Urge la pregunta: ¿serán los sitios primero y sólo el resultado, la consecuencia del situar? ¿O recibe el situar su mismidad a partir de la acción de los sitios encontrados? Si eso fuera exacto, tendríamos que buscar la mismidad del espaciar en la FUNDAMENTACIÓN de sitios, y considerar al sitio como la correlación de sitios. Heideggeriana: ArteEspacio
En este proyecto universal de filosofía fenomenológica podía adscribírsele también su lugar sistemático a la Investigaciones lógicas, que habían permanecido, por así decir, filosóficamente neutrales. Estas aparecieron en el mismo año, 1913, en una segunda edición y en la misma editorial. La mayoría de las investigaciones habían sido sometidas desde luego entre tanto a “profundas reelaboraciones”. La sexta Investigación, la “más importante en el respecto fenomenológico” (Prólogo a la segunda edición), había sido de todas formas retirada. Pero también el artículo con el que Husserl había contribuido al primer volumen de la recién fundada revista Logos, a saber: “La fenomenología como ciencia estricta” (1910-1911), hubo de esperar a las Ideas relativas a una fenomenología pura para que sus tesis programáticas alcanzaran una FUNDAMENTACIÓN suficiente. Heideggeriana: CaminoFenomenologia
Claro que para eso también es necesario librarse de las representaciones ingenuas que se suelen tener del materialismo, así como de las críticas baratas que se le suelen echar en cara. La esencia del materialismo no consiste en la afirmación de que todo es materia, sino, más bien, en una determinación metafísica según la cual todo ente aparece como material de trabajo. La concepción metafísica moderna de la esencia del trabajo ha sido pensada ya con antelación en la Fenomenología del espíritu de Hegel como el proceso que se dispone a sí mismo de la producción incondicionada, es decir, como objetivación de lo efectivamente real por parte del hombre, experimentado éste como subjetividad. La esencia del materialismo se oculta en la esencia de la técnica, sobre la que ciertamente se escribe mucho, pero se piensa poco. En su esencia, la técnica es un destino, dentro de la historia del ser, de esa verdad del ser que reside en el olvido. En efecto, dicha técnica no sólo procede etimológicamente de la techne griega, sino que también procede desde el punto de vista histórico esencial de la techne comprendida como uno de los modos de la aletheuein, esto es, del hacer que se manifieste lo ente. En cuanto figura de la verdad, la técnica se funda en la historia de la metafísica. Y esta misma es una fase destacada, y hasta ahora la única abarcable, de la historia del ser. Podemos adoptar distintas posturas en relación con las doctrinas del comunismo y su FUNDAMENTACIÓN, pero lo que no cambia desde el punto de vista de la historia del ser es que en él se expresa una experiencia elemental de lo que es historia universal. El que entienda el “comunismo” solamente como un “partido” o como una “concepción del mundo” piensa tan cortamente como los que bajo el título de “americanismo” sólo entienden, y encima de modo despectivo, un particular estilo de vida. El peligro hacia el que se ve empujada Europa cada vez de modo más visible consiste probablemente en que, sobre todo, su pensar — que antaño fuera su grandeza — queda relegado por detrás del curso esencial del incipiente destino mundial, el cual, sin embargo, sigue estando determinado de modo europeo en lo que respecta a los rasgos fundamentales del origen de su esencia. Ninguna metafísica, ya sea idealista, materialista o cristiana, puede, según su esencia, y de ningún modo recurriendo solamente a los esfuerzos por desplegarse, re-tener y recuperar todavía el destino, es decir, alcanzar y recoger con su pensamiento lo que, en un sentido pleno del ser, es ahora. Heideggeriana: CartaHumanismo
Debemos seguir llamando “humanismo” a este “humanismo” que se declara en contra de todos los humanismos existentes hasta la fecha, pero que al mismo tiempo no se alza como portavoz de lo inhumano? ¿Y eso tal vez con el único propósito de aprovechar que se comparte el uso de tal rótulo para seguir nadando en compañía de las corrientes reinantes, que se encuentran ahogadas por el subjetivismo metafísico y sumidas en el olvido del ser? ¿O tal vez el pensar deba atreverse, por medio de una resistencia abierta contra el “humanismo”, a dar un empujón que logre que surjan por fin dudas sobre la humanitas del homo humanus y su FUNDAMENTACIÓN? De esta manera, y suponiendo que este instante de la historia universal no esté apremiando ya en esa dirección, podría despertar una reflexión que no sólo piense en el hombre, sino en la “naturaleza” del hombre, y no sólo en la naturaleza, sino, de modo más inicial todavía, en la dimensión en la que la esencia del hombre, determinada desde el ser mismo, encuentra su lugar. ¿No deberíamos tal vez seguir soportando durante algún tiempo, dejando que se acaben desgastando por sí mismos lentamente, los inevitables malentendidos a los que ha estado expuesto hasta ahora el camino del pensar en el elemento de ser y tiempo? Dichos malentendidos son consecuencia de la interpretación que aplica a posteriori de manera natural lo leído o tan sólo repetido a lo que ya cree saber antes de la lectura. Todos denotan la misma construcción y el mismo fundamento. Heideggeriana: CartaHumanismo
En la ciencia y la filosofía moderna la conciencia crítica está demasiado despierta como para que aquella pretenda adueñarse de nuestra cultura con injustificadas y mal fundadas pretensiones de poder; está tan viva que junto al reconocimiento de lo indispensable de una última FUNDAMENTACIÓN metafísica (la hypothesis platónica), dedica sin embargo siempre una parte principal de su fuerza a la resolución de problemas de la teoría del conocimiento es decir, en un sentido más amplío, a la resolución de problemas lógicos. Pues es cierto que hay un gran número de problemas de naturaleza gnoseológica que aguardan una solución, por fructífera que haya sido la investigación en los últimos decenios precisamente en este campo. Las ciencias de la naturaleza, como las ciencia culturales, se han vuelto problemáticas con respecto a su estructura lógica, y justamente su delimitación rigurosa unas de otras, y la justificación lógica de su independencia, es uno de los resultados principales de esta investigación. A pesar de esto hay, aún suficientes problemas particulares que requieren ser solucionados antes de que pueda ser emprendida la extensa tarea futura de (358) una teoría de la ciencia general. Un problema particular semejante será el objeto de la siguiente investigación. Pueden ser anticipadas algunas indicaciones generales sobre ciencia y teoría de la ciencia, para que la finalidad y el carácter propio de tales investigaciones esté presente en todo momento. Heideggeriana: TempoHistoria
En todo lo que nos rodea, nos importa y nos sale al encuentro, vamos mirando a la busca de fundamentos. Requerimos que se indique el fundamento de nuestros enunciados. Nos empeñamos en pedir la FUNDAMENTACIÓN de cada comportamiento. A menudo nos contentamos con los fundamentos más cercanos; a veces, indagamos en pos de fundamentos más distantes; finalmente, nos atrevemos a acercarnos a los fundamentos primeros y preguntamos por el fundamento último. En todo fundamentar y sondear estamos ya en camino hacia un fundamento. Lo que enuncia la proposición del fundamento es para nosotros, pues, cosa corriente y, por corriente, también de inmediato clara. A ello se debe igualmente que lo que la proposición del fundamento dice no esté, por de pronto, establecido propiamente como proposición, y menos todavía promulgado como ley. Heideggeriana: Fundamento1956
La perfección de la técnica no es sino el eco de la interpelación en pro de la perfectio, es decir, de la completud de la FUNDAMENTACIÓN. Esta interpelación habla, desde el principium reddendae rationis sufficientis, desde la proposición fundamental del fundamento suficiente que hay que emplazar. Como tránsito a lo que sigue, repitamos brevemente los pasos ahora dados en la marcha de nuestro pensar. Heideggeriana: Fundamento1956
