GA39:89-90 – transferimos as tonalidades afetivas ao eu-sujeito

Merino Riofrio

Porque hace mucho tiempo hemos sido desviados y, de antemano, tomamos al hombre como una cosa corporal dotada de un alma y sus procesos; y porque, además, tomamos este alma ante todo como un “yo”, transferimos las “tonalidades afectivas” a este “yo-sujeto”. Actualmente, el conocer y el querer, en tanto procesos subjetivos son referidos o están relacionados, todavía al menos, a objetos; pero a las “tonalidades afectivas” les falta, las más de las veces, este nexo con objetos, resultando así ser lo puramente “subjetivo”. Cuando las tonalidades afectivas están allí, en el “yo”, allí deben también surgir, es decir, nuevamente son causadas por otros estados sicosomáticos. Las “tonalidades afectivas” son transferidas al sujeto, y este sujeto las pone otra vez, desde sí, en los (88) objetos, con ayuda de la denominada empatia. Las tonalidades afectivas son, pues, algo así como un guante que, tan pronto se pone, como tan pronto se deja en cualquier lado.

En contraste con eso, hay que decir: las tonalidades afectivas no son puestas en el sujeto o en los objetos, sino que nosotros somos transpuestos (ver-setzt), a una con lo ente, en las tonalidades. Las tonalidades afectivas son lo poderoso radicalmente envolvente que —a una— a nosotros y a las cosas nos sobrevienen. Esto suena fantástico; pero es mucho más fantástico, es decir, está mucho más apartada de toda realidad verdadera, aquella representación del hombre como cosa corporal provista de un alma que nos es tan corriente, y que nos deja en la estacada justo cuando debemos presentir de un modo pertinente la esencia del temple, es decir, correctamente el Dasein del hombre. Sería igualmente erróneo poner las tonalidades afectivas sólo como “manifestaciones subjetivas” en el sujeto — en cuyo interior las manifestaciones ascenderían como burbujas de aire en un vaso de agua—, tanto como querer explicarlas por el influjo de las cosas sobre nuestros nervios. Más bien el Dasein del hombre, cooriginariamente con el ente en cuanto tal, es transpuesto a las tonalidades afectivas. De esta cooriginariedad habla el “con vosotras” (v. 4). El duelo sagrado (queja) con lo patrio no es algo casual ni un adorno poemático (poetische), sino que aquí se dice — poética (dichterisch) y fundamentalmente — algo esencial sobre el Ser.

McNeill & Ireland

Original

Excertos de

Heidegger – Fenomenologia e Hermenêutica

Responsáveis: João e Murilo Cardoso de Castro

Twenty Twenty-Five

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