ontológica

Las siguientes indicaciones (1. ed. (1970): las indicaciones pasan por alto a propósito la diferencia ontológica.] relativas a las preguntas desde la a) a la e) deben ser entendidas y pensadas a su vez como preguntas. En efecto, el secreto del lenguaje, en el que se tiene que concentrar toda la reflexión, sigue siendo el fenómeno más cuestionable y más digno de ser pensado, sobre todo cuando se alcanza a comprender que el lenguaje no es una obra del hombre: el habla habla. El hombre sólo habla en la medida en que corresponde al lenguaje. Estas frases no han sido alumbradas por una “mística” fantástica. El lenguaje es un fenómeno originario cuya singularidad no se puede demostrar mediante hechos, sino que sólo se puede llegar a ver mediante una experiencia no preconcebida del lenguaje. El hombre puede inventar artificialmente sonidos y signos, pero sólo lo puede hacer desde la perspectiva de un lenguaje ya hablado y a partir de él. El pensar sigue permaneciendo crítico incluso ante los fenómenos originarios. En efecto, pensar críticamente significa distinguir (krinein) permanentemente entre aquello que exige una prueba para su justificación y aquello que sólo exige para su acreditación un simple ver y asumir. Siempre es más fácil en el primer caso aportar una prueba que, en el otro caso, abandonarse a la mirada que asume. Heideggeriana: FenoTeo

¿Sabemos algo de esta misión espiritual? Tanto si lo sabemos como si no, la pregunta sigue siendo ineludible: ¿estamos nosotros, profesores y alumnos de esta alta escuela, enraizados auténticamente y en común en la esencia de la Universidad alemana? ¿Tiene esta esencia auténtica capacidad de informar nuestra existencia [Traduzco Dasein por “existencia”. Aunque, como es bien sabido, Dasein es un término técnico del pensamiento heideggeriano que designa el hecho de que el hombre es el lugar o el “ahí” del ser, no me parece necesario, en el contexto de este discurso, hacer explícita referencia, mediante una traducción como “ser-ahí” o “ahí del ser”, a esa especial característica ontológica. “Existencia” o “existencia humana” son suficientes para una correcta comprensión de este texto de Heidegger.]? Sólo, ciertamente, si queremos esta esencia a fondo. Pero, ¿quién podría dudar de ello? Suele, por lo general, verse en su “autonomía” [Selbstverwaltung: literalmente, “autoadministración”, “autogobierno”. Dejo “autonomía” por ser en español el término típico en el ámbito universitario.] el rasgo esencial predominante de la Universidad; autonomía que debe ser mantenida. Sólo que ¿hemos pensado del todo lo que exige de nosotros esta reivindicación de autonomía? Autonomía significa: ponernos nosotros mismos la tarea y determinar incluso el camino y el modo de su realización, para ser lo que debemos ser. Pero, ¿sabemos realmente quiénes somos nosotros, esta corporación de profesores y alumnos de la escuela superior del pueblo alemán? ¿Podemos saberlo, sin la más constante y severa autorreflexión? Ni el conocimiento del estado actual de la Universidad ni tampoco la familiaridad con su temprana historia garantizan ya un saber suficiente de su esencia; a no ser que, con claridad y dureza, delimitemos para el futuro esta esencia, en tal delimitación, la queramos, y, en tal querer, nos afirmemos nosotros mismos. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Por eso, con la determinación existencial de la esencia del hombre todavía no se ha decidido nada sobre la “existencia de dios” o su “no-ser”, así como tampoco sobre la posibilidad o imposibilidad de los dioses. Por eso, no sólo resulta prematuro, sino incluso erróneo en su procedimiento, afirmar que la interpretación de la esencia del hombre a partir de la relación de dicha esencia con la verdad del ser es ateísmo. Esta clasificación arbitraria revela además una falta de atención en la lectura. A nadie parece interesarle que, desde 1929, en el escrito Vom Wesen des Grundes (p. 28, nota 1) se pueda leer lo siguiente: “Mediante la interpretación ontológica del Dasein como ser-en-el-mundo todavía no se decide nada, ni positiva ni negativamente, sobre un posible ser en relación con dios. Sin embargo, mediante la explicación de la trascendencia se gana por vez primera un concepto suficiente del Dasein, con respecto al cual sí se puede preguntar en qué situación ontológica se encuentra la relación del Dasein con dios”. Ahora bien, si esta observación se sigue pensando con la habitual estrechez de miras, se replicará que esta filosofía no se decide ni a favor ni en contra de la existencia de dios. Que permanece en la indiferencia y por tanto la cuestión religiosa le es indiferente. Y que una tal indiferencia no puede dejar de caer en el nihilismo. Heideggeriana: CartaH

Pero la pregunta por el ser mismo [En la expresión “ser mismo” hay que pensar siempre, de antemano y conjuntamente, la diferencia ontológica. El error corriente: la pregunta por el “ser mismo” sólo potencia la pregunta por el ser del ente y se vuelve así una metafísica, elevada a la potencia. Por el contrario: “ser mismo” oculta en sí la impensada diferencia ontológica. La impensada aletheia en cuanto tal.Cfr. Parménides.] tampoco puede despertar en el pensamiento de Nietzsche porque éste ya ha dado la respuesta a la pregunta por el ser (en el único sentido conocido de ser del ente). “Ser” es un valor. “Ser” quiere decir: el ente en cuanto tal, es decir lo consistente. Heideggeriana: NiilismoSer

