Los que tratan de este modo acerca de qué es el ente en su totalidad son “teólogos”. Su “filosofía” sólo tiene de filosofía el nombre, porque una “filosofía cristiana” es un contrasentido aún mayor que la idea de un círculo cuadrado. El cuadrado y el círculo todavía concuerdan en que son figuras espaciales, mientras que la fe cristiana y la filosofía son abismalmente diferentes. Incluso si quisiera decirse que en ambos casos se enseña la verdad, lo que quiere decir verdad es totalmente diferente. El hecho de que los teólogos medievales a su manera, es decir cambiándoles el sentido, estudiaran a Platón y a Aristóteles es equivalente a la utilización de la metafísica de Hegel por parte de Karl Marx para su cosmovisión POLÍTICA. Pero bien mirado, la doctrina christiana no quiere transmitir un saber sobre el ente, sobre lo que éste es, sino que su verdad es por completo una verdad de salvación. Se trata del aseguramiento de la salvación de las almas inmortales individuales. Todos los conocimientos están referidos al orden de la salvación y están al servicio del aseguramiento y la promoción de la misma. Toda historia se convierte en historia de la salvación: creación, pecado original, redención, juicio final. Así también queda establecido de qué único modo (es decir con qué único método) tiene que determinarse y transmitirse lo que es digno de saberse. A la doctrina le corresponde la schola (la instrucción); por eso los doctores de la doctrina de la fe y la salvación son “escolásticos”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Esta época muestra una obviedad peculiarmente indiferente respecto de la verdad del ente en su totalidad. O bien el ser se explica aún de acuerdo con la tradicional explicación cristiano-teológica del mundo, o bien el ente en su totalidad — el mundo — se determina invocando “ideas” y “valores”. Las “ideas” recuerdan el comienzo de la metafísica occidental en Platón. Los “valores” remiten a la relación con el final de la metafísica en Nietzsche. Sólo que las “ideas” y “valores” no siguen siendo pensados en su esencia y en su proveniencia esencial. La invocación de “ideas” y “valores” y la posición de las mismas son el recurso más corriente y comprensible para la interpretación del mundo y la conducción de la vida. Esta indiferencia frente al ser en medio de la suprema pasión por el ente testimonia el carácter totalmente metafísico de la época. La consecuencia esencial de este estado de cosas se muestra en que las decisiones históricas se han trasladado ahora, de modo consciente, voluntario y total, de los diferentes dominios de la anterior actividad cultural — POLÍTICA, ciencia, arte, sociedad — al ámbito de la “cosmovisión”. La “cosmovisión” es esa figura de la metafísica moderna que se vuelve inevitable cuando comienza su culminación en dirección de lo incondicionado. La consecuencia es una peculiar uniformidad de la hasta ahora múltiple historia occidental-europea, uniformidad que se anuncia metafísicamente en el acoplamiento de “idea” y “valor” como recurso determinante para la interpretación cosmovisional del mundo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Aristóteles: La physis se sirve de la lengua (glottei) para gustary para hablar, y si bien el gusto (geusis) es algo necesario y de ahí que se dé en la mayoría de los animales, la posibilidad de expresarse no tiene otra finalidad que la perfección, he d’hermeneía héneka tou eu (De anima B 8, 420 b 18 ss.). (O sea: el ente, cuando es un ser vivo, necesita la lengua tanto para gustar como para hablar con los demás en el común trato con ellos; de esas dos cosas, el gusto, la geusis, es de necesidad en la relación con las cosas (y por eso lo tienen la mayoría de los vivientes); pero la hermeneía, el referirse a algo y el hablar de algo con los otros (el conversar sobre algo) está para el bien, tiene su razón de ser en el eu, en el bien, es decir, en garantizar al viviente su ser propiamente dicho (en su mundo y junto con su mundo). En este texto de Aristóteles la hermeneía se refiere, pues, simplemente y representa al diálektos, es decir, a la conversación con los demás en el trato corriente con los demás y con las cosas; pero el diálektos no es sino la forma fáctica en que el logos se produce; y éste, es decir, el logos (el hablar de algo, el hablar, el decir) tiene por función to deloun… to symphéron kai to blaberón (POLÍTICA, A 2, 420 b 18 ss.), es decir, provee a poner de manifiesto el ente en su sernos éste útil o nocivo (es decir, el logos hace accesible el ente para un hacerse con él por vía de ponérselo delante, en lo que se refiere a si no es conveniente o no). Heideggeriana: Hermeneutica1923
Vamos a hablar de la esencia de la verdad. La pregunta por la esencia de la verdad no se preocupa de si la verdad es en cada caso la verdad de la experiencia práctica de la vida o de un cálculo económico, si es la verdad de una reflexión técnica o de la inteligencia POLÍTICA, ni sobre todo si es la verdad de la investigación científica o de una forma artística o incluso la verdad de una meditación pensante o de una fe del culto. La pregunta por la esencia deja todo esto de lado y trata de encontrar una única cosa: qué es lo que caracteriza a toda “verdad” en general como verdad. Heideggeriana: EssenciaVerdade
