es para nosotros, tan sólo, lo pasado. La historia es también, y efectivamente, lo que está pasando hoy — el presente. Pues, el presente tiene su sentido en que él se anticipa al futuro, para configurarlo. Nuestro presente actual alemán, empero, se ha llenado de un gran vuelco [Umwälzung], que atraviesa [hindurchgreift] la existencia histórica completa de nuestro PUEBLO. El comienzo de este vuelco [trastorno], lo observamos nosotros en la Revolución Nacionalsocialista. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Por la época del cambio del siglo 18 al 19, los alemanes se convierten, sin embargo, en cualquier otra cosa — salvo en libres. El antiguo Reich se había derrumbado como poder unificador y disuelto en un puñado de insignificantes Estados [Kleinstaaterei], sin dirección alguna y desarraigados. El único Estado alemán que aún existía fundado en sí mismo, por aquel entonces, Prusia, fue sometido por Napoleón y sus aliados, en 1806-7. Pero — en medio de toda esa impotencia política, de todo ese desmembramiento estatal, de toda esa miseria del PUEBLO vivía aún y vivía ya una Alemania secreta. Desde el apremio más interno y bajo el yugo de la servidumbre externa surgía una nueva libertad. Esto quiere decir que: La esencia de la libertad fue concebida de nuevo e implantada en el saber y en la voluntad de los alemanes. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Se despertó a la consciencia que fe y saber, lenguaje y arte, poesía y educación, tienen sus raíces y medidas en el PUEBLO. Lo que determinaba la esencia del hombre era la esencia natural e histórica del espíritu de un PUEBLO [Volkgeist] y no las reglas de un mero entendimiento, ni los cálculos de una razón mundana que oscila libremente. Por entonces surgía, también, y no por azar, el término que designa lo popular o lo comunitario [Volkstum]. Este nuevo saber y querer se extendió necesariamente también sobre el Estado. Éste no fue pensado más como fuerza ciega e unilateral, que se aprovecha de todo a través de ciertos actos violentos [Gewalttätige]. Sino que el Estado fue previsto como una ordenación vital y una ley, en la cual y por la cual el PUEBLO mismo conquistase su unidad y la seguridad de su duración. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Libertad tendrá para los alemanes, ahora, un sonido y sentido nuevos. Libertad significa: ligazón [Bindung] con la ley del espíritu de un PUEBLO, la cual se ha de confirmar [s. herausstellt], de modo ejemplar, en las obras de poetas, pensadores y estadistas. Libertad significa: obligación ligada de ese modo con la voluntad del Estado. Libertad es responsabilidad para con el destino de un PUEBLO. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Pero ahora nos preguntamos: ¿Cómo es que surge mediante este nuevo espíritu de la libertad, y a partir de él, la Nueva Universidad Alemana? Libertad quiere decir: ligazón con la ley del todo. Una ligazón semejante se cumple en el saber acerca del todo y de sus leyes, y en el querer de aquello. Saber y querer han de ser despertados, conducidos, consolidados y siempre renovados. Esto, empero, es el sentido y la tarea de la educación. En el despertar de esa nueva libertad en tanto ligazón se halla la exigencia interna por una nueva educación. La educación para el saber ocurre en la escuela. La educación para el supremo saber acerca de las leyes y los ámbitos de la existencia completa de un PUEBLO precisa de una escuela superior. De esa forma resulta el plan para la fundación de una Nueva Universidad. La que tendría que ser instalada allí, donde se reunía, por aquel entonces, el saber y el querer de la nueva libertad: en Berlín. Wilhelm von Humboldt fue llamado, entonces, por el rey de Prusia, a dirigir la enseñanza de la misma. En el breve lapso de su actividad pública (5-4 años) realizó efectivamente el plan dispuesto por los filósofos para la Universidad de Berlín, en el año de 1810. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