¿Qué dice el porque? El porque rehúsa investigar el porqué y, por ende, la FUNDAMENTACIÓN. Se niega a fundamentar y sondear. Pues el porque es sin porqué; carece de fundamento; es, él mismo, el fundamento. Heideggeriana: Fundamento1956
Demorar, perdurar, perpetuarse es sin embargo el antiguo sentido de la [208] palabra ser. El porque, que se niega a toda FUNDAMENTACIÓN y a todo porqué, nombra el simple, puro preyacer sin porqué del que todo depende, sobre el que todo se aqueda. El porque nombra el fundamento. Pero, al mismo tiempo, el porque nombra, en cuanto “mientras que” (dieweilen), el perdurar: el ser. El porque nombra de consuno el ser y el fundamento, nombra el perdurar, el ser como fundamento. Ser y fundamento — en el porque — : lo mismo. Ambos se copertenecen. Heideggeriana: Fundamento1956
Esta FUNDAMENTACIÓN del ser, que apenas si ha llegado a conmemorarse, en lo más ente del ente parte, en conformidad con la pregunta metafísica, del ente en cuanto tal. Experimenta que el ente es. Que ser esencia [west] la roza, como al pasar. Pero la experiencia adopta, de modo inadvertido, el curso del preguntar metafísico de la pregunta que, en su posterior formulación por parte de Leibniz, dice así; ¿Por qué es en general el ente y no más bien nada? [Cfr. Was ist Metaphysik? [En Wegmarken; GA, 9. Hay tr. cast. de X Zubiri: ¿Qué es metafísica?, reed. en Siglo XX, Buenos Aires, 1970]] Heideggeriana: NiilismoSer
¿A qué habla? A un conjunto de proposiciones que hablan el lenguaje de la metafísica de su época, un lenguaje en el cual la filosofía de Leibniz pronuncia palabras decisivas. Se manifiesta de modo más claro por el hecho de que Humboldt determina la esencia del habla como energeia, entendiéndola de un modo enteramente extraño al griego. en el sentido de la Monadología de Leibniz, es decir, como actividad del sujeto. El camino al habla de Humboldt se orienta hacia el hombre, lleva a través del habla hacia otra cosa: dar la FUNDAMENTACIÓN y representación del desarrollo espiritual de la especie humana. Heideggeriana: CaminhoLinguagem
Si permanecemos, no obstante, en la nota de Nietzsche, antes que ninguna otra cosa hay que plantear la pregunta ya mencionada: ¿qué tiene que ver el nihilismo con los valores y con su desvalorización? Porque, de acuerdo con su concepto, “nihilismo” quiere decir, en efecto, que todo ente es nihil, “nada”; y presumiblemente algo sólo puede no valer nada porque y en la medida en que previamente y en sí mismo es nulo y es nada. La determinación de valor y la valoración de algo como algo que tiene valor, como algo valioso o no valioso, se funda en la determinación previa de si es, y cómo es, o de si, por el contrario, no es “nada”. El nihil y el nihilismo no están en una conexión esencial con la idea de valor. ¿Por qué, sin embargo, se comprende al nihilismo (y sin una FUNDAMENTACIÓN particular) como “desvalorización de los valores supremos”, como “caducidad” de los valores? Ahora bien, seguramente a la mayoría de nosotros, en el concepto y en la palabra “nada” nos resuena inmediatamente un tono valorativo, el de lo que no tiene valor. Decimos “nada” cuando una cosa deseada, supuesta, buscada, exigida, esperada, no está allí, no es. Si en algún lugar, por ejemplo, se hace una perforación en busca de un “yacimiento de petróleo” y la perforación no tiene éxito, se dice: no se encontró “nada”, no se encontró el supuesto yacimiento y lo que habría en él, no se encontró el ente buscado. “Nada” quiere decir: el no estar allí delante, el no ser de una cosa, de un ente. La “nada”, el nihil, alude por lo tanto al ente en su ser y es por lo tanto un concepto del orden del ser y no un concepto del orden del valor. (Habría que reflexionar sobre lo que señala Jakob Wackernagel en su Vorlesungen über Syntax [Lecciones de sintaxis, 2a. serie, 2a. ed.,1928, pág. 272: “En el alemán nicht(s) […] se encuentra la palabra que en gótico, en la forma waihts, […], sirve para traducir el griego pragma.”) Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Cuando Nietzsche, en la sección B del fragmento n. 12, denomina a los valores supremos, sin más FUNDAMENTACIÓN, “categorías de la razón”, esta caracterización es nuevamente lo mismo que enseñaba Kant y que había pensado previamente Aristóteles. La expresión categorías de “la razón” quiere decir: la razón, el pensar racional, el juzgar del entendimiento, el logos apophantikos, la “lógica”, son aquello con lo que las categorías están en una relación eminente y que contribuye a determinar su esencia. El tipo de esta relación entre las categorías y la razón, el pensar judicativo, es concebido, sin embargo, de manera diferente por Aristóteles, Kant y Nietzsche, en concordancia con el modo en que determinan en cada caso la esencia de la “razón” y del logos, es decir, la esencia del hombre, con el modo en que, en conexión con lo anterior, experimentan e interpretan el ente en cuanto tal que muestra su articulación en las categorías. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Puesto que lo que Nietzsche llama “valores cosmológicos” son las determinaciones supremas del ente en su totalidad, por ello puede hablar también de “categorías”. El hecho de que Nietzsche llame a estos valores supremos “categorías” sin más explicación ni FUNDAMENTACIÓN y que comprenda a las categorías como categorías de la razón muestra cuán decididamente piensa dentro del cauce de la metafísica. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Para abarcar el alcance de estas preguntas tenemos que reflexionar acerca de qué significa el dominio del pensamiento del valor en la metafísica. Éste conduce, en primer lugar, a que Nietzsche conciba la tarea de la metafísica futura como transvaloración de los valores. El dominio del pensamiento del valor al mismo tiempo da por supuesto, sin más comentario ni FUNDAMENTACIÓN, como algo obvio, que toda la metafísica anterior, la que precede históricamente a la metafísica de la voluntad de poder, es también, aunque de modo implícito, una metafísica de la voluntad de poder. Nietzsche concibe la totalidad de la filosofía occidental como un pensar en términos de valor y un contar con valores, como instauradora de valores. El ser, la entidad del ente, es interpretada como voluntad de poder. De improviso y como algo evidente para cualquiera, la historia de la metafísica aparece en todos los escritos y notas de Nietzsche a la luz del pensamiento del valor. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
De estas reflexiones se desprende lo siguiente: la indicación de que Nietzsche proyecta retroactivamente su propia posición metafísica fundamental — voluntad de poder como carácter fundamental del ente, posición de valores, origen de la posición de valores en la voluntad de poder — a la historia anterior de la metafísica no debe utilizarse como una fácil objeción para imputarle una deformación de la imagen de la historia o rechazar la legitimidad del pensamiento del valor. Incluso si tenemos que conceder que la interpretación que hace Nietzsche de la metafísica no coincide con lo que enseña la metafísica anterior, esa concesión necesita previamente de una FUNDAMENTACIÓN que vaya más allá de la mera prueba historiográfica de la diferencia entre la metafísica de Nietzsche y la anterior. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