En conformidad con ello, ¿cómo se relaciona la metafísica con el ser mismo? ¿Piensa la metafísica el ser mismo? No, jamás. Piensa el ente respecto del ser. El ser es lo que responde en primer y en último lugar a la pregunta en la que lo interrogado es siempre el ente. Por eso el ser mismo permanece impensado en la metafísica, y no de manera incidental sino en correspondencia con su propio preguntar. Este preguntar y el responder, en la medida en que piensan el ente en cuanto tal, piensan necesariamente desde el ser, pero no piensan en él, y no lo hacen porque, de acuerdo con el sentido interrogativo más propio de la metafísica, el ser es pensado como el ente en su ser. En la medida en que la metafísica piensa el ente desde el ser, no piensa: ser en cuanto ser. [La diferencia ontológica como dirimir-despejamiento.] Heideggeriana: NiilismoSer

La objetivación de todo ente en cuanto tal, realizada desde el alzamiento del hombre al exclusivo quererse de su voluntad, es la esencia, según la historia del ser, del proceso por el cual el hombre levanta su esencia en la subjetividad. De acuerdo con ella, el hombre se instala e instala lo que representa como el mundo dentro de la relación-sujeto-objeto, sustentada por la subjetividad. Toda trascendencia, ya sea la ontológica o la teológica, se representa relativamente a la relación-sujeto-objeto. Mediante el alzamiento a la subjetividad, incluso la trascendencia teológica, y por lo tanto el más ente de los entes – al que se designa, de manera suficientemente significativa, como: “el ser” – se desplazan a un tipo de objetividad, a saber, a aquella que corresponde a la subjetividad de la fe moral-práctica. El hecho de que, bajo la forma de la “providencia”, el hombre se tome en serio esta trascendencia para su subjetividad religiosa o la adopte sólo como un pretexto para la voluntad de su subjetividad egoísta, no cambia nada respecto de la esencia de esta posición fundamental metafísica del ser humano. Heideggeriana: NiilismoSer

La “ontología” se funda en la distinción de ser y ente. Se denomina a la “distinción” de un modo más adecuado con el nombre de “diferencia”, en el que se señala que ente y ser son de algún modo llevados-fuera-uno-de-otro, separados, y sin embargo referidos uno a otro, y esto desde sí mismos, no por razón de un posterior “acto” de “distinción”. La distinción como “diferencia” quiere decir que entre ser y ente existe un dirimir [Austrag]. De dónde y cómo se llega a ese dirimir, no está dicho; limitémonos ahora a nombrar la diferencia como ocasión e incitación para preguntar por ese dirimir. La distinción de ser y ente es entendida como fundamento de la posibilidad de la ontología. Pero no se introduce la “diferencia ontológica” para resolver con ella la cuestión de la ontología, sino para nombrar aquello que, en cuanto hasta ahora no cuestionado, es lo que en el fondo vuelve digna de cuestión a toda “ontología”, es decir, a la metafísica. La indicación de la diferencia ontológica nombra la base y el “fundamento” de toda ontología y por lo tanto de toda metafísica. El nombrar la diferencia ontológica quiere dar a entender que llega un instante histórico en el que existe la necesidad [Not] y se volverá necesario [notwendig] preguntar por la base y el fundamento de la “onto-logia”. Por eso en Ser y Tiempo se habla de “ontología fundamental”. No es preciso discutir aquí si con ella sólo se intenta ponerle a la metafísica como a un edificio que ya está en pie, un fundamento diferente, o si a partir de la meditación acerca de la “diferencia ontológica” resultan otras decisiones sobre la “metafísica”. La referencia a la diferencia ontológica sólo pretende señalar la conexión interna de nuestra actual meditación sobre el concepto originario de la metafísica con lo expuesto anteriormente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero si tales determinaciones básicas de tipo dogmático o teológico han de quedar excluidas para una consideración filosófica radical acerca del ser-hombre (y no solamente esto, sino que es la tarea positivamente ontológica la que viene impedida por tal planteamiento en cuanto que tal planteamiento encierra ya una respuesta), entonces resulta que hemos de empezar tomando distancias respecto a todo orientarse expresamente (y sobre todo respecto a todo orientarse de forma inexpresa, tapada, oculta) por determinadas ideas del ser-hombre. Heideggeriana: GA63

3 – El ser unos con los otros en el mundo, el compartirlo juntamente, tiene una señalada determinación ontológica. El modo fundamental de ser-ahí del mundo que unos y otros tienen juntamente es el hablar. El hablar, considerado en su plenitud, es un hablar con otro sobre algo expresándose. Sobre todo en el hablar está en juego el ser-en-el-mundo del hombre. Aristóteles era ya sabedor de esto. En la manera como es ser-ahí habla en su mundo sobre la forma de tratar con su mundo está dada juntamente una interpretación del ser-ahí acerca de sí mismo. Eso indica en cada caso cómo se comprende el ser-ahí, por qué se toma así mismo. En el hablar uno con otro, en aquello que se comenta, late en cada caso la auto-interpretación del presente, que se demora en este diálogo. Heideggeriana: BZ

La propiedad del ser-ahí es aquello que constituye su suprema posibilidad de ser. El ser-ahí está determinado fundamentalmente por esta posibilidad suprema. La propiedad, como la suprema posibilidad de ser que tiene el ser-ahí , es la determinación ontológica en la que todos los caracteres anteriormente mencionados son lo que son. La perplejidad en la comprensión del ser-ahí no se funda en la limitación, en la inseguridad y en la imperfección de nuestra capacidad cognoscitiva, sino en el ente mismo que ha de ser conocido; se funda en una posibilidad fundamental de su ser. Heideggeriana: BZ

