producción

Estamos muy lejos de pensar la esencia del actuar de modo suficientemente decisivo. Sólo se conoce el actuar como la PRODUCCIÓN de un efecto, cuya realidad se estima en función de su utilidad. Pero la esencia del actuar es el llevar a cabo. Llevar a cabo significa desplegar algo en la plenitud de su esencia, guiar hacia ella, producere. Por eso, en realidad sólo se puede llevar a cabo lo que ya es. Ahora bien, lo que ante todo “es” es el ser. El pensar lleva a cabo la relación del ser con la esencia del hombre. No hace ni produce esta relación. El pensar se limita a ofrecérsela al ser como aquello que a él mismo le ha sido dado por el ser. Este ofrecer consiste en que en el pensar el ser llega al lenguaje. El lenguaje es la casa del ser. En su morada habita el hombre. Los pensadores y poetas son los guardianes de esa morada. Su guarda consiste en llevar a cabo la manifestación del ser, en la medida en que, mediante su decir, ellos la llevan al lenguaje y allí la custodian. El pensar no se convierte en acción porque salga de él un efecto o porque pueda ser utilizado. El pensar sólo actúa en la medida en que piensa. Este actuar es, seguramente, el más simple, pero también el más elevado, porque atañe a la relación del ser con el hombre. Pero todo obrar reside en el ser y se orienta a lo ente. Por contra, el pensar se deja reclamar por el ser para decir la verdad del ser. El pensar lleva a cabo ese dejar. Pensar es: l’engagement par l’Être pour l’Être. No sé si lingüísticamente es posible decir esas dos cosas (”par” y “pour”) en una sola, concretamente de la manera siguiente: penser, c’est l’engagement de l’Être. Aquí, la forma del genitivo, “de l’… pretende expresar que el genitivo es al mismo tiempo subjetivo y objetivo. Efectivamente, “sujeto” y “objeto” son títulos inadecuados de la metafísica, la cual se adueñó desde tiempos muy tempranos de la interpretación del lenguaje bajo la forma de la “lógica” y la “gramática” occidentales. Lo que se esconde en tal suceso es algo que hoy sólo podemos adivinar. Liberar al lenguaje de la gramática para ganar un orden esencial más originario es algo reservado al pensar y poetizar. El pensar no es sólo l’engagement dans l’action para y mediante lo ente, en el sentido de lo real de la situación presente. El pensar es l’engagement mediante y para la verdad del ser. Su historia nunca es ya pasado, sino que está siempre por venir. La historia del ser sostiene y determina toda condition et situation humaine. Para que aprendamos a experimentar puramente la citada esencia del pensar, lo que equivale a llevarla a cabo, nos tenemos que liberar de la interpretación técnica del pensar. Los inicios de esa interpretación se remontan a Platón y Aristóteles. En ellos, el pensar mismo vale como una techne, esto es, como el procedimiento de la reflexión al servicio del hacer y fabricar. Pero aquí, la reflexión ya está vista desde la perspectiva de la praxis y la poiesis. Por eso, tomado en sí mismo, el pensar no es “práctico”. La caracterización del pensar como theoria y la determinación del conocer como procedimiento “teórico” suceden ya dentro de la interpretación “técnica” del pensar. Es un intento de reacción que trata de salvar todavía cierta autonomía del pensar respecto al actuar y el hacer. Desde entonces, la “filosofía” se encuentra en la permanente necesidad de justificar su existencia frente a las “ciencias”. Y cree que la mejor manera de lograrlo es elevarse a sí misma al rango de ciencia. Pero este esfuerzo equivale al abandono de la esencia del pensar. La filosofía se siente atenazada por el temor a perder su prestigio y valor si no es una ciencia. En efecto, esto se considera una deficiencia y supone el carácter no científico del asunto. En la interpretación técnica del pensar se abandona el ser como elemento del pensar. Desde la Sofística y Platón es la “lógica” la que empieza a sancionar dicha interpretación. Se juzga al pensar conforme a un criterio inadecuado. Este juicio es comparable al procedimiento que intenta valorar la esencia y facultades de los peces en función de su capacidad para vivir en la tierra seca. Hace mucho tiempo, demasiado, que el pensar se encuentra en dique seco. Así las cosas, ¿se puede llamar “irracionalismo” al esfuerzo por reconducir al pensar a su elemento? Las preguntas de su carta, probablemente, se aclararían mucho mejor en una conversación cara a cara. Frecuentemente, al ponerlo por escrito, el pensar pierde su dinamismo y, sobre todo, es muy difícil que mantenga la característica pluridimensionalidad de su ámbito. A diferencia de lo que ocurre en las ciencias, el rigor del pensar no consiste sólo en la exactitud artificial — es decir, teórico-técnica — de los conceptos. Consiste en que el decir permanece puro en el elemento de la verdad del ser y deja que reine lo simple de sus múltiples dimensiones. Pero, por otro lado, lo escrito nos aporta el saludable imperativo de una redacción lingüística meditada y cuidada. Hoy sólo quiero rescatar una de sus preguntas. Tal vez al tratar de aclararla se arroje también algo de luz sobre el resto. Heideggeriana: CartaHumanismo

Claro que para eso también es necesario librarse de las representaciones ingenuas que se suelen tener del materialismo, así como de las críticas baratas que se le suelen echar en cara. La esencia del materialismo no consiste en la afirmación de que todo es materia, sino, más bien, en una determinación metafísica según la cual todo ente aparece como material de trabajo. La concepción metafísica moderna de la esencia del trabajo ha sido pensada ya con antelación en la Fenomenología del espíritu de Hegel como el proceso que se dispone a sí mismo de la PRODUCCIÓN incondicionada, es decir, como objetivación de lo efectivamente real por parte del hombre, experimentado éste como subjetividad. La esencia del materialismo se oculta en la esencia de la técnica, sobre la que ciertamente se escribe mucho, pero se piensa poco. En su esencia, la técnica es un destino, dentro de la historia del ser, de esa verdad del ser que reside en el olvido. En efecto, dicha técnica no sólo procede etimológicamente de la techne griega, sino que también procede desde el punto de vista histórico esencial de la techne comprendida como uno de los modos de la aletheuein, esto es, del hacer que se manifieste lo ente. En cuanto figura de la verdad, la técnica se funda en la historia de la metafísica. Y esta misma es una fase destacada, y hasta ahora la única abarcable, de la historia del ser. Podemos adoptar distintas posturas en relación con las doctrinas del comunismo y su fundamentación, pero lo que no cambia desde el punto de vista de la historia del ser es que en él se expresa una experiencia elemental de lo que es historia universal. El que entienda el “comunismo” solamente como un “partido” o como una “concepción del mundo” piensa tan cortamente como los que bajo el título de “americanismo” sólo entienden, y encima de modo despectivo, un particular estilo de vida. El peligro hacia el que se ve empujada Europa cada vez de modo más visible consiste probablemente en que, sobre todo, su pensar — que antaño fuera su grandeza — queda relegado por detrás del curso esencial del incipiente destino mundial, el cual, sin embargo, sigue estando determinado de modo europeo en lo que respecta a los rasgos fundamentales del origen de su esencia. Ninguna metafísica, ya sea idealista, materialista o cristiana, puede, según su esencia, y de ningún modo recurriendo solamente a los esfuerzos por desplegarse, re-tener y recuperar todavía el destino, es decir, alcanzar y recoger con su pensamiento lo que, en un sentido pleno del ser, es ahora. Heideggeriana: CartaHumanismo