El nuevo mundo de la nueva época tiene su fundamento histórico propio allí donde toda historia busca su fundamento esencial: en la metafísica, es decir en una nueva determinación de la verdad del ente en su totalidad y de la esencia de la verdad. Para la FUNDAMENTACIÓN de la metafísica de la época moderna la metafísica de Descartes es el comienzo decisivo. Su tarea fue la de fundar el fundamento metafísico para la liberación del hombre hacia la nueva libertad en cuanto autolegislación segura de sí misma. Descartes pensó por adelantado este fundamento en un sentido auténticamente filosófico, es decir desde necesidades esenciales, no como un adivino que predice lo que luego sucede sino adelantándose en el sentido de que lo pensado por él quedó como fundamento para lo que vino después. Profetizar no es la función de la filosofía, pero tampoco hacer de sabelotodo que va cojeando detrás de los acontecimientos. Al entendimiento común le place difundir una opinión según la cual la filosofía sólo tendría la tarea de, corriendo siempre detrás, aprehender una época, su pasado y su presente, en pensamientos y en los llamados conceptos, o incluso integrarla en un “sistema”. Se cree que, atribuyéndole esa tarea, se le ha rendido a la filosofía un particular homenaje. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Ciertamente, Descartes no se pronunció explícitamente sobre el carácter de esta proposición en cuanto proposición fundamental. No obstante, poseía una clara conciencia de su peculiaridad. Y sin embargo, los múltiples esfuerzos por hacer comprensible a sus contemporáneos su FUNDAMENTACIÓN de la metafísica y por atender a sus objeciones hicieron que se viera obligado a hablar partiendo del plano de lo que había anteriormente y a comentar así su propia posición fundamental desde un punto de vista externo, es decir siempre de modo inadecuado, proceso al que, ciertamente, está expuesto todo pensar esencial y que es ya la consecuencia de una relación oculta. A ella le corresponde el hecho de que un pensar, en la misma originariedad hacia la que se abre paso, se pone también a sí mismo su propio límite. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Lo que Nietzsche cree tener que aportar frente a Descartes como una perspectiva presuntamente nueva, que las “categorías” surgen del “pensar”, es precisamente la decisiva proposición del propio Descartes. Es cierto que Descartes se preocupa aún por buscar una FUNDAMENTACIÓN metafísica unitaria de la esencia del pensar en cuanto cogito me cogitare, mientras que Nietzsche, bajo la tutela del empirismo inglés, cae en la “explicación psicológica”. Pero puesto que también él explica las categorías desde el “pensar”, coincide con Descartes en aquello en lo que cree tener que distanciarse de él. Sólo el modo en el que explica el origen de ser y verdad desde el pensar es diferente: Nietzsche da al cogito sum otra interpretación. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
No obstante, en la medida en que toda metafísica determina el ser como lo más universal, testimonia ya algo: que se pone sobre el fundamento de una distinción de ser y ente de índole peculiar. Así pues, aunque la metafísica afirme siempre que ser es el concepto más universal, y por ello el más vacío e incapaz de recibir una determinación ulterior, por otra parte, sin embargo, toda posición metafísica fundamental piensa el ser siguiendo una interpretación propia. Aunque al hacerlo, se supone con facilidad la opinión de que, puesto que el ser es lo más universal, también la interpretación del ser se da por sí sola y no precisa ninguna otra FUNDAMENTACIÓN. Con la interpretación del ser como lo más universal no se dice nada sobre el ser mismo sino sólo sobre el modo en el que la metafísica piensa sobre el concepto de ser. Que la metafísica piensa de modo tan extraordinariamente carente de pensamiento, es decir desde el horizonte y en el modo del opinar y generalizar cotidiano, lo testimonia con toda claridad la circunstancia de que, a pesar de que hace uso de la distinción de ser y ente en todas partes, toda meditación sobre ella le sea tan decididamente lejana. Pero a pesar de esto, la distinción aparece constantemente dentro de la metafísica, y lo hace en un rasgo esencial que domina la estructura de la metafísica en todas sus posiciones fundamentales. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Vemos que en la historia de la proveniencia del pensamiento del valor la transformación de la idea en perceptio se vuelve decisiva. Sólo mediante la metafísica de la subjetividad se pone en libertad y entra entonces en juego sin trabas el rasgo esencial de la idea — ser lo que posibilita y condiciona — que en un principio estaba aún oculto y retenido. Lo más íntimo de la historia de la metafísica moderna consiste en el proceso por el que el ser adquiere el indiscutido rasgo esencial de ser condición de posibilidad del ente, es decir, en términos modernos, de lo re-presentado, de lo que está enfrentado, de los objetos. El paso decisivo en este proceso lo da la metafísica de Kant. Dentro de la metafísica moderna, constituye el centro, no sólo por la cronología sino desde una perspectiva histórico-esencial, por el modo en que se recoge en ella el comienzo de Descartes y se lo transforma en la confrontación con Leibniz. La posición metafísica fundamental de Kant se expresa en la proposición que el propio Kant determina, en la Crítica de la Razón Pura, como el principio supremo de su FUNDAMENTACIÓN de la metafísica (A 158, B 197). La proposición dice así: “Las condiciones de posibilidad de la experiencia en general son al mismo tiempo condiciones de posibilidad de los objetos de la experiencia”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Kant remite la metafísica en cuanto “disposición natural” a la “naturaleza del hombre”. ¡Como si la “naturaleza del hombre” estuviera determinada de modo unívoco! ¡Como si la verdad de esa determinación y la FUNDAMENTACIÓN de esa verdad no fueran en absoluto problemáticas! Podemos, por supuesto, señalar que el propio Kant (cfr. Kant und das Problem der Metaphysik, 1929, pág. 197 ss.; 2.a ed., pág. 185 ss.) quiere expresamente que las cuestiones fundamentales de la metafísica y de la filosofía en general se remitan a la pregunta: “¿qué es el hombre?”. Podemos mostrar, incluso, por medio de una interpretación rectamente conducida de la filosofía kantiana, que Kant analiza la “naturaleza interna” del hombre y para ello hace uso de la distinción de ser y ente, y que reivindica como la esencia de la razón humana algo que señala en dirección de esa distinción. En efecto, Kant demuestra que, y cómo, el entendimiento humano piensa de antemano, a priori, en categorías, y que por medio de ellas se posibilita una objetividad de los objetos y un “conocimiento objetivo”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
Entendemos bajo ontología fundamental la FUNDAMENTACIÓN de la ontología en general. A esto pertenece: 1. la FUNDAMENTACIÓN ostensiva de la interna posibilidad de la pregunta por el ser como el problema fundamental de la metafísica — la interpretación del Dasein como temporeidad; 2. la explicitación de los problemas fundamentales involucrados en la pregunta por el ser — la exposición temporal (temporale) del problema del ser; 3. el desarrollo de la autocomprensión de esta problemática, su tarea y su límite — la reversión (Umschlag). Heideggeriana: Transcendencia ANEXO
Se dio como resultado que el problema fundamental de la metafísica exige, en su radicalización y universalización, una interpretación del Dasein en vista de la temporeidad, a partir de la cual debe elucidarse la interna posibilidad de la comprensión de ser y, por lo tanto, de la ontología — pero no para que esta interna posibilidad sea simplemente sabida; sólo se la comprende en la realización, es decir, en la elaboración de la problemática fundamental misma (en los cuatro problemas capitales expuestos). Este todo de la FUNDAMENTACIÓN y elaboración de la ontología es la ontología fundamental; ella es 1. analítica del Dasein y 2. analítica de la temporalidad (Temporalität) del ser. Pero esta analítica temporal es, a la vez, la vuelta (Kehre), en que la ontología misma regresa expresamente a la óntica metafísica, en la cual ella está inexpresamente siempre. Es cosa de traer la ontología, a través de la movilidad (Bewegtheit) de la radicalización y universalización, a la reversión que en ella es latente. Allí se consuma el volver, y llega a la reversión hacia la metontología. Heideggeriana: Transcendencia ANEXO