Por la época del cambio del siglo 18 al 19, los alemanes se convierten, sin embargo, en cualquier otra cosa — salvo en libres. El antiguo Reich se había derrumbado como poder unificador y disuelto en un puñado de insignificantes Estados (Kleinstaaterei), sin dirección alguna y desarraigados. El único Estado alemán que aún existía fundado en sí mismo, por aquel entonces, Prusia, fue sometido por Napoleón y sus aliados, en 1806-7. Pero — en medio de toda esa impotencia POLÍTICA, de todo ese desmembramiento estatal, de toda esa miseria del pueblo vivía aún y vivía ya una Alemania secreta. Desde el apremio más interno y bajo el yugo de la servidumbre externa surgía una nueva libertad. Esto quiere decir que: La esencia de la libertad fue concebida de nuevo e implantada en el saber y en la voluntad de los alemanes. Heideggeriana: UniversidadeAlema2
Tres grandes potencias tuvieron su influjo reunidas en esto: 1. la Nueva poesía alemana (Klopstock, Herder, Goethe, Schiller y el Romanticismo), 2. la Nueva filosofía alemana (Kant, Fichte, Schleiermacher, Schelling, Hegel), y 3. la Nueva voluntad POLÍTICA alemana de los señores y los soldados del estado prusiano (Freiherr von Stein, Hardenberg, Humboldt, Scharnhorst, Gneisenau y von Clausewitz). Poetas y pensadores crearon un mundo espiritual nuevo, en el que fueran comprendidos y pensados en su conjunto el predominio de la naturaleza y de los poderes de la historia unificados en la esencia del absoluto. Heideggeriana: UniversidadeAlema2
Durante el primer período se lleva a cabo un desarrollo fructífero de las nuevas tareas de las universidades en un determinado respecto: Se consigue, por vez primera, la amplia fundación de las ciencias históricas del espíritu; al mismo tiempo que en el dominio de las ciencias naturales, se van fundando los institutos de investigación, desde los que irán saliendo muy pronto importantes investigadores y profesores. El motivo realmente determinante para esta época de prosperidad de las ciencias históricas y de la naturaleza, reside en que su preguntar y pensar están puestos todavía bajo el influjo de la gran filosofía del Idealismo Alemán. Si bien, los sistemas y las doctrinas de los filósofos habían perdido ya su efectividad inmediata, del mismo modo tanto más perdurable se tornaba el efecto mediato. Así (pasaba, al menos), en la investigación histórica de la construcción de las lenguas, de las formas de la gran poesía, de la constitución de la naturaleza viviente. Las ciencias todavía eran llevadas por la idea de un saber acerca del todo de lo que puede saberse; sus preguntas concernían siempre a conexiones y leyes esenciales de sus regiones. La palabra y el concepto “ciencia” tenia todavía el significado de un saber, que se dirige necesariamente al todo y, por tanto, que es necesariamente en sí mismo filosófico. De allí que los planteamientos de las ciencias naturales y los de las ciencias históricas tuviesen aún una gran fuerza de irradiación. El pensamiento histórico logró entrar en las ciencias del derecho y en las ciencias del estado por Niebuhr y, sobretodo, por Savigny. Por eso, ésta (última) se vio obligada a convertirse en un pensamiento radical y vivo de cuestiones acerca del espíritu de un pueblo, la educación de las leyes y el estado. Savigny demostró que el derecho no surge sólo, ni preponderantemente del pensamiento normativo formal de la legislación (Gesetzgebung), sino tal como el lenguaje (lo hace) con el espíritu comunitario de los pueblos, con sus creencias y costumbres. Savigny enseño también de una forma menos evidente, y en relación con la esencia del estado, que la libertad y la falta de libertad POLÍTICA no dependen de la forma del estado, sino, ante todo, de si el poder de un estado se halla enraizado en la naturaleza y la historia de un pueblo o si se agota únicamente en la arbitrariedad de los que detentan el poder individualmente y de los gobiernos. Heideggeriana: UniversidadeAlema2
La acción POLÍTICA, la obra del arte, la articulación del orden en la comunidad, el saber que piensa, la intimidad de la fé — todo esto no ha de cultivarse más como recintos de tareas de una “cultura”, ni admite que se le ordene más únicamente en un “sistema cultural” ya existente. Este mismo se ha vuelto cuestionable, incluso el concepto de una cultura en el sentido de una realización de valores. Este cuestionamiento aún no experimentado hasta el momento, no significa de ninguna manera ya la barbarie — al revés, a partir de este cuestionamiento, aquellos ámbitos de acción de la existencia humana crean recién una zona esencial, que los saca del marco de la mera industria cultural (Kulturbetrieb) habida hasta ahora. Heideggeriana: EuropaFilosofia
Un cuarto fenómeno se manifiesta en el hecho de que el obrar humano se interpreta y realiza como cultura. Así pues, la cultura es la realización efectiva de los supremos valores por medio del cuidado de los bienes más elevados del hombre. La esencia de la cultura implica que, en su calidad de cuidado, ésta cuide a su vez de sí misma, convirtiéndose en una POLÍTICA cultural. Heideggeriana: ImagemMundo
Se dice que la cantidad del material, la multiplicidad y la extensión de los diferentes ámbitos en los que habría tenido que probarse que la voluntad de poder era el carácter fundamental del ente, no podían ya ser dominadas de manera uniforme por un único pensador. Porque la filosofía tampoco puede sustraerse ya a la especialización del trabajo en disciplinas reinantes desde mediados del siglo pasado — lógica, ética, estética, filosofía del lenguaje, filosofía POLÍTICA, filosofía de la religión —, siempre que quiera producir algo más que frases hechas generales y vacías sobre lo que de todos modos ya se conoce de modo más fiable gracias a las diferentes ciencias. Puede que en la época de Kant, o quizás aun en la de Hegel fuera aún posible dominar de modo uniforme todos los ámbitos del saber. Mientras tanto, sin embargo, las ciencias del siglo XIX no sólo han ampliado de manera sorprendentemente rica y rápida el conocimiento del ente, sino que, sobre todo, han desarrollado la investigación de todas sus regiones de un modo tan multiforme, fino y seguro que un conocimiento aproximado de todas las ciencias apenas si roza su superficie. Pero el conocimiento de los resultados y de los modos de operar de todas las ciencias resulta necesario si se quiere establecer algo suficientemente fundado sobre el ente en su totalidad. Sin esa base científica toda metafísica no es más que un edificio construido en el aire. Tampoco Nietzsche podía alcanzar ya un dominio uniforme de todas las ciencias. Heideggeriana: VontadePoder