A las cosas que, como lugares, otorgan plaza las llamaremos ahora, anticipando lo que diremos luego, construcciones. Se llaman así porque están pro-ducidas por el construir que erige. Pero qué tipo de producir tiene que ser este construir es algo que experienciaremos sólo si primero consideramos la esencia de aquellas cosas que, desde sí mismas, exigen para su PRODUCCIÓN el construir como pro-ducir. Estas cosas son lugares que otorgan plaza a la Cuaternidad, una plaza que avía siempre un espacio. En la esencia de estas cosas como lugares está el respecto de lugar y espacio, pero está también la referencia del espacio al hombre que reside cabe el lugar. Por esto vamos a intentar ahora aclarar la esencia de estas cosas que lamamos construcciones considerando brevemente lo que Sigue. Heideggeriana: ConstruirHabitar

Valores como la renta, el consumo, el status social y la cultura de masas se diferencian de los valores circunscritos por la propiedad agraria, la manufactura y la pequeña propiedad industrial. En este sentido, el tono fundamental de la cultura americana cambió por completo bajo la influencia de la tecnología en gran escala. Pues es la máquina misma la que apartó de la máquina a obreros, empleados y profesionales libres americanos, desplazando sus intereses y energías de la PRODUCCIÓN de bienes a la ganancia de dinero para poder comprar los bienes y disfrutar de ellos.” Heideggeriana: Fundamento1956

Humboldt dice aquí que ve lo esencial del habla en el acto de hablar. ¿Dice también lo que el habla, considerada así, es como tal habla? ¿Lleva él el hablar al habla en tanto que habla? Dejamos intencionalmente la pregunta sin contestación pero observamos lo siguiente: Humboldt representa el habla como una particular “labor del espíritu”. Guiado por esta visión, sigue tras de aquello como lo cual se muestra el habla, es decir, lo que es. Esto, lo que algo es, se denomina esencia. Desde el momento en que se sigue y se delimita el trabajo del espíritu con respecto al hecho que produce el habla, su esencia, entendida de este modo, debe destacar más claramente. Con todo, el espíritu vive — también en el sentido de Humboldt — en otras actividades y logros. Pero si el habla se considera una de ellas, entonces no se hace la experiencia del habla desde lo que le es propio — desde el habla — sino que se la remite a otra cosa. Esta otra cosa, de todos modos, es demasiado significativa como para que nos esté permitido omitirla en una reflexión acerca del habla. ¿Qué actividad tiene en vista Humboldt cuando concibe el habla como labor del espíritu? Algunas frases al comienzo del párrafo 8. contestan: “El habla debe considerarse no como un producto (ein Erzeugtes) muerto sino como una PRODUCCIÓN (eine Erzeugung); debe ser abstraída de lo que efectúa en tanto que designación de objetos y mediación, en cambio, debe volverse con mayor cuidado a su origen, que está estrechamente entretejido en la actividad interna del espíritu y en su influencia recíproca.” Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Para Nietzsche, la subjetividad también es incondicionada, pero en otro sentido, de acuerdo con la esencia de la verdad determinada de otro modo. Aquí la verdad misma es en esencia error, con lo que pierde validez la distinción entre verdad y no verdad. La distinción queda entregada a la sentencia soberana de la voluntad de poder, que dispone de manera incondicionada de los respectivos papeles de las respectivas perspectivas según las necesidades de poder del caso. Puesto que la disposición sobre lo verdadero y lo no verdadero, la sentencia sobre el respectivo papel de la respectiva apariencia y error, así como la PRODUCCIÓN de apariencia para la conservación y el acrecentamiento de poder están únicamente a cargo de la voluntad de poder, la esencia de la verdad adecuada al poder es, para Nietzsche, la “justicia”. Sin embargo, para comprender el sentido nietzscheano de esta palabra “justicia” tenemos que dejar de lado inmediatamente todas las representaciones sobre la “justicia” que provengan de la moral cristiana, humanista, iluminista, burguesa y socialista. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Y ¿de donde ha de conseguir el pueblo ahora su verdadera articulación y cerrazón? De manera tal que, el hacer y el omitir de cada individuo, de cada grupo y de cada estrato sea entendido como trabajo. La palabra “trabajo” recibe a través del nuevo espíritu de la comunidad, por cierto, un sentido diferente y, en primer término, genuino. El “trabajador” no es, como lo quería el marxismo, el puro objeto de la explotación a través de la clase dominadora. El estrato del trabajador no es el de la clase de los desheredados, que ha de entrar en la lucha general de clases. El trabajo no es ni mercancía ni sirve únicamente para la PRODUCCIÓN de los bienes para otros. El trabajo tampoco es sólo la ocasión y el medio para ganarse un sueldo. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

¿O es que al decir que el arte es el ponerse a la obra de la verdad vuelve a cobrar vida aquella opinión ya superada según la cual el arte es una imitación y copia de la realidad? Pero la reproducción de lo ahí presente exige coincidencia con lo ente, la adaptación a éste o adaequatio, como se decía en la Edad Media y omoiosis como ya decía Aristóteles. La coincidencia con lo ente se considera desde hace mucho tiempo como la esencia de la verdad. Pero ¿acaso opinamos que el mencionado cuadro de Van Gogh copia un par de botas campesinas y que es una obra porque ha conseguido hacerlo? ¿Acaso pensamos que la tela es copia de algo real que él ha sabido convertir en un producto de la PRODUCCIÓN artística? Nada de esto. Heideggeriana: ObraArte

Pensamos el crear como un producir o traer delante. Pero también la fabricación de un utensilio es una PRODUCCIÓN, una manera de traer algo delante. Es verdad — ¡curiosa paradoja del lenguaje! — que el trabajo artesano no crea obras ni siquiera cuando distinguimos entre el producto verdaderamente artesano y el objeto de fábrica. Pero entonces ¿en qué se diferencia el traer delante que es creación del traer delante que es fabricación? Resulta tan fácil distinguir con palabras entre la creación de obras y la fabricación de utensilios, como difícil seguir ambas maneras de traer algo delante en sus respectivos rasgos esenciales. En apariencia, la actividad del alfarero y el escultor, la del ebanista y el pintor siguen un comportamiento idéntico. La creación de obras exige de por sí el quehacer artesano. Lo que más estiman los grandes artistas es la capacidad artesanal. Son los primeros que exigen su cuidado a partir de una total maestría. Ellos, más que nadie, son los que se esfuerzan por formarse cada día más a fondo en el oficio. Ya se ha dicho repetidas veces que los griegos, que algo entendían de obras de arte, usaban la misma palabra, techne, para designar un oficio artesano y el arte y que nombraban al artesano y al artista con el mismo nombre, technites. Heideggeriana: ObraArte

El fenómeno fundamental de la Edad Moderna es la conquista del mundo como imagen. La palabra imagen significa ahora la configuración de la PRODUCCIÓN representadora. En ella, el hombre lucha por alcanzar la posición en que puede llegar a ser aquel ente que da la medida a todo ente y pone todas las normas. Como esa posición se asegura, estructura y expresa como visión del mundo, la moderna relación con lo ente se convierte, en su despliegue decisivo, en una confrontación de diferentes visiones del mundo muy concretas, esto es, sólo de aquellas que ya han ocupado las Posiciones fundamentales extremas del hombre con la suprema decisión. Para esta lucha entre visiones del mundo y conforme al sentido de la lucha, el hombre pone en juego el poder ilimitado del cálculo, la planificación y la corrección de todas las cosas. La ciencia como investigación es una forma imprescindible de este instalarse a sí mismo en el mundo, es una de las vías por las que la Edad Moderna corre en dirección al cumplimiento de su esencia a una velocidad insospechada por los implicados en ella. Es con esta lucha entre las visiones del mundo con la que la Edad Moderna se introduce en la fase más decisiva y, presumiblemente, más duradera de toda su historia. Heideggeriana: ImagemMundo