La Nueva Universidad no fue erigida para mejorar la formación prácticotécnica de las profesiones. Tampoco con el objeto de corregir la enseñanza y las ciencias, sino que con esta nueva fundación, el estado ponía de manifiesto su voluntad de educar al PUEBLO mediante la universidad, yendo de su espíritu histórico hasta su propia esencia, para ligarlo con su propia ley, esto es, para dejarlo libre y en eso conducirlo a la unidad. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Durante el primer período se lleva a cabo un desarrollo fructífero de las nuevas tareas de las universidades en un determinado respecto: Se consigue, por vez primera, la amplia fundación de las ciencias históricas del espíritu; al mismo tiempo que en el dominio de las ciencias naturales, se van fundando los institutos de investigación, desde los que irán saliendo muy pronto importantes investigadores y profesores. El motivo realmente determinante para esta época de prosperidad de las ciencias históricas y de la naturaleza, reside en que su preguntar y pensar están puestos todavía bajo el influjo de la gran filosofía del Idealismo Alemán. Si bien, los sistemas y las doctrinas de los filósofos habían perdido ya su efectividad inmediata, del mismo modo tanto más perdurable se tornaba el efecto mediato. Así [pasaba, al menos], en la investigación histórica de la construcción de las lenguas, de las formas de la gran poesía, de la constitución de la naturaleza viviente. Las ciencias todavía eran llevadas por la idea de un saber acerca del todo de lo que puede saberse; sus preguntas concernían siempre a conexiones y leyes esenciales de sus regiones. La palabra y el concepto “ciencia” tenia todavía el significado de un saber, que se dirige necesariamente al todo y, por tanto, que es necesariamente en sí mismo filosófico. De allí que los planteamientos de las ciencias naturales y los de las ciencias históricas tuviesen aún una gran fuerza de irradiación. El pensamiento histórico logró entrar en las ciencias del derecho y en las ciencias del estado por Niebuhr y, sobretodo, por Savigny. Por eso, ésta [última] se vio obligada a convertirse en un pensamiento radical y vivo de cuestiones acerca del espíritu de un PUEBLO, la educación de las leyes y el estado. Savigny demostró que el derecho no surge sólo, ni preponderantemente del pensamiento normativo formal de la legislación [Gesetzgebung], sino tal como el lenguaje [lo hace] con el espíritu comunitario de los pueblos, con sus creencias y costumbres. Savigny enseño también de una forma menos evidente, y en relación con la esencia del estado, que la libertad y la falta de libertad política no dependen de la forma del estado, sino, ante todo, de si el poder de un estado se halla enraizado en la naturaleza y la historia de un PUEBLO o si se agota únicamente en la arbitrariedad de los que detentan el poder individualmente y de los gobiernos. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

La técnica fomentaba la industrialización y el surgimiento del proletariado y, con ello, la desgarrante división [Zerreibung] del PUEBLO en clases y partidos. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Faltaba un poder originario, espiritualmente vinculante y unificador. La cosmovisión se convirtió en un asunto relativo al punto de vista del individuo, de los grupos y de los partidos. El sentido originario de la libertad como ligazón para con la ley del espíritu de un PUEBLO se tornó en lo opuesto: lo arbitrario de las visiones y de la opinión del individuo. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Primero, tendría que venir el apremio supremo de la Primera Guerra Mundial e, incluso, el apremio más profundo del quiebre a través de la revuelta marxista. Este apremio del PUEBLO creó lentamente nuevas necesidades. Y fue despertando en el PUEBLO la necesidad de un guía [Führer], él que debía llevar nuevamente al PUEBLO de vuelta de su autoperdición hacia su propia definición-determinación y a una nueva voluntad de existencia [Daseinswillen]. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

