ocupación

Besorgen

Sólo cuando nos sometamos decididamente a este lejano mandato de recuperar la grandeza del inicio, la ciencia se tornará para nosotros en la más íntima necesidad de la existencia. En caso contrario, quedará como un accidente que nos ha sucedido, o como la tranquila comodidad de una ocupación sin riesgo en el fomento del mero progreso del conocimiento. 202 Heideggeriana: UniversidadeAlemana

El ser es necesitante en este sentido doblemente unitario: es lo incesante y lo que precisa, en la referencia y ocupación del albergue como el cual esencia la esencia a la que pertenece el hombre, en cuanto es aquel de quien se precisa. Lo doblemente necesitante es, y se denomina, necesidad [Not]. En el advenir del permanecer fuera de su desocultamiento, el ser mismo es la necesidad. 1342 Heideggeriana: NiilismoSer

Pero ¿cómo puede esta necesidad en cuanto tal afectar expresamente al hombre, afectarlo en la lejanía esencial que tiene respecto de sí mismo? ¿Qué puede hacer el hombre, si la necesidad es en verdad necesidad del ser mismo? La necesidad del ser mismo, como la cual la esencia del nihilismo es históricamente y que traerá — quizá el advenimiento de lo esencial en él, no es, evidentemente, una necesidad de un tipo tal que el hombre pueda afrontarla manejándola y defendiéndose de ella. Aún suponiendo que defenderse no sea, respecto de esta necesidad, una relación contraria a su esencia, ¿cómo habría de hacerlo si no la conoce? Corresponder a la necesidad de la falta de necesidad sólo puede querer decir: contribuir ante todo a que se experimente de una vez la falta de necesidad como la necesidad que esencia. Para ello es necesario señalar lo falto de necesidad de la necesidad, lo que requiere que se experimente el dejar fuera del permanecer fuera del ser mismo. De esto forma parte: pensar en lo así experimentado la esencia del nihilismo como la historia del ser mismo. Esto significa, sin embargo: pensar al encuentro del advenir del sustraerse del ser en la referencia y ocupación de su albergue, es decir, de la esencia del hombre histórico. 1350 Heideggeriana: NiilismoSer

Y es así como vamos a “plantear” aquí algunas cuestiones, y ello tanto más cuanto que hoy el preguntar ha caído en desuso a causa de ese afanoso ocuparse de “problemas”. Más aún, ocultamente Se trabaja en el desmontar el hacerse preguntas, con la intención de dar rango y prestancia a la crianza y cultivo de esa ausencia de preguntas que caracteriza a la fe del carbonero. Se declara lo sacro “ley esencial” en el sentido que fuere, y con ello Se es tomado en serio [uno es tomado en serio] por la propia época, la cual a causa de su fragilidad y ausencia de enjundia tiene, sin duda, necesidad de ello. No se está [Se no está] ya por otra cosa sino por que el negocio, la afanosa ocupación con problemas, siga rodando sin obstáculos ni rozamientos, Se es mayor de edad para organizar el vivir en la mentira. La filosofía interpreta su propia corrupción como “resurrección de la metafísica”. 2916 Heideggeriana: GA63

Las reflexiones que siguen pertenecen quizás a una pre-ciencia, cuyo negocio comprende lo siguiente: conducir indagaciones sobre aquello que en definitiva podría significarse con lo que la filosofía y la ciencia, lo de que el discurso interpretativo de la existencia, dicen acerca de ésta misma y del mundo. Si llegamos a claridad acerca de qué es un reloj, la especie de aprehensión que late en la física cobra vida, y, con ello, [también] el modo en que el tiempo tiene oportunidad de mostrarse. Esta pre-ciencia, dentro de la cual se mueve esta consideración, vive de la presuposición tal vez obstinada de que la filosofía y la ciencia se mueven en el concepto. Su posibilidad consiste en que cada investigador llegue a claridad sobre aquello que entiende y sobre lo que no entiende. Da a conocer cuándo una investigación está en su asunto, o cuándo se nutre de un saber verbal transmitido y desgastado sobre el mismo. Tales indagaciones son, por así decir, el servicio policial en el desfile de las ciencias, ocupación que ciertamente es subordinada, pero a veces urgente, en opinión de algunos. Su relación con la filosofía es sólo acompañarla, para llevar a cabo de vez en cuando un allanamiento de morada en casa de los antiguos, a fin de ver cómo [fue que] procedieron ellos propiamente. La siguiente reflexión tiene con la filosofía sólo tanto en común, cuanto que no es teología. 3419 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

