ontologisch-existenzialen Interpretation
Eso en lo que el Dasein ya siempre se comprende de esta manera, le es a él originariamente familiar. Esta familiaridad con el mundo no exige necesariamente una transparencia teorética de los respectos constitutivos del mundo como mundo. En cambio, la posibilidad de una INTERPRETACIÓN ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL explícita de estos respectos se funda en la familiaridad con el mundo que es constitutiva del Dasein, y que, a su vez, forma parte de la comprensión de ser del Dasein. Esta posibilidad sólo puede ser asumida explícitamente en la medida en que el Dasein se haya propuesto como tarea la interpretación originaria de su ser y de sus posibilidades, así como del sentido del ser en general. STJR §18
Si se mantiene esta fundamental INTERPRETACIÓN ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL del concepto de «sentido», entonces todo ente que tenga un modo de ser diferente del modo de ser del Dasein deberá ser concebido como sin sentido, como esencial y absolutamente desprovisto de sentido. «Sin sentido» no significa aquí una valoración, sino que expresa una determinación ontológica. Y sólo lo sin-sentido puede ser un contrasentido. Lo que está-ahí, en cuanto compareciente en el Dasein, puede, por así decirlo, ir en contra del ser del Dasein, como sucede, por ejemplo, con el desatarse de devastadores fenómenos de la naturaleza. STJR §32
Por consiguiente, la INTERPRETACIÓN ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL tampoco hace ninguna declaración óntica acerca de la «corrupción de la naturaleza humana», y no porque le falten los medios que serían necesarios para probarla, sino porque su problemática es anterior a todo pronunciamiento sobre corrupción e incorrupción. La caída es un concepto ontológico de movimiento. Ónticamente no queda decidido si el hombre está «embebido en el pecado», en un status corruptionis, si peregrina en un status integritatis o si se encuentra en un estadio intermedio, el status gratiae. Pero fe y «concepción del mundo», en la medida en que se pronuncien en tal o cual sentido, si declaran algo sobre el Dasein como estar-en-el-mundo, tendrán que retornar a las estructuras existenciales que se han mostrado, supuesto que sus enunciados aspiren, al mismo tiempo, a una comprensión conceptual. STJR §38
Con el fin de acercarnos al ser de la totalidad del todo estructural, tomaremos como punto de partida los análisis concretos de la caída que acabamos de desarrollar. La absorción en el uno y en el «mundo» del que nos ocupamos, manifiesta una especie de huida del Dasein ante sí mismo como poder-ser-sí-mismo propio. Este fenómeno de la huida del Dasein ante sí mismo y ante su propiedad pareciera empero ser el menos indicado para servir de fundamento fenoménico para la investigación que va a seguir. En esta huida el Dasein justamente no se pone ante sí mismo. Darse la espalda a sí mismo, en conformidad con el rasgo más propio de la caída, lleva lejos del Dasein. Sin embargo, al investigar esta clase de fenómenos, es necesario cuidarse de no confundir la caracterización óntico-existentiva con la INTERPRETACIÓN ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL o, lo que es igual, de no pasar por alto los fenómenos positivos de aquélla que sirven de base para ésta. STJR §40
En las interpretaciones precedentes, que llevaron finalmente a la exposición del cuidado como ser del Dasein, lo importante era alcanzar los fundamentos ontológicos adecuados para el ente que somos nosotros mismos y que llamamos «hombre». Para ello fue necesario que desde el comienzo nuestro análisis se apartara de la dirección tradicional pero ontológicamente confusa y principialmente cuestionable, representada por la definición usual del hombre. Si se la mide por ésta, la INTERPRETACIÓN ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL podrá parecer extraña, especialmente si el «cuidado» se entiende, de un modo puramente óntico, como «preocupación» y «aflicción». Por esta razón será oportuno aducir ahora un testimonio preontológico, aunque su fuerza demostrativa sea «solamente histórica». STJR §42
La INTERPRETACIÓN ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL no es, en relación a la interpretación óntica, una mera generalización óntico-teorética. Tal generalización significaría tan sólo que todos los comportamientos del hombre están marcados ónticamente por la «preocupación» y regidos por una «dedicación» a algo. La «generalización» es ontológico-apriorística. No se refiere a propiedades ónticas que se presenten constantemente, sino a una estructura de ser ya subyacente en cada caso. Sólo ella hace ontológicamente posible la designación óntica de este ente como cura. La condición existencial de la posibilidad de las «preocupaciones de la vida» y de la «dedicación (a algo)» debe concebirse como cuidado en un sentido originario, es decir, ontológico. STJR §42
El resultado de la INTERPRETACIÓN ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL del fenómeno de la verdad ha sido el siguiente: 1. Verdad, en el sentido más originario, es la aperturidad del Dasein, aperturidad a la que pertenece también el estar al descubierto de los entes intramundanos. 2. El Dasein está cooriginariamente en la verdad y en la no-verdad. STJR §44