(3) La creciente importancia de la entidad editorial no sólo está motivada por el hecho de que el editor (a través del comercio de los libros, por ejemplo) esté más capacitado para saber cuáles son las necesidades del público, ni porque domine el negocio mejor que los autores. Lo que ocurre es que su propio trabajo tiene la forma de un procedimiento planificador que se autoorganiza con la mirada puesta en la manera de llevar el mundo a la imagen del público y afirmarlo en ella por medio de la PRODUCCIÓN encargada y cerrada de libros y escritos, La preponderancia de las colecciones, series, revistas periódicas y ediciones de bolsillo ya es una de las consecuencias de ese trabajo editorial y a su vez coincide con las intenciones del investigador, las cuales no sólo pueden darse a conocer y alcanzar un reconocimiento más fácil y rápido a través de una serie o colección, sino además lograr una eficacia dirigida sobre un frente mucho mayor. Heideggeriana: ImagemMundo

Nietzsche, por el contrario, dice: la finalidad es un efecto, “no una causa”. Aquí nos encontramos de nuevo con la abreviatura que gusta hacer Nietzsche con frecuencia de una reflexión en sí misma rica y esencial. Nietzsche no piensa en negar lo que acaba de explicarse, o sea que el fin, lo representado de antemano tiene, en cuanto re-presentado, un carácter prescriptivo y por consiguiente causal. No obstante, lo que quiere subrayar antes de eso es lo siguiente: el porqué y el porqué representado de antemano, ha surgido en cuanto tal, es decir en cuanto fijado de antemano, del carácter inventivo de la razón, de su poner la mira en lo consistente, o sea que es producido por la razón y es por eso un efecto. La finalidad, en cuanto categoría, es algo inventado y por lo tanto efectuado (un efecto). Sólo que esto que ha sido inventado, esta categoría de “fin”, tiene un carácter de horizonte por el que da prescripciones para la PRODUCCIÓN de otra cosa. Precisamente porque, al ser un tipo de causa, es una categoría, la finalidad es un efecto en el sentido de un esquema inventado. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche habla aquí del poder supremo y único de los más poderosos. Éstos ya no necesitan aliados, ni siquiera aquellos de los que por lo común y en general tiene necesidad todo poder. Todo poder, en la medida en que es la instauración de la violencia en la apariencia del derecho, precisa de la mentira, de la simulación, del encubrimiento de sus propósitos con la proclama de fines aparentemente perseguidos para la felicidad de los sometidos. Los más poderosos a los que se refiere Nietzsche no necesitan de estos aliados, en su favor lucha la “verdad” misma, la verdad como seducción, e incluso la verdad ya no necesita ser llamada así, pues con la superación de la distinción metafísica la verdad ha quedado eliminada en el extremo de la omoiosis. En favor de los más poderosos lucha “el encanto” del extremo. Por medio del encantamiento, el encanto eleva a otro mundo y hace que en él los encantados lleguen a sí mismos de modo diferente. El encantamiento no es aturdimiento. El encantamiento acontece aquí gracias a la PRODUCCIÓN de lo extremo, que fuerza al encantamiento tanto a los que se deciden por lo verdadero como a los que se satisfacen con lo aparente. Heideggeriana: VontadePoder

La carencia de sentido en la que acaba la estructura metafísica de la época moderna sólo puede llegar a saberse como el cumplimiento esencial de esta época si es vista conjuntamente con aquella transformación del hombre en subjectum y con la determinación del ente como representación y PRODUCCIÓN de lo objetivo. Entonces se muestra: la carencia de sentido es la consecuencia predeterminada de la validez final [Endgültigkeit] del comienzo de la metafísica moderna. La verdad como certeza se convierte en instaurable conformidad con el ente en su totalidad, previamente preparado para asegurar la existencia consistente del hombre basado sólo sobre sí mismo. Esta concordancia no es ni una imitación ni una compenetración empática con el ente “en sí” verdadero, sino la sobrepotenciación calculante del ente por medio del desprenderse de la entidad a la maquinación. Ésta misma alude a esa esencia de la entidad que se prepara para la factualidad en la que todo, en cuanto factible, está de antemano estatuido en referencia a su factibilidad. En correspondencia con este estatuir, el representar es el calculante y asegurante pasar revista de los horizontes que delimitan todo lo perceptible, su explicabilidad y su utilización. Heideggeriana: EternoRetorno

Las múltiples formas de lo existencial, en la poesía, en el pensamiento, en la acción, en la fe, en la PRODUCCIÓN. Sólo pueden verse si se experimenta lo existencial mismo como consumación del animal rationale.Y esto sólo es posible desde la historia del ser. Heideggeriana: HistoriaSer

Cuando Hegel en la conclusión del mencionado discurso dice del “universum”, y esto es, para él, a la vez, del absoluto, que no tiene en sí fuerza alguna de resistencia, de afirmar su esencia cerrada, ante el ánimo explorador del conocimiento metafísico, surge entonces la pregunta de por qué le falta al absoluto esta fuerza de resistencia. La respuesta reza: porque el absoluto según su esencia no puede resistirse a la exploración, sino por el contrario se quiere manifestar. Esta voluntad de mostrarse es su esencia. El aparecer es la voluntad esencial del espíritu. Desde la mirada a esa voluntad esencial del absoluto está pronunciada aquella frase de Hegel. Esta determinación esencial del absoluto es entonces el supuesto del sistema-Enciclopedia. ¿Pero qué ocurre con este supuesto mismo? ¿Puede el sistema elevar la pretensión de ser absoluto cuando reposa en un supuesto, que él mismo no fundamenta y a saber absolutamente? Hegel ha desarrollado de hecho la fundamentación de esta esencia del absoluto y denunciado este desarrollo en la “Ciencia de la fenomenología del espíritu”. Si el absoluto quiere manifestarse, porque él mismo es voluntad de manifestación, entonces tiene que pertenecer a la esencia del absoluto el manifestarse, es decir, el aparecer. Esencia y aparecer son aquí idénticos. El absoluto es espíritu. El espíritu es lo que se sabe a sí mismo y en tal saber, saber de sí mismo que se quiere, como fundamento esencial de todo ente. El espíritu es el saber absoluto. Mas como a su esencia pertenece el aparecer, el saber absoluto tiene que presentarse (darstellen) como saber que aparece. Sólo así el saber absoluto concede a partir de sí al ánimo del conocimiento humano la posibilidad de estar abierto para este conocimiento y en general en lo conocido de este conocer. Viceversa el conocer humano tiene, en tanto sabe el absoluto, antes que todo llevar a ejecución (Ausführung) el presentarse del saber que aparece. Pero esta ejecución del presentarse del absoluto que aparece sólo puede ser ella misma absoluta, si debe adecuarse al absoluto. Por su parte la ciencia tiene que llevar este absoluto presentarse a absoluta ejecución. Si la “Fenomenología del espíritu” es esta ejecución, entonces la obra con este título ha osado una tarea metafísica como antes nunca necesitó ser planteada ni posteriormente nunca más podía serlo. Por ello esta “obra” es un instante único y en un particular sentido destacado de la historia de la metafísica. Y mentamos con la “obra” no la PRODUCCIÓN pensante del hombre Hegel, sino la “obra” como acaecimiento de una historia, en medio de la cual y para la cual se exige a toda realización (Vollbringen) humana una propia estabilidad y determinación (la instancia del ser-ahí). Heideggeriana: HegelFenomenologia

