existenziale Struktur
Junto a las dos determinaciones esenciales de la disposición afectiva que acabamos de explicitar – la apertura de la condición de arrojado y la apertura del estar-en-el-mundo en su totalidad – es necesario considerar una tercera, que contribuye en forma especial a una comprensión más honda de la mundaneidad del mundo. Como ya dijimos antes, el mundo ya previamente abierto deja comparecer al ente intramundano. Esta previa aperturidad del mundo, propia del estar-en, está con-constituida por la disposición afectiva. El dejar comparecer es primariamente circunspectivo, y no un puro sentir o un quedarse mirando fijamente. El dejar comparecer de la ocupación circunspectiva tiene el carácter de un ser concernido [Betroffenwerden], como lo podemos ver ahora más claramente a partir de la disposición afectiva. Desde un punto de vista ontológico, la inservibilidad, resistencia y amenaza de lo a la mano sólo nos pueden concernir porque el estar-en en cuanto tal se halla de tal manera determinado previamente en su ESTRUCTURA EXISTENCIAL que puede ser afectado en esta forma por lo que comparece dentro del mundo. Esta posibilidad de ser afectado se funda en la disposición afectiva y, en cuanto tal, ha abierto el mundo en su carácter, por ejemplo, de amenazante. Sólo lo que está en la disposición afectiva del temor o, correlativamente, de la intrepidez, puede descubrir el ente a la mano del mundo circundante como algo amenazante. El temple de la disposición afectiva es el constitutivo existencial de la apertura del Dasein al mundo. STJR §29
¿,Por qué el comprender penetra siempre hasta las posibilidades, en todas las dimensiones esenciales de lo que en él puede ser abierto? Porque el comprender tiene en sí mismo la ESTRUCTURA EXISTENCIAL que nosotros llamamos el proyecto [Entwurf]. Con igual originariedad, el comprender proyecta el ser del Dasein hacia el por-mor-de y hacia la significatividad en cuanto mundaneidad de su mundo. El carácter proyectivo del comprender constituye la aperturidad del Ahí del estar-en-el-mundo como el Ahí de un poder-ser. El proyecto es la ESTRUCTURA EXISTENCIAL de ser del ámbito en que se mueve el poder-ser fáctico. Y en cuanto arrojado, el Dasein lo está en el modo de ser del proyectar. El proyectar no tiene nada que ver con un comportamiento planificador por medio del cual el Dasein organizara su ser, sino que, en cuanto Dasein, el Dasein ya siempre se ha proyectado, y es proyectante mientras existe. El Dasein, mientras es, ya se ha comprendido y se sigue comprendiendo desde posibilidades. El carácter proyectivo del comprender implica, además, que el comprender no capta lo que él proyecta – las posibilidades – en forma temática. Ese modo de captación priva a lo proyectado precisamente de su carácter de posibilidad, reduciéndolo a la condición de un dato simplemente mentado, mientras que el proyecto, en el proyectar mismo, pro-yecta ante sí la posibilidad en cuanto posibilidad y la hace ser tal. El comprender, en cuanto proyectar, es el modo de ser del Dasein en el que éste es sus posibilidades como posibilidades. STJR §31
Disposición afectiva y comprender caracterizan como existenciales la aperturidad originaria del estar-en-el-mundo. En el modo del temple anímico, el Dasein «ve» posibilidades desde las cuales él es. En la apertura proyectante de estas posibilidades él ya está siempre anímicamente templado. El proyecto del poder-ser más propio está entregado al factum de la condición de arrojado en el Ahí. ¿No se torna más enigmático el ser del Dasein con la explicación de la ESTRUCTURA EXISTENCIAL del ser del Ahí en el sentido del proyecto arrojado? Efectivamente. Es necesario que dejemos salir primero a luz toda la enigmaticidad de este ser, aunque sólo sea para fracasar de un modo genuino en la «solución» y poder así plantear de nuevo la pregunta por el ser del estar-en-el-mundo arrojado y proyectante. STJR §31