La verdadera preparación para la Revolución Nacionalsocialista comenzó, de inmediato, inconscientemente, en la Primera Guerra Mundial y, ciertamente, durante ésta. En el Frente [de batalla] se realizó una experiencia totalmente nueva. Allí se creó una idea totalmente nueva de comunidad [Gemeinschaft]. Este espíritu nuevo del Frente portaba en sí mismo la fuerte voluntad, de hacerse realmente efectivo después de la guerra como fuerza determinante en la existencia del PUEBLO. Sucedía allí algo que, recién hoy, captamos y vemos plenamente. Estamos acostumbrados a considerar los sucesos históricos, por ejemplo, las guerras, por sus resultados externos y a evaluarlos por sus consecuencias exteriores. Constatamos así la existencia de vencedores y vencidos. Vemos modificarse las fronteras de los países y cosas semejantes. Y no obstante todo el sentido histórico de los siniestros acontecimientos, que solemos llamar “Primera Guerra Mundial” se hallan más allá de la cuestión sobre la culpa y la falta de culpa de su causalidad, más allá de la cuestión de la alternativa entre imperialismo o pacifismo. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Con la constatación de vencedores y vencidos no se acierta, de ninguna manera, con la auténtica decisión; porque la decisión es una decisión espiritual. Concierne a la mentalidad y a la actitud de todos los pueblos. La Primera Guerra Mundial constituye para cualquier PUEBLO la gran prueba de si éste será capaz de transformar de un modo en sí mismo histórico y espiritual este acontecimiento. La Primera Guerra Mundial es la cuestión que se hace a cada PUEBLO en particular, de si lo que desean estos mediante este acontecimiento es envejecer o rejuvenecer. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Este nuevo espíritu se fue haciendo cada vez más vivo, en la época de la postguerra, porque él fue confirmado en su necesidad por el creciente desgarrarse [Zerrissenheit] del PUEBLO en clases y partidos, por el desintegrarse de todo lo espiritual, por el falsificado de todas las medidas, por el potenciado desarraigo y falta de metas del estado. Pero el desarrollo y el esclarecimiento interno del nuevo espíritu, así como su imposición externa no se cumplió en forma mecánica como el desarrollo de un programa, sino históricamente, es decir, con un gran sacrificio, con muchos desengaños y recaídas, con dudas y dificultades, con mucha resolución y enorme fe. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Al explicar de esa manera el fracaso de la universidad, entonces no vamos disculpando de ningún modo su actitud. Ni tampoco constituye reproche personal alguno frente a cada uno de los profesores. No es una disminución del rendimiento científico de los investigadores en particular. Sino: esta explicación hemos de cumplirla para, partiendo de ella, extraer la enseñanza decisiva para la renovación [Neugestaltung] de la Universidad, a saber, la visión de que resulta inútil que en cada una de las facultades se venga a “reformar” esto u aquello. Por esto, el estado pretérito no puede ser nunca superado; más bien, todo depende de si la universidad en su todo, logre recuperar un mundo espiritual originario y unificado. De si ella podrá despertar, una vez más, desde sí misma, la fuerza duradera y cerrada, para una genuina “Auto-afirmación”. Pero ¿es posible esto? Sí! Y ¿por qué? Porque a través de la Revolución Nacionalsocialista se ha transformado toda la realidad alemana. Porque a través de esta transformación se ha logrado crear un nuevo suelo para la existencia histórica-espiritual completa del PUEBLO. Y ¿en qué consiste la esencia de la Revolución Nacionalsocialista? Con esto, entramos a la 2 Parte: La esencia de la Revolución Nacionalsocialista como transformación de la realidad alemana Heideggeriana: UniversidadeAlema2

La esencia de la Revolución Nacionalsocialista consiste en que, Adolfo Hitler ha intensificado e impuesto aquel nuevo espíritu de la comunidad en un poder configurador de un nuevo orden popular. La Revolución Nacionalsocialista no es, por lo tanto, la exterior toma del mando de un Estado ya existente, a través de un partido lo bastante grande para esto, sino la re-educación interna de todo el PUEBLO que tiene como objetivo, querer su propia singularidad e unidad. En la medida que el PUEBLO quiera su determinación propia, ha de reconocer el nuevo Estado. La soberanía de este Estado es el triunfo [Durchsetzung] responsable de aquella voluntad conductora [Führerwillen], a la que la confianza seguidora de un PUEBLO autoriza su conducción. El Estado no es ningún aparato mecánico de leyes, que existe junto con el establecimiento de la economía, el arte, la ciencia y la religión, sino que: Estado significa el orden vital que predominó en forma cabal desde el alternarse de confianza y responsabilidad, en él cual y a través del cual el PUEBLO realiza su propia existencia histórica. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