Comp. “Fenomenología”, “Introducción”, parágrafo final y “Lógica” 1812, “Introducción”, p. Xs. Aquí dice Hegel: “En la Fenomenología del espíritu (atender el título abreviado) (Bamberg y Wurzburg 1807) he presentado la conciencia en su avance desde la primera inmediata oposición de sí y del objeto hasta el saber absoluto. Este camino recorre todas las formas de la relación de la conciencia con el objeto, y tiene el concepto de la. ciencia como su resultado. Este concepto no requiere por lo tanto (prescindiendo de que surge al interior de la Lógica misma) aquí de ninguna justificación, porque la ha recibido aquí mismo; y no es hábil de ninguna otra justificación más que sólo esta PRODUCCIÓN del mismo por la conciencia, en la que sus propias figuras todas se resuelven hacia el mismo (el concepto) como hacia la verdad”. Heideggeriana: HegelFenomenologia

A la forma fundamental de este aparecer, en la que la voluntad de voluntad se instala y calcula en la ausencia de historia acontecida del mundo de la Metafísica consumada, se la puede llamar con una palabra, la “técnica”. Aquí este nombre abraza todas las zonas del ente que están equipando siempre la totalidad del ente: la Naturaleza convertida en objeto, la cultura como cultura que se practica, la política como política que se hace y los ideales como algo que se ha construido encima. La palabra “técnica” no designa entonces las zonas aisladas de la PRODUCCIÓN y del equipamiento por medio de máquinas. Ésta tiene ciertamente una posición de poder privilegiada que hay que determinar de un modo más preciso y que se basa en la primacía de lo material como presuntamente elemental y objetual en primera línea. Heideggeriana: SuperarMetafisica

El hecho de que a la ultrahumanidad le esté exigido como carácter el instinto quiere decir que a ella — entendida metafísicamente — le pertenece la subhumanidad, pero de tal modo que precisamente lo animal, en cada una de sus formas, está sometido completamente al cálculo y a la planificación (planificación sanitaria, planificación familiar). Como el hombre es la materia prima más importante, se puede contar con que, sobre la base de la investigación química de hoy, algún día se construirán fábricas de PRODUCCIÓN artificial de material humano. Las investigaciones del químico Kuhn, galardonado este año con el premio Goethe de la ciudad de Frankfurt, abren ya la posibilidad de dirigir de un modo planificado, según las necesidades de cada momento, la PRODUCCIÓN de seres vivos, machos o hembras. A1 dirigismo literario, en el sector “cultura”, corresponde, en buena lógica, el dirigismo de la fecundación. (Que nadie, por una mojigatería anticuada, se refugie en diferencias que ya no existen. Las necesidades de material humano están sometidas a la misma regulación del ordenamiento del equipamiento que lo está la regulación de libros de entretenimiento y de poemas, para cuya PRODUCCIÓN el poeta no es en modo alguno más importante que el aprendiz de encuadernador que ayuda a encuadernar los poemas para la biblioteca de una empresa, yendo a buscar, por ejemplo, cartón al almacén, la materia prima para fabricar volúmenes.) Heideggeriana: SuperarMetafisica

La usura de todas las materias, incluida la materia prima “hombre”, para producir técnicamente la posibilidad incondicionada de producirlo todo, está determinada en lo oculto por el vacío total en el que está suspendido el ente, las materias de lo real. Este vacío tiene que ser llenado, pero como el vacío del ser, sobre todo cuando no puede ser experienciado como tal, nunca es posible llenarlo con la plenitud del ente, para escapar a él sólo queda organizar el ente de un modo incesante sobre la permanente posibilidad de la ordenación como forma del aseguramiento del actuar. Vista desde esta perspectiva, la técnica, por estar referida sin saberlo al vacío del ser, es la organización de la carencia. Dondequiera que falte. ente — y para la voluntad de voluntad que se afirma cada vez más siempre falta — la técnica tiene que salir al quite recambiando lo que falta y consumiendo materia prima. Pero en realidad el “recambio” y la PRODUCCIÓN en masa de estas piezas de recambio no son un recurso pasajero sino la única forma posible como la voluntad de voluntad, el aseguramiento total “sin fisuras” del ordenamiento del orden, se mantiene en marcha y de este modo puede ser “ella misma” como “sujeto” de todo. El crecimiento del número de masas humanas se impulsa intencionadamente por medio de planificaciones, para que nunca falte la ocasión de reclamar mayores “espacios vitales” para las grandes masas, espacios que, por su magnitud, exigirán a su vez, para su instalación, masas humanas, que consecuentemente serán mayores. Este movimiento circular de la usura por mor del consumo es el único proceso que distingue la historia de un mundo que se ha convertido en inmundo. “Dirigentes natos” son aquellos que, por la seguridad de su instinto, se dejan enrolar en este proceso como sus órganos de dirección. Son los primeros empleados en el negocio de la usura incondicionada del ente al servicio del aseguramiento del vacío del abandono del Ser. Este negocio de la usura del ente desde el inconsciente rechazo del Ser excluye de antemano las diferencias entre lo nacional y los pueblos como momentos de decisión aún esenciales. Del mismo modo como ha quedado obsoleta la diferencia entre guerra y paz, queda obsoleta también la distinción entre “nacional” e “internacional”. El que hoy piensa “de un modo europeo” ya no se expone al reproche de ser un “internacionalista”. Pero tampoco es ya un nacionalista, porque no piensa menos en el bienestar de las demás naciones que en el de la suya propia. Heideggeriana: SuperarMetafisica

Que el hombre marche con el riesgo más aún que la planta u el animal, podría significar en primera instancia que el hombre se encuentra inscrito dentro de lo abierto con menos barreras todavía que esos seres. El “más” hasta debería significar eso, si no fuera porque el “con” está destacado gráficamente mediante la cursiva. Esa forma de destacar el “con” no significa una mayor intensidad en esa manera citada de ir libremente con el riesgo, sino simplemente que, para el hombre, marchar con el riesgo es algo expresamente representado y propuesto en su propósito. El riesgo y lo que arriesga, la naturaleza, lo ente en su totalidad, el mundo, están para el hombre situados fuera, fuera de esa sorda oscuridad de la percepción ilimitada. Pero ¿dónde se sitúa lo así situado y por medio de qué? La naturaleza es puesta ante el hombre por medio del poner delante o re-presentar del ser humano. El hombre sitúa ante sí el mundo como lo objetivo en su totalidad y se sitúa ante el mundo. El hombre dispone el mundo en relación hacia sí mismo y trae aquí la naturaleza, la produce, para sí mismo. Este traer aquí, este producir , debemos pensarlo en toda su amplia y múltiple esencia. El hombre encarga la naturaleza allí donde ella no basta a su representar. El hombre produce cosas nuevas allí donde le faltan. El hombre desplaza las cosas de allí donde le molestan. El hombre oculta las cosas allí donde le distraen de sus propósitos. El hombre expone las cosas allí donde las evalúa para su compra y utilización. El hombre expone allí donde exhibe sus propios resultados y ensalza y hace propaganda de su propia empresa. En esta múltiple PRODUCCIÓN el mundo es detenido y llevado a su estar. Lo abierto se convierte en objeto y de este modo es desviado hacia el hombre. Frente al mundo como objeto, el hombre se exhibe a sí mismo y se establece como aquel que impone todas estas producciones deliberada o intencionalmente. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Traer algo ante sí de tal modo que eso traído determine desde todos los puntos de vista, en tanto que algo previamente representado, todos los modos de la PRODUCCIÓN, es un rasgo fundamental de la conducta que conocemos como querer. El querer aquí mencionado es la PRODUCCIÓN en el sentido de esa autoimposición intencional o deliberada de la objetivación. Plantas y animales no quieren, en la medida en que ensordecidos en el estupor de su deseo, nunca traen ante sí lo abierto como objeto. No pueden marchar junto con el riesgo en cuanto elemento representado. Debido a que están inscritos dentro de lo abierto, la pura percepción nunca llega a ser eso otro enfrentando a ellos, objetivo. Por el contrario, el hombre marcha “con” el riesgo porque es, en el sentido mencionado, ese ser que quiere: … Sólo que nosotros, — más aún que la planta o el animal — marchamos con ese riesgo, lo queremos. Heideggeriana: ParaQuePoetas