11. Esta metafísica del Dasein, por lo pronto como analítica, sólo ha de ganarse en el libre proyecto de la misma constitución de ser. Porque el Dasein existe en cada caso como él mismo, y el ser-sí-mismo, así como el existir, únicamente es, en cada caso, en su ejecución (Vollzug) [v], por eso precisamente el proyecto de la constitución fundamental ontológica del Dasein tiene que surgir en cada caso de la construcción de una posibilidad extremísima de un poder-ser propio y total del Dasein. La dirección del proyecto va hacia el Dasein como un todo y hacia las determinaciones fundamentales de su totalidad, si bien ónticamente sólo es en cada caso como existente. Dicho de otro modo: ganar la neutralidad e isolación metafísica del Dasein en general sólo es posible sobre la base del conato (Einsatzes) existentivo extremo del proyectante. Heideggeriana: TranscendenciaST

12. Ahora bien: en vista de la neutralidad y aislamiento metafísico del Dasein, la interpretación ontológica de sus estructuras tiene precisamente que ser concreta; la neutralidad no es de ninguna manera idéntica con la indeterminación del concepto vago de una conciencia en general; la genuina universalidad metafísica no excluye la concreción, sino que es, en cierta perspectiva, lo más concreto, tal como ya vio Hegel, si bien lo extralimitó. La concreción del análisis de los fenómenos del Dasein, que le dan dirección y contenido al proyecto metafísico, induce fácilmente a tomar estos fenómenos del Dasein, primeramente, por sí mismos y, en segundo lugar, a absolutizarlos por el lado equivocado en cuanto existentivos en su versión extrema, condicionada ontológico-fundamentalmente. Cuanto más radical la instalación existentiva, tanto más concreto el proyecto ontológico-metafísico; pero cuanto más concreta esta interpretación, tanto más fácil el malentendido de principio de que la instalación existentiva sería como tal lo esencial y lo único, en tanto que ella se manifiesta, precisamente en el proyecto, en su falta de importancia personal de cada caso. Heideggeriana: TranscendenciaST

Para el planteamiento de Parménides y su desarrollo en la filosofía griega retenemos lo siguiente: el on 1. no es derivado ónticamente del noein o del legein (éstos son, más bien, un deloun, un hacer manifiesto. 2. No se trata de una tesis gnoseológica sobre una inversión de la nexo regulativo (Massstabverhältnisses) en el conocer. Ambas malinterpretaciones descansan metafísicamente en la relación sujeto-objeto y toman el problema demasiado fácilmente. Como mostró también el documento que extrajimos del “Teeteto”, se trata más bien del problema del ser, por cierto sólo incipiente, y éste está orientado al “sujeto” como psyche. Y allí, lo que llamamos subjetividad es vacilante todavía. Además tenemos que distinguir lo que de ella es expresamente sabido y conocido bajo títulos tales como noein, nous, logos, psyche, noesis y orexis; y ello sin perjuicio de que surja todavía de otro modo, en techne y praxis, también eso es conocido, si bien no en su función ontológica. En términos positivos, ha resultado, para el problema del ser, que subsiste alguna conexión especial entre ser y subjetividad (Dasein). Heideggeriana: TranscendenciaST

El ser es proteron no en cuanto proteron pros emas, no en el sentido de que fuese conocido por nosotros como tal antes que el ente. Más bien aprehendemos por de pronto siempre al ente, y las más de las veces se queda en eso, sin que aprehendamos al ser como tal. En el orden del ser-aprehendido el ser no es, por consiguiente, lo anterior, sino lo más tardío. Y sin embargo es un anterior physei (de ahí que haya ente en cuanto objeto), es, desde sí, anterior. Lo que esto quiera decir es, desde luego, oscuro y ambiguo; todo esto está ontológica o metontológicamente inexplicado y se comprende, por lo tanto, ónticamente. No obstante, ser no es un ente, a pesar de que se lo sitúe en el grado del ontos on. Lo anterior tampoco quiere decir un ser-presencial-anterior del ser como el de algo que en cierto modo es ente antes que otros entes. Lo anterior no pertenece, según eso, ni al orden del ser-aprehendido ni al orden del ser-presencial, no es ni lógica ni ónticamente anterior, no es ninguna de ambas cosas. ¡Y sin embargo! Heideggeriana: TranscendenciaST

Ser y alma: esto significa mostrar cómo reside la comprensión de ser en aquello que se designa como alma, o sea, en el ente cuyo ser está primariamente determinado por el alma; para ello se requiere una interpretación originaria y adecuada del Dasein. Puesto que ésta es emprendida con vistas a la pregunta del ser en general, tal interpretación es también metafísica, ontológica, esto es, se trata de traer a luz la específica peculiaridad del ser del Dasein, para hacer visible, a partir de eso, cómo éste encierra, con su peculiaridad, algo así como la comprensión de ser. Pero al intentar una interpretación ontológicamente originaria y adecuada del Dasein se muestra que la tradición precisamente no interpretó a este ente metafísicamente de manera originaria y adecuada y, ante todo, no en el contexto del problema fundamental, y, desde luego, no por negligencia e impotencia, sino por razones que residen en la esencia de la génesis de la comprensión de ser misma. Heideggeriana: TranscendenciaST

