GA58:48-49 – fontes do passado

También a partir de algo de lo que se tiene experiencia en el mundo compartido —narraciones, informes, transmisiones— pueden formarse fuentes: tradición (Tradition). Es un gran misterio cómo, a partir de eso que nos encontramos en el mundo circundante (Umweltvorfindlichkeiten), se construye un mundo que, por principio, no es posible encontrar de manera intuitiva y actual; misterio que está todavía lejos de ser visto siquiera como tal.

A partir de lo que nos encontramos en el mundo circundante y el mundo compartido se entrecruzan procesos típicos que, de un modo u otro, posibilitan un retroceso. ¿Adonde? Al pasado (Vergangenheit). ¿Cómo está ahí ese mismo pasado? También únicamente en manifestaciones. Lo que nos encontramos en el mundo circundante y compartido pertenece siempre a un presente actual (Gegenwart), se da en el círculo específico de comprensibilidad (Verständlichkeit) accesible que es propio del presente en cuestión. Por consiguiente, las interpretaciones de eso que nos encontramos como fuentes (Quellen) «para» un pasado y para su conocimiento histórico se efectúan, en cada caso, en el medio del nivel de comprensibilidad de ese presente que mira atrás, en dirección al pasado. Aunque sea oscura, casi míticamente, dicho pasado está ya flotando ante nosotros con una cierta imagen transmitida desde donde sea, y encuentra ahora una nueva expresión mediante las fuentes. Sin embargo, en tanto que este nuevo contexto de interpretación surge de un presente, está marcado en su aspecto por dicho presente, por lo que puede pasar a formar parte, junto con el pasado que expone, de una nueva situación del pasado, y sucumbir a las nuevas interpretaciones y conformaciones que lo ven desde el presente posterior.

Los nexos de expresión funcionales, totalmente autónomos y particulares, precisan una investigación sistemática para la que ni siquiera están aclarados los conceptos fundamentales más primitivos.

[49] [A quien ha visto estas conexiones aunque sea toscamente y desde la más lejana lejanía, el escepticismo histórico —que, abofeteándose a sí mismo, habla todo el tiempo de un modo ahistórico y fundamentalmente obsoleto— le produce un efecto sencillamente cómico. Sin embargo, esta comicidad de la historia universal, acentuada en el libro «europeo» “Decadencia” de Occidente, se convierte en una pose en cuanto los fantoches espirituales juegan con ella y los movimientos juveniles enferman de ella. No obstante, quizá sea necesaria la infestación radical con ese veneno para que nosotros o las próximas generaciones vuelvan por lo menos a prestar oído a lo que más íntimamente les incumbe.] (GA58ES:59-60)