En el ser-aquí se le devuelve al hombre el fundamento esencial y durante mucho tiempo infundamentado gracias al cual el hombre puede ex-sistir. Aquí, “existencia” no significa existentia en el sentido del aparecer y del “Dasein” (estar ahí delante) de un ente. Pero “existencia” tampoco significa aquí, al modo “existencial”, el esfuerzo moral del hombre por su sí-mismo edificado sobre una constitución corporal y anímica. La ex-sistencia que tiene sus raíces en la verdad como libertad es la ex-posición en el desocultamiento de lo ente como tal. Todavía incomprendida, ni siquiera necesitada de una FUNDAMENTACIÓN esencial, la ex-istencia del hombre histórico comienza en ese instante en el que el primer pensador se pone al servicio del desocultamiento de lo ente preguntando qué sea lo ente. En esta pregunta es en donde por vez primera se experimenta el desocultamiento. Lo ente en su totalidad se desvela como physis, la “naturaleza”, que aquí todavía no alude a un ámbito especial de lo ente, sino a lo ente como tal en su totalidad, concretamente con el significado de un venir surgiendo y brotando a la presencia. La historia sólo comienza cuando lo ente es elevado y preservado expresamente en su desocultamiento y cuando esa preservación es concebida desde la perspectiva de la pregunta por lo ente como tal. El inicial desencubrimiento de lo ente en su totalidad, la pregunta por lo ente como tal y el inicio de la historia occidental son lo mismo y son simultáneos en un “tiempo” que, siendo él mismo inconmensurable, abre por vez primera lo abierto, es decir, la apertura, a cualquier medida. Heideggeriana: EssenciaVerdade
Nosotros decimos: El Dasein humano — nuestro ser, es uno histórico. Esto ha de quedar, por lo pronto, como una afirmación. La cual requiere de una FUNDAMENTACIÓN. Esta la ganaremos mediante la respuesta a la pregunta: en qué consiste la esencia de la historia. Heideggeriana: FilosofiaAlema
Con esto podemos estimar plenamente lo que significa: “Desde que somos un diálogo… Desde que los dioses nos llevan al diálogo, desde que el tiempo es tiempo, el fundamento de nuestra existencia es un diálogo. La proposición de que el habla es el acontecimiento más alto de la existencia humana ha obtenido así su explicación y FUNDAMENTACIÓN. Heideggeriana: EssenciaPoesia
Pero al ser nombrados los dioses originalmente y llegar a la palabra la esencia de las cosas, para que por primera vez brillen, al acontecer esto, la existencia del hombre adquiere una relación firme y se establece en una razón de ser. Lo que dicen los poetas es instauración, no sólo en sentido de donación libre, sino a la vez en sentido de firme FUNDAMENTACIÓN de la existencia humana en su razón de ser. Si comprendemos esa esencia de la poesía como instauración del ser con la palabra, entonces podemos presentir algo de la verdad de las palabras que pronunció Hölderlin, cuando hacía mucho tiempo la noche de la locura lo había arrebatado bajo su protección. cinco — Esta quinta palabra-guía la encontramos en el gran poema, poema inmenso que principia: En azul amable florece el techo metálico del campanario (VI, 24 s. ). Aquí dice Hölderlin (v. 32 s.): Pleno de méritos, pero es poéticamente como el hombre habita esta tierra. Heideggeriana: EssenciaPoesia
Una de las maneras esenciales en que la verdad se establece en ese ente abierto gracias a ella, es su ponerse a la obra. Otra manera de presentarse la verdad es la acción que funda un Estado. Otra forma en la que la verdad sale a la luz es la proximidad de aquello que ya no es absolutamente un ente, sino lo más ente de lo ente. Otro modo de fundarse la verdad es el sacrificio esencial. Finalmente, otra de las maneras de llegar a ser de la verdad es el cuestionar del pensador, que nombra el pensar del ser como tal en su cuestionabilidad, o lo que es lo mismo, como digno de ser cuestionado. Frente a esto, la ciencia no es ningún tipo de acontecimiento originario de la verdad, sino siempre la construcción de un ámbito de la verdad, ya abierto, por medio de la FUNDAMENTACIÓN y la aprehensión de aquello que se muestra exacto dentro de su círculo de un modo posible y necesario. Cuando y en la medida en que una ciencia va más allá de lo exacto para alcanzar una verdad, esto es, un desvelamiento esencial de lo ente en cuanto tal, dicha ciencia es filosofía. Heideggeriana: ObraArte
La donación y FUNDAMENTACIÓN tienen el carácter no mediado de aquello que nosotros llamamos inicio. Ahora bien, el carácter no mediado del inicio, lo característico del salto fuera de lo que no es mediable, no sólo no excluye, sino que incluye que sea el inicio el que se prepare durante más tiempo y pasando completamente desapercibido. El auténtico inicio es siempre, como salto, un salto previo en el que todo lo venidero ya ha sido dejado atrás en el salto, aunque sea como algo velado. El inicio ya contiene de modo oculto el final. Desde luego, el auténtico inicio nunca tiene el carácter primerizo de lo primitivo. Lo primitivo carece siempre de futuro por el hecho de carecer de ese salto y salto previo que donan y fundamentan. Es incapaz de liberar algo fuera de sí, porque no contiene nada fuera de aquello en lo que él mismo está atrapado. Heideggeriana: ObraArte
Por el contrario, el inicio siempre contiene la plenitud no abierta de lo inseguro, esto es, del combate con lo seguro. El arte como poema es fundación en el tercer sentido de provocación de la lucha de la verdad, esto es, es fundación como inicio. Siempre que, como ente mismo, lo ente en su totalidad exige la FUNDAMENTACIÓN en la apertura, el arte alcanza su esencia histórica en tanto que fundación. Esta ocurrió por vez primera en Occidente, en el mundo griego. Lo que a partir de entonces pasó a llamarse ser, fue puesto en obra de manera normativa. Lo ente así abierto en su totalidad se convirtió a continuación en lo ente en sentido de lo creado por Dios. Esto ocurrió en la Edad Media. Lo ente se transformó nuevamente al principio y en el transcurso de la Edad Moderna. Lo ente se convirtió en un objeto dominable por medio del cálculo y examinable hasta en lo más recóndito. En cada ocasión se abrió un mundo nuevo con una nueva esencia. Cada vez, la apertura de lo ente hubo de ser instaurada en lo ente mismo por medio de la fijación de la verdad en la figura. Cada vez aconteció un desocultamiento de lo ente. El desocultamiento se pone a la obra y el arte consuma esta imposición. Heideggeriana: ObraArte
El arte es el poner a la obra de la verdad. En esta frase se esconde una ambigüedad esencial, puesto que la verdad puede ser tanto el sujeto como el objeto de ese poner. Pero aquí, sujeto y objeto son nombres poco adecuados. Impiden pensar esa doble esencia, tarea que ya no debe formar parte de estas reflexiones. El arte es histórico y en cuanto tal es el cuidado creador de la verdad en la obra. El arte acontece como poema. Éste es fundación en el triple sentido de donación, FUNDAMENTACIÓN e inicio. Como fundación el arte es esencialmente histórico. Esto no quiere decir únicamente que el arte tenga una historia en el sentido externo de que, en el transcurso de los tiempos, él mismo aparezca también al lado de otras muchas cosas y él mismo se transforme y desaparezca ofreciéndole a la ciencia histórica aspectos cambiantes. El arte es historia en el esencial sentido de que funda historia. Heideggeriana: ObraArte