Precisamente aquello que la putativa exégesis ontológica de Kant hace valer como teoría del conocimiento es la ontología propiamente tal; la metafísica no ha de ser contrapuesta a la teoría del conocimiento. Más bien es necesario poner de manifiesto que la analítica de la “Crítica de la razón pura” es el primer intento, desde Platón y Aristóteles, por hacer de la ontología efectivamente un problema filosófico. Pero se tiene una tal empresa por imposible, dado que Kant es criticista, es decir, porque se tiene la opinión kantianista de que el conocimiento no se rige por el objeto, sino que éste por el conocimiento. Heideggeriana: TranscendenciaST

Hasta ahora hemos presentado dos problemas fundamentales que conciernen al ser mismo, sin atender a que el ser, del mismo modo como está articulado en essentia y existentia y como está regionalizado, también es siempre, en general, ser del ente. El ser es diferente del ente – y, en términos absolutos, sólo esta diferencia (Unterschied), esta posibilidad de diferencia, proporciona una comprensión de ser. Dicho de otra manera: en la comprensión de ser reside el llevar a cabo esta diferenciación de ser y ente. Esta diferencia es la que ante toda posibilita algo así como la ontología. De ahí que denominemos a esta diferencia, que ante todo posibilita algo así como la comprensión de ser, la diferencia ontológica (ontologische Differenz). Heideggeriana: TranscendenciaST

Empleamos intencionadamente esta expresión indiferente – “diferencia”-, porque precisamente se plantea el problema de en qué modo lo diferente, ser y ente, es algo diverso o incluso separado (geschieden). Y es claro que con el problema de la diferencia ontológica se impone el problema originario del ser y el centro de la pregunta por el ser. Está demás observar que esta diferencia ontológica tiene que ser tomada a su vez en la envergadura total de los problemas mencionados de la articulación fundamental y de la regionalización. Heideggeriana: TranscendenciaST

Imbricado de la manera más estrecha con este problema de la diferencia ontológica y con los otros mencionados está aquél hacia el cual tendemos ya ahora constantemente, sólo que, por decir así, desde la dirección contraria: la conexión interna de ser y verdad, el carácter de verdad del ser. A la lógica en cuanto metafísica pertenece la pregunta por la conexión originaria de verdad y ser, el problema del carácter veritativo del ser. Heideggeriana: TranscendenciaST

El título general “ser” encierra estos cuatro problemas fundamentales: 1. la diferencia ontológica, 2. la articulación fundamental del ser, 3. el carácter veritativo del ser, 4. la regionalidad del ser y la unidad de la idea del ser. Heideggeriana: TranscendenciaST

NB. Puesto que el ser no es y por eso no puede ser jamás algo co-entitativo (Mit-seiendes) en el ente, la pregunta de qué sea el ser en lo en-sí-entitativo no tiene ningún sentido y ningún derecho. Pero todavía se podría preguntar qué, en el ente, corresponde al ser (que no es, sino) que “sólo” hay (das es “nur” gibt)? Ser se da (gibt sich) originariamente y en sí cuando hace accesible a su ente. Y en referencia a este ente no se puede seguir preguntando en sí por su ser en sí. Siempre conocemos sólo ente, pero nunca ser entitativo. Esto sólo se hace claro desde la trascendencia y la diferencia ontológica. Heideggeriana: TranscendenciaST

La metontología sólo es posible sobre la base y en la perspectiva de la problemática ontológica radical, y en unión con ésta; precisamente la radicalización de la ontología fundamental propulsa la mencionada reversión de la ontología desde ésta misma. Lo que aquí aparentemente separamos por medio de “disciplinas”, proveyéndolo de títulos, es algo uno – ¡así como la diferencia ontológica es una o uno el fenómeno primordial de la existencia humana! Pensar el ser como ser del ente y aprehender radical y universalmente el problema del ser quiere decir, a la vez, hacer tema del ente, a la luz de la ontología, en su totalidad. Heideggeriana: TranscendenciaST

Ontología fundamental y metontología forman, en su unidad, el concepto de la metafísica. Pero en esto sólo se expresa la transformación del problema fundamental de la filosofía misma, que ya fue tocado arriba y en la introducción, con el doble concepto de la filosofía como prote philosophia y theologia. Y esto es sólo la concreción respectiva a cada momento de la diferencia ontológica, es decir, la concreción de la realización (Vollzug) de la comprensión de ser. En otras palabras: la filosofía es la concreción central y total de la esencia metafísica de la existencia. Heideggeriana: TranscendenciaST

El más íntimo motivo metafísico del carácter representador de la mónada es la función ontológica unificadora del impulso. Al propio Leibniz le quedó oculta esta motivación. Pero, de acuerdo con la propia cosa, el motivo sólo puede ser éste, y no la reflexión de que la mónada es, en cuanto fuerza, algo vivo y que a lo vivo le pertenece el alma, y al alma, a su vez, el representar. Bajo esta forma nos quedaríamos en un mero traspasar exteriormente eso anímico a lo ente en general. Heideggeriana: CursoMarburgo

