filosofía griega

Si queremos comprender la esencia de la ciencia, tenemos antes que dejar bien clara la cuestión decisiva: ¿debe, para nosotros, seguir existiendo aún la ciencia, o debemos dejarla correr hacia un rápido final? Que deba haber ciencia no es algo incondicionalmente necesario. Pero, si debe haber ciencia y si debe existir para nosotros y por nosotros, ¿en qué condiciones puede entonces realmente existir? Sólo si nos situamos de nuevo bajo el influjo del inicio de nuestra existencia histórico-espiritual. Este inicio es el surgimiento (Aufbruch) de la filosofía griega. Con ella, el hombre occidental, por la fuerza de la lengua de un pueblo, se erige por primera vez frente al ente en su totalidad, cuestionándolo y concibiéndolo como el ente que es. Toda ciencia es filosofía, lo sepa y lo quiera, o no. Toda ciencia sigue ligada a ese inicio de la filosofía. De él extrae la fuerza de su esencia, suponiendo que siga estando a la altura de ese inicio. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Por eso Nietzsche habla – como si fuera la cosa más obvia del mundo – de unidad, totalidad, verdad, como “valores supremos”. Que éstos sean “valores” no es simplemente una interpretación agregada por Nietzsche ulteriormente. Es el paso primero y decisivo de la “transvaloración” misma. En efecto, si se piensa bien, la transvaloración llevada a cabo por Nietzsche no consiste en que ponga nuevos valores en lugar de los valores supremos válidos hasta el momento, sino en que concibe ya a “ser”, “fin” y “verdad” como valores y sólo como valores. La “trans-valoración” de Nietzsche es en el fondo el repensar en términos de valor todas las determinaciones del ente. En el fragmento n. 12, al “fin”, la “unidad”, la “totalidad”, la “verdad”, el “ser”, los llama también “categorías de la razón”. Efectivamente lo son para Kant y Fichte, para Schelling y Hegel. También para Aristóteles, y para él en primer lugar, las determinaciones del ente en cuanto tal son categorías, aunque no “categorías de la razón”, suponiendo que se comprenda aquí “razón” como esencia de la subjetividad, tal como ocurre en Kant y en el idealismo alemán. Así pues, cuando Nietzsche trata de las determinaciones del ente y las comprende como “valores cosmológicos”, se está expresando allí la interpretación metafísico-moderna de las determinaciones de ser del ente como categorías de la razón. Pero esa interpretación moderna es transformada a su vez por Nietzsche, de manera tal que ahora las categorías de la razón aparecen como valores supremos. Esta interpretación de las determinaciones de ser del ente, que surge en la época más reciente y en la última metafísica, es retrotraída a la filosofía griega, ya que toda la historia de la metafísica occidental aparece como historia de las posiciones de valores. Las posiciones metafísicas fundamentales anteriores no llegan a la palabra con la verdad que les es propia. Hablan el lenguaje de la filosofía de la voluntad de poder entendida como posición de valores. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En el comienzo de la filosofía moderna se encuentra la tesis de Descartes: ego coito, ergo sum, “pienso, luego existo”. Toda conciencia de las cosas y del ente en su totalidad es reconducida a la autoconciencia del sujeto humano como fundamento inquebrantable de toda certeza. En la época subsiguiente la realidad de lo real se determina corno objetividad, como aquello que es comprendido por medio del sujeto y para él como lo que está arrojado y mantenido enfrente de él. La realidad de lo real es el ser representado por medio del sujeto representante y para éste. La doctrina nietzscheana que convierte todo lo que es y tal como es en “propiedad y producto del hombre” no hace más que llevar a cabo el despliegue extremo de la doctrina de Descartes por la que toda verdad se funda retrocediendo a la certeza de sí del sujeto humano. Más aún, si recordamos que ya en la filosofía griega anterior a Platón un pensador, Protágoras, enseñó que el hombre era la medida de todas las cosas, parece en efecto que toda la metafísica, no sólo la moderna, está construida sobre el papel determinante del hombre dentro del ente en su totalidad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Para Descartes y su posición metafísica fundamental, todos estos momentos tienen un significado diferente. Su posición metafísica fundamental no es independiente de la metafísica griega, pero está esencialmente alejada de ella. Puesto que hasta ahora la dependencia y el alejamiento nunca habían sido claramente distinguidos, ha sido posible que volviera siempre a introducirse furtivamente el engaño de que Protágoras sería de algún modo el Descartes de la metafísica griega; así como también ha sido posible aducir que Platón sería el Kant de la filosofía griega y Aristóteles su Tomás de Aquino. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Ésta sería una oportunidad para determinar la posición metafísica fundamental de Aristóteles, para lo cual no basta, por cierto, la usual contraposición con Platón; en efecto, Aristóteles, aunque pasando por la metafísica platónica, intenta pensar de nuevo el ser del modo inicialmente griego y de cierta manera, volver atrás el paso dado por Platón con la idea tou agathou, paso mediante el cual la entidad adquiere el carácter de lo condicionante y posibilitante, de la dynamis. Frente a esto, Aristóteles – si está permitido decirlo – piensa el ser de modo más griego que Platón como entelechia (cfr. Vom Wesen und Begriff der physis. Aristóteles, Phisik B1, Biblioteca “Il Pensiero”, 1960). Lo que esto significa no es posible decirlo en pocas palabras. Sólo puede advertirse que Aristóteles no es ni un platónico fracasado ni el precursor de Tomás de Aquino. Su obra filosófica tampoco se agota en el absurdo que se le suele atribuir de haber bajado las ideas de Platón de su ser en sí y haberlas puesto en las cosas mismas. A pesar de su distancia respecto del inicio de la filosofía griega, la metafísica de Aristóteles es, en aspectos esenciales, de nuevo una especie de impulso de regreso al inicio dentro del pensamiento griego. El hecho de que Nietzsche, en correspondencia con su relación nunca interrumpida con Platón, no consiguiera nunca – prescindiendo de las ideas sobre la esencia de la tragedia – una relación interna con la metafísica de Aristóteles, debería ser lo suficientemente importante como para pensar a fondo sus fundamentos esenciales. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En tanto que memoria o evocación de la palabra griega on (on), ontología significa a la vez el tratamiento de preguntas recibidas, tradicionales, referentes al ser, que sobre el suelo o base de la filosofía griega clásica mantuvo después una pujanza protagonizada por grandes epígonos. Y aunque la ontología transmitida, recibida, tradicional, se presentase a sí misma como ocupándose de las determinaciones o características generales del ser, lo que en realidad tiene ya también a la vista es un determinado ámbito del ser. Heideggeriana: GA63