El querer aquí citado es la autoimposición, cuyo propósito ya ha dispuesto el mundo como la totalidad de objetos producibles. Este querer determina el ser del hombre moderno sin que al principio sea consciente de su alcance, sin que sepa todavía hoy a partir de qué voluntad, en cuanto ser de lo ente, es querido ese querer. El hombre moderno se revela en ese querer como aquel que en todas las relaciones con todo lo que es y, por tanto, también consigo mismo, se alza como el productor que se autoimpone y eleva ese alzarse al nivel de un dominio incondicionado. La totalidad de las existencias objetivas, bajo cuya forma se manifiesta el mundo, es asignada y encomendada a la PRODUCCIÓN autoimpositiva y de este modo queda sometida a su mandato. El querer tiene en sí la naturaleza del mandato, pues, efectivamente, la autoimposición intencional es un modo en el que lo que compete a la PRODUCCIÓN y lo objetivo del mundo se reasumen en una unidad incondicionada y por lo tanto completa. Allí, en la reasunción de sí misma, se anuncia el carácter de mandato de la voluntad. Con dicho carácter, en el transcurso de la metafísica moderna se manifiesta como ser de lo ente la esencia largo tiempo oculta de la voluntad que estaba presente desde hacía tiempo. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Según esto, también el humano querer puede ser sólo al modo de la autoimposición, si previamente obliga a que entre todo en su reino sin pasarlo por alto. Para este querer todo se convierte de antemano, y por lo tanto de manera irrefrenable, en material de la PRODUCCIÓN que se autoimpone. La tierra y su atmósfera se convierten en materias primas. El hombre se convierte en material humano uncido a las metas propuestas. La instauración incondicionada de la autoimposición por la que el mundo es producido intencional o deliberadamente en virtud de un mandato humano, es un proceso que nace de la esencia oculta de la técnica. Es sólo a partir de la época moderna cuando comienza a desplegarse esa esencia como destino de la verdad de lo ente en su totalidad, mientras que hasta ese momento sus manifestaciones e intentos dispersos habían quedado presos en el extenso ámbito de la cultura y la civilización. Heideggeriana: ParaQuePoetas

La ciencia moderna y el Estado total, en su calidad de resultados necesarios de la esencia de la técnica, son también su consecuencia. Lo mismo se puede decir de los medios y formas empleados para la organización de la opinión pública mundial y de las representaciones cotidianas del ser humano. No sólo se objetiva técnicamente lo vivo para su dominio y utilización, sino que el ataque de la física atómica a las manifestaciones de vida como tal, se encuentra en pleno esplendor. En el fondo, la propia esencia de la vida debe entregarse en manos de la PRODUCCIÓN técnica. El hecho de que hoy se pretenda con toda seriedad encontrar en los resultados y en la posición de la física atómica posibilidades para demostrar la libertad humana e instaurar una nueva doctrina de valores, es señal del dominio de la representación técnica, cuyo despliegue se ha sustraído desde hace tiempo al ámbito de las opiniones y concepciones personales de los individuos singulares. El poder esencial de la técnica también se muestra allí, donde todavía se intenta dominar la técnica con ayuda de antiguas posiciones de valor en terrenos secundarios, esfuerzos para los que sin embargo se recurre ya a medios técnicos, que son todo menos formas puramente externas. Efectivamente, el uso de maquinarias y la fabricación de máquinas no son ya en absoluto la propia técnica, sino sólo el instrumento más adecuado para la instauración de su esencia en el medio objetivo de sus materias primas. Hasta eso, el hecho de que el hombre se convierta en sujeto y el mundo en objeto, es una consecuencia de la esencia de la técnica que se establece a sí misma y no al contrario. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Las construcciones informes de la PRODUCCIÓN técnica se interponen ante lo abierto de la pura percepción. Las cosas que fueron creciendo anteriormente desaparecen a toda velocidad. Ya no pueden mostrar lo que les es propio a través de la objetivación. En una carta del 13 de noviembre de 1925, Rilke escribe así: Todavía para nuestros abuelos una ‘casa’, una ‘fuente’, una torre conocida, incluso su propio vestido, su abrigo, eran infinitamente más e infinitamente más familiares; casi cada cosa era un recipiente en el que encontraban algo humano y acumulaban lo humano. Ahora, procedentes de América, nos invaden cosas vacías e indiferentes, cosas sólo aparentes, engañifas de vida… Una casa, según la concepción americana, una manzana americana o un racimo de uvas de los de allí, no tienen nada en común con la casa, el fruto, el racimo en el que se habían introducido la esperanza y la meditación de nuestros ancestros… (Cartas desde Muzot, pp. 335 y s.). Heideggeriana: ParaQuePoetas

En lugar de las cosas, que antaño se daban libremente y eran percibidas como un contenido de mundo, ahora cada vez se hace más prepotente, rápida y completa la objetividad del dominio técnico sobre la tierra. No sólo dispone todo ente como algo producible en el proceso de PRODUCCIÓN, sino que provee los productos de la PRODUCCIÓN a través del mercado. Lo humano del hombre y el carácter de cosa de las cosas se disuelven, dentro de la PRODUCCIÓN que se autoimpone, en el calculado valor mercantil de un mercado que, no sólo abarca como mercado mundial toda la tierra, sino que, como voluntad de la voluntad, mercadea dentro de la esencia del ser y, de este modo, conduce todo ente al comercio de un cálculo que domina con mayor fuerza donde no precisa de números. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Tampoco los seres (plantas y animales) están especialmente protegidos, por mucho que estén inscritos en lo abierto y allí asegurados. Frente a ellos, el hombre, en tanto que aquel que se quiere a sí mismo, no sólo no está especialmente asegurado por la totalidad de lo ente, sino que carece de toda protección (verso 13). En cuanto representador y productor se encuentra ante lo abierto limitado. Así, se encuentra expuesto, él mismo y sus cosas, al peligro creciente de convertirse en un mero material, en una mera función de la objetivación. El propio propósito de esa autoimposición desarrolla el ámbito del peligro consistente en que el hombre pierda su mismidad en la PRODUCCIÓN ilimitada. La amenaza que afecta a la esencia del hombre, surge a partir de esa misma esencia. Dicha esencia reside sin embargo en la relación del ser con él. Así, por medio de ese quererse a sí mismo, el hombre se encuentra amenazado en un sentido esencial, esto es, se ve precisado de protección, aunque al mismo tiempo, por esa misma naturaleza esencial, se encuentra carente de protección. Heideggeriana: ParaQuePoetas

La técnica es la instauración incondicionada — situada en la autoimposición del hombre — de la desprotección incondicionada sobre el fundamento de la aversión reinante en toda objetivación contra la pura percepción, bajo cuya forma el inaudito centro de todo ente atrae hacía sí todas las fuerzas puras. La PRODUCCIÓN técnica es la organización de la separación. La palabra separación es, en el sentido recién esbozado, otra palabra fundamental de la poesía válida de Rilke . Heideggeriana: ParaQuePoetas

