A través de la inmediata experiencia del método fenomenológico en diálogos con Husserl preparose el concepto de fenomenología presentado en la Introducción a Ser y Tiempo (§ 7). En ella jugó un papel normativo la remisión a las palabras fundamentales del pensar griego, correspondientemente interpretadas: logos (hacer manifiesto) y phainesthai (mostrarse). (Heidegger presenta, en el semestre de invierno de 1923-24, la remisión por vía etimológica del concepto de fenomenología a sus precedentes griegos. La noción plena – que implica la tematización de ocultamiento y desocultamiento (v. nota 3) – es alcanzada por primera vez en el semestre de verano de 1925.) Heideggeriana: CartaPrologo
De acuerdo a esto, el hombre es el animal rationale. el ser viviente que pide y da cuentas. El hombre es, según la mencionada definición, el ser viviente calculador, entendiendo el calcular en el amplio sentido que la palabra ratio – originalmente, una palabra del lenguaje mercantil romano – adopta ya en Cicerón, en la época en que el pensar griego es vertido en el modo romano de representar. Heideggeriana: Fundamento1956
Dado que Nietzsche se ha acercado a la esencia de lo griego de modo más inmediato que ningún otro pensador metafísico anterior y dado que, al mismo tiempo, piensa de modo absolutamente moderno con la más inflexible consecuencia, podría parecer que en su pensamiento se produce la confrontación con el inicio del pensar occidental. Pero, por ser aún moderna, no es sin embargo esa confrontación antes aludida, sino que se convierte inevitablemente en una mera inversión del pensar griego. Con la inversión, Nietzsche se enreda más definitivamente en aquello que invierte. No llega a una confrontación, a la fundación de una posición fundamental que salga de la inicial, y que salga de modo tal que no la desdeñe sino que le permita erigirse en su unicidad y concisión para elevarse apoyándose en ella. Heideggeriana: VontadePoder
En esta interpretación del ser, pasando por el extremo de la posición metafísica fundamental de la modernidad, el pensar inicial del ser como physis llega a su acabamiento. Surgir y aparecer, devenir y presenciar, son pensados, en el pensamiento de la voluntad de poder, retrotrayéndolos a la unidad de la esencia de “ser” según el sentido de su primer inicio, no como imitación del pensar griego sino como transformación del pensar moderno del ente en el acabamiento que le está asignado. Heideggeriana: VontadePoder
Se traduce to agathón mediante la expresión aparentemente inteligible de “el bien”. Se piensa en ella generalmente el “bien moral”, llamado así porque es conforme a la ley moral, interpretación ésta que es ajena al pensar griego, por más que Platón, al interpretar el agathón como idea, haya dado la base para pensar “el bien” como “bien moral” y, finalmente, registrarlo erróneamente como un “valor”. El concepto de valor que prospera en el siglo XIX como intrínseca consecuencia de la moderna concepción de la “verdad” es el más tardío y a la vez el más endeble retoño del agathón. En tanto “el valor” y la interpretación en base a los “valores” sustentan la metafísica de Nietzsche, y esto en la forma incondicionada de una “transvaluación de todos los “valores”, es también Nietzsche, en virtud de que para él todo saber procede del origen metafísico del “valor”, el platónico más desenfrenado en la historia de la metafísica occidental. Vale decir, en tanto él concibe el valor como la condición puesta por la “vida misma” para la posibilitación de la “vida”, Nietzsche ha asido la esencia del agathón, más libre de prejuicios que los que corren detrás de esa deformidad absurda de los “valores válidos en sí”. Heideggeriana: PDT
En la determinación nietzscheana de la verdad como la no justeza del pensar, está implícito el asentimiento a la tradicional esencia de la verdad, como justeza del enunciar, o sea del lógos. El concepto de la verdad en Nietzsche exhibe el último reflejo de la más extrema consecuencia de aquella mutación de la verdad, desde la desocultación del ente hasta la justeza del mirar, mutación que se cumple en la determinación del ser del ente como idéa (o sea, conforme al pensar griego, en la esencialización de lo que se presenta). Heideggeriana: PDT