No parece necesario puntualizar una vez más que cuando en el curso de la interpretación existencial hablamos de la determinación «espacio-tempórea» del Dasein, esto no significa un estar-ahí del Dasein «en el espacio y en el tiempo». La temporeidad es el sentido de ser del cuidado. La constitución del Dasein y sus maneras de ser sólo son ontológicamente posibles sobre la base de la temporeidad, prescindiendo del hecho de si este ente se presenta o no «en el tiempo». Pero entonces también la espacialidad específica del Dasein deberá fundarse en la temporeidad. Por otra parte, la demostración de que esta espacialidad sólo es existencialmente posible por medio de la temporeidad no puede tener como finalidad la deducción del espacio a partir del tiempo, es decir, su disolución en puro tiempo. Si la espacialidad del Dasein es «abarcada» por la temporeidad, en el sentido de que queda existencialmente fundada por ella, esta relación entre espacio y tiempo, que deberá aclararse más adelante, es asimismo diferente de la primacía del tiempo sobre el espacio, en el pensamiento de Kant. Que las representaciones empíricas de lo que está-ahí «en el espacio» transcurran «en el tiempo», en cuanto sucesos psíquicos, y que de este modo lo «físico» también se presente mediatamente «en el tiempo», no es en absoluto una INTERPRETACIÓN ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL del espacio como forma de la intuición, sino la constatación óntica de que el ente que está psíquicamente ahí transcurre «en el tiempo». STJR §70
En el curso de la elaboración del concepto vulgar del tiempo se echa de ver una curiosa vacilación respecto del carácter «subjetivo» u «objetivo» que se le deba atribuir al tiempo. Allí donde se lo concibe como siendo en sí, es atribuido, sin embargo, preferentemente al «alma». Y allí donde tiene el carácter de un fenómeno de conciencia, funciona, en cambio, «objetivamente». En la interpretación hegeliana del tiempo ambas posibilidades quedan en cierto modo superadas. Hegel intenta determinar la conexión entre «tiempo» y «espíritu» a fin de hacer comprensible desde allí, por qué el espíritu, en cuanto historia, «cae en el tiempo». La interpretación hecha más arriba de la temporeidad del Dasein y de la pertenencia a ella del tiempo del mundo parece coincidir con Hegel en el resultado. Pero, dado que el presente análisis del tiempo se distingue fundamentalmente, ya en su planteamiento inicial, del análisis de Hegel, y que su finalidad, es decir, su intención ontológico-fundamental se orienta justamente en dirección contraria a la suya, una breve exposición de la concepción hegeliana de la relación entre tiempo y espíritu puede servir para aclarar indirectamente, y para concluir en forma provisional la INTERPRETACIÓN ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL de la temporeidad del Dasein, la interpretación del tiempo del mundo y la del origen del concepto vulgar del tiempo. STJR §78
Provisionalmente, se trataba tan sólo de mostrar, en general, la «conexión» entre el uso del reloj y la temporeidad que se toma tiempo. Así como el análisis concreto del pleno desarrollo del cálculo astronómico del tiempo forma parte de la INTERPRETACIÓN ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL del descubrimiento de la naturaleza, así también el fundamento de la «cronología» calendario-historiográfica sólo puede ponerse al descubierto dentro del ámbito de problemas del análisis existencial del conocimiento histórico. STJR §80
¿Cómo se muestra inmediatamente para la ocupación circunspectiva cotidiana eso que llamamos «el tiempo»? ¿En qué modo del trato ocupado que usa útiles se hace explícitamente accesible? Si con la aperturidad del mundo el tiempo queda hecho público, y si con el estar al descubierto del ente intramundano – estar al descubierto que es propio de la aperturidad del mundo – , el tiempo ya se ha vuelto siempre objeto de ocupación, en cuanto el Dasein, contando consigo mismo, calcula su tiempo, entonces el comportamiento en el que «uno» se rige explícitamente por el tiempo consiste en el uso del reloj. El sentido tempóreo-existencial del uso del reloj se revela como una presentación del puntero en movimiento. El seguimiento presentante de las posiciones del puntero, cuenta. Esta presentación se temporiza en la unidad extática de un retener que está a la espera. Presentando, retener el «entonces» significa: diciendo-ahora, estar abierto para el horizonte del antes, es decir, del ahora-ya-no-más. Presentando, estar a la espera del «luego» significa: diciendo-ahora, estar abierto para el horizonte del después, esto es, del ahora-todavía-no. Lo que se muestra en dicha presentación es el tiempo. ¿Cuál es entonces la definición del tiempo que se manifiesta en el horizonte del uso ocupado y circunspectivo del reloj, de ese uso que se toma tiempo? Es lo numerado que se muestra en el seguimiento presentante y numerante del puntero en movimiento, de tal modo que la presentación se temporiza en la unidad extática con el retener y el estar a la espera horizontalmente abiertos según lo anterior y posterior. Ahora bien, esto no es otra cosa que la INTERPRETACIÓN ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL de la definición del tiempo dada por Aristóteles: touto gar estin ho chronos, arithmos kineseos kata to proteron kai hysteron. «Porque el tiempo es lo numerado en el movimiento que comparece en el horizonte de lo anterior y posterior». Esta definición puede parecer extraña a primera vista, pero se muestra como «evidente» y genuinamente lograda cuando se delimita el horizonte ontológico-existencial de donde Aristóteles la tomó. El origen del tiempo que de esta manera se manifiesta no es problema para Aristóteles. Antes bien, su interpretación del tiempo se mueve en la dirección del modo «natural» de comprender el ser. Pero, como esta comprensión misma y el ser en ella comprendido se han vuelto radicalmente problemáticos en la presente investigación, solamente una vez que hayamos resuelto el problema del ser, será posible interpretar temáticamente el análisis aristotélico del tiempo, de tal manera que ese análisis adquiera una significación fundamental para la positiva apropiación, críticamente circunscrita, del planteamiento de la ontología antigua en general. STJR §81