La esencia de lo matemático es el autoponerse lo más altos principios, a partir de los cuales y según los cuales toda otra posición se sigue necesariamente. Con ello se toma lo matemático de un modo tan amplio y esencial, que ya no tiene siquiera relación con el número y el espacio. Estos devienen recién regiones de lo matemático en un sentido más estrecho, porque permiten de un modo especial una mathesis respecto de lo cuantitativo. Y ya que eso que es, se determina a partir del pensar, el pensar y la ley fundamental del decir y del hablar, el principio de contradicción, no solo tienen que transformarse en ley del resultado que ha sido pensado, sino en la determinación del ser. Heideggeriana: EuropaFilosofia
Nietzsche reconoce que el principio de no contradicción es un principio sobre el ser del ente. Pero no reconoce que esta concepción del principio de contradicción fue enunciada precisamente por el pensador que por primera vez puso y concibió de manera completa este principio como principio del ser. Si esta falta de reconocimiento por parte de Nietzsche fuera simplemente un error historiográfico no deberíamos hablar más de él. Pero significa algo diferente: que Nietzsche desconoce el fundamento histórico de su propia interpretación del ente, no mide el alcance de sus tomas de posición y no es capaz por ello de establecer cuál es su propio sitio, con lo que tampoco puede alcanzar al adversario que quiere alcanzar y que, para cumplir con tal propósito, previamente tiene que ser comprendido y atacado en su posición más propia. Heideggeriana: VontadePoder
Pero sí hemos llegado a un momento en que podemos aprender a ver que, por mucho que tomado históricamente por mor de un título tenga que mostrar otro aspecto, el pensamiento de Nietzsche no es menos concreto y riguroso que el de Aristóteles, quien en el cuarto libro de su metafísica piensa el principio de contradicción como primera verdad sobre el ser de lo ente. La conexión ya habitual, aunque no por eso es menos cuestionable, entre Nietzsche y Kierkegaard, desconoce – a raíz de un desconocimiento de la esencia del pensar -, que, en cuanto pensador metafísico, Nietzsche conserva la proximidad con Aristóteles. Aunque lo cite más a menudo, Kierkegaard permanece esencialmente lejos de Aristóteles y esto se debe a que Kierkegaard no es un pensador, sino un escritor religioso, aunque desde luego no uno entre tantos, sino el único a la altura del destino de su época. En eso reside su grandeza, siempre que hablar así no sea ya un malentendido. Heideggeriana: NietzscheDeus