El ocupado estar en medio de lo a la mano se da a comprender desde la significatividad abierta en la comprensión del mundo, la condición respectiva que puede tener lo que comparece. Que la circunspección descubre quiere decir que ella interpreta el mundo ya comprendido. Lo a la mano accede explícitamente a la visión comprensora. Todo preparar, ordenar, arreglar, mejorar, completar, se lleva a cabo en tanto que lo circunspectivamente a la mano es explicitado en su para-qué y se hace objeto de un ocuparse que se rige por lo que se ha hecho visible en esta explicitación. Lo que la circunspección explícita en su para-qué, y precisamente en cuanto tal, lo explícitamente comprendido, tiene la estructura de algo en cuanto algo. A la pregunta circunspectiva acerca de lo que sea este determinado ente a la mano, la interpretación circunspectiva responde diciendo: es para… La indicación del para-qué no consiste simplemente en nombrar algo, sino que lo nombrado es comprendido en esta forma: lo que está en cuestión debe ser considerado como tal. Lo abierto en el comprender, lo comprendido, ya es accesible siempre de un modo tal que en él se puede destacar explícitamente su «en cuanto qué». El «en cuanto» expresa la estructura explicitante de lo comprendido; es lo constitutivo de la interpretación. El trato circunspectivo-interpretante con el ente a la mano del mundo circundante, que lo «ve» en cuanto mesa, puerta, coche o puente, no tiene necesidad de exponer también en un enunciado determinativo lo circunspectivamente interpretado. Toda simple visión antepredicativa de lo a la mano ya es en sí misma comprensora-interpretante. ¿Pero no es la carencia de este «en cuanto» lo que constituye la simplicidad de la pura percepción? El ver que tiene lugar en esta visión es siempre comprensor-interpretante. Encierra en sí los respectos remisionales explícitos (del para-qué) que son propios de la totalidad respeccional a partir de la cual queda comprendido lo simplemente compareciente. La articulación de lo comprendido en el acercamiento interpretante del ente en la forma de «algo en cuanto algo» es previa al enunciado temático acerca de él. No es en éste donde surge por vez primera el «en cuanto», sino que en él tan sólo se expresa; lo que no sería posible si no se encontrara allí como expresable. El que a la simple visión le pueda faltar el carácter explícito de un enunciado no autoriza a negarle a esta visión toda interpretación articuladora y, consiguientemente, la estructura del «en cuanto». La simple visión de las cosas inmediatas en el habérselas con ellas comporta de un modo tan originario la estructura de la interpretación que precisamente una aprehensión de algo, por así decirlo, libre de «en cuanto» demanda una cierta readaptación. El nada-más-que-tener-ante-sí una cosa se da en el puro quedarse mirando esa cosa en cuanto ya-no-comprenderla. Esta percepción carente de «en cuanto» es una privación del simple ver comprensor, no más originaria que éste, sino derivada de él. Que el «en cuanto» no esté expresado ónticamente no debe inducir a pasarlo por alto como ESTRUCTURA EXISTENCIAL a priori del comprender. STJR §32
Sin embargo, ver en este círculo un circulus vitiosus y buscar cómo evitarlo, o por lo menos «sentirlo» como imperfección inevitable, significa malcomprender radicalmente el comprender. No se trata de adecuar el comprender y la interpretación a un determinado ideal de conocimiento, que no es sino una variedad del comprender que se ha orientado hacia la legítima empresa de aprehender lo que está-ahí en su esencial incomprensibilidad. Por el contrario, el cumplimiento de las condiciones fundamentales de toda interpretación exige no desconocer de partida las esenciales condiciones de su realización. Lo decisivo no es salir del círculo, sino entrar en él en forma correcta. Este círculo del comprender no es un circuito en el que gire un género cualquiera de conocimientos, sino que es la expresión de la ESTRUCTURA EXISTENCIAL de prioridad del Dasein mismo. No se lo debe rebajar a la condición de un circulus vitiosus, y ni siquiera a la de un círculo vicioso tolerado. En él se encierra una positiva posibilidad del conocimiento más originario, posibilidad que, sin embargo, sólo será asumida de manera auténtica cuando la interpretación haya comprendido que su primera, constante y última tarea consiste en no dejar que el haber previo, la manera previa de ver y la manera de entender previa le sean dados por simples ocurrencias y opiniones populares, sino en asegurarse el carácter científico del tema mediante la elaboración de esa estructura de prioridad a partir de las cosas mismas. Dado que, en virtud de su sentido existencial, el comprender es el poder-ser del Dasein mismo, los supuestos ontológicos del conocimiento histórico trascienden fundamentalmente la idea del rigor de las ciencias más exactas. La matemática no es más rigurosa que la historia, sino tan sólo más estrecha en cuanto al ámbito de los fundamentos existenciales relevantes para ella. STJR §32