Para el planteamiento de Parménides y su desarrollo en la filosofía griega retenemos lo siguiente: el on 1. no es derivado ónticamente del noein o del legein (éstos son, más bien, un deloun, un hacer manifiesto. 2. No se trata de una tesis gnoseológica sobre una inversión de la nexo regulativo (Massstabverhältnisses) en el conocer. Ambas malinterpretaciones descansan metafísicamente en la relación sujeto-objeto y toman el problema demasiado fácilmente. Como mostró también el documento que extrajimos del “Teeteto”, se trata más bien del problema del ser, por cierto sólo incipiente, y éste está orientado al “sujeto” como psyche. Y allí, lo que llamamos subjetividad es vacilante todavía. Además tenemos que distinguir lo que de ella es expresamente sabido y conocido bajo títulos tales como noein, nous, logos, psyche, noesis y orexis; y ello sin perjuicio de que surja todavía de otro modo, en techne y praxis, también eso es conocido, si bien no en su función ontológica. En términos positivos, ha resultado, para el problema del ser, que subsiste alguna conexión especial entre ser y subjetividad (Dasein). Heideggeriana: TranscendenciaST

Y ¿qué es esto uno y mismo del que la filosofía constantemente habla, en aquella búsqueda pensante, y con el que el entendimiento del hombre sano nunca logra avenirse inmediatamente? La respuesta a esta cuestión la extraemos, de igual forma, de la primera gran época de la filosofía occidental. Ahí oímos el dicho más antiguo que nos ha sido legado inmediatamente desde el inicio de la filosofía griega; el dicho de Anaximandro: eks hôn dè he génesis esti toîs oûsi, kaì tèn phthorán eis taûta gínesthai katà to chreón. didónai gàr autà díken kaì tísin allélois tês adikías katà tèn toû chrónou táksin. “Mas allí de donde el nacer es para el ente, hacia allí también acontece el ocaso, como es la necesidad; pues el ente se permite (realizar) de modo recíproco el ajuste y la numeración para el desajuste según el orden del tiempo.” Heideggeriana: EuropaFilosofia