La esencia del pueblo se funda en la historicidad de los que se pertenecen a partir de la pertenencia al dios. Del evento, en donde esta pertenencia se funda históricamente, surge recién la FUNDAMENTACIÓN de por qué “vida” y cuerpo, procreación y género, linaje, dicho en palabra fundamental: la tierra, pertenecen a la historia y a su manera retoman nuevamente en sí la historia y en todo ello sirven sólo a la contienda de tierra y mundo, llevados por el más íntimo temor de ser un incondicional. Pues su esencia está así, porque íntima a la contienda, a la vez cerca del evento. Heideggeriana: EreignisFuturos
¿Qué es el conocimiento? ¿Qué es aquello por lo que propiamente preguntamos cuando formulamos la pregunta por la esencia del conocimiento? A la posición del hombre occidental en medio del ente, a la determinación, FUNDAMENTACIÓN y despliegue de esa posición respecto del ente, es decir a la determinación esencial del ente en su totalidad, es decir a la metafísica occidental, le es propia, esta peculiaridad única: que desde temprano el hombre occidental tuvo que preguntarse: ti estin episteme, “¿qué es el conocimiento?”. Sólo mucho después, en el curso del siglo XIX, esta pregunta metafísica se convirtió en objeto de tratamiento científico, lo que quiere decir en objeto de investigaciones psicológicas y biológicas. La pregunta por la esencia del conocimiento se transformó en una cuestión de “formación de teorías”, en la palestra de la teoría del conocimiento. Comparando retrospectivamente y con el impulso de las investigaciones historiográficas y filológicas del pasado, se encontró entonces que ya Aristóteles y Platón, e incluso Heráclito y Parménides, y después Descartes, Kant y Schelling, “también” habían “hecho” una “teoría del conocimiento” tal, aunque ciertamente la “teoría del conocimiento” del viejo Parménides tenía que ser necesariamente muy imperfecta aún, ya que no disponía todavía de los métodos y aparatos del siglo XIX y XX. Es cierto que Heráclito y Parménides, estos viejos y grandes pensadores, meditaron sobre la esencia del conocimiento; pero también es un “hecho” que hasta hoy apenas si vislumbramos y apreciamos rectamente lo que significa esta meditación sobre la esencia del conocimiento: el “pensar” como hilo conductor del proyecto del ente en su totalidad en dirección al ser, la inquietud oculta a sí misma por la encubierta esencia de este “hilo conductor” y del “carácter de hilo conductor” en cuanto tal. Heideggeriana: VontadePoder
La verdad — si es en esencia estimación de valor — es equivalente a tener por verdadero. Al tener algo por algo y ponerlo como tal se lo denomina también juzgar. Nietzsche dice: “El juzgar es nuestra creencia más antigua, nuestro más acostumbrado tener-por-verdadero o por no-verdadero” (n. 531; 1885-1886). El juicio, el enunciado de algo sobre algo, es en la tradición de la metafísica occidental la esencia del conocimiento, del que forma parte el ser verdadero. Y tener algo por lo que es, re-presentarlo como lo que es de tal o cual manera, adecuarse en el representar a lo que surge y sale al encuentro — ésta es la esencia de la verdad como corrección. Por consiguiente, en la frase comentada que dice que la verdad es una estimación de valor, Nietzsche no piensa en el fondo otra cosa que: la verdad es corrección. Parece haberse olvidado totalmente de la sentencia que afirmaba que la verdad era una ilusión. Parece incluso estar en total coincidencia con Kant, que en su Critica de la Razón Pura advierte en una ocasión que allí se “concede y presupone” la explicación de la verdad como “coincidencia del conocimiento con su objeto” (A 58, B 82). En pocas palabras: para Kant, la determinación de la verdad como corrección (en el sentido comentado) es intocable y está fuera de toda duda; y préstese atención, para Kant, que en su doctrina acerca de la esencia del conocimiento llevó a cabo el giro copernicano, según el cual el conocimiento no se debe regir por los objetos sino, a la inversa, los objetos por el conocimiento. Del mismo modo en que Kant explica la esencia general de la verdad, así piensan también los teólogos medievales y así piensan también Platón y Aristóteles acerca de la “verdad”. Nietzsche no sólo parece estar en armonía con esta tradición occidental, sino que lo está efectivamente; sólo por eso puede, más aún, tiene que diferenciarse de ella. La pregunta es por qué, y en qué sentido, piensa, sin embargo, la esencia de la verdad de un modo diferente. El lema acerca de la esencia de la verdad contiene por cierto como presuposición la posición implícita: verdad es corrección, pero dice además otra cosa, y esta otra cosa es esencial para Nietzsche; por eso la hace pasar inmediatamente al primer plano gracias al modo en que está construida y acentuada la frase: “La estimación de valor… “como esencia de la “verdad”.” Esto significa: la esencia de la verdad como corrección (la corrección como tal) es propiamente una estimación de valor. En esta interpretación de la esencia de la corrección (del concepto de verdad tradicional y obvio) se encuentra la visión metafísica decisiva de Nietzsche. Esto quiere decir: la esencia de la corrección no encuentra de ninguna manera su elucidación y FUNDAMENTACIÓN en el sentido de que se diga de qué modo el hombre, con las representaciones que tienen lugar en su conciencia y que son, por lo tanto subjetivas, podría regirse por los objetos presentes fuera de su alma, de qué modo podría franquearse el abismo entre el sujeto y el objeto para que fuera posible algo así como un “regirse por… Heideggeriana: VontadePoder
Más allá de una mera acumulación de conocimientos, toda ciencia sólo es saber, es decir custodia de un auténtico conocimiento preñado de decisión y que contribuye a crear historia, en la medida en que — expresado en el modo de pensar tradicional — piensa metafísicamente. Más allá del dominio meramente calculante de una región, toda ciencia sólo es un auténtico saber en cuanto se fundamenta metafísicamente, o cuando ha comprendido que esa FUNDAMENTACIÓN es una necesidad inamovible para su consistencia esencial. Heideggeriana: VontadePoder
Pero lo erróneo del biologismo no es meramente que transponga y extienda sin fundamento los conceptos y proposiciones del ámbito de su competencia, de lo viviente, al resto del ente, sino que radica ya en el desconocimiento del carácter metafísico de las proposiciones regionales, mediante las cuales toda auténtica biología que se limite a su campo señala ya más allá de sí y demuestra de ese modo que, en cuanto ciencia y con sus medios, no puede nunca adueñarse de su propia esencia. El biologismo no es tanto la simple pérdida de límites del pensar biológico como el completo desconocimiento de que ya el pensar biológico mismo sólo resulta fundamentable y decidible en el ámbito metafísico y que no puede jamás justificarse a sí mismo científicamente. Así como, en general, sólo en los casos menos frecuentes el pensamiento común y científico se vuelve no verdadero por operar de modo ilógico o superficial. La razón de la degeneración del pensamiento científico, especialmente en la forma de la ciencia vulgarizada, radica siempre en la ignorancia del plano en el que se mueve y puede moverse una ciencia, es decir, a la vez, en la ignorancia de lo absolutamente peculiar que se exige en toda meditación esencial y para su FUNDAMENTACIÓN. Heideggeriana: VontadePoder
La FUNDAMENTACIÓN del privilegio de la vida tiene su fundamento no en una perspectiva biológica particular y aislada de Nietzsche, sino en que éste lleva a su acabamiento la esencia de la metafísica occidental en la vía histórica que le había sido consignada, en que es capaz de llevar a la palabra lo que estaba contenido de manera aún implícita en la esencia inicial del ser como physis y se volvió un pensamiento inevitable en la posterior interpretación del ente en el curso de la historia de la metafísica. Heideggeriana: VontadePoder