Como ESTRUCTURA EXISTENCIAL de la aperturidad del Dasein, el discurso es constitutivo de la existencia del Dasein. Al hablar discursivo le pertenecen las posibilidades del escuchar y del callar. En estos fenómenos se torna enteramente clara la función constitutiva del discurso para la existencialidad de la existencia. En primer lugar, será necesario desentrañar la estructura del discurso en cuanto tal. STJR §34
¿Qué pasa con esta tendencia a la sola percepción? ¿Qué ESTRUCTURA EXISTENCIAL del Dasein se da a conocer en el fenómeno de la curiosidad? STJR §36
¿Qué sucede con la manera previa de ver que ha guiado hasta aquí el procedimiento ontológico? La idea de la existencia ha sido perfilada como un poder-ser comprensor al que le va su ser mismo. Pero, en tanto que cada vez mío, el poder-ser queda libre para la propiedad o impropiedad, o para la indiferencia modal de ellas. Hasta aquí, la interpretación, tomando pie en la cotidianidad media, se ha limitado al análisis del existir indiferente o impropio. Es verdad que por este camino también nos ha sido posible, y hasta necesario, alcanzar una determinación concreta de la existencialidad de la existencia. Sin embargo, la caracterización ontológica de la constitución de la existencia ha adolecido de una falla esencial. Existencia quiere decir poder-ser, pero también, poder-ser propio. Mientras la ESTRUCTURA EXISTENCIAL del poder-ser propio no sea incorporada en la idea de existencia, le faltará originariedad a la manera previa de ver que guía la interpretación existencial. STJR §45
Y así surge la tarea de introducir al Dasein entero en el haber previo. Pero esto significa desarrollar primero, de una vez por todas, la cuestión del poder-estar-entero de este ente. En el Dasein, mientras él es, queda siempre aún algo pendiente que él puede ser y será. Pero a este resto pendiente pertenece el «fin» mismo. El «fin» del estar-en-el-mundo es la muerte. Este fin, perteneciente al poder-ser, es decir, a la existencia, limita y determina la integridad cada vez posible del Dasein. El haber-llegado-a-fin del Dasein en la muerte y, por consiguiente, el estar-entero de este ente, sólo podrá empero ser incorporado en forma fenoménicamente adecuada al examen del posible estar-entero cuando se haya logrado un concepto ontológicamente suficiente, esto es, un concepto existencial, de la muerte. Ahora bien, si hablamos de un modo que sea conforme al Dasein, la muerte sólo es en un existentivo estar vuelto hacia la muerte. La ESTRUCTURA EXISTENCIAL de este estar [o ser] se revela como la constitución ontológica del poder-estar-entero del Dasein. Por consiguiente, el Dasein existente entero se deja introducir en el haber previo existencial. ¿Pero puede el Dasein existir entero también propiamente? ¿Cómo deberá entonces determinarse la propiedad de la existencia si no es con vistas a un existir propio? ¿De dónde tomaremos el criterio para ello? Manifiestamente, el Dasein mismo deberá ofrecernos en su ser la posibilidad y el modo de su existencia propia, si es que ésta no ha de serle ónticamente impuesta ni inventada ontológicamente. Ahora bien, el testimonio de un poder-ser propio lo da la conciencia moral. Al igual que la muerte, este fenómeno del Dasein exige una interpretación genuinamente existencial. Ésta nos llevará a ver que en el querer-tener-conciencia se da un poder-ser propio del Dasein. Pero, esa posibilidad existentiva que es el querer-tener-conciencia, tiende, por su sentido de ser, a determinarse existentivamente por medio del estar vuelto hacia la muerte. STJR §45
La delimitación de la ESTRUCTURA EXISTENCIAL del estar vuelto hacia el fin se ha realizado con vistas a la elaboración de un modo de ser del Dasein en el que éste puede estar entero en cuanto Dasein. El hecho de que también el Dasein cotidiano esté siempre vuelto hacia su fin, es decir, que constante aunque «fugazmente» se confronte con su muerte, muestra que este fin que clausura y determina al estar-entero, no es algo a lo que el Dasein llegue finalmente tan sólo al dejar de vivir. En el Dasein, en cuanto está vuelto hacia su muerte, ya se encuentra siempre incorporado el extremo no-todavía de sí mismo al que todos los demás le están antepuestos. Por eso no es correcta la argumentación formal que a partir del no-todavía del Dasein – interpretado, por lo demás, de un modo ontológicamente inadecuado, como resto pendiente – infiere su falta de integridad. Ni el fenómeno del no-todavía, derivado del anticiparse-a-sí, ni la estructura del cuidado en general, son una instancia contra la posibilidad de un estar-entero del existir; por el contrario, es justamente este anticiparse-a-sí el que hace por primera vez posible semejante estar vuelto hacia el fin. El problema de la posibilidad del estar-entero del ente que somos cada vez nosotros mismos mantiene su legitimidad si el cuidado, como estructura fundamental del Dasein, «está en conexión» con la muerte en cuanto extrema posibilidad de este ente. STJR §52