Es por ello que, si queremos aprender siquiera a vislumbrar algo del camino de la filosofía alemana, tenemos que saber algo esencial del inicio de la filosofía griega. Entendemos aquí por primer inicio en los griegos, la época de la filosofía que va desde Anaximandro hasta Aristoteles. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Decisivo para la comprensión del inicio de la filosofía griega, y con ello en principio de la filosofía occidental, es la comprensión segura de las palabras con que los griegos nombraron el Ser y la verdad; pues el nombrar aquí es un acuñar y un configurar originario, un fundar de aquello mismo que ha de ser nombrado. Heideggeriana: EuropaFilosofia

La palabra griega fundamental para el ser se reza physis. Nosotros la hemos traducido comúnmente por “naturaleza”, y pensamos con ello, la naturaleza como aquel recinto determinado del ente que es investigado por la ciencia natural; y por esto, se llama todavía a los primeros pensadores griegos, en la actualidad, “filosofos naturales”. Todo lo cual no es más que una desorientación. La que es dispensada luego con la aparente superioridad y bravucona opinión de aquellos que vinieron después, de que los primeros eran todavía muy “primitivos”. Mas todo esto de la filosofía natural como inicio de la filosofía griega no es más que un malentendido y conduce a la desorientación. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Lo que un ente es, lo que se ha puesto en la patencia de él mismo, es lo verdadero. Y ¿qué quiere decir verdad? Los griegos dicen: a-létheia, el desocultamiento; en el inicio de la filosofía griega la verdad pertenece a la esencia del Ser. Verdad es allí no sólo y meramente, como lo será más tarde y todavía hoy, una propiedad del enunciado y de la proposición, que el hombre dice y continua diciendo sobre el ente, sino el acontecimiento fundamental del ente mismo, de este que entra en la patencia o, como es hecho patente, por ejemplo, en el arte a través de su obra; pues el arte es el poner-en-obra de la verdad, la patencia de la esencia de las cosas. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Y es por ello que lo más difícil es conservar el inicio. No obstante, el inicio de la filosofía griega no pudo ser conservado. Lo que quiere decir: la esencia del Ser y de la verdad experimentó una transformacion que supuso por cierto el inicio, pero no lo dominó más. Heideggeriana: EuropaFilosofia

¿Es necesario para ello una renovación de la filosofía griega? En absoluto. Suponiendo que fuera posible semejante imposibilidad, una renovación no nos serviría de nada, porque la historia oculta de la filosofía griega consiste desde sus inicios en que no permanece conforme a la esencia de la verdad ilustrada mediante la palabra aletheia y por lo tanto su saber y decir sobre la esencia de la verdad tiene que trasladarse cada vez en mayor medida a la explicación de una esencia, derivada, de la verdad. La esencia de la verdad como aletheia permanece impensada tanto en el pensamiento griego como, sobre todo, en la filosofía posterior. Para el pensar, el desocultamiento es lo más oculto de la existencia griega, pero al mismo tiempo es lo que desde muy temprano determina toda la presencia de lo presente. Heideggeriana: OOA1935

La metafísica es en sí, y sin duda porque trae al ente como ente la representación doble y unívocamente de la verdad del ser en lo más general y en lo más alto. Ella es, a la vez, por su esencia ontología en el sentido más riguroso y teología. Esta esencia onto-teológica de la propia filosofía (prote philosophia) debe estar fundamentada en el modo como se hace patente el on, es a saber como on. El carácter teológico de la ontología no consiste por ello en que la metafísica griega fuera tomada y transformada más tarde a través de la teología eclesiástica del cristianismo. Consiste más bien, en el modo como ella ha engendrado en sí desde el comienzo al ente como ente. Este estado de no oculto del ente dio la posibilidad para que la teología cristiana poseyese la filosofía griega, bien para su fruto, bien para su perjuicio, esto pueden establecerlo los teólogos por su experiencia de lo cristiano reflexionando para ello en lo que está escrito en la Primera epístola del Apóstol Pablo a los Corintios: Ouchì emóramen ho theós tèn sophían tou kosmou; No ha hecho Dios locura la sabiduría de este mundo? (I Cor. 1.20). Empero la sophia tou kosmou es lo que según 1.22 los …, lo que los griegos buscan, “Hellenes zetousin”. Aristóteles llama la prote philosophia (la propia filosofía) aún taxativamente la zetoumene, la buscada. Se resuelve la teología cristiana, aún una vez a tomar en serio con las palabras del Apóstol y de acuerdo a ellas, a la filosofía como una locura ? La metafísica es como verdad del ente como tal, bifásica. Pero el fundamento de esta duplicidad de faz y también de su origen quedan cerrados para la metafísica y no, sin duda, casualmente o en virtud de una omisión. La metafísica toma esta duplicidad de faz porque ella es lo que ella es: el representar el ente como ente. A la metafísica no le queda ninguna elección. Como metafísica está descartada de la experiencia del ser a través de su propia esencia; pues ella se representa al ente (on) sólo en lo que como ente (on) se le ha mostrado ya desde ésta. La metafísica jamás pone atención en lo que precisamente este on, en cuanto ha llegado a estar no oculto, también ya se ha hecho oculto. Heideggeriana: EWM