Si el pensamiento de la voluntad de poder es el pensamiento primero, el pensamiento supremo por su rango de la metafísica de Nietzsche, y con ello de la metafísica occidental en general, sólo encontraremos la vía hacia un pensar decidido de este pensamiento metafísico primero y último si recorremos los caminos que ha transitado el propio Nietzsche, el pensador de este pensamiento. Si la voluntad de poder es el carácter fundamental de todo el ente, el pensar de este pensamiento tiene que “encontrarla”, por así decirlo, en cualquier región del ente: en la naturaleza, en el arte, en la historia, en la POLÍTICA, en la ciencia y en el conocimiento en general. Todo esto, en la medida en que es algo ente, tiene que ser voluntad de poder. La ciencia, por ejemplo, el conocimiento en general, es una figura de la voluntad de poder. Una meditación pensante (en el sentido del pensador Nietzsche) sobre el conocimiento — y especialmente sobre la ciencia — tiene que volver visible qué es la voluntad de poder. Heideggeriana: VontadePoder
Al nombrar a los “príncipes europeos” Nietzsche piensa en el sentido de lo que para él significa “la gran POLÍTICA”: la determinación del lugar del hombre en el mundo y de su esencia. “Gran POLÍTICA” es aquí sólo otro nombre para la metafísica más propia de Nietzsche. ¿Pero qué es entonces la meditación de los inmoralistas? En tal meditación se produce la decisión sobre la distinción entre un “mundo verdadero” y un “mundo aparente”, decisión que fundamenta a la metafísica misma. La decisión se convierte en abolición de ambos mundos y de su distinción. Esta abolición no exige más que: pensar hasta el extremo la determinación de la esencia de la verdad que ha reinado hasta ahora, tomar en serio las consecuencias esenciales ante las que coloca el pensar extremo. Heideggeriana: VontadePoder
En la época de la acabada carencia de sentido llega a su cumplimiento la esencia de la época moderna. De cualquier modo que se calcule su concepto y su curso en el campo de la historiografía, cualesquiera que sean los fenómenos pertenecientes al ámbito de la POLÍTICA, de la creación, de la investigación de la naturaleza o del ordenamiento social con los que se quiera explicar la época moderna, ninguna meditación histórica puede pasar por alto estas dos determinaciones esenciales e interrelacionadas de su historia: que el hombre en cuanto subjectum se instaura y se asegura como centro de referencia del ente en su totalidad, y que la entidad del ente en su totalidad es comprendida como representatividad de lo producible y explicable. Si Descartes y Leibniz aportan algo esencial a la primera fundación metafísica explícita de la historia moderna — aquél con la determinación del ens como verum en el sentido del certum en cuanto índubitatum de la mathesis universalis, éste con la interpretación de la substantialitas de la substantia como vis primitiva con el carácter fundamental de la representación con dos términos, de la repraesentatio — la mención de estos nombres, que piensa en el sentido de la historia del ser, no tiene ya nunca el significado que tuvo que otorgarle la consideración historiográfica aún hoy usual de la historia de la filosofía y del espíritu. Heideggeriana: EternoRetorno
Nietzsche habla de las condiciones de la voluntad de poder denominándolas “condiciones de conservación, de acrecentamiento”. No dice, deliberadamente, condiciones de conservación y de acrecentamiento, como si sólo se juntara algo diferente, cuando en realidad sólo hay una cosa. Esta esencia unitaria de la voluntad de poder regula el entrelazamiento que le es propio. De la sobrepotenciación forma parte aquello que se supera, en cuanto respectivo nivel de poder, y aquello que supera. Lo que hay que superar tiene que ofrecer resistencia y, para ello, tiene que ser, él mismo algo constante, que se sostiene y conserva. Pero también lo que supera tiene que tener constancia y ser estable, de lo contrario no podría ni ir más allá de sí ni mantenerse en el acrecentamiento sin vacilaciones y seguro de sus posibilidades de hacerlo. A la inversa, todo poner la mira en la conservación se hace a causa del acrecentamiento. Puesto que el ser del ente como voluntad de poder es en sí mismo este entrelazamiento, las condiciones de la voluntad de poder, es decir los valores, quedan referidos “a configuraciones complejas”. A estas figuras de la voluntad de poder, por ejemplo la ciencia (el conocimiento), el arte, la POLÍTICA, la religión, Nietzsche las llama también “formaciones de dominio”. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