En la medida en que este precursar hacia el haber-pasado mantiene firmemente a éste en el Cómo de la eventualidad, el Dasein mismo se vuelve visible en su Cómo. El precursar hacia el haber-pasado es el correr del Dasein al encuentro (gegen) de su más extrema posibilidad; y en la medida en que este “correr al encuentro” es serio, aquél es arrojado de vuelta, en este correr, al ser-aún de sí mismo. Esto es el regresar del Dasein a su cotidianidad, que todavía es, y de modo tal que el haber-pasado, en cuanto Cómo propio descubre también a la cotidianidad en su cómo, la lleva, en su ocupación y su ajetreo, de vuelta al Cómo. Trae de vuelta al Cómo todo qué, [todo] curar y [todo] hacer planes. 3473 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

El Dasein es propiamente consigo mismo (bei ihm selbst), es verdaderamente existente (existent), cuando se mantiene en este precursar. Este precursar no es otra cosa que el propio y único futuro del Dasein propio. En el precursar el Dasein es su futuro, de tal suerte que, en este ser-futuro (Zukünftigsein), vuelve sobre su pasado y su presente. El Dasein, concebido en su más extrema posibilidad de ser, es el tiempo mismo, no en el tiempo. En cuanto [es] el Cómo propio del ser-temporal, el ser-futuro así caracterizado es el modo de ser del Dasein en el cual y a partir del cual éste se da su tiempo. Manteniéndome en el precursar junto a mi haber-pasado tengo tiempo. Toda habladuría (Gerede), aquello en lo que ésta se entre-tiene, toda agitación, toda ocupación, todo bullicio y toda correría se desploma. No tener tiempo significa arrojar el tiempo en el mal presente de la cotidianidad. Ser-futuro da tiempo, configura el presente y permite repetir el pasado en el cómo de su ser-vivido. 3479 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

Tan cierto es que nunca captamos el conjunto de lo ente en sí de manera absoluta como que nosotros nos encontramos situados en medio de eso ente que de algún modo se encuentra desvelado en su totalidad. En definitiva, existe una diferencia esencial entre captar la totalidad de lo ente en sí y encontrarse en medio de lo ente en su totalidad. Aquello es fundamentalmente imposible; esto ocurre de modo permanente en nuestro Dasein. Es cierto que en nuestros quehaceres cotidianos nos parece como si sólo estuviéramos ligados a este o aquel ente, como si anduviésemos perdidos en este o aquel ámbito de lo ente. Pero por dislocada que nos pueda parecer la realidad cotidiana, en cualquier caso sigue manteniendo a lo ente, aunque sólo sea en la sombra, en una unidad del “todo”. Incluso y precisamente cuando no estamos ocupados propiamente con las cosas o con nosotros mismos nos sobrecoge ese “todo”, por ejemplo, cuando nos invade el auténtico aburrimiento. Éste todavía se encuentra lejano cuando lo único que nos aburre este libro, este espectáculo, esta ocupación o esta ociosidad, pero irrumpe cuando “uno está aburrido”. El tedio profundo, que va de aquí para allá en los abismos del Dasein como una niebla callada, reúne a todas las cosas y a los hombres y, junto con ellos, a uno mismo en una común y extraña indiferencia. Este tedio revela lo ente en su totalidad. 3957 Heideggeriana: OQM