Debemos pensar en qué medida la verdad en tanto que desocultamiento de lo ente no dice otra cosa más que la presencia de lo ente como tal, es decir, del ser (vid. p. 62, y de este modo el discurso acerca del establecerse de la verdad – es decir, del ser-dentro de lo ente, tocará la parte cuestionable de la diferencia ontológica (vid. “Identität und Differenz”, 1957, pp. 37 y ss.). Por eso, en “El origen de la obra de arte” (p. 52) se dice cautamente: “Cuando alude a ese establecerse de la apertura en el espacio abierto, el pensar toca una región que no podemos detenernos a explicar todavía”. Todo el ensayo sobre “El origen de la obra de arte” se mueve, a sabiendas aunque tácitamente, por el camino de la pregunta por la esencia del ser. La reflexión sobre qué pueda ser el arte está determinada única y decisivamente a partir de la pregunta por el ser. El arte no se entiende ni como ámbito de realización de la cultura ni como una manifestación del espíritu: tiene su lugar en el Ereignis, lo primero a partir de lo cual se determina el “sentido del ser” (vid. “Ser y Tiempo”). Qué sea el arte es una de esas preguntas a las que no se da respuesta alguna en este ensayo. Lo que parece una respuesta es una mera serie de orientaciones para la pregunta. (Vid. las primeras frases del Epílogo.) Heideggeriana: OOA1935

Insistencia en la verdad del ser, fundada en la fundación explícita de la diferencia ontológica, es decir de la distinción entre ente y ser. (Fuera de toda metafísica y filosofia de la existencia.) Heideggeriana: HistoriaSer

De manera introductoria y casi incidentalmente, encubierta en proposiciones subordinadas, Hegel expresa en el primer parágrafo de la “Introducción” lo que sostiene su metafísica: el absoluto está ya en nosotros y quiere estar en nosotros. El conocer es el rayo del absoluto que nos toca, no un propósito que obtenemos “posteriormente” en dirección hacia el absoluto. Desde el auténtico recuerdo de la historia de la metafísica, debiéramos saber que ésta desde Platón y Aristóteles sólo piensa el ente como ente, en tanto a la vez piensa al máximo ente (timietaton on = to theion) y a su vez éste como el fundamento y la causa (arche – aition) de todo ente y con ello del ser. En tanto el ente es pensado como ente (on he on), la metafísica es ontológica. En tanto el ente como ente es pensado desde el máximo ente, la metafísica es teológica. La metafísica es en su esencia ontoteológica. Ello rige no sólo para la metafísica de Platón y para la de Aristóteles o hasta para la metafísica cristiana. También la metafísica moderna es de Descartes a Nietzsche ontoteológica. La fundamentación y evidencia del principio de autocerteza del ego cogito tiene su fundamento en la idea innata substantiae infinitae, es decir, Dei. Cada mónada divisa en una determinada perspectiva el universo y con él la mónada central de Dios. Toda razón del hombre, como relación fundamental de su esencia con el ente, está determinada según Kant por los postulados de la razón práctica, en los que está planteada la existencia del máximo bien como de lo incondicionado. Y el ser como “voluntad de poder” es también según Nietzsche sólo posible sobre el fundamento de lo incondicionado, que él sólo puede expresar todavía como “el eterno retorno de lo igual”. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La experiencia, en tanto este curso de examen, examina la conciencia en lo que ella misma es, en su esencia, en la que como autoconciencia continuamente se mide. Este ponderante experimentar no se dirige al ente sino al ser, a saber la conciencia. La experiencia no es óntica sino ontológica, o dicho kantianamente: experiencia trascendental. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Tras este título se nos esconde la historia del ser. Ontológico significa llevar a cabo la reunión de lo ente en relación con su entidad. Ontológica es aquella esencia que, según su naturaleza, se encuentra en esta historia desde el momento en que la soporta según el desocultamiento de lo ente de cada momento. De acuerdo con esto, podemos decir que la conciencia es conciencia óntica en su representación inmediata de lo ente. Para ella, lo ente es el objeto. Pero la representación del objeto representa, de manera impensada, al objeto en tanto que objeto. Ya ha reunido al objeto en su objetividad y por eso es conciencia ontológica. Pero como no piensa la objetividad como tal y sin embargo ya la representa, la conciencia natural es ontológica pero sin embargo no lo es todavía. Decimos que la conciencia óntica es preontológica. En cuanto tal, la conciencia natural óntico-preontológica es, en estado latente, la diferencia entre lo ónticamente verdadero y la verdad ontológica. Puesto que ser-consciente [conciencia] significa ser esa diferencia, por eso la conciencia es, a partir de su naturaleza, la comparación de lo representado óntica y ontológicamente. En cuanto comparación se encuentra en el examen. En sí misma su representar es un natural someterse a examen. Heideggeriana: HegelExperiencia

Si, por el contrario, la skepsis se consuma como escepticismo completo, el pensar está en marcha dentro de la metafísica en tanto que comparación, expresamente ejecutada por la conciencia ontológica, entre la conciencia óntica y la preontológica. La conciencia ontológica no se separa de la conciencia natural, sino que vuelve a la naturaleza de la conciencia en tanto que unidad originaria del representar óntico y preontológico. Cuando ocurre la comparación, el examen está en marcha. En este suceso la conciencia es su propio manifestarse en la manifestación. Es, presentándose a sí mismo. Es. La conciencia es en cuanto se lleva ella misma al ser en su verdad. Heideggeriana: HegelExperiencia

La parusía es la presencia en la que lo absoluto está junto a nosotros y, al mismo tiempo, como tal, está junto a sí mismo. De acuerdo con esto, también coincide en este punto la presentación de la manifestación con “la auténtica ciencia del espíritu”. La ciencia del saber que se manifiesta conduce hacia y cae en la ciencia propiamente dicha. Ésta lleva a la presentación el modo en que lo absoluto se hace presente a sí mismo en su absolutez. La auténtica ciencia es la “ciencia de la lógica”. Este nombre ha sido tomado de la tradición. La lógica pasa por ser el saber del concepto. Pero el concepto, forma bajo la que la conciencia es su propio concepto para sí misma, nombra ahora al absoluto concebirse de lo absoluto en la propia y absoluta posesión de sí mismo. La lógica de este concepto es la teiología ontológica de lo absoluto. No presenta, como la ciencia de la experiencia de la conciencia, la parusía de lo absoluto, sino que presenta la absolutez en su parusía hacia sí misma. Heideggeriana: HegelExperiencia