El nihilismo, en el sentido de Nietzsche, no tapa por lo tanto en absoluto ese estado representado de manera puramente negativa que supone que ya no se puede creer en el dios cristiano de la revelación bíblica, y hay que saber que Nietzsche no entiende por cristianismo la vida cristiana que tuvo lugar una vez durante un breve espacio de tiempo antes de la redacción de los Evangelios y de la propaganda misionera de Pablo. El cristianismo es, para Nietzsche, la manifestación histórica, profana y POLÍTICA de la Iglesia y su ansia de poder dentro de la configuración de la humanidad occidental y su cultura moderna. El cristianismo en este sentido y la fe cristiana del Nuevo Testamento, no son lo mismo. También una vida no cristiana puede afirmar el cristianismo y usarlo como factor de poder, en la misma medida en que una vida cristiana no necesita obligatoriamente del cristianismo. Por eso, un debate con el cristianismo no es en absoluto ni a toda costa un ataque contra lo cristiano, así como una crítica de la teología no es por eso una crítica de la fe, cuya interpretación debe ser tarea de la teología. Mientras pasemos por alto estas distinciones esenciales nos moveremos en las bajas simas de las luchas entre diversas visiones del mundo. Heideggeriana: NietzscheDeus
En abril de 1933 fui elegido rector unánimemente por el pleno de la Universidad. Mi predecesor en el cargo, von Möllendorf, había tenido que abandonar su puesto, tras un corto ejercicio, por orden del ministro. El propio von Möllendorf, con el que a menudo había hablado detenidamente sobre su sucesión, deseaba que yo aceptara el rectorado. Igualmente el anterior rector, Sauer, había intentado convencerme de que aceptara el cargo en interés de la Universidad. Todavía durante la mañana del día de la elección vacilaba y quería retirar mi candidatura. Carecía de relaciones con las autoridades competentes del gobierno y del partido; ni siquiera era miembro del partido ni había ejercido actividad POLÍTICA en ninguna de sus formas. Era, pues, dudoso que yo fuera a ser oído, allí donde se concentraba el poder político, acerca de lo que yo imaginaba como una tarea necesaria. Pero era igualmente dudoso en qué medida la Universidad iría por sí misma a encontrar y configurar, de una forma más originaria, su propia esencia, tarea que yo había ya expuesto públicamente en mi conferencia inaugural del verano de 1929. Heideggeriana: RepensandoReitorado
Lo que hasta el último día me hizo vacilar en aceptar el rectorado era saber que, con mi proyecto, había necesariamente de oponerme, por partida doble, a lo “nuevo” y a lo “viejo”. Lo “nuevo” se había presentado, entretanto, bajo la forma de la “ciencia POLÍTICA”, cuya idea se funda en un falseamiento de la esencia de la verdad. Lo “viejo” era la aspiración a quedarse en la “especialidad”, fomentar su progreso y utilizarla en clase, y rechazar, como abstracta y filosófica, toda reflexión sobre los fundamentos esenciales o, en todo caso, admitirla como mero ornamento externo, pero sin hacerla efectiva como reflexión, y sin basar en este ejercicio el pensamiento y la pertenencia a la Universidad. Heideggeriana: RepensandoReitorado
Al aceptar el rectorado me atreví a intentar salvar lo positivo, depurarlo y afirmarlo. Nunca fue mi intención realizar simplemente la doctrina del partido y actuar de acuerdo con la “idea” de una “ciencia POLÍTICA”. Pero tampoco estaba yo dispuesto a simplemente defender lo hasta ahora vigente, a poner todo al mismo nivel mediante una labor de mera mediación y equilibrio y a mantenerlo en la mediocridad. Había en juego — estaba plenamente convencido — cosas demasiado esenciales que sobrepasaban con mucho todo lo que afectaba a la Universidad. Heideggeriana: RepensandoReitorado
Para caracterizar mi actitud fundamental durante el rectorado hay que establecer firmemente lo siguiente: 1. No fui nunca llamado por ninguna instancia del partido a ningún tipo de deliberación POLÍTICA; ni nunca busqué tampoco una tal colaboración. 2. Tampoco mantuve ninguna clase de relación personal o POLÍTICA con funcionarios del partido. Heideggeriana: RepensandoReitorado
En todo ello hay un decidido rechazo de la idea de “ciencia POLÍTICA”, propagada por el nacionalsocialismo como grosera simplificación de la concepción de la verdad y del conocimiento de Nietzsche. La recusación de la idea de ciencia POLÍTICA está, además, claramente expresada en el texto. Heideggeriana: RepensandoReitorado
Ejerciéndose como disputa, esta reflexión sobre su ámbito esencial tiene que realizarse en todas las ciencias, de lo contrario se quedan en “ciencia” (Wissenschaft) sin saber (Wissen). A partir de tal reflexión sobre el todo de las ciencias, la propia Universidad se pone a sí misma sobre su fundamento esencial, que sólo es accesible para el saber que ella cultiva; por ello su esencia no puede ser determinada desde ningún otro lugar, la “POLÍTICA” o cualquier otra instancia. Heideggeriana: RepensandoReitorado
También se puede, evidentemente, proceder de otro modo. Puede uno dispensarse de la reflexión y atenerse a la fácil idea de que, inmediatamente después de la toma del poder por el nacionalsocialismo, un rector recién elegido pronunció un discurso sobre la Universidad, que defiende “el” nacionalsocialismo, es decir, que propaga la idea de “ciencia POLÍTICA”, idea que significa, toscamente entendida, “verdadero es lo que sirve al pueblo”. De donde se deduce, desde luego con razón, que así se niega la esencia de la Universidad alemana en su mismo centro y se trabaja por su destrucción, con lo que el título habría más bien de decir: “La autonegación de la universidad alemana”. Puede procederse así, cuando se tiene la suficiente falta de juicio e incapacidad para la reflexión, cuando se tiene la suficiente comodidad para dejarse llevar por las habladurías, cuando se tiene la suficiente dosis de malevolencia. Heideggeriana: RepensandoReitorado
3. No podía aceptar el rechazo de la idea de “ciencia POLÍTICA”, aunque podía comprender que dicha idea no estaba aún suficientemente fundada. Heideggeriana: RepensandoReitorado