Y el trabajo filosófico no transcurre cual la apartada ocupación de un extravagante, sino que tiene una íntima relación con el trabajo de los campesinos. Mi trabajo se asemeja al del joven campesino cuando sube la pendiente remolcando el trineo de montaña y luego, una vez bien cargado con leños de aya, lo dirige a su cortijo en peligroso descenso; al del pastor cuando con su andar lentamente meditabundo arrea su ganado pendiente arriba; al del campesino cuando en su cuarto dispone en forma adecuada las innumerables tablillas para su techo. Allí arraiga su inmediata pertenencia a los campesinos. 4245 Heideggeriana: Provincia1933

Y un año más tarde, después de que Hölderlin tocado por la locura regresa a la casa de su madre, escribe al mismo amigo, recordando su estancia en Francia: “El poderoso elemento, el fuego de los cielos, la tranquilidad de los hombres, su vida en la naturaleza, su limitación y contentamiento, me han impresionado siempre y, como se repite de los héroes, bien puedo decir que Apolo me ha herido” (V. 327) . La excesiva claridad lanza al poeta en las tinieblas. ¿Se necesita todavía otro testimonio del máximo peligro de su “ocupación”? Lo dice todo el propio destino del poeta. Suena como un presagio esta palabra en el Empédocles de Hölderlin: Debe partir a tiempo, aquel por el que habla el espíritu (III, X54). 4688 Heideggeriana: EssenciaPoesia

Y, sin embargo, la poesía es “la más inocente de las ocupaciones”. Hölderlin escribe así en su carta no sólo para no lastimar a su madre, sino porque sabe que este inofensivo aspecto externo pertenece a la esencia de la poesía de igual modo que el valle a la montaña. Pero ¿cómo se elaboraría y conservaría esta obra peligrosa, si el poeta no estuviera “proyectado fuera” de lo cotidiano, y protegido por la apariencia de inocuidad de su ocupación? La poesía parece un juego y, sin embargo, no lo es. El juego reúne a los hombres, pero olvidándose cada uno de sí mismo. Al contrario, en la poesía los hombres se reúnen sobre la base de su existencia. Por ella llegan al reposo, no evidentemente al falso reposo de la inactividad y vacío del pensamiento, sino al reposo infinito en que están en actividad todas las energías y todas las relaciones (cf. la carta a su hermano, 14 de enero de 1799; 111, 368 s.). 4692 Heideggeriana: EssenciaPoesia

La verdad como combate sólo se establece en un ente que hay que traer delante de tal manera que la lucha se abra en ese ente, esto es, que el propio ente sea conducido al rasgo. El rasgo bosqueja en una unidad todos los rasgos: el perfil y el plano fundamental, el corte y el contorno. La verdad se establece en lo ente, pero de un modo tal, que es el propio ente el que ocupa el espacio abierto de la verdad. Ahora bien, esta ocupación sólo puede ocurrir de tal manera que aquello que ha de ser traído delante, el rasgo, se confíe a eso que se cierra a sí mismo y se alza en lo abierto. El rasgo debe retirarse de nuevo a la persistente pesadez de la piedra, la callada dureza de la madera, el oscuro brillo de los colores. Sólo en la medida en que la tierra vuelve a albergar dentro de sí al rasgo, es traído éste a lo abierto, es situado, es decir, puesto, en aquello que se alza en lo abierto en tanto que aquello que se cierra a sí mismo y resguarda. 5138 Heideggeriana: OOA1935

Si integramos la “filosofía” de Nietzsche en nuestro patrimonio cultural o la dejamos de lado, carece igualmente de significación. Lo único funesto sería que nos “ocupáramos” de Nietzsche sin estar decididos a un auténtico preguntar y que pretendiéramos tomar esta “ocupación” por una confrontación pensante con el pensamiento único de Nietzsche. El rechazo inequívoco de toda filosofía es una actitud que siempre merece respeto, pues contiene más filosofía de lo que ella misma cree. El mero jugueteo con pensamientos filosóficos que desde el comienzo se mantiene fuera con múltiples reparos y que se lleva a cabo con fines de entretenimiento y diversión intelectual es, en cambio, despreciable, pues no sabe lo que está en juego en el curso de pensamientos de un pensador. 5730 Heideggeriana: VontadePoder