El concepto existencial de la muerte ya ha sido fijado y consiguientemente también, aquello con lo que debe poder habérselas un modo propio de estar vuelto hacia el fin. También se caracterizó la forma impropia del estar vuelto hacia la muerte, y de este modo quedó negativamente bosquejada la manera como el estar vuelto hacia la muerte en forma propia no puede ser. Con estas indicaciones positivas y negativas será posible proyectar la ESTRUCTURA EXISTENCIAL de un modo propio de estar vuelto hacia la muerte. STJR §53
Esta interpretación existencial está necesariamente lejos de la comprensión común óntica y cotidiana, aun cuando ponga de manifiesto los fundamentos ontológicos de aquello que, dentro de ciertos límites, siempre ha sido comprendido por la interpretación vulgar de la conciencia, y que ésta ha conceptualizado como una «teoría» de la conciencia. De ahí que la interpretación existencial necesite comprobarse mediante una crítica de la interpretación vulgar de la conciencia. Una vez aclarado el fenómeno, podrá establecerse hasta qué punto éste da testimonio de un poder-ser propio del Dasein. A la llamada de la conciencia corresponde la posibilidad de escuchar. La comprensión de la llamada se revela como un querer-tener-conciencia. Pero en este fenómeno tenemos algo que antes buscábamos: el acto existentivo de hacer la elección de un ser-sí-mismo, acto que nosotros llamaremos, de acuerdo con su ESTRUCTURA EXISTENCIAL, la resolución. Con esto queda trazada la articulación de los análisis del presente capítulo: los fundamentos ontológico-existenciales de la conciencia (§ 55); el carácter vocativo de la conciencia (§ 56); la conciencia como llamada del cuidado (§ 57); comprensión de la llamada y culpa (§ 58); la interpretación existencial de la conciencia y la interpretación vulgar de la conciencia (§ 59); la ESTRUCTURA EXISTENCIAL del poder-ser propio atestiguado en la conciencia (§ 60). STJR §54
Pero con esta caracterización de la conciencia sólo se ha esbozado el horizonte fenoménico para el análisis de su ESTRUCTURA EXISTENCIAL. No se compara el fenómeno con una llamada, sino que se lo comprende como discurso desde la aperturidad constitutiva del Dasein. Esta consideración impide desde el comienzo entrar por el camino que inmediatamente se nos ofrece para una interpretación de la conciencia: referirla a una de las facultades del alma – entendimiento, voluntad o sentimiento – o explicarla como producto de una combinación de todas ellas. Ante un fenómeno como el de la conciencia salta a la vista la insuficiencia ontológica y antropológica de una clasificación de las facultades del alma o de los actos personales que se cierne en el vacío . STJR §55
Se echa de menos un contenido «positivo» en lo proclamado por la conciencia, porque se espera una indicación fácilmente utilizable de posibilidades de «acción» que sean disponibles, calculables y seguras. Esta expectativa se funda en el horizonte de interpretación del ocuparse dirigido por la comprensión común, horizonte que fuerza a pensar el existir del Dasein dentro de la idea de un trámite regulable. Tales expectativas, que están parcialmente implícitas en la exigencia de una ética material de los valores, contrapuesta a una ética «solamente» formal, se ven ciertamente defraudadas por la conciencia. Si la llamada de la conciencia no da ese tipo de instrucciones «prácticas», es únicamente porque ella intima al Dasein a la existencia, a su más propio poder-ser-sí-mismo. Con las máximas inequívocamente contabilizables que se echan de menos, la conciencia rehusaría a la existencia nada menos que – la posibilidad de actuar. Pero si la conciencia evidentemente no puede ser «positiva» en este modo de ser, no por eso tiene en él una función «solamente negativa». La llamada no abre nada que pueda ser positivo o negativo en cuanto objeto de ocupación, porque ella atañe a un ser que es en lo ontológico totalmente diferente: a la existencia. En cambio, en sentido existencial, la llamada correctamente entendida ofrece lo «máximamente positivo», vale decir, la posibilidad más propia que el Dasein pueda darse; y lo hace como pre-vocante llamada hacia atrás, como llamada hacia el poder-ser-sí-mismo fáctico. Escuchar propiamente la llamada significa entrar en el actuar fáctico. Sin embargo, la interpretación plenamente suficiente de lo proclamado en la llamada sólo podrá lograrse cuando se saque a luz la ESTRUCTURA EXISTENCIAL de la comprensión de la llamada que escucha en forma propia. STJR §59