Yo mismo estaba cada día más ocupado con cosas que, respecto de mis verdaderos proyectos, no podía por menos que considerarlas carentes de importancia. No sólo no estaba interesado en la gestión formal de esos vacíos asuntos burocráticos, sino que carecía de experiencia, pues siempre hasta entonces había rechazado todo cargo académico y era, por tanto, un principiante. A ello se añadía la desafortunada circunstancia de que el jefe de la secretaría estaba sólo desde hacía poco en el cargo y era igualmente inexperto en las cosas de la Universidad. De esta manera, se produjeron algunas insuficiencias, incorrecciones y faltas de precaución que, al parecer, fueron lo único que ocupó a los colegas. El discurso del rectorado fue en vano y se olvidó al día siguiente de la fiesta; durante todo el tiempo que duró el rectorado ni uno solo de los colegas hizo ningún tipo de pronunciamiento sobre el discurso. Seguían moviéndose en las, desde décadas, trilladas sendas de la POLÍTICA universitaria. Heideggeriana: RepensandoReitorado
Con ocasión de una conferencia en la Universidad de Heidelberg sobre la esencia de la ciencia, supe por el Dr. Stein y Scheel de la existencia de planes para cambiar varias cátedras en Friburgo. Había que situar en los puestos clave de la Universidad a miembros de confianza del partido, con lo que se abría la posibilidad de, sobre todo, ocupar los decanatos con miembros del partido. Se afirmaba que ahora, de momento, para ocupar esos puestos no importaba tanto el rango científico y la aptitud como profesor, cuanto la confianza POLÍTICA y la eficacia activista. También en estas manifestaciones y propósitos se mostraba de nuevo que la influencia de Krieck aumentaba desde Francfort en Heidelberg y Karlsruhe. Se me dio a entender en Karlsruhe que no sería tolerable mantener en su puesto a los hasta ahora decanos: las Facultades necesitaban una dirección nacionalsocialista. Era, pues, necesario, para precaverse contra esta amenaza a la esencia de la Universidad, actuar de forma adecuada. Heideggeriana: RepensandoReitorado
Aunque el ministro estaba formalmente de acuerdo con el nombramiento de los nuevos decanos, encontraba sin embargo extraño no sólo que ningún puesto fuera ocupado por miembros del partido, sino que incluso me hubiera atrevido a nombrar decano de la Facultad de Medicina precisamente al hombre que, seis meses antes, el ministro había rechazado por considerar intolerable que ocupara el cargo de rector. Además, del ministerio llegaba cada vez más nítidamente el deseo de que la idea de ciencia POLÍTICA había de ponerse en práctica en la Universidad de Friburgo con mucha más seriedad de lo que hasta ahora se había hecho. Heideggeriana: RepensandoReitorado
A la forma fundamental de este aparecer, en la que la voluntad de voluntad se instala y calcula en la ausencia de historia acontecida del mundo de la Metafísica consumada, se la puede llamar con una palabra, la “técnica”. Aquí este nombre abraza todas las zonas del ente que están equipando siempre la totalidad del ente: la Naturaleza convertida en objeto, la cultura como cultura que se practica, la POLÍTICA como POLÍTICA que se hace y los ideales como algo que se ha construido encima. La palabra “técnica” no designa entonces las zonas aisladas de la producción y del equipamiento por medio de máquinas. Ésta tiene ciertamente una posición de poder privilegiada que hay que determinar de un modo más preciso y que se basa en la primacía de lo material como presuntamente elemental y objetual en primera línea. Heideggeriana: SuperarMetafisica
Qué singular y qué extraño para la opinión habitual que la gente se ha hecho de la filosofía de Nietzsche. ¿No pasa por ser Nietzsche el, instigador de la voluntad de poder, de la POLÍTICA de la violencia Y de la guerra, de la furia de la “bestia rubia”? Las palabras “que el hombre sea librado de la venganza” en el texto están impresas incluso en itálica. El pensar de Nietzsche piensa en vistas a la liberación del espíritu de la venganza. Su pensar quisiera servir a un espíritu que, como liberación de toda ansia de venganza, precede a todo mero hermanamiento, pero también a todo únicamente-querer-castigar, a un espíritu que es anterior a cualquier esfuerzo por la paz y a toda actividad bélica, fuera de los límites de un espíritu que quiera asegurar y fundamentarla pax, la paz, por medio de pactos. El espacio de esta liberación de la venganza está, del mismo modo, fuera de los límites del pacifismo y de la POLÍTICA de violencia y de una neutralidad calculada. Está también fuera de los límites de una actitud débil que deja que las cosas sigan su curso o de la huida en torno al ara del sacrificio, del mismo modo como está fuera de las intervenciones ciegas y de la actuación a cualquier precio. Heideggeriana: NietzscheZaratustra