Esta proposición no contiene una explicación darwinista del surgimiento de la facultad de la razón, sino que describe aquello en lo que Nietzsche ve la esencia de la razón y del conocer, y esto es: la praxis como ejercicio de la vida, ejercicio que permite que el viviente persevere en una consistencia al llevar a que presencie algo que ha sido fijado. Pero lo fijo quiere decir — según el sentido de la tradición — el ente. Representar el ente, pensar racionalmente, es la praxis de la vida, el originario aseguramiento de la existencia consistente de sí mismo. Hacer que lo objetivo se detenga en un estar y aferrarlo en la re-presentación, o sea, la “formación de conceptos”, no es una ocupación especial y secundaria de un entendimiento teórico, no es algo ajeno a la vida, sino ley fundamental del ejercicio humano de la vida en cuanto tal. 6250 Heideggeriana: VontadePoder

En el siglo XIX se vuelve usual hablar de valores y pensar en valores. Pero sólo se hizo verdaderamente popular gracias a la difusión de las obras de Nietzsche. Se habla de valores vitales, de valores culturales, de valores eternos, del orden y rango de los valores, de los valores espirituales, que se cree encontrar, por ejemplo, en la Antigüedad. Gracias a una ocupación erudita con la filosofía y a la reforma del neokantismo se llega a la filosofía de los valores. Se construyen sistemas de valores y en ética se persiguen los estratos de valores. Hasta la teología cristiana determina a Dios, el summum ens qua summum bonum, como el valor supremo. Se considera a la ciencia como libre de valores y se arroja a las valoraciones del lado de las concepciones del mundo. El valor y todo lo que tiene que ver con el valor se convierte en un sustituto positivo de lo metafísico. La frecuencia con que se habla de valores está en paralelo con la indefinición del concepto. Dicha indefinición, a su vez, está en paralelo con la oscuridad del origen de la esencia del valor en el ser. Aun suponiendo que ese valor tan reclamado no sea nada, no por eso deja de verse obligado a tener su esencia en el ser. 8809 Heideggeriana: NietzscheDeus

A raíz de mi propio desarrollo filosófico, que tuviera su punto de partida en mi ocupación con Aristóteles iniciada ya en el Gimnasio y continuada nuevamente con él, la pregunta por el ti to on siguió siendo, siempre, para mí, la pregunta rectora de la filosofía. 9562 Heideggeriana: PerguntaSer

“… poéticamente habita el hombre…”. Que los poetas habitan a veces poéticamente es algo que aún podríamos imaginar. Sin embargo, ¿cómo “el hombre”, y esto significa: todo hombre, y siempre, puede habitar poéticamente? ¿No es todo habitar incompatible con lo poético? Nuestro habitar está acosado por la carestía de viviendas. Aunque esto no fuera así, hoy en día nuestro habitar está azuzado por el trabajo — inestable debido a la caza de ventajas y éxitos —, apresado por el sortilegio de la empresa del placer y del ocio. Pero allí donde, en el habitar de hoy queda aún espacio y se ha podido ahorrar algo de tiempo para lo poético, en el mejor de los casos, esto se realiza por medio de una ocupación con las artes y las letras, ya sean éstas escritas o emitidas (por radio o televisión). La poesía queda entonces negada como un inútil languidecer o un revolotear hacia lo irreal y es rechazada como fuga a lo idílico, o bien se la cuenta entre la literatura. A la validez de ésta se la evalúa según los módulos de la actualidad de cada momento. Lo actual, a su vez, está producido y dirigido por los órganos que forman la opinión pública de la sociedad civilizadora. Uno de sus funcionarios — es decir, impulsor e impulsado a la vez — es la empresa literaria. De este modo la poesía no puede aparecer de otra manera que en forma de literatura. Incluso allí donde se la observa como un producto cultural o de un modo científico, la poesía es objeto de la Historia de la Literatura. La poesía occidental está en curso bajo el rótulo general de “Literatura europea”. 10261 Heideggeriana: HomemHabita