Aceptado que el arte sea la puesta en obra de la verdad, y que ésta signifique el no ocultamiento del ser, ¿no será preciso que en la obra de arte constructiva, sea el espacio verdadero, que al abrirse en lo que tiene de propio, nos da la medida? Heideggeriana: ArteEspacio
Ya una mirada atenta sobre la mismidad de este arte permite presumir que la verdad como un no ocultamiento del ser no depende necesariamente de la corporeización. Heideggeriana: ArteEspacio
Justo por eso el saber tiene que desplegar su máxima resistencia – sólo contra la cual se levanta todo el poder del ocultamiento del ente – para fracasar realmente. Precisamente así es como el ente se abre en su insondable inmutabilidad y ofrece al saber su verdad. Esta máxima sobre la impotencia creadora del saber es una frase de los griegos, en quienes, con demasiada facilidad, se quiere encontrar el modelo de un saber puramente asentado en sí mismo y, con ello, olvidado de sí, que se nos presenta como la actitud «teórica». Pero, ¿qué es la theoria para los griegos? Se suele decir: la pura contemplación, que permanece ligada a la plenitud y exigencia de las cosas. Apelando a los griegos, esta conducta contemplativa, se dice, habría de existir por ella misma. Pero esta apelación carece de fundamento. Pues, por un lado, la «teoría» no tenía lugar por ella misma, sino únicamente por la pasión de permanecer cerca del ente en cuanto tal y bajo su apremio. Mas, por otro lado, los griegos luchaban justamente por comprender y por ejercer ese cuestionar contemplativo como una, incluso como la suprema, forma de la energeia, del «estar-a-la-obra» del hombre. Su sentido no estaba, pues, en asimilar la praxis a la teoría, sino al revés, en entender la teoría misma como la suprema realización de una auténtica praxis. Para los griegos la ciencia no es un «bien cultural», sino el centro que determina desde lo más profundo toda su existencia como pueblo y como Estado. La ciencia tampoco es para ellos un puro medio para hacer consciente lo inconsciente, sino el poder que abarca y da rigor a toda la existencia. Heideggeriana: UniversidadeAlemana
Pero la metafísica conoce el claro del ser ya sea sólo como eso que se ve cuando se presenta el «aspecto» (idea), ya sea de modo crítico como aquello avistado por la mirada del representar categorial de la subjetividad. Esto quiere decir que la verdad del ser, en cuanto el claro mismo, permanece oculta para la metafísica. Sin embargo, este ocultamiento no es un defecto de la metafísica, sino el tesoro de su propia riqueza, que le ha sido retenido y al mismo tiempo mantenido. Pero el claro mismo es el ser. Es el claro lo único que dentro del destino del ser de la metafísica permite tener un horizonte desde el cual eso que se presenta toca e impresiona al hombre que asiste a su presencia de tal manera que el hombre mismo sólo puede tocar el ser (thigein, Aristóteles, Met.Y 10) en la aprehensión (noein). Ese horizonte es lo único que atrae hacia sí la mirada. Es el que se abandona a dicha mirada cuando la aprehensión se ha convertido en el producir representaciones en la perceptio de la res cogitans comprendida como subjectum de la certitudo. Heideggeriana: CartaH
A través de la inmediata experiencia del método fenomenológico en diálogos con Husserl preparose el concepto de fenomenología presentado en la Introducción a Ser y Tiempo (§ 7). En ella jugó un papel normativo la remisión a las palabras fundamentales del pensar griego, correspondientemente interpretadas: logos (hacer manifiesto) y phainesthai (mostrarse). [Heidegger presenta, en el semestre de invierno de 1923-24, la remisión por vía etimológica del concepto de fenomenología a sus precedentes griegos. La noción plena que implica la tematización de ocultamiento y desocultamiento (v. nota 3) es alcanzada por primera vez en el semestre de verano de 1925.] Heideggeriana: CartaPrologo
Un renovado estudio de los tratados aristotélicos (en especial, del noveno libro de la Metafísica y del sexto libro de la Ética Nicomaquea) entregó la visión del aletheuein como desocultar (entbergen) y la caracterización de la verdad como desocultamiento Unverborgenheit), a que todo mostrarse del ente pertenece. [NT: Los estudios aristotélicos a que se refiere Heidegger, y que están acreditados por su propia enseñanza en Freiburg y Marburg, se extienden desde 1921 a 1924. La comprensión de aletheia como desocultamiento se configura por primera vez a fines de 1922, en la traducción de textos de la Etica Nicomaquea.] Cierto es que se piensa demasiado poco o incluso nada, cuando se contenta uno con la constatación: Heidegger concibe la verdad como desocultamiento. Como si con la aletheia no compareciese recién de modo liminar y aproximado lo propiamente digno de pensar. Tampoco ayuda al asunto proponer, en vez de “desocultamiento”, la traducción “desolvido” (Unvergessenheit). Pues el “olvido” tiene que ser pensado a la griega, como retirada (Entzug) en el ocultamiento. De modo correspondiente, el fenómeno contrario del olvidar, el recordar, tiene que ser interpretado a la griega: como procuración, como solicitación de lo desoculto. La anamnesis de las ideas de Platón quiere decir: el volver-a-tener-visión, el desocultar, a saber, el ente en su aspecto. Heideggeriana: CartaPrologo
Ni es el mérito de mi preguntar ni el edicto de mi pensar el que este pertenecer y aportar repose en el aconteciente a.propiar y se llame Ereignis (cf. Identidad y Diferencia, p. 30 ss.). Que aquello que, muy sin pensar, nombramos “verdad”, para los griegos se llame ‘a-letheia, y por cierto, tanto en la lengua poética y en la no-filosófica como en la filosófica, no es invención ni arbitrio de ellos. Es la más alta dote de su lengua, en la cual lo presenciante como tal alcanzó el desocultamiento y el ocultamiento. Quien no tenga sentido para avistar el dar de un tal don, para el destinar de algo así destinado, no comprenderá jamás el discurso del destino del ser, tan escasamente como el ciego de nacimiento podrá jamás experimentar qué son luz y color. Heideggeriana: CartaPrologo
Mientras tanto, sin embargo, se ha vuelto más claro lo siguiente: el ser mismo esencia [west] como el desocultamiento en el que presencia [anwest] el ente. El desocultamiento mismo, sin embargo, permanece oculto en cuanto tal. En él mismo, en el desocultamiento, éste permanece apartado respecto de sí mismo. Permanece el ocultamiento de la esencia del desocultamiento. [«Despejamiento…»] Permanece en el ocultamiento del ser en cuanto tal. El ser mismo permanece fuera. Heideggeriana: NiilismoSer