El PUEBLO no es ni una masa desordenada sin dirección ni voluntad, en manos de déspotas maníacos, ni tampoco es el PUEBLO el indeciso juntarse y enfrentarse de un sin número de partidos y de clases que desconfían entre sí. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Y ¿de donde ha de conseguir el PUEBLO ahora su verdadera articulación y cerrazón? De manera tal que, el hacer y el omitir de cada individuo, de cada grupo y de cada estrato sea entendido como trabajo. La palabra “trabajo” recibe a través del nuevo espíritu de la comunidad, por cierto, un sentido diferente y, en primer término, genuino. El “trabajador” no es, como lo quería el marxismo, el puro objeto de la explotación a través de la clase dominadora. El estrato del trabajador no es el de la clase de los desheredados, que ha de entrar en la lucha general de clases. El trabajo no es ni mercancía ni sirve únicamente para la producción de los bienes para otros. El trabajo tampoco es sólo la ocasión y el medio para ganarse un sueldo. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Sino: Trabajo es aquel hacer y actuar sapiente que viene del cuidado por el PUEBLO en el aprontarse para la voluntad del Estado. Sólo habrá trabajo, allí, donde la libre facultad resolutoria del hombre [Entschlusskraft] interceda para que triunfe una voluntad responsable. De allí que, cada trabajo como trabajo se halle definido por la mentalidad, la actitud y la comprensión de la obra, es decir, por algo espiritual. Trabajo no es [tampoco] ningún castigo o agobio, sino el primado del hombre libre [Vorrang des freien Menschen]. Por ello es que, al animal le ha quedado vedado el privilegio del trabajo. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Son, más bien, campesinos y artesanos, mineros e ingenieros, sabios y soldados, los que están puestos, por su circulo laboral, siempre, en un rango y un estrato propios. Y todos los estratos son portados y llevados en su trabajo por el cuidado, por la determinación histórica del PUEBLO. Esta sigue siendo un misterio. Tan oculto como siga estando este misterio, así de abierto será la mentalidad y el temple, en el cual el PUEBLO custodia su misterio: él es la veneración, el respeto [Ehrfurcht] — el cuidado por la dignidad y decisividad [Entschiedenheit: firmeza] de su esencia. A través de la reputación, la honra de un PUEBLO y su resguardo se instaura una barrera entre aquello que puede ser pretendido por un PUEBLO y aquello que no. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Trabajo — PUEBLO — Estado — Reputación — Saber — Ciencia — Misión Heideggeriana: UniversidadeAlema2

El nuevo espíritu del PUEBLO alemán no es ningún nacionalismo desenfrenado, ávido de dominación y ambicioso de la guerra, sino un socialismo nacionalista. Pero, socialismo no significa la mera modificación de la mentalidad económica, ni mienta la vacía nivelación y glorificación de lo deficiente, socialismo tampoco mienta el emprender al azar de un bienestar sin objetivo alguno — sino que: socialismo es el cuidado por el orden interno de la comunidad de un PUEBLO. El socialismo quiere, por tanto, la jerarquía de acuerdo a la profesión y a la obra, él quiere la dignidad de cada trabajo y la intacta reputación de la existencia histórica del PUEBLO. Con esto, estamos bastante preparados ya, para iniciar el tratamiento de la última Parte. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Mostrábamos en qué sentido la Revolución Nacionalsocialista crea una nueva realidad alemana. Y decíamos que, por él, se le devolvía a la universidad, recién, de nuevo, un suelo firme. ¿De qué manera? El carácter fundamental del nuevo movimiento político — espiritual, que atraviesa al PUEBLO, es el de una educación y una reeducación del PUEBLO para el PUEBLO a través del Estado. ¿No debiera brotar la tarea, de hecho, allí, en donde de lo que se trata es de la más profunda y amplia educación, para la escuela suprema? Por cierto — la escuela superior es el sitio de la educación científica. La ciencia es un modo destacado del saber. Y la ciencia experimenta entonces una renovación decisiva [entscheidende Erneuerung], si la esencia del saber es experimentada en general de un modo originario. Y este es el caso. Así como las palabras “trabajo” y “trabajador” han ganado un sonido y sentido nuevo, así las palabras “saber” y “ciencia” han de recibir también una significación diferente. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