El rótulo “Ciencia de la experiencia de la conciencia” desaparece en favor de uno nuevo: “Ciencia de la Fenomenología del Espíritu”. El nuevo rótulo se ha construido siguiendo el mismo esquema exacto. Tenemos que pensar también sus genitivos de manera dialéctico-especulativa. En lugar de la palabra “experiencia” tenemos ahora un nombre ya usual en la filosofía escolar: “fenomenología”. La esencia de la experiencia es la esencia de la fenomenología. phainesthai el manifestarse del sujeto absoluto, que es llamado “el espíritu”, se recoge al modo de diálogo entre la conciencia óntica y la ontológica. La “-logía”, en la fenomenología, es la legesthai en el sentido del ambiguo dialegesthai que caracteriza al movimiento bajo cuya forma la experiencia de la conciencia es el ser de ésta. La fenomenología es el recogerse del doble diálogo del espíritu con su parusía. Fenomenología es aquí el nombre para la existencia del espíritu. El espíritu es el sujeto de la fenomenología no su objeto. La palabra no significa aquí ni una disciplina de la filosofía, ni tan siquiera el nombre para un tipo especial de investigación cuya preocupación es describir lo dado. Como, sin embargo, el recogerse de lo absoluto en su parusía exige esencialmente la presentación, la determinación de ser ciencia forma ya parte de la esencia de la fenomenología, pero no en la medida en que es un representar del espíritu, sino en la medida en que es la existencia, la presencia del espíritu. Por eso, bien mirado, el título abreviado, “La Fenomenología del Espíritu”, no cae en lo indeterminado. Obliga al pensar al último recogimiento posible. “La Fenomenología del Espíritu” quiere decir la parusía de lo absoluto en su reinar. Una década después de la aparición de la Fenomenología del Espíritu, la “fenomenología” decayó dentro del sistema escolar de la Enciclopedia (1817) al nivel de una parte estrechamente limitada de la filosofía del espíritu. El nombre “fenomenología” es nuevamente, como en el siglo XVIII, el nombre para una disciplina que se encuentra a medio camino entre la antropología y la psicología. Heideggeriana: HegelExperiencia

Kant está en camino de considerar la esencia de la reflexión en el sentido trascendental, es decir, ontológico. Ello ocurre en forma de una reflexión insignificante que se encuentra en la Critica de la Razón Pura bajo el titulo: “De la anfibología de los conceptos de la reflexión”. El párrafo es un añadido pero está lleno de intuiciones esenciales; se enfrenta con Leibniz y en consecuencia con toda la Metafísica anterior, tal como Kant mismo la ve y, del modo como, en su constitución ontológica, está fundada en la yoidad. Heideggeriana: SM

¿De dónde vendrá el hecho de que se interprete Ser y Tiempo siempre únicamente como un tipo de antropología fenomenológica o como una fenomenología de la conciencia del mundo natural? Que en la parte de Ser y Tiempo – la que fuera publicada -, se hable temáticamente del Dasein humano no es cuestión alguna. Pero una pregunta aún más importante es: ¿por qué entonces y con qué propósito se pregunta por el Dasein del hombre y por su ser (esto es, por su existencia) en el sentido de la temporalidad del Dasein? No se trata de ninguna manera de hacer una ontología del hombre, en el sentido de una disciplina parcial delimitada en forma especial dentro de una ontología general – no se pretende en absoluto algo semejante, sino en la medida que se hable de una ontología, de lo que se trata es de una ontología fundamental, lo que significa – dicho en lenguaje de la tradición – de una fundamentación de la ontología, y por ende primeramente también de una fundamentación de la ontología en general. Pues la pregunta no es más, pensado rigurosamente, una pregunta ontológica, si por ella ha de entenderse la pregunta general y la pregunta especial por el ser del ente, dicho más claramente: no por el ente respecto del ser, cuyo “sentido” es ya supuesto como algo fijo e incuestionable por doquier desde Parménides hasta Nietzsche, sino por el ser mismo y eso significa, a la vez, por la patencia y el claro del ser (no del ente), tal es la única cuestión. Heideggeriana: PerguntaSer

Todavía permanece impensada qué unidad es la que reúne en un mismo lugar la ontológica y la teológica, impensada la procedencia de esta unidad, impensada la diferencia de eso diferente que ella une. Pues evidentemente, no se trata de la reunión de dos disciplinas de la metafísica que existan por separado, sino de la unidad de aquello que es preguntado y pensado en la ontológica y la teológica, esto es, de lo ente como tal en lo general y lo primero, a una con lo ente como tal en lo supremo y lo último. La unidad de lo aunado es de tal carácter que lo último fundamenta a su manera a lo primero y lo primero fundamenta a la suya a lo último. La disparidad de ambos modos de fundamentación cae también dentro de la mencionada diferencia todavía impensada. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

Recordemos aunque sea fugazmente, un acontecimiento innegable: el pensar europeo-occidental se ha guiado por la pregunta “¿Qué es el ente?”. De ese modo se pregunta por el ser. Dentro de la historia de este pensar, Kant lleva a cabo, en particular por la Crítica de la razón pura, un giro decisivo. En vista de ello esperábamos que Kant, con la localización del ser y el establecimiento de su tesis, pusiera en marcha el pensamiento orientador de su obra capital. No es este el caso. En su lugar, encontramos la tesis mencionada, sólo en el último tercio de la Crítica de la razón pura, y en verdad en la sección titulada “De la imposibilidad de una demostración ontológica de la existencia de Dios”. (A 592, B 620). Heideggeriana: KantSer