Permanece el ocultamiento del ser, de manera tal que este ocultamiento se oculta en sí mismo. El permanecer fuera del ser es el ser mismo como tal permanecer fuera. El ser no está en algún lado por sí, separado, y además permanece fuera, sino: el permanecer fuera del ser en cuanto tal es el ser mismo. En el permanecer fuera se encubre consigo mismo. Este velo que se desvanece a sí mismo, como el cual el ser mismo esencia en el permanecer fuera, es la nada en cuanto ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer
En la medida en que en el desocultamiento su propio «des-» permanece apartado respecto de sí mismo y en que permanece el ocultamiento del ser, el permanecer fuera muestra el rasgo de la ocultación. ¿En qué sentido hay que pensar esta ocultación? ¿Es esta ocultación sólo un encubrir o es al mismo tiempo un retirar para cobijar y un salvaguardar? El permanecer fuera «del» ser mismo es tal siempre en referencia al ente. ¿En el permanecer fuera, se le retiene el ser al ente? ¿Es este retener acaso un rehusar? No hacemos más que preguntar, y preguntamos qué podemos presumir respecto del permanecer fuera del ser mismo. Admitiendo que el permanecer fuera «es» el ser mismo, aquél dependerá de éste y del modo en que impresione [anmutet] a nuestro propio pensar para que desde allí presumamos [vermuten] cuáles son los rasgos que esencian en el permanecer fuera. En primer lugar, sólo prestamos atención a aquello que pertenece al permanecer fuera mismo. Tampoco rehuimos confesar que la discusión del ser en cuanto ser habla aún un lenguaje insuficiente, en la medida en que el ser mismo continuamente nombrado es dicho con el nombre que siempre de nuevo aleja el decir del ser en cuanto tal. Heideggeriana: NiilismoSer
Aquello por lo que aquí preguntamos y aquello que se trata de experimentar en su sencillez, ya lo hemos nombrado inadvertidamente cuando nos disponíamos a caracterizar el permanecer fuera «del» ser como un rasgo del ser mismo. Se dijo entonces que el ser no se mantiene separado en alguna parte. ¿De qué habría de separarse jamás el ser? No del ente, que descansa en el ser, aunque el ser permanezca en diferencia respecto de lo ente. No del ser, como el cual el ser mismo «es» Él mismo. No obstante, en el permanecer fuera esencia la referencia a algo así como un lugar, alejándose del cual el permanecer fuera resulta lo que es: el permanecer fuera del desocultamiento en cuanto tal. Este lugar es el refugio [Bleibe] en el que se detiene [verbleibt] esencialmente el permanecer fuera [Ausbleiben]. Si, no obstante, en el permanecer fuera del desocultamiento en cuanto tal permanece precisamente el ocultamiento, entonces el permanecer del ocultamiento mantiene también su referencia esencial al mismo lugar. Heideggeriana: NiilismoSer
El permanecer fuera del desocultamiento en cuanto tal y el permanecer del ocultamiento esencian en un refugio que es ya el albergue [Unterkunft] para la esencia propia de ambos. Pero el permanecer fuera del desocultamiento y el permanecer del ocultamiento no buscan sólo ulteriormente un albergue, sino que éste esencia con ellos como el advenimiento [Ankunft] como el cual es el ser mismo. Este advenimiento es en sí mismo el advenimiento de su albergue. La localidad del lugar del ser en cuanto tal es el ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer
El nihilismo impropio es lo impropio en la esencia del nihilismo en la medida en que precisamente lleva a su acabamiento lo propio. En la unidad esencial del nihilismo esencia una diferencia. Lo impropio del nihilismo no cae fuera de su esencia. En ello se muestra: la inesencia pertenece a la esencia. Podría creerse que la relación de lo propio respecto de lo impropio indicada en el nihilismo es un caso especial de la relación universalmente válida entre esencia e inesencia, de manera tal que podría tomarse a aquella como un ejemplo de esta última. Pero la proposición: la inesencia pertenece a la esencia no es el enunciado formal y universal de una ontología acerca de la esencia que se represente metafísicamente como «esencialidad» y que aparezca de modo determinante como «idea». La proposición piensa en la palabra «esencia» [Wesen], comprendida de modo verbal (verbum), el ser mismo en el modo en que Él mismo, el ser, es. Pero Él es en el modo del permanecer fuera de sí mismo, el cual, en cuanto tal, encuentra albergue en un dejar fuera y queda así preservado. Este permanecer fuera mismo, sin embargo, en conformidad con el ocultamiento del desocultamiento del ser, esencia en lo sustraído. Por ello, el pensar que, en cuanto metafísico, se representa el ente en cuanto tal en el modo del permanecer fuera, es tan poco capaz de penetrar en el permanecer fuera como de experimentar el abandono del ente en cuanto tal por parte del ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer
No obstante, el ser no sólo retiene en sí su ocultamiento y lo conserva, por así decirlo, para sí, sino que, en conformidad con la esencial referencia del ser mismo a la esencia del hombre, el ser mismo contribuye al mismo tiempo a determinar que su dejar fuera acontezca en el pensar del hombre y por su intermedio. También una superación de ese dejar fuera sólo podría acontecer por parte del hombre de modo mediato, es decir, de modo tal que previamente el ser mismo, de modo inmediato, pretenda de la esencia del hombre que experimente el permanecer fuera del desocultamiento del ser en cuanto tal como un advenimiento del ser mismo y que piense lo así experimentado. Heideggeriana: NiilismoSer
¿En qué consiste la esencia del nihilismo si lo propio se piensa al mismo tiempo en referencia a lo impropio? Lo impropio en la esencia del nihilismo es la historia del permanecer fuera, es decir del ocultamiento de la promesa. Pero si el ser mismo se reserva a sí mismo en su permanecer fuera, la historia del dejar fuera el permanecer fuera es entonces precisamente el preservar de ese reservarse del ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer
La objetivación incondicionada del ente en cuanto tal proviene del dominio de la subjetividad que llega a su acabamiento. Ésta esencia [west] desde el extremo desprenderse del ente en cuanto tal en dirección del dejar fuera del ser mismo que, de esta forma, rehúsa su permanecer fuera rechazándolo a lo más lejano y en cuanto tal rehusar, hace destinación del ser en la forma del ente en cuanto tal: como el destino del total ocultamiento del ser en medio del completo aseguramiento del ente. Heideggeriana: NiilismoSer