“Ciencia” no es una propiedad de una clase privilegiada de ciudadanos, algo así como que, mediante esta propiedad se abuse de ella como medio de lucha, en la explotación de así llamada “clase trabajadora”. No! La ciencia es sólo el modo riguroso y por tanto planamente responsable de aquel saber, que tiene que exigir y buscar todo PUEBLO por la verdad y duración de su existencia histórica. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Todo este nuevo acontecer, en el que está parado nuestro PUEBLO, es en principio sencillo. La simplicidad es el signo de la grandeza. No de aquello separado e insólito. Grande es aquello de lo cual, una vez que ha sido hecho, se puede decir: esto es, en verdad, evidente. El Führer tiene el saber seguro sobre lo simple. Mas, tiene, a su vez, la incontenible voluntad de imponerlo. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

La educación del PUEBLO a través del estado para el PUEBLO — ése es el sentido del movimiento nacionalsocialista, esa es la esencia de la nueva forma de estructurar el Estado [Staatsbildung]. La tarea de la Nueva Universidad consiste en una educación semejante para el saber más alto. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Mediante esta educación consigue un PUEBLO hacerse verdaderamente responsable de sí mismo. Con todo, los pueblos que son responsables de ellos mismos son el único y supremo garante de la paz; porque la responsabilidad de sí mismo [Selbstverantwortung] se liga ella misma con el enérgico cuidado por el otro y exige de sí mismo la reputación incondicional del otro. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Sin embargo — aquello que es inútil puede, a pesar de todo, y con justa razón, ser una potencia [Macht]; lo que no sabe de resonancias inmediatas en lo cotidiano, puede hallarse parado en la más íntima armonía con el acontecer propio de la historia de un PUEBLO, incluso ser su tono preliminar [Vorklang]; lo que es intempestivo puede tener su propio tiempo. Es lo que pasa con la filosofía. Es lo que pasa con las otras dos potencias fundamentales, mediante las cuales se instaura la existencia histórica de un PUEBLO, con la poesía y el acto creador del estado. Poetizar, pensar y acto político, en este sentido esencial, no son fenómenos o acontecimientos de la tal llamada “cultura”, que podamos calcular con el reloj y el calendario y seguir por los periódicos, sino los en sí pertinentes sucesos fundamentales de las épocas, de los pueblos y de sus horas cósmicas [Weltstunde]. Heideggeriana: FilosofiaAlema

Cuando preguntamos por el presente y porvenir de la filosofía alemana, entonces, nos referimos, a estos tiempos — y no a una actualidad contingente. Pero ¿sabemos algo acaso respecto del tiempo verdadero — la hora cósmica de nuestro PUEBLO? Nadie lo sabe. (cf. F. Hölderlin, “A los alemanes” — las dos últimas estrofas.) Pues, bien limitado es nuestro tiempo de vida, Nuestra cuenta de años vemos y contamos, Mas los años de los pueblos, ¿Los verá acaso algún ojo mortal? Cuando el alma se te alce anhelante, por encima de tu propio tiempo, afligida permaneces entonces en la fría orilla, junto a los tuyos, sin jamás conocerles, Heideggeriana: FilosofiaAlema

El tiempo cósmico de nuestro PUEBLO nos está oculto. Y permanecerá oculto por largo tiempo, hasta que no sepamos quienes somos nosotros mismos. Y esto nunca lo sabremos, hasta no hacer efectivamente esta pregunta. Pero si hacemos esta pregunta — ¿quiénes somos nosotros? entonces pondremos en movimiento nuestra existencia, en virtud de lo cual vamos a poder arrimarnos quizá dentro del ámbito de poder de la filosofía, es decir, en aquel preguntar esencial por la esencia del ser. De modo que, preguntemos: ¿quiénes somos nosotros? Heideggeriana: FilosofiaAlema