§ 60. La ESTRUCTURA EXISTENCIAL del poder-ser propio atestiguado en la conciencia STJR §60
La interpretación existencial de la conciencia está destinada a sacar a luz un testimonio, ínsito en el Dasein mismo, de su poder-ser más propio. La manera cómo la conciencia atestigua no tiene el carácter de una información indiferente, sino que es una intimación prevocante a despertar al ser-culpable. Lo así atestiguado es «agarrado» en el escuchar que sin simulaciones comprende la llamada en el sentido en que ella misma quiere ser comprendida. Sólo la comprensión de la llamada, como modo de ser del Dasein, da a conocer el contenido fenoménico de lo atestiguado en la llamada de la conciencia. Ya hemos caracterizado el comprender propio de la llamada como un querer-tener-conciencia. Este dejar-actuar-en-sí al sí-mismo más propio desde él mismo en su ser-culpable, es el fenómeno de la atestiguación en el Dasein mismo de su poder-ser propio. Será necesario ahora exponer su ESTRUCTURA EXISTENCIAL. Sólo así podremos avanzar hacia la constitución fundamental, abierta en el Dasein mismo, de la propiedad de su existencia. STJR §60
La resolución pone el ser del Ahí en la existencia de su situación. Pero la resolución delimita la ESTRUCTURA EXISTENCIAL del modo propio del poder-ser, atestiguado en la conciencia, del querer-tener-conciencia. En él, hemos reconocido la manera correcta de comprender la llamada. Resulta así absolutamente claro que, cuando la llamada de la conciencia nos intima al poder-ser, no nos propone un ideal vacío de existencia, sino que nos llama a entrar en la situación. Esta positividad existencial de la llamada de la conciencia rectamente comprendida nos hace ver también hasta qué punto la reducción del sentido de la llamada a culpas pasadas o futuras desconoce el carácter aperiente de la conciencia y sólo en apariencias nos da la comprensión concreta de su voz. La interpretación existencial de la comprensión de la llamada como resolución hace ver la conciencia como aquel modo de ser, encerrado en el fondo del Dasein, en el que éste – atestiguando su más propio poder-ser – hace posible para sí mismo su existencia fáctica. STJR §60
La exposición de las posibilidades fácticas existentivas en sus caracteres fundamentales y en sus conexiones, y la interpretación de su ESTRUCTURA EXISTENCIAL, caen en el ámbito de los problemas de la antropología existencial temática. Para el propósito ontológico fundamental de la presente investigación debe bastar la delimitación existencial del modo propio de poder-ser atestiguado en la conciencia por y para el Dasein mismo. STJR §60
De aquí se sigue, para el análisis que tiene en vista el con-qué del trato, la indicación de no centrar el existente estar en medio de lo que es objeto de ocupación en un útil a la mano aislado, sino, más bien, en el todo de útiles. A esta concepción del con-qué del trato nos fuerza también la reflexión sobre el particular carácter de ser del útil a la mano que es la condición respectiva. Entendemos este término en un sentido ontológico. Cuando se dice que algo está en condición respectiva a otra cosa, no se pretende constatar ónticamente un hecho, sino indicar el modo de ser de lo a la mano. El carácter referencial de la condición respectiva da a entender que un útil [aislado] es ontológicamente imposible. Sin duda puede estar a la mano un útil único y «faltar» los otros. Pero, en esto mismo se manifiesta la pertenencia de lo ahora a la mano a otros entes a la mano. El trato de la ocupación puede dejar comparecer circunspectivamente un ente a la mano tan sólo si ya comprende algo así como la condición respectiva en la que algo está siempre referido a otra cosa. El descubriente y circunspectivo estar entre las cosas, propio de la ocupación, es un dejar que las cosas queden en respectividad, es decir, es un proyectar comprensor de una condición respectiva. Si el dejar que las cosas queden en respectividad constituye la ESTRUCTURA EXISTENCIAL del ocuparse, y éste, en cuanto estar en medio de… pertenece a la constitución esencial del cuidado, y si éste, a su vez, se funda en la temporeidad, entonces la condición existencial de la posibilidad del dejar que las cosas queden en respectividad debe ser buscada en un modo de la temporización de la temporeidad. STJR §69