Desde hace tiempo acostumbramos representar la causa como lo que efectúa. Efectuar significa aquí la consecución de resultados, de efectos. La causa efficiens, una de las cuatro causas, determina de un modo decisivo toda causalidad. Esto es hasta tal punto así, que a la causa finalis, a la finalidad, ya no se la cuenta para nada entre la causalidad. Causa, casus, pertenece al verbo cadere, caer, y significa aquello que efectúa que algo, en el resultado, acaezca de este modo o de este otro. La doctrina de las cuatro causas se remonta a Aristóteles. Con todo, en la región del pensar griego, y para él, todo lo que las épocas posteriores buscan en los griegos bajo la representación y el rótulo de “causalidad” no tiene absolutamente nada que ver con el actuar (obrar) y el efectuar. A lo que nosotros llamamos causa, los romanos causa, lo llamaron los griegos aition, aquello que es responsable de algo. Las cuatro causas son los cuatro modos – modos que se pertenecen unos a otros – del ser responsable. Un ejemplo puede dilucidar esto. Heideggeriana: QCT
En contra de esta determinación de la región esencial de la técnica se puede objetar que, si bien es válida para el pensar griego y es adecuada, en el mejor de los casos, para la técnica del obrero manual, sin embargo no lo es para la moderna técnica de las máquinas que producen energía. Y es precisamente esta técnica, sólo ella, lo inquietante, lo que nos mueve a preguntarnos por “la” técnica. Se dice que la técnica moderna es incomparablemente distinta de toda técnica anterior, porque descansa en las ciencias exactas modernas. Luego se ha visto más claro que también lo contrario es válido: la física moderna, como física experimental, está encomendada a los aparatos técnicos y al progreso de la construcción de aparatos. La constatación de esta relación recíproca entre técnica y física es correcta. Pero no pasa de ser una mera constatación histórica de hechos, sin que diga nada sobre aquello en lo que se fundamenta esta relación recíproca. La pregunta decisiva sigue siendo, no obstante: ¿de qué esencia es la técnica moderna que puede caer en la utilización de las ciencias exactas? ¿Qué es la técnica moderna? También ella es un hacer salir lo oculto. Sólo dejando descansar nuestra mirada en este rasgo fundamental se nos mostrará lo nuevo de la técnica moderna. Heideggeriana: QCT
Pero aquí se interpreta la “idea” modernamente en el sentido de perceptio, del representar por un sujeto. Por otra parte, sigue siendo también asequible para usted la forma sólo en un ver. Es aquel ver que se llama en los griegos, idein, palabra que Platón usa para un mirar, el cual no mira lo mutable perceptible sensiblemente, sino lo inmutable, el ser, la idea. También usted caracteriza la forma como “ser en reposo”. La forma no es ciertamente ninguna “idea” en sentido moderno, por tanto tampoco ninguna representación regulativa de la razón en sentido de Kant. El ser en reposo sigue siendo para el pensar griego puramente distinto (diferente) frente al ente mutable. Esta diferencia entre Ser y ente aparece entonces, mirando desde el ente hacia el Ser, como la trascendencia, es decir, como lo metafísico. Pero la diferenciación no es ninguna separación absoluta. Lo es tan poco que en el presentar (ser) lo pre-sente (ente) es pro-ducido, pero sin embargo, no causado, en el sentido de una causalidad eficiente. Lo pro-ducente es a veces pensado por Platón como lo acuñante taepow (véase Teeteto, 192a, 194b). También usted piensa la relación de la forma para con lo que “forma”, como la relación del cuño y la acuñación. En todo caso, usted entiende el acuñar de modo moderno, como un conferir “sentido” a lo sin-sentido. La forma es “fuente de donación de sentido” (El trabajador, pág. 148). Heideggeriana: PreguntaSer
Con ello no sostenemos de ninguna manera que la definición aristotélica de filosofía valga de modo absoluto. En efecto, ya dentro de la historia del pensar griego es sólo una determinada interpretación del pensar griego y de lo que le fué encomendado. La caracterización aristotélica de la filosofía en ningún caso se deja retrotransferir (zurückübertragen) al pensar de Heráclito y de Parménides; por el contrario, la definición aristotélica de la filosofía es ciertamente una libre continuación de aquel temprano pensar y la conclusión del mismo. Digo: una libre continuación, porque de ningún modo puede hacerse evidente que las distintas filosofías y las épocas de la filosofía resultan unas de otras en el sentido de la necesidad de un proceso dialéctico. Heideggeriana: QueFilosofia
Con todo, ¿no corremos el peligro de subestimar justamente el alcance del pensar griego? Cuando Platón divisa la presencia de lo presente en su aspecto (eîdos, idéa), que concede la visión de lo presente como tal, entonces trae a colación él, a la vez, también, esa visión (o visibilidad: Sicht) en relación con la luz, lo que permite recién que una visión tenga lugar. Esto atestigua que, él ya tiene en la mira a lo que impera en la presencia. El corresponde con esto tan sólo a un rasgo fundamental de la experiencia griega de lo presente. Heideggeriana: AssuntoPensar