Da-sein del hombre — esto quiere decir, estar expuesto en el ente que se abre en cuanto tal — , es decir, estar en la verdad y en la no-verdad. Pero, esto — así lo hemos afirmado — entrega la posibilidad interna de que el ser del hombre sea histórico. Y puesto que el hombre se halla transferido a lo patente y, a su vez, al misterio, es que puede él, luchando por su determinación, puede él presentir su misión, apropiarse de su cometido y emprenderlas con lo que está ahí dado. No sólo puede, sino que — incluso — él tiene que ser histórico, porque precisamente ese exponerse al ente es, en sí mismo, ya, el traslado en el poder del tiempo [die Entrückung in die Macht der Zeit] según sus modos de extenderse como futuro, pasado y presente; pues, allí donde un PUEBLO pareciera estar sin historia, sucede esto siempre sólo como algo no-histórico, sea que haya sido arrojado fuera de la historia por su impotencia interna y no siga estando más a la altura de su misterio; sea que no es lo bastante fuerte, [o] verdaderamente histórico, que significa, en primer lugar, ser un PUEBLO. Heideggeriana: FilosofiaAlema

La esencia del lenguaje consiste mucho más en que en ella, se aventura el hombre en general, afuera, por primera vez, en el ente — en ella acontece el develamiento y la revelación originaria del ser — ; el lenguaje no es, en primer lugar, la expresión segunda de este develamiento de las cosas, sino el develar mismo. Donde no existe lenguaje, como en la piedra, la planta y el animal, allí no existe la patencia del ser, por tanto, tampoco el no-ser y ni siquiera la nada y la vacuidad. Sólo donde acontece lenguaje predomina, impera un mundo. El encanto del valle y lo amenazante de las montañas, lo sublime de los astros y la serenidad del furioso océano, el ensimismarse de las plantas y la timidez del animal, el calculado frenesí de la máquina y la dureza de la acto creador de estado, la sujeta ebriedad de la conformada obra y la fría osadía del preguntar sapiente, la firme sobriedad del trabajo y el callarse del corazón — todo aquello “es” lenguaje — es decir, gana y pierde su ser sólo en el acontecer del lenguaje. El lenguaje es el imperar del centro configurador, conservador y destructor del mundo del Dasein histórico de un PUEBLO. Heideggeriana: FilosofiaAlema

De allí que la esencia del lenguaje acontezca originariamente y pura sólo ahí donde el ser del ente sea nombrado, por primera vez, y sea fundado con su nombrar — en el decir de la gran poesía. Ella es lenguaje original de un PUEBLO. Pero — apenas queda dicha, se ha abandonado también la palabra ya el llano repetir y mero desdecir. La palabra ha decaído. El lenguaje se ha convertido en habladuría. Y con ella se ha adueñado de todo la no-esencia del lenguaje. El lenguaje se abre paso como lenguaje de trato. En una mirada exclusiva sobre éste, se consolida la idea corriente de que el lenguaje es sólo un medio de entendimiento y nada más que eso. El decir habitual del discurso cotidiano se ha convertido en la regla. Con esto la poesía se torna entonces en la excepción de la regla, en tanto que, la poesía es, en verdad, en su originariedad, la ley del decir y lo restante no es nada más que consecuencia y caída. Heideggeriana: FilosofiaAlema

Pero, suponiendo que asumiéramos con completa seriedad, en nuestro saber y querer, la conflictiva oposición [Wider-streit] de lo esencial e inesencial, como algo que pertenece a la esencia de la historia como tal, y nos fuésemos hundiendo en la existencia de nuestro PUEBLO, entonces contribuiríamos a la fundación — a través de ello — de los supuestos fundamentales para que occidente vuelva a enfrentar un día a su historia. ¿Por qué? A través del saber genuino sobre la verdad del ser histórico y, sólo por él, puede un PUEBLO y pueden los pueblos volver a crecer, en primer término, en el deseo de su verdadera autonomía — es decir, de la libertad. La autonomía frente a los otros no consiste en hacer a un lado al otro, o transformarlo en esclavo; pues, de ese modo, se lograría sólo barrer precisamente con aquello, ante lo cual el [ser] autónomo en cuanto tal, pudiera hacer un buen papel. La verdadera autonomía acontece sólo en el reconocerse recíproco, de manera tal que, los que se reconocen se reconozcan como los que se reconocen, y por tanto se potencien recíprocamente hacia el supremo despliegue de su esencia. Heideggeriana: FilosofiaAlema

