Grassi (1999:95-97) – A dupla tese de Heidegger: fim da filosofia e primazia da linguagem poética

Tal vez parezca extraño que antes de hablar de los problemas de la tradición humanista me refiera a una de las doctrinas de Heidegger. En su conferencia El final de la filosofía y la tarea del pensar,1 Heidegger hace una afirmación sobre el «final de la filosofía». Su tesis es que «la filosofía finaliza en la época actual». Sin embargo, no se trata de un juicio negativo, pues Heidegger subraya que una época del pensamiento ha llegado a su conclusión final: «El final de la filosofía es el lugar en el que se reúne la totalidad de su historia en su posibilidad límite».

El pensamiento occidental tradicional (que comienza con Platón, no con los presocráticos) parte del problema de la existencia como algo dado, para a continuación dar respuesta a la pregunta por el ser mediante un proceso de inferencia racional, discutiendo esta cuestión en el contexto de la relación entre la existencia y el pensamiento como el problema de la verdad lógica. Heidegger sostiene que aquí se ha pasado por alto un problema más básico, el problema del desocultamiento, de la apertura, de la Lichtung en que la existencia misma aparece. Heidegger escribe: «El sustantivo Lichtung remite al verbo lichten. El adjetivo licht es la misma palabra que leicht. Etwas lichten significa: aligerar, liberar, abrir algo, como por ejemplo despejar el bosque de árboles en un lugar. El espacio libre que resulta es la Lichtung. Ahora bien, das Lichte, en el sentido de libre y abierto, no tiene ni lingüística ni temáticamente nada que ver con el adjetivo licht, que significa hell. (…) Pero la luz nunca crea la Lichtung, sino que la presupone. Sin embargo, lo abierto no sólo está libre para lo claro y lo oscuro, sino también para el sonido y para el eco que se va extinguiendo. La Lichtung es lo abierto para todo lo presente y ausente».

En consecuencia, el problema tradicional de la lumen naturale es el presupuesto de la metafísica tradicional, pero no es el problema originario porque la luz brilla sólo en el lugar donde el bosque ya está despejado (gelichtet). Sólo en esta Lichtung puede haber una diferencia entre la luz y la oscuridad. Las cosas, los seres humanos, los dioses y las artes pueden surgir y mostrarse sólo en esta Lichtung: la historicidad del ser-ahí y de las cuestiones relacionadas con ella.

Así pues, el nuevo problema es «originario» porque, desde el punto de vista estrictamente histórico, es la cuestión directriz de los presocráticos, por ejemplo de Heráclito y Parménides. Heidegger muestra esto mediante su interpretación de los fragmentos de los presocráticos. Este problema es la cuestión del «desocultamiento» (Unverborgenheit) o, mejor aún, la cuestión de la estructura del marco originario en que puede tener lugar el «ser-ahí». Por tanto, ya no hace falta preguntar por lo que existe a la manera de la metafísica racional y deductiva tradicional. Más bien, podemos preguntar sobre el proceso originario de cómo y dónde el ser de lo que es llega a abrirse, se revela o aparece (phainestai).

La tesis decisiva de Heidegger en este contexto es que no es la palabra racional quien puede reclamar aquí la primacía, tal como sucedía en la metafísica tradicional, sino la palabra poética y metafórica, que posee el poder originario de despejar un sendero. El lenguaje es la «casa del ser».2 Heidegger sostiene que el ser-ahí del hombre tiene su residencia en el lenguaje, de modo que «ninguna cosa sea donde falta la palabra».

Heidegger escribe en su interpretación del poema de Stefan George Das Wort: «el último verso, ninguna cosa sea donde falta la palabra, apunta hacia la relación entre palabra y cosa de tal manera que la palabra misma es la relación en tanto que sostiene toda cosa hacia su ser y la mantiene en él. Sin la palabra que de este modo retiene la totalidad de las cosas, el “mundo” se hundiría en la oscuridad incluyendo al yo que lleva al borde de su país, hasta la fuente de los nombres y todo lo que encuentra como prodigio o sueño». Esta es la originariedad de la palabra poética.

El punto de partida de Heidegger es su interpretación de los fragmentos de Parménides y Heráclito, del coro de la Antígona de Sófocles y de los poemas de Hölderlin y Trakl. Desde ahí, ofrece la tesis de que el poeta es quien funda el tiempo y el lugar del ser-ahí. Aquí, mi plan no es discutir estas ideas de Heidegger, por lo que podemos dejar abierta la cuestión de si y cómo justifica Heidegger sus tesis, más allá del recurso a la autoridad de los pensadores presocráticos y de los poetas alemanes tal como él los interpreta. Esta cuestión condujo, por ejemplo, a Herbert Marcuse a decir que Ser y tiempo es una obra epocal, aunque su tesis sobre la función del lenguaje poético se puede considerar simplemente equivocada.

  1. Martin Heidegger, «El final de la filosofía y la tarea del pensar», en id., ¿Qué es filosofía? (trad. J.L. Molinuevo), Madrid, Narcea, 1980, pp. 95-118.[]
  2. Martin Heidegger, De camino al habla (trad. Y. Zimmermann), Barcelona, Serbal, 1990, p. 149.[]