Lo mortal no es la tan mentada bomba atómica, en cuanto especial maquinaria de muerte. Lo que hace tiempo amenaza mortalmente al hombre, precisamente con la muerte de su esencia, es lo incondicionado del puro querer, en el sentido de su deliberada autoimposición en todo. Lo que amenaza al hombre en su esencia es esa opinión de la voluntad qué piensa que por medio de una liberación transformación, acumulación y dirección pacíficas de las energías naturales, el hombre puede hacer que la condición humana sea soportable para todos y, en general, dichosa. Pero la paz de eso pacífico es únicamente la actividad constante y no perturbada de la locura de la autoimposición intencional que sólo se dirige a sí misma. Lo que amenaza al hombre en su esencia es la opinión de que esa imposición de la PRODUCCIÓN podría arriesgarse sin peligro, siempre que al lado de eso se conservase la validez de otros intereses, tal vez los de una fe. Es como si esa relación esencial en la que se encuentra el hombre con respecto a la totalidad de lo ente, por medio del querer técnico, pudiera disponer todavía de una estancia especial y separada en alguna construcción aneja, que fuera capaz de ofrecer algo más que un mero refugio pasajero en las propias ilusiones y autoengaños como, por ejemplo, la huida hacia los dioses griegos. Lo que amenaza al hombre en su esencia es la opinión de que la PRODUCCIÓN técnica pone al mundo en orden, mientras que es precisamente ese orden el que nivela todo orden o todo rango en la uníformidad de a PRODUCCIÓN y, de este modo, destruye de antemano el ámbito del posible origen de un rango y reconocimiento a partir del ser. Heideggeriana: ParaQuePoetas

En contrapartida, el riesgo más arriesgado nos crea una seguridad. Ahora bien, esto no ocurre por medio de la edificación de protecciones en torno a lo desprotegido, pues de este modo simplemente se erigirían protecciones en donde falta protección. Para ello haría precisamente falta una PRODUCCIÓN. Tal cosa sólo es posible en la objetivación, pero ésta nos corta el camino frente a lo abierto. El riesgo más arriesgado no produce ninguna protección, pero nos procura una seguridad. Seguro, securus, sine cura, significa: sin cuidado. El cuidado tiene aquí la naturaleza de la autoimposición intencional por los caminos y con los medios de la PRODUCCIÓN incondicionada. Sólo estaremos libres de cuidado si no instalamos nuestro ser exclusivamente en el ámbito de la PRODUCCIÓN y el encargo, de lo útil y lo susceptible de protección. Sólo estamos seguros donde no contamos ni con la desprotección ni con una protección edificada sobre el querer. Una seguridad sólo existe fuera de la aversión de la objetivación contra lo abierto, “fuera de toda protección”, fuera de la separación frente a la pura percepción. La percepción es el centro inaudito de toda atracción que atrae a cada cosa dentro de lo ilimitado y la conduce al centro. Este centro es el “allí” donde actúa la gravedad de las fuerzas puras. La seguridad es el reposo resguardado dentro del tejido de la completa percepción. Heideggeriana: ParaQuePoetas

¿Cuál es la esencia de la desprotección si consiste en la objetivación que reside a su vez en la autoimposición intencional? Lo objetivo del mundo se torna permanente en la PRODUCCIÓN representadora. Esta representación presenta. Pero lo presente está presente en una representación que tiene la naturaleza de un cálculo. Esta representación no conoce nada visible. Lo visible del aspecto de las cosas, la imagen que ofrecen a la intuición inmediata sensible, desaparece. La PRODUCCIÓN calculadora de la técnica es un “hacer sin imagen” (IX elegía). Con sus diseños, la autoimposición intencional pone ante la imagen visible el proyecto de una figura meramente calculada. Cuando el mundo se sume en lo objetivo de la figura solamente pensada, se sitúa en lo no sensible e invisible. Eso permanente debe su presencia a un poner, cuya actividad pertenece a la res cogitans, esto es, a la conciencia. La esfera de la objetividad de los objetos permanece dentro de la conciencia. Lo invisible propio de lo objetivo pertenece al interior de la inmanencia de la conciencia. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Casi al mismo tiempo que Descartes, Pascal descubre frente a la lógica de la razón calculante, la lógica del corazón. Lo interno y lo invisible del ámbito del corazón no es sólo más interno que lo interno de la representación calculadora, y por ello más invisible, sino que al mismo tiempo alcanza más lejos que el ámbito de los objetos únicamente producibles. Es sólo en la más profunda interioridad invisible del corazón donde el hombre se siente inclinado a amar a los antepasados, los muertos, la infancia, los que aún están por venir. Esto forma parte del más amplio círculo, que ahora se muestra como la esfera de la presencia de la completa y salva percepción. Es verdad que dicha presencia, como la de la conciencia habitual de la PRODUCCIÓN calculante, es una presencia de la inmanencia. Pero el interior de la conciencia inhabitual sigue siendo el espacio íntimo en el que, para nosotros, todo ha pasado por encima de lo numérico del cálculo y, libre de semejantes límites, puede fluir y derramarse en la totalidad ilimitada de lo abierto. Esto superfluo que excede al número surge, en relación con su presencia, en el interior y lo invisible del corazón. La última frase de la novena elegía, que canta la pertenencia de los hombres a lo abierto, dice así: “Nace en mi corazón una existencia que excede al número”. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Toda la esfera de la presencia está presente en el decir. Lo objetivo de la PRODUCCIÓN se encuentra en el enunciado de las proposiciones del cálculo y los teoremas de la razón, que progresa de proposición en proposición. El ámbito de la desprotección que se autoimpone está dominado por la razón. No sólo ha establecido para su decir, para el logos entendido como predicación explicativa, un sistema especial de reglas, sino que la lógica de la razón es ella misma la organización del dominio de la autoimposición intencional en lo objetivo. En la inversión de la representación objetiva, la lógica del corazón corresponde al decir de la interiorización rememorante. En ambos ámbitos, que están determinados metafísicamente, es la lógica la que reina, porque la interiorización rememorante tiene que crear una seguridad a partir de la desprotección misma y fuera de toda protección. Esta forma de resguardar atañe al hombre en cuanto ese ser que posee el lenguaje y, dentro del ser acuñado metafísicamente, toma desde un principio el lenguaje sólo como algo a mano, algo que maneja para su representación y conducta. Por eso, el logos, el decir como organon, necesita de la organización por medio de la lógica. Sólo existe lógica dentro de la metafísica. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Desde el momento en que esos más arriesgados arriesgan el propio ser y por lo tanto se arriesgan en el ámbito del ser, el lenguaje, son esos que dicen. Pero entonces ¿el hombre no es ese que posee el lenguaje por naturaleza y constantemente lo arriesga? Es verdad. En este caso, incluso ese que quiere de la manera habitual también arriesga ya el decir en su PRODUCCIÓN calculadora. Así es. Entonces, los más arriesgados no pueden ser sólo esos que dicen. El decir de los más arriesgados debe arriesgar expresamente el dicho. Los más arriesgados sólo son lo que son cuando son los que más dicen. Heideggeriana: ParaQuePoetas

La jarra es una cosa en cuanto recipiente. Es cierto que esto que acoge necesita de una PRODUCCIÓN. Pero la condición de ser producida por el alfarero no constituye en modo alguno lo propio de la jarra en cuanto jarra. La jarra no es un recipiente porque fue producida sino que tuvo que ser producida porque es este recipiente. Heideggeriana: Coisa1949

La PRODUCCIÓN, ciertamente, hace entrar la jarra en aquello que le pertenece como propio. Ahora bien, esto que es propio de la esencia de la jarra no es nunca fabricado por la PRODUCCIÓN. Separada de su fabricación, la jarra, que está para sí misma, tiene que acogerse coligada allí. En el proceso de la PRODUCCIÓN, la jarra, ciertamente, tiene primero que mostrar su aspecto al que la produce. Pero esto que se muestra-a-sí, el aspecto (el eidos, la idea), caracteriza a la jarra sólo desde el punto de vista de que el recipiente está frente al que lo produce como lo que tiene que ser producido. Heideggeriana: Coisa1949