Esta verdadera libertad histórica como la autonomía del reconocimiento de PUEBLO a PUEBLO no precisa de una sociedad aparentemente organizada en una “Liga de las Naciones”. Empero, la liberación de un PUEBLO para sí mismo, acontece a través del estado. El estado no como aparato, ni como obra de arte, ni como limitación de la libertad — sino en tanto que deja en franquía para la libertad interna de todas las potencias del PUEBLO de acuerdo a la legalidad de su jerarquía más interna. Un estado es solamente en la medida que llega a ser, llega a ser el ser histórico del ente llamado PUEBLO. La verdadera libertad histórica de los pueblos de Europa es, sin embargo, el supuesto para que el occidente retorne nuevamente hacia sí mismo histórica — y espiritualmente, y a-segure [sicher-stellt] su destino en la gran decisión de la Tierra frente a lo Asiático. Heideggeriana: FilosofiaAlema

La filosofía no puede forzar esta transformación del ser. Pero ella puede lograr un saber que indirectamente, y en grados siempre diferentes de claridad, plenitud y rigurosidad, se implante en éste en cuanto que un saber esencial del PUEBLO sobre sí mismo. — Tal saber es, en sí, ya un querer. Tanto, como que un querer genuino acontece únicamente como principio sapiente. Este solo saber logra el espacio de la tormenta, en cuyo dominio — si lograse hacerlo — nos alcancen los rayos de los dioses y anuncien la hora cósmica del PUEBLO. Heideggeriana: FilosofiaAlema

El primer resultado fue que el reino de acción de la poesía es el lenguaje. Por lo tanto, la esencia de la poesía debe ser concebida por la esencia del lenguaje. Pero en segundo lugar se puso en claro que la poesía, el nombrar que instaura el ser y la esencia de las cosas, no es un decir caprichoso, sino aquel por el que se hace público todo cuanto después hablamos y tratamos en el lenguaje cotidiano. Por lo tanto, la poesía no toma el lenguaje como un material ya existente, sino que la poesía misma hace posible el lenguaje. La poesía es el lenguaje primitivo de un PUEBLO histórico. Al contrario, entonces es preciso entender la esencia del lenguaje por la esencia de la poesía. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Y se dice en la última estrofa: Es derecho de nosotros, los poetas, estar en pie ante las tormentas de Dios, con la cabeza desnuda. para apresar con nuestras propias manos el rayo de luz del Padre, a él mismo. Y hacer llegar al PUEBLO envuelto en cantos el don celeste. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Poetizar es el dar nombre original a los dioses. Pero a la palabra poética no le tocaría su fuerza nominativa, si los dioses mismos no nos dieran el habla. ¿Cómo hablan los dioses? …Y los signos son, desde tiempos remotos, el lenguaje de los dioses (IV, 135). El dicho de los poetas consiste en sorprender estos signos para luego transmitirlos a su PUEBLO. Este sorprender los signos es una recepción y, sin embargo, a la vez, una nueva donación; pues el poeta vislumbra en el “primer signo” ya también lo acabado y pone audazmente lo que ha visto en su palabra para predecir lo todavía no cumplido. Heideggeriana: EssenciaPoesia

… vuela el espíritu audaz como el águila en la tormenta, prediciendo sus dioses venideros (IV, 135). La instauración del ser está vinculada a los signos de los dioses. La palabra poética sólo es igualmente la interpretación de la “voz del PUEBLO”. Así llama Hölderlin a las leyendas en las que un PUEBLO hace memoria de su pertenencia a los entes en totalidad. Pero a menudo esta voz enmudece y se extenúa en sí misma. No es capaz de decir por sí lo que es propio, sino que necesita de los que la interpretan. El poema que lleva por título La voz del PUEBLO se nos ha trasmitido en dos versiones. Ante todo, las estrofas finales son diferentes, aun cuando se complementan. En la primera versión dice la conclusión Por eso, porque es piadosa y ama a los celestes, venero la voz del PUEBLO, voz reposada. Pero, por los Dioses y los Hombres, que no sé complazca demasiado en su reposo (IV, 141). Y he aquí la segunda versión: . . . En verdad son buenas las leyendas, si son en memoria del Altísimo, sin embargo, es preciso uno que interprete lo sagrado (IV, 144). Heideggeriana: EssenciaPoesia