En la Crítica de la razón pura el enunciado negativo preventivo se introduce con un “evidentemente”. En consecuencia, lo que dice debe ser igualmente claro a cualquiera: ser — no es “evidentemente” un predicado real. La proposición no es hoy, para nosotros, de ningún modo inmediatamente inteligible. Ser — esto significa, pues, realidad. ¿Cómo entonces el ser no es tenido por un predicado real? Para Kant la palabra “real” tiene todavía el significado originario. Mienta aquello que pertenece a una res, a una cosa (Sache), a la quiddidad (Sachgehalt) de una cosa (Ding). Un predicado real, una determinación que pertenece a la cosa, es, por ej. el predicado “pesado” con respecto a la piedra, tanto si la piedra existe o no efectivamente (wirklich). En la tesis de Kant “real” significa, pues, lo que hoy mentamos cuando hablamos de POLÍTICA realista (Realpolitik) que trabaja con hechos, efectividades. Realidad significa para Kant no efectividad (Wirlichkeit), sino quiddidad (Sachheit). Un predicado real es el que pertenece a la quiddidad de una cosa y puede atribuírsele. Nos representamos la quiddidad de una cosa en su concepto. Podemos representarnos lo que nombra la palabra piedra, sin que lo representado tenga que existir como una piedra justamente presente. Existencia, Dasein, es decir, ser, dice la tesis de Kant, “no es evidentemente un predicado real”. Lo manifiesto de este enunciado negativo se desprende en cuanto pensamos la palabra “real” en el sentido de Kant. El ser no es nada real. Heideggeriana: KantSer
SPIEGEL: Profesor Heidegger, constantemente hemos podido comprobar que su obra filosófica está un tanto ensombrecida por ciertos sucesos de su vida, que no duraron mucho y que nunca han sido aclarados, bien porque ha sido Vd. demasiado orgulloso, bien porque no ha estimado conveniente pronunciarse sobre ellos. HEIDEGGER: ¿Se refiere a 1933? SPIEGEL: Sí, antes y después. Querríamos plantear este tema en un contexto más amplio y, desde él, llegar a cuestiones que parecen importantes, tales como: ¿qué posibilidades hay, partiendo de la filosofía, de actuar sobre la realidad, también sobre la realidad POLÍTICA? ¿Existe aún esa posibilidad? Y si existe, ¿cómo es? HEIDEGGER: Son cuestiones importantes, que no sé si podré responderlas todas. Pero, por lo pronto, tengo que decir que de — ninguna manera, antes de mi rectorado, había actuado políticamente. Durante el semestre de invierno de 1932-1933 tuve vacaciones, y la mayor parte del tiempo estuve arriba, en mi cabaña. Heideggeriana: DerSpiegel
SPIEGEL: ¿Cómo llegó entonces a ser rector de la Universidad de Friburgo? HEIDEGGER: En diciembre de 1932 fue elegido rector mi vecino von Möllendorf, catedrático de Anatomía. La toma de posesión del nuevo rector era, en esta Universidad, el 15 de abril. Durante el semestre de invierno del 32-33 hablamos con frecuencia sobre la situación, no sólo POLÍTICA, sino especialmente universitaria, sobre la situación, en buena parte sin perspectivas, de los estudiantes. Mi juicio era el siguiente: por lo que yo puedo ver, sólo queda una posibilidad: intentar, con las fuerzas constructivas, que aún están realmente vivas, controlar el desarrollo futuro. Heideggeriana: DerSpiegel
SPIEGEL: ¿Veía Vd., pues, una relación entre la situación de la Universidad alemana y la situación POLÍTICA general de Alemania? HEIDEGGER: Evidentemente seguía los acontecimientos políticos que tuvieron lugar entre enero y marzo de 1933 y hablé sobre ellos ocasionalmente con jóvenes colegas. Pero mi trabajo estaba dedicado a una interpretación global del pensamiento presocrático. Al empezar el semestre de verano me volví a Friburgo. Entretanto, el 15 de abril, el profesor von Möllendorf había tomado posesión como rector. Apenas dos semanas después era relevado de su cargo por el entonces ministro de Cultura de Baden, Wakker. La ocasión, que presumiblemente estaban esperando, para esta decisión del ministro la ofreció el hecho de que el rector había prohibido que en la Universidad se colgara el llamado “cartel de judío”. SPIEGEL : Von Möllendorf era socialdemócrata. ¿Qué hizo tras su destitución? HEIDEGGER: Ya el mismo día de su destitución vino von Möllendorf y me dijo: “Heidegger ahora tiene Vd. que aceptar el rectorado.” Yo puse en consideración que carecía de experiencia en la administración. Sin embargo, el entonces vicerrector Sauer (teólogo) me presionó para presentar mi candidatura a la nueva elección de rector, porque, si no lo hacía, existía el peligro de que el ministerio nombrara rector a un funcionario. Jóvenes colegas con los que desde hacía años había discutido cuestiones universitarias me asediaban para que aceptara el rectorado. Vacilé largo tiempo. Finalmente, declaré que estaría dispuesto a aceptar el cargo, y sólo en interés de la Universidad, cuando estuviera seguro de la máxima adhesión del pleno. Pero, entretanto, se mantenían mis dudas sobre mi idoneidad para ejercer el rectorado, de manera que la misma mañana del día fijado para la elección me dirigí al rectorado y les dije, al depuesto colega von Möllendorf, allí presente, y al vicerrector Sauer, que no podía aceptar el cargo. A lo cual ambos contestaron que la elección estaba ya preparada y no podía volverme atrás. SPIEGEL: Tras ello se declaró Vd., por fin, dispuesto. ¿Cómo se desarrollaron entonces sus relaciones con los nacionalsocialistas? HEIDEGGER: Dos días después de mi toma de posesión apareció en el rectorado el “jefe estudiantil” con dos acompañantes y exigió de nuevo que se colgara el “cartel de judío”. Me negué. Los tres estudiantes se alejaron advirtiendo que la prohibición sería comunicada a la jefatura de estudiantes del Reich. Algunos días después recibí una llamada telefónica del jefe de grupo de las SA Dr. Baumann, desde la oficina universitaria de la jefatura suprema de las SA. Exigía que se colgase el “cartel de judío”; en caso contrario, podía contar con mi destitución, si no con el cierre de la Universidad. Lo rechacé e intenté conseguir el apoyo del ministro de Cultura de Baden. Pero me explicó que no podía hacer nada contra las SA. Sin embargo, no retiré mi prohibición. SPIEGEL: Hasta ahora esto no se sabía. HEIDEGGER: El motivo fundamental que me llevó a aceptar el rectorado está ya en mi lección inaugural de Friburgo, titulada ¿Qué es Metafísica?: “Los dominios de las ciencias están muy distantes entre sí. El modo de tratar sus objetos es radicalmente diverso. Esta dispersa multiplicidad de disciplinas se mantiene, todavía, unida, gracias tan sólo a la organización técnica de las Universidades y Facultades, y conserva una significación por la finalidad práctica de las especialidades. En cambio, el enraizamiento de las ciencias en su fundamento esencial se ha perdido por completo”. Lo que intenté, mientras estuve en el cargo, en relación con esta situación de las Universidades — hoy degenerada hasta el extremo — está expuesto en mi discurso rectoral. Heideggeriana: DerSpiegel