Sólo el desmantelamiento de estos encubrimientos – tal significa la “destrucción” – suministra al pensar una mirada precursora a lo que entonces se desvela como el destino-del-ser. Puesto que por doquier se representa el destino-del-ser sólo como historia y ésta como acontecer, en vano se intenta interpretar este acontecer a partir de lo que se dijo en Ser y tiempo sobre la historicidad del estar humano (no la historicidad del ser). El único camino posible sigue siendo, por el contrario, pensar anticipadamente ya desde Ser y tiempo los ulteriores pensamientos sobre el destino-del-ser, pensar a fondo lo que en Ser y tiempo se expone sobre la de-strucción de la doctrina ontológica del ser de lo ente. Heideggeriana: TempoYSer

A esta interpretación parecía invitar el título “ontología fundamental” usado para caracterizar el propósito y la marcha de Ser y tiempo – un título que pronto, y cabalmente con la intención, por cierto, de salir al paso de este malentendimiento, fue abandonado-. Lo decisivo, que debe ser tenido en cuenta al respecto, es la relación de la ontología fundamental con la única pregunta, elaborada en Ser y tiempo, por el sentido del ser. Según Ser y tiempo, la ontología fundamental es la analítica ontológica del estar humano. “Por consiguiente la ontología fundamental, de la cual pueden únicamente dimanar todas las demás, ha de ser buscada en la analítica existencial del estar humano” (Ser y tiempo, p. 31). De acuerdo con esto, parece como si la ontología fundamental fuese el fundamento de la ontología misma, que aún falta, pero que ha de ser edificada sobre ella. Pues si lo que importa es la pregunta por el sentido del ser, pero el sentido es proyectado, el proyecto acontece en el comprender y como comprender, y la comprensión del ser constituye el rasgo fundamental del estar humano, entonces la elaboración del horizonte de comprensión del estar humano es la condición de toda elaboración de la ontología, que, como pudiera parecer, sólo puede ser edificada sobre la ontología fundamental de dicho estar. Así la relación que guarda la ontología fundamental con la elucidación del sentido del ser que no llegó a ser publicada sería, tal vez, análoga a la relación que guarda la teología fundamental con la sistemática teológica. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

A continuación fue elucidado el giro “pensar el ser sin lo ente”. Este giro es al igual que la expresión utilizada en la página 25, “sin referencia a la relación del ser a lo ente” – la versión abreviada de “pensar el ser sin la referencia a una fundamentación del ser desde lo ente”. “Pensar el ser sin lo ente” quiere decir, por tanto, no que al ser le fuese inesencial la relación a lo ente, que pudiera prescindirse de esta relación; quiere decir más bien no pensar al ser al modo de la metafísica. Con la fundamentación del ser a partir de lo ente no sólo es – si bien ante todo – mentado al respecto el momento teológico de la metafísica, el cual consiste en que el summum ens como causa sui realiza la fundamentación de todo ente como tal (cfr. “Leibnizens so-. 24 metaphysische Thesen [las llamadas 24 tesis metafísicas de Leibniz]”, en Heidegger, Nietzsche, vol. Il, pp. 454 ss.). Pensada es ante todo la acuñación metafísica de la diferencia ontológica, según la cual el ser es pensado y concebido por mor de lo ente, de modo que el ser, sin perjuicio de su ser-fundamento, queda subyugado por lo ente. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

El doble sentido determinante reside por tanto en el dejar, y de acuerdo con ello entonces también en el estar presente. La relación de las dos partes separadas entre sí por el “Mas entonces”, no carece de dificultad. Formalmente dicho, entre los dos miembros de la contraposición subsiste una relación de determinación: Sólo en la medida en que se da el dejar del estar presente, es posible el dejar estar presente de lo que está presente. Pero cómo hay que pensar propiamente esta relación, cómo haya que determinar desde el acaecimiento apropiador la mencionada diferencia, no fue más que indicado. La principal dificultad reside en que desde el acaecimiento propicio resulta necesario confiar al pensar la diferencia ontológica. Desde el acaecimiento apropiador se muestra entonces, por el contrario, esta relación como la relación de mundo y cosa, una relación que, por de pronto y en cierta manera, aún pudiera ser concebida como la relación de ser y ente, si bien perdiendo ésta entonces lo que le es peculiar. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

Esta es la diferencia ontológica. ¿Cómo comprenderla? Diferencia, diaphora, es mantener al margen a uno de otro. La diferencia ontológica mantiene al ser y al ente uno a distancia del otro. Esta diferencia no es realizada por la metafísica, sino que sostiene y soporta a la metafísica. En lenguaje kantiano, la diferencia ontológica es la condición de posibilidad de la Ontología. ¿Porqué la metafísica no puede tener la diferencia ontológica como tema? Por la razón de que si sucediera esto, la diferencia ontológica sería un ente y no ya la diferencia entre el ser y el ente. Se hace clara aquí la imposibilidad del proyecto diltheyano de una metafísica de la metafísica. En resumen, se puede decir: en toda la filosofía rige, subyacente y jamás como tema, la diferencia del ser y del ente. Pero desde que, emprendiendo con Ser y Tiempo la escucha del ser en cuanto ser, desde que, por consecuencia, la diferencia ontológica se hace tema explícito, ¿no se ve el pensamiento obligado a pronunciar esta extraña frase: “el ser no es ente”, es decir, “el ser es nada (néant)”? Extraña en el sentido en que del ser se dice que “es”, cuando únicamente el ente es. Resistencia obstinada de la diferencia a dejarse decir como diferencia; del ser a dejarse decir como ser. Heidegger indica que aquí es mejor abandonar el “es” – y escribir simplemente: Ser : Nada Heideggeriana: SeminarioThor1969