¿Quién negaría que esto es correcto? Está claro que se rige por aquello que se tiene ante los ojos cuando se habla de la técnica. La definición instrumental de la técnica es incluso correcta de un modo tan inquietante, que además es aplicable a la técnica moderna, de la que normalmente se afirma, con una cierta razón, que, frente a la técnica artesanal de antes, es algo completamente distinto y por tanto nuevo. También la central energética, con sus turbinas y sus generadores, es un medio fabricado por hombres para un fin puesto por hombres. También el avión a reacción y la máquina de alta frecuencia son medios para fines. Por supuesto que una estación de radar es menos sencilla que una veleta. Por supuesto que la fabricación de una máquina de alta frecuencia necesita del juego combinado de distintos procesos de trabajo de la PRODUCCIÓN técnico-industrial. Por supuesto que una serrería, en un valle perdido de la Selva Negra, es un medio primitivo en comparación con una central hidroeléctrica del Rin. Heideggeriana: PreguntaTecnica

Pero responsable de ello es sobre todo una tercera cosa. Es aquello que de antemano recluye a la copa en la región de la consagración y de la dádiva. Por medio de esto la copa se ve cercada como utensilio sacrificial. Lo que cerca da fin a la cosa. Con este dar fin no se acaba la cosa, sino que es desde éste como empieza la cosa como aquello que será después de la PRODUCCIÓN. Lo que, en este sentido, da fin a algo. Lo que acaba algo, lo que lo completa se dice en griego telos, algo que, con excesiva frecuencia, se traduce, y de este modo se malinterpreta, como “meta” y “finalidad”. El telos es responsable de aquello de lo que la materia y el aspecto del utensilio sacrificial son corresponsables. Heideggeriana: PreguntaTecnica

¿Qué dice esto sino que el movimiento hacia un “siempre-menos” en plenitud y originariedad dentro del ente en totalidad, no sólo es acompañado sino determinado por un crecimiento de la voluntad de poder? La voluntad de poder es la voluntad que se quiere. Como tal voluntad y en su orden aparece, temprano prefigurado e imperante de diversos modos, aquello que representado desde el ente, le sobrepasa y dentro del sobrepasar retroactúa sobre el ente, ya sea como el fundamento del ente, ya sea como su causación. La reducción constatable dentro del ente consiste en una PRODUCCIÓN del Ser, a saber, en el despliegue de la voluntad en la voluntad incondicionada de la voluntad. La desaparición, la ausencia, está determinada desde una presencia y por ésta. Ella precede a todo lo que desaparece, lo sobrepasa. Así pues también impera allí, donde el ente se esfuma, no sólo este por sí, sino anteriormente otro de modo determinante. Por todas partes está el sobrepasar que vuelve sobre el ente, el “transcendens absoluto” (Ser y Tiempo, § 7), “el Ser” del ente. Sobrepasar es la metafísica misma, por lo que esté nombre no significa ahora una doctrina y disciplina de la filosofía, sino esto, el que “hay” aquel sobrepasar (Ser y Tiempo, § 43c). Está dado en la medida en que está puesto, es decir destinado, en el camino de su imperar. La plenitud y subitaneidad incalculables de eso que se despliega como sobrepasar, es lo que se llama el destino de (genitivo objetivo) la meta tísica. Heideggeriana: PreguntaSer

Ciertamente, si se considera el oficio de poeta exclusivamente como una PRODUCCIÓN de poemas, puede entonces afirmarse que Hebel ha cesado de ser poeta después de la publicación de “Poemas Alemánicos”. Sin embargo, los poemas “Para los Amigos de la Naturaleza y de las Costumbres rurales” no son más que el comienzo de su vocación y de su obra poéticas, de dimensión universal. Heideggeriana: HebelAmigo

Pero esto mismo, el hacer una experiencia con el habla es algo distinto a la adquisición de conocimientos sobre el habla. Tales conocimientos la ciencia de las lenguas, la lingüística y la filosofía de los diversos idiomas, la psicología y la filosofía del lenguaje los pone a nuestra disposición hasta tal punto que vienen a ser inabarcables. Últimamente, la investigación científica y filosófica de las lenguas tiende, cada vez más resuelta, a la PRODUCCIÓN de lo que se llama “metalenguaje”. La filosofía científica que persigue la PRODUCCIÓN de este “super-lenguaje” se entiende consecuentemente a sí misma como metalingüística. Esta expresión suena a metafísica pero no sólo suena como ella: es como ella; porque la metalingüística es la metafísica de la tecnificación universal de todas las lenguas en un solo y único instrumento operativo de información interplanetaria. Metalenguaje y satélites, metalinguística y tecnología espacial son lo Mismo. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

El habla se representa desde el hablar, entendido como fonación vocal. ¿Pero no alcanza esta representación algo que a cada instante puede ser verificado como lo esencial en cada lengua? Ciertamente. Así tampoco debe dejarse que se instale la opinión de que pretendemos menospreciar la fonación vocal, que es una manifestación corporal, como lo meramente sensorial del habla, en favor de lo que se denomina el sentido y el contenido significativo de lo hablado y que se honra como lo espiritual, el espíritu del habla. Se trata, más bien, de considerar si en los tradicionales modos de representación de esta estructura se conoce suficientemente el elemento físico del habla, su carácter escrito y fónico; si basta con asociar esta sonoridad solamente al cuerpo entendido en términos fisiológicos y de situarla dentro de los confines metafísicos de lo sensible. La fonación y los sonidos se dejan, sin duda, explicar fisiológicamente como PRODUCCIÓN de sonidos. Pero permanece abierto si con ello, lo que es propio de los sonidos y de los tonos en el hecho de hablar, está propiamente experimentado y mantenido en vista. Se remite, por lo demás, a la melodía y al ritmo en el habla y con ello al parentesco entre canto y habla. Si con ello no existiera el peligro de representar también la melodía y el ritmo desde el ámbito de la fisiología y de la física, es decir, representarlos en el más amplio sentido a partir de la técnica y del cálculo. Al proceder de este modo se logran sin duda resultados justos, pero presumiblemente nunca lo que es esencial. Es tanto propiedad del habla el hecho de sonar y resonar, vibrar y temblar, como para la palabra hablada del habla el hecho de tener un sentido. Pero todavía es muy torpe nuestra experiencia con este carácter de lo propio, porque en todas partes se entromete la explicación metafísico-técnica que nos impide considerar adecuadamente la cuestión. Sólo el simple hecho de que llamemos Mundarten a los distintos modos de hablar según los territorios, es algo que apenas ha sido pensado. Su diversidad no se fundamenta sólo y primeramente en las diversas formas de puesta en movimiento de las herramientas del habla. En el dialecto, el paisaje, y esto quiere decir la tierra, habla siempre de modo distinto. Pero la boca no es sólo una clase de órgano del cuerpo. entendido corno organismo, sino que cuerpo y boca pertenecen al fluir y al crecimiento de la tierra en cuyo seno nosotros, los mortales, florecemos y del que recibimos la autenticidad de nuestras raíces (Bodenständigkeit). Si perdernos la tierra perdemos también las raíces. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Si bien el espacio y el tiempo, dentro de su extensión como parámetros, no permiten el en-frente-mutuo de uno y otro de sus elementos, la dominación de espacio y tiempo como parámetros para toda representación, PRODUCCIÓN y acumulación — los parámetros del mundo técnico moderno — atenta de un modo harto inquietante al gobierno de la proximidad, esto es, a la Nahnis, de las regiones del mundo. Allí donde todo está fijado en distancias calculadas. es allí precisamente donde se extiende lo in-distante por la ilimitada calculabilidad de cualquier cosa y se extiende en forma de negación de la proximidad vecinal de las regiones del mundo. En la ausencia de distancia todo viene a ser equi-valente como consecuencia de la sola voluntad de asegurarse la disponibilidad total de la tierra por el cálculo uniformizador. Por ello, la lucha por el dominio de la tierra ha llegado a su fase decisiva. La provocación total a la tierra para asegurarse su dominio tan sólo puede conseguirse ocupando una última posición fuera de la tierra desde la cual ejercer el control sobre ella. La lucha por esta posición, sin embargo. supone la radical conversión de todas las relaciones entre toda cosa a la calculable ausencia de distancia. Esto es la devastación del en-frente-mutuo de una y otra de las cuatro regiones del mundo: la negación de la proximidad. Pero en esta lucha por el dominio de la tierra, el espacio y el tiempo alcanzan el dominio supremo como parámetros. Con todo — su poder solamente puede desatarse porque espacio y tiempo aún son, ya son; además, otra cosa que los parámetros familiares desde hace tiempo. Su carácter parametral desfigura la esencia de tiempo y espacio. Oculta, sobre todo, la relación de su esencia con la esencia de la proximidad. Por más simples que sean estas relaciones, siempre permanecerán inaccesibles a toda razón calculadora. Allí donde se muestran se resiste el representar corriente a esta visión. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