SPIEGEL: ¿Cuándo comenzó Vd. a ocuparse de los asuntos políticos? Los veintidós partidos hacía tiempo que existían. También había ya millones de parados en 1930. HEIDEGGER: En esa época estaba todavía enteramente absorto en cuestiones que están desarrolladas en Ser y Tiempo (1927) y en los escritos y conferencias de los años siguientes, cuestiones básicas del pensamiento, que afectan también, indirectamente, a cuestiones nacionales y sociales. Como profesor en la Universidad, tenía directamente ante la vista la pregunta por el sentido de las ciencias y, con ello, la determinación del cometido de la Universidad. Este esfuerzo está expresado en el título de mi discurso rectoral, La autoafirmación de la Universidad alemana. Un título así nadie se habría atrevido a ponerlo en ningún discurso rectoral de la época. Pero los que polemizan contra este discurso, ¿lo han leído a fondo, ponderándolo y comprendiéndolo a la luz de la situación de entonces? SPIEGEL: Autoafirmación de la Universidad, en un mundo tan turbulento, ¿no resulta un poco inadecuado? HEIDEGGER: ¿Por qué? “Autoafirmación de la Universidad”, esto va contra la llamada “ciencia POLÍTICA”, que en aquella época exigían el partido y el estudiantado nacionalsocialista. Ese nombre tenía entonces un sentido completamente distinto; no significaba, como hoy, politología, sino que quería decir: la ciencia en cuanto tal, su sentido y su valor, han de evaluarse por su utilidad práctica para el pueblo. La oposición a esta politización de la ciencia se expresa intencionadamente en mi discurso rectoral. Heideggeriana: DerSpiegel
SPIEGEL: ¿No tuvo Vd. además otras dificultades con el partido? HEIDEGGER: Sólo sé que mis escritos no podían ser reseñados, por ejemplo, el artículo “La doctrina de Platón acerca de la verdad”. Mi conferencia sobre Hölderlin, que pronuncié en 1936 en el Instituto Germánico de Roma, fue atacada de forma rastrera en la revista de las Juventudes Hitlerianas Wille und Macht. La polémica que en el verano de 1934 se inició contra mí en la revista de E. Krieck Volk im Werden deberían volverla a leer los interesados. En el Congreso Internacional de Filosofía de Praga, en 1934, no formé parte de la delegación alemana ni fui invitado a participar. De igual forma, seguí siendo excluido en el Congreso Internacional de Descartes de París, en 1937, lo cual resultó en París tan extraño que la dirección del Congreso allí — el profesor Bréhier, de la Sorbona — se dirigió por su cuenta a mí para preguntarme por qué yo no formaba parte de la delegación alemana. Contesté que podrían informarse de este caso en el ministerio de Educación del Reich, en Berlín. Algún tiempo después me llegó de Berlín el requerimiento de integrarme con posterioridad en la delegación, cosa que rechacé. Las conferencias “¿Qué es Metafísica” y “De la esencia de la verdad” tuvieron que venderse, sin título en la cubierta, bajo cuerda. Después de 1934, el discurso del rectorado fue inmediatamente retirado de la venta por orden del partido. Sólo debía ser comentado en los campamentos de profesores nacionalsocialistas como objeto de polémica POLÍTICA. SPIEGEL: Cuando en 1939 la guerra… HEIDEGGER: En el último año de guerra, quinientos de los más conocidos científicos y artistas fueron liberados de cualquier tipo de servicio militar. A mí no me incluyeron entre ellos; al contrario, fui destinado en el verano de 1944 a trabajos de atrincheramiento al otro lado del Rin, en Kaiserstuhl. Heideggeriana: DerSpiegel
SPIEGEL: Quizá debamos resumir: en 1933 cayó Vd., como persona apolítica en sentido estricto, no en sentido amplio, en la POLÍTICA de ese supuesto resurgimiento… HEIDEGGER: …en el camino de la Universidad… SPIEGEL: …en el camino de la Universidad. Un año después, más o menos, abandonó Vd. la función que había aceptado. Pero en un curso de 1935, que fue publicado en 1953 con el título de Introducción a la Metafísica, decía Vd.: “Lo que hoy — se trata, pues, de 1935 — se ofrece por ahí como filosofía del nacionalsocialismo, pero que no tiene lo más mínimo que ver con la interna verdad y la grandeza de este movimiento (a saber, con el encuentro de la técnica, extendida en todo el planeta, y del hombre moderno), pesca en esas turbias aguas de los “valores” y las “totalidades””. ¿Añadió Vd. el texto entre paréntesis en 1953, en el momento de imprimir — como si quisiera explicar al lector de 1953 dónde había visto Vd. “la interna verdad y la grandeza del movimiento”, es decir, del nacionalsocialismo — o estaban ya los paréntesis explicativos en 1935? HEIDEGGER: Estaban ya en mi manuscrito, lo cual correspondía exactamente a la concepción que yo entonces tenía de la técnica, y no todavía a la concepción posterior de la esencia de la técnica como im-posición. Si no lo expuse oralmente fue porque estaba convencido de que mis oyentes lo entenderían correctamente; los tontos, espías y fisgones entendieron otra cosa… que es lo que querían. SPIEGEL: Seguramente incluiría Vd. también ahí al movimiento comunista. HEIDEGGER: Sí, por supuesto, como determinado por la técnica planetaria. SPIEGEL: ¿Quién sabe si no incluiría Vd. también la totalidad de los esfuerzos norteamericanos? HEIDEGGER: También eso lo diría. Mientras, a lo largo de los últimos treinta años, se ha hecho cada vez más claro que el movimiento planetario de la técnica moderna es un poder cuya capacidad de determinar la historia apenas puede apreciarse. Hoy es para mí una cuestión decisiva cómo podría coordinarse un sistema político con la época técnica actual y cuál podría ser. No conozco respuesta a esta pregunta. No estoy convencido de que sea la democracia. Heideggeriana: DerSpiegel