La época del ocultamiento del ser en el desocultamiento del ente del tipo de la voluntad de poder es la edad de la acabada indigencia del ente en cuanto tal. Pero esta época sólo comienza a instaurar en su completitud el dominio de la inesencia del nihilismo. El curso histórico de esta época se encuentra bajo la apariencia de que el hombre, que se ha liberado para acceder a su humanidad, ha tomado libremente en su poder y a su disposición el ordenamiento del universo. Lo recto parece haber sido encontrado. Sólo resta instituirlo correctamente e instituir así el dominio de la justicia como supremo representante de la voluntad de voluntad. Heideggeriana: NiilismoSer
El hombre que está en la relación fundamental con el ente experimentada de modo griego es metron, medida, en cuanto deja que la mesura que se atiene al entorno de lo desocupo, limitado para el respectivo sí mismo, se convierta en rasgo fundamental de su esencia. Esto encierra, al mismo tiempo, el reconocimiento de un desocultamiento del ente y la admisión de una indecidibilidad acerca de la presencia y la ausencia, acerca del aspecto del ente en general. Por eso dice Protágoras (Diels, Die Fragmente der Vorsokratiker, Protágoras, B 4) «Acerca de los dioses no estoy en condiciones de saber algo (esto quiere decir, en griego: de recibir en la «visión» algo desoculto), ni de que son ni de que no son, ni de cómo son en cuanto a su aspecto»; «pues es múltiple lo que impide percibir el ente como tal; tanto el no revelarse (es decir el ocultamiento) del ente como la brevedad de la historia del hombre». Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Visto en dirección de aquel ente en sentido verdadero (el ser tomado como ente), el a priori se convierte enseguida en una propiedad, lo que quiere decir que la verdad esencial del ser como physis-aletheia se ha sustraído en el ocultamiento. Las ideas son alojadas en el pensamiento de «Dios» y finalmente en la perceptio. La idea es entonces ella misma algo que está colocado en un orden, desde el cual se lo distingue como proteron. Este orden se determina como la distinción de ser y ente. En referencia a ella, visto desde el ser, éste es lo anterior respecto del ente porque, en cuanto idea, es condicionante. En el interior de la distinción mediante la cual el ser se ha convertido en «visible», el ente se convierte al mismo tiempo, para la captación, en lo «anterior» respecto del tomar conocimiento y del conocer. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
¿Qué demuestra de modo más eficaz que la negación el carácter manifiesto de la nada en nuestro Dasein, que, aunque es permanente y está muy extendido, también se halla disimulado? Pero la negación está muy lejos de aportar por si misma el no como medio de diferenciación y oposición respecto a lo dado, para como quien dice entremeterlo en su medio. ¿Cómo puede la negación aportar de suyo el no, si sólo puede negar cuando previamente se le ha dado algo negable? Pero ¿cómo va a entenderse lo negable y que debe ser negado como algo a lo que es inherente la negación, a no ser que todo pensar como tal tenga ya de antemano a la vista el no35? El no sólo puede manifestarse si su origen, el desistir que es la nada, y con ello la propia nada, están sustraídos al ocultamiento. El no ciertamente no se forma por medio de la negación, sino que la negación se funda sobre el no36a que surge del desistir que es la nada. Pero la negación no es mas que un modo de ese actuar que consiste en desistir, es decir, del actuar que se atiene de antemano a ese desistir que es la nada. Heideggeriana: OQM
El dejar ser a lo ente, que predispone un ánimo, penetra y precede a todo comportarse que se mantiene siempre abierto y se mueve en él. El comportarse del hombre está completamente predispuesto en su ánimo por el carácter abierto de lo ente en su totalidad. Pero esta «totalidad» aparece dentro del horizonte del cálculo y el afán cotidiano como lo incalculable e inaprehensible. Nunca se puede comprender a partir de eso ente que se manifiesta en cada caso, independientemente de si éste forma parte de la naturaleza o de la historia. Por mucho que la totalidad determine a todo permanentemente, siempre sigue siendo lo indeterminado e indeterminable, y por eso también suele coincidir casi siempre con lo que es más habitual y más impensado. Sin embargo eso que predispone el ánimo no es que sea nada, sino que es un encubrimiento de lo ente en su totalidad. El dejar ser oculta a lo ente en su totalidad en la misma medida en la que, en el comportarse singular, siempre le deja ser a lo ente respecto al que se comporta y de ese modo lo desoculta. El dejar ser es en sí mismo y al mismo tiempo un ocultar o encubrir. En la libertad ex-sistente del Dasein acontece el encubrimiento de lo ente en su totalidad, es el ocultamiento. Heideggeriana: EssenciaVerdade
Pero ese sedentarismo, instalado en lo habitual y corriente, equivale en sí mismo a no dejar que reine nunca el encubrimiento de lo oculto. Es verdad que también en el ámbito de lo corriente hay misterios, cosas inexplicadas o no decididas y dudosas. Pero estos interrogantes, que por lo que hace a sí mismos no comportan inseguridad alguna, sólo son lugares de paso y puntos intermedios en el transcurso hacia lo accesible, y por lo tanto no son esenciales. Cuando sólo se admite el ocultamiento de lo ente en su totalidad como un límite que se anuncia de cuando en cuando, el encubrimiento se encuentra ya completamente sumido en el olvido en cuanto acontecimiento fundamental. Heideggeriana: EssenciaVerdade
El hombre entregado a la más próxima accesibilidad de lo ente es insistente. Pero sólo insiste en cuanto ya ex-siste, desde el momento en que acepta a lo ente como tal medida normativa. Pero al tomar medidas la humanidad se aparta del misterio. Ese insistente entregarse a lo accesible y ese ex-sistente apartarse del misterio son inseparables. Son una y la misma cosa. Ahora bien, tales entregarse a… y apartarse de… siguen la orientación de un giro propio del dar vueltas de aquí para allá del Dasein. Esta inquietud del hombre, que se aparta del misterio para volcarse en lo accesible, y que le hace ir pasando de una cosa accesible a otra, pasando de largo ante el misterio, es lo que llamamos el errar. El hombre anda errante. No es que el hombre caiga en el errar. Si está siempre sujeto a dicho errar es porque, ex-sintiendo, in-siste y, de este modo, ya está en el errar. El errar por el que atraviesa el hombre no es algo que, por así decir, se limite sólo a rozar al hombre, algo parecido a un foso en el que a veces cayera, sino que el errar forma parte de la constitución íntima del ser-aquí en que se halla inmerso el hombre histórico. El errar es el campo de acción de ese giro en el que la ex-sistencia in-sistente da vueltas y se vuelve a olvidar siempre de sí y a confundirse de nuevo. El ocultamiento de lo ente oculto en su totalidad reina en el encubrimiento del respectivo ente que, en cuanto olvido del ocultamiento, se convierte en un errar. Heideggeriana: EssenciaVerdade