“Caos”, el mundo como caos, significa: el ente en su totalidad proyectado relativamente al cuerpo y a su vivir corporal. En esta FUNDAMENTACIÓN del proyecto de mundo está incluido todo lo que resulta decisivo, y por lo tanto, para un pensar que, en cuanto transvaloración de todos los valores, aspira a una nueva posición de valores, también está incluida la posición del valor supremo. Si la verdad no puede ser el valor supremo, éste tendrá que estar por encima de ella, es decir, en el sentido del concepto tradicional de verdad: más cerca y más conforme a lo propiamente ente, es decir, a lo que deviene. El valor supremo, a diferencia del conocimiento y la verdad, es el arte. Éste no copia lo que está allí delante ni lo explica desde otra cosa que esté allí delante, sino que transfigura la vida, la eleva a posibilidades superiores, aún no vividas, que no están suspendidas “por encima” de la vida sino que, por el contrario, la despiertan nuevamente desde ella misma a su estado de vigilia, pues “sólo por el encanto permanece despierta la vida” (Stefan George, Das Neue Reich, pág. 75). Heideggeriana: VontadePoder
Desde aquí puede evaluarse el sentido que puede tener una muy difundida interpretación de Nietzsche según la cual éste concebiría al “espíritu como antagonista del alma”, es decir, de la vida, y por lo tanto renegaría de él y negaría el concepto. Si está permitido usar estas fórmulas, más bien habría que decir: el espíritu no es el “antagonista” sino más bien quien marca el paso del alma; pero esto de modo tal que lo fijado y consistente constriñe al ser viviente no a presentir confusamente y a anunciar a medio pensar sus propias posibilidades abiertas, sino a prefigurarlas desde una suprema meditación y FUNDAMENTACIÓN. En ese sentido, el espíritu es un antagonista del alma, y un antagonista muy duro, pero no en contra de la vida sino a favor de ella. Ciertamente, también es un antagonista en contra de la vida si se la reivindica como esencia, en cuanto mera ebullición y vacío espumajear de vivencias. Nietzsche no puede ser proclamado adversario de la ciencia, y menos aún enemigo del saber, siempre que se lo piense en sus pensamientos más auténticos y propios. Quien haya pasado por ese saber, manteniéndose en el cual Nietzsche tuvo necesariamente que sucumbir, no podrá sino encontrar carente de pensamiento la caracterización de su pensar como “filosofía de la vida”. Heideggeriana: VontadePoder
Ahora bien, si a pesar de todo Nietzsche dice: esta constricción es una constricción “biológica”, quizás no sea violento y forzado que planteemos la pregunta de si el término “biológico” no quiere decir algo diferente de lo viviente representado en el modo de lo animal y lo vegetal. Si continuamente nos encontramos con que Nietzsche, tomando distancia respecto del concepto de verdad tradicional, pone de relieve que el tener-por-verdadero, el ejercicio de la vida, tiene un carácter inventivo-ordenante, ¿no habría que escuchar en la palabra “biológico” algo diferente, precisamente aquello que muestra los rasgos esenciales del inventar y el ordenar? ¿No habría que determinar en primer lugar la esencia de la tantas veces nombrada vida a partir de esos rasgos esenciales, en lugar de tener ya preparado un concepto indeterminado y confuso de “vida” para, por su intermedio, explicar todo, y por lo tanto nada? Ciertamente, Nietzsche refiere todo a la “vida”, a lo “biológico”; ¿pero piensa la vida misma, lo biológico, también de modo “biológico”, y por lo tanto de manera tal que explique la esencia de la vida a partir de fenómenos vegetales y animales? Nietzsche piensa lo “biológico”, la esencia de lo viviente, en dirección de lo que tiene el carácter de orden e invención, de perspectiva y horizonte, es decir: de la libertad. No piensa en absoluto lo biológico, es decir la esencia de lo viviente, de manera biológica. Nietzsche está tan poco cerca del peligro de biologismo que, más bien al contrario, tiende a interpretar lo biológico en sentido propio y estricto — lo vegetal y lo animal — de modo no biológico, es decir, en principio, de modo humano, desde las determinaciones de perspectiva, horizonte, orden e invención, en general desde el representar del ente. Pero esta decisión sobre el biologismo de Nietzsche necesitaría una aclaración y una FUNDAMENTACIÓN más amplias. Heideggeriana: VontadePoder
A la preponderancia del ser en esta figura esencial la llamamos la maquinación [Machenschaft]. Ésta impide cualquier tipo de FUNDAMENTACIÓN de los “proyectos”, no menos poderosos bajo su poder, ya que es ella la preponderancia misma de toda incuestionada autoseguridad y certeza de aseguramiento. Sólo bajo la orden incondicionada de sí misma la maquinación puede mantenerse en un estado, es decir: volverse consistente. Allí, pues, donde con la maquinación la carencia de sentido llega al poder, la represión del sentido y con él de todo interrogar la verdad del ser tiene que ser sustituida por la proposición maquinante de “fines” (valores). Se espera consecuentemente la instauración de nuevos valores por parte de la “vida”, después de que ésta ha sido previamente movilizada de modo total, como si la movilización total fuera algo en sí misma y no la organización de la incondicionada carencia de sentido, desde y para la voluntad de poder. Estas posiciones que dan poder al poder no se rigen ya por “medidas” e “ideales” que aún podrían estar fundados en sí mismos, sino que están “al. servicio” de la mera ampliación de poder y se los valora de acuerdo con su utilidad considerada en ese sentido. La época de la acabada carencia de sentido es, por lo tanto, el tiempo de la invención e imposición, basadas en el poder, de “cosmovisiones” que llevan al extremo toda la calculabilidad del representar y producir, ya que, por su esencia, surgen de una autoinstauración del hombre dentro del ente apoyada sobre sí misma, así como de su dominio incondicional sobre todos los medios de poder del globo y sobre éste mismo. Heideggeriana: EternoRetorno
Esas posiciones metafísicas fundamentales no son ni una acuñación conceptual posterior, accidental y superficial, de una historia surgida en otra parte, ni tampoco son doctrinas erigidas previamente, de cuya observancia y realización habría surgido entonces la historia de la época moderna. En ambos casos, la verdad, fundadora de historia, de la metafísica es pensada de un modo demasiado extrínseco y con un efecto demasiado inmediato, por lo que de una manera u otra, desvalorizándola o sobrevaluándola, se la menosprecia, ya que resulta esencialmente mal comprendida. En efecto, que se determine al hombre como subjectum y al ente en su totalidad como “imagen del mundo” sólo puede surgir de la historia del ser mismo (aquí de la historia de la transformación y del aplanamiento de su no fundada verdad). (Respecto del concepto de “imagen del mundo”, cfr. la conferencia de 1938: “La FUNDAMENTACIÓN de la imagen moderna del mundo por parte de la metafísica”; publicado en 1950 en Holzwege con el título “Die Zeit des Weltbildes”. El grado y la dirección del respectivo saber científico acerca de la transformación de la posición metafísica fundamental, el modo y el alcance de la activa transformación del ente a la luz de ese cambio del hombre y del ente en su totalidad no llegan nunca hasta la vía de la historia del ser misma y, comprendidas desde la tarea de la meditación, no funcionan nunca más que como fachadas que se presentan y se hacen pasar como lo puramente real. Heideggeriana: EternoRetorno
La metafísica, en cuanto verdad del ente perteneciente al ser, no es nunca en primer lugar la visión y el juicio de un ser humano, nunca sólo un edificio doctrinal y la expresión de su época. Todo esto también lo es, pero siempre como consecuencia posterior y en su faz externa. El modo, en cambio, en el que quien está llamado a salvaguardar la verdad en el pensar asume la rara disposición, FUNDAMENTACIÓN, comunicación y preservación de la verdad en el anticipador proyecto existencial-extático, delimita lo que se llamará la posición metafísica fundamental de un pensador. Por lo tanto, cuando se nombre a la metafísica, que pertenece a la historia del ser mismo, con el nombre de un pensador (la metafísica de Platón, la metafísica de Kant), esto no quiere decir aquí que la metafísica sea la obra, la posesión o la característica distintiva de esos pensadores como personalidades de la creación cultural. Ahora, la denominación significa que los pensadores son lo que son en la medida en que la verdad del ser se ha confiado a ellos para que digan el ser, es decir, en el interior de la metafísica, el ser del ente. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