La dialéctica es el proceso de la PRODUCCIÓN de la subjetividad del sujeto absoluto y, como tal, su “actividad necesaria”. De acuerdo con la estructura de la subjetividad, el proceso de PRODUCCIÓN tiene tres etapas. En primer lugar, el sujeto como conciencia se refiere inmediatamente a sus objetos. Lo representado así, en forma inmediata y, a pesar de ello, indeterminado, lo llama Hegel también “el Ser”, lo universal, lo abstracto. Pues allí no se tiene en cuenta todavía la relación del objeto con el sujeto. Sólo cuando se establece la relación regresiva del objeto al sujeto, es decir, la reflexión, el objeto es representado en cuanto objeto para el sujeto, y, al mismo tiempo, el sujeto se representa a sí mismo en cuanto referido al objeto. Sin embargo, mientras sólo diferenciemos objeto y sujeto, Ser y reflexión, y mientras persistamos en esta diferenciación, el movimiento del objeto al sujeto no ha hecho todavía visible el todo de la subjetividad para ésta. El objeto, el Ser, ha sido ciertamente mediatizado con el sujeto por medio de la reflexión, pero la mediación misma no ha sido toda representada para el sujeto en cuanto el movimiento interno de éste. Sólo cuando la tesis del objeto y la antítesis del sujeto llegan a ser avistadas en una síntesis necesaria, sólo entonces se pone, en marcha plenamente el movimiento de la subjetividad de la relación objeto-sujeto. Esta marcha comprende: el punto de partida en la tesis, la continuación de la marcha en la antítesis, el paso a la síntesis, y, desde ésta considerada como el todo, el regreso a sí misma de la posición puesta. Esta marcha reúne el todo de la subjetividad en su unidad desplegada. Ella crece unificándose, con-crescit, se hace concreta. De manera que la dialéctica es especulativa. Pues speculari es acechar, avistar, apresar, captar. Hegel dice en la introducción a la Ciencia de la Lógica (ed. Lasson, t. I, p. 38): La especulación consiste “en la captación de lo contrapuesto en su unidad”. La caracterización que hace Hegel de la especulación se clarifica, si tenemos en cuenta que ésta no depende sólo de la captación de la unidad, de la fase de la síntesis, sino ante todo y siempre de la captación de lo “contrapuesto” como tal. Para ello, es necesario captar cómo los momentos contrapuestos relucen enfrentándose, y cómo cada uno de ellos irradia en su contrario. Este es el reino de la antítesis, cuya manera de ser se expone en la “Lógica de la esencia” (es decir, en la lógica de la reflexión). De este relucir re-flejante, de este espejear, recibe el speculari (speculum: el espejo) su determinación suficiente. Pensada de este modo, la especulación es el todo positivo de lo que debe significar aquí la “dialéctica”: no una manera de pensar trascendental, limitadora por medio de la critica o hasta polémica, sino el espejeamiento y unión de lo contrapuesto como el proceso de PRODUCCIÓN del Espíritu mismo. Heideggeriana: HegelGregos

Hegel llama también la dialéctica especulativa sencillamente “el método”. Con este título no se refiere a un instrumento de la actividad representativa, ni a una manera especial de proceder en la filosofía. “El método” es el movimiento intimo de la subjetividad, “el alma del Ser”, el proceso de PRODUCCIÓN por medio del cual se teje la trama del todo de la realidad de lo absoluto. “El método”: “el alma del Ser” — esto suena quimérico. Se cree que nuestra época ya ha abandonado semejantes extravíos de la especulación. A pesar de todo, nosotros vivimos en medio de estas supuestas quimeras. Heideggeriana: HegelGregos

La palabra fundamental de Parménides es Hen, lo Uno, lo que unifica todas las cosas y, por ello, lo universal. Parménides explica los semata, los signos por medio de los cuales se muestra el Hen, el extenso fragmento VIII, conocido por Hegel. Sin embargo, Hegel no encuentra el “pensamiento capital” de Parménides en Hen, en el Ser como lo universal. Según Hegel, el pensamiento capital se expresa más bien en la frase que dice: “Ser y pensar son lo mismo”. Pues bien, Hegel interpreta esta frase en el sentido de que el Ser como “el pensamiento que es” es una PRODUCCIÓN del pensar. Hegel ve en la frase de Parménides, una etapa preliminar en el camino hacia Descartes, con cuya filosofía principia la determinación del Ser desde el sujeto puesto conscientemente. Por ello puede decir Hegel: “Con Parménides comienza el filosofar propiamente dicho… Este comienzo es, naturalmente, turbio e indeterminado” (Obras, XIII, p. 296 s.). Heideggeriana: HegelGregos

En nuestra conferencia vamos a dar más espacio a la técnica porque la técnica (si entendemos bien lo que queremos decir con ese nombre) domina el entero ámbito de nuestra meditación y reconsideración. Cuando hablamos hoy de la técnica pensamos en la moderna técnica de las máquinas que caracteriza a la era industrial. Pero mientras tanto tal caracterización se ha vuelto ya inexacta. Pues dentro de la era industrial moderna pueden señalarse una primera y una segunda revolución técnicas. La primera consiste en el tránsito desde la técnica artesanal y la manufactura a una técnica de máquinas caracterizadas por la automoción. La segunda revolución técnica podemos verla en la aparición y en el irresistible avance de la mayor “automación” posible, cuyo rasgo básico viene determinado por la técnica de los reguladores y de la regulación o control, por la cibernética. A qué se refiere en ambos casos el nombre de técnica, no es algo que esté claro sin más. Técnica puede significar: el conjunto de las máquinas y aparatos de que disponemos, sólo como objetos existentes y disponibles o como objetos en funcionamiento. Técnica puede querer decir: la fabricación de esos objetos, a la cual fabricación anteceden el proyecto y el cálculo. Técnica puede querer decir también: la copertenencia de lo que acabamos de enumerar junto con los hombres y grupos humanos que trabajan en la construcción, PRODUCCIÓN, montaje, utilización y vigilancia de todo el complejo de máquinas y aparatos. Sin embargo, qué sea la técnica así descrita con trazos tan gruesos, es algo que no obtenemos sin más de estas indicaciones. Pero (al menos con cierta aproximación) quedará amojon