El desencubrimiento de lo ente como tal es en sí y simultáneamente el ocultamiento de lo ente en su totalidad. En la simultaneidad de desencubrimiento y ocultamiento reina el errar. El ocultamiento de lo oculto y el errar pertenecen a la esencia inicial de la verdad. La libertad, concebida a partir de la ex-sistencia in-sistente del Dasein, es la esencia de la verdad (en el sentido de la conformidad del re-presentar) solamente porque la propia libertad nace de la esencia inicial de la verdad, del reinar del misterio en el errar. El dejar ser a lo ente se consuma en un comportarse que se mantiene abierto. El dejar ser a lo ente como tal en su totalidad sólo ocurre de modo conforme a la esencia cuando, a veces, se asume en su esencia inicial. Entonces la re-solución que se abre al misterio está en el camino del errar como tal. Entonces, la pregunta por la esencia de la verdad se pregunta de modo más originario. Y, así, se desvela el fundamento de la imbricación entre la esencia de la verdad y la verdad de la esencia. La vista del misterio que se obtiene desde el errar es el preguntar en el sentido de la pregunta única: qué sea lo ente como tal en su totalidad. Este preguntar piensa la pregunta por el ser de lo ente, una pregunta que por su esencia conduce a la confusión y a la que, por lo tanto, todavía no se domina en la multiplicidad de sus sentidos. El pensar del ser, del que surge inicialmente este preguntar, se concibe desde Platón como «filosofía», y sólo más tarde recibe el nombre de «metafísica». Heideggeriana: EssenciaVerdade
Pero lo que caracteriza a la filosofía, de acuerdo con la apreciación del sano sentido común, que dentro de su ámbito está plenamente legitimado, no llega a alcanzar a su esencia, la cual sólo se puede determinar a partir de la relación con la verdad originaria de lo ente como tal en su totalidad. Pero como la plena esencia de la verdad incluye también la inesencialidad y predomina por encima de todo en cuanto encubrimiento, la filosofía, en cuanto un preguntar por esta verdad, está dividida en sí misma. Su pensar es la entrega a la generosidad, que no se niega al ocultamiento de lo ente en su totalidad. Su pensar es, sobre todo, la re-solución o apertura del rigor, que no acaba con el encubrimiento, pero constriñe a su esencia incólume a entrar en lo abierto del concebir y, por ende, en su propia verdad. Heideggeriana: EssenciaVerdade
Pero aplacemos, por un segundo, estas dificultades y pensemos a fondo una cosa de lejos aún más importante. Al enunciar la proposición verdadera “la moneda es redonda” entonces esto sucede a raíz de una adecuarse de nuestro decir con la cosa [Sache]. Esa es la norma, la medida, para nuestro decir. Pero, lo que ahí es normativo, lo dador de medida, ha de sernos, por esto mismo, ya, accesible. El aspecto de las cosas tiene que habérsenos mostrado ya previamente, para que podamos enunciar algo sobre aquello. Y el modo como se muestra la visión de la cosa [Anblick des Dinges], tiene que ser, con todo, él mismo “verdadero”. En otras palabras, la verdad de la proposición, no es, en absoluto, la verdad originaria; sino más bien: que las proposiciones se adecuen a las cosas y a los hechos [en general, al ente, en aquello que es y cómo lo es], debe poder orientar; supone que el ente ya ha sido hecho patente, antes de que se haya enunciado sobre éste cualquier tipo de proposición. Esta patencia del ente en su ser es la verdad originaria. En ella – podemos decir – se halla trasladado el hombre en tanto Dasein que él es. Y si, con anterioridad, no nos fuesen ya evidentes lo natural, lo vegetal, lo animal, lo instrumental, lo espacial, lo temporal, lo histórico, lo divino, entonces seríamos incapaces, en toda la eternidad, de experimentar o de utilizar, de resistir y de adorar jamás esto o aquello como planta, esto o aquello como animal, esta cosa como martillo y tenaza, esto como figura espacial, aquello como algo temporal, esto como historia, y aquello como Dios. Somos en la medida que estamos expuestos a lo patente [abierto] del ente en cuanto que tal. Mas en la medida que el ente es patente, asimismo también está oculto; pues el ente no es accesible siempre tan sólo en una “perspectiva” y dentro de esta también sólo en determinados estratos. Lo demás nos permanece cerrado. Allí donde existe patencia, existe a su vez ocultamiento [Verborgenheit]. Heideggeriana: FilosofiaAlema
Lo patente del ente, empero, nos está, a la vez, no solamente oculto en el sentido de lo aún no abierto, lo desconocido o incluso de lo indescifrable – del misterio -, sino, oculto, a su vez, también, en un segundo sentido, a saber, en la forma del encubrimiento y de la simulación [Verdeckung und Verstellung], de la apariencia, esto es, de la no-verdad. A la esencia de la verdad pertenece la esencia de la no-verdad. Y recién ahora entendemos lo que nuestra primera afirmación quería decir, cuando sostenía que: estamos en la verdad; a saber, esto: que estamos expuestos en el Ente en cuanto que Tal, manteniéndonos dentro entre su patencia, su ocultamiento y su encubrimiento. Y puesto que estamos en la verdad, estamos también necesariamente siempre en la no-verdad. Conforme a este modo de exponernos en las cosas, que se hacen patente y, a una con ello, se ocultan, es como nos insertamos en el ser; es como se entregan sus potencias a su señorío y esclavitud. Sólo a raíz de este exponerse al ente es que podemos regular [Richten] nuestras palabras y frases por el ente. Lo que significa que, la verdad de la proposición que habíamos considerado inicialmente, es, en verdad, sólo exactitud [Richtigkeit]. Y desde hace mucho tiempo ya hasta hoy, se ha visto la esencia de la verdad siempre solamente en la rectitud es decir, se ha faltado a su esencia; porque lo que está correcto, no precisa además ser verdadero. Pero, claro, muchas cosas correctas son profundamente inciertas. Recordemos aquella determinación que hacíamos, inmediatamente más arriba, de la historia como secuencia de acontecimientos en el tiempo. Esta frase proposición sobre la historia es correcta pero incierta, esto es, tomada ella por sí sola, encubre aquello que la historia es, propiamente, en su esencia. Heideggeriana: FilosofiaAlema