¿Qué es la voluntad de poder? Es “la esencia más íntima del ser” (La voluntad de poder, n. 693). Esto quiere decir: la voluntad de poder es el carácter fundamental del ente en cuanto tal. Por lo tanto, la esencia de la voluntad de poder sólo se deja interrogar y pensar con la vista puesta en el ente en cuanto tal, es decir, metafísicamente. La verdad de este proyecto del ente en dirección al ser en el sentido de la voluntad de poder tiene carácter metafísico. No tolera ninguna FUNDAMENTACIÓN que recurra al tipo y a la constitución de un ente en cada caso particular, porque este ente invocado sólo es mostrable en cuanto tal si previamente el ente ya ha sido proyectado en dirección del carácter fundamental de la voluntad de poder en cuanto ser. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
El hecho de que el mismo Nietzsche, llevado por la pasión de conducir a sus contemporáneos a esa “cima” de la “consideración” metafísica, buscara refugio en tales demostraciones sólo señala cuán difícil y cuán poco frecuente es para un hombre, en cuanto pensador, poder mantenerse en los cauces de un proyecto requerido por la metafísica y en su FUNDAMENTACIÓN correspondiente. Nietzsche tiene un claro conocimiento del fundamento de la verdad del proyecto que piensa el ente en su totalidad como eterno retorno de lo mismo: “La vida misma creó este pensamiento, el más grave para la vida, ¡quiere pasar por encima de su obstáculo más alto!” (XII, 369). “La vida misma” es la voluntad de poder que, en virtud de la sobrepotenciación del respectivo nivel de poder, se acrecienta al máximo en dirección de sí misma. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche
Cuando Hegel en la conclusión del mencionado discurso dice del “universum”, y esto es, para él, a la vez, del absoluto, que no tiene en sí fuerza alguna de resistencia, de afirmar su esencia cerrada, ante el ánimo explorador del conocimiento metafísico, surge entonces la pregunta de por qué le falta al absoluto esta fuerza de resistencia. La respuesta reza: porque el absoluto según su esencia no puede resistirse a la exploración, sino por el contrario se quiere manifestar. Esta voluntad de mostrarse es su esencia. El aparecer es la voluntad esencial del espíritu. Desde la mirada a esa voluntad esencial del absoluto está pronunciada aquella frase de Hegel. Esta determinación esencial del absoluto es entonces el supuesto del sistema-Enciclopedia. ¿Pero qué ocurre con este supuesto mismo? ¿Puede el sistema elevar la pretensión de ser absoluto cuando reposa en un supuesto, que él mismo no fundamenta y a saber absolutamente? Hegel ha desarrollado de hecho la FUNDAMENTACIÓN de esta esencia del absoluto y denunciado este desarrollo en la “Ciencia de la fenomenología del espíritu”. Si el absoluto quiere manifestarse, porque él mismo es voluntad de manifestación, entonces tiene que pertenecer a la esencia del absoluto el manifestarse, es decir, el aparecer. Esencia y aparecer son aquí idénticos. El absoluto es espíritu. El espíritu es lo que se sabe a sí mismo y en tal saber, saber de sí mismo que se quiere, como fundamento esencial de todo ente. El espíritu es el saber absoluto. Mas como a su esencia pertenece el aparecer, el saber absoluto tiene que presentarse (darstellen) como saber que aparece. Sólo así el saber absoluto concede a partir de sí al ánimo del conocimiento humano la posibilidad de estar abierto para este conocimiento y en general en lo conocido de este conocer. Viceversa el conocer humano tiene, en tanto sabe el absoluto, antes que todo llevar a ejecución (Ausführung) el presentarse del saber que aparece. Pero esta ejecución del presentarse del absoluto que aparece sólo puede ser ella misma absoluta, si debe adecuarse al absoluto. Por su parte la ciencia tiene que llevar este absoluto presentarse a absoluta ejecución. Si la “Fenomenología del espíritu” es esta ejecución, entonces la obra con este título ha osado una tarea metafísica como antes nunca necesitó ser planteada ni posteriormente nunca más podía serlo. Por ello esta “obra” es un instante único y en un particular sentido destacado de la historia de la metafísica. Y mentamos con la “obra” no la producción pensante del hombre Hegel, sino la “obra” como acaecimiento de una historia, en medio de la cual y para la cual se exige a toda realización (Vollbringen) humana una propia estabilidad y determinación (la instancia del ser-ahí). Heideggeriana: HegelFenomenologia
I. LA FUNDAMENTACIÓN PARA LA EJECUCIÓN DE LA PRESENTACIÓN DEL SABER QUE APARECE Heideggeriana: HegelFenomenologia
De manera introductoria y casi incidentalmente, encubierta en proposiciones subordinadas, Hegel expresa en el primer parágrafo de la “Introducción” lo que sostiene su metafísica: el absoluto está ya en nosotros y quiere estar en nosotros. El conocer es el rayo del absoluto que nos toca, no un propósito que obtenemos “posteriormente” en dirección hacia el absoluto. Desde el auténtico recuerdo de la historia de la metafísica, debiéramos saber que ésta desde Platón y Aristóteles sólo piensa el ente como ente, en tanto a la vez piensa al máximo ente (timietaton on = to theion) y a su vez éste como el fundamento y la causa (arche — aition) de todo ente y con ello del ser. En tanto el ente es pensado como ente (on he on), la metafísica es ontológica. En tanto el ente como ente es pensado desde el máximo ente, la metafísica es teológica. La metafísica es en su esencia ontoteológica. Ello rige no sólo para la metafísica de Platón y para la de Aristóteles o hasta para la metafísica cristiana. También la metafísica moderna es de Descartes a Nietzsche ontoteológica. La FUNDAMENTACIÓN y evidencia del principio de autocerteza del ego cogito tiene su fundamento en la idea innata substantiae infinitae, es decir, Dei. Cada mónada divisa en una determinada perspectiva el universo y con él la mónada central de Dios. Toda razón del hombre, como relación fundamental de su esencia con el ente, está determinada según Kant por los postulados de la razón práctica, en los que está planteada la existencia del máximo bien como de lo incondicionado. Y el ser como “voluntad de poder” es también según Nietzsche sólo posible sobre el fundamento de lo incondicionado, que él sólo puede expresar todavía como “el eterno retorno de lo igual”. Heideggeriana: HegelFenomenologia
El tercer párrafo dice: sólo lo absoluto es verdadero. Sólo lo verdadero es absoluto. Ambas proposiciones se enuncian sin ninguna FUNDAMENTACIÓN. No permiten una FUNDAMENTACIÓN, porque ningún fundamento alcanza hasta el fondo de ellas. No llega nunca a su fondo, porque, queriendo fundamentar, se desplaza constantemente fuera de ese fondo. Las proposiciones son infundadas, pero no arbitrarias en el sentido de una afirmación gratuita. Dichas proposiciones son infundamentables. Han planteado aquello que precisamente ha de permitir fundamentar por vez primera. En ellas habla la voluntad de lo absoluto que, en sí y para sí, ya quiere estar con nosotros. Heideggeriana: HegelExperiencia
En su FUNDAMENTACIÓN crítica de la metafísica, Kant piensa el último autoaseguramiento de la subjetividad trascendental como la quaestio juris de la deducción trascendental. Es la cuestión de derecho de la justificación del sujeto representador, que ha fijado su propia esencia en la autojustificacion de su “yo pienso”. Heideggeriana: NietzscheDeus