Sólo que lo decisivo no es ahora en modo alguno la historia del significado de las palabras res, Ding, causa, cosa, chose y thing que hemos mencionado aquí brevemente, lo decisivo es algo completamente distinto y que hasta ahora no ha sido considerado en absoluto. La palabra romana res nombra lo que concierne al hombre de un modo u otro. Lo concerniente es lo real de la res. La realitas de la res la experiencian los romanos como el concernimiento. Pero, los romanos nunca pensaron de un modo adecuado, en su esencia, esto que ellos experimentaron. Más bien se representa a la realitas romana de la res, a partir de la filosofía griega tardía, en el sentido del griego on. on, en latín ens, significa lo presente en el sentido de lo pro-veniente. La res se convierte en ens, en lo presente, en el sentido de lo pro-ducido y representado. La peculiar realitas de la res experienciada de un modo original por los romanos, el concernimiento, queda sepultado como esencia de lo presente. Contrariamente a esto, en el tiempo que vendrá después, especialmente en la Edad Media, el nombre res sirve para designar todo ens qua ens, es decir, todo aquello que está presente de un modo u otro, aunque sólo pro-venga y esté presente en forma de ens rationis. Lo mismo que ocurre con la palabra res ocurre con el nombre correspondiente dinc; pues dinc significa todo aquello que es de alguna manera. De este modo el Maestro Eckhart utiliza la palabra dinc tanto para Dios como para el alma. Dios es para él “la cosa más alta y suprema”. El alma es “una cosa grande”. Con ello este maestro del pensar no quiere decir en absoluto que Dios y el alma sean igual que un bloque de piedra: un objeto material; dinc es aquí el nombre cauto, prudente y contenido para algo que es, en general. De este modo, siguiendo unas palabras de Dionisio Areopagita, dice el Maestro Eckhart: diu mine ist der natur, daz sie den menschen wandelt in die dinc, die er minnet (el amor es de tal naturaleza, que transforma al hombre en aquella cosa que éste ama). Heideggeriana: COISA

La palabra griega es, en tanto palabra griega, un camino. Éste está, por un lado, ante nosotros, porque la palabra hace mucho que nos ha sido dicha de antemano. Por otro lado, está ya detrás de nosotros, pues ya hemos oído y dicho esta palabra. Según esto, la palabra griega philosophia es un camino sobre el cual estamos en camino (unterwegs). Sin embargo, conocemos este camino sólo de manera totalmente confusa, si bien poseemos y podemos difundir muchos conocimientos historizantes (historische) sobre la filosofía griega. Heideggeriana: QueFilosofia

El título de esta conferencia se puede transformar en una pregunta: La pregunta se expresa así: ¿cómo expone Hegel la filosofía de los griegos en el horizonte de su propia filosofía? Podríamos responder a esta pregunta considerando históricamente la filosofía de Hegel desde un punto de vista actual y aclarando al mismo tiempo la relación en que él, por su parte, ve histórica mente la filosofía griega. Esta manera de proceder darla por resultado una investigación histórica sobre conexiones históricas. Semejante propósito se podría justificar y tendría su utilidad. Heideggeriana: HegelGregos

Aquí no cabe describir la forma como Hegel articula y expone la historia de la filosofía griega desde el punto de vista de la belleza como etapa de la abstracción. En lugar de ello, ofrecemos una indicación rápida sobre la interpretación que da Hegel de cuatro palabras fundamentales de la filosofía griega. Las cuatro hablan el mismo lenguaje de la palabra conductora “Ser”, einai, eon, oésia. En la filosofía posterior de Occidente y hasta nuestros días, estas palabras hablan siempre de nuevo. Heideggeriana: HegelGregos