Porque estamos en el acaecer del lenguaje, sólo por eso reina a nuestro entorno el ente como uno tal en su patencia, ocultamiento y simulación. Heideggeriana: FilosofiaAlema
Pero ¿por qué no nos conformamos con la esencia de la verdad que nos resulta familiar desde hace siglos? Verdad significa hoy y desde hace tiempo concordancia del conocimiento con la cosa. Sin embargo, para que el conocer y la frase que conforma y enuncia el conocimiento puedan adecuarse a la cosa, para que la propia cosa pueda llegar a ser la que fije previamente el enunciado, dicha cosa debe mostrarse como tal. ¿Y cómo se puede mostrar si no es emergiendo ella misma de su ocultamiento, si no es situándose en lo no oculto? La proposición es verdadera en la medida en que se rige por lo que no está oculto, es decir, por lo verdadero. La verdad de la proposición es y será siempre únicamente esa corrección. Los conceptos críticos de verdad, que desde Descartes parten de la verdad como certeza, son simples transformaciones de la determinación de la verdad como corrección. Ahora bien, esta esencia de la verdad que nos resulta tan habitual y que consiste en la corrección de la representación, surge y desaparece con la verdad como desocultamiento de lo ente. Heideggeriana: OOA1935
Lo ente sólo puede ser como ente cuando está dentro y fuera de lo descubierto por el claro. Este claro es el único que proporciona y asegura al hombre una vía de acceso tanto al ente que no somos nosotros mismos como al ente que somos nosotros mismos. Gracias a este claro lo ente está no oculto en una cierta y cambiante medida. Pero incluso oculto lo ente sólo puede ser en el espacio que le brinda el claro. Todo ente que se topa con nosotros y camina con nosotros mantiene este extraño antagonismo de la presencia, desde el momento en que al mismo tiempo se mantiene siempre retraído en un ocultamiento. El claro en el que se encuentra lo ente es, en sí mismo y al mismo tiempo, encubrimiento. Pero el encubrimiento reina en medio de lo ente de dos maneras. Heideggeriana: OOA1935
La palabra techne nombra más bien un modo de saber. Saber significa haber visto, en el sentido más amplio de ver, que quiere decir captar lo presente como tal. Según el pensamiento griego, la esencia del saber reside en la aletheia, es decir, en el desencubrimiento de lo ente. Ella es la que sostiene y guía toda relación con lo ente. Así pues, como saber experimentado de los griegos, la techne es una manera de traer delante lo ente, en la medida en que saca a lo presente como tal fuera del ocultamiento y lo conduce dentro del desocultamiento de su aspecto; techne nunca significa la actividad de un hacer. Heideggeriana: OOA1935
Ahora bien, para Protágoras, lo ente sigue refiriéndose al hombre en tanto que ego. ¿De qué tipo es esa referencia al Yo? El ego permanece en el círculo de aquello desocultado que le ha sido adjudicado a él mismo como siendo ése. De esta forma capta todo lo que está presente en ese círculo como eso que es. Esta captación de lo presente se funda en la permanencia en el interior del círculo del desocultamiento. Por medio de la permanencia junto a lo presente, la pertenencia del Yo a lo presente es. Esta pertenencia a lo presente abierto delimita a éste frente a lo no presente. El hombre recibe y preserva la medida para aquello que se presenta o ausenta a partir de dicho límite. En una restricción a lo que se desoculta en cada ocasión, el hombre se da a sí mismo la medida que limita cada vez a un sí mismo con relación a esto y aquello. El hombre no dispone la medida a partir de un Yo aislado al que tiene que supeditarse todo ente en su ser. El nombre de la relación fundamental griega con lo ente y su desocultamiento es el metron (medida), desde el momento en que se compromete a restringiese al círculo de desocultamiento limitado por el Yo y, de este modo, reconoce el ocultamiento de lo ente y la imposibilidad de decisión respecto a su presencia o ausencia o, también, respecto a la apariencia de esa presencia y ausencia. Por eso dice Protágoras (Diels, «Fragmente der Vorsokratiker»; Protágoras B, 4): «En lo tocante a saber algo sobre los dioses (lo que en griego quiere decir “contemplar” algo, “ver” algo), no tengo capacidad ni para decir qué son ni qué no son ni cómo puede ser su aspecto (idea).» «En efecto, son muchas las cosas que nos impiden captar a lo ente como tal; tanto la falta de apertura (el ocultamiento) de lo ente, como la brevedad de la historia del hombre.» Heideggeriana: EIM
(15) Este espacio abierto entre dos elementos es el ser-ahí, entendiendo la palabra en el sentido del ámbito extático del desocultamiento y ocultamiento del ser. Heideggeriana: EIM
Caos es el nombre de un peculiar proyecto previo del mundo en su totalidad y de su imperar. Nuevamente parece, y ahora con la mayor fuerza, que está aquí en obra un pensar ilimitadamente «biológico», un pensar que representa el mundo como un «cuerpo» llevado a dimensiones gigantescas, cuya vida y cuyo vivir corporal constituyen el ente en su totalidad, haciendo así que el ser aparezca como un «devenir». En su última época, Nietzsche expresa con frecuencia que hay que hacer del cuerpo el hilo conductor no sólo de la consideración del hombre sino también del mundo: el proyecto del mundo desde el lugar del animal y de la animalidad. Aquí tiene sus raíces la experiencia fundamental del mundo como «caos». Pero en la medida en que el cuerpo es para Nietzsche una formación de dominio, «caos» no puede aludir a un absoluto desorden sino al ocultamiento de la indómita riqueza del devenir y fluir del mundo en su totalidad. Con ello, la sospecha de biologismo que se insinúa por doquier parece encontrar una confirmación clara y total. Heideggeriana: VontadePoder
El acabamiento de la metafísica instala al ente en el abandono del ser. El abandono del ente por parte del ser es el último reflejo del ser como ocultamiento del desocupar en el que todo ente de cualquier tipo puede aparecer como tal. El abandono del ser contiene la indecisión acerca de si el ente perseverará en su preeminencia. Esto significa, en adelante, acerca de si el ente sepultará y erradicará toda posibilidad de inicio en el ser, continuando así a ocuparse del ente, pero conduciendo también a la devastación que no destruye sino que, en la instalación y la organización, ahoga lo inicial. El abandono del ser contiene la indecisión acerca de si en él, en cuanto extremo de la ocultación del ser, no se despeja ya la desocupación de esta ocultación y, de ese modo, el inicio más inicial. En el plazo de esta indecisión, en la que se despliega el acabamiento de la metafísica y el ser humano es reivindicado por el «superhombre», el hombre arrebata para sí el rango de lo propiamente real. La realidad de lo real, caracterizada desde hace tiempo como existencia, asigna al hombre esta distinción. El hombre es lo propiamente existente, y la existencia se determina desde el ser hombre, cuya esencia ha decidido el comienzo de la metafísica moderna. Heideggeriana: HistoriaSer