¿No se objetará, sin embargo, que estas formulaciones de las que acabamos de señalar su extrañeza están de hecho ya presentes en la metafísica? Esto es, ¿no enuncia Hegel, al comienzo de la Lógica (Libro primero, primera sección, primer capítulo, C, I): “El ser puro y la nada pura es por consiguiente lo mismo”? En primer lugar, se plantea aquí la cuestión de comprender correctamente la frase. Más radicalmente aún: ¿qué relación puede haber entre el ser y la nada en Hegel, y la formulación a la que conduce el reconocimiento extrametafísico de la diferencia ontológica como fuente oculta de la metafísica? Para abordar esta cuestión el seminario se interroga por el lugar donde, en el pensamiento de Hegel, se halla la proposición ante-dicha. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Heidegger comienza por agregar algunos complementos a la determinación del concepto de teoría iniciada en la sesión precedente. Es necesario señalar que la concepción de la teoría que tienen Newton y Galileo ocupa el centro entre la theoria en sentido griego y la acepción contemporánea de la palabra. De la interpretación griega, conserva una visión ontológica de la naturaleza considerada como conjunto de movimientos en el espacio y el tiempo. La teoría contemporánea, al contrario, abandona esta ambición ontológica; no es otra cosa que la fijación de los elementos necesarios para una experiencia, o, si se prefiere, el modo de empleo para la puesta a punto de una experiencia. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Después de estas reflexiones sobre la época, Heidegger vuelve a la cuestión planteada durante una sesión precedente: ¿cómo se diferencia la frase de Hegel “el ser puro y la nada pura son lo mismo” y la tesis de ¿Qué es metafísica? en cuanto a las relaciones del ser y la nada? Para Hegel, tanto el ser como la nada son lo absoluto en su más extrema alienación. ¿Pero para Heidegger? La identidad del ser y la nada es dicha partir de la diferencia ontológica. ¿Pero en qué dimensión se mueve la determinación hegeliana considerada a partir de la diferencia ontológica? La proposición de Hegel no conduce a la diferencia ontológica: es, como lo indica el título mismo de la obra de Hegel, una frase ontológica. En efecto, toda la Lógica es un conjunto de proposiciones ontológicas enunciadas bajo la forma dialéctico-especulativa, a partir de lo cual se comprende que la Lógica reúna los pensamientos de Dios antes de la creación. ¿Pero qué quiere decir “creación”? Creación es creación del mundo. En alemán: Herstellung, en griego: poiesis. Son creados los entes. ¿De qué tiene necesidad, sin embargo, la producción de entes? Es necesario considerar aquí el ejemplo aristotélico del arquitecto. El arquitecto crea a partir del eidos. Antes de la creación, Dios piensa el eidos del mundo, es decir la totalidad de las categorías. Tal es el sentido de la ontología o Lógica hegeliana. Presenta tal cual la ontología en la que Dios toma la medida de su creación. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Considerada desde la diferencia ontológica, la proposición de Hegel se mueve de la diferencia: la pendiente ontológica. Su cuestión es enunciar el ser del ente – que, después de Kant, es la objetividad del objeto. Heideggeriana: SeminarioThor1969

¿Pero qué sucede con la nada en ¿Qué es metafísica?? ¿A partir de dónde Heidegger puede enunciar: Ser : Nada : Mismo? A partir de un cuestionamiento de la esencia de la metafísica, la cual no es nada metafísico. La palabra de Heidegger no está ni del lado del ente ni simplemente del lado del ser – está ahí donde el horizonte de la diferencia misma se vuelve visible. La diferencia ontológica es, si se quiere, la condición de posibilidad de la metafísica, el lugar donde ella se mantiene. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Siguen las preguntas: ¿qué relación mantiene el Ereignis con la diferencia ontológica? ¿Cómo decir el Ereignis? ¿Cómo se articula con la historia del ser? ¿El ser sería, para los griegos, el rostro del Ereignis? ¿Se puede, en fin, decir “Sein ist durch das Ereignis ereignet”? Respuesta: sí. Heideggeriana: SeminarioThor1969

– No se podría llegar a pensar el Ereignis con los conceptos de ser y de historia del ser; tampoco con la ayuda del griego (que se trata justamente de “superar”). Con el ser, desaparece también la diferencia. Asimismo, sería necesario ver la referencia continua a la diferencia ontológica, entre 1927 y 1937, como un impasse necesario. Heideggeriana: SeminarioThor1969

La determinación ontológica del Bestand (del ente como fondo de reserva) no es la Beständlichkeit (la permanencia constante), sino la Bestellbarkeit, la constante posibilidad de ser ordenado y comandado, es decir el ser en permanencia a disposición. En la Bestellbarkeit, la constante posibilidad de ser ordenado y comandado, es decir el ser en permanencia a disposición. En la Bestellbarkeit el ser es puesto como fundamental y exclusivamente disponible – disponible para el consumo en el cálculo global. Heideggeriana: SeminarioThor1969