Pensando de manera muy primaria se podría opinar que la frase dice que el dominio sobre lo ente pasa de Dios a los hombres o, de manera aún más burda, que Nietzsche coloca al hombre en el lugar de Dios. Los que así opinen, desde luego piensan poco divinamente la esencia de Dios. El hombre nunca puede ponerse en el lugar de Dios, porque la esencia del hombre no alcanza nunca el ámbito de la esencia de Dios. Por el contrario, sí que puede ocurrir algo que, en comparación con esa imposibilidad, es mucho más inquietante y cuya esencia apenas hemos empezado a pensar todavía. El lugar que, pensado metafísicamente, es propio de Dios, es el lugar de la eficiencia causal y la conservación de lo ente en tanto que algo creado. Pues bien, ese lugar de Dios puede quedarse vacío. En su lugar puede aparecer otro lugar, esto es, un lugar que metafísicamente le corresponda, que no sea idéntico ni al ámbito de la esencia de Dios ni al del hombre, pero con el que el hombre vuelva a alcanzar una relación destacada. El transhombre no ocupará nunca el lugar de Dios, porque el lugar al que se abre el querer del transhombre es otro ámbito de otra FUNDAMENTACIÓN de lo ente en su otro ser. Este otro ser de lo ente se ha convertido mientras tanto — y es lo que caracteriza el inicio de la metafísica moderna — en la subjetidad. Heideggeriana: NietzscheDeus
El núcleo del discurso se propone la explicación de la esencia del saber, de la ciencia y de las profesiones, cuya preparación se basa en la ciencia. En su contenido son de destacar cuatro momentos principales: 1. La FUNDAMENTACIÓN de las ciencias en la experiencia del ámbito esencial de su campo de objetos. 2. La esencia de la verdad entendida como dejar ser al ente como es. 3. El mantenimiento de la tradición del inicio del saber occidental en el mundo griego (cfr. mi curso de dos horas semanales, “El inicio de la filosofía occidental”, en el semestre de verano de 1932). 4. De acuerdo con ello, la responsabilidad de Occidente. Heideggeriana: RepensandoReitorado
¿De dónde vendrá el hecho de que se interprete Ser y Tiempo siempre únicamente como un tipo de antropología fenomenológica o como una fenomenología de la conciencia del mundo natural? Que en la parte de Ser y Tiempo — la que fuera publicada —, se hable temáticamente del Dasein humano no es cuestión alguna. Pero una pregunta aún más importante es: ¿por qué entonces y con qué propósito se pregunta por el Dasein del hombre y por su ser (esto es, por su existencia) en el sentido de la temporalidad del Dasein? No se trata de ninguna manera de hacer una ontología del hombre, en el sentido de una disciplina parcial delimitada en forma especial dentro de una ontología general — no se pretende en absoluto algo semejante, sino en la medida que se hable de una ontología, de lo que se trata es de una ontología fundamental, lo que significa — dicho en lenguaje de la tradición — de una FUNDAMENTACIÓN de la ontología, y por ende primeramente también de una FUNDAMENTACIÓN de la ontología en general. Pues la pregunta no es más, pensado rigurosamente, una pregunta ontológica, si por ella ha de entenderse la pregunta general y la pregunta especial por el ser del ente, dicho más claramente: no por el ente respecto del ser, cuyo “sentido” es ya supuesto como algo fijo e incuestionable por doquier desde Parménides hasta Nietzsche, sino por el ser mismo y eso significa, a la vez, por la patencia y el claro del ser (no del ente), tal es la única cuestión. Heideggeriana: PerguntaSer
En este ocultamiento en el on está fundada la metafísica, aunque por otra parte dedica su representar al on he on. La pregunta que vuelve sobre este ocultamiento busca, por. lo tanto, vista desde la metafísica; el fundamento para la ontología. Por esto, este proceder se llama en “El Ser y el Tiempo” (p. 16, ed. española ) “ontología fundamental”. Sólo que el título se muestra, como siempre, como todo título en este caso, precario. Pensado desde la metafísica lo dice correctamente; aunque justamente por eso, conduce a errar; entonces vale para ganar el tránsito de la metafísica al pensamiento en la verdad del ser: En tanto este pensamiento se designe a sí mismo como ontología fundamental, se pone con esta designación a ocultar el propio camino. En el título “ontología fundamental” está la opinión de que el pensamiento que ensaya pensar la verdad del ser, y no como toda ontología la verdad del ente, sea como ontología fundamental una forma de ontología. Con todo esto el pensamiento en la verdad del ser como el retorno al fundamento de la metafísica ha abandonado ya con este primer paso el reino de toda la ontología. Frente a ello toda filosofía que se mueve en el mediato o inmediato representar de la “trascendencia” queda necesariamente como ontología en sentido esencial, sea que. consiga una FUNDAMENTACIÓN de la ontología, sea, que rechace la ontología . por la acusación del entumecimiento conceptual de la vivencia (Erlebnis = lo que se ha vivido). Heideggeriana: MetafisicaFundamento
Antes vienen las palabras: “Lleno de méritos, sin embargo… Esto suena casi como si la palabra que sigue, “poéticamente”, aportara una restricción en el habitar lleno de méritos del hombre. Pero es lo contrario. Esta restricción se dice en el giro “lleno de méritos”, al que debemos añadir un “sin duda”. Es cierto que el hombre, con su habitar, se hace acreedor a múltiples méritos. El hombre cuida las cosas que crecen de la tierra y abriga lo que ha crecido para él. Cuidar y abrigar (colere, cultura) es un modo del construir. Pero el hombre labra (cultiva, construye) no sólo aquello que despliega su crecimiento desde sí mismo sino que construye también en el sentido de aedificare, erigiendo aquello que no puede surgir ni mantenerse por el crecimiento. Lo construido y las construcciones, en este sentido, son no sólo los edificios sino todas las obras debidas a la mano y los trabajos del hombre. Sin embargo, los méritos de este múltiple construir no llenan nunca la esencia del habitar. Al contrario: llegan incluso a impedir al habitar su esencia así que se va a la caza de. ellos y que se adquieren sólo por ellos mismos. Porque entonces estos méritos, precisamente por su profusión, restringen en todas partes este habitar a las fronteras del construir del que hemos hablado. Éste persigue, la satisfacción de las necesidades del habitar. El construir, en el sentido del cuidado campesino del crecimiento y en el sentido del levantar edificios y obras así como de producir instrumentos, es ya una consecuencia esencial del habitar, pero no su fundamento, ni menos aún su FUNDAMENTACIÓN. Ésta tiene que acontecer en otro construir. El construir habitual y que a menudo se impulsa de un modo exclusivo — y que por ello es el único que se conoce — aporta sin duda profusión de méritos al habitar. Sin embargo el hombre sólo es capaz de habitar si ha construido ya y construye de otro modo y si permanece dispuesto a construir. Heideggeriana: HomemHabita
Para Hegel, el diálogo con la historia de la filosofía anterior a él, tiene un carácter de superación, [aufhebung] esto es, de comprensión mediadora en el sentido de la absoluta FUNDAMENTACIÓN. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957
Pero ¿cómo se le puede ocurrir al “ser” presentarse en tanto que “pensamiento”? ¿Y, cómo, sino debido a que el ser está marcado de antemano como fundamento y el pensar, empero, al formar parte integrante del ser, se reúne en el ser en tanto que fundamento a la manera de una profundización y FUNDAMENTACIÓN? El ser se manifiesta en tanto que pensamiento, lo que quiere decir que el ser de lo ente se desencubre como ese fundamento que yendo hasta el fondo de sí, se fundamenta a sí mismo. El fundamento, la ratio, son según su procedencia esencial, el “logos”, en el sentido del dejar (sub)-yacer unificador: el hen panta. En verdad, según esto, para Hegel la “ciencia”, o lo que es lo mismo, la metafísica, no es precisamente “lógica” porq