La historia del ser, que es únicamente el ser mismo, sólo lanza en un comienzo un oscuro resplandor en la presuntamente única transparencia de la certeza del acabado saber metafisico. Pero la metafisica es historia del ser como pro-gresar que sale del inicio, progresar que convertirá un día el regreso en necesidad [Not] y el recuerdo que se interna en el inicio en necesidad apremiante [notvolle Notwendigkeit]. Esa historia del ser que es conocida historiográficamente como metafisica tiene su esencia en que acaece un progresar que sale del inicio. En este progresar el ser se entrega a la entidad y rehúsa el despejamiento de la inicialidad del inicio. La entidad, empezando como idea, inaugura la preeminencia del ente respecto del carácter esencial de la verdad, cuya esencia misma pertenece al ser. Al entregarse a la entidad y sustraer su dignidad en el ocultamiento a su vez oculto, el ser cede aparentemente al ente el aparecer del ser. Heideggeriana: RelembrarMetafisica
En todo caso, en un sentido inicial, la palabra “ser” es la palabra auxiliar por antonomasia, en la medida en que primeramente auxilia al lenguaje a llegar a ser él mismo, también allí donde esta palabra inaparente se rezaga en el ocultamiento de lo inicial. Heideggeriana: Palavra1944
El tiempo es de penuria porque le falta el desocultamiento de la esencia del dolor, la muerte y el amor. Es indigente hasta la propia penuria, porque rehuye el ámbito esencial al que pertenecen dolor, muerte y amor. Hay ocultamiento en la medida en que el ámbito de esa pertenencia es el abismo del ser. Pero aún queda el canto, que nombra la tierra. Qué es el propio canto? ¿Cómo puede ser capaz de él un mortal? ¿Desde dónde canta el canto? ¿Hasta dónde penetra en el abismo? Heideggeriana: ParaQuePoetas
En este ocultamiento en el on está fundada la metafísica, aunque por otra parte dedica su representar al on he on. La pregunta que vuelve sobre este ocultamiento busca, por. lo tanto, vista desde la metafísica; el fundamento para la ontología. Por esto, este proceder se llama en “El Ser y el Tiempo” (p. 16, ed. española ) “ontología fundamental”. Sólo que el título se muestra, como siempre, como todo título en este caso, precario. Pensado desde la metafísica lo dice correctamente; aunque justamente por eso, conduce a errar; entonces vale para ganar el tránsito de la metafísica al pensamiento en la verdad del ser: En tanto este pensamiento se designe a sí mismo como ontología fundamental, se pone con esta designación a ocultar el propio camino. En el título “ontología fundamental” está la opinión de que el pensamiento que ensaya pensar la verdad del ser, y no como toda ontología la verdad del ente, sea como ontología fundamental una forma de ontología. Con todo esto el pensamiento en la verdad del ser como el retorno al fundamento de la metafísica ha abandonado ya con este primer paso el reino de toda la ontología. Frente a ello toda filosofía que se mueve en el mediato o inmediato representar de la “trascendencia” queda necesariamente como ontología en sentido esencial, sea que. consiga una fundamentación de la ontología, sea, que rechace la ontología . por la acusación del entumecimiento conceptual de la vivencia (Erlebnis = lo que se ha vivido). Heideggeriana: EWM
Cuando se acontece-apropia la vuelta en el peligro, esto sólo puede acontecer súbitamente. Pues el Ser no tiene nada semejante a él junto a sí. Él no es efectuado por otro, ni él mismo actúa. El Ser no transcurre jamás en una conexión causal. Al modo como el Ser mismo se destina no le precede nada actuante como Ser y no sigue ninguna acción en cuanto Ser. Abruptamente, de su propia esencia, el ocultamiento se acontece-apropia Ser en su época. Por eso, nosotros tenemos que observar: La vuelta del peligro se acontece-apropia repentinamente. En la vuelta se luce repentinamente el lucimiento de la esencia del Ser. El repentino lucirse es el relampaguear. Se trae a sí mismo en el propio claror, aportado y traído consigo. Cuando relampaguea en la vuelta del peligro de la verdad del Ser, se luce la esencia del Ser. Entonces ingresa la verdad de la esencia del Ser. Heideggeriana: Kehre1949
El establecer de lo dis-puesto se pone frente a la cosa, en cuanto cosa la deja desguarecida, in-guardada. Así disloca lo dis-puesto la cercanía de mundo, que se acerca en la cosa. Lo dis-puesto disloca incluso este su dislocar, tal como el olvidar algo se olvida a sí mismo y se retrae a sí mismo en la resaca del olvido. El acontecimiento-apropiador del olvido se deja decaer no sólo en el ocultamiento, sino que este decaer mismo es co-decaído en el ocultamiento, y este mismo es suprimido en tal caer. Heideggeriana: Kehre1949
¿Por qué, nos preguntamos ahora nosotros, se inclina por esto la sospecha del poeta? La contestación está en las palabras que enlazan inmediatamente con éstas. Dicen escuetamente: «Es la medida del hombre». ¿Cuál es la medida del medir del humano? ¿Dios? ¡No! ¿El cielo? ¡No! ¿La Revelabilidad del cielo? ¡Nos La medida consiste en la manera como el dios que permanece desconocido es revelado en tanto que tal por medio del cielo. El aparecer del dios por medio del cielo consiste en un desvelar que deja ver aquello que se oculta pero no lo deja ver intentando arrancar lo oculto de su estado de ocultamiento sino sólo cobijando lo oculto en su ocultarse. De este modo el dios desconocido aparece como el desconocido por medio de la revelabilidad del cielo. Este aparecer es la medida con la que el hombre se mide. Heideggeriana: HomemHabita
Los modos del ocasionar, las cuatro causas, juegan pues dentro de los límites del traer-ahí-delante. Es a través de éste como viene siempre a su aparecer tanto lo crecido de la Naturaleza como lo fabricado de la artesanía y de las artes. Pero ¿cómo acontece el traer-ahí-delante, ya sea en la Naturaleza, ya sea en el oficio o en el arte? ¿Qué es el traer-ahí-delante en el que juega el cuádruple modo del ocasionar. El ocasionar concierne a la presencia de aquello que viene siempre a aparecer en el traer-ahí-delante. El traer-ahí-delante trae (algo) del estado de ocultamiento al estado de desocultamiento poniéndolo delante. El traer-ahí-delante acaece de un modo propio sólo en tanto que lo ocultado viene a lo desocupado. Este venir descansa y vibra en lo que llamamos salir de lo oculto. Los griegos tienen para esto la palabra aletheia. Los romanos la tradujeron por veritas. Nosotros decimos «verdad», y habitualmente la entendemos como corrección del representar. Heideggeriana: QCT