Para Hegel, la “meta” de la filosofía es la verdad. Esta se alcanza sólo en la etapa de la culminación. La etapa de la filosofía griega se queda en el “todavía no”. Como la etapa de la belleza, no es todavía la etapa de la verdad. Heideggeriana: HegelGregos

Así están las cosas para Hegel. Ahora bien, si la aletheia por muy oculta que esté, y por muy poco que se la haya pensado, impera al comienzo de la filosofía griega, entonces tenemos que preguntar: ¿no depende precisamente la certeza, en su esencia, de la aletheia en caso de que no la interpretemos indeterminada y arbitrariamente como verdad en el sentido de certeza, sino como desocultación? Si nos atrevemos a pensar de esta manera la aletheia, tenemos que meditar sobre dos cosas. En primer lugar, la experiencia de la aletheia como el no-estar-oculto y como desocultación no se funda, de ninguna manera, en la etimología de una palabra cualquiera, sino en el asunto sobre el que haya que pensar aquí, al cual ni siquiera la filosofía de Hegel se puede sustraer. Si Hegel caracteriza el Ser como la primera salida y la primera manifestación del Espíritu, es necesario pensar si en este salir a la luz y revelarse no tiene que estar ya en juego la desocultación, nada menos que aquí, en medio del puro resplandecer de la belleza, que determina, según Hegel, la etapa de la “conciencia” griega. Si Hegel hace culminar la posición fundamental de su sistema en la idea absoluta, en el aparecerse a sí mismo el Espíritu en forma absoluta, tenemos que preguntar si en este aparecer, es decir, en la Fenomenología del Espíritu, y, con ello, en el absoluto saberse a sí mismo y en su certeza, no tiene que estar también en juego la desocultación. En segundo lugar, se nos abre otra pregunta. La pregunta de si la desocultación tiene su puesto en el Espíritu como sujeto absoluto, o si la desocultación misma es el lugar y remite al lugar donde algo así como un sujeto de representaciónes puede “ser” propiamente lo que es. Heideggeriana: HegelGregos

Hegel dice de la filosofía de los griegos: “En ella sólo hasta cierto límite se puede encontrar una satisfacción”, es decir, la satisfacción del impulso del Espíritu hacia la certeza absoluta. Este juicio de Hegel sobre lo insatisfactorio de la filosofía griega se pronuncia desde la culminación de la filosofía. La filosofía de los griegos permanece dentro del horizonte del idealismo especulativo en el “todavía no” de la culminación. Heideggeriana: HegelGregos

Ahora bien, si dirigimos la atención a lo misterioso de la aletheia, la cual impera en el comienzo de la filosofía griega y en la marcha de, toda la filosofía, la filosofía de los griegos se muestra, también para nuestro pensar, en un “todavía no”. Mas éste es el “todavía no” de lo no pensado; no el “todavía no” que no nos satisface, sino el “todavía no” para el cual nosotros somos insuficientes y al cual no atendemos suficientemente. Heideggeriana: HegelGregos

El final, como acabamiento, es la reunión en las posibilidades límite. Tendremos una idea muy limitada de ellas, si es que tan sólo esperamos un desarrollo de nuevas filosofías al antiguo estilo. Olvidamos que, ya en la época de la filosofía griega, apareció un rasgo determinante de la Filosofía: la formación de ciencias dentro del horizonte que la Filosofía abría. La formación de las ciencias significa, al mismo tiempo, su emancipación de la Filosofía y el establecimiento de su autosuficiencia. Este suceso pertenece al acabamiento de la Filosofía. Su desarrollo está hoy en pleno auge en todos los ámbitos del ente. Parece la pura y simple desintegración de la Filosofía, cuando es, en realidad, justamente su acabamiento. Heideggeriana: ENDPHILO

