GA51:17-18 – vontade metafísica da história acontecida (Geschichte)

Una cosa es que haya reinos que perduren milenios por perpetuarse en su estado (Bestand) y otra cosa bien diferente es que dominios universales sean planificados a sabiendas por milenios y se asegure este estado a propósito, viendo así una meta conforme a esencia en el hecho de que dure lo más posible el mayor orden posible de contingentes humanos tan grandes como sean posibles. Esta voluntad (Wille) es, desde hace tres siglos, la oculta esencia metafísica de la modernidad (verborgene metaphysische Wesen der Neuzeit). Aparece bajo esbozos y ropajes diversos que no están seguros ni de sí mismos, ni de su esencia. Que esta voluntad obtenga en el siglo veinte la figura de lo incondicionado, lo ha pensado ya de antemano Nietzsche con claridad. Tanto el querer acompañar a esa voluntad de dominación incondicionada del hombre sobre la tierra como la ejecución de esa voluntad, albergan en sí esa sumisión a la técnica que, por ello, no aparece tampoco ni como contravoluntad, ni como no-voluntad (Widerwille und Unwille,), sino como voluntad, lo que significa que también aquí es realmente efectiva.

Donde se interpreta la ejecución de esa voluntad metafísica como «producto» del egoísmo y arbitrariedad de «dictadores» y «estados autoritarios», sólo habla el cálculo político y la propaganda, o bien la carencia de presentimiento metafísico de un saber atascado desde hace siglos, o ambas cosas juntas. Puede que las circunstancias políticas, las situaciones económicas, el crecimiento demográfico y cosas similares sean los motivos y sectores más próximos para la ejecución de esa voluntad metafísica de la historia acontecida (Geschichte) del mundo moderno, pero nunca son su fundamento ni su «meta» (Ziel). La voluntad de conservación (Wille zur Erhaltung), y esto significa siempre la voluntad de incremento de la vida y de su duración, trabaja a sabiendas contra el ocaso, sin ver en aquello que tiene poca duración más que lo defectuoso y sin vigor (Mangelhafte und Unkräftige).

Por el contrario, en lo griego, por lo que respecta al inicio de nuestra historia acontecida, el ocaso era lo que sólo da una vez (Untergang das Einmalige), lo instantáneo (Augenblickliche), lo magno y digno de gloria (Ruhmwürdige und das Große); pero en este caso hay que distinguir, desde luego, entre ocaso, por estar en camino a algo que sólo se da una vez, y perecer a base de estancarse en lo habitual. Lo imperecedero del inicio no consiste ni en que sus consecuencias perduren el mayor tiempo posible, ni en la extensión lo más amplia posible de sus efectos, sino en la rareza y unicidad del retorno transformado de lo en él originario. Por eso no podemos experienciar tampoco el inicio mediante la posesión de meras nociones históricas de lo precedente, sino sólo en un poner en obra aquello que en el inicio le advino esencialmente al saber. (GA51ES:46-47)

Excertos de

Heidegger – Fenomenologia e Hermenêutica

Responsáveis: João e Murilo Cardoso de Castro

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