Ahora bien, si este sino, la estructura de emplazamiento, es el peligro extremo, no sólo para el ser humano sino también para todo hacer salir lo oculto como tal, ¿se puede seguir llamando aún a este destinar un otorgar? Ciertamente, y más aún cuando en este sino tenga que crecer lo que salva. Todo sino un hacer salir de lo oculto acaece de un modo propio desde el otorgar y como tal otorgar. Porque sólo éste aporta al hombre aquella participación en el salir lo oculto a la luz que es la que necesita (y usa) el acaecimiento propio del desocultamiento. En tanto que necesitado (y usado) de este modo, el hombre está asignado como propio al acaecimiento propio de la verdad. Lo otorgante, lo que destina de este o de aquel modo al hacer salir lo oculto es, como tal, lo que salva. Porque este que salva hace que el hombre mire e ingrese en la suprema dignidad de su esencia. Ella reside en esto: cobijar sobre esta tierra el estado de desocultamiento – y con él, antes que nada, el estado de ocultamiento – de toda esencia. Precisamente en la estructura de emplazamiento que amenaza con arrastrar al hombre al solicitar como presunto modo único del hacer salir lo oculto y que de esta manera empuja al hombre al peligro de abandonar su esencia libre, precisamente en este extremo peligro viene a comparecer la más íntima, indestructible pertenencia del hombre a lo que otorga, siempre que nosotros, por nuestra parte, empecemos a atender a la esencia de la técnica. Heideggeriana: QCT
La pregunta por la técnica es la pregunta por la constelación en la que acaecen de un modo propio el hacer salir lo oculto y el ocultamiento, en la que acaece de un modo propicio lo esenciante de la verdad. Heideggeriana: QCT
En la fase del nihilismo consumado parece como si ya no hubiera algo así como Ser del ente, como si no pasara nada con el Ser (en el sentido de la Nada anonadante). queda fuera de un modo extraño. Se esconde. Se mantiene en un ocultamiento que él mismo se oculta. Sin embargo, en semejante ocultar consiste la esencia del olvido experimental al modo griego. No es al final, es decir, desde el comienzo de su esencia, nada negativo, sino que presumiblemente como o-cultamiento es un ocultar, que encierra lo todavía no desocultado. Para el representar corriente cae fácilmente el olvido en la apariencia de la mera omisión, de la carencia y de lo precario. Según la costumbre, tomamos el olvidar y el olvido exclusivamente como un descuido, que bastante a menudo se puede encontrar como un estado del hombre representado en sí mismo. Todavía estamos bastante lejos de una determinación de la esencia del olvido. Pero, incluso allí donde hemos visto la esencia del olvido en su amplitud, caemos demasiado fácilmente en el peligro de entender el olvido como un hacer y dejar sólo humanos. Heideggeriana: PreguntaSer
Entre tanto, el olvido no sólo invade, como aparentemente separado de él, la esencia del Ser. Pertenece a la cosa del Ser mismo, impera como destino de su esencia. El olvido correctamente pensado, el ocultamiento de la esencia (verbal) todavía no desocultada del , esconde tesoros no extraídos y es la promesa de un hallazgo que sólo espera el buscar adecuado. Para sospechar esto no se necesita un don profético ni los ademanes de pregoneros, sino sólo de la atención practicada durante décadas sobre lo sido que se anuncia en el pensar metafísico de Occidente. [416] Esto sido se encuentra en el signo del no-ocultamiento de lo presente. El no-ocultamiento consiste en el ocultamiento de la presencia. A este ocultamiento, en el que se funda el no-ocultamiento (aletheia) va dirigido el recuerdo. Recuerda aquello sido que no ha pasado, porque lo no pasado permanece en toda duración, que prolonga el acontecimiento del . Heideggeriana: PreguntaSer
La esencia del nihilismo que se consuma por último en el dominio de la voluntad de la voluntad, consiste en el olvido del Ser. A él parecemos corresponder antes que nada cuando lo olvidamos y esto quiere decir aquí: lo despreciamos. Pero de ese modo no prestamos atención a lo que quiere decir olvido como ocultamiento del . Si prestamos atención a ello, entonces experimentamos la desconcertante necesidad: en lugar de querer superar el nihilismo tenemos que intentar primero entrar en su esencia. La entrada en su esencia es el primer paso por el que dejamos tras de nosotros el nihilismo. El camino de esta entrada tiene la dirección y la índole de una retirada. No quiere sin duda decir una retirada a tiempos muertos para intentar reavivarlos de una forma artificiosa. El hacia atrás nombra aquí la dirección hacia aquella posición (el olvido del Ser) desde la que recibe y mantiene ya la metafísica su origen. Heideggeriana: PreguntaSer
Si así resulta con el tiempo, al que se interpela como el horizonte trascendental del ser, ¿cómo se deja entonces caracterizar la experiencia fundamental que guía al enfoque básico de Ser y tiempo? ¿Se deja mostrar ya en ella un carácter de retirada? La experiencia que intenta expresarse por primera vez en Ser y tiempo, y que en el planteamiento trascendental de la pregunta aún ha de hablar en cierta manera el lenguaje de la metafísica, es: que en la metafísica globalmente considerada, el ser de lo ente fue, ciertamente, pensado y traído a concepto, y con ello fue también hecha visible la verdad del ser, pero que en todas las manifestaciones del ser su verdad como tal nunca vino al lenguaje, sino que permaneció olvidada. La experiencia fundamental de Ser y tiempo es por ello la del olvido del ser. Pero olvido quiere decir aquí, en sentido griego: ocultamiento y ocultarse. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer
El olvido del ser, que se muestra como un no pensar en la verdad del ser, puede fácilmente ser interpretado y malentendido como una negligencia del pensar hasta nuestros días, en todo caso como algo a lo que se pone fin mediante la pregunta expresamente asumida y formulada por el sentido, es decir, por la verdad del ser. El pensar de Heidegger pudiera ser entendido – y Ser y tiempo parece invitar a ello – como la preparación y apertura del fundamento sobre el cual reposaba toda metafísica como sobre una base que le fuese inaccesible, y ciertamente de manera que, merced a tal apertura, fuese cancelado el olvido del ser hasta hoy. En todo caso es importante advertir, para la recta comprensión, que el llamado «no pensar hasta hoy» no es ninguna negligencia, sino que hay que pensarlo como consecuencia del ocultarse del ser. El ocultamiento del ser pertenece, como privación de éste, al esclarecimiento del ser. El olvido del ser, que constituye la esencia de la metafísica y que fue el impulso de Ser y tiempo, pertenece a la esencia del ser mismo. Con ello se plantea para un pensar en el ser la tarea de pensar a este último de manera que le pertenezca esencialmente el olvido. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer
La metafísica es la historia de las acuñaciones del ser, esto es, mirado desde el acaecimiento apropiador, la historia del retirarse del destinante a favor de las destinaciones dadas en el destinar de un dejar en cada caso el estar presente de lo que está presente. La metafísica es olvido del ser, y esto es la historia del ocultamiento y de la retirada de aquello que da ser. La entrada del pensar en el acaecimiento apropiador equivale así al final de esta historia de la retirada. El olvido del ser se «cancela» con el desvelarse en el acaecimiento apropiador. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer
Pero el ocultamiento, que pertenece como límite a la metafísica, tiene que ser propio del acaecimiento apropiador mismo. Esto quiere decir que la retirada, que caracterizaba a la metafísica en la figura del olvido del ser, se muestra ella misma ahora como la dimensión del ocultamiento. Sólo que ahora este ocultamiento no se oculta, sino que, más bien, a él se dirige la atención del pensar. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer
Con la entrada del pensar en el acaecimiento apropiador adviene pues primeramente el modo de ocultamiento propio al acaecimiento apropiador. Éste es en sí mismo expropiación, palabra en la cual se recoge la temprana voz griega lethe en el sentido de ocultarse de conformidad con el acaecimiento apropiador. La ausencia de destino del acaecimiento apropiador no quiere decir, por tanto, que le falta a éste toda «movilidad». Quiere decir más bien que lo que se muestra al pensar como lo que ante todo hay que pensar es la manera de movilidad más propia del acaecimiento apropiador, que es el giro a la retirada. Mas con ello está dicho que para el pensar que entra en el acaecimiento apropiador la historia del ser como lo que hay que pensar ha llegado a su fin, sin perjuicio de que pueda seguir subsistiendo la metafísica, sobre lo cual nada puede hacerse. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer
Esto sigue oculto. ¿Es por casualidad? ¿O es sólo consecuencia de una negligencia del pensar humano? ¿O sucede porque el ocultarse, el ocultamiento, la lethe, pertenecen a la aletheia, no como un mero añadido, como las sombras a la luz, sino como corazón de la aletheia? ¿No reina ya en ese ocultarse de la Lichtung de la presencia, un abrigar y preservar, a partir de los cuales sólo será posible el no-ocultamiento, pudiendo así aparecer lo presente en su presencia? Heideggeriana: ENDPHILO
El lenguaje de los griegos llama a lo eso que deja libre lo despejado, y que concede recién todo lo abierto, la A-létheia, el no-ocultamiento. Él que no deja a un lado el ocultamiento: esto ocurre tan mínimamente, que el desocultar, el poner a descubierto [Entbergen], requiere siempre del ocultar. Heideggeriana: ArtePensar
El misterio de la renombrada luz griega reside en el desocultamiento, en el des-encubrimiento que reina en ella. El cual pertenece al ocultamiento y se oculta él mismo, de tal forma, en verdad, que él, a través de este sustraerse, le deja a las cosas su permanencia, la que se manifiesta desde la delimitación. ¿No predominará tal vez una dependencia casi insospechada entre la reserva frente al destino y el todavía impensado como aún retraído desocultamiento? ¿No es acaso la reserva ante el destino la hace largo tiempo ya permanente retención del desocultamiento? ¿No conducirá, tal vez, la seña hacia el misterio de la aún impensada A-létheia, a la vez, al ámbito de la proveniencia del arte? ¿Vendrá desde este ámbito la llamada a la producción de las obras? ¿No tiene que apuntar la obra como obra hacia aquello no disponible para el hombre, hacia lo que se oculta por sí mismo, para que la obra no sólo diga lo que ya se sabe, conoce y hace? ¿Acaso la obra de arte no tiene que acallar aquello que se oculta, lo que oculto por sí mismo evoca en el hombre el recato ante aquello, que no se deja planificar ni controlar, ni calcular, ni hacer? Heideggeriana: ArtePensar
Por más difícil que sea para nosotros cumplir nuevamente lo hecho por los griegos al pensar al ente como fenómeno fuera del ocultamiento, como elevarse-fuera-del-ocultamiento (en el sentido de la physis), preguntamos: ¿qué ocurre en el hecho de elevarse-en-la-aletheia? ¿Qué es lo que se nombra de golpe con el verbo phyein? Heideggeriana: SeminarioThor1969
En la historia de ese ocultamiento del ser que es la historia de la metafísica, el pensamiento puede seguir, en efecto, la historia del ser mismo y emprender por consiguiente el siguiente paso de su camino: la consideración del ser como ser. Heideggeriana: SeminarioThor1969
A partir de aquí, el fragmento deviene: la eclosión tiene por necesidad propia el ocultamiento. En la traducción de Jean Beaufret: “Nada es más propio a la eclosión que el ocultamiento”, o mejor: “Nada es más querido a la eclosión que el ocultamiento”. Heideggeriana: SeminarioThor1969
Más que hacia la naturaleza – donde, no obstante el acento manifestatorio de nasci, el ocultamiento falta completamente – la physis; señala hacia la aletheia misma. En esta palabra de Heráclito aún es plenamente transparente el sentido positivo de la Vergessenheit, es transparente que el ser no está “sujeto al olvido” sino que, en tanto y por cuanto es manifestación, él mismo se oculta. Habiendo recordado esto, se reanuda el examen de la “cuestión del ser”. Heideggeriana: SeminarioThor1969
En el Gestell, el hombre es puesto en el apremio de corresponder a la explotación-consumo; la relación con la explotación-consumo obliga al hombre a ser en esta relación. El hombre no tiene la técnica en sus manos. Es el juguete de ella. En esta situación reina la más completa Seinsvergessenheit, el más completo ocultamiento del ser. La cibernética se convierte en el Ersatz de la filosofía y de la poesía. La politología, la sociología, la psicología, llegan a ser disciplinas preponderantes que no tienen ya la menor relación con su propio fundamento. En este sentido, el hombre moderno es el esclavo del olvido del ser. Heideggeriana: SeminarioThor1969