SPIEGEL: Queremos dejar esto claro. ¿Cómo se explica Vd. el surgimiento de tales rumores? ¿Es mala voluntad? HEIDEGGER: Por lo que sé de su origen, creo que así es; pero los motivos de la calumnia son más profundos. La aceptación del rectorado es presumiblemente sólo la ocasión, no la razón determinante. Por ello, la polémica probablemente se reavivará de nuevo cada vez que se ofrezca una ocasión. SPIEGEL: Vd. tuvo también, después de 1933, estudiantes judíos. Su relación con ellos, probablemente no con todos, pero sí con algunos, debe de haber sido cordial. HEIDEGGER: Mi actitud después de 1933 siguió siendo la misma. Una de mis más antiguas y más dotadas estudiantes, Helene Weiss, que más tarde emigró a Escocia, se doctoró en Basilea con un trabajo muy importante sobre Causalidad y azar en la filosofía de Aristóteles, impreso en Basilea en 1942, cuando su doctorado ya no fue posible en la Facultad de aquí. Al final del prefacio la autora escribe: “El ensayo de interpretación fenomenológica, cuya primera parte presentamos aquí, ha sido posible gracias a las interpretaciones inéditas de la filosofía griega de M. Heidegger.” Puede Vd. ver aquí el ejemplar que la autora me envió con una dedicatoria de su puño y letra en abril de 1948. Antes de su muerte en Bruselas visité a la Sra. Weiss varias veces. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: Hemos nombrado ya a Kant, Hegel y Marx como grandes incitadores. Pero también de Leibniz han partido impulsos para el desarrollo de la física moderna y, con ello, para el surgimiento del mundo moderno. Creemos – lo ha dicho antes – que Vd. no cuenta ya hoy con tales efectos. HEIDEGGER: En el sentido de la filosofía, ya no. El papel que la filosofía ha tenido hasta ahora lo han asumido hoy las ciencias. Para esclarecer suficientemente el “efecto” del pensamiento tendríamos que dilucidar más detenidamente qué significan aquí efecto y acción de producir. Sería necesario distinguir cuidadosamente entre ocasión, impulso, fomento, ayuda, impedimento y cooperación. Pero sólo lograremos la dimensión adecuada para estas distinciones cuando hayamos dilucidado suficientemente el principio de razón. La filosofía se disuelve en ciencias particulares: la psicología, la lógica, la politología. SPIEGEL: ¿Y quién ocupa ahora el puesto de la filosofía? HEIDEGGER: La cibernética. SPIEGEL: ¿O la devoción, que se mantiene abierta? HEIDEGGER: Pero eso ya no es filosofía. SPIEGEL: ¿Qué es entonces? HEIDEGGER: Yo lo llamo el otro pensar. SPIEGEL: Vd. lo llama el otro pensar. ¿Podría formularlo un poco más claramente? HEIDEGGER: ¿Ha pensado Vd. en la frase con la que acaba mi conferencia “La cuestión de la técnica”: “Preguntar es la devoción del pensamiento”?. SPIEGEL: Hemos encontrado en el curso sobre Nietzsche una frase iluminadora. Dice Vd.: “Como en el pensamiento filosófico domina la más alta vinculación posible, por ello todos los grandes pensadores piensan lo mismo. Pero este “lo mismo” es tan fundamental y rico que nunca un individuo lo agota, sino que cada uno se vincula a los otros cada vez más rigurosamente”. Sin embargo, precisamente este edificio filosófico parece, en su opinión, haber llegado a su fin. HEIDEGGER: Ha llegado a su fin, pero no ha desaparecido, sino que se hace presente de nuevo en el diálogo. Todo mi trabajo en los cursos y seminarios de los últimos treinta años sólo ha sido, en lo fundamental, interpretación de la filosofía occidental. El retorno a las bases históricas del pensamiento, repensar las cuestiones todavía no cuestionadas desde la filosofía griega, no es disolver la tradición. Pero sí afirmo: el modo de pensar de la metafísica tradicional, que ha acabado con Nietzsche, no ofrece ya posibilidad alguna de experimentar con el pensamiento la era técnica que ahora comienza. Heideggeriana: DerSpiegel

En Hegel, la filosofía griega es interpretada como “bloss objektiv” (pura y simplemente objetiva), lo que es la interpretación moderna y hegeliana de lo que la filosofía griega era verdaderamente. Lo que Hegel quiere decir, en efecto, es que los griegos no han pensado aún lo subjetivo como mediación y como corazón de la objetividad. Al decir, de este modo, algo que corresponde en parte al pensamiento griego, Hegel se bloquea no obstante completamente el acceso al sentido griego del ente, puesto que lo que esta interpretación hegeliana supone es que la filosofía griega no ha llegado a pensar la mediación dialéctica, es decir, no ha pensado la conciencia como llave de la fenomenalización de los fenómenos. Si piensa así – y así piensa – Hegel se cierra definitivamente el paso a la experiencia griega del ente como fenómeno. Heideggeriana: SeminarioThor1969