SPIEGEL: Pero “la” democracia no es más que un concepto colectivo, bajo el que caben muy diversas ideas. La cuestión es si todavía es posible una transformación de esta forma POLÍTICA. Después de 1945 se ha manifestado Vd. sobre las aspiraciones políticas del mundo occidental y ha hablado también de la democracia, de la expresión POLÍTICA de la concepción cristiana del mundo y también del Estado de Derecho, y ha denominado a todas estas aspiraciones “medias tintas” (Halbheiten). HEIDEGGER: Ante todo le pido que me diga dónde he hablado yo de la democracia y de todo lo demás que Vd. ha enumerado. De “medias tintas” podría, sí, calificarlas porque no veo en ellas una efectiva discusión con el mundo técnico, porque tras ellas está siempre, a mi modo de ver, la idea de que la esencia de la técnica es algo que el hombre tiene en sus manos, lo cual, en mi opinión, no es posible. La técnica en su esencia es algo que el hombre, por sí mismo, no domina. Heideggeriana: DerSpiegel
SPIEGEL: Discúlpenos, no queremos filosofar, de lo que no somos capaces, pero estamos en el punto en que convergen POLÍTICA y filosofía, por lo cual le pedimos que nos perdone, si le arrastramos ahora a un diálogo sobre ello. Vd. ha dicho exactamente que la filosofía y el individuo no pueden hacer otra cosa que… HEIDEGGER: …ese preparar la disposición de mantenerse abiertos para la llegada o la ausencia del dios. La experiencia de esa ausencia no es algo negativo, sino una liberación para el hombre de lo que en Ser y Tiempo llamé la caída en el ente. A ese preparar la mencionada disposición pertenece la reflexión sobre lo que hoy hay. SPIEGEL: Pero en realidad aún tendría que venir el famoso impulso exterior, un dios o lo que sea. Así pues, el pensamiento, por su cuenta y bastándose a sí mismo, ¿ya no puede hoy producir efectos? En otra época los produjo, en opinión de los que en ella vivían y, creo yo, en la nuestra. HEIDEGGER: Pero no de forma directa. Heideggeriana: DerSpiegel
Más inquietante que la conquista del espacio, se anuncia aquí la transformación de la biología en biofísica. Esto significa que el hombre puede ser producido conforme a un proyecto determinado como cualquier objeto técnico. Nada es aquí más normal que preguntarse si la ciencia sabrá detenerse a tiempo. Pero un detenimiento tal es imposible por principio. No se trata, en efecto, de ponerle un límite a la curiosidad humana de la que habla Aristóteles. Más bien, el fondo de la historia es una relación moderna de poder, una relación POLÍTICA. Sería necesario meditar aquí desde esta óptica la aparición de una nueva forma de nacionalismo, fundado sobre el poder técnico y no ya (por ejemplo) sobre caracteres étnicos. A las dos hipótesis consideradas (fin de la física o institución de una nueva relación con la naturaleza), que suponen el descubrimiento de una fórmula fundamental universal, el físico actual objeta la vetustez de la idea de esta fórmula, a la que se había creído llegar desde fines del siglo XIX (Maxwell), y a cuyo descubrimiento la relatividad ha aportado nuevos obstáculos. Heideggeriana: SeminarioThor1969
Lo importante, agrega Heidegger, es comprender que la física no puede dar el salto fuera de sí misma. Este salto tampoco puede ser cumplido por la POLÍTICA en la medida en que vive hoy en la dimensión de la ciencia, por ella y para ella. El peligro supremo es que el hombre, fabricándose a sí mismo, no experimente ya otras necesidades que las suscitadas por las necesidades de su autofabricación. Hallamos nuevamente aquí la cuestión de la lengua de los ordenadores. Heideggeriana: SeminarioThor1969
Pero la decisión no pertenece al hombre. Lo importante, si se quiere acceder a ello, es comprender que el hombre no es un ente que se hace a sí mismo, sin lo cual permanecemos en la oposición pretendidamente POLÍTICA entre la sociedad burguesa y la sociedad industrial, olvidando que la idea de sociedad no es más que un avatar o un espejo, una extensión de la subjetividad. Heideggeriana: SeminarioThor1969
P. ¿La historia habría podido tomar otro curso? Heidegger: ¿Cómo saberlo? Para mí, nada es fatal. La historia no obedece a un determinismo de tipo marxista. Al igual que la filosofía o la POLÍTICA. Los físicos que han buscado las leyes de la fusión nuclear no han pretendido por eso fabricar la bomba atómica. Y, sin embargo, es lo que se ha hecho. Heideggeriana: Towarnicki
P. Su única manifestación POLÍTICA oficial, después de largos años, ha sido una firma protestando contra el armamento atómico de la Bundeswehr en 1957. ¿Por qué? Heidegger: He firmado, sí, un texto; pero no ha sido éste. La protesta de que usted habla estaba limitada a los hombres de ciencia, ocho profesores de Bonn. No fui, pues, invitado a hacerlo por físicos como Heisenberg o von Weizzäcker. P. ¿Von Weizzäcker no fue uno de aquellos que frenaron la fabricación de la bomba atómica alemana deshaciendo lo que hacía a medida que lo hacía? Heidegger: Sí. Y lo hacía en un valle del Danubio muy cercano a mi pueblo natal: Messkirch. Heideggeriana: Towarnicki