Si con la tercera forma de las condiciones relativas al surgimiento y a la esencia del nihilismo se alude históricamente a la filosofía de Platón, respecto de la segunda y de la primera tenemos que buscar la figura histórica correspondiente en la filosofía preplatónica. En efecto, podemos encontrar la postulación de una “unidad” para el ente en su totalidad en la doctrina de Parménides: §n to on. Para la primera forma de las condiciones de surgimiento no es posible, en cambio, encontrar un testimonio histórico explícito ya por el hecho de que tiene el carácter de condición fundamental de posibilidad del nihilismo y, por lo tanto, domina a través de toda su historia. Pero dado que esto, en el fondo, es válido respecto de las tres condiciones y éstas, si bien con las correspondientes transformaciones, se hacen valer en toda posición metafísica fundamental, el intento de mostrar una correspondencia de tipo historiográfico con las tres condiciones citadas carece del significado que se le podría haber exigido en un primer momento, especialmente si tenemos en cuenta que la sección A no es más que el preludio de B. Heideggeriana: NiilismoEuropeu
La tendencia de la filosofía actual la hemos caracterizado como “platonismo de los bárbaros” o “platonismo de bárbaros”; bárbaro porque le falta propiamente el suelo del que se nutren las raíces de la filosofía de Platón. Para aquella forma de preguntar [la de Platón], para la forma en que se articula aquel enfoque y para la forma como se plantea la pretensión de conocimiento de ese enfoque [siempre el de Platón], se ha abandonado hace ya mucho tiempo la situación original y nunca podrá volverse a recuperar; motivos, pues, heterogéneos y además motivos no examinados en lo que se refiere a la procedencia u origen que tienen, han logrado encontrar cabida en la filosofía actual. En lo que respecta a lo que aquí nos ocupa, un pasaje característico de Platón sería: Platón, Politeia VI 511 b, c [x]. Lo decisivo acerca de cómo se enfoca el objeto de la filosofía puede verse en ese pasaje. Heideggeriana: GA63
“El mundo verdadero y el mundo aparente”: esta contraposición es reconducida a relaciones de valor. Nietzsche comprende aquí la verdad en el sentido de lo verdadero, del “mundo verdadero”, y la lleva a una contraposición. La fórmula que la expresa, “el mundo verdadero y el mundo aparente”, está puesta a su vez entre comillas, lo que indica que se está ante algo tradicional y generalmente conocido. La contraposición de la que Nietzsche expresa aquí una nueva determinación es la que se da entre lo que es propia y verdaderamente y lo que sólo de manera derivada e impropia puede ser llamado un ente. En esta contraposición de dos mundos – el “mundo verdadero” y el “mundo aparente” – reconocemos la distinción de dos reinos en el interior de lo que es en general de algún modo y que sólo tiene su límite frente a la nada total y vacía. Esta distinción es tan antigua como el pensar occidental acerca del ente. Se vuelve corriente en la medida en que la inicial concepción griega del ente se consolida como algo habitual y comprensible de suyo en el transcurso de la historia occidental que llega hasta nuestro días. En el lenguaje escolar se denomina a esta distinción del ente en total la “doctrina de los dos mundos”. No necesitamos aquí seguir con detalle esta doctrina y sus transformaciones históricas, que se confunden con los estadios principales de la metafísica occidental. Señalaremos, en cambio, los tres puntos siguientes: 1) Esta distinción entre el mundo verdadero y el mundo sensible es la estructura que sostiene, más aún, que previamente da el espacio para algo así como meta-física; pues un meta; (ta physika), un ir más-allá-de, de algo inmediatamente dado hacia algo otro, sólo es posible si éste y aquél son diferenciables, si el ente en su totalidad está atravesado por una distinción de acuerdo con la cual uno está separado del otro en el chorismos. 2) La filosofía de Platón le ha dado a esta “doctrina de los dos mundos” una formulación si se quiere “clásica” para todo el pensamiento occidental. 3) La posición de Nietzsche respecto de esta distinción se basa siempre en una determinada interpretación de esta doctrina del platonismo. Heideggeriana: VontadePoder
Sin embargo, podemos seguir preguntando: ¿Qué es eso que llamamos “árbol”? Con la pregunta formulada ahora llegamos ya a la proximidad del ti estin griego. Es aquella forma del preguntar que desarrollaron Sócrates, Platón y Aristóteles. Preguntan, por ej.: ¿Qué es lo bello? ¿Qué es el conocimiento? ¿Qué es la naturaleza? ¿Qué es el movimiento? Pero ahora debemos observar que en las preguntas recién mencionadas no sólo se busca una delimitación más exacta de lo que es naturaleza, movimiento, belleza, sino que: también al mismo tiempo se da una interpretación de lo que significa el “qué” (“Was”), en qué sentido ha de entenderse el ti. Lo que el qué (Was) significa se lo llama el quid est, ti quid: la quidditas, la Washeit. Sin embargo, la quidditas se la determina de distinta manera en las distintas épocas de la filosofía. Así, por ej., la filosofía de Platón es una peculiar interpretación de lo que significa el ti. Significa, a saber, la idea. Que cuando preguntamos por el ti, por el quid, signifiquemos con ello la “idea”, no es de ningún modo cosa que se comprenda de suyo. Aristóteles da del ti una interpretación distinta de la de Platón. Otra interpretación del ti la da Kant, otra Hegel. Aquello que en el hilo conductor del ti, del quid, del “qué” se pregunta en cada caso, ha de determinarse cada vez de nuevo. De todos modos, vale lo siguiente: cuando en relación con la filosofía preguntamos: ¿Qué es eso?, entonces preguntamos una pregunta originariamente griega. Heideggeriana: QueFilosofia