Así, la esencia de la poesía está encajada en el esfuerzo convergente y divergente de la ley de los signos de los dioses y la voz del PUEBLO. El poeta mismo está entre aquéllos, los dioses, y éste, el PUEBLO. Es un “proyectado fuera”, fuera en aquel entre, entre los dioses y los hombres. Pero sólo en este entre y por primera vez se decide quién es el hombre y dónde se asienta su existencia, “Poéticamente el hombre habita esta tierra.” Heideggeriana: EssenciaPoesia

El tiempo es de indigencia y por eso muy rico su poeta, tan rico que, con frecuencia, al pensar el pasado y esperar lo venidero, se entumece y sólo podría dormir en este aparente vacío. Pero se mantiene en pie, en la nada de esta noche. Cuando el poeta queda consigo mismo en la suprema soledad de su destino, entonces elabora la verdad como representante verdadero de su PUEBLO. Esto anuncia la séptima estrofa de la elegía Pan y vino (IV, 123). En ella se dice poéticamente lo que sólo se ha podido pensar analíticamente. “Pero ¡amigo! venimos demasiado tarde. En verdad viven los dioses pero sobre nuestra cabeza, arriba en otro mundo trabajan eternamente y parecen preocuparse poco de si vivimos. Tanto se cuidan los celestes de no herirnos. Pues nunca pudiera contenerlos una débil vasija, sólo a veces soporta el hombre la plenitud divina. La vida es un sueño de ellos. Pero el error nos ayuda como un adormecimiento. Y nos hace fuertes la necesidad y la noche. Hasta que los héroes crecidos en cuna de bronce, como en otros tiempos sus corazones son parecidos en fuerza a los celestes. Ellos vienen entre truenos. Me parece a veces mejor dormir, que estar sin compañero Al esperar así, qué hacer o decir que no lo sé. Y ¿para qué poetas en tiempos aciagos? Pero, son dices tú, como los sacerdotes sagrados del Dios del vino, que erraban de tierra en tierra, en la noche sagrada”. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Nuestra existencia histórica experimenta con creciente aflicción y nitidez, que su porvenir se halla equiparado con la nuda alternativa entre la salvación de Europa o su destrucción. Con todo, la posibilidad de una salvación demanda dos cosas: 1.- La conservación del PUEBLO europeo ante lo asiático. 2.- La superación de su propio desarraigo y dispersión. Heideggeriana: EuropaFilosofia

En la medida que un PUEBLO asuma el resistir este conflicto en sus acciones esenciales, se sume [rückt es ein] en el aprontamiento para la cercanía o lejanía de sus dioses — y con esto, un PUEBLO recibe recién un saber acerca de lo que es. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Solo en virtud de la verdad de este saber llega un PUEBLO a acercarse a su origen; desde esta cercanía se viene a constituirsele un suelo, sobre el cual hacer posible un pararse firme y un persistir, una verdadera autoctonía. Hölderlin lo dice: “Difícilmente abandona el lugar, lo que vive cercano al origen”. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Physis quiere decir: brotar, surgir — asi como el brotar de una rosa — , el salir a la luz, mostrar-se, aparecer; aparecer — del mismo modo que cuando decimos: que un libro ha aparecido, que está ahí. Physis como para el Ser dice para los griegos: estar ahí puesto en el mostrarse. El ente, es decir, lo que se alza en si mismo ahí adelante; las estatuas de los griegos y sus templos traen la existencia de este PUEBLO recién a su ser, al patente y vinculante estarse ahí adelante; no se trata ni de imitación, ni de expresión, sino de la posición fundante y de la ley de su ser. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Este saber no se disputa con la voluntad. Una gran voluntad del ser individual y de un PUEBLO es grande únicamente, en la medida de lo profundo y esencial que sea el saber que le guía. Un verdadero saber es voluntad auténtica y viceversa. Y un saber desencaminado no se le supera en la medida que se renuncie al saber y se le desacredite, si